Desastre minero en Abangares: una muestra de la inviabilidad de la minería a cielo abierto en ecosistemas tropicales

-El deslave tóxico se da en vísperas de una anunciada visita de Rodrigo Chaves a Crucitas

(FECON, 16/07/2022) Toneladas de desperdicios mineros contaminan el rio Santa Lucía en Abangares de Guanacaste este viernes 15 de julio. En horas de la tarde los vecinos y vecinas del lugar alertaron de la matanza de la fauna silvestre en la zona cuando se rompió una de las paredes de un depósito dónde se acumulaban lobos tóxicos, posiblemente residuos de metales pesados, mercurio y cianuro. Estos desechos bajaron por el río Santa Lucía, para luego llegar al río Abangares, el cual desemboca en el Golfo de Nicoya.

La Unión Cantonal de Asociaciones de Desarrollo de Abangares emitió una advertencia a la población sobre el deslave. La UCADA recomendó “no se acérquese a los ríos, debido a que, aparentemente, se habría roto una pila que contenía cianuro, material que habría llegado a los afluentes”.

Según el medio Elpaís.cr los terrenos donde se encuentra la laguna de lixiviación eran propiedad de la minera canadiense MCC Minning. Empresa que en 2011 ya operaba con grandes cuestionamientos y que el 19 de agosto de ese año, la Dirección de Geología y Minas solicitara el cierre de la planta de beneficiado de oro.

La minería metálica a cielo abierto en las zona tropicales conllevan riesgos inaceptables. En lugares donde las precipitaciones son abundantes, los daños ambientales son profundos y por si fuera poco, tardan décadas en ser remediados. Pero además su mitigación es muy difícil. En Costa Rica la vulnerabilidad ambiental ante la minería de metálica se suma otra vulnerabilidad: la institucionalidad minera obsoleta, escueta y con escasas herramientas de control y auditoría ambiental, como ha quedado manifiesto en esta caso.

Esto es más que suficiente para mantener la prohibición minera y no aventurarse nuevamente en la irresponsable explotación minera.
El presidente Rodrigo Chaves visitará Crucitas, en Cutris de San Carlos, sólo un día después del desastre en Abangares de Guanacaste. Sería irresponsable de parte del mandatario y su ministro de ambiente, Franz Tattenbach, que viendo lo sucedido hoy en el río Santa Lucia, piensen siquiera en explotar Crucitas.

Tardaran décadas enteras antes de que la cuenca del río Abangates se recupere. Se ha generado un daño irreversible en las fuentes de agua de la zona y sus ecosistemas ripiarios. Las personas que viven en la zona y las poblaciones de animales silvestres se enfrentan a toneladas de lodos tóxicos que contaminarán incluso gran parte del Golfo de Nicoya y su vida marina. Es tarde para evitar el desastre ambiental en el río Abangares, pero estamos a tiempo de evitar que Crucitas siga el mismo camino.

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