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“Siempre seréis vistos como hijos de vuestros ancestros”

Bernardo Archer Moore

Por Bernardo Archer Moore
Cahuita

Hermano y hermana, jóvenes negros adultos, es muy probable que desconozcas que gran parte de la población nativa se refería a tus antepasados con el adjetivo “negro chumico”, aun vestido de caballero, siempre fue visto como el “negro chumico” (“cultura tica”).

Entonces, para quienes hemos vivido esa experiencia, al ver un comentario del presidente de la república sobre la tala de los bosques del Caribe Sur, decir en resumen que «no quedará para los grandes hoteles de 5 estrellas, ni para los monitos». Lo cual, en un doble sentido, bien podría inferir la citada calificación atribuida a la población negra en el pasado, es nuestro deber NO dejarlo pasar desapercibido.

Tampoco debemos descartarlo como un «desliz freudiano» de una persona tan educada, él sabe muy bien lo que dijo y ciertamente lo decía en serio.

A estos niveles y en un tema tan serio el chiste no existe, es sólo una forma más pálida de decir algo grosero, y callarse para no poner en peligro un posible favor político es dejar las puertas abiertas a cosas peores en el futuro.

Ahora, para aquellos afrocostarricenses mayores que están en los albores de la vejez y desesperadamente entusiasmados con la unidad de los negros en torno a sus objetivos de preponderancia, que no es común a todos nosotros.

En cambio, los invito respetuosamente a levantar la bandera del respeto por los costarricenses negros y nuestras comunidades en todo el sentido de la palabra.

En particular, nuestro derecho a la posesión de tierras ancestrales, los mismos que otorgan las leyes compensatorias por abuso y discriminación racial, así como posesiones centenarias, que son anteriores a la propia constitución política actual.

El botánico que atestiguó la rendición de William Walker

Parque Central de Heredia, en 1909. Foto: Fernando Zamora Salinas

Publicado originalmente en la revista digital europea MEER

Luko Hilje (luko@ice.co.cr)

Con el advenimiento del siglo XX, las necesidades inherentes del desarrollo de la sociedad en todos sus planos, indujeron altos niveles de especialización en las disciplinas propiamente científicas, así como en las tecnologías derivadas de ellas. En el campo de la biología, por ejemplo, surgieron dos grandes ramas, la botánica y la zoología, las cuales a su vez tienen subdivisiones, tales como la anatomía o morfología, la taxonomía y la sistemática, la fisiología, la etología o comportamiento, la genética y la ecología, además del portentoso auge de la biología celular y molecular. Es decir, algo nunca antes atestiguado, y ni siquiera imaginado por los pioneros de la biología, a los que se les denominaba “naturalistas”, y que hoy son una estirpe casi extinta, debido justamente a las crecientes y complejas necesidades de la sociedad actual.

Al respecto, para la escritura del libro Trópico agreste debí investigar acerca de decenas de naturalistas asociados con el muy rico y diverso trópico americano. Y, sin lugar a dudas, la figura cimera fue el alemán Alexander von Humboldt (1769-1859), quien realizó incontables y originales aportes en los campos de la botánica, la zoología, la geología, la vulcanología y la meteorología, al punto de que el célebre naturalista inglés Charles Darwin (1809-1882) lo calificó como el mayor explorador científico de todos los tiempos. Inspirados casi todos por su magna e irrepetible labor, varios naturalistas europeos arribaron a Costa Rica en la segunda mitad del siglo XIX, entre los que sobresalieron el danés Anders S. Oersted, los alemanes Karl Hoffmann y Alexander von Frantzius, y los suizos Henri Pittier, Paul Biolley y Adolphe Tonduz; de hecho, algunos de ellos incluso lo trataron de cerca.

Hago este recuento para patentizar que no era cualquiera el que tenía los rasgos de un naturalista. Ignoro si existe algún libro referido a la caracterología del naturalista. No obstante, de manera general, en él se conjugan la acuciosidad, la obsesión, la dedicación, la compulsión y la perseverancia, así como la disposición al sacrificio, a veces arriesgando su propia vida.

Al respecto, para contextualizar las azarosas y extenuantes faenas de campo de un naturalista, en mi libro acoto lo siguiente: «Cuando uno evoca a los descubridores, exploradores y aventureros, de inmediato acude a la mente la imagen de hombres atrevidos, valientes, corajudos e intrépidos que, respondiendo a algún recóndito impulso interno, no temen enfrentarse a lo desconocido y, más bien, hasta sienten desenfado y placer en adentrarse en mundos colmados de riesgos y peligros, tanto por su agreste naturaleza como por los insólitos hábitos y costumbres de sus pobladores. En el fondo, los envidiamos, pues expresan con sus actos un gesto de independencia pura, quizás atávico, de cuando, como cazador o recolector, el hombre primitivo incursionaba en sitios desconocidos e inseguros con tal de conseguir los alimentos para quienes lo rodeaban». Claro que, en este caso, en vez del sustento para sobrevivir, el impulso corresponde a la sed por el conocimiento, el tenaz y hasta obstinado interés por desentrañar los misterios del mundo natural.

El curioso periplo de Hermann Wendland

Ahora bien, si en la naturaleza los riesgos y los peligros ya de por sí están omnipresentes, ¿para qué exponerse a situaciones conflictivas provocadas por humanos, como las guerras?

Esta fue una pregunta que me hice cuando me enteré de que el botánico alemán Hermann Wendland (1825-1903) hizo herborizaciones entre fines de 1856 e inicios de 1857 en Centroamérica, cuando la guerra contra el poderoso ejército filibustero liderado por William Walker estaba en su apogeo. En efecto, como encargado de los aspectos botánicos de los Jardines Reales de Herrenhausen, el rey Jorge V de Hannover financió una expedición de casi ocho meses para que recolectara plantas en Guatemala, El Salvador y Costa Rica.

Cabe acotar que, por fortuna, él escribió un diario de su periplo, el cual, por iniciativa del botánico australiano John Leslie Dowe, y junto con sus colegas alemanes Marc Appelhans, Christian Bräuchler y Boris Schlumpberger, publicamos en 2022, con el título The botanical expedition of Hermann Wendland in Central America: a nomenclatural study and travel report (revista Boissiera, 73). Posteriormente, por sugerencia de John, lo traduje al español, y juntos publicamos los aspectos de carácter propiamente históricos, en dos entregas, con el título común de Las exploraciones botánicas de Hermann Wendland en Centroamérica (1856-1857); el subtítulo de la primera fue De Guatemala al Valle Central de Costa Rica, y En la región de Sarapiquí, Costa Rica el de la segunda (Revista Comunicación, 32 y 33).

Aunque él no lo dice de manera explícita, es de suponer que efectuó su viaje —iniciado a mediados de noviembre de 1856—, porque en esa época se estaba en invierno en Alemania, cuando la nieve impide el desarrollo de la vegetación, por lo que no había mucho trabajo al aire libre en los Jardines Reales. Además, como uno de sus objetivos era recolectar plantas vivas para dichos predios, retornaría justamente en el verano, en la estación ideal para trasplantarlas o para sembrar sus semillas o partes vegetativas, reproducirlas, etc. Es decir, dar prioridad a las épocas adecuadas para sus planes obvió sus preocupaciones por una guerra sobre la cual posiblemente no se sabía mucho en Alemania. Asimismo, aunque antes pudo haber recabado información con algún alemán residente en Centroamérica, tal vez no le dio importancia o, si lo hizo, ignoró lo que le dijeron y se vino a herborizar.

En realidad, como en los territorios de Guatemala y El Salvador no hubo conflictos bélicos, aunque esos países enviaron tropas a Nicaragua para combatir a Walker, eso no afectó sus labores de recolección allá. De hecho, la única mención al respecto —mientras estaba en El Salvador—, es que «actualmente, debido a la guerra en Nicaragua, cada extraño es confundido con un estadounidense y es honrado con la designación de “yanqui”; este término también es proferido hacia algunos extranjeros de vez en cuando». Algo similar relataría una vez llegado a Costa Rica, al expresar que «por supuesto, los lugareños de inmediato detectan que eres un extraño. Y, como el país está indirectamente en guerra con la civilización y en lucha directa contra las hordas de filibusteros de Walker, en cada extraño ven a un filibustero o a un yanqui —filibustero y yanqui son sinónimos ante los ojos de la multitud—, por lo que nos consideran como tales, y hasta expresan ese término cada vez que nos aproximamos a ellos».

Conviene indicar que él arribó a Costa Rica por Puntarenas el 9 de marzo de 1857. Para entonces se libraban importantes batallas contra el ejército filibustero en el río San Juan, de parte del ejército costarricense, mientras que en tierra los ejércitos centroamericanos aliados combatían a los filibusteros en ciudades como San Jorge, Granada y Rivas. Por tanto, emprender herborizaciones en la región norteña de Costa Rica era muy riesgoso, y sobre todo en Sarapiquí, pues el río homónimo era el que permitía llegar hasta el San Juan.

Una vez en San José, hizo los contactos pertinentes con varios alemanes, incluido el naturalista Hoffmann, y después visitó a von Frantzius, quien residía en Alajuela. Asimismo, aunque efectuó herborizaciones en los alrededores de San José, al igual que en Cartago, el volcán Irazú y Turrialba, anhelaba hacerlo en Sarapiquí, pues tenía muy buenas referencias de la insólita riqueza de orquídeas, palmeras y aroideas —parientes de la muy conocida “mano de tigre”—, que eran los grupos de su mayor interés. Pero, además, tenía una obsesión. En efecto, el botánico polaco Josef von Warszewicz, quien estuvo de paso por Costa Rica en 1848, le había recomendado que buscara en San Miguel —en la ruta de Sarapiquí— la muy hermosa planta que el reputado taxónomo Johan Friedrich Klotzch había bautizado como Warszewiczia pulcherrima, en honor suyo. Así que, ¡cómo no ir a Sarapiquí!

En la región de Sarapiquí

Cuando Wendland empezó a indagar acerca de Sarapiquí con varias personas, todo cuanto recibió fueron comentarios negativos. Se le percibía como una especie de tierra inhóspita, por la absoluta soledad de esos parajes silvestres, las incesantes y torrenciales lluvias, los lodazales, lo intransitable de la única tocha de montaña que había —incluso para las recuas de mulas—, los profundos precipicios en numerosas porciones de la ruta, la abundancia de víboras, jaguares y pumas, así como de furiosos chanchos de monte, que atacan en manada.

Además, ya para sus fines, algún interlocutor mejor informado le advirtió que «encontrarás hermosa vegetación allí. Pero primero debes saber cuán difícil es secar una planta ahí. Tan solo espera, y le darás gracias a Dios de regresar. ¡Esa lluvia! ¡No tienes idea, pues ahí llueve 366 días al año, y los caminos son verdaderos hoyos de barro!». Es decir, resultaba absurdo recolectar abundante y novedoso material vegetal, para que, al fin de cuentas, los especímenes recolectados resultaran imposibles de secar y preservar de manera correcta.

Pero…, ¿y el riesgo de la guerra que ocurría en el río San Juan? Al parecer, nadie le habló de eso, pero no por ignorancia, sino porque los días de Walker estaban contados. En efecto, para entonces —en la segunda mitad de abril—, el ejército costarricense tenía en su poder los cuatro puntos estratégicos del río (San Juan del Norte, La Trinidad, Castillo Viejo y el fuerte de San Carlos), en tanto que los ejércitos centroamericanos aliados con el de Costa Rica habían logrado importantes batallas en tierra firme y pronto cercarían a Walker en Rivas.

Fue así como, al mediodía del 7 de mayo, con muy buenas condiciones climáticas, Wendland partió de la capital a lomo de mula y con dos bestias de carga, con sus enseres personales, así como su equipo y materiales para recolectar plantas. A él se sumaron Gerhard Jäger Balle —un joven alemán que lo había acompañado en varias giras—, y un baquiano, quienes viajaban a pie, lo cual obviamente reducía los costos de la expedición, pero era una verdadera crueldad.

En realidad, contra todos los pronósticos adversos de sus pesimistas informantes, las labores de herborización fueron muy fructíferas, al punto de que tuvo la fortuna de hallar la planta que von Warszewicz le había recomendado buscar. En sus propias palabras: «Poco antes de La Virgen, cuando salí del bosque hacia un prado, en el costado opuesto al bosque pude observar una de las plantas más bellas que he visto, y en espléndida floración. Tan pronto como recolecté suficiente material, caí en cuenta de que se trataba de Warszewiczia pulcherrima, descubierta por el infatigable recolector von Warszewicz, pero yo nunca la había observado en vivo, sino que tan solo había leído su descripción». ¡Qué más pedir!

La vida de Wendland en riesgo

Ahora bien, aunque los episodios peligrosos durante las tres semanas que duró la expedición fueron de menor cuantía, hubo uno en el que la vida de Wendland estuvo en riesgo. Sin embargo, irónicamente, no fue en una temida selva, sino en el puro centro de la ciudad de Heredia, como se relata en detalle en el primero de los artículos que publicamos en español.

De manera resumida, ese jueves 7 de mayo de 1857 fue memorable en la historia patria. En efecto, el jefe filibustero Walker se rindió el viernes 1° de mayo, y el anuncio oficial se hizo al día siguiente, pero la noticia no llegó a la capital sino hasta el jueves por la mañana. ¡Cómo no difundirla! Por tanto, para comunicar la buena nueva a la población, a partir del mediodía hubo abundantes cañonazos, que Wendland y Jäger pudieron escuchar desde Heredia; esto fue así porque la distancia entre ambas ciudades es de apenas 8,4 km en línea recta, además de que en aquella época no había ruidos que pudieran interferir con el sonido de tan estridentes detonaciones.

Como, por disposición del dueño de las mulas, era menester pernoctar en Heredia antes de penetrar en los densos boscajes de Sarapiquí, debieron estacionarse en dicha ciudad por esa noche. Sin embargo, como les fastidiaba estar recluidos en un rancho tosco y maloliente, se fueron a dar un paseo por la ciudad. Empero, pronto ese recreo se convirtió en una tortura.

Efectivamente, para entonces, en medio de una gran algarabía, habían empezado las celebraciones por la rendición de Walker, con el tañido de campanas en las iglesias, una misa solemne en la parroquia, música, juegos pirotécnicos y un desfile por la ciudad. Éste se inició poco después de que una banda musical tocó frente a la casa del alcalde”, que posiblemente estaba al lado del ayuntamiento, localizado en la esquina donde hoy está el fortín —según lo consigna el historiador Carlos Meléndez Chaverri en su libro Añoranzas de Heredia —, es decir, diagonal a la parroquia de la Inmaculada Concepción. ¡Quién le hubiera dicho a Wendland, al salir de Alemania, que sería testigo presencial del día en que el pueblo costarricense se enteró de la muy ansiada rendición de William Walker, que tanta muerte y dolor provocó, en su intento de implantar la esclavitud en nuestra región! Pero no solo fue testigo, sino que a la vez nos legó una descripción bastante minuciosa de esa festiva noche en Heredia, y que no se conocía hasta hace poco tiempo, cuando tradujimos su diario.

No obstante, como sucede a menudo en la vida, todo lo positivo tiene un precio y, en este caso, su providencial presencia esa noche lo tuvo para él.

En efecto, en cierto momento, cuando con Jäger avanzó entre la multitud congregada en el actual Parque Central, al percatarse de su aspecto, algunos lugareños los miraban de manera sospechosa. Para entonces, tras recorrer algunos cuadrantes, el desfile ya retornaba al parque, por su costado sur. Poco después, narra él que «junto con mi compañero, recostados en una columna que había debajo de la terraza de una casa esquinera, diagonal a la iglesia, nos paramos a contemplar el desfile, colmado de los rostros más honorables del mundo. Nos detectaron allí. Un tipo llamó la atención a otro susurrando quedamente la palabra “yanqui”, y poco a poco nos vimos rodeados por un grupo que nos miraba con extrañeza. Tras pensarlo mucho, un joven bien vestido se armó de valor y me abordó, en inglés».

Cabe indicar que el lugar corresponde a la esquina diagonal a la parroquia, por ese sector, donde por muchos años estuvo el restaurante La Floresta, de gratos recuerdos. En realidad, por momentos el interrogatorio se convirtió en acoso, pero al final el grupo de muchachos se alejó en buenos términos, no sin antes cerciorarse su cabecilla del motivo que los había traído hasta Heredia.

Perturbados por lo acontecido, Wendland y Jäger decidieron que era mejor retornar a la covacha que los esperaba —sucia pero segura—, y ya estaban a punto de partir, cuando apareció de nuevo el líder del grupo. Esta vez se comportó de manera gentil, pues les regaló unos pequeños puros —quizás los muy aromáticos chircagres, elaborados con tabaco de San Rafael de Oreamuno, en Cartago—, y los invitó a dar un paseo por el Parque Central.

Sin embargo, lo lamentable estaba por venir, pues mientras ellos departían de manera amistosa, de súbito apareció el profesor de inglés del citado joven, que era un viejo irlandés que había trabajado para la Compañía Accesoria del Tránsito en los tiempos en que esta empresa pertenecía al magnate neoyorquino Cornelius Vanderbilt. Como Walker le había incautado la compañía, para disponer así de sus vapores durante la guerra, el irlandés aborrecía a Walker y a todo lo que se asociara con éste. Al percibir a Wendland y Jäger como filibusteros, narra Wendland que «me hizo las mismas preguntas que su alumno, y pareció tomar mis respuestas de manera tan incrédula como él. Sin embargo, al final me fastidié tanto con su ir y venir de preguntas, que le respondí que no me importaba si creía o no mis respuestas, pero que por favor no insistiera más». Ante esta actitud, el irlandés le espetó: «Si supiera que perteneces a los de Walker, te apuñalaría».

Wendland relata que «fingí no haber escuchado o entendido sus palabras», y le solicitó al joven tico que le abriera espacio entre los curiosos que se habían congregado alrededor, tras lo cual el joven le aclaró a la multitud que ellos no eran filibusteros. Logrado esto, Wendland y Jäger pasearon un rato por la plaza y después se marcharon, tal vez respirando profundo una y otra vez, por haberse librado de morir en manos del airado irlándés.

Después de tan infausto episodio, de seguro que esperaban dormir a placer, ilusionados por empezar a explorar al día siguiente la región de Sarapiquí —ahora quizás menos temible que el enardecido irlandés—, pues esa era la más preciada meta de Wendland desde que partió de Alemania. ¡Y lo lograría con creces, para beneficio de la ciencia!

Polución del medio ambiente hondureño

Por Marlin Oscar Ávila

En la ciudad de San Pedro Sula hay preocupación porque tanta polución enferma el sistema respiratorio de la población.

Ahora, al escuchar los truenos del cielo y ver que cae la primera lluvia en meses de verano, hay alegría.

Se sabe que buena parte de esa polución es producto de la, relativamente, poca industria, existente principalmente azucarera, como la empresa Chumbagua, por su tradicional método de quemar los cañales. Pero se sabe que esos empresarios hacen y deshacen impunemente. Las autoridades correspondientes ven hacia un lado, aunque las secciones pediátricas de los hospitales ya no les quede espacio adónde ubicar tanto infante enfermo.

El gobierno actual está ofreciendo unos ocho hospitales nuevos. Desde luego, que el sector profesional de salud y pueblo en general aplaude tal iniciativa de la presidente Xiomara Castro, esperando que el presupuesto no desaparezca con la magia de los corruptos.

Lo mejor sería no tener que utilizar los hospitales al 100%. Pero como la prevención es casi inexistente, eso viene a ser un sueño.

Los empresarios podrían cooperar con la prevención, como es el caso de los azucareros, sin embargo, lo fácil para el empresario, termina siendo dañino al pueblo.

La poca lluvia que ha caído apenas mojó la superficie del suelo. Para el cultivo que los agricultores están listos a sembrar, como es el frijol, se requiere un poco más de lluvia, aunque no tanta, que arrastre el poco humus, esencial en la siembra.

En tres meses es necesario producir los granos para abastecer la demanda existente. El peor daño que se podría causar a los productores es traer o importar los granos de un país vecino, importación ya se inició.

Tal política de sustitución de la producción por la importación es perjudicial, como se sabe y, para ejemplo, acaba de poner en jaque a varios gobiernos europeos.

Honduras sigue siendo un país agrícola con una industria manufacturera débil. Es por tal razón que debería fomentar más la agricultura, que es donde ha estado su mayor potencial económico, históricamente, sin pretender entrar en lo que aún no tiene mayor competencia.

Nadie niega que la «industria golondrina» o maquila, se posesiono fuertemente por un buen tiempo. Pero más se basa a los bajos salarios que a las capacidades tecnológicas y la infraestructura instalada. Por tal motivo, vuelan de un país a otro, sin un provecho sustancial a la economía local pero sí hizo daño físico a la juventud trabajadora.

Volviendo a la producción de alimentos, los estímulos actuales del gobierno para ello son de mucha ayuda, pero no suficientes.

Muchos están cruzando los dedos porque se anuncia la llegada temprano de muchas tormentas. Es algo que, sí ocurre en demasía, hará daños significativos, así que la Naturaleza tiene amenazada a la población nuevamente, sin esperar a que se instalen las represas programadas.

El país requiere que los niveles de precipitación sean moderados.

Se espera que así suceda, pero sin confiarse y tomar las medidas adecuadas, puesto que hay suficientes experiencias en el enfrentamiento a fuertes fenómenos naturales.

Habrá que mantener el estado de alerta.

Dolarización, una vez más

Fernando Rodríguez Garro
Coordinador Observatorio Económico y Social
Universidad Nacional

Hace poco más de 25 años la propuesta de dolarizar la economía nacional irrumpió con fuerza. Años de lidiar con una inflación persistente, no exageradamente alta, pero sí persistente, fue el contexto perfecto para plantear esa posibilidad. Viví el asunto desde las aulas universitarias como estudiante y puedo dar fe que la discusión fue importante. Contar con una inflación igual o similar a la de Estados Unidos, que en los noventa vivía una época de expansión económica y gran estabilidad macro, era sin duda un argumento muy atractivo para valorar seriamente la opción.

La dolarización de Ecuador en 1999 y la de El Salvador en 2001, además de la larga experiencia con el uso de una moneda ajena como medio circulante de Panamá, aderezaron una discusión que, en el caso de nuestro país, se mantuvo por un tiempo más, aunque con menor intensidad, hasta que la inflación cedió y alcanzó niveles bajos luego de la crisis financiera internacional del 2008-2009. Al morir su principal excusa, la discusión de la dolarización sufrió la suerte del famoso anillo de la obra literaria de Tolkien: cayó en el olvido.

Pero al igual que la famosa argolla de la obra literaria y del cine, la dolarización ha vuelto como propuesta, pero esta vez de la mano de otra excusa, en esta ocasión sus defensores aducen que puede curar nuestros males cambiarios. En una situación compleja como la que viven muchos sectores por la actual revaluación cambiaria y los fuertes vaivenes cambiarios de los últimos dos años, desde el inicio de la guerra en Ucrania y en medio de la reseca post pandémica, la propuesta de dolarización vuelve cual fórmula mágica para devolverle a muchos la estabilidad de sus ingresos en dólares.

Pero no, no es una fórmula mágica y, como cualquier otra decisión de política económica, no está exenta de problemas. Lo primero, la dolarización es optar por amarrarse permanentemente a un tipo de cambio fijo en un esquema sumamente rígido, en el que la autoridad monetaria pierde cualquier posibilidad de incidir sobre esta cotización en el futuro. En una región en la que competimos en muchos mercados con países vecinos con monedas propias, que podrían devaluarlas en caso de escenarios adversos, la dolarización nos podría poner en una posición compleja, y encarecer nuestros productos frente a los de otros países, en un país que ya hoy es caro para vivir.

Segundo, hace 25 años cuando se planteó este tema por primera vez no existía el euro, la economía de China no tenía el tamaño que tiene hoy y los BRICS no se habían organizado como bloque. En un mundo que camina a tener múltiples monedas de reserva y aún gravita en una multipolaridad inestable, ¿por qué escoger el dólar como moneda oficial? ¿Si en el proceso de fortalecimiento de otras monedas como activos de reserva el dólar pierde valor, cómo nos va a afectar eso? Súmele a lo anterior que la Reserva Federal de EEUU ha dicho históricamente que no apoyará, explícitamente, ningún proceso de dolarización.

Tercero, la renuncia a una política monetaria propia no es un tema menor. Sin moneda propia perdemos el instrumental económico en poder del Banco Central, entidad que podría dejar de existir o quedar como una institución de análisis y de recopilación de estadísticas económicas. ¿Es tan grande la ventaja que tendríamos de la estabilidad cambiaria frente a la pérdida de la política monetaria propia, como para dar ese paso? Ni tan siquiera hemos tenido una discusión abierta sobre ese tema como para estar discutiendo ya mismo un proyecto de ley en esa línea. Personalmente sí podría adelantar algo: no veo sentido a cortarnos una pierna porque se nos fracturó un hueso de esta. Deberíamos ser capaces de resolver el problema de lidiar con una moneda propia sobrevalorada, antes de tomar una decisión del calibre de un proceso de dolarización.

Cuarto, la dolarización tiene costos, nosotros no tenemos la historia de Panamá como centro logístico global, ni las remesas de El Salvador, ni los ingresos por petróleo de Ecuador. Para dolarizarnos nos tendremos que endeudar, nuestras reservas actuales no nos dan para respaldar el medio circulante, los activos financieros de corto plazo y los activos a plazo mayor que puedan ser vendidos por medio del mercado bursátil. Todo aquello que se constituya eventualmente en demanda de dinero debe tener un respaldo en dólares. ¿Cuánto nos va a costar ese proceso de transición? ¿Quién va a pagar por él? ¿Será deuda del gobierno central? Y la gran pregunta: ¿endeudarnos para eso se justificará con las ventajas que obtengamos de la dolarización, en contraposición con otros usos que podamos darle a esa deuda pública o a los recursos que pagaremos en intereses?

Finalmente, nuestro país debe perder la mala costumbre de aferrarse a supuestas soluciones fáciles para los problemas más complejos que tenemos. Los problemas complejos requieren soluciones complejas, la dolarización no va a solucionar nada de forma fácil y rápido, mientras más rápido abandonemos ese mito más fácil nos será seguir adelante con los problemas actuales.

Algunos elementos comunes de organizaciones en el camino de la Económica Social Solidaria

Juan Arguedas Chaverri
Agroecológo y Educador Popular

Las comunidades viven desde la abundancia y no desde la pobreza como se les ha hecho creer, abundancia de alimentos, de saberes, de relaciones humanas fraternas, desde la espiritualidad y la esperanza, la ternura y la calidez, todas las personas tenemos algo de estos elementos y ello nos brinda la oportunidad de trabajar de forma conjunta. Es un proceso de “miando y caminando a la vez como los bueyes en un trapiche”, se va aprendiendo haciendo, acompañados de ejercicios de reflexión para hacer las mejoras del caso.

Parto de cuatro experiencias comunitarias que he tenido la oportunidad de conocer y trabajar. Mujeres de Maíz de Nicoya, Mujeres cuidadoras de Semillas criollas de Taimy Talamanca, Comunidades Organizadas para la Agricultura Sostenible y Soberanía Alimentaria de la Comunidad Santiago María El Salvador. Así como La Escuela de Música de San Rafael de Heredia.

 odas estas experiencias tienen un elemento común, que son procesos lidereados por mujeres y que a la vez tienen la capacidad de acercar a los jóvenes al trabajo comunitario.

Todas las experiencias nacen de los intereses y necesidades comunes colectivas y de grupos de mujeres que principalmente quieren mejorar sus ingresos a través de actividades productivas, procesamiento de alimentos, envasado, marcas de identidad y rescate de la cultura e identidad de los pueblos.

Otro elemento en común es que las comunidades se comienzan a organizar de una forma natural, o sea una forma organizativa no formal que siempre se ha dado en las comunidades, asunto que me parece importante, conforme avanza el proceso y las necesidades nuevas las organizaciones valoran si hay formas organizativas legales que les vienen a facilitar el trabajo.

Los procesos organizativos paralelamente van acompañados de procesos de formación, donde todos aprendemos y que las relaciones son horizontales y con protagonismo de la gente, entonces la formación es el tercer elemento común. Luego de este proceso las organizaciones se articulan a otras organizaciones, como por ejemplo plataformas o movimientos campesinos para luchas más grandes que por sí solos no pueden hacer, ahí también valoran la formación política.

La gente se mueve por un marco de principios y valores y por un sueño común, en mi opción la forma organizativa a ello son las cooperativas, que les permite a las comunidades contar con apoyo financiero “capital social “para los fines que se propongan.

Transcender del trabajo grupal al trabajo de equipo es fundamental, de acuerdo a las capacidades y potencial de las personas. Trabajar con los recursos locales (humanos y materiales), sin depender mucho de los recursos externos. Generar procesos organizativos autónomos, donde la gente se empodere, hable y se les quite el miedo ante cualquier cosa y que puedan tomar decisiones.

Referéndum e institucionalidad

Dr. Oscar Aguilar Bulgarelli

Ciertamente en los últimos días han ocurrido una serie de hechos que, casi inesperadamente, han llenado el tintero. Quisiera escribir y hablar sobre ellos de un solo tajo, pero es imposible, habrá que ir de a poco: el discurso del presidente Chaves, su afán de convocar un referéndum que completó con otro desafuero sobre una constituyente, la quiebra de las políticas sociales, la última encuesta del CIEP y por qué de ese resultado, en fin, muchos y variados temas.

Pero empecemos por uno, que puede parecer un poco abstracto para el ciudadano de a pie, como dicen, y que por el contrario lo toca y afecta todos los días y a toda hora, aunque para alguno pase inadvertido debido, aunque suene muy duro, a su ignorancia.

Ese tema es el de la institucionalidad que el presidente Rodrigo Chaves ha traído en la punta de su zapato desde la campaña política, antes del inicio de su malhadada gestión de gobierno cuando, haciendo gestos y poniendo tono de voz como “payasín” de tercera categoría, anunciaba que no iba a permitir que le impusieran limitaciones a su acción, alegando razones como los límites de la constitución, la ley y la institucionalidad.

Muchos advertimos que venía el lobo o ¨el coyote de la misma loma¨ como los llamo en mi libro pero miles de votantes, irresponsables o indiferentes, se quedaron en sus casas y no fueron a votar, y así permitieron que una minoría atraídos por la flauta demagógica y populista de un Hamelin criollo, le dieran su voto minoritario sin percatarse que tiraban el país al mar de la incertidumbre política, económica, social e institucional. Han transcurridos dos años desde que Chaves asumió el Poder Ejecutivo con su improvisado grupo de gobierno (imposible llamarlo equipo), durante los cuales con una arrogancia que raya en burda malacrianza, ha atentado y pretendido violar la Constitución y las leyes, a las cuales ha dirigido sus ataques con la mordacidad de su lenguaje y gestos histriónicos en conferencias de prensa. Agrede el ordenamiento jurídico nacional, que es el fundamento de nuestra institucionalidad, y con ello se lanza contra la división de poderes, la Contraloría General de la República, la Fiscalía, la prensa y contra todo aquel que se atreve a cuestionar su voluntad, incluyendo en su maniqueo proceder, a casi la mitad de su “grupo de gobierno”.

Todo ello y más constituye un ataque sistemático a nuestra institucionalidad, de la que se burla constantemente hasta con gestos y muecas irrespetuosas, como cuando imita lo que podrían decir personas como la Contralora General o el Presidente de la Asamblea Legislativa, al decir NO a sus deseos autoritarios o bien tratar de “cajita de leche” la sede de la Asamblea Legislativa, mientras azuzaba a un par de cientos de fanáticos troleros que lo esperaban a la salida después de su discurso del 2 de mayo en un acto ilegal, pues por más presidente de la República que sea, para organizar aquel acto en vía pública debió contar con permisos de Seguridad Pública, Salud y Municipalidad y a los tres entes los ignoró con olímpica altanería.

Por ello, me pregunto si el común de la gente, ese pueblo que diariamente debe salir a su trabajo, a estudiar, a sus empresas grandes o pequeñas, o al surco del agricultor cada día más agraviado y arruinado, sabe realmente lo que es la institucionalidad, la gravedad que encierran esos ataques desde el Poder Ejecutivo e, impensable, desde la misma Asamblea Legislativa. Pensando en eso, m permito transcribir unos párrafos del libro de Alex Solís Fallas titulado “Política del Miedo y Desencanto Ciudadano” que, en forma muy sencilla, sintetiza una explicación de lo que es la institucionalidad:

–           “La Constitución Política define y organiza a Costa Rica como un Estado Democrático y Social de Derecho. ¿Qué significa tan sonora expresión? Significa que el Estado debe consagrarse, día a día, a la tutela de las personas, de la libertad y SUS DERECHOS FUNDAMENTALES; que el Estado es hecho para el ser humano y no el ser humano para el Estado; que la CONSTITUCION ES UNA GARANTIA DE LA LIBERTAD y no un instrumento de dominación de unos pocos sobre muchos. En suma, significa que nuestro país NO SE PUEDE GOBERNAR PARA CUALQUIER FIN, NI DE CUALQUIER FORMA y que siempre se sabe, por razones de seguridad jurídica y transparencia política, QUIEN PUEDE HACER Y COMO.

–           En nuestro sistema no se ha dejado nada al azar, NI PARA SER RESUELTO LIBREMENTE DESDE EL PODER. Como sociedad hemos comprendido que en la base de todo ejercicio de poder se encuentran contenidos los gérmenes de su propia degeneración y que, como constata la historia de la humanidad, cuando el poder no está LIMITADO Y CONTROLADO, FÁCILMENTE SE PUEDE TRANSFORMAR EM UNA MAQUINA MASIVA DE DESTRUCCION…” (Las mayúsculas no son del original. Solís F. Alex. 2012. P.20)

Precisamente, la Constitución, el estado social de derecho y nuestro marco institucional en general, incomoda a las mentes autócratas porque los limita y enmarca su ambición de poder, razón por la cual a su gusto, sabor y costumbre. buscan las vías y formas que sean necesarias para saltarlas y violarlas.

Así, por ejemplo, la Ministro de Planificación Nacional Laura Fernández, se atrevió a decir que nuestras leyes eran viejas y si se quiere pasadas de moda para nuestra época, “pues tenían 60 y 70 o más años, donde -según dijo ella- la realidad nacional era otra… y el problema es el estado de derecho que obliga a las instituciones públicas a hacer lo que la ley dice” (Radio Columbia. 30 de abril 2024)

Por supuesto, así debe ser, aunque les incomode a los jerarcas con aires de todo poderosos. ¿Pero qué tan ¨viejas¨ son esas leyes que tanto les estorban?, veamos algunos ejemplos: Ley de Administración Pública (1978), Ley de la Contraloría General de la República (1994), Ley de Administración Financiera (2001) y Ley Contra la Corrupción (2004), hasta la misma Ley de Referéndum que tanto les atrae, es del año 2006, y además, han sido reformadas y actualizadas muchas veces. Por lo tanto, podemos entrar a discutir que es viejo y que es reciente en el Estado de Derecho de un país, pero cómo se puede ver, la ley más “viejita” tiene 46 años y la más reciente tan solo diez y ocho, muy lejos de los cálculos gerontológicos de una ministro, que falla en estos temas al igual que su Superior.

Otro que se mandó a decir otra de esas “corrongueras” gubernamentales contra la institucionalidad fue, coloquialmente hablando, el infumable ministro de Hacienda Nogui Acosta quien, al ser cuestionado por las rebajas al Ministerio de Educación y no presupuestar el 8 por ciento del PIB que exige la Constitución y asignar solo un 5.5, dijo que al no tener dinero la hacienda pública, lo que diga la Constitución Política “no es más que una aspiración”, con esa cabecita al frente de ese ministerio ¡ estamos jodidos!

El periodista, falto de información y agilidad mental, como casi siempre, no le cuestionó semejante y peligrosa afirmación. Bien pudo decirle que mientras no hay fondos para cumplir el mandato de la Constitución y las leyes, si lo hay para regalar 30.000 millones a cuatro empresas arroceras de financistas políticos, o no ha hecho nada para evitar la fuga de billones de colones al año por los evasores de impuestos denunciados inicialmente por el propio Rodrigo Chaves, cuando fue ministro de Hacienda y que también hoy prefiere ver para otro lado; aún más vergonzoso, se hace de la vista gorda para no tramitar la legislación necesaria qué cambie los intereses y pagos de la deuda interna, cuyos poseedores públicos y privados, se chupan la riqueza de nuestro país como si fueran sanguijuelas.

Dentro de esa maniquea forma de proceder y actuar (me resisto a utilizar la palabra pensar) ahora al presidente Chaves y algunos de los iluminados que lo rodean, se les ha ocurrido proponer la celebración de un referéndum. No tengo nada contra esa figura institucional, creada y protegida por nuestras leyes, que promueve la democracia participativa que he defendido y auspiciado toda mi vida. En lo que no estoy de acuerdo es, precisamente, en su manipulación maniquea; Chaves y sus acólitos zapoteños lo plantean como una lucha entre el poder ejecutivo y el pueblo contra la institucionalidad, arrogándose su representación indebidamente, pues el presidente no es soberano, ni tiene soberanía alguna y puede, en su arrogancia, hasta caer en el delito que señala el artículo 3 de la Constitución Política, sobre aquel que se atreve a arrogarse la soberanía que solo reside en la Nación: traición a la Patria. La posición del presidente es la típica del aspirante a autócrata, que crea odios y caos para buscar el apoyo del pueblo a través de un populismo rampante y la utilización de la posverdad…o sea la mentira disfrazada.

Prácticamente todos los temas que el presidente Chaves ha planteado hasta ahora como posible agenda de un referéndum, es para reformar leyes que faciliten la adquisición de bienes y servicios con menos controles y sin debidos procesos licitatorios, o la eliminación de órganos desconcentrados en los Ministerios de Energía, Cultura, Agricultura y el MOPT para concentrar funciones técnicas en los ministros, que son funcionarios políticos obedientes servidores del autócrata de turno.

Por lo tanto, no creo en la sinceridad del llamado chavista a un referéndum, él bien sabe que las condiciones de legalidad y tiempo se lo impiden. Pero, ahí viene la pesca de incautos; es para hacerlos creer que la institucionalidad en el pasado estuvo en manos de corruptos y culpables de todos los males, no lo dejan hacer los “cambios y tomas las rutas” que él desea. Por lo tanto, de acuerdo con su verborrea populista, polariza a los costarricenses y miente descaradamente, típica estrategia populista puesta en práctica igual por el otro Chávez y Maduro, Bolsonaro o Trump, u Ortega o Sánchez en España, para poner ejemplos de todos colores, pero todos nefastos para sus países. ¿Es eso lo que queremos?

El atentado contra nuestra institucionalidad no termina con la alocada propuesta de un referéndum sin pies ni cabeza. En una entrevista por Canal 36, el presidente Chaves se atrevió a decir que lo ideal sería convocar una Asamblea Constituyente que modernizara nuestra viejita Carta Magna y que le gustaría ser asesor de esa Asamblea; y que para ello necesita que los poderes Ejecutivo y Legislativo piensen igual, por eso en las elecciones del 2026 requiere tener mayoría en la Asamblea. ¡Apague y vámonos!, exactamente eso hicieron Chávez el Venezolano y Ortega en Nicaragua y por ese camino va su admirado amigo Bukele en El Salvador.

Vale que el artículo 196 constitucional es muy claro, la convocatoria la hace la Asamblea Legislativa por votación calificada de 38 votos y no el presidente que tampoco puede auto nombrarse asesor…ah, pero si no se despierta este pueblo, y 1de nuevo una minoría los agarra dormidos, pensando siempre solo en los balones de futbol y silicona, a esta democracia se la lleva candanga.

Tengamos cuidado, pues como bien dijo la diputada española Cayetana Álvarez,

” El populista es el “burro de Troya” de la democracia (y digo burro, porque no vamos a ennoblecerlo con lo del caballo). El burro de Troya de la democracia, que se aprovecha de la ignorancia, además, se disfraza de demócrata para reventar la democracia desde el interior. Convoca a elecciones, sí, pero hace trampas, manipula el censo y las encuestas, compra votos, una ayudita por aquí, un subsidio por allá; hace campaña a favor de sí mismo o de su marioneta, aunque la ley lo prohíba y sobre todo utiliza los recursos del estado, es decir los de todos, para sabotear a sus adversarios. El populista tolera que haya algo llamado oposición, algo llamado Congreso, algo llamado Poder Judicial, pero luego los acosa, los doblega y los anula…”

Cuidado costarricenses, que más de un burro de Troya pulula por nuestro ambiente buscando otro taxi político, para ver como acaba con nuestra democracia. Bien dice el dicho que “rebuznos de burro no llegan al cielo”, pero si seguimos creyendo que vivimos en el edén democrático y no nos avispamos, solo La Negrita podrá salvarnos… si Dios quiere.

Don Pepe y la Multipolaridad

Mauricio Ramírez Núñez
Académico

Mauricio Ramírez Núñez.

En la historia reciente de Costa Rica, pocas figuras han dejado una marca tan indeleble como José Figueres Ferrer, «Don Pepe”, como de cariño se le dice. Su legado no solo reside en su papel decisivo en la abolición del ejército tras la guerra civil de 1948 y la fundación de la Segunda República, sino también, en la configuración de una política exterior valiente y visionaria que ha permitido al país mantener relaciones constructivas con diversas naciones, independientemente de su alineamiento con las grandes potencias, y en medio de aquella compleja coyuntura conocida como la Guerra Fría. Don Pepe se caracterizó por tener, sin lugar a dudas, una visión política adelantada a su época.

Don Pepe entendió que la verdadera independencia y el desarrollo soberano de una nación pequeña como Costa Rica, dependían de su capacidad para mantener una política exterior flexible y pragmática. Este enfoque se centraba en establecer y mantener relaciones diplomáticas y comerciales con una amplia gama de países, evitando así caer en la trampa de las alianzas exclusivas o los juegos de poder y amenazas impuestas por las grandes potencias de aquel momento.

El caso más emblemático y sobresaliente de esto que menciono fue el establecimiento de relaciones diplomáticas con la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) en el año 1972, durante su tercer mandato. Don Pepe, como estadista y líder audaz, demostró una valentía notable al desafiar las tensiones de la Guerra Fría, esta postura no solo fue un acto de coraje, sino, asimismo, de astucia política y visión de largo plazo, lejos del calor de la coyuntura en un período dominado por la confrontación ideológica entre Estados Unidos y la Unión Soviética.

El 24 de enero de 1972, San José recibió al Embajador Soviético, Vladimir Kazimirov, recientemente fallecido por cierto, marcando la apertura de la primera embajada de la URSS en territorio centroamericano. Este evento histórico y revolucionario, si se quiere, simbolizó un cambio significativo en la política exterior de Costa Rica y reflejó la convicción de Don Pepe de que el diálogo y la cooperación internacional eran esenciales, incluso con naciones de sistemas políticos radicalmente diferentes al costarricense. Por su parte, nuestro primer embajador en la URSS fue el señor Fernando Berrocal, quien tuvo el honor y la responsabilidad histórica de echar a andar las relaciones de nuestro país con Moscú en tierras soviéticas.

Además, Don Pepe no se limitó a establecer vínculos con la Unión Soviética. Su administración extendió relaciones diplomáticas a otros ocho países de la órbita socialista, reafirmando su compromiso con una política exterior inclusiva y plural. Esta postura no solo diversificó las alianzas internacionales de Costa Rica, sino que también mostró al mundo la independencia y soberanía de la nación en la arena global. La valentía de Don Pepe en estos actos continúa siendo un testimonio de su liderazgo visionario y su capacidad para navegar en medio de complejas dinámicas internacionales en pos del beneficio de su país.

Hoy, el mundo parece estar viviendo una nueva Guerra Fría 2.0. La actual contradicción ha dejado de ser ideológica para convertirse en geopolítica y comercial. En este escenario, el bloque globalista liderado por el Occidente colectivo y caracterizado por un enfoque unipolar, con Estados Unidos y la OTAN a la cabeza, se enfrenta a una visión multipolar del mundo. En esta visión alternativa, Rusia, China, India y otros países están adquiriendo un papel cada vez más prominente a diversos niveles, desafiando el liderazgo occidental en todos los planos. Estos actores se atreven a proponer un orden internacional alternativo, donde su amplia participación se convierta en un elemento clave para la construcción de dicho orden.

Esta realidad geopolítica en el contexto de la política exterior costarricense actual, implica en primer lugar retomar nuestra postura estratégica de neutralidad, promulgada el 15 de septiembre de 1983 por el presidente Luis Alberto Monge Álvarez. En segundo lugar, conlleva la capacidad de relacionarse y cooperar con múltiples actores en el escenario internacional. Esta estrategia no solo diversifica las opciones de cooperación económica y desarrollo del país, sino que minimiza la dependencia de cualquier potencia en particular, brindándonos un mayor margen de maniobra en todos los sentidos.

En un mundo cada vez más interconectado y lleno de tensiones geopolíticas, la habilidad de maniobrar entre diferentes polos de poder se convierte en un activo invaluable para una nación pequeña y sin ejército como Costa Rica. Alinear nuestra política exterior exclusivamente con una sola potencia sería el peor error histórico que podríamos cometer. Costa Rica ha ejemplificado este enfoque a través de su historia reciente, manteniendo relaciones diplomáticas y comerciales con países de todos los continentes, incluidos aquellos con sistemas políticos y económicos muy diferentes. Por ejemplo, Costa Rica ha sabido balancear sus relaciones con Estados Unidos, una potencia histórica en la región, mientras fortalece lazos con países emergentes como China y Emiratos Árabes, y al mismo tiempo, mantiene vínculos estrechos con naciones europeas y latinoamericanas en el marco de una diplomacia basada en el respeto mutuo y la cooperación.

El Pragmatismo en la Política Exterior de hoy es la clave

El pragmatismo ha sido otro pilar de la política exterior costarricense heredada de aquella amplia visión de Don Pepe. Este enfoque implica tomar decisiones basadas en el interés nacional y en las oportunidades concretas de desarrollo, en lugar de seguir ciegamente ideologías o alineamientos geopolíticos. Así, Costa Rica ha sido capaz de sortear las dificultades y aprovechar las oportunidades que surgen de su posición estratégica y de su reputación como un país pacífico y estable.

Un ejemplo reciente de este pragmatismo es la incorporación de Costa Rica a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Este paso no solo ha abierto nuevas oportunidades de inversión y cooperación internacional, sino que ha reforzado el compromiso del país con la transparencia y las buenas prácticas en la administración pública y la economía.

El enfoque “no alineado” que Don Pepe implementó en su momento es una estrategia que podríamos retomar en el actual contexto de confrontación geopolítica y ante las puertas de un nuevo orden multipolar. En un mundo donde Asia se ha convertido en el epicentro de los negocios, la innovación y el futuro, y donde surgen nuevas formas de integración económica con un potencial enorme, este enfoque ofrece oportunidades significativas para Costa Rica y todos los países del sur global.

Económicamente, la visión pragmática de Don Pepe de las relaciones internacionales ha permitido a Costa Rica diversificar sus mercados y atraer inversiones de diversas fuentes. Políticamente, ha otorgado al país un grado de independencia que le permite tomar decisiones soberanas sin la presión de alinearse con una potencia dominante. Diplomáticamente, ha consolidado la imagen de Costa Rica como un actor confiable y respetado en la arena internacional.

La historia de Costa Rica y su política exterior es un testimonio de cómo una visión política clara y una estrategia pragmática pueden abrir posibilidades y construir un futuro próspero, sin que ello implique entrar en contradicción con nuestros principios, como muchos erróneamente argumentan. Siguiendo los pasos de Don Pepe, Costa Rica ha demostrado que es posible estar bien relacionados con todos los actores internacionales, sin caer en los juegos de poder de las grandes potencias. Este enfoque ha contribuido al desarrollo y la estabilidad del país, así como ha convertido a Costa Rica en un ejemplo a seguir en materia de política internacional contemporánea.

Ante la coyuntura actual de esta nueva Guerra Fría 2.0, surgen dos preguntas cruciales: ¿cómo actuaría Don Pepe en este escenario? y ¿cómo actuarán quienes dicen ser los herederos de su pensamiento y práctica política?

El fin de la Guerra Fría y la decadencia de Occidente (IV-IV)

Gilberto Lopes
San José, 6 mayo de 2024

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III – Las relaciones con la OTAN

  1. La unificación alemana y las ambiciones de Washington
  2. La perestroika y los ajustes económicos en la URSS
  3. Las negociaciones sobre la OTAN
  4. Las exigencias de la URSS
  5. ¿Promesas rotas? Un nuevo orden mundial

La unificación alemana y las ambiciones de Washington

En la República Democrática Alemana (RDA), la situación económica y política seguía deteriorándose. En los dos últimos meses de 1985, el precio del petróleo, en los mercados internacionales, se había desplomado. El petróleo refinado era su principal producto de exportación. Lo producía la RDA a partir del crudo que le suministraba la URSS, a precios subsidiados. En 1985 exportó 2,5 mil millones de Volutamarks (VM), cifra que bajó a mil millones en 1986 y a 900 millones, el año siguiente.

La austeridad parecía la única manera de evitar la insolvencia del Estado. Si el país quería mantener abierto el flujo de capitales debía duplicar sus exportaciones, mientras la importaciones se mantenían constantes. Para eso tendrían que aplicar reformas económicas, incluyendo el aumento de precios, la eliminación de subsidios, el cierre de empresas y el desempleo. El secretario general del partido y presidente de la RDA, Erick Honecker, se resistía, sin embargo, a reducir las prestaciones del sistema social alemán.

La deuda con Occidente había crecido de dos mil millones de VM, en 1970, a 49 mil millones en 1989, lo que dejaba el país completamente dependiente del capital occidental. 65% de los gastos eran financiados por créditos. En 1990, solo para mantener la deuda estable, habría que reducir el consumo entre un 25% y un 30% y lograr un superávit comercial de dos mil millones de VM.

La RDA solo podría sobrevivir con los préstamos de su rival, la RFA, a menos que lograra apoyo de la URSS. El 1 de noviembre de 1989, Egon Krenz, que había sustituido a Erich Honecker al frente del Estado y del partido en octubre, viaja a Moscú para reunirse con Gorbachov. Dicen que el líder soviético se mostró sorprendido por la gravedad de la situación económica de la RDA, pero reiteró que no podían suministrarle nada más allá de lo contemplado en el plan quinquenal 86-90.

El 4 de noviembre, cerca de medio millón de personas se reunió en la Alexander Platz, en Berlín, exigiendo reformas. Era la víspera de la caída del muro. Alexander Schalk, director de la Sección de Coordinación Comercial de la RDA, viaja a Bonn para reunirse con el ministro federal de Asuntos Especiales, Rudolf Seiters, y Wolfgang Schauble, ministro del Interior. Informado del resultado de la reunión, el canciller Kohl decidió poner condiciones a Krenz: exigía una fecha para elecciones, con participación política de la oposición, a cambio de apoyo financiero. Los recursos de la RFA solo fluirán si la RDA creaba condiciones de mercado para la economía y la abría a la actividad privada.

En diciembre, un mes después de la caída del muro, Krenz es sustituido por el secretario del partido en Dresden, Hans Modrow. Kohl llega a Dresden el 19 de diciembre para reunirse con Modrow: vuelve a plantear que una ley asegurando elecciones libres y un marco legal para proteger las inversiones extranjeras en la RDA eran requisitos indispensables para la ayuda. Modrow adelanta las elecciones, previstas inicialmente para mayo, para el 18 de marzo de 1990, y pide a los alemanes occidentales un nuevo préstamo, de 15 mil millones de DM.

Las elecciones le dan el triunfo a la opositora “Alianza por Alemania”, con 48% de los votos, y el líder de la Unión Demócrata Cristiana (CDU) de Alemania del este, Lothar de Maizière, se transforma en el nuevo primer ministro.

El 6 de febrero Kohl había anunciado su intención de iniciar inmediatamente negociaciones para unificar la moneda de las dos Alemanias. El proceso de unificación se acelera, pero una Alemania unida era vista con desconfianza, tanto por la primera ministra británica, Margaret Thatcher, como al presidente francés, François Mitterand. Al norteamericano George Bush, sin embargo, no le parecía preocupar. Al contrario, Estados Unidos trata de consolidarla. Alemania era el soporte de su presencia en Europa, por lo que incorporarla unificada a la OTAN era de vital importancia para Washington.

La perestroika y los ajustes económicos en la URSS

La economía de la URSS estaba también en caída libre. En la primera mitad de 1987 Gorbachov había transformado la perestroika en una campaña de reforma radical. Se trataba de cambiar la coerción administrativa del Estado por la coerción económica del mercado. La idea era que las ganancias privadas (de las empresas públicas), las quiebras, la desigualdad salarial y la movilidad laboral, pasaran a ser parte de las reglas económicas.

Hay quienes estiman que aquí empezó el abandono del socialismo, una idea que no comparto. Sobre eso quisiera señalar que, desde mi perspectiva, el aspecto clave –la propiedad– seguía siendo del Estado.

Pero los dirigentes soviéticos no habían podido, en cuatro años, detener el deterioro de su economía. La reforma del sistema de precios, esencial para la perestroika, se reveló políticamente imposible. La liberalización de precios y el desempleo no ocurrieron realmente hasta la llegada de Boris Yeltsin al poder, en Rusia, en 1992.

Gorbachov se preguntaba cuál sería la salida: ¿el aumento de precios? Sus vastos recursos naturales le habían permitido evitar la dependencia del capital occidental. Pero el colapso de los precios del petróleo en 1985-86 y las reformas económicas de los primeros años de la perestroika habían deteriorado la balanza de pagos.

En abril de 1990, el presidente del banco de comercio exterior ruso, Yuri Moskovskii, advierte a Gorbachov de la dificultad de obtener nuevos recursos frescos, ante una creciente actitud negativa de los prestamistas extranjeros. El problema no era tanto el monto de la deuda, como su ritmo de crecimiento: había pasado de 16 mil millones de dólares, en 1985, a 40 mil millones, en 1989.

La experiencia de diversos países, en los años 80’s (como México, Brasil y otros latinoamericanos, así como Polonia y Yugoslavia), mostraba que posponer el pago de la deuda tenía consecuencias económicas y políticas adversas. Pero renegociar la deuda no estaba en los planes de los soviéticos, pues los dejaría en manos del FMI.

Las negociaciones sobre la OTAN

El 14 de mayo de 1990 los líderes soviéticos se reúnen con enviados de la RFA, para discutir su situación económica. El gobierno alemán afirma que el apoyo financiero solo vendrá si es parte de un paquete que incluya una solución para el “problema alemán”: la unificación del país, su incorporación a la OTAN y la retirada de las tropas soviéticas.

Cuando el Secretario de Estado James Baker llegó a Moscú, a mediados de mayo, le dice a Gorbachov que la OTAN ya no sería una amenaza para la URSS porque se transformaría, de una organización militar, en una de carácter político, que no se ampliaría a Alemania del este. Le presenta una lista de nueve reformas en este sentido. En la medida en que el Pacto de Varsovia se deshace, los países que lo integraban, incluida la URSS, son invitados a enviar una representación diplomática a la sede de la OTAN, en Bruselas.

Estados Unidos analizaba la posibilidad de otorgar los 20 mil millones de dólares que pedía la URSS para que sus tropas abandonaran Europa central y permitiera a Alemania incorporarse a la OTAN. Pero la oferta de Baker no era la única sobre el tema en Washington. Bent Scrowcroft, Consejero de Seguridad Nacional de George Bush, le escribe un memorándum, el 29 de mayo. Le asegura que la asistencia económica es una forma directa y expedita de asegurar la victoria de Occidente en la Guerra Fría, que se trata de una opción estratégica lograr la unificación de Alemania en la OTAN y la retirada de los militares soviéticos de Europa del este. Si Gorbachov está dispuesto a aceptar estos términos, la asistencia financiera podía definir el armisticio de la Guerra Fría a nuestro favor, afirma. Desde su punto de vista, los cambios que estaban ocurriendo serían irrelevantes, si Estados Unidos no lograba perpetuar su propio poder en el continente.

Las exigencias de la URSS

La unión monetaria alemana estaba prevista para el 1 de junio, lo que significaba que el costo de mantener las tropas soviéticas en Alemania se dispararía. Habría que pagarlo ahora en marcos alemanes y no en la devaluada moneda de la RDA. De los seis millones de toneladas de petróleo que le costaba, pasaría a 17 millones, si nada cambiaba. Eso era mucho más de lo que la URSS suministraba a toda la RDA.

Quedaba pendiente la reacción de Rusia. Dónde se ubicaría esa Alemania: ¿en la OTAN?, ¿en el Pacto de Varsovia?, ¿sería neutral? Para Gorbachov era clave mantener Alemania fuera de la OTAN. La URSS todavía mantenía 380 mil soldados en Alemania. La Guerra Fría no podía terminar sin resolver esta cuestión. Nadie debía esperar que la Alemania unificada ingresara a la OTAN, dijo Gorbachov. La presencia de nuestras fuerzas no lo permitiría. Nosotros podemos retirarla, si Estados Unidos hace los mismo.

El Kremlin exigió que la RFA asumiera los compromisos de la RDA con la URSS. Era una demanda compatible con la estrategia de Kohl, que estaba dispuesto a resolver estos problemas con los recursos financieros alemanes. Cuando Gorbachov se reunió con el canciller alemán, el 15 de julio, este le pidió un plan para el retiro de las tropas soviéticas del país y el acuerdo para la incorporación de Alemania a la OTAN. Le dice que si la URSS le garantizaba a Alemania su completa soberanía, estaba dispuesto a financiar la retirada de las tropas y firmar un amplio tratado de cooperación. Si decidían aceptar la unidad de Alemania, los alemanes les ayudarían a mantener su economía a flote.

A finales de agosto se sentaron a negociar esa ayuda. Los soviéticos pidieron 20 mil millones de marcos y Kohl ofreció ocho. Luego subió a doce su oferta y, finalmente, a quince. Gorbachov aceptó la incorporación de Alemania a la OTAN, pero exigió que no se extendiera a Alemania oriental mientras las tropas rusas estuvieran allí, lo que podría durar aun de tres o cuatro años, de acuerdo con los derechos de ocupación derivados de la II Guerra Mundial.

El 12 de septiembre, las potencia ocupantes de Alemania firmaron en Moscú el acuerdo de renuncia de esos derechos. El 3 de octubre de 1990, Kohl celebró, en la Puerta de Brandemburgo, la absorción de la RDA por la RFA. Un mes después, en el aniversario de la caída del muro de Berlín, Gorbachov y Kohl firmaban un acuerdo para la retirada de las tropas soviéticas de Alemania, en tres años.

¿Promesas rotas? Un nuevo orden mundial

El debate sobre el cumplimiento de los compromisos asumidos por Estados Unidos y Alemania con la Unión Soviética en las negociaciones de 1990 sobre la ampliación de la OTAN hacia el este ha ganado renovada actualidad gracias al conflicto de Ucrania.

En noviembre de 1990, uno año después de la caída del muro de Berlín, los países miembros de la Conferencia sobre Seguridad y Cooperación en Europa (CSCE) firman la “Carta de París para una nueva Europa”. “Europa está liberándose de la herencia del pasado”. “La era de la confrontación y de la división de Europa ha terminado”, afirman en el primer párrafo del documento. 34 años después es evidente que nada de esto era cierto.

¿Hubo o no garantías occidentales de que la OTAN no se ampliaría hacia el Este, a cambio del acuerdo soviético a la reunificación alemana?, se preguntó la académica norteamericana Mary Elise Sarotte, en un artículo publicado en 2019, al cumplirse 30 años de la caída del muro de Berlín. En realidad, se trataba de la actualización de un artículo que la misma autora había publicado, en 2014, en la revista Foreign Affairs.

No es posible pretender resolver aquí esa cuestión, pero el trabajo de Sarotte está actualizado, con referencias a archivos oficiales recientemente desclasificados. Su trabajo, que me parece minucioso en el análisis de esas referencias, puede ser visto aquí: https://www.politicaexterior.com/articulo/rusia-la-otan-promesas-rotas/

¿A qué conclusiones llega? “Las pruebas demuestran que, contrariamente a lo que se cree en Washington, la cuestión del futuro de la OTAN –no solo en la RDA, sino en toda Europa oriental– surgió en febrero de 1990, poco después de la caída del Muro”.

“Altos cargos estadounidenses, en estrecha colaboración con los líderes de la RFA, insinuaron a Moscú, durante las negociaciones llevadas a cabo ese mes, que la Alianza no podría expandirse, ni siquiera a la mitad oriental de una Alemania, aún por reunificarse”.

Las pruebas documentales –dice Sarotte– muestran que “Estados Unidos, con la ayuda de la RFA, se apresuró a presionar a Gorbachov para obtener su acuerdo a la reunificación, pero sin extender por escrito algún tipo de promesa sobre los planes futuros de la Alianza”. En pocas palabras –agrega– sobre este tema “nunca se produjo un acuerdo formal, como alega Rusia”.

Parece evidente que no existe un acuerdo formal, escrito. Pero también parece evidente que el tema fue tratado y las promesas, hechas por unos, luego fueron revisadas por otros altos funcionarios norteamericanos.

Sarotte agrega que, según documentación conservada en el ministerio de Asuntos Exteriores de la RFA, Hans Dietrich Genscher, entonces ministro de esta cartera, hizo saber a su colega británico, Douglas Hurd, el 6 de febrero de 1990, que “Gorbachov quería eliminar la posibilidad de una futura expansión de la OTAN a la RDA y al resto de Europa oriental. Genscher propuso que la Alianza declarase públicamente que la organización no tenía ‘intención de expandir su territorio hacia el Este. Tal declaración ha de ser de carácter general y no referirse únicamente a Alemania oriental’”.

El debate sigue siempre en este tono. Ante la inexistencia de un compromiso escrito, hay quienes afirman que no hay compromiso alguno, como Mark Kramer, director del proyecto de Estudios de la Guerra Fría, de la Universidad de Harvard, que polemiza con Sarotte. Mientras otros –incluyendo a los rusos– reiteran las diferentes instancias en que fue tratado el tema y las promesas hechas, de no ampliar la OTAN hacia el este.

Como sabemos, para Rusia, la promesa fue incumplida. Putin hizo referencia al caso en su importante discurso en la Conferencia de Seguridad de Múnich, en 2007. “¿Qué pasó con las garantías que nuestros socios occidentales nos hicieron tras la disolución del Pacto de Varsovia?”, se preguntó.

Lo cierto es que la OTAN no cesó de ampliarse hacia el este, hasta llegar a las fronteras rusas, generando una realidad política muy distinta a la que habían vislumbrado los países europeos en 1990, en su “Carta de París”.

Un nuevo muro se fue corriendo más de mil km hacia el este, hasta que Rusia decidió abrirle un boquete, en febrero del 2022, cuando sus tropas cruzaron la frontera de Ucrania. Moscú declaró inaceptable su incorporación a la OTAN, generando una nueva realidad política en Europa, con repercusiones mundiales, cuyo resultado pondrá fin al orden creado al final de la II Guerra Mundial, sin que sepamos aun cómo será el que lo podrá sustituir.

FIN

“Entrega total”

Freddy Pacheco León

Freddy Pacheco León

«Por enfrentarse a LOS PODEROSOS, se le ataca tanto«, nos dijo de Rodrigo Chaves, un amigo, ¡que, sin duda, así lo cree! Para él, desempleado y rebuscándose la subsistencia todos los días, «el presi» es uno más del pueblo humilde. Un «genio del Banco Mundial», que sacrificó su liderazgo allá, en un lejano y muy pobre país musulmán, para venir a luchar por los miserables de su país de origen. Algo así, como un santo varón, que, como la canción de Luis Miguel, merece la “Entrega total” de sus fieles creyentes.

Ahora bien, como se trata de alguien a quien apreciamos, con datos confiables, le prometimos al amigo, escribir un resumen de algunas «cosillas» del gobierno de su líder, que por aquí reunimos, para que, después de leer, reflexione sobre ellas. ¡Veamos!

1. En un país tan pobre como Costa Rica, que «juega de rico» en el club de países ricos, y no tan ricos, conocido como la OCDE, los compatriotas que sufren de miseria extrema, podrían llenar 13 veces, el Estadio Nacional. Viejitos, niños, hombres y mujeres de todas las edades, que sufren al interior de sus familias, la escasez de alimentos y otras necesidades, características de sus tugurios. Pues resulta, que, a ellos, tan dependientes de la solidaridad cristiana, Chaves, por cuestiones fiscales, dice, les ha recortado en una cuarta parte, la «inversión social«, que, aunque limitada, por lo menos les hacía tener esperanza en un mañana mejor.

2. La Seguridad Social, reforzada a través de los años, desde que se estableciera como compromiso estatal, hace más de 80 años, ha sido tan dejada de lado por el actual gobierno, que, pese a urgentes necesidades, ha hecho aumentar su deuda en más de ¢3,7 millones de millones (¢3,7 billones). ¡Nunca en la historia de Costa Rica, se ha visto algo semejante! Y es que, para «exhibir» ante el mundillo de Wall Street, «índices macroeconómicos positivos», se está desamparando a los más pobres, a los que hasta quisieran emigrar en busca de sustento, nos ilustran encuestas de Cid-Gallup, pues ya no aguantan tanta injusticia.

3. Con los «ahorros» mal entendidos, en programas de vivienda de interés social, este gobierno ha dejado por fuera a más de 11 mil familias sin techo, con las consecuencias que ello tiene, sobre el ansiado bienestar de esos miles de costarricenses, agobiados por la miseria que duele.

4. Los CEN-CINAI, casi desconocidos por muchos habitantes indiferentes a ellos, tienen la misión de «contribuir a mejorar el estado nutricional de la población materno-infantil y el adecuado desarrollo de la niñez que vive en condiciones de pobreza y riesgo social«. Sin embargo, pese a esa fundamental misión en pro de los venerables niños, la administración de Chaves, les ha recortado el insuficiente presupuesto, ¡en cerca de ¢5.000 millones!, demostrando así una muy reprochable insensibilidad, y una despreocupación incomprensible, por la nutrición de los niñitos pobres.

5. Conocido es, que ante el desempleo y la miseria que resulta de él, algunos compatriotas por desesperación, con limitadísima educación, se han involucrado en el mercado de las drogas, con tan dolorosas consecuencias, que muchos han terminado en prisión o en el cementerio. Los datos nos dicen, que el año pasado, los asesinatos superaron la cifra de 75 mensuales, para un total de 903. Inocentes, o no (solo Dios puede juzgarlos) lo más triste es que, nos han acostumbrado a esas noticias cotidianas, que sentimos alejadas de nuestras vidas. “Es cosa de los pobres metidos en drogas, que se matan entre ellos”, es el innoble mensaje que se transmite, pretendiendo ocultar cuál es la raíz de esa terrible estadística.

6. Existe en Costa Rica, desde mayo del 2006, en que iniciaba la administración de don Óscar Arias, un programa en el IMAS, que tiene como objetivo, “la inclusión, la permanencia, la asistencia y la reincorporación al sistema educativo de los estudiantes en pobreza y pobreza extrema”. Se trata de un subsidio, conocido como AVANCEMOS, que, como algo «especial» de este gobierno, ha dejado sin financiar más de 98.000 becas. Contribuciones modestas, es cierto, pero que, para los niños y adolescentes, y sus familias, son determinantes para seguir estudiando o no. Se trata de subsidios de ₡18.000 mensuales para estudiantes de primaria, y de ₡30.000 a ₡40.000 para estudiantes de secundaria, por lo cual, rechazamos que se aleguen, frías cuestiones macroeconómicas, para decidir, desde la Casa Presidencial, el futuro y el presente educativo de tantos niños y muchachos, cuando saben muy bien, que, aunque no se les atiende, el 60% de los estudiantes en escuelas y colegios públicos, cumplen con los requisitos para optar por esa ayudita económica.

7. Si algo ha sido fundamental, para que Costa Rica se haya destacado en el continente americano, como una nación con logros importantes en su población, han sido dos cosas nacidas casi simultáneamente: la abolición del ejército, que nos hizo ahorrar un inmenso gasto inútil en armas y soldados, y el transferir esos recursos económicos, hacia un sistema educativo público, gratuito, de calidad, con universidades prestigiosas, abiertas a buenos estudiantes, independientemente de su origen socioeconómico. Sin embargo, siguiendo una ruta orientada a erosionar esa columna fundamental de la sociedad costarricense, la administración Chaves, en tan solo dos años, muestra datos que hacen encender luces de emergencia. Casi como un logro hacendario, desde que se estableció constitucionalmente, un porcentaje de financiamiento mínimo, el de este año ha sido el más bajo. Nuevamente, son los más pobres los más afectados, pues, en todos los niveles, se restringen las opciones educativas, sin poder optar por las instituciones privadas que, principalmente en el nivel básico, han venido superando a las escuelas y colegios públicos. Ese desinterés por la educación estatal, se evidencia en datos que ilustran como, cerca de 900 centros educativos, han recibido de parte de las, igualmente autoridades gubernamentales, advertencias sanitarias de funcionamiento, mientras que 78 instalaciones educativas, siguen “funcionando”, con órdenes de no hacerlo.

8. Cuando se habla de DESIGUALDAD SOCIAL, más allá de un ejercicio académico, nos referimos a la distancia enorme que no debería existir, entre aquellos que viven en la opulencia, a veces el despilfarro y el desperdicio (como coleccionar relojes Rolex, por ejemplo) y las grandes mayorías, que sienten como, día con día, su calidad de vida es tan baja, que no les permite, aunque se esfuercen estudiando y trabajando honestamente, satisfacer sus necesidades básicas. Cabe recordar, que cuando la sociedad costarricense, aspiraba a alcanzar una menor desigualdad social, la clase media poco a poco se ensanchaba y, con el apoyo de instituciones y empresas estatales, todas ellas trabajando sin fines de lucro, los signos de bienestar, eran evidentes. La llamada «distribución de la riqueza», seguía senderos de tintes más justos.

Hoy, detenido ese proceso desde hace unos años, la administración de Chaves, le ha aplicado «marcha atrás». Un gobierno promocionado «contra los poderosos», se muestra más bien, como un gobierno «de los poderosos», de los que acumulan más riqueza. Es un gobierno ¡contra los pobres!; contra aquellos que paradójicamente, le han venido apoyando, hasta la “entrega total”, inocentes del engaño, que se esconde en los discursos de Pilar y Chaves, que, para desdicha de ellos mismos, les creen el discurso demagogo y populista.

La evidencia descansa en medidas gubernamentales, dirigidas a favorecer a los que, por ejemplo, comercian todo tipo de productos importados (arroz y otros productos alimenticios, medicamentos, equipos y herramientas de trabajo, utensilios domésticos, vehículos…) que, por más de un año, han obtenido ganancias exorbitantes, gracias a un cambio del colón con respecto al dólar, manejado políticamente, y a una cascada de dólares, de imprecisa procedencia. Asimismo, merced a acciones ejecutivas (algunas ilegales) como, contratos de construcción de obra pública, otorgados «a dedo», sin licitaciones, gracias a una aplicación amañada, de decretos de emergencia.

Como muestra independiente de tal desigualdad social, fomentada por Chaves, los datos de la OCDE, nos gritan a la cara, que, dentro de ese grupo de 38 naciones, ninguna supera a Costa Rica, como la más desigualdad, aunque las prácticas del Banco Mundial permiten aplaudir, como sucedió tanto tiempo en Chile, a las autoridades hacendarias que muestran una inflación tal, que impide ejecutar ajustes salariales, hace tiempo congelados injustamente.

FINALMENTE, aunque no es exhaustivo lo que cubre este comentario, pues no hemos hablado del efecto que, por ejemplo, sobre los más pobres tiene el manejo indebido del abastecimiento de agua potable, sí esperamos que, cuando nuestro amigo nos lea, conociendo lo inteligente que es, ojalá lo invite a pensar, o, por lo menos, a dudar, de lo que hasta ahora le han dicho y ha creído. Si lo hace, estaremos avanzando hacia algo excepcionalmente importante; hacia la defensa de nuestra democracia y nuestras instituciones estatales, amenazadas desde sus propias entrañas y en camino a ser subastadas.

Extrañamiento, expulsión y extradición de costarricenses

Vladimir de la Cruz

Desde finales de la colonia, a los habitantes de nuestro país, se les reconocía o llamaba “costa ricas”. El territorio que habitaban era parte del Virreinato de España, dentro de la Capitanía General de Guatemala o Reino de Guatemala, como Provincia o Gobernación de Costa Rica, así establecida desde 1573. Antes de esa denominación fuimos la Provincia de Nueva Cartago y Costa Rica. Por aquellos años, 1554, se estableció el Corregimiento de Nicoya o Alcaldía Mayor de Nicoya, que en 1786 se añadió a la Intendencia de León de Nicaragua.

El Reino de Guatemala, como figura, desapareció con la Constitución de Cádiz de 1812, la que fue suspendida desde 1814 hasta 1820.

Por las Cortes de Cádiz, de 1812, se reunió Nicaragua y Costa Rica en una sola unidad político-administrativa hasta 1814.

Como conjunto territorial y poblacional formamos parte de la Real Audiencia de Guatemala hasta los días de la Independencia.

La Independencia nos desligó de toda relación político-administrativa con España. Desde 1821 hasta finales de 1823 empezamos a caminar solos, con las Juntas de Gobierno de esos años.

La decisión de Guatemala de su Independencia, del 15 de setiembre, invitó a que los Ayuntamientos y las Provincias, eligieran diputados, “sin excluir de la ciudadanía a los originarios de África”, para reunirse en un Congreso y definir de manera conjunta el tema de la Independencia, general y absoluta, y formar un nuevo gobierno regional. Así, se impulsó las Provincias Unidas de Centro de América, desde el 1 de julio de 1823 hasta el 22 de noviembre de 1824, y la República Federal de Centro América, desde marzo de 1824 hasta 1838, como una sola nación soberana, de la cual formamos parte como Estado de Costa Rica, desde 1824, con órganos propios políticos de poder, Ejecutivo, Legislativo y Judicial, órganos de poder iguales a los que se establecieron para la Federación.

Nos retiramos de la República Federal en 1838. Intentamos volver en 1842 y la muerte de Francisco Morazán, 1842, nos mantuvo separados hasta que en 1848 declaramos, el 31 de agosto, la República de Costa Rica.

El Partido de Nicoya, tomó la decisión de unirse a Costa Rica el 15 de julio de 1824. Las Provincias Unidas del Centro de América y la República Federal de Centroamérica fueron independientes de España, de México y de cualquier otra nación.

Como región independiente empezamos a tomar decisiones importantes. La primera, fue aprobar la primera Constitución Política, la del Pacto Social Fundamental Interino de Costa Rica o Pacto de Concordia, del 1 de diciembre de 1821. A esta le siguieron el Primer Estatuto Político de la Provincia de Costa Rica, del 19 de marzo de 1823, el Segundo Estatuto Político de la Provincia de Costa Rica, del 16 de mayo de 1823, la Constitución de la República Federal de Centroamérica, del 22 de noviembre de 1824, la Ley Fundamental del Estado Libre de Costa Rica, del 25 de enero de 1825, la Ley de Bases y Garantías, del 8 de marzo de 1841, la Constitución Política del Estado de Costa Rica, del 9 de abril de 1844, la Constitución Política, del 10 de febrero de 1847, la Constitución Política «reformada», del 30 de noviembre de 1848, la Constitución Política, del 27 de diciembre de 1859, la Constitución Política, de 15 de abril de 1869, seguida de la Constitución Política, del 7 de diciembre de 1871, la de 1917, de pocos meses, pues al caer la dictadura de Federico Tinoco se restableció la Constitución de 1871 hasta la del 9 de noviembre de 1949, hija de la Junta Fundadora de la Segunda República, 1948-1949, vigente hasta hoy.

En todas las constituciones políticas se ha definido a los “costarricenses” como «todos los hombres libres naturales de la Provincia o avecindados en ella, con cinco años de residencia gozarán el derecho de ciudadanos con tal que hayan jurado absoluta Independencia del Gobierno Español», se dijo desde 1821. En el Segundo Estatuto se enfatizó que el ciudadano debía ser «adicto decididamente a la libertad de la Provincia», y se eximía el tiempo de residencia «en patriota conocido que por su pericia en algún ramo sea útil al servicio público de la Provincia».

La Constitución Federal estableció que «La República es un asilo sagrado para todo extranjero y la patria de todo el que quiera residir en su territorio», declarando que «todo hombre es libre. No puede ser esclavo el que se acoja a sus leyes, ni ciudadano el que trafique en esclavos». También estableció la condición de ciudadano a «todos los habitantes de la República, naturales de país o naturalizados en el que fueren casados, o mayores de diez y ocho años, siempre que ejerzan alguna profesión útil o tengan medios conocidos de subsistencia».

En cuanto a la naturalización, la adquisición de la nacionalidad costarricense, se podía obtener cuando los extranjeros manifestaran su decisión de radicar en la República; por servicios relevantes hechos a la Nación, los que así designara la Ley; por cualquier invención útil y por ejercicio de alguna ciencia, arte u oficio no establecidos aún en el país o mejora notable de una industria conocida; por vecindad de cinco años; por vecindad de tres años a los que se vinieren a radicar con sus familiares o a los que contrajeren matrimonio en la República y a los que adquirieren bienes raíces del valor y clase, que por ley se determinare. Se otorgó la ciudadanía a los nacidos en otros países de ciudadanos centroamericanos (reconocimiento del llamado «ius sanguinis»), siempre que sus padres estuvieran al servicio de la República o cuando su ausencia no pasare de cinco años, con conocimiento del Gobierno. También le reconocía la ciudadanía a aquellos españoles y extranjeros que, en el momento de la Independencia, dentro del territorio centroamericano, la hubieren jurado.

Según la Constitución Federal, los ciudadanos de los diferentes Estados ejercían, expeditamente, la ciudadanía en cualquiera de los Estados miembros de la República Federal.

Dicha calidad, según esta Constitución, se perdía cuando se admitiera empleo, se aceptarán pensiones, distintivos o títulos hereditarios de otro Gobierno, «o personales sin licencia del Gobierno»; también por delito que mereciera pena mayor que la correccional, por ser deudor fraudulento o deudor de rentas públicas y, judicialmente, requerido para pagarlas; «por incapacidad física o moral judicialmente declarada y por el estado de sirviente doméstico cerca de la persona».

La Ley de Bases y Garantías estimó ciudadanos a «todos los naturales del Estado o naturalizados en él, que tuvieren veintiún años cumplidos o veinte si fuesen profesores de alguna ciencia, ó padres de familia, con tal de que posean, á más de casa propia, alguna propiedad, capital o industria con cuyas ganancias ó frutos puedan en proporción á su estado, sostenerse con sus familias». A las causas de suspensión y pérdida de la ciudadanía ya conocidas se agregaron, respectivamente, la de «haber abandonado á su muger sin causa legal declarada por el Juez, ó faltar notoriamente á las obligaciones de familia» y, «la ingratitud con sus padres, ó por no dar educación a sus hijos, plenamente comprobado uno y otro«; así como por la portación, entre poblados, de armas prohibidas, lo cual tenía que ver con el desarrollo de las instituciones militares, como el ejército y la milicia.

La Constitución de 1844 estableció que podían ser naturalizados los naturales de los demás Estados de la República Centroamericana, «los de las otras secciones de América que casaren en el Estado, ejerzan una profesión útil, o tuvieren en él un capital en bienes raíces que no baje de mil pesos».

La ciudadanía, consecuentemente, se daría a los costarricenses ya dichos, que tuvieren veinte años cumplidos o dieciocho si fuesen casados o profesores de alguna ciencia, «y que unos y otros posean además alguna propiedad u oficio honesto, cuyos frutos o ganancias sean capaces de mantenerlos con proporción a su estado».

La ciudadanía se suspendía o perdía por las razones indicadas y se agregaba: por conducta notoriamente inmoral y viciada; por comerciar en las elecciones sufragios activa o pasivamente; por ingratitud con los padres, plenamente comprobada, y por portación de armas prohibidas dentro de los poblados.

En la Constitución de 1844 se estableció el derecho de asilo inviolable para todo extranjero que a ello se acogiera.

En la Constitución de 1847 se habla de «habitante del estado» condición que, por la de naturalización, cuando se tenía diez años de residencia «o de cinco con sus familias». Además, se exigía “saber leer y escribir”. Esta condición de ciudadano se perdía y suspendía por las normas ya establecidas, y en la suspensión se repuso «el estado de sirviente doméstico cerca de la persona, cualquiera que sea el servicio» y se agregó: «por ser ebrio, jugador, truhán ó tener otros vicios que escandalicen y ofendan la moral pública«.

En la Constitución Reformada se dijo que se adquiría la naturalización bajo la situación de las mujeres no costarricenses casadas con costarricense y los nacidos en cualquier otro país que hubiesen estado domiciliados en Costa Rica, al tiempo de proclamarse su Independencia o de erigirse en República.

La Constitución de 1859 estableció normas sobre los costarricenses nacidos o naturalizados y sobre los ciudadanos. Además, se indicó, expresamente, que los hijos de padre o madre costarricense, nacidos fuera del territorio nacional, lo serían mientras se inscribieran en el Registro Cívico por voluntad de sus padres y mientras fueran menores de veintiún años. Por naturalización quienes habían adquirido ese derecho, en virtud de leyes anteriores.

La calidad de costarricense como la ciudadanía se podía perder, suspender y recobrar conforme lo establecía la ley. En cuanto a la suspensión de la ciudadanía se agregaron como causas «la ineptitud física o mental que impida obrar libre y reflexivamente», «tener causa criminal abierta» «por vagancia judicialmente declarada». Excepto por traición a la Patria, podía recobrarse la ciudadanía.

La Constitución de 1869 respecto de los costarricenses mantuvo los mismos criterios anteriores. Agregó, sin embargo, para la condición de naturales «los habitantes de la Provincia de Guanacaste que se hubiesen establecido definitivamente en ella, desde su incorporación a esta República hasta el tratado de 15 de abril de 1858, celebrado con la de Nicaragua». En cuanto a los naturalizados, dispuso que podían obtener esta condición «los hijos de otras naciones que, después de dos años de residencia en la República, obtengan la carta respectiva». Las causas de suspensión y pérdida de la ciudadanía, también se mantuvieron.

En la Constitución de 1871, entre las causas de pérdida de la ciudadanía, se dispuso que «los que sin permiso especial del gobierno tomaren servicio militar en una nación extranjera o se alistaren en un cuerpo militar extranjero»; y «el que en cualquier forma y por cualquier motivo pidiere o provocare contra la República la intervención de una potencia extranjera o se asilare en una Legación o en un barco de guerra extranjero o en otro lugar protegido por el privilegio de extraterritorialidad para sustraerse al imperio de las leyes o autoridades nacionales…».

El desarrollo político institucional del país en el siglo XIX y en la primera mitad del siglo XX, frente a extranjeros nacionalizados o naturalizados costarricense reguló su condición con posibilidad de eliminarles su condición de naturalizados o nacionalizados.

Políticamente, los gobiernos tomaron, en ocasiones, decisiones de extrañamiento y expulsión de ciudadanos, nacionales, naturalizados o extranjeros.

En el siglo XIX la región de Golfito, llamada El Pozo y, San Ramon, de Alajuela, fueron sitios de extrañamiento, de trasladar ciudadanos por razones de sentencias penales o decisiones políticas a vivir en esas regiones.

También se tomaron medidas de expulsión del territorio nacional a personajes políticos y hasta religiosos, como fueron los casos del Obispo Anselmo Llorente y La Fuente y del Obispo Bernardo Augusto Thiel, de la orden religiosa de los Jesuitas, de las monjas de Sion y del Sagrado Corazón. En la época de la colonia el 25 de junio de 1767 se había ordenado la expulsión de la compañía de Jesús.

La extradición funcionó para los extranjeros, no para los nacionales. Pero, la nacionalidad podía quitarse a naturalizados si cometían las faltas por las que se les podía eliminar la condición de costarricenses.

Durante situaciones excepcionales, como en el nacimiento del Partido Comunista de Costa Rica, 1931, que se expulsó de Costa Rica a Adolfo Braña Rosas y a Rafael Ángel Llubere, por sus actividades vinculadas a las luchas sindicales y denuncias contra la corrupción política del momento. En el contexto de la Segunda Guerra Mundial se afectó a ciudadanos costarricenses, especialmente nacionalizados, con detenciones arbitrarias en campos de concentración en San José, de donde fueron extraditados a Estados Unidos, que le servían a los Estados Unidos para ser cambiados por prisioneros de guerra. En ello influyó la declaración de guerra a Japón, Alemania e Italia, a finales de 1941 y las medidas gubernativas que se tomaron de seguridad frente a las actividades nazi fascistas y de la llamada quinta columna, por lo que se suspendieron garantías que se consignaban en la constitución.

En el período de la guerra civil de 1948 se “obligó” a la salida de costarricenses al extranjero porque no se garantizaban sus vidas por parte de la Junta de Gobierno establecida en mayo de 1948.

En la Constitución Política actual se establece claramente que el naturalizado debe “acreditar su buena conducta, demostrar que tiene oficio o medio de vivir conocido, que sabe hablar, escribir y leer el idioma español, someterse a un examen comprensivo de la historia del país y sus valores, prometer que residirá en el territorio nacional de modo regular y jurar que respetará el orden constitucional de la República.”

Ciertamente, el artículo 16 constitucional señala que “la calidad de costarricense no se pierde y es irrenunciable”, así modificado desde 1996. Eso está, en mi opinión, implícitamente ligado a los costarricenses por nacimiento, por ius solis o ius sanguinis, así afirmado por la modificación constitucional que se obligó en 1996, por la Sala Constitucional.

Es cuestión de pedir aclaración a la Sala Constitucional sobre este extremo, por parte de la Asamblea Legislativa, para resolver la aprobación del primer debate de la expulsión, por la vía de la extradición, que se quiere hacer de extranjeros nacionalizados, que se les vincula a organizaciones y actividades narco criminales.

Quien adquiera la nacionalidad bien la podría perder si comete faltas que permitan anularle la nacionalidad costarricense, lo cual no anula ni perjudica a ese ciudadano en su nacionalidad original, también de ius sanguinis o ius solis, que le mantiene su nacionalidad. No se estaría en un caso como en el de Nicaragua, que por razones políticas la ha “quitado” totalmente, ha “desnacionalizado”, a ciudadanos auténticamente nicaragüenses, nacidos en Nicaragua, o de padre o madre nicaragüense.

Si los ciudadanos de otros países, se dice que casi 40, se han casado con mujeres costarricenses, para beneficiarse de la nacionalidad que eso les da, que son vinculados clara y judicialmente, en otros países, por actividades y participación en organizaciones criminales, que han adquirido la nacionalidad para burlar procesos de extradición, hay que destacar que hay un acto doloso en esa intención y actuación matrimonial, y nadie puede sacar provecho de su propio dolo. Esto es un motivo real y válido para anularles la nacionalidad costarricense, que de esa forma adquirieron, lo que no impide que por su propia nacionalidad pueda ser extraditado a su país o a un tercer país que lo demande o solicite por causas criminales, sujetas a extradición.

En este sentido, estoy de acuerdo que se proceda con estas personas perseguidas judicial o penalmente. No estoy de acuerdo con que se establezca la extradición de costarricenses. De los naturalizados que tengan causa para perder esta condición, que se proceda con la extradición. Esa es una garantía que se ha mantenido en nuestro desarrollo constitucional y político nacional.

La extradición que se acuerde con otros países debe ser vinculante y obligatoria en términos reales. En la década de 1980, al agente de la CIA, y operador de la contra revolución nicaragüense, John Hull, que la justicia costarricense persiguió, el gobierno de los Estados Unidos se negó a extraditarlo a Costa Rica para seguirle procesos penales.

En el siglo XIX y el siglo XX se tuvieron las islas del Coco y la de San Lucas como presidios, con la filosofía de aislamiento de ciertos presidiarios, por su peligrosidad o por la naturaleza de sus delitos. Estos presidios se eliminaron con los conceptos penales novedosos que fueron desarrollándose de dar mayores oportunidades de reinserción social. Se llegó al Centro Penitenciario de la Reforma, hoy llamado Centro de Atención Institucional Terrazas, con varios sistemas de privación, desde los de máxima seguridad o los de mínima y abierta.

Cuando la Asamblea Legislativa discute la extradición en la forma que lo está haciendo, y ha aprobado en primer debate, no ha hecho más que reconocer que el sistema penal y carcelario nacional es el que está en crisis, si de detenidos se trata de extraditar. Ha puesto en evidencia que el Estado mismo y los gobiernos que lo dirigen son flojos en estos controles que deben habar sobre los privados de libertad, independientemente de las causas de la privación de la libertad. Si se trata de personas ligadas a nuevos delitos, nacionales o internacionales, de narcoactividad o de participación en organizaciones criminales, se debieron haber tomado, y todavía se puede hacer, de crear recintos penitenciarios, de encierros forzados, necesarios para garantizar su efectiva prisión.

Está el caso de los naturalizados, que no están en prisión en el país, que son objeto de la persecución internacional, por haber sido acusados de delitos en otros países. Si esos naturalizados están vinculados a la narco actividad y las organizaciones criminales, soy de la opinión que pueden ser objeto de extradición por esos motivos.

La discusión parlamentaria y la aprobación del trámite de extradición, abierta, como se ha hecho, que incluye la posibilidad de extraditar costarricense, no naturalizados, pone en evidencia que el Estado está en condición de Estado fallido, que su clase política gobernante ha fallado, que le es más fácil enviar al extranjero a ciertos “delincuentes” que tenerlos en el interior debidamente custodiados y encerrados.

Se argumenta que, para este tipo de delincuentes, el terror de la posibilidad de enviarlos a los Estados Unidos, en procesos de extradición les infunde el miedo de cometer delitos y la seguridad que no pueden ser extraditados por su naturalización, o que les da un salvo conductos de no ser extraditados. La realidad es que si saben que pueden ser sujetos de que se les elimine o anule la nacionalidad adquirida, les puede infundir igual temor, porque sin ella, si esa nacionalidad, pueden ser extraditados fácilmente.

Después de lo que ha hecho el gobierno del Presidente Biden en Estados Unidos, con delincuentes venezolanos, en el campo del narcotráfico, organizaciones criminales y el lavado de dólares, en el plano internacional, ligados familiar y económicamente al presidente de Venezuela, que estaban debidamente presos y condenados, los cambio por otros detenidos norteamericanos que estaban en Venezuela, en medio de negociaciones asociadas a la participación de empresas norteamericanas, en la explotación petrolera y otros recursos naturales de ese país.

Lo que hay que establecer en las leyes correspondientes, y las penales respectivas, es que los que adquieren la nacionalidad costarricense por la vía de la naturalización, por anulárselas, si es del caso, si comenten actos vinculados a actividad criminales, de narcoactividad, de organizaciones criminales o de actividades contra la seguridad del estado y la democracia nacional.

De igual manera debe procederse con la ley que pretende golpear los capitales del narcotráfico. Tal y como se está aprobando ese proyecto de ley, la persecución de bienes puede hacerse contra cualquier persona, si llegara a establecerse un gobierno de tipo populista, de izquierda o de derecha, autoritario, despótico, de procederes tiránicos, que surja de un proceso electoral que lo legitime, con posibilidad de controlar mayoritariamente la Asamblea Legislativa, y actuar como se hace en El Salvador, Nicaragua y Venezuela, contra el que el gobernante de turno dirija sus baterías institucionales de persecución. Esto puede no estar muy lejano de que ocurra en Costa Rica.

Compartido con SURCOS por el autor.