El empleo, los salarios y los alimentos en Honduras
Por Marlin Oscar Ávila
En Honduras, según datos oficiales el 60% del producto interno bruto (PIB) es generado por las micro, medianas y pequeñas empresas (MIPIMES). Lo que no sabemos es si éstas están pagando los salarios adecuados a las leyes nacionales y a los convenios internacionales, honrando los derechos laborales del trabajador.
No lo sabemos porque las instituciones académicas, ni el gobierno, realizan investigaciones y, menos supervisiones oficiales, para garantizar que al menos se esté pagando el salario mínimo. Este salario, estimado en base a 30 productos de la canasta básica familiar, incluye: pan y cereales, carnes, pescado y mariscos; lácteos y huevos, aceites y grasas; frutas, legumbres y hortalizas; azúcar, mermelada, miel, jarabes, y chocolate; agua mineral, refrescos y jugos. Los montos establecidos van desde L.725.99 (US$29.39) a L1,406,05 (US$56.99) mensuales, dependiendo de la actividad económica que se realice dentro de las once categorías definidas oficialmente. La tabla de salarios mínimos acordada va desde las actividades agrícolas, silvicultura, caza y pesca hasta servicios comunales sociales y personales, seguridad y limpieza. Por “salario mínimo” de hecho, debe entenderse un salario máximo, puesto que la patronal no está dispuesta a pagar más de eso, pero sí menos. Sin embargo, sí en este momento tomamos esa lista de productos y visitamos un mercado en la ciudad, no lograríamos llevar a casa los alimentos para cinco miembros de la familia, ni para quince días.
Los trabajadores asalariados para lograr ese pago mínimo vienen a ser quienes, al no tener organización sindical, ni suficiente supervisión del gobierno existe una mayor explotación del trabajador. Afuera de las industrias textiles o maquiladoras, donde sus sindicatos han logrado firmar contratos colectivos, incluso en las industrias cementeras, embotellaras y las agroindustriales para la exportación, donde también se tienen contratos colectivos, a excepción de los trabajadores en las plantaciones hortícolas, como existe en el Valle de Comayagua, la fuerza laboral en las MIPIMES, vienen a ser quienes, al no existir organización sindical ni suficiente supervisión del gobierno, hay una mayor explotación del trabajador.
Desde luego, en la época actual, se da el llamado trabajo en línea. Es decir, el trabajo que se realiza desde una computadora, de manera virtual. Es una forma moderna de hacer que una o varias personas trabajen por metas y objetivos, o sea a destajo. Esto se inició en la industria maquiladoras, donde se han experimentado una variedad de formas de explotación, entre ellas los horarios laborales de dos días no y tres sí, ir a la fábrica, o tres y tres, cuatro y tres, etc., las invenciones para que la patronal pague menos han sido diversas. El servicio de transporte de personas como son el denominado UBER, ha sido una de las formas más actuales de contratación en línea, donde el empleado no tiene más derecho que un porcentaje de la tarifa establecida por la empresa, cuya sede está en Estados Unidos de Norte América, ofreciendo al pasajero cierta seguridad personal mediante el uso de un GPS. Se dan otros contratos de trabajo en línea por empresas y compañías cuya sede está en otro país de adonde está el empleado. Este puede trabajar muchas horas diarias, sin cobrar las horas extras ni otros de los derechos a los cuales debe tener acceso de acuerdo al código de trabajo y los convenios internacionales. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) esta consiente de esa situación, pero no hace nada para resolver el problema, es otro de los motivos que la Organización de Naciones Unidas (ONU) está siendo fuertemente criticada.
Con el avance tecnológico vienen profundizándose las formas de explotación y el desempleo. Estamos en una carrera donde la inteligencia artificial y la robótica está afectando a los países menos desarrollados. Se está profundizando los niveles y escalas de la pobreza y la desnutrición. Las instituciones educativas están desactualizadas, los jóvenes buscan opciones para mejorar su calidad de vida, las grandes empresas tratan de evadir impuestos del Estado y la clase política quiere seguir con su tradicional sistema de enriquecimiento ilícito e impune.
Esto ocurre mientras los productores agrícolas se las ingenian para extraer los alimentos de las tierras nacionales, luego de una fuerte sequía, los comerciantes buscan abastecer el mercado de alimentos importándolos para lograr una renta mayor, el poder Ejecutivo se debilita al perder a uno de sus principales ministros: Rodolfo Pastor de María y así seguiremos sin cumplir ningún plan de desarrollo soberano.
14 de junio de 2024