Skip to main content

Mujeres Mano de Tigre a propósito del Día Internacional de los Pueblos Indígenas

En el Día Internacional de los Pueblos Indígenas

El 9 de agosto de cada año se conmemora el Día Internacional de los Pueblos Indígenas del mundo, fecha en que se realizó la primera reunión de las Naciones Unidas sobre la población indígena, celebrada en Ginebra en 1982.

Reflexionando en este día por los derechos de los pueblos indígenas, es necesario revisar los desafíos que todavía enfrentamos después de 42 años. Los pueblos indígenas hemos luchado por el reconocimiento de derechos insolubles, únicos y exclusivos para la pervivencia y la co-creación de nuestros sistemas de vida, en un mundo que cada vez más niega esta realidad.

Las formas de vida únicas de los diferentes pueblos indígenas hoy sostienen al planeta, por su estrecha relación con la naturaleza y el universo, en este sentido podemos ver los bosques donde se ubican diferentes pueblos, nuestros sistemas de vida directos con el entorno, cuidando la tierra, el uso necesario de recursos sin el extremo de la explotación como las prácticas extractivistas del poder económico, emuladas por propuestas de un mal llamado desarrollo de los políticos de turno y los gobernantes.

Costa Rica como Estado de 200 años y con una democracia inigualable a nivel mundial, se ha caracterizado por promover los derechos humanos y como en este caso, los derechos de los pueblos indígenas. Es importante anotar que en nuestros territorios todavía contamos con suficientes recursos para el bien común del planeta y es ahí donde se centra la persecución del poder económico.

Dentro de este entramado sociopolítico las mujeres indígenas jugamos un papel preponderante, siguiendo el mandato de las abuelas y abuelos, para cuidar y transferir los conocimientos y saberes culturales del pueblo como nos corresponde. Seguimos tejiendo la vida, en la agricultura, en la filosofía de vida, la medicina ancestral, el uso de la madre tierra, exigiendo el derecho que nos pertenece como dueñas de las tierras pertenecientes al pueblo.

Desde la organización de Mujeres Indígenas Mano de Tigre exhortamos al Estado a través de sus instituciones a cumplir con la justicia que merecemos sobre todos los derechos que nos respaldan: educación, salud, economía, niñez, seguridad territorial, física y emocional de las mujeres indígenas defensoras de derechos humanos, gobernanza y sobre todo la justicia legal y social que nos corresponde.
Mujeres Mano de Tigre correo electrónico: mujeres.manodetigre@gmail.com

Vivir el espacio público: La experiencia del Barrio Colonia del Sur, conversamos con Mercedes Castro

Observatorio de Bienes Comunes, UCR

Conversamos con Mercedes Castro vecina del Barrio Colonia del Sur y coordinadora del Comité de Bienestar Animal, reflexionamos sobre los desafíos que enfrenta la convivencia en los barrios y la importancia del trabajo colectivo en la protección y disfrute de los espacios públicos como lugares y momentos para la sensibilización de las personas que lo habitan.

Territorio indígena de Cabagra avanza en la implementación del Plan Ambiental Forestal y Territorial

Por Uriel Rojas

Como parte del proceso de implementación del Plan Ambiental Territorial-PAFT- la ADICABAGRA avanza en la ejecución de proyectos prioritarios para este territorio.

Dentro de las actividades ejecutadas se encuentran la entrega de insumos a productores de chile, la adquisición de dos motocicletas para el fortalecimiento del trabajo de la brigada forestal, un binocular, un dron para la brigada de monitorio biológico, así como una piladora de arroz para los productores locales.

De igual manera se ha concluido la construcción del mini acueducto escolar en Brazo de Oro, el mejoramiento de la casa de salud de San Juan y se dotó de equipo, mobiliario de oficina y artículos de cocina a la organización Iriria Sätkök.

El PAFT es una herramienta de planificación que se financia con recursos del fondo verde del clima, Banco Mundial, impulsados por el MINAET y construido con apoyo del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo.

Prisma Latinoamérica anuncia serie de videos sobre logros de personas y organizaciones

El sociólogo Miguel Sobrado presenta la producción de Prisma Latinoamérica “Volando alto con perfil bajo”.

Esta será una serie de producciones sobre los logros alcanzados por personajes y organizaciones populares que demuestran que otra vía es posible y que hay un futuro que está germinando en América Latina, según lo señala Sobrado. 

En su primer capítulo se hablará de Tita Ureña, de Santa María de Dota, quien es dueña de “La Cueva”. Este es un sitio donde se reúne la comunidad y los visitantes. No solo es un espacio que ha sido administrado por varias generaciones de la familia Ureña por 90 años, sino que Tita Ureña ha puesto sus propias cualidades particulares ya que ella “No cree que haya amor a Dios sin amor al prójimo”.

Limón no acepta las rotondas en la Ruta 32 y defiende la vida silvestre

Orlando Barrantes Cartín
8713 5061

Las rotondas en carreteras nuevas como las de Guanacaste no existen, pues se considera que son peligrosas en vías de alta velocidad. Lo que se construye son pasos a desnivel bien cimentados.

En Limón está en construcción desde hace cuatro años una gran vía a 4 carriles (2 de ida y 2 de vuelta), desde el cruce de Río Frío hasta la propia ciudad de Limón (Ruta 32). Se considera una vía de alta velocidad. Por esa razón una gran parte de la población limonense, en su mayoría con gran tradición de lucha y movilización, no termina de comprender cuáles son las razones del gobierno para eliminar los paso a desnivel y construir en su lugar 11 rotondas a lo largo de la Ruta 32. Desde ahora los vecinos anuncian el aumento en los ya numerosos accidentes humanos y silvestres.

Además, hay otro agravante: el diseño de la ampliación de la Ruta 32 no contempla en ninguna parte un solo paso para los animales. Si ahora es muy doloroso observar tantos animalitos destrozados en la ruta, no imaginamos el escenario cuando esté terminada la ampliación.

Se ha conformado una comisión de lucha con representación de todos los cantones de la provincia, con el apoyo entre otros del Movimiento de Trabajadores y Campesinos (MTC) para evitar la construcción de las rotondas y por la defensa de la vida silvestre.

La explotación de la hospitalidad: turismo en Guanacaste, Costa Rica

Marinus Gisolf*
Agosto, 2024

El turismo depende de dos componentes básicos: el transporte y la hospitalidad. Estos dos componentes han experimentado grandes cambios a lo largo de la historia. El caso del desarrollo de los medios de transporte está bien documentado, pero es este último elemento, el de la hospitalidad, el que ha recibido mucho menos atención. La práctica de la posada o la recepción de huéspedes en una casa residencial es tan antigua como la propia humanidad, y se denomina la hospitalidad social. No obstante, la comercialización de esta hospitalidad despegó a partir del siglo XVII, y alcanzó proporciones industriales ya en el XIX, con los balnearios y los spas. Después de la segunda guerra mundial, esta forma de hospitalidad siguió las tendencias de mercado del capitalismo, y destaca la separación cada vez más llamativa entre cliente y proveedor. Es el turista, como cliente, quien es exigente dentro del marco comercial de la hospitalidad, como mercancía con valor de mercado; mientras que la relación original huésped-anfitrión desaparece del panorama. Una vez que las grandes inversiones internacionales empezaron a desplegarse en Costa Rica, no sólo cambió el concepto de la hospitalidad, sino, lo que es más importante, toda la estructura económica de una provincia, en este caso, Guanacaste.

Cae la tarde en Tamarindo, distrito costero de esta provincia costarricense. La calle paralela a la playa empieza a llenarse de gente tras el calor de la tarde. Frente a un pequeño bar abierto se detiene un gran 4×4 -supuestamente de alquiler- del que se bajan tres cuarentones de complexión robusta que conversan en voz alta en inglés. El acento delata un origen tejano. Uno de ellos entra en el pequeño bar para comprar cerveza, dos «six-pack». Paga con un billete de 50 dólares, y recibe diez mil colones de cambio de la mujer que está detrás de la barra. Se hacen bromas sobre los miles de colones que el hombre recibe de cambio. En esencia, son unos 20 dólares, y él ha pagado unos 30 por sus 12 latas de cerveza; casi dos dólares y medio por lata, que apenas cuesta un dólar en la tienda.

Los efusivos norteamericanos vuelven a su carro y se marchan, mientras la mujer detrás de la barra los mira con desprecio, y un cliente local con una gaseosa en la mano niega con la cabeza. “Estúpidos gringos,” piensan. “Estúpidos costarricenses con su astucia campesina,” piensa el gringo. Ambos se desprecian. El costarricense que intenta explotar al turista, y el turista que quiere derrochar todo en su semana de vacaciones al año, y no le importa ese jaleo del dinero, y menos aún esos estúpidos locales. El desprecio de los gringos afecta, sobre todo, a las mujeres locales. Entre ellas las hay, en efecto, quienes intentan sacarles todo el dinero posible a los norteamericanos; esencialmente un mercado infeliz de relaciones sociales asimétricas. El joven cliente de la gaseosa, el que presenció la escena de las cervezas, Carlos es su nombre, paga. La mujer de la barra le dedica una cálida sonrisa. Carlos se pone el casco, se sube a su moto y se va al pueblo de Cartagena, más arriba, a entrenar con su equipo de fútbol.

Lugares del litoral de Guanacaste, como Tamarindo, El Coco o Flamingo, tienen muy poco que ver con el resto de Costa Rica, y parecen ser enclaves dentro de la provincia. Muchos turistas llegan a ‘resorts’ de playa a través del aeropuerto internacional de Liberia y, tras aterrizar, siguen en coche de alquiler o en autobús de lujo a toda prisa hasta el destino de playa, porque de eso se trata y no del camino hasta él. No se trata de unos pocos hoteles de playa, sino que ahora han surgido grandes ‘resorts’ con cientos de habitaciones, piscinas gigantescas y varias opciones de restaurantes. Es el tipo de ‘resort-hotel’ que forma un pueblo en sí mismo, y pretende mantener al turista dentro de su propio cerco, fuertemente vigilado: las comidas y el entretenimiento están incluidos en el precio.

¿A cuáles bolsillos va el dinero que entra? ¿Entra realmente o se queda parcialmente en el país de origen de las cadenas hoteleras internacionales? Si bien, todas estas enormes inversiones extranjeras ayudan al mercado de divisas de Costa Rica, al mismo tiempo es necesario plantear la cuestión de su utilidad esencial para las comunidades rurales de esta provincia de Costa Rica. El inglés, tan vital para el turismo y aún tan poco hablado en América Latina, es entonces un escollo mayor a la hora de andar por ahí con pantalones negros y camisa blanca con corbatín negro, sonriendo a los clientes. Fíjese en Carlos, que trabaja media jornada en un hotel boutique de playa, de propiedad suiza, y también juega al fútbol en segunda división, con lo que ha ganado lo suficiente para comprarse una moto.

Así que, lo que investigan principalmente los científicos locales gira en torno a la pregunta clave ¿de qué región costera se trata? ¿La región como espacio según la mirada de los turistas, o como los inversores u otros extranjeros esperan crearlo? ¿O el hogar de una población local? Se trata del turismo como producto de exportación, como ocurrió con la exportación de carne en la misma región el siglo pasado: miles de hectáreas de bosque fueron sacrificadas para servir a las cadenas de hamburguesas norteamericanas. Los dos factores principales que provocaron las mayores fricciones en toda esta región costera, según los científicos de las universidades locales, fueron la falta de participación y, por tanto, de implicación de la población local y, además, la injerencia exterior de las grandes empresas multinacionales a través de inversiones directas. Son precisamente estos dos elementos los que dieron origen al término neocolonialismo, que muchos investigadores utilizan para referirse al fenómeno.

Lo que en las universidades se analiza principalmente es el cambio dentro del propio sistema capitalista. Económicamente, en las modernas economías de mercado, el concepto de riqueza se refiere únicamente a lo que tiene valor monetario. Los bienes o servicios cuyo valor no puede expresarse en términos monetarios -valor de cambio de mercado- no se incluyen en el concepto de riqueza. Esto significa, entre otras cosas, que la naturaleza pura tampoco está incluida, ya que no representa un valor de mercado -financiero. La destrucción de la naturaleza no se registra entonces como una pérdida contable. Por el contrario, la tala, el arranque o la caza de flora y fauna es un componente importante para aumentar la riqueza, desde el punto de vista de las economías de mercado.

Esta vertiente formal, en la que el valor de algo lo determina el mercado, se ha impuesto en la actualidad. Esto ha llevado cada vez más al uso del capital para ganar más dinero sin ser productivo. La especulación en bolsas es un ejemplo de ello, al igual que el comercio de bienes inmuebles –más que todo en zonas de playas-, de seguros, o divisas. Esta forma de comerciar sin añadir ningún valor a un producto o a una comunidad o a un país entero, que no se enriquece ni en un céntimo, ha tomado protagonismo. La mentalidad de la gente se ha adaptado a ella y, hoy en día, lo que importa mucho más es cuánto se gana y no cuánto produce alguien, física, mental o culturalmente. Es esta premisa la que ha llegado a dominar en el mundo occidental y cada vez más en el resto del mundo. No sólo eso, en una de las mayores actividades económicas del mundo que puede resumirse bajo el concepto de turismo, podemos observar una evolución similar.

Se han escrito miles de artículos sobre qué es y cómo funciona el turismo, y es uno de los fenómenos sociales más estudiados de los últimos 50 años. Y no sólo eso: casi todo el mundo occidental ha sido turista alguna vez, así como anfitrión de viajeros. La actividad turística es o debería ser una copia fiel de la sociedad en la que se desarrolla. Si no es así, como en el caso de Guanacaste, surgen tensiones sociales. Estas cuestiones se relacionan entonces directamente con el desarrollo de lo que a veces se denomina postcapitalismo: el predominio de la forma del capitalismo sobre su fondo como influencia exterior a Costa Rica. De nuevo, suenan entonces las campanas de las influencias neocolonialistas.

La hospitalidad comercial se reduce a un eslogan publicitario que promueve lo idílico y lo paradisíaco. La autenticidad del encuentro entre lo local y lo extraño se transforma así en un mundo experiencial de fastuosa belleza, impresionantes fenómenos naturales, animales exóticos de bellos colores, e incluso se tiende al cuento de hadas. En esencia, gira entonces en torno al encuentro del turista consigo mismo y al reflejo de sus propias emociones. La apariencia en sí y, por tanto, la superficialidad, son las consecuencias, mientras que la forma domina sobre el contenido. Se trata de espacios impersonales, como los que ofrecen las cadenas hoteleras internacionales, que propugnan lo mismo en todo el mundo, basándose en estándares occidentales con un toque autóctono aquí y allá.

Entre estas tendencias globales, la gastronomía es quizá la más llamativa: los tacos mexicanos, las pizzas italianas, las paellas españolas, los sushis japoneses o el curry indio hace tiempo que se han adaptado a un sabor unitario, despojando a los ingredientes individuales de sus aromas y sabores más intensos. Se oye entonces el grito de la uniformidad, que sólo indica que la forma en que se produce el encuentro entre el forastero y el lugareño sólo cubre lo externo y los auténticos elementos sustanciales quedan cada vez más disimulados. La forma de este tipo de turismo hace hincapié en el presente, remitiendo el pasado -o el futuro- a los museos. El turismo como forma intenta ignorar el tiempo, donde los turistas pueden comer y beber cuando quieran sin preocupaciones. La dictadura del tiempo, a la que la mayoría de los occidentales suelen estar sometidos en sus propios lugares de residencia, se levanta entonces brevemente.

Al igual que en el capitalismo como forma, la ganancia monetaria se ha desvinculado cada vez más de la productividad. Este tipo de turismo ha perdido muchos vínculos con una hospitalidad original, y la propia experiencia del turista ocupa un lugar cada vez más central. Son estas experiencias las que deben animar al turista a rendirse de nuevo tras sus vacaciones al estricto patrón de días, meses, años: la dictadura del calendario. En sus vacaciones, el turista no huye tanto de su ciudad natal como de la presión del tiempo, que no le permite ni un segundo de descanso. El turismo contemporáneo, como expresión de una hospitalidad comercial que aboga por los espacios impersonalizados y lo intemporal, encaja a la perfección con la vertiente formal del capitalismo y, por tanto, con el neoliberalismo pragmático.

Para los turistas occidentales que visitan Costa Rica, la playa puede ser un espacio ajeno a ellos, pero han venido para adueñarse de ella, desnudarse hasta el mínimo permitido -o incluso menos- y tomar el sol tranquilamente, a menudo con personal a mano para proporcionarles bebidas y aperitivos. Esto es lo que estos turistas han venido a buscar, porque esto es en lo que les han hecho creer: el paraíso tropical “virgen”, con las hermosas playas casi rubias, las palmeras que susurran suavemente, casi ni un alma que ver, con sólo el murmullo arremolinado y decreciente de un oleaje ondulante mezclado con el breve piar de pájaros, y un ligero olor a agua de mar -el Océano Pacífico casi no deja olor en esta región.

Sin embargo, un puñado de futbolistas gritando, las risas chillonas de las señoras locales, y una radio tintineante, no están entre esas estampas idílicas, como tampoco lo está el olor a cebolla frita o a carne asada. Una población local para la que la playa tiene una función totalmente distinta choca entonces frontalmente con lo que quieren los inversionistas extranjeros. Éstos no sólo compran los terrenos para sus grandes complejos hoteleros, sino que también piensan que pueden adueñarse de las playas, aunque pertenezcan al Estado y deban seguir siendo accesibles a todo el público. En este contexto también se oye el grito del neocolonialismo.

No obstante, el capitalismo siempre ha tenido un lado de contenido desde el punto de vista del capital y, sobre todo, de la productividad. Una iniciativa requiere una inversión, y ésta debe conducir a la producción de bienes o a su valor agregado. Este valor se relaciona directamente con los costos involucrados. Como tal, la inversión inicia una vida económica y con el capital se reproduce. Sin embargo, este concepto de contenido ha pasado a un segundo plano, sobre todo después de la segunda guerra mundial, mientras que ahora prevalece el lado formal: el valor de algo sólo lo determina el mercado.

Ni la producción capitalista dirigida a generar riqueza, ni la hospitalidad social del turismo dirigida a generar experiencias sociales han desaparecido, sino que simplemente perviven en el seno de las comunidades de todos los continentes del planeta -en unos más que en otros. La hospitalidad social implica entonces un encuentro entre anfitriones por un lado y huéspedes por otro. Los huéspedes se comportan como tales y expresan su gratitud por la acogida que se les ha dispensado. No existen entonces espacios impersonales, sino lugares acogedores, donde uno puede sentirse como en casa. Uno escucha, observa y aprende, y esto se aplica entonces a ambas partes. La importancia de la cultura y, por tanto, del pasado, es inseparable de este encuentro con extraños, porque se trata de lo propio, que se pone a prueba frente a la mirada de los foráneos.

Tradicionalmente, las formas de acoger a los extranjeros se han establecido culturalmente en las comunidades. Mientras que en el turismo del siglo XXI las habitaciones de hotel son espacios impersonales para dormir, carentes de emociones, en nuestras propias casas o con nuestros anfitriones, un dormitorio es un lugar cálido, donde se han aferrado muchas emociones a lo largo del tiempo. Son encuentros entre «nosotros» y «ellos», donde en realidad somos ambos a la vez. El encuentro se toma en serio y se le dedica tiempo. Los visitantes intentan transformar espacios que les son extraños en lugares familiares, y buscan ante todo un vínculo de amistad con sus anfitriones. Es este encuentro entre personas, que puede darse en cualquier parte del mundo, el que sirve de base para ampliar los horizontes de cada uno: uno se encuentra en el reflejo con el otro.

Un día conducía por una playa llamada Brasilito, en el noroeste de la costa de Costa Rica, también en Guanacaste, y vi un par de coches de policía aparcados. Me detuve y miré por la ventanilla. Había obreros municipales instalando bolardos de hormigón, mientras un pequeño grupo de lugareños miraban y gritaban enojadamente. Unos ocho policías observaban desde una pequeña distancia. Me bajé y vi rápidamente de qué se trataba: los bolardos se habían colocado para impedir el acceso en carro a la playa. Instintivamente, yo también me enfadé. Hacía tiempo que se había prohibido acampar en la playa, pero para que los excursionistas de la zona fueran a comer allí con sillas y mesas, ollas y sartenes, se necesitaban coches o carretas de bueyes. Eso ya no era posible, cortando una tradición sobre todo cultural. Hice unas cuantas fotos y me sentí como un periodista.

Así que se trataba de una ordenanza municipal, razoné, destinada a hacer esta playa más idílica para los turistas, sin la interferencia de las alegres familias locales. No era tan novedoso, ya que esto había ocurrido antes en la cercana playa Conchal, con el hotel Meliá Resort de 300 habitaciones cerca. Al parecer, se quiere evitar el choque entre dos tipos de hospitalidad, y cada uno tendría su propia playa; una extraña solución que plantea una interrogante sobre el concepto de soberanía y, por tanto, de neocolonialismo.

La mera masificación de la hospitalidad comercial en los llamados países del Tercer Mundo, los impactos medioambientales y climáticos resultantes y los flujos de dinero asociados se centran en última instancia en satisfacer necesidades evocadas artificialmente desde los países occidentales. Se plantea entonces la cuestión de hasta qué punto las vacaciones no son más bien una compulsión, impuesta por la dictadura del tiempo de la mano de la presión de las economías de mercado, que convencen a la gente de que necesitan viajar. La hostelería comercial funciona cada vez más como una vasta maquinaria en la que se absorbe al público. Aunque en Costa Rica la potencia colonial original hace tiempo se retiró, sigue existiendo la presión occidental – ahora no sólo de Europa, sino sobre todo de los Estados Unidos – para aumentar su influencia económica en este tipo de países pequeños. Algunos lo llaman neocolonialismo, otros, influencias neoimperialistas, o incluso se oye el grito de la aplanadora globalizadora.

No hace mucho acompañé a Carlos, el camarero futbolista, al campo de fútbol de Cartagena, donde iba a dirigir un entrenamiento de colegiales estadounidenses de entre 13 y 15 años, que venían a jugar al fútbol y a conocer el país. Los chicos con algunos padres se alojaban con familias de allí, y todo el conjunto formaba una gran familia que se comunicaba entre sí utilizando las manos, y sobre todo los pies, con algunas palabras en inglés de por medio. Carlos organizó una sesión de entrenamiento con algunos compañeros y también con los jóvenes del club local. El tiempo era mucho más fresco por la tarde, el sol estaba más bajo, y ya empezaban a proyectarse sombras más largas. Los jóvenes corrían, gritaban y entraban en contacto con otra cultura a través del deporte. Lo que más me gustó fue que Carlos estaba disfrutando, rugiendo palabras en inglés como si dominara el idioma, y todos los demás estaban completamente implicados. Respirando entusiasmado después, me confesó: “en realidad son como nosotros, ¿verdad?”

Un turismo que no se basa tanto en su vertiente formal de una estricta relación cliente-proveedor, sino en el contenido de un encuentro basado en la hospitalidad social y las normas locales que conlleva, ofrece al estresado hombre occidental una oportunidad de ir más allá del cuidado de su propio cuerpo y bienestar. Escapar del yugo del tiempo puede ser un motivo para que muchos se suban a un avión o a un tren, pero sigue siendo una medida temporal que aporta poco al propio desarrollo humano, y es improductiva en ese sentido. Así pues, el turismo de contenidos no es tanto una liberación de la dictadura del tiempo, sino un ejercicio para adquirir nuevas experiencias y, sobre todo, para buscar al «otro», tan importante para descubrirnos a nosotros mismos.

Sin embargo, los países receptores de turismo tienen que enfrentar una actividad económica que a menudo no encaja en sus modos de vida tradicionales. El resultado es una adaptación forzada o un rechazo espontáneo. Esta adaptación puede consistir simplemente en aprovecharse de las diversiones que buscan los turistas, como por ejemplo cobrar demasiado dinero por una cerveza. Pero es algo superficial y concierne a la forma. Estadísticas sobre Guanacaste demostraron recientemente que sigue siendo la provincia más pobre del país, con un elevado desempleo entre su población rural, una indicación clara que, desde el punto de vista económico, la productividad está relativamente baja a pesar de las enormes inversiones extranjeras directas en el sector inmobiliario y turístico.

El desarrollo de la actividad turística en Guanacaste requiere de una planificación a largo plazo, basada en fundamentos teóricos y prácticos. En el presente ensayo he propuesto algunos conceptos que sirven para distinguir los diferentes elementos de que consiste el turismo en esta zona y sus influencias en el desarrollo económico y social. Para la urgente reconceptualizión del manejo y planificación del desarrollo turistíco en Guanacaste es indispensable contar con las herramientas teóricas necesarias para poder fundamentar futuras decisiones.

* Consultor turístico y escritor e investigador. Ha publicado los libros The Functionality of the Tourist Supply Chain (2005) y El Turista y la sostenibilidad (2009), además de una considerable cantidad de artículos académicos en diferentes revistas especializadas de Costa Rica y otros países. También es el autor y gestor del sitio web tourismtheories.or , en el que expone su obra y pensamiento acerca del fenómeno turístico, y que además sirve de repositorio de muchos de sus artículos. Con el presente ensayo, el señor Gisolf participa como autor invitado en el OBTUR.

Esta es una publicación de la Universidad Nacional, compartida con SURCOS por el Observatorio de Turismo, Migraciones y Sustentabilidad de la Región Chorotega (OBTUR).

Fuente: https://www.obtur.una.ac.cr/index.php/la-explotacion-de-la-hospitalidad-turismo-en-guanacaste-costa-rica

Yímba Cájc presentó su programa de cultura y lengua indígena Bruncájc para la educación secundaria

Actividad se realizó este jueves 1 de agosto al mediodía

Por Uriel Rojas

El Consejo Local de Educación Indígena de Rey Curré/Yímba, presentó este jueves 01 de agosto ante sus pobladores del territorio, el Programa de Cultura, Idioma y Educación Ambiental que se estaría implementando próximamente en el Colegio Indígena Yímba Cájc.

El objetivo de esta actividad era que los vecinos conocieran la propuesta y expusieran sus aportes, inquietudes y sugerencias al programa para sus respectivos ajustes y validación.

Las 5 áreas transversales de dicho programa son: gastronomía, plantas medicinales, importancia del rio Grande de Térraba, artesanía indígena y agricultura tradicional.

Este conversatorio se realizó en las instalaciones del Gimnasio Multiuso de la Escuela Curré en un ambiente decorado con elementos propios de la comunidad y con la presencia de representantes del Departamento de Educación Intercultural del MEP.

Este programa es el resultado de múltiples sesiones de trabajo que realizaron conjuntamente los representantes del CLEI local, docentes y mayores de la comunidad que gustosamente brindaron sus aportes.

“Es un programa que se elaboró de manera conjunta y contextual a la cultura indígena local, porque no existe hasta el momento un programa para la educación secundaria en cuanto a Cultura y Lengua Materna, y en educación ambiental sí existe en la malla curricular pero una forma descontextualizada, lo cual no es pertinente a nuestra cultura”, subrayó Norma Mora, representante del Consejo Local de Educación Indígena de Yímba Cájc.

Posterior a esta presentación a nivel comunitaria, se estará presentando ante el Ministerio de Educación Indígena, para su respectiva aprobación e implementación.

La regulación de la protección de los derechos de los pueblos indígenas se deriva de las múltiples normativas tanto nacionales como internacionales que tutelan los Derechos de los Pueblos Indígenas, el cual es signatario nuestro país.

El Colegio de Yimba Cájc podría convertirse en el primer Colegio Indígena en disponer de este Programa de Cultura, Lengua y Educación Ambiental a nivel de Secundaria, el cual se espera, se empiece a implementar a inicios del curso lectivo 2025.

El FestArt llegará a los cantones de Palmares, Sarchí, Grecia, San Ramón y Naranjo cargado de teatro

Escuelas de la región se han visto beneficiadas por este proyecto. Foto cortesía FestArt.

Esta será la última edición del festival que inició en el 2014 en el Recinto de Grecia*

Del 26 de julio al 3 de agosto se realizará le FestArt 2024, un festival impulsado por el Recinto de Grecia de la Universidad de Costa Rica, que beneficia a la región de Occidente con presentaciones gratuitas en centros educativos y lugares abiertos a la comunidad.

El festival, que se realiza desde el año 2014, contará con la participación de 13 agrupaciones, 6 nacionales y 7 internacionales procedentes de El Salvador, Honduras, México, Colombia y Brasil.

Según Laura Santamaría, productora general, en esta oportunidad el FestArt se concentrará en espectáculos teatrales, de títeres y tendrá una fuerte participación de cuentacuentos.

De esta forma, algunos centros educativos de los cantones de Palmares, Sarchí, Grecia, San Ramón y Naranjo se verán beneficiados, así como los siguientes espacios públicos: Centro de la Cultura de Grecia, Salón Campo Ferial Palmares, Biblioteca Municipal de Sarchí, Centro Cultural Histórico José Figueres Ferrer San Ramón, Centro de Cultura Social San Ramón y el Salón Comunal Santiago Palmares.

Grupos nacionales e internacionales han donado su tiempo y su trabajo a esta actividad. Foto cortesía FestArt.

VER PROGRAMA

Última edición del festival

Este 2024 marca el final del FestArt, que se creó por una necesidad de llevar espectáculos de calidad a Occidente. Según Santamaría esta experiencia permitió que las comunidades comprendieran que es posible acercarse al arte, “se dieron cuenta que quieren esto para sus centros educativos, para sus comunidades, por eso cada año nos llaman. Las quieren y necesitan para desarrollar habilidades y destrezas en niños, jóvenes y en los mismos miembros de la comunidad”.

Destacó que la mayor parte del equipo de producción actualmente está fuera del ámbito universitario, ya que iniciaron como estudiantes y decidieron continuar colaborando a pesar de las obligaciones laborales y familiares. Por ello, se ha hecho difícil continuar “sostener el FestArt durante este tiempo ha sido una labor maratónica de parte de todo el equipo de producción, es un gran esfuerzo en convivencia primero con sus actividades académicas y ahora con sus actividades laborales”.

“El equipo dio lo que tenía que dar y en el tiempo en que tenía que hacerlo, ya las obligaciones no nos permiten continuar” aseguró.

Carlos Eduardo Camacho Araya, es uno de ellos, él se involucró en el festival cuando era estudiante de la carrera de Turismo Ecológico en el Recinto de Grecia y ha sido parte de esta actividad durante seis años.

Destacó que la labor que ha hecho este festival en las comunidades es muy grande. “El hecho de llevar teatro de calidad a las comunidades sin costo alguno despierta la chispa y el interés por el arte, es una labor importante ya que sabemos que desde la cultura podemos sensibilizar para que las personas tomen conciencia en muchas áreas en las que nos desenvolvemos”.

Aseguró que ese papel social y los vínculos que ha creado durante todo este tiempo es lo que le ha impulsado a seguir colaborando. Añadió que esta experiencia fue importante para su formación ya que le enseñó a trabajar en equipo, a plantear prioridades, a dar lo mejor y le permitió fortalecer las habilidades blandas. “Ha sido un proyecto que nos ha dado mucho y hay que darle un cierre como lo merece y eso también me causa felicidad” aseguró.

Por su parte, Rebeca Hernández Murillo, Trabajadora Social y colaboradora de este proyecto desde sus inicios, señaló que esa tarea de llevar el arte a las comunidades permitió también abarcar temas y llevar mensajes sociales. “Acercar a las comunidades al arte ha sido muy importante, también que las obras, además de entretener, dejen mensajes de temas sociales que toquen las fibras de la población”.

Aseguró que ponerle fin a en esta aventura le genera sentimientos encontrados. “Es una mezcla de tristeza, nostalgia, alegría, satisfacción. Por 10 años hicimos un proyecto maravilloso, por 10 años nos convertimos en una familia, solo sé que ha sido un proyecto que cambió mi vida y que voy a llevar por siempre en el corazón”.

Arte escénico como herramienta en la creación de espacios de participación social

El profesor Mag. Jonh Diego Bolaños Alfaro se unió al festival en el 2018, cuando asumió la dirección del Recinto de Grecia, desde entonces ha estado involucrado en esta actividad.

Destacó que el FestArt promovió el arte escénico como herramienta en la creación de espacios de participación social y cultural de los niños, niñas, jóvenes y adultos de la zona de Occidente y proyectó el carácter humanista de la Universidad de Costa Rica hacia la comunidad.

Añadió que fueron muchas las poblaciones beneficiadas que tuvieron la oportunidad de disfrutar de espectáculos de teatro, música, baile y cine de calidad completamente gratuitos. Dichas actividades fueron instrumentos facilitadores para mejorar la calidad de vida y motivar el desarrollo de una cultura y permanencia de este tipo de arte en comunidades rurales de Occidente.

En cuanto a los centros educativos, Bolaños aseguró que el festival permitió compartir con estudiantes y docentes, talleres y presentaciones que les ayudó a promover el desarrollo de habilidades y destrezas siendo co-creadores en un proceso de aprendizaje lúdico.

Los espectáculos han sido instrumentos facilitadores para mejorar la calidad de vida y motivar el desarrollo de una cultura. Foto cortesía FestArt.

Por su parte, a nivel universitario destacó que este espacio de participación artística, además de promover el arte, permitió a los estudiantes universitarios participantes del proyecto generar experiencia en producción y organización de eventos, así como el intercambio cultural con artistas nacionales e internacionales.

“La Universidad de Costa Rica como institución se ha beneficiado con la proyección hacia la comunidad de su labor humanística y sociocultural, en especial para el Recinto de Grecia que pocas veces se visibiliza con actuaciones interinstitucionales en la propia comunidad”.

Destacó que con este festival también se logró abarcar temas que merecen reflexión y análisis con puntos de vista menos invasivos o más permisivos, para que luego sean discutidos en el núcleo familiar y se genere una cultura propositiva de atender nuestros problemas sociales y nacionales sin tapujos o reservas.

Bolaños aseguró que este ciclo se cierra con mucho orgullo por el trabajo realizado y el éxito conseguido gracias al apoyo de todo el pueblo de Grecia y de Occidente y que se deben abrir nuevas propuestas culturales que beneficien a la región.

*Grettel Rojas Vásquez
Periodista, Sede de Occidente, UCR

Ostricultura: alternativa socioeconómica para comunidades del litoral Pacífico

Sidey Arias Valverde 
sidey.arias.valverde@una.cr
Estación de Biología Marina, Escuela de Ciencias Biológicas

Este trabajo acompaña emprendimientos de agrupaciones costeras dedicadas al cultivo de ostra rizada (Magallana gigas) en sistemas suspendidos tipo long line. Inició con el desarrollo biotecnológico validado en la metodología de cultivo y la producción de semilla a ciclo cerrado y tras la presentación de los resultados estimuló a diferentes agrupaciones de pescadores artesanales y jefas de hogar a acercarse a la Universidad Nacional en busca de apoyo para la valoración del sitio donde se proyecta la instalación de las granjas para el cultivo de ostras.

El levantamiento de los parámetros ambientales se realiza con las personas interesadas, esto les permite contar con un criterio técnico del sitio. El producto es un reporte donde se brinda la información registrada y la valoración técnica del sitio. Si este es idóneo para su desarrollo, se acompaña a la agrupación en la búsqueda de financiamiento, presentación de la propuesta, documentación, compras, construcción, instalación y puesta en marcha del proyecto; además, se les apoya con la entrega de los respectivos informes a la fuente de financiamiento.

Asimismo, se participa en los aprendizajes sobre el manejo de la producción y la calidad del producto final; esto incluye: trazabilidad en lotes de siembra, tallas de venta, protocolos de inocuidad y la vigilancia de las floraciones algales tóxicas. Además, se brindan talleres sobre buenas prácticas para el fortalecimiento organizativo, la gestión de ventas y las finanzas.

Los actores principales y beneficiarios directos en este trabajo son pescadores artesanales, jefas de hogar, familias de agrupaciones procedentes de ocho comunidades del litoral pacífico, así como la cadena de valor comercial, proveedores, restaurantes y otros nichos del mercado nacional.

Los actores que conforman el clúster son los emprendimientos ostrícolas, la Universidad Nacional, instituciones públicas y ONGs. Gracias a esta articulación, Costa Rica registra nueve granjas ostrícolas, un Laboratorio Nacional Especializado en la Producción de Semilla de Ostras (LANPSO), una estrategia de trazabilidad en la prevención y vigilancia de floraciones algales tóxicas y monitoreo de fitotoxinas en carne, un centro para la depuración microbiológica de moluscos bivalvos, capacitación a cerca de 60 personas de las diferentes comunidades en la implementación de buenas prácticas para el cultivo y venta de ostras. El objetivo de dicho esfuerzo es contribuir con el desarrollo de la maricultura como una nueva actividad productiva que dinamice una economía social solidaria en los territorios marino-costeros.

Oficina de Comunicación
Universidad Nacional, Costa Rica