Disociación del ambiente natural en la urbanización: ¿Un medio para la acumulación de capital?

Cortés-Villegas Angélica*, Ureña-Badilla Jesús* | octubre del 2022

El desarrollo ha sido la bandera que enarbola el capitalismo, fundamentalmente enfocado hacia el crecimiento económico. Ese crecimiento se refleja en la planificación urbana de las Áreas Metropolitanas de cada país; implicando en la mayoría de los casos, una producción inmobiliaria basada en producción de naturaleza. Con esa visión de desarrollo y caracterizado por la separación de usos, el ordenamiento territorial en las urbes capitalinas ha tenido muy poco en cuenta la integración con el entorno natural; de manera que se destinan solamente pequeñas o medianas áreas con entornos naturales en las ciudades y los usos de tierra predominante son residencial, comercial, empresarial; en obra gris.

En el caso del Gran Área Metropolitana (GAM) costarricense las ciudades toman en cuenta la integración con la naturaleza en mayor o menor medida. Dentro de los servicios ecosistémicos que podemos obtener está, por ejemplo: los árboles, que mejoran la calidad del aire y reducen la temperatura mediante la sombra. Además del impacto positivo que tiene el contacto con la naturaleza en la salud mental. Pero el acceso casi único a entornos naturales se reduce principalmente a parques de ocasional uso, destinados a recreación y esparcimiento. Estos parques además de su reducido tamaño y poca vegetación presente, normalmente, se encuentran distanciados entre múltiples estructuras verticales de concreto. Por lo que el ambiente natural deja de ser el entorno en el que permanecemos y vivimos, suplantado por un ambiente construido.

Los entornos naturales han sido desplazados, son lejanos, ajenos, privados. Han sido limitados en parques nacionales, reservas, o propiedades privadas que brindan servicios ecosistémicos. Para encontrarse con estos entornos es necesario desplazarse lejos, es visitar un espacio lejano que nos ofrece experiencias nuevas; toma planificación, es vacacionar, alejarse de la ciudad y además, generalmente implica pagar por el acceso al lugar. ¿Es acaso que no hay otra opción en el desarrollo de las civilizaciones más que desplazar los entornos naturales? Esa imposición de los ambientes construidos como medio nos induce a una visión prístina de la naturaleza en la cual se separa al ser humano de la naturaleza, disociando nuestro papel como parte de esta y su rol indispensable para nuestra supervivencia y bienestar. Un ejemplo concreto de esta disociación del medio ambiente natural que normaliza su sustitución en aras del desarrollo, es el caso del proyecto urbano que se pretende aún construir en la Loma Salitral que se encuentra en Desamparados y corresponde a una Reserva Forestal, a la vez que forma parte de un área silvestre protegida más grande.

Desde el año 2011 la empresa urbanizadora La Laguna ha intentado llevar a cabo este proyecto residencial llamado La Arbolada, este es un proyecto de vivienda de más de 500 casas el cual se pretende aún llevar a cabo dentro de esta área de conservación. Según las leyes actuales del país este tipo de proyectos están prohibidos dentro de las áreas de conservación. Sin embargo, este proyecto tuvo un avance importante en cuanto a permisos concedidos por parte de la municipalidad de Desamparados. Grupos organizados de vecinos y grupos ecologistas se han manifestado en contra de este proyecto desde su inicio, debido a la afectación que éste tendría en este lugar al ambiente natural y también por incumplir la ley del país. Debido a esto el proyecto ha sido pausado y postergado por parte de SETENA, sin embargo, no se ha podido cancelar del todo porque la empresa urbanizadora sigue con intenciones de llevar a cabo el proyecto (Solano, 2021).

La ocurrencia de casos de crecimiento urbano, como el anterior expuesto, deviene de que en la ciudad la percepción del hábitat se transformó y limitó a: una casa, un edificio; elementos construidos que tienen alto valor en el mercado capitalista. En el cual, además, el acceso a la vivienda dejó de ser un derecho y pasó a ser más un negocio de gran valor. Un negocio que en su crecimiento por los territorios ha sustituido los entornos naturales causando la exclusión de la naturaleza de los ambientes urbanos. Y alejando de la mente del ser humano la idea del entorno natural como hábitat, necesario para nuestra existencia, supervivencia y bienestar. Con lo cual, cuando ocurren casos como el de la Loma Salitral, las poblaciones no tienen un sentido de pertenencia o vínculo con el entorno natural y les resulta indiferente y ya normalizado la transformación del medio a un ambiente construido. Así como las demás implicaciones a escala que esta tendrá en el entorno natural.

El modelo de desarrollo capitalista nunca pierde en esta lógica, la planificación territorial que materializa trae consigo limitar la relación del ser humano con el entorno natural, acostumbrando al ser humano a ese ambiente construido que representa un mercado inmobiliario millonario. Y que, al mismo tiempo, mediante esa disociación con el medio ambiente natural posiciona los entornos naturales ajenos a nuestro vivir y como lugares de paseo, que son también comercializados bajo todo una promoción falsa e irónica de la conservación de la naturaleza y las maravillas que ofrece. Lo anterior, como prueba de que el ambiente natural se oculta dentro de la planificación urbana.

*Estudiante de Geografía, Universidad de Costa Rica.

Referencias

Solano, D. M. (2021, junio 9). Informe del SINAC confirma que Condominio La Arboleda se construiría dentro de Loma Salitral. Semanario Universidad. Tomado de https://n9.cl/2bt6q