Martín Rodríguez Espinoza
CUBA fue el ÚNICO país de Nuestra América que fue capaz de crear su propia vacuna contra la Pandemia de la Covid-19, pese al criminal bloqueo de EEUU, y ponerla a disposición del mundo entero.
Cuando la COVID‑19 llegó a Cuba, el Gobierno movilizó de inmediato a su extenso sistema de salud pública y a su industria de biotecnología líder a nivel mundial.
Esta acción decisiva permitió que Cuba mantuviera niveles bajos de contagios y mortalidad, en comparación con países como EEUU y Europa, y con una población de 11,2 millones de cubanos, una de las tasas más bajas del hemisferio occidental.
Pero no solo eso, Cuba envió 57 brigadas de profesionales médicos especializados del Contingente Internacional Henry Reeve para ofrecer tratamiento a 1,26 millones de pacientes con coronavirus en 40 países, lo que se suma a los 28.000 profesionales sanitarios cubanos que trabajan en 66 países del mundo.
«En marzo de 2021, Cuba inició los ensayos clínicos de fase 3 de dos vacunas de producción nacional contra el COVID‑19, con otras tres posibles candidatas en proceso de desarrollo. Estos logros son aún más extraordinarios si consideramos que desde 2017 el Gobierno de EEUU ha aplicado 240 nuevas sanciones, acciones y medidas que buscan endurecer el bloqueo de 60 años contra Cuba.
Alrededor de 50 de estas medidas se implementaron durante la pandemia misma, con un costo para el sector sanitario que supera los $200 millones.», indican informes de investigadores de la Universidad de Glasgow.
Los profesionales cubanos han recibido diez medallas de oro de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) en el transcurso de 26 años, y sus productos biotecnológicos ya estaban siendo exportados a 49 países antes de la pandemia, entre los que se incluyen vacunas empleadas en los programas de vacunación de América Latina.
Cuba contrario a países desarrollados, exportó sus 5 vacunas contra la Covid-19 a otros países. Esto brindó esperanza a naciones de bajos y medianos ingresos que simplemente no puedía afrontar el costo de vacunar a su población a los altos precios fijados por las principales compañías farmacéuticas (entre $10 y $30 por dosis).
El caso de la multinacional estadounidense Pfizer es incluso peor: se le acusó, Argentina es un caso terrible, de “intimidar” a los países latinoamericanos para que dejaran activos soberanos, como edificios de embajadas, bases militares o territorios, en garantía contra el costo de cualquier proceso judicial que pudiera haber en el futuro en relación con las vacunas de la compañía.
Cuba es un ejemplo de solidaridad internacional, por eso el mundo entero ha reiterado, todos los años en las Asambleas Generales de las Naciones Unidas, el cese del criminal Bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos. En 2022, y por trigésima vez, con 185 votos a favor, 2 en contra y 2 abstenciones, el mundo exigió el cese de estas acciones terroristas contra el pueblo de Cuba.
Ven, la imagen es producto del humor cubano, pero es más que un chiste, es una inmensa verdad.