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¿Crecimiento para quién? Democracia, Equidad y Derechos Humanos bajo el gobierno de Chaves Robles

Alberto Salom Echeverría

Faltan seis meses para las elecciones nacionales conducentes a elegir presidente, vicepresidentes de la República y 57 diputados. Hay un debate nacional que no ha madurado, quizás porque falta mayor precisión entre las partes. La discusión está pues pendiente en lo medular. Quiero echar mi cuarto de espadas.

  1. ¿Qué tan inclusivo es el crecimiento económico actual?

Costa Rica ha registrado cifras macroeconómicas positivas en los últimos años: crecimiento del PIB superior al 4%, baja inflación, aumento en la inversión extranjera y estabilidad fiscal. El gobierno de Chaves ha presentado estos datos como evidencia de una gestión eficiente y orientada a resultados.

Sin embargo, ¿reflejan estas cifras un bienestar colectivo o se trata simplemente de un avance para ciertos sectores privilegiados? El crecimiento se ha concentrado en zonas francas y exportaciones, dejando de lado la economía informal, que sigue abarcando más del 40% del empleo nacional. Esto implica que, aunque el desempleo abierto ha bajado, la calidad del empleo se ha deteriorado, con más personas sin acceso a seguridad social ni derechos laborales.

¿Puede llamarse sólido un crecimiento que excluye sistemáticamente a buena parte de la población trabajadora?

  1. ¿Se ha reducido la pobreza o solo su contabilidad?

El gobierno celebra la reducción de la pobreza al 18%. ¿Es esa baja estadística un reflejo de mejoras estructurales o simplemente una distorsión temporal vinculada a indicadores como una inflación baja?

Muchos hogares apenas superan la línea de pobreza, pero siguen en condiciones precarias y sin acceso estable a servicios básicos, empleo formal o crédito. Además, las desigualdades regionales persisten, con zonas como Limón y Guanacaste aún muy rezagadas.

¿Puede considerarse una victoria la reducción de la pobreza si no cambia la exclusión estructural de millones de personas?

  1. ¿Puede haber seguridad sin justicia social?

El aumento exponencial de homicidios -más de 2.500 muertes violentas en dos años- es una de las principales contradicciones del discurso gubernamental.

El gobierno impulsa una política de seguridad basada en mano dura, cárceles de máxima seguridad y militarización del discurso-, tomando como modelo a países autoritarios. Pero los datos muestran que la violencia sigue creciendo, alimentada por el crimen organizado, la pobreza y la exclusión.

¿Es sostenible un modelo que abandona la prevención social, prioriza la represión y deja intactas las causas profundas de la violencia?

  1. ¿Puede ser legítima una gestión con más de 60 causas abiertas?

Rodrigo Chaves ha mantenido altos niveles de popularidad, pero ¿puede una alta aprobación popular validar una gestión plagada de conflictos con el orden constitucional y hasta con la violación de la ley ordinaria?

Más de 60 causas se tramitan en el Ministerio Público contra el presidente y su entorno -incluyendo acusaciones por financiamiento ilegal de campaña y abuso de poder-, junto con la expulsión o renuncia masiva de ministros, revelan un poder ejecutivo marcado por la inestabilidad, la falta de transparencia y de auténtica rendición de cuentas.

¿Es aceptable hablar de “liderazgo fuerte” cuando este se sostiene sobre el debilitamiento de los mecanismos de control y la concentración del poder?

  1. ¿Es responsable legislar debilitando la institucionalidad?

Numerosos proyectos promovidos por el Ejecutivo -como la llamada y malhadada “Ley Jaguar”- han sido duramente criticados por intentar reducir los controles al poder ejecutivo, limitar la fiscalización presupuestaria y de la política pública en general o, por intentar concentrar competencias clave.

¿Puede un crecimiento económico ser sostenible cuando se erosiona la arquitectura institucional que garantiza el equilibrio de poderes, la transparencia y los derechos fundamentales?

  1. Entonces… ¿de qué vale el crecimiento?

Si el crecimiento económico no mejora la equidad, no reduce la inseguridad estructural, no fortalece las instituciones democráticas y no protege los derechos de todos, ¿para quién está creciendo el país?

Los datos macroeconómicos deben analizarse a la luz de su impacto social real y sostenido. De lo contrario, corremos el riesgo de validar un modelo que beneficia a pocos, excluye a muchos y erosiona la base democrática de Costa Rica.

  1. Conclusión

Costa Rica no necesita solo crecer: necesita hacerlo con equidad, democracia y derechos humanos. De no ser así, estaremos construyendo una fachada de éxito sobre una base cada vez más frágil.

Empresas encuestadoras en Costa Rica: ¿fallan o aciertan?

José Solano-Saborío
JoseSo

Sobre la precisión y los tropiezos de las encuestas electorales recientes

Imaginemos el escenario: elecciones generales, la ciudadanía tensa y los medios pendientes de cada número que arrojan las famosas encuestas. En Costa Rica, estos procesos suelen ser acompañados por titulares llamativos, debates acalorados y cuidado, si no, sesgos evidentes. Sin embargo, en los últimos procesos electorales, muchas personas han notado que los resultados finales han estado distantes de las proyecciones que ofrecieron empresas encuestadoras como Opol y otras del sector. ¿Qué está pasando con las encuestas? ¿Por qué parecen fallar más de lo que aciertan? ¿Hay alguna que realmente haya logrado una mejor lectura de la realidad política costarricense?

La confianza en las encuestas: ¿en picada?

Las encuestas electorales han sido, por décadas, el termómetro de la opinión pública. Se han usado para anticipar tendencias, medir la intención de voto y hasta para definir estrategias de campaña. Pero lo que antes era tomado como palabra casi santa, hoy se mira con recelo. Es que, en los últimos dos comicios generales, los resultados oficiales dejaron en evidencia la imprecisión de muchos sondeos.

Opol, por ejemplo, ha sido una de las empresas más visibles, pero también de las más criticadas. Sus proyecciones han estado notablemente alejadas de lo que la ciudadanía finalmente decidió en las urnas. También hay fotos, videos y testimonios de la cercanía del propietario de la firma encuestadora a ciertos candidatos y partidos.

¿Fallaron los métodos? ¿Se equivocaron las muestras? ¿O la realidad costarricense simplemente es demasiado compleja para ser capturada por un par de preguntas bien estructuradas?

¿Por qué las encuestas fallan?

Existen varias razones por las cuales las empresas encuestadoras pueden errar. Para empezar, el desafío de obtener una muestra verdaderamente representativa es cada vez mayor. La fragmentación política, la baja identificación partidaria y el aumento de personas indecisas dificultan la labor de quienes buscan anticipar el resultado con precisión matemática.

A esto hay que sumarle el fenómeno del «voto oculto» y el famoso «voto útil», que muchas veces se manifiestan en los últimos días o incluso el mismo día de la elección, cuando las encuestas ya han quedado desactualizadas. Además, la desconfianza en las empresas encuestadoras ha llevado a que algunas personas opten por no responder sinceramente, o simplemente se nieguen a participar.

En el caso de Opol, a pesar de su constante presencia mediática, sus metodologías han sido cuestionadas, principalmente por la falta de claridad sobre cómo seleccionan a las personas encuestadas y el tamaño real de sus muestras que se sabe son proporcionales solamente a la densidad porcentual acorde al padrón, pero se desconoce si tienen considerados, en su método de muestra presencial, factores claves e indispensables, como género, clase social, educación o la edad, son también proporcionales a la realidad del electorado, en dichas muestras. Varias voces han señalado que sus predicciones no solo han sido poco precisas, sino que incluso han generado ruido y confusión en la opinión pública.

¿Hay encuestadoras que sí han acertado?

No todo es pesimismo. En medio del mar de imprecisiones, existen empresas que, sin llegar a la perfección, han demostrado una mejor capacidad de lectura estadística y proyecciones más cercanas al resultado final. Entre ellas destacan CID-Gallup y el Centro de Investigación y Estudios Políticos (CIEP) de la Universidad de Costa Rica.

CID-Gallup ha logrado, en varios procesos, identificar tendencias clave y acercarse más a los resultados oficiales, aunque tampoco está libre de críticas. Por su parte, el CIEP, con su enfoque académico y mayor transparencia metodológica, se ha ganado el respeto de quienes buscan datos confiables y análisis imparciales. Sus boletines han sido, en más de una ocasión, referencia obligada para entender cómo va cambiando la intención de voto y cuáles son los factores que inciden en la decisión de la ciudadanía.

¿Cómo mejorar la precisión de las encuestas?

La receta de la precisión pasa por varios ingredientes: muestras más robustas y representativas, transparencia en la metodología, adaptación constante al dinamismo político y, sobre todo, honestidad en el análisis. Las empresas encuestadoras deben asumir el reto de innovar, incorporar nuevas tecnologías y abrir espacios para la auditoría de sus procesos.

Quizás sea hora de que las encuestas se presenten no como oráculos, sino como herramientas de análisis que ofrecen una fotografía parcial y sujeta a cambios. Si la ciudadanía y los medios entienden esto, se podrá reducir la frustración y la paranoia que generan los desaciertos estadísticos.

Finalmente, entre la incertidumbre y el aprendizaje

Costa Rica vive procesos electorales cada vez más complejos, y los errores de las empresas encuestadoras son parte de ese aprendizaje colectivo. Opol y otras firmas deben revisar y mejorar sus métodos si quieren recuperar la confianza de la sociedad. Mientras tanto, es recomendable que las personas tomen los datos con cautela, consulten fuentes diversas y mantengan el ojo crítico ante cada cifra publicada.

En la próxima elección, tal vez la pregunta no sea quién irá ganando según la última encuesta, sino quién logra comprender mejor el pulso profundo y cambiante de la ciudadanía costarricense. Porque, al final, la verdadera medición se hace en las urnas, no en los gráficos de las encuestadoras.

«Financiamiento Jaguar»: Un caso de «alto nivel»

Freddy Pacheco León

Freddy Pacheco León

Allá arriba, aunque muy lejos del Cielo, un grupo de funcionarios del Poder Ejecutivo, le han jugado al escondido a la Fiscalía General de la República, órgano del Ministerio Público que tiene el deber de investigar presuntos delitos penales, cometidos por esos inmunes «de arriba», obstaculizándole la tarea de defender los intereses del soberano, propiamente dicho.

En el caso «Financiamiento Jaguar», tramitado en el Ministerio Público, además de las diputaciones Pilar Cisneros, Paola Nájera, Julio Agüero y Luz Mary Alpízar, así como el canciller Arnoldo André, sobresale como figura central, como mascarón de proa, quien fuese tesorero del partido taxi pirata, que llevó como pasajero al presidente Chaves hacia la localidad de Zapote. Nos referimos al señor Stephan Lars Andreas Brunner Neibig, de 64 años, quien voluntariamente renunciara al alto cargo de vicepresidente de la República, ¡y muy relevante!, a la inmunidad que impedía al Fiscal, cumplir su deber debidamente, en las causas que se le siguen. Escudo legal que ha venido siendo usada, exageradamente, como cobija de impunidad, por el actual gobierno.

El señor Brunner Neibig, un muy poco conocido personaje político (por su muy escasa acción desde la Casa Presidencial) estaría presuntamente implicado, en la creación y operación de un mecanismo, en otras circunstancias legal, mediante el cual pudo transferir bienes a otra persona, para que ésta los administrara secretamente, en beneficio de las finanzas de la campaña electoral del Partido Progreso Social Democrático (PPSD). Ello, pese a que el Código Electoral, garantía de nuestra cara democracia, señala que toda contribución a partidos políticos, candidaturas o precandidaturas, debe ser realizada por personas físicas nacionales, plenamente identificadas, y canalizadas únicamente a través de los mecanismos oficiales del partido político, para evitar que dineros de origen desconocido, y en la de menos de fuentes no necesariamente sanas, pudiesen incluso, ser determinantes en la elección de funcionarios que luego vayan a defender sus intereses ocultos, si son electos.

O sea, ustedes lo sabrán, la acusación tiene que ver con un llamado fideicomiso, al que se le llamó «Costa Rica Próspera», mediante el cual, se habrían canalizado millones de colones y dólares, al margen del ordenamiento legal. Al hacerlo así, y eso es lo que la Fiscalía y el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) están procesando, los investigados podrían haber cometido delitos, sancionados en los artículos 273, 274 y 275 del Código Electoral, que se sanciona con penas que van desde los dos hasta cuatro o seis años de cárcel, si así lo resolvieren los tribunales de justicia, en atención a los delitos sobre el financiamiento partidario, sobre las contribuciones privadas y a la recepción de contribuciones privadas ilegales, donde se establece que “el tesorero del comité ejecutivo superior del partido”, deberá “llevar un registro de actividades de recaudación de fondos del partido, incluidas las tendencias y los movimientos”.

En relación con lo resumido, al exvicepresidente Brunner, el TSE lo investiga por, presuntamente, “conocer sobre la existencia de activos del PPSD adquiridos por el fideicomiso del grupo CRP y no haberlo denunciado oportunamente a autoridades competentes”, lo cual, de concluirse que fue así, sería castigado según el inciso a del Artículo 275 del Código Electoral, con hasta seis años de prisión.

El cuadro preliminar hace vislumbrar que, el presidente Rodrigo Chaves habría llegado al poder, aparentemente, de la mano de dos esquemas de financiamiento, donde una de ellas, sería diferente, paralela, ilegal, a la comunicada oficialmente por el partido taxi, al TSE. Estaría evidenciándose, que se activaron, simultáneamente, una o más líneas de administración de los fondos económicos que no necesariamente se reportaron ante el organismo electoral, cometiendo delito.

Los involucrados han hecho esfuerzos por justificar el uso de esa oculta “carretera secundaria”, diciendo que, los dineros transferidos y gastados, no eran para la campaña electoral, sino para otras «cosillas», se diría popularmente, que no tienen nada que ver con la campaña electoral.

Sin embargo, al señor Brunner Neibig, se le implica por, presuntamente, haberse enterado, como tesorero durante la campaña electoral, de la existencia de bienes del partido taxi en cuestión, adquiridos por el citado fideicomiso, sin «haberlo denunciado oportunamente a autoridades competentes», como era su deber, según la legislación anotada.

Pero sucedió algo realmente inesperado, que seguramente habrá sido acogido con beneplácito, por las autoridades electorales y del Ministerio Público, que se veían con las manos atadas para cumplir eficientemente sus deberes, en vista del escudo protector que cubría, hasta estos días, al señor ex vicepresidente de la República. Cuando algunos presumían la renuncia a la Presidencia de la República del señor Chaves, a quien le esperan para ser procesadas, alrededor de un centenar de causas acogidas para investigación por el Ministerio Público (lo que habrá de haber valorado para no hacerlo), ¡saltó la liebre por otro lado!

Sorprendentemente, el caballero decidió, quizá sin pensarlo muy bien, renunciar a su inmunidad, y así, en la práctica, ofrecerse voluntariamente a las autoridades competentes para que lo juzguen, sin necesidad de que sea la Corte Suprema de Justicia, la que deba solicitar el levantamiento de esa inmunidad a la Asamblea Legislativa. Camino este, escogido por el señor presidente Rodrigo Chaves, como medio de seguir obstaculizando la labor de la Fiscalía General de la República, y eventualmente, de los tribunales de justicia, por el evidente temor a ser encontrado culpable.

Agregamos que hay algunas cosas más, alrededor del exvicepresidente, que hace más insólita su renuncia a la inmunidad, que hasta ahora lo ha protegido. Por ejemplo, se tienen evidencias de su activa participación, en la frustrada gestión, que pretendía contratar una póliza del estatal Instituto Nacional de Seguros (INS), ¡por ¢248 millones!, con recursos del soberano, para financiar con fondos del pueblo, eventuales defensas ante los tribunales de justicia, principalmente, de miembros del Consejo de Gobierno, ante demandas que pudiesen presentarse por sus cuestionables actuaciones. Nos referimos, por supuesto, a la que popularmente se ha bautizado, como «Póliza de la vergüenza», y que, como habrán pensado correctamente, también es parte del expediente sobre el que trabaja la Fiscalía.

Y más recientemente, ¡para que no nos falte!, al señor exvicepresidente se le indaga igualmente, por haberse involucrado, ilegalmente, en la destitución en pleno, sin justificación razonable alguna, de la junta directiva de la entidad bancaria más importante del país y de Centroamérica, el Banco Nacional de Costa Rica. Peligrosa acción ejecutiva, que viola, peligrosamente, la necesaria y fundamental, autonomía administrativa de tan vital banco del Estado, por introducir consideraciones politiqueras, donde han de predominar, criterios técnicos calificados y de gobierno, con sustento en la Constitución Política de Costa Rica, que se ha jurado cumplir.

Cabe aclarar, eso sí, que el señor exvicepresidente, pese a haber renunciado voluntariamente, no lo ha movido el deseo de buscar la justicia de los tribunales. ¡No, qué va! Su movida, tiene que ver, más bien, con el deseo de buscar otra inmunidad similar, eventualmente, como diputado, pues estima que, si fuese postulado y electo, tal deseo se le podría hacer realidad, pero, ¡ojo!, hasta ¡dentro de ocho meses!, si llegare a ser acreditado como legislador, por el TSE, lo cual, obviamente, nadie podría garantizar al día de hoy, pues “dicen que se dice”, que Mayuli Ortega y Calixto Chaves, como “propietarios” del partido que postularía a la señora Laura Fernández, están muy incómodos, pues los puestos elegibles a candidatos a diputaciones, que ya tenían comprometidos con “los suyos”, Pilar Cisneros quiere que sean ocupados por los funcionarios que han renunciado al gobierno, primero en enero y ahora en julio, que, y esto lo que más molesta, tienen en común acusaciones ante el Ministerio Público, casi como requisito, pues lo que buscan es solo adquirir esa inmunidad que se está usando abusivamente.

En fin, aunque pensamos que Brunner Neibig, podría estar calculando mal los tiempos en que se mueve la justicia, en casos tan delicados relacionados con la fortaleza del sistema electoral y la autonomía del sistema bancario estatal, especialmente, es de presumir que los funcionarios de la Fiscalía General de la República, estarán prestos a actuar diligentemente.

Pero, bueno, esa es su apuesta; confiar en que los investigadores de la Fiscalía tomen más tiempo que el recomendado, para que pasen los ocho meses sin que él, y los otros, sean juzgados.

Finalmente, el estimado caballero, debería haber considerado que, ahora no solo sería indagado como cualquier ciudadano, sino que, incluso, se expone a la imposición de medidas cautelares, como sería, por ejemplo, la prohibición a salir del país, si la Fiscalía lo considera pertinente y los jueces así lo aprueban.

7 agosto, 2025

Miembros de Poder Ejecutivo que renunciaron y algunas notas históricas

Vladimir de la Cruz

Tamaño alboroto se quiso hacer con la presentación de la carta de renuncia del vicepresidente Stephen Brunner, el pasado 30 de julio.

La carta donde informa que ha puesto su renuncia está dirigida al presidente de la Asamblea Legislativa, Rodrigo Arias Sánchez, indicándolo que así lo ha comunicado y puesto “en conocimiento” al presidente de la República, Rodrigo Chaves Robles, “renuncia efectiva a partir de 01 de agosto del 2025”.

Con la carta dirigida al presidente legislativo le informa de su renuncia a la Asamblea legislativa, a “efectos de otorgarle su eficacia jurídica” a su decisión.

Copia de esa carta fue entregada al Tribunal Supremo de Elecciones el 31 de julio, fecha límite para dar a conocer su renuncia, y tener la libertad, si así lo quisiera hacer, de participar en el próximo proceso electoral como candidato a una diputación.

En cierta forma, el presidente Chaves le escogió y lo nominó en su fórmula presidencial, por ello le comunica a él su decisión de renunciar a la Vicepresidencia. De esa forma, el vicepresidente, siguió la ruta de que quien nombra es quien tiene la facultad de hacer recibir la renuncia, o de que sea el jerarca a quien, en este caso por cortesía institucional, se le hace ver su disposición de renunciar.

Como el nombramiento surge del proceso de votación, de la voluntad popular, el presidente Chaves no puede destituirlo, como puede hacer con los ministros que él nombra a los cuales puede destituir, o solicitarles su renuncia, como a veces se acostumbra.

Siendo el Tribunal Supremo de Elecciones quien hace la Declaratoria oficial de su condición de vicepresidente, es válida la copia de la carta de su renuncia que envía al Tribunal Supremo de Elecciones, que también había enviado un día antes a la Asamblea Legislativa, por su obligación constitucional de comunicar su renuncia y abandono del cargo a partir del pasado viernes primero de agosto.

Por no funcionar la Asamblea Legislativa ese día, el conocimiento de esa nota se hizo el pasado lunes 4 de agosto, en cuya sesión parlamentaria por la unanimidad de los diputados presentes se conoció y aceptó, como correspondía hacerlo, la renuncia al vicepresidente.

La discusión que se había sostenido, desde que se abrió la posibilidad de que el presidente, y no el vicepresidente, renunciaría antes del 31 de julio fue a favor y en contra de la posibilidad real de que pudiera hacerse tal renuncia. Cuando se determinó que el vicepresidente y no el presidente había renunciado fue como abrir una olla de grillos. El caos y el desorden giró sobre si era o no valida su renuncia, si la jurisprudencia constitucional lo permitía o no, y si no estaba señalado en la Constitución Política o en la legislación electoral no podía hacerlo, como sí se establecía en la Constitución Política de 1871 que estuvo vigente hasta 1948. Sin embargo, para mí, si se le permite en la Constitución a presidente su retiro el 31 de julio anterior a un proceso electoral, con igual razón se le ha de permitir al vicepresidente, aunque de esa forma no esté expresamente señalado constitucionalmente. Tan solo hay que recordar que el vicepresidente únicamente tiene la función de sustituir al presidente en sus salidas temporales o de forma definitiva si así pudiere suceder de conformidad a cómo lo establece la Constitución Política.

La discusión de la renuncia del vicepresidente se asoció a la renuncia de otros vicepresidentes que lo hicieron, donde el trámite legislativo del conocimiento de sus renuncias fue expedito.

Se quiso asociar la fecha del 31, que no sesionó la Asamblea Legislativa, a la situación de que no habiendo sesionado se había perdido la posibilidad de hacer valer su renuncia a partir del primero de agosto. En este sentido, tan solo faltó recordar que el presidente de la Republica tiene la obligación de entregar su Informe sobre el Estado de la Nación el primero de mayo de cada año, y que dicho informe por tradición se hace con gran ceremonia nacional. La presidenta Laura Chinchilla Miranda se presentó, a dicho acto, un primero de mayo, día que en la elección del Directorio Legislativo de esa Legislatura que iniciaba, los diputados se lerdearon tanto que entrada la noche la presidenta optó por entregar, dejar presentado en la Secretaría de la Asamblea Legislativa, su Informe y retirarse. Con eso, ella cumplía. La ceremonia protocolaria no se realizó para que ella lo leyera. Bien pudo suceder que Laura no hubiera ido a leerlo como se reprogramó para día posterior, y le hubiera tocado al secretario de la Asamblea haberlo leído. El plazo de presentación del Informe se había cumplido con la entrega del documento el primero de mayo. La lectura se hizo posterior.

En el caso de la renuncia del vicepresidente Brunner sucedió algo parecido. Presentó su renuncia en tiempo. El conocimiento y la aceptación de ella se hizo posteriormente. La institucionalidad sigue funcionando y el régimen democrático también.

En ese alboroto fui consultado, como historiador, varias veces sobre renuncias de miembros de los supremos poderes, presidentes, vicepresidentes y diputados.

En el período anterior a 1948 estos trámites eran más expeditos y menos complicados.

Los vicejefes de Estado funcionaron hasta 1848. Con la constitución de la República de Costa Rica, desde 1848 hasta 1948, los vicejefes fueron llamado Designados a la Presidencia. A todos estos los nombraba el Poder Legislativo, los congresistas o diputados. En la elección de 1913-1914 no habiendo un resultado favorable para elegir un presidente entre los tres candidatos que se disputaron la presidencia, y no habiendo acuerdo entre ellos para hacerlo, el Congreso, en uso de sus facultades nombró los Designados a la Presidencia, y una vez nombrados, llamó a uno de ellos a ejercer la Presidencia. Así llegó Alfredo González Flores a la Presidencia de la República.

Si no hubiera habido Guerra Civil en 1948, y no hubiera habido acuerdo en el Congreso para decidir entre Otilio Ulate Blanco y Rafael Ángel Calderón Guardia, probablemente ese hubiera sido el camino de solución al conflicto de la nulidad de la elección presidencial, acuerdo en nombrar los Designados a la Presidencia, y haber llamado a uno de ellos a ejercer la Presidencia. Para esa posibilidad se tomaron en cuenta algunos nombres. No sucedió porque el alzamiento armado de José Figueres impuso otro camino, sin alterar la conclusión del período presidencial de Teodoro Picado, que terminó, las últimas tres semanas de su gobierno en manos de su Designado Santos León herrera, quien le entregó el poder a José Figueres, y no a Otilio Ulate, por cuanto Figueres se impuso sobre Otilio Ulate, por el pacto del 1 de mayo de 1948, con el cual se comprometía a entregarle la presidencia 18 meses después, puesto que él iba a gobernar por ese breve período, en el cual fundo la llamada Segunda República, etapa republicana que todavía estamos viviendo al amparo de la Constitución Política de 1949, que sigue vigente aunque maltrecha por la cantidad de reformas que se le han hecho.

Durante el período del Estado, 1824-1848 hubo algunos que cayeron o subieron en ese cargo, de jefes de Estado, por golpes de estado, como José Rafael Gallegos Alvarado, Braulio Carrillo Colina, Manuel Aguilar Chacón, francisco Morazán Quesada, José María Alfaro Zamora.

En este período por renuncia lo hizo Francisco María Oreamuno Bonilla.

Durante el período de la República, 1848-1948 hubo algunos que cayeron o subieron en ese cargo de presidentes de la República por golpes de estado, Juan Rafael Mora Porras, José María Castro Madriz, Jesús Jiménez Zamora, Bruno Carranza Ramírez, Tomás Guardia Gutiérrez, Aniceto Esquivel Saénz, Vicente Herrera Zeledón, Alfredo González Flores, Federico Tinoco Granados subió por golpe de Estado.

En este período abandonó el poder Bernardo Soto Alfaro, y se lo entregó por un breve período al Dr. Carlos Durán. Por su parte, Federico Tinoco Granados renunció a la presidencia como resultado de la lucha popular en contra de su dictadura el 12 de agosto de 1919.

Fueron encargados del Poder Ejecutivo, por breves períodos, las siguientes personas, en el período del Estado de Costa Rica, 1824-1848: Agustín Gutiérrez Lizaurzabal, Juan José Lara Arias, Antonio Pinto Suarez, Rafael Moya Murillo, Manuel Fernández Chacón, Joaquín Mora Fernández, Manuel Antonio Bonilla Nava, Manuel José Carazo Bonilla.

Fueron encargados del Poder Ejecutivo, por breves períodos, las siguientes personas, en el período de la República de Costa Rica, 1848-1948: Manuel José Carazo Bonilla, Miguel Mora Porras, Rafael G. Escalante Nava, Eusebio Figueroa Oreamuno, José Antonio Pinto Castro, Salvador González Ramírez, Rafael Barroeta Baca, José Joaquín Lizano Gutiérrez, Salvador Lara Zamora, Saturnino Lizano Gutiérrez, Apolinar de Jesús Soto Quesada, Carlos Durán Cartín, Demetrio Iglesias Llorente, Juan Bautista Quirós Segura, Francisco Calderón Guardia, Rafael Calderón Muñoz, Jorge Hine Saborío, René Picado Michalski, Santos León Herrera y José Figueres Ferrer, como presidente de la Junta Fundadora de la Segunda República.

Durante la Segunda República, desde 1949 hasta hoy no ha habido Golpes de Estado que hayan provocado cambios en la Presidencia de la República ni renuncias de presidentes.

Encargados de gobierno han estado los vicepresidentes, de los distintos gobiernos, en las ausencias de los presidentes por viajes al exterior por cumplimiento de compromisos oficiales. Se acostumbra que en su sustitución alternen, a discreción de presidente, que los llama a ejercer la Presidencia, el primer y el segundo vicepresidente. No es obligatorio que en sus ausencias temporales siempre sea el primer vicepresidente quien sustituya al presidente.

Durante toda la historia institucional, solamente Francisco Antonio Pacheco Fernández, en su condición de presidente de la Asamblea Legislativa, ha sustituido brevemente, en varias ocasiones, al presidente Oscar Arias Sánchez, en la cuarta Legislatura de su segunda administración, en el 2009-2010, por ausencias oficiales del Primer Mandatario, al haberse quedado sin sus dos vicepresidencias por renuncias al cargo que ellos hicieron.

Compartido con SURCOS por el autor.

Crisis de identidad en Costa Rica

Álvaro Vega Sánchez, sociólogo

Un país con crisis de identidad no tiene la fuerza para afirmarse sobre sus propios pies y sostener sobre sus hombros las responsabilidades que le competen. Fácilmente, se convierte en víctima de fuerzas internas o externas, de poderes fácticos, que lo someten a sus particulares y mezquinos intereses. Es el papel innoble y vergonzoso de aquellos países que se entregan y someten a esos poderes, y su dignidad es pisoteada reiteradamente. Se convierten en “hojas que arrebata el viento”.

Nuestro país ha venido a pasos acelerados perdiendo y dejando de construir identidad. Perdiendo, porque la identidad incluye rasgos que tienen un asidero en el pasado. Dejando de construir, porque la identidad no solo recupera valores y logros; se edifica sobre nuevos cimientos con imaginación y voluntad creativa. Para construir identidad tenemos que desprendernos de las mitificaciones maniqueas del pasado, no dejarnos desesperar por los avatares del presente y mucho menos atrapar e ilusionar por las promesas paradisiacas de futuro, propias de los discursos mesiánicos.

Hasta ahora hemos venido dando tumbos porque también optamos por las salidas fáciles. Por un lado, le echamos todas las culpas de los grandes problemas del país a los partidos tradicionales, particularmente al bipartidismo del Partido Liberación Nacional (PLN) y el Partido Unidad Social Cristiana (PUSC). No hay duda que estos partidos tienen una importante cuota de responsabilidad, pues fueron quienes nos gobernaron prácticamente por seis décadas, después del conflicto bélico de 1948. Sin embargo, también supieron enrumbar el país por buenos derroteros, al menos hasta la década de 1980 cuando empezó a resquebrajarse el modelo de Estado Social de inspiración comunista, socialdemócrata y socialcristiano.

Por otro lado, los últimos gobiernos, tanto del Partido Acción Ciudadana (PAC) como del Partido Progreso Social Democrático (PSD), han tirado las campanas al vuelo con apuestas por un cambio de rumbo, particularmente dirigido a la lucha contra la corrupción y una gestión eficiente de la cosa pública. De esta manera, se busca borrar un pasado político de desaciertos y se celebra con bombos y platillos un cambio de rumbo promisorio.

Nos vemos así atrapados en un maniqueísmo de buenos y malos, que no hace más que propiciar la confrontación y hasta la violencia política en sus diversas expresiones. Y la realidad es que no todo tiempo pasado ha sido el peor ni tampoco el presente es el mejor.

El problema fundamental es que mientras se mantenga esta visión y comportamiento por parte de los políticos y buena parte de la ciudadanía, el país no logrará avanzar hacia niveles superiores de convivencia democrática, bienestar y paz social. Enfrascados en buscar culpables de las calamidades que estamos padeciendo, perdemos tiempo valioso para impulsar acciones concretas que permitan encarar con decisión y voluntad política los grandes problemas de hoy: desigualdad, inseguridad, violencia y crecimiento económico lento sin equidad, entre otros.

En este contexto, tenemos un desafío prioritario por delante: superar la actual crisis de identidad para recuperar más dignidad, y así poder enfrentar los retos del presente y trazar un destino mejor. Hay que afirmarse sobre los mejores logros del pasado, potenciar lo mejor de los recursos materiales y espirituales del presente y proyectar con visión optimista y mesurada un futuro más promisorio para las nuevas generaciones.

Para ello, es fundamental un nuevo pacto social y político que se construya en la mesa de la patria, para aunar esfuerzos y voluntades en la búsqueda de soluciones a los problemas más apremiantes, así como la proyección de políticas de Estado de largo aliento. Esto es algo que se ha venido reiterando, especialmente cada vez que nos aproximaos a un período electoral.

Aunque la polarización política se ha intensificado y las vías del diálogo reposado no cuentan con viento a favor, no debemos, bajo ninguna circunstancia, dejar de esforzarnos para unir voluntades y concertar en la mesa del diálogo ciudadano patriótico. Al parecer, se perfila una nueva generación de candidatos, relativamente jóvenes, que aspiran a la presidencia. Esta nueva generación puede hacer la diferencia y en lugar de continuar por la vía de la confrontación y del antidiálogo, abocarse con amor y pasión a construir la nueva identidad costarricense, que nos coloque entre los países dignos porque se autodeterminan para crecer en bienestar, seguridad y paz social; y contribuir también a forjar un mundo más humano, justo y pacífico.

El país apreciaría en gran manera, que quienes aspiran a la presidencia para el 2026-2030, desde la campaña misma se comprometan a impulsar de manera conjunta, con generosidad y visión patriótica, ese necesario y urgente pacto social y político, para crear los cimientos de una Costa Rica más digna, próspera y fraterna y menos insegura, violenta y desigual.

De esta manera, los partidos políticos ofrecerían una buena señal de voluntad para remozarse y recuperar legitimidad como verdaderos agentes al servicio del bien común, anteponiendo a sus intereses particulares los más elevados de la patria.

Los tiempos adversos, donde se nublan los horizontes para avizorar mejores senderos que nos conduzcan a garantizar condiciones de vida digna para todos los costarricenses, son también propicios para ejercitar la voluntad colectiva de un pueblo que ha sabido encontrar salidas creativas y solidarias en momentos críticos, que pusieron a prueba su buena voluntad política para mancomunar esfuerzos más allá de las tiendas partidarias.

Ya es tiempo de renovar el pacto social de los años 1940-1950, de cara a los nuevos desafíos de un contexto geopolítico de grandes tensiones, donde los países requieren con urgencia diseñar su proyecto económico, social, político y cultural; es decir, construir su identidad, para ser sujetos de su propio destino.

 

Encuentro Democrático felicita al Frente Amplio

Desde la Mesa Coordinadora del Encuentro Democrático: Foro de Demócratas Progresistas., saludamos fraternalmente al Frente Amplio – Costa Rica por sus exitosos procesos internos, y por sus nuevos/as Candidatos/as a la próxima Asamblea Legislativa.

Recordamos que el Encuentro Democrático, no es un partido político, sino una organización y red ciudadana para incidir en el trabajo político, electoral, cultural y de educación popular. Y cuya orientación estratégica es la defensa del Estado Social de Derecho, la profundización de nuestras conquistas sociales, y la defensa de los valores republicanos de nuestra imperfecta (pero perfectible) Democracia.

Como sabemos también, en su calidad de individuos y ciudadanos /as, muchos/as miembros del Foro Encuentro Democrático, militan o simpatizan en diferentes partidos democráticos y progresistas, incluido obviamente el Frente Amplio (aunque no solamente).

Desde el Encuentro Democrático, modestamente, durante todos estos años de ardua labor patriótica, hemos colaborado juntos, para enfrentar electoralmente, a la corrupta Derecha Neoliberal, luego a la Derecha Fundamentalista religiosa, y ahora, a Extrema Derecha Populista y Autoritaria en el Gobierno.

Es nuestra modesta opinión, que en esta dramática coyuntura electoral, la unidad de todos/as los/las Demócratas, es la mejor táctica contra el embrión Neofascista y Ultra-Neoliberal del Gobierno de turno. Y que esta debe ser la línea política estratégica superior.

Sólo la auténtica vocación por la unidad en la diversidad, con una nueva articulación política junto a la Sociedad Civil, puede dar pie realmente, a una próxima alianza electoral más amplia, de carácter plural y pluriclasista, para así detener en las urnas, al peligroso avance del Oficialismo. A su nefasto servicio, tenemos la sistemática Desinformación y la vulgar Demagogia, y un gran y dudoso capital para financiar su nueva campaña electoral. Esta próxima Campaña Electoral, será aún mucho más sucia, inmoral y anti-ética, que las anteriores (y eso es decir bastante).

Pero la reelección de algún «partido-taxi» del Oficialismo, sería francamente letal, para nuestra Democracia, y para nuestras conquistas populares.

Nuevos y demenciales, intereses foráneos Geopolíticos, apuestan por el Autoritarismo Populista para Costa Rica, pese a los cuestionamientos del Narcotráfico. Y esto pesará mucho. El régimen tiene vocación autoritaria, y talante cipayo. Hoy también está amenazada nuestra Soberanía Nacional.

Mientras al interno, se juega y manipula con el justo descontento de las masas, heredado de décadas de Neoliberalismo, y de crecimiento de la Desigualdad estructural, acentuados con la crisis económica nacional y global, y la con peligrosa Crisis de Legitimidad de nuestra maltrecha Democracia.

Sin embargo, el «incendio social» no se combate con más gasolina, como propone la Irracionalidad Populista. Perseveraremos en la estratégica Defensa del Estado Social de Derecho.

Es mucho lo que está en juego ahora, en las próximas Elecciones; pues francamente están en peligro, nuestras libertades públicas, nuestras conquistas sociales, nuestras instituciones, y repetimos, nuestro Estado Social de Derecho, e incluso nuestro mismo Estado de Derecho.

En consecuencia, felicitamos públicamente al Frente Amplio por la tenaz labor de oposición patriótica de su Fracción Legislativa, y por la defensa de los intereses de la clase trabajadora y de los sectores populares.

Al mismo tiempo, los/las instamos a seguir construyendo y sumando, en la más completa amplitud democrática, y a estar a la altura de estas dramáticas circunstancias políticas. Lo mismo señalamos respetuosamente, para otros partidos políticos progresistas, y sus diferentes alianzas electorales.

Un sincero abrazo fraternal desde el Encuentro Democrático.

Por la Mesa Coordinadora del Encuentro Democrático,

MA.Tatiana Herrera Ávila, MBA. Johana Hernandez,

e ING. Alfredo Chocano, MA. Jiddu Rojas Jiménez, ING. Tamara Briceño

El miedo no puede ser opción

Por Memo Acuña
Sociólogo y escritor costarricense

Un artículo de reciente publicación titulado “Hablo porque no sé hasta cuándo podré hacerlo” de Eduardo Alvarado, plantea una premisa impensable en un país como Costa Rica hasta hace unos años.

Habla, y sí que lo hace, de la necesidad de contrarrestar la desinformación y la laxitud de contenidos disparados en redes sociales frente a la batalla cultural instalada contra medios de comunicación que han sido colocados en el discurso oficial como “los enemigos del pueblo”.

Estamos claros que el origen de algunos de esos medios está basado en la confluencia de intereses económicos y políticos y que durante muchos años han construido una agenda que impulsa su proyecto, su enfoque y su visión de mundo.

Pero este hecho no puede llevarnos a aprobar los feroces ataques que sistemáticamente ha sostenido el poder ejecutivo actual contra cierta prensa, que claramente le ha señalado sus yerros y equivocaciones, que no han sido pocas.

Habla Alvarado, y sí que lo hace, en un artículo en el peridodico La Nación, de la forma como los núcleos duros de opinión llevaron a Kamala Harris a la derrota frente a Donald Trump; refiere un estudio de opinión que plantea que 6 de cada 10 personas temen hablar del gobierno de Nayib Bukele en El Salvador.

Esto último no es una ficción. Me ocurrió con una querida amiga artista plástica y poeta salvadoreña a la que cité en una columna y que luego me solicitara eliminar esa referencia, pues temía represalias del gobierno salvadoreño sobre sus opiniones.

En Costa Rica aún marcamos el paso de la libertad de opinión y de expresión. Sin embargo, los límites han venido creciendo a pasos agigantados. Urge hablar, como lo hizo Alvarado en su columna. Urge defender el espacio público del intercambio y la reflexión.

Cualquier otra cosa nos habrá llevado irremediablemente a un lugar del cual no podremos salir intactos. No permitamos que el miedo se instale como opción.

Del desarrollo personal al desarrollo humano

Los extensos estudios de anatomía humana de Leonardo da Vinci estaban cientos de años adelantados a su tiempo. (Imagen de Wikimedia Commons, Leonardo da Vinci.)

David Andersson

En la tercera asamblea del Foro Humanista Mundial el 19 de julio, Antonio Carvallo propuso crear una nueva mesa de trabajo sobre Desarrollo Personal. Durante su presentación, una chispa captó mi atención. Señaló que, durante los últimos 5.000 años, la humanidad ha dedicado casi toda su energía a comprender y desarrollar el mundo exterior, mientras descuidaba nuestro propio desarrollo interno como seres humanos.

Hoy estamos aquí, con capacidades tecnológicas, científicas, intelectuales y sociales asombrosas. Podemos dividir átomos, mapear genomas y comunicarnos al instante a través del planeta. Sin embargo, en comparación, nuestra comprensión de cómo funcionamos internamente como seres humanos sigue siendo dolorosamente limitada. Con demasiada frecuencia, los seres humanos siguen siendo tratados demasiado a menudo solo como herramientas, valorados principalmente por su capacidad para producir y consumir.

Pregúntale a un adolescente qué planea hacer con su vida, y esta pregunta típicamente la entenderá como: ¿A que profesión te dedicarás? La vida se ha vuelto sinónimo de trabajo. Uno estudia para trabajar, trabajarás la mayor parte de tu vida y finalmente te jubilarás —a menudo exhausto y desilusionado. La realización se vincula al éxito profesional, incluso dentro de una sociedad disfuncional o un entorno laboral tóxico.

Entre tanto, las estadísticas de salud mental en la sociedad occidental alertan de que una crisis profunda y creciente está en curso:

  • En 2022, unos 59,3 millones de adultos estadounidenses (≈23,1%) experimentaron alguna forma de enfermedad mental.
  • En 2022, 15,4 millones de adultos (6%) experimentaron una enfermedad mental grave.
  • En 2022, los CDC (Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades) reportaron 49.449 muertes por suicidio en Estados Unidos —un aumento de aproximadamente el 3% respecto a los 48.183 registrados de 2021, marcando un récord histórico.

¿Acaso no es ésta una expresión dramática de un conflicto interno sin resolver?

¿Por qué se ha subvalorado tanto el desarrollo interno? Casi parece que hubiera una conspiración global en su contra. La mayoría de las religiones comienzan con una cierta experiencia interna, pero con el tiempo se vuelven cada vez más externas — colocando a Dios en el cielo, centrándose en rituales externos, obsesionándose con la comida o las reglas. Las ideologías políticas como el marxismo a menudo fracasan en la exploración del papel de la violencia, el miedo y en el significado en cómo nos organizamos a nosotros mismos. Incluso en la moderna industria de la “autoayuda” o «superación personal», el crecimiento personal suele concebirse como una forma de «optimizar el rendimiento» dentro de las mismas estructuras deshumanizantes que causan sufrimiento.

Pregúntale a alguien: «¿Cómo manejas el miedo?». A la mayoría le costará mucho responder. Las personas no tienen herramientas internas ni lenguaje para enfrentar y transformar sus miedos (temores). En esta ausencia el miedo se convierte en la herramienta que el Sistema usa para controlar la vida cotidiana: tememos que nos despidan, a no tener suficiente dinero, o no ser amados, miedo a ser «demasiado» o «no lo suficiente».

¿Por qué tanta gente se siente exhausta? ¿Qué sabemos realmente sobre nuestra propia energía interna — cómo cultivarla, renovarla, dirigirla? Son preguntas fundamentales y centrales para nuestra supervivencia y evolución y, sin embargo, la sociedad rara vez las aborda.

Seamos claros: no proponemos el desarrollo personal solo para que las personas funcionen mejor en este sistema deshumanizado. El verdadero desarrollo personal consiste en cambiar por completo el enfoque de nuestras vidas. Nada significativo puede transformarse en el mundo hasta que internalicemos nuestro conocimiento de lo que significa ser humano, que reconozcamos que la vida tiene un significado más allá del trabajo y el consumo, y nos liberemos de la ilusión del miedo.

La paz no es la ausencia de guerra. Es un estado interno del ser.

Imaginen lo que significaría que 8.000 millones de personas emprendieran un camino de autoconocimiento, aprendiendo a superar el dolor y el sufrimiento, viendo el dinero no como un fin en sí mismo sino como una herramienta para humanizar la Tierra. Imaginen si el autoconocimiento se abordara del mismo modo en que un músico practica con su instrumento — con disciplina, cuidado y pasión.

La educación debe evolucionar. Debe estar arraigada en el desarrollo del ser humano completo. Reconciliarnos con nosotros mismos debería ser el primer paso. El mundo que anhelamos debe echar raíces primero dentro de nosotros mismos; solo entonces podremos co-crearlo con los demás.

Fuente: https://www.pressenza.com/es/2025/07/del-desarrollo-personal-al-desarrollo-humano-2/?fbclid=IwY2xjawL4xjZleHRuA2FlbQIxMQABHi75Z46mES4zvmeyWdEEVu_MX5GTCfk0qgs5RuIaImcvkDcB0w-3celxP_bF_aem_YIQoNbE7JpaJh54XswCaTA

¿Quién mató a Francisco Morazán?

Por René Mauricio Valdez1

Cuanto más vemos, más capaces somos de ver
María Mitchell

1 Salvadoreño, doctor en ciencias políticas de la Universidad de Toronto, Canadá. Trabajó en instituciones de la administración pública de su país, de la integración centroamericana y de las Naciones Unidas.

Son muchos los hechos y circunstancias que me llevan a colocarle un signo de interrogación a la historia que se cuenta sobre la muerte de Francisco Morazán –acaecida en Costa Rica el 15 de septiembre de 1842, por fusilamiento, luego de un masivo levantamiento en su contra mientras ejercía como presidente de aquel país.

La narrativa prevaleciente es bastante bien conocida. Fue difundida desde muy temprano por varias proclamas que publicó Antonio Pinto, la primera el 11 de septiembre de 1842, cuatro días antes de que personalmente capturara y dirigiera el pelotón que fusiló a Morazán. A continuación, fragmentos de dichas proclamas, dirigidas “a los soldados de Costa Rica”, las que probablemente son la primera exposición de la versión oficial de los hechos:

Mucho tiempo ha de que el desenfreno de una ambición audaz meditaba recobrar, con el sacrificio de vuestra patria, la silla de que lo arrojó la opinión pública.

Cuando el caudillo comenzara a realizar su proyecto fatal, vosotros opusisteis la más firme resistencia…

Mañana ibais a marchar de justos invasores. El pretendido conquistador de Centro-América se soñaba dominarla; y vuestras vidas, intereses y honor, todo lo iba a sacrificar a sus conatos;

Vosotros habéis empuñado las armas; pero con el secreto designio de salvar a la Nación…

Soldados: me habéis proclamado vuestro jefe de armas y voy a tomar la parte que me corresponde en vuestra causa. (Proclama del 11 de Sept de 1842).

Un día después de que ejecutó a Morazán, Pinto suscribió un comunicado en calidad de “General en Jefe de los pueblos de Costa Rica” en el que reafirmó la proclama del 11 de septiembre y agregó un enigmático comentario:

Loor eterno a los valientes soldados que dirigidos por una mano oculta cargaron sobre sí el deber de recuperar vuestros derechos a costa de derramar su sangre.

En otras palabras, la historia oficial es que mientras ocupaba la presidencia de Costa Rica –luego de regresar del exilio y desplazar del gobierno al conservador Braulio Carrillo– Morazán intentó organizar un ejército centroamericano para restablecer el proyecto liberal de la República Federal de Centro-América, de la que él naturalmente sería el presidente. Los labriegos costarricenses, hartos de tanta guerra, se levantaron en masa contra el desenfrenado caudillo y lo fusilaron.

Un aspecto no tan recordado de la versión oficial es la críptica referencia que hizo Pinto a la “mano oculta” que dirigió a los alzados. Si salvar a la nación fue el “secreto designio” de los que empuñaron las armas contra Morazán, ¿cuál fue su designio manifiesto? Estas llamativas expresiones de Pinto apuntan hacia un silencio histórico firmemente enraizado que quiero contribuir a visibilizar.

La lectura alternativa que propongo requiere poner en valor cuestiones que son desconocidas o sólo tocadas de manera anecdótica por la inmensa mayoría de estudios. Por un lado, el papel dirigente que tuvieron en el episodio varios acaudalados europeos, residentes y con cargos políticos en Costa Rica, afines a Braulio Carrillo y a los dos potentes enemigos internacionales o externos de Morazán: la Corona inglesa y la Iglesia de Roma.

Por el otro, la decidida expansión territorial del imperio británico sobre Centroamérica durante este período, expansión que tuvo fuerte incidencia en los procesos políticos de la región y que es necesario escudriñar para captar en su justa dimensión los acontecimientos que culminaron con el fusilamiento de Morazán nada menos que un 15 de septiembre.

2.

Desde antes de la independencia de España y hasta fines del siglo 19 los ingleses se posesionaron por las armas de territorios, islas y aguas centroamericanas tanto en el lado del Atlántico como del Pacífico. Un funcionario inglés residente Belice estimó que, para mediados del siglo 19,

La suma de nuestras adquisiciones en Centro-America, excluyendo a las pequeñas islas de Roatán y del Tigre, es de 66,000 millas cuadradas… en que nosotros tenemos una autoridad sin oposición, siendo casi la tercera parte de Centro-América, igual á dos terceras partes del área de la Gran Bretaña (citado por E.G. Squier 1856, embajador de Estados Unidos en Centroamérica en esa época).

Dichas “adquisiciones” permitían al Imperio controlar localidades y rutas muy importantes para el comercio, pero sobre todo críticas con miras a lo que todos llamaban “la empresa más importante del mundo”: la construcción y el control del canal entre los dos océanos y el aseguramiento de sus rutas de aproximación y de salida.

La estratégica ruta interoceánica sólo podía construirse por algún punto del istmo que se extiende desde Tehuantepec hasta el Darién. La mejor opción era, de lejos, la vía de Nicaragua pues allí el canal prácticamente ya estaba hecho por la naturaleza (Rio San Juan en la frontera entre Nicaragua y Costa Rica gran lago de Nicaragua Rio Brito por el lado del Pacífico).

El plan B era el Darién en Panamá, entonces parte de la Nueva Granada. Sin embargo, este proyecto estaba bastante más lejos que Nicaragua de las costas de Estados Unidos, requería adentrarse en una selva cerrada con un temido “clima maligno”, y realizar descomunales excavaciones a través de la columna de cerros que conforma la división continental –problema inexistente en Nicaragua.

Desde los primeros días de la vida independiente, varios gobiernos y movimientos políticos centroamericanos se autodefinieron liberales o convergieron entorno a principios básicos del liberalismo de la época, como la separación entre el estado y la iglesia y la oposición al colonialismo. Los libros de Jeremías Bentham eran comunes entre los jefes del partido liberal, anota el embajador Squier.

Los grupos y gobiernos “liberales” tenían su propio concepto del paso oceánico que querían construir. Reconocían que era un proyecto faraónico; le otorgaban la máxima importancia como motor de la prosperidad de la región y de la consolidación de la República Federal. Un “emporio del universo” lo llamó Simón Bolívar, que traería “a tan feliz región los tributos de las cuatro partes del globo”. Trágicamente, terminó transformándose en poderosa causa de muchos males –especialmente para Nicaragua—, en particular, el fracaso de la reunificación política de la región. (Valdez 2024).

Querían un canal política y militarmente neutral bajo soberanía centroamericana, abierto sin discriminaciones al comercio mundial, no controlado con fines militares por una o más potencias, y menos aún si dicho control implicaba la ocupación de territorios de la república. Intentaron que se construyera mediante acuerdos internacionales que no lesionaran la soberanía territorial de Centroamérica y la neutralidad de la vía. Era un modelo que definitivamente no encajaba con la visión que tenía el Imperio. Contingencias europeas (la Revolución Belga de 1830-31) y la diplomacia victoriana de Lord Palmerston se mezclaron con procesos políticos de la región para producir el fracaso de las negociaciones canaleras con el Reyno de los Países Bajos, Francia y Alemania.

Los liberales opusieron resistencia a las ocupaciones territoriales empleando un modesto pero variado arsenal que incluyó acciones militares, económicas y políticas. Entre las últimas figuró prominentemente el unionismo –los reiterativos acuerdos firmados por los gobiernos para restablecer de manera inmediata la unión política entre los estados de la ex Federación. Todos los intentos unionistas que registra la historia centroamericana del siglo 19 y principios del 20 ocurrieron, invariablemente, como reacción a ocupaciones territoriales y otras graves amenazas de actores externos, y se resolvieron en el curso de los conflictos desatados por dichas ocupaciones y amenazas, involucrando tanto a actores internos como externos.

Lo que podríamos denominar el unionismo “real” (los acuerdos unionistas que fueron efectivamente suscritos) tuvo el propósito inmediato de coordinar la defensa y la diplomacia frente actores externos a la región, y sólo en lo mediato se propuso emprender un proceso hacia la conformación de un estado centroamericano, generalmente concebido como de tipo federal.

Los liberales del siglo 19 bloquearon las importaciones inglesas en protesta por las ocupaciones territoriales y, en numerosas ocasiones, acudieron a las armas. No aceptaron ceder Belice, las Islas de la Bahía, la Mosquitia nicaragüense y hondureña, San Juan del Norte y la Isla del Tigre y otros puntos en el Golfo de Fonseca, lo que determinó que el Imperio no otorgara el reconocimiento diplomático ni firmara tratados con la Federación Centroamericana y los estados “del centro” (El Salvador, Honduras y Nicaragua, los más unionistas), como si lo hizo con los estados “de los extremos” (Costa Rica y Guatemala) que mostraron en este período una posición mucho más conservadora y afín a la Iglesia de Roma y al imperio inglés, y más reacia al proyecto de reunificación.

Hasta fines del siglo 19 Estados Unidos apoyó al unionismo y al canal neutral bajo soberanía centroamericana como un medio de contención contra los ingleses. Con la recaída de la influencia británica hacia fines del siglo y la paralela emergencia de Estados Unidos como potencia dominante, este último país cambió su postura drásticamente. (Valdez 2004, Rodríguez 1964).

3.

La muerte de Morazán ocurrió durante una coyuntura especialmente álgida del expansionismo inglés en Centroamérica. En 1841 Inglaterra, con el apoyo de milicias miskitu (afrodescendientes que dominaban gran parte de la costa atlántica de Nicaragua y Honduras), ocupó la totalidad de las Islas de la Bahía (Roatán ya estaba tomada) y las declaró colonias, dependientes al igual que Belice de Jamaica –el próspero enclave azucarero, esclavista y naval inglés, declarado colonia en 1655, desde donde la armada de Inglaterra impuso su dominio sobre el Caribe incluyendo las costas de Centroamérica.

Al mismo tiempo se posesionó de San Juan del Norte –la estratégica entrada por el Atlántico al futuro canal, al que quería transformar en un “puerto libre” siguiendo el approach que usó en Asia para controlar lugares como Hong Kong y Singapur. Ante las protestas, los ingleses arguyeron que las Islas de la Bahía ya antes habían sido posesión inglesa y que Greytown (como llamaron a San Juan del Norte en honor al gobernador de Jamaica) era parte de la nación miskitu que estaba bajo protección inglesa por tratados suscritos con el rey de dicha nación. Todo lo anterior ocurrió poco menos de un año después de la derrota de Morazán por las fuerzas del guatemalteco Rafael Carrera y de la imposición de un férreo dominio conservador en toda la región.

Morazán se encontraba en Lima a punto de embarcarse junto con su mujer (Josefa Lastiri), la pequeña hija de ambos (Adela) y un grupo de fieles oficiales centroamericanos y europeos hacia lo que sería su exilio definitivo: Santiago de Chile. Con él estaba un veinteañero Gerardo Barrios quien una década y media más tarde tendría un rol protagónico durante los cuatro años que duró el período de las invasiones de William Walker (1856-1860), no como líder militar en el terreno sino ocupando los más altos cargos políticos a la cabeza del estado salvadoreño.

Habían sido muchas las cartas y muy frecuentes las visitas de los seguidores de Morazán en que le pedían que retornara pues él era quien podía y debía encabezar la resistencia a Rafael Carrera y a la amenaza inglesa. Liberales costarricenses apelaban a su auxilio para derrocar a Braulio Carrillo, tradicional adversario de Morazán quien después de un prometedor primer periodo presidencial se había declarado presidente de por vida — un arreglo que más tarde fue impuesto en Guatemala por Carrera.

No sin cavilaciones, Morazán había decidido seguir hacia el exilio, era lo mejor. Cambió de opinión cuando recibió una proclama del “Supremo Director” de Nicaragua denunciando que la integridad y la soberanía habían sido violadas una vez más por el “leopardo inglés”, que “tenía clavadas sus garras sobre las fértiles comarcas de San Juan del Norte.” La proclama llamaba a los centroamericanos de todas las filiaciones a defender la patria agredida. Es posible que no contaran con que Morazán –supuestamente ya en ruta hacia su lejano destierro– estaría entre los primeros en hacerlo.

Morazán canceló el viaje a Chile y con fondos proporcionados por “ilustres americanos” adquirió un bergantín llamado Cruzador, “y demás elementos bélicos para fletarlo en pie de guerra”. (Rodas 1920; Mejía 1986). De Lima navegó a Guayaquil, donde obtuvo más pertrechos. Luego emprendió un periplo sobre aguas del Pacífico centroamericano hasta que se detuvo en el Golfo de Fonseca, lo que disparó las alarmas de los gobiernos de la era Carrera.

Dichos gobiernos habían expresado su rechazo a las nuevas ocupaciones inglesas, pero trataban de mantener un delicado equilibro con el poderoso dictador pro-inglés de Guatemala bajo cuyo pesado yugo se encontraban. Nada como el retorno de Morazán para provocar a Carrera y a su “padrino”, como llamaban a Frederick Chatfield, el cónsul inglés en Centroamérica residente en Guatemala. (Woodward 1993, Rodríguez 1964,).

4.

El Cruzador se aproximó al lado salvadoreño del golfo y fondeó en la bahía del puerto de la Unión (nombre completo: “Puerto de la Unión Centroamericana”). Morazán y sus hombres desembarcaron sin encontrar resistencia –el comandante del puerto, un coronel de apellido Aguado, se había esfumado. Luego de un breve recorrido en el que efectuaron contactos y consultas, retornaron al Cruzador desde el cual, “sobre el mágico espejismo del bello Golfo de Fonseca” (Rodas 1920, 265), Morazán escribió una carta a los gobernantes centroamericanos en la que puntualizó la consigna del momento y pidió que le asignaran tarea (“Señálesenos el lugar que debemos ocupar y el Jefe a quien obedecer”), petición sobre la que no obtuvo respuesta:

La ocupación de una parte de la Costa Norte por un pueblo extraño como el de los “moscos” no podrá verse nunca con indiferencia porque equivale a perder para siempre un terreno que será con el tiempo a la República de gran utilidad; y porque la tolerancia de un hecho de tanta magnitud prepararía otros de igual naturaleza…. la ocupación del puerto S. Juan del Norte… es un golpe de muerte para la República, porque, a mi modo de ver, está cifrada su existencia nacional, la consolidación de un Gobierno y su bienestar y grandeza, en la abertura del gran canal interoceánico por el propio puerto de San Juan […] Con iguales motivos a los que han servido para usurpar este puerto, podrían más tarde ocuparse las Capitales de los Estados. (Santana 2019, 52; Rodas 1920, 267).

Morazán recomendó a los gobiernos que agotaran todas las instancias para tratar de alcanzar un entendimiento honorable con el invasor, porque, de lo contrario, sería ineludible inmolarse batallando contra un enemigo invencible (nótese que Morazán no menciona a Inglaterra que sin duda era el agresor en cuestión. Este silencio u omisión era común. En general en casos como éste optaban por usar lenguaje diplomático o ambiguo para referirse a la Corona o al gobierno inglés propiamente, y sólo se denunciaba a “súbditos ingleses” que habían ocupado territorios de la república):

[Si] no se pudiese lograr una transacción honrosa para la República, quedará por lo menos a los centroamericanos, la satisfacción de haberla procurado y la de acreditar al mundo entero, que, si se les coloca ante la humillación y la guerra, elegirán siempre el último partido, aún cuando tengan la certeza de no poder salvar más que el honor.

El Cruzador hizo movimientos dentro del golfo como para confundir al enemigo, antes de salir de nuevo a mar abierto. Emprendió una rápida incursión sobre Acajutla, donde Morazán desembarcó por unas horas también sin incidentes y realizó más contactos. La nave zarpó y giró hacia el sur, con destino, todos pensaban, hacia Nicaragua. En el camino se fueron sumando embarcaciones con hombres, armas y pertrechos, lideradas por fogueados oficiales centroamericanos y europeos. Entre los últimos estaba el francés Isidoro Saget, un cercano colaborador de Morazán que llegó a ostentar el rango de General y siguió combatiendo en roles prominentes después de la caída del líder.

Cuando la flotilla sorpresivamente se alejó de costas nicaragüenses, continuó hacia Costa Rica y se adentró en el Golfo de Nicoya, ya estaba compuesta por cinco embarcaciones: el Cruzador –el buque insignia– y los buques Josefa, Asunción Granadina, Isabel II, y El Cosmopolita.

Morazán desembarcó en el pequeño puerto de Caldera sin incidentes el 7 de abril de 1842. Braulio Carrillo envió tropas al mando del general salvadoreño Vicente Villaseñor para repeler a los invasores, pero cuando dichas tropas se encontraron con las de Morazán, suscribieron un acuerdo en un paraje conocido como “El jocote” y prosiguieron juntas la campaña en contra del presidente vitalicio, quien cedió la plaza sin ofrecer resistencia. Morazán fue recibido en San José con amplias muestras de júbilo. Fue nombrado presidente y poco después “libertador de Costa Rica” mediante sendos actos legislativos.

5.

El 17 de julio de 1842 los estados del centro suscribieron la Convención de Chinandega, la que dio origen a la Confederación Centroamericana. Más que una verdadera unión o gobierno, era un pacto defensivo que convocaba a liberales y conservadores que coincidían en que había que hacer algo frente a las ocupaciones inglesas –un compromiso para reclamar conjuntamente “al Gobierno de Su Majestad Británica sobre la ocupación que hayan hecho sus súbditos del territorio e islas de la República.” Los ingleses y Carrera bloquearon la Confederación lanzando su propio proyecto de confederación con capital en Guatemala y golpeando militarmente y con reclamaciones económicas a los estados del centro. (Rodríguez 1964).

Morazán reincorporó a Costa Rica a la unidad centroamericana días después de la creación de la Confederación. También recibió autorización legislativa para formar un “Ejército de Liberación de Centroamérica”, con el cual me parece claro que en lo inmediato no pretendía restablecer la unión, sino combatir las ocupaciones territoriales de los ingleses y los miskitu.

Apresuradamente, un grupo de prominentes conservadores costarricenses afines a Braulio Carrillo y encabezados por el próspero cafetalero catalán Buenaventura Espinach, se desplazó a conferenciar con el cónsul inglés, quien recibió un pormenorizado reporte sobre los acontecimientos. El hondureño Alex Palencia (2018) –quien ha realizado extensas investigaciones bibliográficas sobre la vida y obra del prócer– sostiene que fue en esta reunión que

se [planificó] la conspiración para neutralizar el proyecto de Morazán de unir a Centroamérica a través de una cruzada militar, acción… que frustraría el proyecto inglés de construir el canal interoceánico en San Juan del Norte en Nicaragua, principal motivo que causó la muerte de Morazán.1

Ninguna fuente que esté a mi alcance proporciona más información sobre este importante encuentro de Espinach con Chatfield o sobre las medidas que el Imperio tomó en seguimiento. Pienso que fue un asunto reservado sobre el que se intentó no dejar pistas. Lo cierto es que poco después — estando Morazán organizando el Ejercito Centroamericano y revirtiendo medidas anti populares de Carrillo– de entre los dispersos, pacíficos y modestos agricultores costarricenses emergió una poderosa fuerza de combatientes (5,000 según varios cronistas) que enfrentó a las tropas leales del gobierno y a los oficiales de Morazán, “con toda clase de armas” como dice Rodas, ocasionándose mutuamente numerosas bajas, hasta que capturaron al caudillo en su repliegue hacia Cartago con la falsa promesa de respetarle la vida.

El detonante de este llamativo levantamiento –emprendido por un pueblo pacifista y de recursos escasos que estaba harto de tanta guerra– habría sido un mal hadado y al parecer inexistente intento de Morazán de reclutar combatientes de manera forzosa para repeler una invasión nicaragüense en la región de Guanacaste. (“Jamás se emprende una obra semejante con hombres forzados” se lee en el testamento político de Morazán). Los costarricenses sorprendentemente habrían preferido no pelear en Guanacaste – por la que existía una fuerte disputa entre Costa Rica y Nicaragua– y en cambio optaron por armar el lío del siglo contra Morazán.

La invasión nicaragüense presumiblemente habría encontrado condiciones propicias para avanzar sobre Costa Rica ya que el país se encontraba convulsionado enfrentando con las armas a Morazán en la distante meseta central (Alajuela, Cartago, San José). Además, los costarricenses habrían expresado su deseo de no combatir a sus hermanos nicaragüenses, como lo pone una de las proclamas de Pinto. Sin embargo, no he encontrado referencias sobre lo que pasó con la invasión. Desaparece tan pronto comienza el levantamiento contra Morazán.

6.

¿Por qué habrán decidido fusilar a Morazán el 15 de septiembre? ¿No podrían haber esperado unos días, digamos hasta el 18, para que su muerte no enturbiara las alegres y patrióticas celebraciones de la independencia? ¿En ese momento y en el futuro? ¿Es que no tenían respeto por los sentimientos anticolonialistas que, pese a los reveses, primaban en toda América Latina?

Morazán y sus compañeros presos recién llegaban a San José desde Cartago el 15 de septiembre a la una de la tarde, cuando sorpresivamente fueron informados que su ejecución, por orden de Antonio Pinto, debía realizarse ese mismo día, sin más trámite ni dilación. La fecha de la ejecución no fue, pues, producto de una casualidad o de alguna inescrutable ironía del destino, sino de una decisión deliberada. ¿Por qué escogieron esa fecha?

La respuesta debemos buscarla, en mi opinión, en el hecho que no fueron costarricenses quienes concibieron y dirigieron el levantamiento contra Morazán, sino acaudalados europeos conservadores residentes en Costa Rica, con cargos políticos y fuertes vínculos con el consulado inglés, que no tenían simpatía por los ideales independentistas y soberanistas que representaba Morazán. Fusilarlo el 15 de septiembre les ofrecía una oportunidad única para expresar su desprecio por la tan cacareada soberanía de Centroamérica. La independencia era una efeméride liberal que disgustaba a la Europa monárquica y colonialista, y a la Iglesia de Roma. Enturbiar las alegres y patrióticas celebraciones de la independencia era justamente lo que querían.

Nótese que Antonio Luiz Pinto Soares era un coronel y marino mercante portugués. “Tata Pinto”, como le decían, nació en Porto en 1780, de padres acomodados, y murió en Costa Rica en 1865. Era de arribo reciente al país (circa 1810, ya con una treintena de años) y se dedicaba a la caficultura. Fue alcalde de San José. Todo indica que Pinto fue uno de aquellos militares y marinos portugueses que emigraron hacia el Brasil junto con la monarquía para escapar de Napoleón Bonaparte, pero que por circunstancias diversas se quedaron y establecieron en varios puntos de las Américas.

El apresurado traslado de la Casa de Braganza y la corte portuguesa hacia Rio de Janeiro en 1807, fue posible gracias al apoyo logístico y militar de los ingleses –enemigos de Bonaparte y financistas de las guerras europeas en su contra quienes terminarían derrotándolo en el Reino de los Países Bajos, en Waterloo (hoy Bélgica), en 1815.

Rodas subraya que Pinto Soares, “infame portugués, aventurero sin entrañas”, fue quien dio dirección a los insurrectos y quedó “como jefe de aquel movimiento criminal, que no tuvo por principio sino la odiosidad de afuera y la ingratitud y la traición de adentro.” El hondureño Ramiro Colindres O. (2007, 44) afirma que Pinto era una figura “estrechamente vinculada con Federico Chatfield, el notorio cónsul inglés.” Colindres es autor de una vasta historiografía sobre su país, incluyendo una Enciclopedia Histórica de Honduras en 16 tomos, y uno de los pocos historiadores que intenta adentrarse en la confabulación en que incurrió el Imperio para deshacerse del aguerrido “Simón Bolívar centroamericano.”2

Para capturar a Morazán, Pinto se valió de la mendacidad de Buenaventura Espinach, el otro europeo en posiciones de poder quien tuvo un papel protagónico en los acontecimientos. Espinach Gual era un acaudalado comerciante de oro y un innovador productor de café (introdujo el beneficio húmedo) nacido en Tarragona, Catalunya, en 1815, quien antes de llegar a Costa Rica vivió en México de donde fue expulsado por sus abiertas actividades en favor de La Corona y la Cruz. En 1839, a los 36 años, tuvo su primer hijo costarricense.

Fue Espinach quien viajó a conferenciar con Chatfield sobre la ofensiva que Morazán preparaba en Costa Rica. Fue él quien convenció a Isidoro Saget de que sus hombres no eran requeridos en Cartago porque Morazán estaba a salvo. Fue quien negoció la rendición de Morazán con la falsa promesa de respetarle la vida. “Declaro,” remarcó Morazán en el testamento político que dictó apresuradamente a su hijo horas antes de ser fusilado, “que al asesinato se ha unido la falta de palabra que me dio el comisionado Espinach, de Cartago, de salvarme la vida.”

Soy de la opinión que en este trágico episodio poderosos actores operando en el nivel internacional aprovecharon las disputas y calenturas que existían por Guanacaste entre Costa Rica y Nicaragua, para generar un incidente y movilizar a los aguerridos pero sencillos y manipulables labriegos costarricenses. No se puede descartar tampoco la posible participación de un número significativo de bien apertrechados soldados de fortuna –algo bastante común en ese entonces.

Después de la ejecución de Morazán, el “Tata Pinto” fue nombrado presidente de Costa Rica. Diecisiete días más tarde entregó la presidencia al costarricense José María Alfaro Zamora porque, supuestamente, “no quería el poder”. Sin embargo, permaneció como “comandante general de las armas” hasta 1844 y sostuvo la plaza frente a los remanentes de las fuerzas de Morazán que mostraban combativa presencia en varios puntos. Isidoro Saget impuso un bloqueo naval sobre Puntarenas hasta que su flotilla fue desbaratada por naves inglesas encabezadas por el buque Champion. “En su viaje de regreso, el Champion trajo a un representante del nuevo gobierno costarricense a negociar con Chatfield en Nicaragua.” (Rodríguez 1964, 256).

Morazán y sus compañeros capturados –heridos, algunos desfallecientes– hicieron un largo recorrido hacia el cadalso montados en bestias. Cuando llegaron a San José se formó una muchedumbre. Algunos se acercaron y pudieron hablar con los cautivos, registraron sus últimas frases:

Querido amigo, la posteridad nos hará justicia”, le dijo Morazán al general Vicente Villaseñor –su cercano colaborador desde el Acuerdo del Jocote.

¡Con que solemnidad celebramos la independencia!” ironizó con Diego Vigil.

Tranquilícese amigo; no se acongoje: morir hoy o mañana es lo mismo” le dijo al general Mariano Montealegre, quien llegó a despedirse de su entrañable amigo y a quien entregó “el pañuelo que llevaba sobre su pecho” para que se lo lleváse a Josefa.

Notablemente, se encontró con “un señor Guevara, que era jefe de sección, a quien llama para decirle: ´vea que no se pierdan los papeles de la cuestión inglesa´.” (Rodas 1920, 309-314).

Dice Rodas que “Nada hubo en tan inmensa multitud que denunciase regocijo por aquel acto inhumano que quizás rechazaba su consciencia”. El costarricense Vicente Sáenz (1942) cita a un “viejo historiador” de su país: “no se oyó…una injuria, ni siquiera una voz descompuesta. En aquella multitud reinaba un silencio de muerte”.

7.

Dejo hasta aquí este expediente. Comprendo que es incompleto y que he debido acudir mayoritariamente a evidencias indirectas y a fuentes secundarias. Considero, sin embargo, que hay bases suficientes para que los argumentos presentados sean considerados seriamente e investigados con mayor profundidad y rigor. Debemos seguir la pista a la reunión de Espinach con Chatfield, a los movimientos y carga de la Royal Navy en la zona, a Guevara el jefe de sección, a los papeles de la cuestión inglesa, a los desplazamientos del cónsul inglés, entre otros asuntos. Confirmamos una vez más el dictum methodologicus de Jeffrey Sachs: “todos los problemas del mundo remiten a los británicos”.

Debo advertir que la “arqueología política forense” que propongo no es tarea fácil. Es cierto que Rodríguez y Woodward, entre otros, encontraron múltiples evidencias en periódicos, correspondencia y archivos que atestiguan contundentemente las múltiples operaciones de los ingleses en la región, así como sus objetivos y aspiraciones. Sin embargo, me hago pocas ilusiones de que encontremos con similar facilidad y abundancia evidencias que los incriminen directamente en el asesinato de Morazán.

En contraste con los bombardeos, desembarcos y ocupaciones (poseedores de una materialidad incontestable sobre la que se reportaba frecuentemente en correspondencia, periódicos y archivos), lo de Morazán fue una operación encubierta de los ingleses, clandestina, algo que supuestamente no ocurrió, un episodio del que sólo dejaron rastros tóxicos para desorientar y desmoralizar.

Estamos ante la producción de un genuino silencio histórico en el sentido que lo discute el haitiano Michel-Rolph Trouillot (2017), el cual revela su abarcadora presencia (o ausencia) en todos los momentos que conlleva la elaboración de narrativas históricas: la generación de hechos y datos, de fuentes y archivos, y de interpretaciones.

Nos referimos a un magnicidio perpetrado secretamente por el Imperio en procura de intereses estratégicos cardinales. ¿A quién o a qué más podía referirse el Tata Pinto cuando habló de la mano oculta que dirigió a los alzados? ¿Fue acaso esta mención una torpeza de Pinto? No lo creo. Detrás del operativo contra Morazán estaban los ingleses y era conveniente que se supiera, que se tuviera presente, aún y cuando no se pudiera hablar de ello. Tan políticamente incorrecto era el asunto. Y tan peligroso.

Mientras dilucidamos estas cuestiones quisiera hacer dos sugerencias: que la historia usual sobre este episodio sea declarada sospechosa de haber sido fraguada por los victoriosos enemigos de Morazán y de Centroamérica unida, y que toda celebración del 15 de septiembre comience con un silencio en honor de aquellos valientes.

José Antonio Save, un bardo que vivió entre 1840 y 1869, tenía razón, ¡carajo!:

Muchas hazañas hoy cuentan del valiente Morazán

y son los primeros cuentos que veo que son verdad.


Referencias

Colindres O., Ramiro. 2017. Francisco Morazán: vida y obra del héroe y mártir de la

independencia y unificación centroamericana (1792-1842). Tegucigalpa: Graficentro Editores.

Mejía, Medardo. 1986. Historia de Honduras (Vol. III). Tegucigalpa: Editorial

Universitaria.

Palencia, Alex. 2018. Morazán. (La película). Honduras: El Pulso, 26 de junio.

https://elpulso.hn/2018/06/26/morazan-la-pelicula/

Quintana, Litza. 1991. La batalla del amor: María Josefa Lastiri. Tegucigalpa: Academia

Hondureña de Geografía e Historia.

Rodas M., Joaquín. 1920. Morazánida: de la epopeya, la tragedia y la apoteosis.

Quetzaltenango: C. D. Suasnávar.

Rodríguez, Mario. 1964. A Palmerstonian Diplomat in Central America. The University

of Arizona Press.

Rosa, Ramón. 1974. Historia del Benemérito Gral. Don Francisco Morazán, ex

Presidente de la República de Centroamérica. Tegucigalpa: Ministerio de

Educación Pública (también en edición digital de la biblioteca virtual Miguel de

Cervantes, 2012).

Sáenz, Vicente. 1942. “Cómo murió Francisco Morazán”. Periódico El Popular, 11 de

Septiembre. (Disponible en internet).

Santana, Adalberto. 2019. El pensamiento de Francisco Morazán. San Salvador:

Editorial Universitaria, Universidad de El Salvador. Primera edición corregida y

aumentada.

Squier, Ephraim George. 1856. Compendio de la historia política de Centro-América.

París: G. Gratiot.

Stephens, John Lloyd. 1841. Incidents of Travel in Central America, Chiapas and

Yucatán. Forgotten Books 2018. 2 Vols.

Szaszdi, Adam. 1958. Nicolas Raoul y la República Federal de Centro América. Madrid:

Gráficas Bachende.

Trouillot, Michel-Rolph. 2017. Silenciando el pasado: el poder y la producción de la

Historia. Editorial Comares. Traducción de la primera edición en inglés publicada

en 1995.

Valdez, R. M. 2024. La estrategia del puercoespín: Centroamérica y el paso entre los

Océanos, 1821-1969. San Salvador, edición de las universidades

Evangélica de El Salvador y Don Bosco.

Woodward, Jr., Ralph Lee. 1993. Rafael Carrera and the Emergence of the Republic of

Guatemala, 1821-1871. The University of Georgia Press.


1 Palencia hace esta anotación en el marco de una devastadora crítica al largometraje hondureño “Morazán” –un compendio confuso de la historia oficial sobre los últimos días de Morazán en Costa Rica, según el cual Antonio Pinto y la iglesia católica intentaban salvarle la vida al líder centroamericano. Los ingleses no aparecen en el libreto.

2 Algunos hacen paralelismos y contrastes entre Morazán y Bonaparte –notablemente, el francés Nicolás Raoul quien combatió bajo las órdenes de ambos. (Véase Szaszdi 1958). Paralelismos por la astucia de sus planes de guerra. Contrastes por la gran diferencia en educación militar (Napoleón asistió a los mejores colegios) y por el egocentrismo de Bonaparte –algo de lo que no padeció Morazán, según la mayoría de los biógrafos. John L. Stephens (1841) –célebre descubridor de las ruinas mayas, autor del primer informe detallado sobre el posible canal por Nicaragua, quien tuvo amistad con Morazán — escribió que era el “mejor hombre de Centroamérica […] sus peores enemigos admiten que era ejemplar en sus relaciones privadas, y que … no era sanguinario”. Según unos, los ancestros de Morazán emigraron a Honduras desde Córcega, tierra natal de Bonaparte, de lo que el prócer se mostraba orgulloso (el apellido original Morazzani fue castellanizado). Otros aseguran que sus raíces vinieron de Roma. En contraste con Bonaparte, Morazán era un hombre alto y de “buen ver.” En su juventud le decían “el niño bonito de Tegucigalpa”. (Quintana 1991).

El camarada Trump: gran gestor de la unidad latinoamericana

Miguel Sobrado

Hace 4 años fundé, con algunos amigos latinoamericanos, el canal Prisma Latinoamerica procurando recuperar los ideales de autonomía, soberanía y cooperación y unidad latinoamericana herencia del siglo pasado, fue una quijotada, como me dijo un amigo, de la cual no me arrepiento. Pueden verse los productos en YouTube y en la página propia www.prismalat.com , pero, aunque difundimos los videos en México, Colombia y tradujimos al portugués algunas publicaciones no tuvimos más que algunos miles de likes. Agotamos en este esfuerzo nuestros escasos recursos frente a una gran indiferencia de masas desesperadas interesadas ante todo en migrar hacia el sueño americano. Hemos sobrevivido por tenacidad y convicción de lo justo de nuestras metas mientras la realidad mundial da vuelcos inesperados.

Nuestro planteamiento retoma la historia de subordinación a la potencia del norte y la forma en que eso ha condicionado nuestra historia. Y la oportunidad que los cambios geopolíticos que se están dando en el planeta, abren para para nuestra región. En el sentido que la doctrina de Monroe “América para los norteamericanos” propiciando golpes de estado sanciones e invasiones, no podría mantenerse en las nuevas condiciones sin generar desequilibrios en la seguridad continental. Esperábamos que las nuevas condiciones promovieran una revisión de la política de EEUU hacia América Latina haciéndola, por su propia seguridad, más dialógica ante las demandas de soberanía y unidad de los gobiernos de la región.

Sabíamos que esto no sería fácil por la inercia mental neocolonial y los intereses económicos en juego, pero éramos conscientes de que los cambios, a pesar de las turbulencias encontrarían condiciones por el clima multipolar para darse. Era un planteamiento de reivindicación de la necesidad de autonomía latinoamericana que podría ser de interés continental si encontraba eco en los EEUU. Cosa difícil por la visión discriminatoria prevaleciente tanto en el partido demócrata donde era suavizada con las reivindicaciones “woke”, pero que, en su práctica, prevalecía la subordinación no siempre suave a las políticas de sanciones. Aunque sabíamos que los republicanos por su visión ideológica racista y hegemónica no considerarían con facilidad este cambio, no teníamos una idea de que el presidente Trump una vez instalado en el gobierno, actuaría como emperador del mundo. Reclamando de entrada a Groenlandia y el canal de Panamá al mismo tiempo que iniciara una persecución feroz de los migrantes latinos con redadas callejeras y deportaciones masivas, encadenados como si fueran delincuentes, que cambiaría el panorama, tanto internamente creando miedo y terror entre los migrantes, como movilizando en acciones de repulsa y de solidaridad a los gobiernos del continente.

En pocos meses con sus acciones violentas y cargadas de prejuicio, cambio en gran medida el panorama político entre parte de la comunidad latina asentada en los Estados Unidos, que habían incluso contribuido a su triunfo electoral.

Se hizo evidente que no bastaba hablar inglés para ser aceptado en ese país, que su acento, nombre, apellido y color de piel lo delataban y devaluaban frente a la persecución desatada por el prejuicio y racismo. El ser un buen “pocho” no era suficiente. De tal forma se vieron estimulados a organizarse y salir a protestar en las calles de varios estados de la Unión.

En los estados y gobiernos latinoamericanos, fuera de Argentina que aplaude todo lo que Trump y Netanyahu hacen, la reacción ha sido primero de incredulidad, pero posteriormente de integración alrededor de la CELAC y de aproximación al bloque de los BRICS.

De tal forma que la unidad alrededor de los intereses de soberanía y cultura, que nosotros promovimos con humildad con nuestros recursos escasos, pero sin eco significativo hace cuatro años se ha logrado en pocos meses con el realismo brutal del presidente Trump, que arrojó por la borda los trapos que cubrían púdicamente el racismo latente en los anglosajones. El golpe arancelario a Brasil del 50% que se inicia el 01 de agosto, el mayor de todo el mundo, para tratar de doblegar a nuestros países y golpear lo que considera la ficha más débil de los BRICS, interfiriendo en las resoluciones de la justicia brasileña, ha colmado el vaso y activado el gigante dormido.

Para no hablar de la subida de aranceles del 10 al 15% a Costa Rica después de haber rechazado nuestro gobierno la tecnología de china. Se reafirma el dicho que el diablo le paga a sus servidores llevándoselos al infierno.

Muchas gracias presidente Trump por despertar nuestra América y sacarla del letargo y la impotencia, tal vez ahora entendamos que no tenemos por qué correr miles de kilómetros detrás de sueños quiméricos, que nuestros países son ricos y que salirnos de la órbita neocolonial y abrirnos al mundo multipolar naciente.

La búsqueda de nuevos mercados y alianzas por parte de los gobiernos latinoamericanos ayudará también a reorientar, por razones de seguridad y economía, la política norteamericana hacia el mundo y la región.

Compartido con SURCOS por el autor y publicado también en redes y en La Nación.