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Desarrollo, aporte científico y tecnológico en el siglo XXI y universidades

Alberto Salom Echeverría

Me atrevo a afirmar que no ha habido en la historia de la humanidad, un crecimiento exponencial o continuo que se haya producido de una forma tan vertiginosa, como el que han experimentado la ciencia y la tecnología entre la segunda mitad del siglo XX y las dos décadas y un poco más que llevamos del XXI.

De hecho, la evolución de la ciencia y la tecnología se constituyó en la variable independiente que explica el salto cualitativo dado por el desarrollo económico social de la humanidad; solo que, aplicado esencialmente a los países de renta alta, los llamados “países desarrollados”.

En efecto, esos países como Estados Unidos, el occidente europeo prácticamente en su integralidad, y, un poco después Japón, Australia y Nueva Zelanda, fueron capaces de saltar de la fase de desarrollo industrial, que la mayoría de ellos la empezaron a recorrer desde mediados del siglo XIX, para luego, escalar una cúspide a fines del siglo XX, hasta el momento en el que aflora en su plenitud, la era de la sociedad del conocimiento; o sea un mundo, en particular un segmento de éste, sólidamente interconectado por la informática, la robótica, es decir por la ciencia y la tecnología en la posmodernidad.

Pero, en cambio, hay mucho que decir acerca del tipo de desarrollo que se produce tomando en cuenta el mundo en su globalidad. No se puede afirmar que, en todas partes del orbe, la ciencia y la tecnología hubiesen irradiado el mismo impacto que el que se produjo en los países con un alto grado de desarrollo, a partir de la última década del siglo XX, hasta esta tercera década de la actual centuria que hemos comenzado a recorrer. Esta circunstancia hay que tenerla muy en cuenta, y ser muy precavidos, cuando nos proponemos medir el influjo de la ciencia y la tecnología en el desarrollo de naciones rezagadas, ya que, en la mayoría de ellas, ni siquiera la industria ha penetrado completamente en la formación económica y social, tal como ocurre en la gran mayoría de los países denominados por la CEPAL, “en vías de desarrollo”. Los mejor establecidos entre ellos son los países de renta media como Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. Ahora se habla de México. Pero, como veremos, todos ellos adolecen de los mismos defectos cualitativos, solo que en una escala menor que el resto de los países más atrasados.

Características sobresalientes del desarrollo y del progreso científico-tecnológico en el siglo XXI.

Lo que más resalta al observar el mundo en el siglo XX, es la abismal bifurcación tanto en el ritmo del desarrollo socio económico, como en el avance de la ciencia y la tecnología entre dos mundos: el que está conformado por los países desarrollados de renta alta, y el resto del orbe subdesarrollado. Es posible que, agudizando más la lente, podemos visualizar el mundo dividido no solo en dos mitades, sino en más fragmentaciones; pues, para citar un ejemplo, los países que acabamos de mencionar conocidos por el acrónimo de “BRICS”, han logrado hacer que, una parte de su sociedad se parezca a las de los países desarrollados, mientras la otra se asimila a los subdesarrollados.

El desarrollo económico social del concierto de las naciones más avanzadas del mundo en el siglo XXI, así como el progreso científico y tecnológico que induce y acompaña dicho desarrollo, tienen una primera característica en común residente en que promueven un mundo en constante cambio, con saltos evolutivos como nunca se habían conocido en país alguno. El progreso científico tecnológico y el desarrollo capitalista de esta época tienen entre sí una relación biunívoca (de mutua correspondencia), ya que mientras el primero acicatea, propicia o induce la globalización, también experimenta un generoso aliciente proveniente de este mismo capitalismo, porque lo requiere para completar su misión y destino globalizante. Pero, de nuevo, esta característica es atinente solamente a la parte más privilegiada del globo terrestre. En el otro mundo, los cambios son excepcionalmente lentos y solo se dan en segmentos privilegiados y, por eso mismo, minoritarios de la sociedad. En muchos casos se puede hablar inclusive de involución, tomando en cuenta, por contraposición que, la parte mayoritaria de esas sociedades se empobrece cada día más, se torna más iletrada y con menos acceso a la salud pública y a la cultura.

El tercer rasgo distintivo, muy sobresaliente y sobremanera alambicado, es la desigualdad en el desarrollo y en el acceso a la tecnología y al conocimiento científico. En realidad, la situación se ha tornado extremadamente compleja, porque la desigualdad a la vez que cada día es más honda entre los países más desarrollados y los menos, está presente también al interior de los primeros, entre las grandes corporaciones y el resto de la sociedad; hasta el extremo de que, en ellas ha aparecido una pobreza tan abyecta como la que impera, solo que, en mayor cuantía, en el orbe subdesarrollado y paupérrimo. Por otro lado, en los países del llamado primer mundo el desarrollo científico y tecnológico es tan refinado y costoso, que ha resultado bastante exclusivo. Son pocos los países pobres, que tienen acceso a las innovaciones más novedosas y útiles para catapultar la sociedad del conocimiento, coadyuvando con el crecimiento del producto interno bruto o PIB y la competitividad, como acaece en los países de renta alta, donde las innovaciones se originan.

Asociado a lo anterior, otra característica es que las innovaciones son cada día más sofisticadas. Así ocurre por ejemplo con los semiconductores para la industria electrónica, cuya invención data de la década de los sesenta del pasado siglo, pero estos semiconductores se han comenzado a implementar con mayor éxito en la presente centuria, en la ingeniería eléctrica. Ello es así por el descubrimiento de los materiales no metálicos, como el silicio, útil como conductor de la electricidad. No obstante, es preciso advertir que, para el uso industrial, tanto el silicio como el germanio no suelen utilizarse en estado puro (conocidos como semiconductores intrínsecos), sino que se echa mano de los semiconductores llamados extrínsecos, son los naturales, pero con impurezas, los cuales se obtienen por medio de un procedimiento denominado de “dopaje”. Como quiera que fuere, gracias a ello aparece la innovación de los circuitos minúsculos integrados en un pequeño chip de silicio, lo que hizo posible a su vez, la invención de los modernos ordenadores miniatura, nuestras computadoras personales que han revolucionado hasta la forma de vivir y trabajar. Se está en la ruta de otra invención, a partir de allí, que consiste en los superconductores electrónicos que se fabrican a temperaturas muy altas, que harán posible la creación de trenes de levitación magnética. Por otra parte, ya están en uso las computadoras ultrarrápidas, los teléfonos inteligentes o “smartphones”, y los coches eléctricos, amén de los modernos sistemas de armamento y la tecnología aeroespacial. O sea que las innovaciones se están aplicando también en la industria de la ingeniería mecánica, como la citada tecnología aeroespacial, merced a los materiales ligeros y a la vez resistentes, como los no metálicos (además del silicio, el germanio, y otros menos frecuentes en su uso como el azufre, el boro o el cadmio), los cuales han venido a reemplazar las aleaciones de aluminio y otros materiales metálicos que se emplean en la construcción de los fuselajes de los aviones; parte del cuerpo de los aviones donde van los pasajeros y las mercancías. (Cfr. Gómez, José Luis. “¿Qué son los semiconductores y para qué se utilizan?”. http:/diariomotor.com @jgomez1995).

La reorganización de la ciencia y las universidades.

En el ámbito propiamente científico se ha debido producir una reorganización de la ciencia, debido al hecho de que el espacio del conocimiento se ha hecho tan vasto, que es imposible comprender el mundo de hoy, tanto en lo socio económico como en el ámbito natural, con base en la dinámica de desarrollo de la ciencia del siglo XX. Me he referido a este tema, que es de mi incumbencia como universitario, en otros ensayos anteriores. La ciencia del siglo XX en su mayor parte fue un conocimiento que, conforme fue creciendo, debió tomar un curso hacia la especialización y super especialización. Todos los profesionales académicos e intelectuales en la segunda mitad del siglo XX, en todo el mundo, o al menos en el hemisferio occidental, estudiamos alguna especialidad y sobre ella, los que pudimos, hicimos un posgrado, ya fuera maestría o doctorado.

Para explicar mi punto de vista de una manera coloquial, afirmo que la ciencia, no podía llamarse así en singular, porque en realidad se produjo una especie de eyección de diferentes disciplinas que por lo consiguiente se diversificaron. Por eso es más apropiado, a mi modo de ver, hablar de “las ciencias.” A raíz de esto, volvió a surgir en el mundo una nueva “Torre de Babel”: cada grupo de profesionales adquirió una jerga particular, irreconocible para cualquier otro gremio de profesionales pertenecientes a otros campos del conocimiento. Cada grupo profesional se adueñó de su propio “dialecto”, empleando un glosario de términos científicos o a veces pseudo científicos que, en la mayoría de los casos no eran reconocibles fuera del círculo de especialistas de la respectiva rama adherida al inmenso árbol del conocimiento. Así surgieron, especialmente en las universidades, revistas contentivas de diversas investigaciones que se publicaban y se publican todavía, las cuales no pueden tener demasiados lectores, ya que algunas veces, solamente los académicos del ramo logran descifrar los artículos, plagados de un lenguaje que, para la mayoría resulta esotérico.

Las especialidades en los diferentes campos fueron una necesidad, para lograr que cada sector profesional le prestara atención a un problema concreto que atañía ya fuera a la sociedad en el caso de una política pública, a las comunidades, a las personas individualmente consideradas, o a la propia teoría científica, en el caso de las cuestiones vinculadas con la ciencia pura. No obstante, con el tiempo la “Torre de Babel” comenzó a pasar la factura. El mundo de los especialistas perdió comunicación entre sí y con el resto de la sociedad; la ciencia se fragmentó en “mil” pedazos, con lo que los diferentes gremios de académicos, científicos e intelectuales experimentaron una suerte de “entropía”, un desorden formidable por la incapacidad de atender un mensaje científico de otros especialistas. Cada gremio profesional volcado sobre sí mismo, tendió a convertirse en un grupo autárquico o autosuficiente en sí mismo.

En cambio, la realidad no está segmentada, es un todo que lo intentamos comprender a partir de diversas metodologías, las que deben permitirnos aprehender un fenómeno particular, o varios de estos entrelazados, pero aislándolos de los demás. El mundo de la ciencia avanzó mucho, se conoció mucho, pero se llegó a un punto de estancamiento a partir de un enfoque estrictamente disciplinar, como para poder abordar problemas de alta complejidad, que la misma ciencia nos puso al frente. Ante ellos fue y es cada día más imprescindible abrir múltiples canales de comunicación desde perspectivas multi, inter o transdisciplinarias. Insisto, las disciplinas no desaparecen, pero a partir de cada una de ellas se entrelazan una o varias disciplinas, para interpretar y explicar el mundo impredecible de la realidad compleja; impredecible, sobre todo, desde la óptica de una sola disciplina científica o artística.

Interdisciplina, implica la integración de varios saberes, poniendo en relación varios campos disciplinarios, para lograr un aprendizaje más profundo que aquel que se conseguía a partir de un único saber. Aquí, se pretende lograr un desarrollo para una puesta en práctica de lo que se sabe, pero desde diferentes áreas del conocimiento. (Cfr. Araya Crisóstomo et.al. “Interdisciplinariedad en palabras del profesor de Biología: de la comprensión teórica a la práctica educativa.” Revista mexicana de investigación educativa. Versión impresa ISSN 1405-6666. http:/scielo.org.mx)

Multidisciplinariedad, Es la práctica de investigación basada en la yuxtaposición de modelos teóricos y metodológicos pertenecientes a diferentes disciplinas para abordar una pregunta de investigación específica; en este enfoque, cada especialista trabaja por separado, existiendo poca o ninguna sinergia entre los investigadores de los diferentes campos involucrados. Pero se comparte información. El acercamiento multidisciplinar es el primer tipo de colaboración entre disciplinas (Cfr. “Multidisciplinariedad, interdisciplinariedad y Transdisciplinariedad.” http:/digital.csic.es)

Transdisciplinariedad, es una práctica de investigación basada en la articulación de varias disciplinas en torno al estudio de una pregunta específica, se llega de esa forma a generar una nueva parcela de conocimiento, la cual surge como resultado de la superación de los límites de algunas o de todas las disciplinas involucradas. (Cfr. Ibidem).

Ateniéndonos a las definiciones recién aportadas, puede verse con claridad, que sobre todo en el caso de la interdisciplinariedad y la transdisciplinariedad, se trata de buscar nuevas formas de organizar las disciplinas científicas. Por ende, puede deducirse con facilidad que la forma como está organizada la universidad Napoleónica, desde fines del siglo XVIII, como ocurre en Costa Rica, por facultades y estas a su vez divididas en unidades académicas, no es la mejor disposición para propiciar un acercamiento simbiótico entre diferentes disciplinas, aunque, hemos de reconocer que tampoco lo impide. Nuestras instituciones deben buscar la modalidad que ellas consideren apropiada, para estimular el ineludible acercamiento que la ciencia en su conjunto y el arte contemporáneos requieren. No me propongo sugerir en este momento una forma particular de organizar la vida académica. A las autoridades correspondientes les compete, junto al estudiantado, los académicos y el resto de la comunidad universitaria, encarar ese desafío. Lo que sí resulta ineludible, para estar a la altura del desarrollo científico, artístico y tecnológico en la vida contemporánea, es buscar con denuedo esas diferentes vías de comunicación multi, inter o transdisciplinarias, de una de ellas o incluyéndolas a las tres. De lo contrario, la universidad costarricense corre el riesgo de quedarse rezagada sin poder seguir desempeñando un papel nodal en el área de las universidades públicas centroamericanas, como en alguna medida la ha hecho hasta ahora.

Otra cuestión vital, tiene que ver con la integración también de las tres áreas que componen la academia, a saber, la docencia, la investigación y la extensión o acción social. Este aspecto es igualmente crucial para las universidades; si somos autocríticos habremos de reconocer que nuestros centros de educación superior, en mayor o en menor medida han descuidado este aspecto, a pesar de que teóricamente está clarificado en ellas desde los tiempos del gran intelectual y académico universitario que fue Rodrigo Facio Brenes. Finalmente, otra problemática que debemos analizar, y que forma una tríada con las dos anteriores, es la que se refiere a la presunción de que se debe dar impulso a las llamadas carreras STEM, por encima de las artístico-culturales, de las ciencias sociales y de las letras. Este tema acabo de tocarlo en un artículo anterior, pero reitero ahora, que la presunción de algunos de querer ver las ciencias exactas y naturales, las llamadas carreras tecnológicas, las ingenierías y las matemáticas por encima del resto, está sentada sobre una premisa falsa. Consiste en la errónea creencia de que con las carreras STEM se promueve un desarrollo más intenso en las áreas que el país requiere. Ese planteamiento ignora por completo, que la concepción humanística integral, no excluye, sino que supone las carreras STEM. Es menester por ende, reforzar constantemente la perspectiva central de buscar graduar profesionales, con una visión solidaria respecto del género humano, en especial relacionada con las personas dejadas de lado por el estilo de desarrollo concentrador que hemos tenido; profesionales capaces también de tener siempre en cuenta en las tareas del desarrollo, a los animales y plantas que hay en nuestra Tierra y sus hábitats; profesionales dotados de sólidos valores éticos y morales, de prístina honradez y de un espíritu cívico y civilista, donde la mujer y el hombre sean un dueto para movilizar juntos las tareas del progreso y el bienestar, en lugar de que la mujer sea pisoteada y sometida por el hombre como ocurre tantas veces en nuestra sociedad patriarcal.

 

Compartido con SURCOS por el autor.

Día Mundial del Sueño

José Luis Pacheco Murillo

Hoy es el Día Mundial del Sueño, el que no tiene una fecha permanente, sino que se celebra el viernes anterior al equinoccio de primavera que será el próximo lunes.

Por eso es por lo que hoy 17 de marzo es el Día Mundial del Sueño y es promovido por la organización sin ánimo de lucro Asociación Mundial de Medicina del Sueño (World Sleep Society, WSS).

Se celebra con la finalidad de sensibilizar a la población acerca de la importancia de dormir bien. Además, se pretende tratar las causas y síntomas de la falta de sueño, un problema que si no es tratado a tiempo puede ocasionar serios problemas de salud.

El lema de 2023 es «El sueño es esencial para la salud». Todos los expertos están de acuerdo en que, al igual que la buena alimentación y el ejercicio físico moderado, el sueño de calidad es un hábito fundamental para el bienestar físico, mental y social.

Precisamente, en las investigaciones realizadas en las llamadas “zonas azules” en las que la característica es la longevidad de las personas, una de las razones para ello es las horas de sueño que disfrutan.

De acuerdo con los últimos estudios realizados sobre el sueño, se llegó a la conclusión de que nuestra calidad de vida mejoraría notablemente si dedicáramos el tiempo suficiente a tener un sueño de calidad.

Sin embargo, en el mundo agitado de hoy, la mayoría de las personas no logran descansar la cantidad de horas que se requieren para tener un sueño reparador. Se estima que una persona adulta requiere entre 7 y 8 horas de sueño, para restaurar las funciones del organismo.

Son muchas más enfermedades que pueden producirse por la falta de sueño por lo que es importante tomar en cuenta que un sueño reparador es salud y bienestar.

Debo confesar que no soy muy dado a dormir mucho y ese es un hábito que debo cambiar para que mi salud no se estropee.

Dios quiera que podamos dormir lo suficiente para disfrutar más de la vida y con quienes nos rodean. Duerme bastante y bien y sé feliz.

Bukele y la democracia populista

Valentín Díaz Gutiérrez

Etimológicamente, democracia significa el poder del pueblo, pero como «pueblo» no es un todo categórico, sino una amalgama llena de matices hemos, convenido de manera casi unánime que democracia es el gobierno de o para las mayorías. Y como definición no está nada mal.

Pero solo es eso una bonita definición que no llena ni de lejos las aspiraciones de esas mayorías.

¿Y cuáles son esas aspiraciones? Maslow, fundador de la psicología humanista, y creador de la famosa pirámide, formula en su teoría una jerarquía de esas necesidades humanas y defiende que conforme se satisfacen las necesidades más básicas, los seres humanos desarrollan necesidades y deseos más elevados en el escalón superior de ella.

Así que en la base de esa pirámide y en la realidad, las mayorías de cualquier democracia aspiran a satisfacer las necesidades básicas de alimento, ropa y cobijo. Creo que todos podemos estar de acuerdo con él.

A medida que uno va ascendiendo en la pirámide, sus aspiraciones se van ampliando y se van haciendo cada vez más sofisticadas, pero sobre todo surge el deseo innato de no perder la posición adquirida. Es el origen del pensamiento conservador, se perciba uno de izquierda o de derecha. Por encima de toda ideología y espiritualidad, ese egoísmo es parte del sentido común o mayoritario. Nadie quiere perder los privilegios que esa posición favorable en la pirámide confiere. Todos queremos mantenerlos si no acrecentarlos para nosotros y nuestros descendientes.

Y eso, aun siendo conscientes de que esa cómoda posición se sostiene sobre las injusticias en la base de la pirámide donde sigue habiendo personas que literalmente se mueren de hambre.

La sociabilidad, y eso lo digo yo, es la habilidad adquirida de mirar hacia otro lado y «tirar palante». Y esa peculiar sociabilidad también se extiende hacia las capas más bajas de la pirámide, no vayamos a idealizar. Es la dura y darwiniana lucha por la supervivencia.

¿Qué me he alejado mucho de Bukele? Pues no tanto si considero que muchos, muchos en mi entorno, parecen temer que se esté incubando un Bukele en su vecindario. En ese entorno donde nos preocupamos tanto por cosas tan abstractas como la libertad y el derecho. ¿La libertad y el derecho de quién?

No nos engañemos, no queramos mirar para otro lado con esas poses progresistas. Nuestra estabilidad en la pirámide depende de que sigan pasando esas cosas en el subsuelo. Por eso a Bukele se le ve y se le juzga dependiendo de la posición desde la que emitimos el juicio.

Vivimos en sociedades inmensamente desiguales e injustas. Bukele no es el responsable de ello, aunque sea como nosotros, como ustedes que tanto le critican, beneficiario de ellas. Su carrera política la inicia en el FMLN llegando a ser alcalde de San Salvador, momento en el que por discrepancias políticas es expulsado del partido. Y cuando llega a la presidencia lo hace con el principal objetivo de acabar con la delincuencia. Y como los habían hecho antes los gobiernos precedentes, empieza unas negociaciones con las maras, reduciendo significativamente los niveles de violencia.

Esas negociaciones oficiosas fueron muy contestadas por sus compatriotas, lo que no deja de ser normal en una sociedad democrática. Lo que es más anormal es que el propio Departamento del Tesoro de USA se inmiscuyera en un asunto interno de El Salvador como ya lo había hecho con el tema del Bitcoin, una vez más la sombra del Imperio apareciendo sospechosamente.

En ese clima de tensiones políticas internas y externas ocurre el fin de semana sangriento de marzo 2022, donde se cometen 76 homicidios atribuidos a las maras y que ocasionaron el estado de excepción y todo lo que ahora se cuestiona. La historia de esa «matanza» está aún por escribir y entre tanto hay muchas conjeturas respecto a la misma.

Ese hecho fue el detonante necesario para declarar el estado de excepción que a juzgar por las apariencias puede ser renovado durante todo el mandato de presidente.

Desde entonces, miles de salvadoreños han sido detenidos y encarcelados y se han producido múltiples violaciones de derechos humanos y detenciones arbitrarias que serían como los daños colaterales de esta guerra interna contra la delincuencia organizada o contra una parte de ella. Contra la que operaba en esa base de la pirámide, convirtiendo la vida de los salvadoreños pobres en un verdadero infierno. Y son esos ciudadanos que se sienten liberados por su carismático presidente los que le dan su respaldo en las encuestas de opinión. La gran mayoría que hasta ahora estaba soportando los rigores y la violencia de los mareros.

A nosotros, los que en El Salvador y fuera de él, estando en los escalones por encima de esa base caótica, nos cuesta entender la situación, nos percibamos de izquierda o derecha, porque como escribí antes, nuestra sociabilidad nos impide ver lo que ocurre ahí abajo. No se trata de estar con o contra Bukele o con o contra el próximo líder populista que surja. Se trata de ver con objetividad y hacer algo al respecto y con urgencia, porque la olla común sobre la que se asientan nuestras sociedades post socialdemócratas está a punto de explotar.

La inteligencia natural de Claudio Gutiérrez C.

Carlos Morales Castro.

Carlos Morales Castro

De nada le gustaba tanto hablar, como de la inteligencia, pero jamás de la suya; aunque quienes se movían por el predio académico de la rivière gauche (quebrada Los Negritos), sabían perfectamente que, la de él, figuraba entre las más selectas de toda la región… Nadie lo discutía.

En ese tiempo no se hablaba de inteligencias varias, como ahora. Había una sola, y equivalía a capacidad mental, a sindéresis, a lógica, a sabiduría.

Pero de las inteligencias, le importaba sobre todo la AI, que por aquellos años no tenía ni siquiera nombre en español. Solo los que hablaban inglés sabían que era Inteligencia Artificial (IA), algo exótico, esotérico, rarísimo. Tanto, que a Costa Rica fue él mismo quien la importó; la presentó en sociedad, la instaló en la UCR, y empezó todas las investigaciones que llevaron más tarde al desarrollo de la Escuela de Informática, y a la actual Maestría de Ciencias Cognitivas.

Fue el primero en poseer un e-mail aquí, pues se lo habían asignado en la propia universidad gringa donde se concibió el artilugio, y en San José –con arroba o sin arroba– nadie entendía lo que eso significaba. No había Internet, por supuesto, y la Arpanet  (que inventaron los militares para guerrear), servía a algunas universidades, pero solo allá, donde se inventaban las guerras. Aquí seguíamos a pura pluma de fuente, cartas en papel bond y teléfono de disco. Eran los años 60.

Él fue trayendo todo aquel saber epistemológico al país, y persuadió a muchos filósofos para su implante o propagación. Estos académicos (los filósofos y los matemáticos), eran los más adecuados para ahondar en la inteligencia lógica, y extender ese mundo cibernético desaforado que hoy nos envuelve a todos; sin que hablemos del Metaverso.

La Intranet, que es la pionera de Internet, empezó en el campus de la UCR y, en parte, debido a su influjo de precursor.

A principios de los años 70, me buscó en La Nación para que entrevistase al mayor experto que había en Europa sobre IA. Lo había invitado para que viniera, desde Londres, a conferenciar en el Centro de Informática. Yo no sabía lo que era la IA. ¡Y no había Internet para averiguarlo!. Él pensó que, como yo había estudiado periodismo científico,  debería saberlo, pero no; y nada que le dije. Me la jugué. La entrevista se publicó en La Nación, y así nos hicimos amigos con distancias.

Era un liberal progresista, firmante redactor del Manifiesto de Patio de Agua; y con los votos de la izquierda llegó a Rector de la UCR en 1974, tras haber ayudado a Rodrigo Facio en la Reforma del 57, y ahora emergía como el capitán de una nueva: el Tercer Congreso Universitario, donde se lució y acuñó el eslogan “La universidad es la conciencia lúcida de la patria”… Que luego descubrí venía de Plutarco, pero no era de Rodrigo Facio, como mucha gente pensaba.

Traía de sus ancestros: don Agustín y don Ezequiel Gutiérrez –fundadores de la patria–, el poder de concebir grandes obras, y compartía neuronas con su primo hermano, el novelista Joaquín Gutiérrez, a quien –no en vano– le decían el “Pipa”, desde chiquillo.

Por eso don Claudio era ideal para crear cosas. Nunca me dijo si era martiano, pero sabía muy bien que “el mejor decir es el hacer”, y ergo, era más callado que parlanchín. Poseía un silencio elegante, de escuchador atento con saco  y corbata. Pero algunas veces tomaba café en mangas de camisa en La Guevara, y almorzaba una pizza capricciosa en Il pomodoro.

Conversábamos pocas veces, pero un día, ya siendo Rector, me pidió una cita formal. Con secretarias y todo. Era 1976, y no tenía donde recibirlo, pues yo era un simple reportero del diario La República. Sonrojado, le informé al director del periódico, don Rodrigo Madrigal Nieto, quien, pleno de amabilidad y admiración, por aquel Rector tan conspicuo, y sin saber lo que se gestaba, me dijo:

–“No se preocupe, muchacho, yo le doy mi oficina, y hasta cafecito le ponemos”.

Lo que se gestaba era que Claudio Gutiérrez Carranza me quería nombrar director del Semanario Universidad y, tras algunos tropiezos financieros, me sacó de aquel generoso despacho.

Por dicha que Madrigal Nieto no sabía la intención del Rector, porque su gentil aporte sirvió para reforzar una amistad muy productiva, de años, con aquella inteligencia natural, privilegiada, pero siempre bajo el control ecuánime del pensador Russelliano más destacado de los 70.

Manteníamos algunas complicidades creativas y bastantes contradicciones, pero compartíamos café cada semana. Le gustaba el debate, la dialéctica. Mas yo nunca crucé la raya de que él era mi jefe. Ni tampoco él lo hizo para compartir la intimidad de mi bohemia. Eso sí, se mostró muy feliz cuando su hijo, Xavier, fue mi alumno; y con su compañera de vida: Marlene, degustamos algunos ratos de vinos y canapés en los frecuentes cocteles del mundillo artístico o diplomático.

Amante del cine, el teatro y la belleza femenina, algunas veces hablamos de ellas, pero siempre con el respeto, admiración y recato, del circunspecto caballero cartaginés que fue en todo momento.

Los 70 fueron años de fulgor: resplandecía el teatro en Costa Rica, Nicaragua se libraba de Somoza y don Claudio  empezaba las tareas reformadoras que le encomendó el III Congreso Universitario.

Rasgo de su dignidad científica, lo fue el rechazo de una condecoración legendaria que le ofrecía, con insistencia, un prestigioso gobierno de las Europas:

–“¿A cuenta de qué me van a colgar una medalla por el simple hecho de ocupar este cargo? Si apenas estoy cumpliendo con mi deber”, –me dijo, cuando no hallaba como esquivar el compromiso.

Finalmente le explicó, al terco diplomático, que ya le había dicho a otra embajada que él no recibía medallas, y que si ahora abría el portillo, le iban a llenar el pecho de abalorios que quizás no merecía. Que muchas gracias, pero que no podía faltar a su palabra.

Era pulcro, nítido. Inspiraba admiración y respeto. Ni un café recibía de gratis. Digno líder para una gran institución. Eran otros tiempos.

En las tareas universitarias que nos juntaron, emprendimos más de cien cosas: desde la gran exposición con Hugo Díaz, hasta la sacudida de la Escuela de Arquitectura, pasando por el fortalecimiento y cambio del periódico Universidad, cuyo actual edificio lo seleccionó él, la traída de un teletipo francés, la limpieza de la Radio, la salida de Cotico, la reforma del sistema de becas, y algunos escarceos contra el diario de Llorente, que no quedaba en Llorente.

Todo muy estimulante y placentero para mí.

Pero también le ocasioné ciertos dolores de cabeza: como el de la marihuana en el Semanario o las caricaturas contra Monge. Pero nada como cuando me exigió que le pidiera disculpas públicas a un columnista, a quien tuve que azotar por necio e inquisidor. Le respondí que no, que no lo haría, porque “no pide perdón quien no está arrepentido”.

Él tenía encima a La Nación, a la ANFE, y a toda la prensa derechista reclamando mi cabeza, pero no les tuvo miedo. Me había prometido el despido, pero se decidió por una carta de reprimenda, que los diarios publicaron, y todo el mundo quedó contento. Yo el que más.

Seguimos de amigos.

Nada tenía que ver yo con sus áreas de sabiduría, y me aventajaba en dos décadas y tres o cuatro doctorados, pero me honró con su amistad franca, y mucho aprendí de él. Quizás hasta algunos comportamientos los heredé de aquellas tardes de café, en el viejo edificio de tablones que hoy ocupa el Confucio, un instituto de divulgación de la sabiduría china. ¡Linda relación!.

En todos aquellos años, nunca fue mi profesor de tiza y pizarrón, pero me iluminó bastantes inteligencias: de las viejas y de las nuevas, y quizás por aquello de las  distancias mutuas, ahora descubro que nunca le di las gracias.

Sirvan estas letras para hacerlo, y para enviarle mi cálido abrazo a esa familia alegre, fuerte y numerosa que también su natural inteligencia, le permitió mantener armónica hasta sus 92 años de servir al país.

¡Que sean muchos más!…

Porque la muerte siempre depende de nuestra memoria, y leer sus libros, disponibles en la web, será la mejor forma de cumplir ese objetivo.


1.Relato completo en  …Y no los dejen respirar (EDUCA 1995). Únicamente en bibliotecas.

2.Relato completo en  …Y no los dejen respirar (EDUCA 1995). Únicamente en bibliotecas.

3.Relato completo en  Los hechizados del siglo XXI (Prisma 2006). Disponible en Amazon.com

 

Texto compartido con SURCOS por Rogelio Cedeño Castro.

Reseña histórica de la milla universitaria 1974- 2023

43 años de realizarse

15 de marzo 2023 – 44 Edición Milla UCR

Relator
MSc. Raúl López Gilles
Atleta participante en las 43 ediciones anteriores

Esta es su historia real

La iniciativa de la Milla Universitaria nació de del grupo de compañeros que en el año 1973 formábamos parte del equipo de atletismo de la UCR y que en ese entonces veníamos de ser seleccionados nacionales y de participar de los Juegos Deportivos Centroamericanos en Guatemala 1973.

En ese entonces estaba muy de moda la carrera de la Milla Olímpica en los EEUU, por lo que algunos compañeros que éramos mediofondistas de la época, nos reuníamos en los camerinos del antiguo Gimnasio del Dpto. de Educación Física (donde se encuentra hoy el edificio del registro UCR) y muy constantemente salíamos a entrenar en las zonas verdes del campus universitario, o en Finca de los DENT frente a la Facultad de Derecho y también trotábamos por donde hoy es la Ruta de la Milla.

Esto lo realizábamos con gran frecuencia para los torneos venideros y algunos otros eventos nacionales, algo como de pre-temporada.

Después de algunos conversatorios, pasamos a madurar la idea de hacer una carrera que tuviera el recorrido interno de la Ciudad Rodrigo Facio y que fuera un recibimiento para los estudiantes del primer ingreso como una opción deportiva y de paso ver talentos atléticos.

Fue así como después de algunas propuestas de los compañeros entre ellos Hugo Vargas, Santiago Vargas, Manuel Sánchez, Marco Fournier, Carlos Abbott, Jorge (tigre) Abellán, Rigoberto Ramírez, Víctor Salas, Gerardo Ramírez, mi persona y otros que no tengo en memoria, le presentamos la idea al director del Dpto. de Educación Física, el Dr. Rodrigo Pacheco López y con mucho agrado le pareció e inclusive nos recomendó el control del evento con los mismos estudiantes de Educación Física de la época, entre ellos Guadalupe Delgado Socatelli, Elizabeth Aguilar, Norma Astua, Mayra Navarro, Leticia Mongalo, Ilse Sobrado, Sandra y Jeymy Murray, Rodrigo Molina, Carlos Pérez, Tony García, Carlos Losilla, Gerardo Caballeta, Gerardo Nájera, Gerardo Solano, Flor de Liz Rodríguez, Don Walter Taylor, Sr. Tomas Zeledón que en ese tiempo era Secretario de la ACA, Asociación Costarricense de Atletismo y trabajaba en la oficina de Arquitectura a la par de la oficina de EDUFI.

Con este grupo de personas se comenzó a organizar la preparación del evento que se había programado para el primer día de entrada a clases que era como el 4 de marzo de 1974.

Con la ayuda de algunos compañeros y estudiantes de EDUFI y previo al evento se realizó una medición del recorrido con una bicicleta y un aparato que marcaba la distancia y nos daba cerca de 1.700 metros y en la ruta se pasaba por el puente del Centro de Recreación y una parte de calle de lastre que había en el ascenso a Geología y así se hicieron algunas primeras ediciones, posteriormente se trató de conseguir un aparato más técnico para su medición con la Escuela de Ingeniería (odómetro) con el compañero Federico Ruilova de la Escuela de Ingeniería Civil y de alguna forma se consiguió el aparato y al final se determinó la distancia en 1.609 metros que es la oficial de la prueba, se marcó en varias ocasiones con unas plaquitas metálicas que se pegaron en el borde de la acera del recorrido, algunas todavía existen.

De esta iniciativa comenzó a nacer el deseo de la participación en esta prueba que poco a poco fue llamando la atención a muchos de los buenos corredores del país que se comenzaron a hacer presentes y claro la lista sería muy larga de mencionar, pero con un objetivo muy claro, mejorar la marca establecida o la que estuviera vigente.

Fue así como 7 años después en 1981, un estudiante joven de Educación Física llamado William Todd y al lado de su entrenador José Murillo Torres, se propusieron lograr esa meta y en su 8va edición lograron lo que habían planificado, «Se logró una marca que va a costar mejora4.12.44 min. Por supuesto aparte de denominarse una marca histórica, no ha tenido ningún acercamiento en esta distancia.

Posteriormente vino un criterio que aparte de no contar con un razonamiento técnico ni convincente, nos dejó un mal sabor a todos los entendidos en este tema, invalidaron la marca impuesta por Todd como le decimos cariñosamente y algo que se había planificado y que me consta y como dije antes sin ningún fundamento razonable.

Este es el relato real y auténtico de la creación de la Milla Universitaria y quiero dejar constancia que nos es un mérito personal del que aquí escribe, sino más bien de mis compañeros de la época que me ayudaron a realizar su recopilación, con algunos detalles y datos muy importantes para elaborar este documento.

El criterio de su veracidad está plasmado en el testimonio de sus actores y personas que pusimos un granito de arena para que sucediera lo que hoy se puede llamar muy orgullosamente la MILLA UNIVERSITARIA en su 44 edición

Estaremos presentes si Dios quiere el próximo miércoles 15 de marzo 2023.

Adjuntamos algunas imágenes de las primeras millas.

Milla Universitaria 1974 Ganador Alberto Miranda.
Equipo de atletismo Universidad de Costa Rica 1974.
Milla Universitaria 1976 ganador Rafael Fonseca Dubón El relator de esta Reseña Histórica ocupo el Tercer lugar en la Edición 1976.

¿Generación de Cristal?

Por Sergio Ortiz Pérez

Desde hace algunas décadas, se vienen categorizando a los seres humanos en Generaciones, pero no para fines despectivos o insultantes, sino para que en términos sociológicos se puedan identificar, analizar y relacionar distintos comportamientos de la humanidad actual con sucesos a nivel social, geográficos, religiosos, ideológicos, tecnológicos, gobierno, política y entornos económicos que vivieron o viven las personas durante sus etapas de crecimiento y desarrollo.

Contrario a eso, muchas personas ignorantes, vienen utilizando el término «Generación de Cristal» para llamar de forma despectiva a la Generación Z que son las personas nacidas después del año 2000, y que son nuestro futuro como país y como planeta, sin darse cuenta o sin aceptar, que toda generación tiene una razón de ser y que nace bajo condiciones predefinidas por una generación anterior o anteriores, es decir, que quienes se burlan de la supuesta Generación de Cristal, son responsables de las condiciones que han obligado a esa generación a exigir cambios y ser como son.

Pero no solo por ignorancia existe ese trato despectivo a nuestros jóvenes, sino también para justificar falencias propias y trasladar la responsabilidad de quienes se meten a liderar torpemente un país y encuentran muy fácil justificarse diciendo que «a la generación de cristal no se le puede decir nada».

Que estas palabras vengan de cualquier persona, es entendible desde la ignorancia, pero que vengan de parte de la ministra de Educación Pública de Costa Rica es inaceptable, porque ella está llamada a entender que los niños, niñas y jóvenes de nuestro país cobijados bajo la educación pública, están si acaso, raspando la olla a un sistema educativo debilitado por acciones irresponsables de este y otros gobiernos. Y muchos de los que se burlan de esta generación, sí pudieron disfrutar de un estado solidario que la corrupción e intereses particulares de generaciones anteriores, tiraron a la basura.

El profesional que lidera la cartera de educación de un país, no puede hablar ligeramente de una generación como generación de cristal para dar a entender que es una generación difícil para establecer límites y valores, primero porque «Generación de Cristal» no existe como termino técnico o científico, además porque es peyorativo, alimenta la discriminación adulto centrista, busca minimizar la opinión de la niñez y la adolescencia (que son sujetos de derechos) y también porque deja de lado la responsabilidad de padres, madres, cuidadores, de criar a los niños y jóvenes y prepararlos para la vida, fortalecer su autoestima, brindarles seguridad, potencializar sus habilidades y competencias, y establecer los límites desde el amor y el diálogo.

Una generación que no tolere más la violencia, el acoso sexual, la contaminación ambiental, las humillaciones, la homofobia, el machismo y el racismo, no es una generación de cristal, es una generación de cambios que incomodan a muchos, especialmente a quienes no quieren que se cuestione algo que está por encima de todo y que es el responsable de muchas de las desigualdades y debilitamiento del Estado y su institucionalidad, y es el sistema económico capitalista vigente, basado en el uso irracional de recursos, en la explotación del hombre por el hombre y el consumismo. Jamás podrá ser una generación igual a otra, no es lo mismo haberse criado sin radio y televisión a haberse criado bajo un entorno tecnológico como en el que vivimos, y ese cuento de que antes era mejor es muy relativo.

Sin embargo, siempre se comete el error de que toda generación, tuvo otra anterior que le criticó, y  a los de mí generación, que rompimos muchos paradigmas y constructos sociales de nuestra generación anterior (como históricamente pasa), se nos señaló de rebeldes, satánicos o inadaptados, por ello debemos ser empáticos y entender que somos corresponsables de las condiciones actuales que moldean el futuro de nuestros hijos y nietos, y ni que decir de los Gobierno y políticos improvisadores que elegimos, pues en materia de seguridad, narcotráfico, tecnología, calidad de la educación, becas, infraestructura y medio ambiente, dejan mucho que desear y esto sí impacta en negativo directamente a nuestras nuevas generaciones.

Entonces, ¿Generación de cristal? No, lo que existe es irresponsabilidad en quienes se dejan decir eso a la ligera y supuestamente asumieron un puesto para asegurar un mejor futuro a nuestro país, pero no han sido capaces, en un año, de establecer una ruta clara para la educación costarricense.

Los diversos objetivos de una guerra

Gilberto Lopes

I – El agotamiento de un orden internacional

Siempre que la paz ha sido el objetivo primordial de una potencia, o de un grupo de potencias, el sistema internacional ha estado a merced del miembro más feroz de la comunidad internacional, dijo el exsecretario de Estado norteamericano, Henry Kissinger, en su estudio sobre la restauración del orden internacional después de las guerras napoleónicas, en el primer cuarto del siglo XIX. El libro –“Un mundo restaurado”– fue publicado en 1964, poco antes de la guerra de Vietnam. Se refería a guerras pasadas, pero la de Vietnam dejó renovadas lecciones sobre los miembros más feroces de la comunidad internacional.

Aún más antiguas son las previsiones de un notable diplomático norteamericano, George Kennan, que Frank Costigliola, profesor de Historia del a Universidad de Connecticut, rescata en un artículo titulado “Kennan’s Warning on Ukraine”, publicado en enero pasado por la revista Foreign Affairs.

Kennan, exembajador en Rusia entre 1951 y 1952 (Unión Soviética entonces), contribuyó a establecer las bases de la política de contención en la época de la Guerra Fría en su artículo “The sources of Soviet conduct”, publicado en julio de 1947 también en Foreign Affairs (el artículo, considerado como uno de los más destacados publicados por la revista en su ya larga historia, puede ser visto aquí: https://www.foreignaffairs.com/articles/russian-federation/1947-07-01/sources-soviet-conduct)

Cuando al entonces Secretario de Estado (1949-53) Dean Acheson le sugirieron el nombre de Kennan para dirigir una oficina de planificación de políticas, indicando que un hombre como él sería ideal para el cargo, Acheson respondió: –¿Un hombre como Kennan? ¡No hay nadie como Kennan!

En unas notas sobre los que debían ser los objetivos de Estados Unidos respecto a Rusia, hechas en agosto de 1948 –recuerda Costigliola– Kennan afirma que los ucranianos rechazaban la dominación rusa, pero que sería fácil sacar conclusiones equivocadas de este hecho, como la de que Ucrania debía ser independiente (era entonces parte de la Unión Soviética) y concluía que los Estados Unidos no debería estimular esa separación.

En sus recomendaciones, decía que era imposible establecer una línea separando claramente Ucrania de Rusia, que ambas economías estaban profundamente vinculadas y que promover una Ucrania independiente “podría ser tan artificial y destructivo como un intento de separar el Corn Belt, incluyendo el área industrial de los grandes lagos, de la economía de los Estados Unidos.

Una Ucrania independiente solo puede mantenerse por la fuerza y agregaba que aun un Estados Unidos triunfante en la Guerra Fría no debería tratar de imponer la independencia de Ucrania a una Rusia derrotada. Si se desatara un conflicto entre ambos por la independencia de Ucrania, Estados Unidos debería proponer un arreglo basado en una forma razonable de federalismo.

En 1997 –dice Castigliola en su artículo– Kennan se alarmó por la decisión de Washington de integrar a la OTAN la República Checa, Hungría y Polonia e iniciar una cooperación militar y naval con Ucrania.

“En ningún aspecto esa decisión parece más grave y llena de consecuencias fatídicas que en el caso de Ucrania”, advirtió Kennan.

Le escribió a Strobe Talbott, subsecretario de Estado en el gobierno de Clinton (94-2001), expresando su opinión. Talbott no le hizo caso. Estimaba que, dado el estado calamitoso de la economía rusa después de la desintegración de la Unión Soviética, el país estaba obligado a adaptarse a las exigencias de Occidente.

Opinión similar a la de Kennan fue expresada por Kissinger en su intervención del 23 de mayo del año pasado, en el Foro Económico de Davos, en Suiza, donde reiteró su convicción de que se debería buscar un acuerdo de paz en el conflicto de Ucrania que atendiera las demandas rusas de seguridad. Llevar la guerra más allá no sería ya algo sobre la libertad de Ucrania, sino una guerra contra la propia Rusia.

La estabilidad política de pos guerra, había dicho Kissinger en su libro ya citado, no había sido el resultado de la búsqueda de la paz, sino de “una legitimidad generalmente aceptada”. Legitimidad que no debía confundirse con la justicia –advirtió–, que no significaba “más que un acuerdo internacional acerca de la naturaleza de los arreglos funcionales y acerca de los objetivos y métodos aceptables de la política exterior. Implica la aceptación del marco del orden internacional por todas las grandes potencias”. Por lo menos hasta el punto en que ningún estado esté tan descontento con esa situación como para expresar su insatisfacción con “una política exterior revolucionaria».

“Siempre que exista una potencia que considere opresivo el orden internacional, o la forma de su legitimación, sus relaciones con otras potencias serán revolucionarias. En tales casos no será el ajuste de las diferencias dentro de un sistema dado, sino el sistema mismo el que se ponga en tela de juicio”, agregó.

Algo que la invasión de Ucrania por Rusia hizo evidente, de acuerdo con las declaraciones del propio Putin y de su canciller Serguei Lavrov.

II – Los objetivos de la guerra

Los objetivos de esa guerra son diversos. Y no siempre claros.

Los habitantes del Donbass están luchando por el derecho a vivir en su propia tierra, a hablar su lengua nativa (el ruso), aspiraciones que el régimen de Kiev trata de impedir, dijo Putin, en su discurso ante la Asamblea Federal, el 21 de febrero pasado.

Entre sus objetivos estaba la protección de esa población –que vivía en lo que calificaba como tierras históricas de Rusia–; garantizar la seguridad de su país y eliminar la amenaza que significaba el “régimen neonazi”, que había asumido el poder en Ucrania como consecuencia del golpe de Estado de 2014.

Desde su perspectiva, el escenario político en el que trataron de resolver, mediante negociaciones, estos problemas, ya no funcionaba. Durante largos siglos de colonialismo, Occidente se ocupó de dar órdenes y ejercer su hegemonía. Se acostumbró “a que se les permitiera hacer lo que quisieran”, dijo Putin.

Percibía que, con el fin de la Unión Soviética, Occidente comenzó a revisar el orden internacional establecido después de la II Guerra Mundial y a construir un mundo regido por otras normas.

“Paso a paso revisaron el orden internacional existente, desmantelaron la seguridad y los sistemas de control armamentístico y llevaron a cabo una serie de guerras alrededor del mundo” con el único propósito de “desmantelar la arquitectura de las relaciones internacionales establecidas después de la II Guerra Mundial”.

No se trataba solo del orden construido después de la II Guerra Mundial, sino, sobre todo, de reglas no escritas, prácticas establecidas luego del resultado de la Guerra Fría, con la disolución de la URSS y el fin del socialismo en el este europeo, un escenario que Talbott había definido con crudeza.

En particular, la autorización del uso de la fuerza en las relaciones internacionales dejó, de hecho, de ser potestad exclusiva del Consejo de Seguridad de Naciones Unidos. Las guerras de Vietnam, Irak, Siria y Afganistán, son buenos ejemplos de esto. La de Ucrania también. Del mismo modo que la propia conformación del Consejo y sus reglas de funcionamiento –con el derecho a veto de los cinco miembros permanentes– ya no reflejan de la manera más adecuada las relaciones políticas en el escenario internacional.

III – Competición estratégica

“Remodelando el mundo” fue el título que el diario británico The Guardian –un periódico que, en mi opinión, se ha transformado en instrumento de la guerra– dio a su comentario sobre el discurso de Putin. Para la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, el discurso fue una decepcionante propaganda. Para el presidente norteamericano, Joe Biden, dejó en evidencia que el mundo entero hacía frente al “desafío de la era”.

¿Qué desafío es ese? Estamos en el medio de una competición estratégica para definir el futuro orden internacional, se puede leer en “Estrategia de Seguridad Nacional” que la administración Biden divulgó en octubre del año pasado. Los Estados Unidos liderarán esos esfuerzos “con sus valores y trabajará con sus aliados y parceros, con aquellos que comparten nuestros intereses”. “No dejaremos nuestro futuro sujeto a los caprichos de quienes no comparten nuestra visión para un mundo libre, abierto, próspero y seguro”, dice el documento.

Ya había una referencia a las dimensiones de esa tarea en la “Orientación estratégica provisional de seguridad nacional” publicada en marzo del 2021. Ahí se podía leer que “la defensa de la democracia no termina en nuestras fronteras. El autoritarismo está en marcha en todo el mundo y debemos unirnos a aliados y socios con visiones similares a las nuestras para revitalizar la democracia en todo el mundo”.

Esa visión sobre el papel de los Estados Unidos tiene raíces más antiguas, como destaca el profesor emérito de Relaciones Internacionales e Historia en la Boston University, Andrew J. Bacevich.

Bacevich piensa que Estados Unidos necesitaba abandonar la perspectiva de imponer al mundo su visión de libertad, democracia y derechos humanos, y vuelve su mirada a Kennan quien, ya en 1948, advertía contra los riesgos de esta tentación.

En un artículo publicado en la edición de marzo/abril de Foreign Affairs – The Reckoning That Wasn’t– Bacevich hace referencia a un “Report to the National Security Council”, de abril de 1950 –cuando la Guerra Fría comenzaba a conformar el escenario internacional en la segunda mitad del siglo pasado–, donde se decía que la ausencia de orden entre las naciones era cada vez menos tolerable. El documento sacaba la conclusión de que Estados Unidos tenía que asumir “la responsabilidad de imponer el orden y la justicia, mediante medios consistentes con los principios de libertad y democracia”. (El informe puede ser visto aquí: https://info.publicintelligence.net/US-NSC-68.pdf)

Es este mundo el que voló por los aires cuando las tropas rusas cruzaron la frontera de Ucrania.

Rusia percibía que el objetivo de Occidente era terminar el trabajo iniciado en la II Guerra Mundial –derrotar a la URSS– y que la Guerra Fría dejó inconcluso: terminar de desmembrar el país más extenso del mundo, que la había sobrevivido.

Para el canciller ruso, Sergei Lavrov, el objetivo de la “guerra híbrida” contra su país era no solo derrotar a Rusia, sino convertirla en un “país paria”. Como Hitler –diría– Estados Unidos tenta unir a los países europeos para la “solución final” contra Rusia.

Y añadió: –El nuevo concepto de nuestra política exterior es el de la necesidad de poner fin al monopolio de Occidente para determinar el marco de la vida internacional.

IV- ¿Rusia tiene fuerza para eso?

El desafío está claro. Lo que cabe preguntar es si Rusia tiene fuerza para esto y si la opción militar elegida era la indicada para el logro de este objetivo.

El vínculo entre el desenlace de la guerra en Ucrania y los cambios en el orden internacional, la relación entre esos dos escenarios, necesita definiciones más detalladas que me parecen no existir todavía. Se puede intuir, pero cuesta ver los detalles.

Rusia está revisando sus obligaciones ante las organizaciones internacionales que perjudican sus intereses, dijo Lavrov. Pero eso es solo una parte –y quizás una parte menor– de esa tarea. El canciller ruso destacó la importancia de la renovada alianza con China, base de la concepción multipolar del mundo.

Es la misma opinión de la cancillería china. En una conferencia de prensa celebrada en marzo, el marco de la primera sesión de la XIV Asamblea Popular Nacional en Beijing, el canciller Qin Gang estimó que, con los dos países trabajando juntos, “el mundo tendrá la fuerza motriz para la multipolaridad y la democracia en las relaciones internacionales y el equilibrio estratégico global estará mejor garantizado»,

Acusada por la Subsecretaria de Estado, Wendy Sherman, de tratar de reescribir “el orden internacional basado en reglas”, el portavoz del ministerio de Relaciones Exteriores chino, Wang Wenbin, respondió que era Estados Unidos el principal disruptor de ese orden. “Son los Estados Unidos y no China quien socava y pisotea las normas internacionales». Wang citó los casos de Irak, Siria y Afganistán, así como la aplicación de sanciones contra otros países, como ejemplos de “una política de saqueos y explotación que crea división en todo el mundo”.

La guerra de Ucrania permite ver con claridad hasta donde los objetivos definidos por Putin pueden ser alcanzados: el control de los territorios de mayoría rusa; el fin de un régimen ucraniano, que Moscú considera ilegítimo; y garantías de seguridad, medidas que eviten la instalación de armas de la OTAN en las fronteras rusas.

Pero no se puede ver todavía, con la misma claridad, la relación del conflicto con el establecimiento de un nuevo orden internacional.

Quizás sea Washington quien lo intuya con mayor claridad, si consideramos los miles de millones invertidos en armar a Ucrania y los cambios tan profundos en las políticas de sus hoy aliados –Alemania y Japón–, entonces enemigos en la II Guerra Mundial. Ambos han reformado su legislación –e inclusive su constitución– para volver a armarse y a armar países en guerra, poniendo fin a restricciones existentes luego de su papel en el conflicto mundial del siglo pasado.

El objetivo es una derrota estratégica de Rusia, dijo Putin en su informe ante la Asamblea Federal, para lo cual ya habrían invertido 150 mil millones de dólares en apoyo a Ucrania. Una cifra que contrasta con los 60 mil millones destinados por los países del G-7 para apoyar a las naciones más desfavorecidas del mundo.

La militarización de la política internacional se expresa en el extraordinario presupuesto militar solicitado por Biden al Congreso el pasado 9 de marzo: 842 mil millones de dólares, cerca de cien mil millones más que el de 2021. Un gasto extraordinario, que supera el presupuesto militar de los nueve países que lo siguen. Un presupuesto que, probablemente, enfrentará la oposición republicana, mayoritaria en la Cámara de Representantes.

En la “Evaluación anual de amenazas de la comunidad de inteligencia de los Estados Unidos”, un documento divulgado el pasado 6 de febrero, se señala que las grandes potencias compiten para definir las reglas que se impondrán en el mundo en el futuro próximo: Estados Unidos y sus aliados, por un lado; China y Rusia, por otro (el documento puede ser visto aquí: https://www.dni.gov/files/ODNI/documents/assessments/ATA-2023-Unclassified-Report.pdf)

El escenario queda así definido, un cuadrilátero que enmarca la confrontación, sin que se vea todavía claramente definida sus reglas. Lo que despierta el temor de que se termine resolviéndola sin reglas…

En todo caso, la clave para el desenlace de esa lucha y la conformación de un nuevo orden internacional será la situación interna de cada país, en particular la relación entre Washington y Beijing, no de la guerra de Ucrania. Si podemos evitar que se esa confrontación se defina en el terreno militar, ese futuro tendrá que reflejar los cambios en el peso de cada nación en el escenario mundial.

FIN

Parece chiste, pero no lo es

Martín Rodríguez Espinoza

CUBA fue el ÚNICO país de Nuestra América que fue capaz de crear su propia vacuna contra la Pandemia de la Covid-19, pese al criminal bloqueo de EEUU, y ponerla a disposición del mundo entero.

Cuando la COVID‑19 llegó a Cuba, el Gobierno movilizó de inmediato a su extenso sistema de salud pública y a su industria de biotecnología líder a nivel mundial.

Esta acción decisiva permitió que Cuba mantuviera niveles bajos de contagios y mortalidad, en comparación con países como EEUU y Europa, y con una población de 11,2 millones de cubanos, una de las tasas más bajas del hemisferio occidental.

Pero no solo eso, Cuba envió 57 brigadas de profesionales médicos especializados del Contingente Internacional Henry Reeve para ofrecer tratamiento a 1,26 millones de pacientes con coronavirus en 40 países, lo que se suma a los 28.000 profesionales sanitarios cubanos que trabajan en 66 países del mundo.

«En marzo de 2021, Cuba inició los ensayos clínicos de fase 3 de dos vacunas de producción nacional contra el COVID‑19, con otras tres posibles candidatas en proceso de desarrollo. Estos logros son aún más extraordinarios si consideramos que desde 2017 el Gobierno de EEUU ha aplicado 240 nuevas sanciones, acciones y medidas que buscan endurecer el bloqueo de 60 años contra Cuba.

Alrededor de 50 de estas medidas se implementaron durante la pandemia misma, con un costo para el sector sanitario que supera los $200 millones.», indican informes de investigadores de la Universidad de Glasgow.

Los profesionales cubanos han recibido diez medallas de oro de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) en el transcurso de 26 años, y sus productos biotecnológicos ya estaban siendo exportados a 49 países antes de la pandemia, entre los que se incluyen vacunas empleadas en los programas de vacunación de América Latina.

Cuba contrario a países desarrollados, exportó sus 5 vacunas contra la Covid-19 a otros países. Esto brindó esperanza a naciones de bajos y medianos ingresos que simplemente no puedía afrontar el costo de vacunar a su población a los altos precios fijados por las principales compañías farmacéuticas (entre $10 y $30 por dosis).

El caso de la multinacional estadounidense Pfizer es incluso peor: se le acusó, Argentina es un caso terrible, de “intimidar” a los países latinoamericanos para que dejaran activos soberanos, como edificios de embajadas, bases militares o territorios, en garantía contra el costo de cualquier proceso judicial que pudiera haber en el futuro en relación con las vacunas de la compañía.

Cuba es un ejemplo de solidaridad internacional, por eso el mundo entero ha reiterado, todos los años en las Asambleas Generales de las Naciones Unidas, el cese del criminal Bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos. En 2022, y por trigésima vez, con 185 votos a favor, 2 en contra y 2 abstenciones, el mundo exigió el cese de estas acciones terroristas contra el pueblo de Cuba.

Ven, la imagen es producto del humor cubano, pero es más que un chiste, es una inmensa verdad.

En el centenario de nuestro «Himno al árbol»

Momento en que un coro de niños entonaba el «Himno al árbol» por primera vez, bajo la dirección de Roberto Campabadal. Fuente: Julio Revollo

Una canción surgida entre pasiones amorosas y conflictos políticos

LUKO HILJE*

En mis años infantiles, en la Escuela Don Bosco, con el querido maestro José Luis Cantillano Hernández, aprendimos la letra, y cada año entonábamos el Himno al árbol, en la festividad del Día del Árbol. Se nos decía que su autor era el poeta peruano José Santos Chocano, el mismo de Los caballos de los conquistadores, palpitante poema que nos enseñaban a declamar de manera parcial —porque era muy extenso—, y que se iniciaba así:

¡Los caballos eran fuertes!
¡Los caballos eran ágiles!
Sus pescuezos eran finos
y sus ancas relucientes
y sus cascos musicales…
¡Los caballos eran fuertes!
¡Los caballos eran ágiles!

Desde entonces, y hasta hace apenas un par de años, pensé que el Himno al árbol era una canción peruana, y que se cantaba en todos los países de América Latina. Sin embargo, varias pesquisas referidas a otros asuntos me revelaron después que, en realidad, es costarricense.

Para retroceder un poco en el tiempo, hace poco más de un decenio, mientras efectuaba investigaciones para mi libro Trópico agreste; la huella de los naturalistas alemanes en la Costa Rica del siglo XIX (2013), me percaté de que el segundo obispo en la historia de Costa Rica, el sacerdote alemán Bernardo Augusto Thiel, había sido un devoto aficionado a las ciencias naturales. Por tanto, mi interés en este singular personaje me llevó a estudiar más acerca de él, lo que años después me permitió publicar un amplio artículo, intitulado «Monseñor Thiel y la naturaleza en Costa Rica» (revista Herencia, 2020).

Un hecho que me impresionó es que, muy temprano en nuestra historia, Thiel expresó serias preocupaciones por la escasez de agua en nuestra capital, lo cual justificó un artículo divulgativo, que denominé «El obispo que hablaba de árboles: la carta de monseñor Thiel sobre la deforestación» (Meer, junio 13, 2021). En realidad, dicha carta, escrita hace 122 años, surgió gracias a una invitación de la Municipalidad de San José para que él se pronunciara acerca de lo que ocurría en la capital y el país, quizás porque en febrero de 1901 había publicado un artículo intitulado «Repoblación de árboles» en el periódico El Eco Católico.

Es pertinente indicar que, en la difícil coyuntura que se vivía en la capital, la Municipalidad ya había emprendido acciones concretas desde agosto del año anterior, con la contratación, como consultor, del ingeniero Austregildo Bejarano Solano —graduado en Bélgica—, para la construcción de una nueva cañería en la capital. Asimismo, a inicios de 1901 se instituyeron tres medidas más. Las dos primeras consistían en una «prima del árbol», que era un incentivo para la reforestación, y en un premio económico adicional a quienes sembraran más de 500 o 1000 árboles por año. La tercera, de carácter educativo, fue el establecimiento del Día del Árbol, para que «la veneración o el culto del árbol se lleguen a inculcar de manera firme», en palabras de los regidores capitalinos.

En cuanto a esta última, ellos acordaron celebrar dicha festividad el 1.o de mayo, para conmemorar la rendición del jefe filibustero William Walker en Rivas, en esa fecha, en 1857. No obstante, puesto que ese año no empezaba a llover como se esperaba y era imprescindible que el suelo estuviera empapado para poder trasplantar arbolitos, la festividad debió trasladarse para el 15 de mayo, día de San Isidro Labrador, patrono de los agricultores.

En efecto, en medio de gran alborozo, ese día una gran multitud de ciudadanos se congregó en el Parque Central, para marchar hasta el amplio espacio suburbano de La Sabana. Asistieron unas 6000 personas, y los niños plantaron 688 arbolitos de diversas especies, preparados por el ingeniero forestal sueco Alfredo Anderson Sandberg y su hermano Carlos.

Hoy, al indagar acerca de tan significativo acto, se percibe que, aunque Thiel envió su carta a su debido tiempo, no hizo ninguna alocución. Más bien, el orador de fondo fue el abogado cubano Antonio Zambrana Vázquez, algo entendible, pues era un connotado intelectual, destacado profesor en la Escuela de Derecho. No obstante, sí hubo una sorpresa, pues declamó algunos versos inéditos el poeta y dramaturgo Chocano, para entonces ya famoso en el ámbito hispanoamericano, y había publicado el poemario La selva virgen.

Al leer eso, como era lógico suponerlo, me dije a mí mismo que fue entonces para esa actividad que Chocano escribió su Himno al árbol. Sin embargo, al hurgar más en la prensa de esos días me enteré de que no fue así, pues lo que él declamó fueron unas décimas —60 versos, de siete u ocho sílabas cada uno, con alternancia de rimas, y divididos en seis grupos de diez versos cada uno— escritas para dicha celebración. ¿Entonces…? Me sentí frustrado. Y, más aún, cuando me enteré de que ese día se estrenó el Himno de la fiesta del árbol, escrito por el educador Napoleón Quesada Salazar y musicalizado por Pedro Calderón Navarro, autor de la música del célebre Himno a Juan Santamaría.

Todo esto me intrigó mucho, y fue entonces cuando me propuse esclarecer el acertijo de cuándo, por qué y cómo nació el himno que con tanta ilusión cantábamos de niños.

Tras los pasos de Chocano

A partir de entonces empecé a vivir casi un calvario, pues debí seguir el inconstante peregrinar de Chocano, primero residente en Guatemala, después en Colombia y España, así como transeúnte en Cuba, República Dominicana y EE. UU. Recalaría en México, donde trabajó para el presidente Francisco Madero, y después fungiría como secretario personal del célebre Pancho Villa, para ganarse el mote de «Verbo de la Revolución», por sus proverbiales dotes de escritor y orador. De ahí pasaría a Guatemala, donde por unos cinco años fue secretario y consejero de Manuel Estrada Cabrera, quien por 22 años tiranizó a su pueblo.

Conviene destacar que esa época de oscurantismo, sangre y vejaciones inspiraría al gran escritor Miguel Ángel Asturias —Premio Nobel de Literatura en 1967— para escribir el libro El señor presidente, que leyéramos en nuestros días de estudiantes universitarios. Al respecto, aún resuenan en mis oídos aquellos tétricos y escalofriantes versos con que se inicia dicho libro:

¡Alumbra, lumbre de alumbre, Luzbel de piedralumbre! […] ¡Alumbra, lumbre de alumbre, Luzbel de piedralumbre, sobre la podredumbre! ¡Alumbra, lumbre de alumbre, sobre la podredumbre, Luzbel de piedralumbre! ¡Alumbra, alumbra, lumbre de alumbre…, alumbre…, alumbra…, alumbra, lumbre de alumbre…, alumbre…, alumbra…, alumbra, lumbre de alumbre…, alumbra, alumbre…!

Para retornar a Chocano, fue tan rica y prolija la información que hallé, sobre todo en un par de biografías y en periódicos antiguos, que pensé que ello ameritaba ser escrito y publicado en una revista académica, y empecé mi labor. No obstante, al avanzar me percaté de que era tanto lo hallado, que ninguna revista me aceptaría un artículo tan extenso, de modo que opté por escribir un breve libro que, al final, no lo fue tanto, pues sobrepasó las 250 páginas. En todo caso, por fortuna, la Editorial de la Universidad Estatal a Distancia (EUNED) lo acogió para su publicación, y vio la luz el pasado diciembre, con el título Chocano, Costa Rica y el Himno al árbol. Y es así como, sin proponérmelo yo, ahora circula en el año en que se conmemora el centenario de su nacimiento, como se verá posteriormente.

De manera resumida, pude detectar que Chocano estuvo cuatro veces en el país, por motivos muy distintos, pero la tarea era determinar en cuál de ellas escribió el Himno al árbol.

En su primera visita, que duró un mes, Chocano vino en una misión de carácter diplomático, encomendada por la Liga de Propaganda del Derecho en América, para tratar de persuadir al gobierno de Rafael Iglesias Castro de que apoyara la tesis de dirimir por la vía legal e internacional —y no militar— el añejo conflicto entre Perú y Chile por los territorios limítrofes de Tacna y Arica. Su contacto en el país era el ya citado Zambrana, y recibió el apoyo de casi toda la intelectualidad del país. Ofreció varias conferencias, complementadas con la declamación de sus poemas, gracias a lo cual los teatros se colmaron de gente. No obstante, Costa Rica ya había tomado partido por Chile, y no variaría su posición.

Su segunda visita ocurrió en diciembre de 1920, y fue muy contrastante con la anterior. Recién había sido liberado de la cárcel, y llegó abatido, deprimido y enfermo. Ello se debió a que, con la caída del tirano Estrada Cabrera, el 14 de abril de 1920, Chocano estaba con él, por lo que fue detenido por seis meses y condenado a la pena de muerte. Esto último causó tal conmoción, que debieron interceder por él numerosos escritores españoles, portugueses, franceses, ingleses y latinoamericanos, al igual que Alfonso XIII —rey de España—, los presidentes de Perú y Argentina, e incluso el cardenal Pietro Gasparri desde el Vaticano.

Absuelto de la pena capital, se dirigió a Nicaragua y después a nuestro país. Tanto se le admiraba y respetaba en su país que, para paliar su agobiante situación emocional y económica, el gobierno de Perú le otorgó un subsidio mensual, el cual complementaba con los ingresos provenientes de los recitales —con los teatros de bote en bote—, más la publicación de nuevos y frecuentes poemas en nuestros diarios. No obstante, aunque fue muy bien recibido por la mayoría de los ciudadanos, esta vez fue atacado de manera virulenta por algunos. Y no era para menos, pues en el país había un fuerte sentimiento antidespótico, ya que apenas el año anterior había sido derrocada la dictadura de los hermanos Federico y Joaquín Tinoco, que por casi tres años oprimió a nuestro pueblo. Eso sí, fue amigo cercano del presidente Julio Acosta García —al punto de que años después le dedicaría el Himno al árbol—, líder de la revolución de Sapoá, episodio clave en la derrota de los Tinoco.

Aunque el plan inicial de Chocano era recuperarse de su decrepitud, para después emprender una gira por varios países del continente, esto no ocurrió así, y permaneció en Costa Rica hasta diciembre de 1920. Para esa fecha, tras 17 años de ausencia en su patria, el presidente Augusto Leguía Salcedo lo invitó a retornar a Perú, donde fue recibido de manera apoteósica en el puerto de El Callao. Asimismo, se le honró con el título honorífico de Hijo Predilecto de la Ciudad de Lima, y un año después se le declararía el Poeta de América, ceremonia en la cual se le impuso una corona triunfal, labrada en oro macizo.

De vuelta a Costa Rica

Si bien él estaba a gusto en su acogedor terruño, donde permanecería año y medio, algo le turbaba la paz del corazón: durante su estadía en nuestro país se había enamorado de Margarita Aguilar Machado, una atractiva jovencita, proveniente de una distinguida y refinada familia.

El patriarca de dicha familia era el tenor Alejandro (Cano) Aguilar Mora —cercano amigo suyo, con quien incluso había compartido escenarios— y la madre era Claudia Machado Lara, hija del abogado y periodista guatemalteco Rafael Machado Jáuregui. Sus hermanos Jorge y Guillermo eran notables músicos, mientras que su hermana René sería profesora de piano; además, años después, su hermano Alejandro sería un prominente abogado, educador y político, hoy Benemérito de la Patria. Ella, que siempre quiso estudiar medicina o enfermería —carreras que no existían en Costa Rica—, era una muchacha nada convencional, a quien el ambiente josefino le resultaba realmente anodino y aldeano.

Para entonces, Chocano estaba casado con la guatemalteca Margarita Batres Arzú, con quien había procreado dos hijos; además, tenía tres hijos con su primera esposa, la peruana Consuelo Bermúdez Velázquez, y dejó una hija en España. No obstante, quedó embelesado con la belleza, la inteligencia y la sensibilidad de Margarita. Tanto fue así, que no le importó que casi duplicara su edad —él con 46, y ella con apenas 23 años—, además de que convivía con su esposa e hijos en San José. Obviamente, mantuvieron su idilio en la clandestinidad, favorecidos por la complicidad de varios amigos íntimos.

Aunque dicha relación debió interrumpirse con el viaje de Chocano a Perú, mantuvieron una correspondencia intensa y frenética. En realidad, Chocano deseaba retornar a Costa Rica apenas le fuera posible, para buscar a Margarita y hacerla su esposa.

Es pertinente una digresión para indicar que, mientras residía en Perú, él efectuó varios viajes a Venezuela, donde cultivó una amistosa relación con el dictador Juan Vicente Gómez, quien estuvo 27 años en el poder. Una vez más, era reincidente en sus afectos por los tiranos, algo que, junto con el desmedido ego de que padecía y su inconstancia sentimental, han resaltado algunos de sus biógrafos como sus mayores debilidades.

Al parecer, fue gracias a una misión diplomática que le encomendó Gómez, que él pudo volver a Costa Rica. Lo hizo de manera súbita y sorpresiva, a mediados de 1923. A partir de entonces se intensificó su relación con Margarita, por supuesto que siempre en la clandestinidad. No obstante, esto duró hasta un mal día para ambos, cuando algunos exiliados enemigos políticos de Gómez amenazaron a Margarita y la delataron con su familia. ¡Estalló el escándalo! Esto provocó una grave confrontación con sus padres, para quienes aquello representaba una afrenta de parte de Chocano. A partir de entonces se sucedieron de manera vertiginosa varios episodios conflictivos, que incluso condujeron a Margarita a una tentativa de suicidio. Todo esto aparece relatado de manera sobria, fina y elegante en el libro José Santos Chocano; sus últimos años (1964), que ella escribiera y publicara en Chile, país donde enviudó del bardo, como se verá pronto.

Surge el Himno al árbol

Durante esta tercera visita de Chocano a Costa Rica, que se prolongaría por unos seis meses, hasta noviembre, sucedió algo impensado para los habitantes de la capital. En efecto, poco antes del arribo de Chocano, a inicios de junio se había cernido una amenaza sobre La Sabana, pues se pretendía arrendar una parte de dicho predio a empresarios privados. Esto contravenía lo dispuesto en su testamento por el acaudalado sacerdote Manuel Antonio Chapuí Torres, filántropo que en 1783 había donado vastos terrenos del actual cantón de Mata Redonda para su uso por los vecinos de la capital. Fue entonces cuando la citada amenaza indujo a la Junta Progresista de Mata Redonda a promover la creación del Comité de Defensa de La Sabana.

Es evidente que Chocano se identificó con tan noble causa, al punto de que pocas horas después de recibir una carta de dicha Junta, en la que se le solicitaba un himno «destinado a labios infantiles», de inmediato se dedicó a escribirlo. Ese parto lírico ocurrió de un solo tirón, la noche del 31 de agosto de 1923. En sus propias palabras:

Alguien, desde el misterio y sin tardanza, me dictó el Himno ingenuo, que fui escribiendo con la idea puesta en mí mismo a la vez que en cada niño de Costa Rica, como si celebrara una eucaristía tan sincera que me permite firmar con orgullo de Poeta lo que pueda captar cualquier niño.

Es realmente admirable que un hombre que se debatía entre su irrefrenable pasión por Margarita y los incesantes ataques de sus enemigos políticos, tuviera la paz de espíritu para, al amparo del cielo josefino y en la quinta noche después de plenilunio, concebir un canto alusivo a la naturaleza, apto para voces y corazones infantiles.

Al día siguiente el himno apareció publicado en el Diario de Costa Rica. Logrado esto, y como no había tiempo que perder, la Junta Progresista de Mata Redonda gestionó ante la Secretaría de Educación Pública que se convocara a un concurso para musicalizarlo, con un premio de 200 colones. Se actuó con tal celeridad y eficiencia, que el anuncio apareció en la prensa el 11 de septiembre, y ya el 2 de octubre se había elegido la partitura, presentada por el músico costarricense Roberto Campabadal Gorró, hijo de los españoles José Campabadal Calvet y Elvira Gorró Paretas.

Y fue así como, después de las necesarias prácticas en sus respectivas escuelas, en la mañana del 10 de noviembre de 1923, y ante una nutrida concurrencia, los niños de las escuelas Colón, Porfirio Brenes, Juan Rafael Mora y de Niñas N.o 7 entonaron por primera vez el Himno al árbol. Después de tan lindo acto en el Templo de la Música, una comitiva partió del Parque Morazán hacia La Sabana, para plantar cuatro árboles simbólicos: el del Poeta, el de la Música, el del Maestro y el del Pueblo. Esto se hizo en el Bosque de los Niños, concebido por el ya citado Alfredo Anderson, el cual había sido inaugurado en 1918.

Cabe acotar que, por fortuna, existen 12 fotografías de los eventos de tan significativo día, tomadas por el célebre fotógrafo Manuel Gómez Miralles. Tuve la posibilidad de incluirlas en mi libro, gracias a la generosidad del recordado amigo Julio Revollo Acosta —nieto del expresidente Julio Acosta—, quien conservaba innumerables imágenes captadas por Gómez durante la administración de su abuelo.

Epílogo

Pocos días después de estos actos, Chocano partió hacia El Salvador y Guatemala, pero más bien para despistar a la familia de Margarita. Y, en medio de noticias falsas, en lo cual colaboraron periodistas amigos, cuando menos se esperaba, apareció de súbito —esta fue su cuarta visita a Costa Rica—, para casarse con ella. Esto ocurrió de manera clandestina, en la mañana del domingo 17 de febrero, en la casa del dibujante José Rojas Sequeira, donde ofició la ceremonia el gobernador capitalino José Luján Mata. Enterada su familia, se desató la persecución policíaca. Al final, con la intervención de Aquiles Acosta García —ministro de Guerra—, la familia de Margarita debió aceptar tan enojoso agravio, tras lo cual el gobierno los transportó a Puntarenas, para que zarparan hacia Perú, con escala en Panamá.

Ahora bien, cuando la pareja anhelaba paz en sus vidas, no habían trascurrido dos años cuando, por una disputa personal con el joven poeta Edwin Elmore Letts, Chocano le disparó de manera accidental y lo mató. En vez de la cárcel, se le recluyó en el Hospital Militar de San Bartolomé, donde permaneció año y medio; ahí nació su hijo Jorge Santos, que se convertiría en un prestigioso arquitecto, y ejercería en Costa Rica por muchos años. Ya liberado, Chocano vivió año y medio en su natal Lima, y en octubre de 1928 se mudó a Chile. No obstante, un infausto día, el 13 de diciembre de 1934, mientras viajaba en un tranvía santiaguino, un demente llamado Martín Bruce Padilla se abalanzó sobre él y le clavó un cortaplumas en el corazón, para así acabar con su vida, cuando tenía 59 años.

Enterrado en Santiago, sus restos fueron trasladados a Lima 30 años después, en 1965. Puesto que, en su poema La vida náufraga, él había expresado que «Sólo un metro cuadrado busco de tierra firme…, / ¡donde tengan un día que enterrarme de pie!», hoy en la lápida de su pequeña tumba se lee el siguiente epitafio: «Aquí, / enterrado de pie, como él quisiera / está / el más frondoso árbol de la poesía castellana / el poeta peruano / José Santos Chocano».

Para concluir, de retorno a nuestro Himno al árbol —originado de manera indirecta por la relación amorosa entre Chocano y Margarita—, es claro que, con su surgimiento, en combinación con el acto de la siembra de arbolitos en La Sabana, se sepultaron las intenciones de quienes querían lucrar con dicho predio. A su vez, como un inmarcesible legado de aquella memorable jornada cívica y educativa, ese tierno y hermoso himno conserva su vigencia hasta hoy —cuando los problemas ambientales de Costa Rica y el mundo son mucho más acuciantes—, de modo que debiera volver a cantarse en todas nuestras escuelas, como un compromiso con la conservación de la naturaleza, que ineludiblemente debemos inculcar en las presentes y las futuras generaciones.

 

*Publicado en https://www.meer.com/es y compartido con SURCOS por el autor.

La Vitamina Etílica que hizo triunfar a Jorge (Popey) Cubero en la Caminata La Nación del 12 octubre 1971

Relator
Raúl López Gilles
Atleta y entrenador.
54 años como marchista activo

En una mañana soleada del 12 de octubre de 1971, el Diario la Nación había programado el evento denominado Caminata de los Barrios, en un recorrido de 20 km por los diferentes barrios de la Capital.

Para ese entonces ya habían personas que practicaban esta modalidad atlética y entre ellos los hermanos Cubero (Jorge y Alfredo) y Luis Duarte el de más experiencia y Campeón Nacional.

El evento salía de las oficinas centrales de la Nación ubicadas en el Centro de SJ, donde hoy se encuentra el Edificio OMNI y retomaba hacia el oeste a dar la vuelta a la Sabana, en la parte sur, la metiéndonos por Calle Morenos hacia los Hatillos, saliendo a Barrio Cuba, Cristo Rey, Carit, Plaza Gonzáles Víquez,  subiendo al norte hacia La California, pasando por las antiguas oficinas de Migración y en esa calle rumbo a la Meta en el Periódico la Nación, 20 km

Después de la salida nos mantuvimos en punta, los hermanos Jorge y Alfredo Cubero, Duarte y mi persona, esto hasta el Km 18 en que por el Cine California específicamente al  frente en el Bar El Muro, Popey Cubero (qepd) se nos adelantó y adentro en el Bar, pero antes nos manifestó «Voy a meterme a ese Bar a realizar una necesidad«, de inmediato ingresó al lugar, aduciendo que iba a orinar, pero cuando retorno a la Ruta ya traía un olor etílico como de alguna bebida espirituosa… y con alguna velocidad que posiblemente le dio esa Bebida espirituosa nos rebaso y tomo la punta y hasta nos sacó alguna ventaja.

Fue así que con este estímulo pudo llegar de primero a la meta y ser el primer ganador de este evento.

Posteriormente y fuera de competencia nos comentó que se encontraba deshidratado y que el ingreso al lugar a realizar su necesidad y a pedir agua pero que le dieron algo muy fuerte (guaro) y que él con gusto lo consumió equivocadamente pero con gran satisfacción, y que esa fue la receta mágica con las que nos ganó.

Finalmente nos entregaron los trofeos a los 3 primeros lugares que aquí demuestro con la publicación de la Nación, del día 13 de octubre de 1971.  

El autor de este relato contaba a la fecha con tan solo 16 años y ocupo una tercera y honrosa posición.

Resultados oficiales de la prueba: