Estar con Rusia
Por José Luis Callaci
Cuando los actuales dirigentes europeos parecieran seguir prisioneros de viejos rencores, al no haber aceptado o digerido aún sus fracasadas y reiteradas agresiones a Rusia, las invasiones de la Francia napoleónica, de la Alemania hitleriana y sus aliados y otras, les impide superar traumas históricos. ¿Debido a esto algo bueno se puede esperar de ellos? ¿Como confiar en sus palabras, o cuando estampan sus firmas en acuerdos con Rusia?
Nos remitimos a los hechos que nos recuerdan aquellas sabias palabras del gran sacerdote Laocoonte al Rey Priamo:
“Señor, no le creas a los griegos ni aún cuanto te traigan regalos”.
El resto de la historia de Troya es bien conocido.
Esos irrefutables hechos, los históricos y los actuales, son los que hablan, los conocidos por los que buscan conocimiento y no son presa de quienes, auxiliados de esas nefastas fobias, creadas con ignominiosos fines, van dirigidas contra un pueblo o Nación.
Para los que razonan y sacan sus propias conclusiones con cabeza propia, saben que Rusia nunca ha sido doblegada por las ambiciones colonialistas del ese ahora llamado Occidente colectivo con sus historias de pillajes, saqueos y genocidios colonialistas contra pueblos de distintos continentes.
Para los que estamos con Rusia es una constante y un deber oponernos a esa voracidad que, desde siempre, ha pretendido dominarla.
Es una tarea y hasta una misión que nos compete a los que defendemos la existencia y el profundo respeto a las creencias y culturas de los pueblos y naciones que conforman este planeta.
Los inconmensurables aportes de Rusia, en todos los ámbitos del quehacer humano, han sido y siguen siendo, al igual que la de otras naciones, uno de las mejores contribuciones a la Armonía Universal.
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