Rodrigo Cabezas Moya
Andrea Sanabria, indígena cabécar, ganadora en varias ocasiones de la Carrera al Chirripó, participó en la competencia mundial de atletismo de montaña en España. Iba en los primeros lugares hasta que sufrió una lesión en el tobillo. Logró completar la competencia, pero terminó en una posición inferior a la inicial. A esta brillante atleta nunca se le ha brindado el apoyo que merece.
En contraste, la Selección Nacional de Futbol que entró al Campeonato Mundial por la puerta del repechaje fue despedida como si fueran héroes, con escolta de la Policía de Tránsito. Sin sonrojarse, hablaron de la posibilidad de convertirse en campeones.
Un ex dirigente de futbol, condenado por recibir sobornos escribe un libro y se convierte en noticia y objeto de entrevistas.
Un futbolista que estuvo en el banquillo en dos equipos extranjeros regresa al país en un avión privado y trae consigo al peluquero de su esposa: esto también es noticia.
No es de extrañar, por tanto, que un presidente misógino, que no dice la verdad y es chabacano, goce de la simpatía de un grupo nada despreciable de los ciudadanos.