Farmacaja: Medicamentos más baratos otra mentira

José Luis Valverde Morales.

José Luis Valverde Morales

¿Quién va a comprar los medicamentos del Seguro Social si ya la institución los da?

Las personas salen a adquirir medicinas, cuando la Caja no las tiene.

“¡Vaya con esta receta y la consigue afuera!” esta expresión se escucha muchas veces de los profesionales en ciencias médicas de la propia institución. ¿O no?.

El problema con los medicamentos carísimos, lo tienen, precisamente, quienes no encuentran respuesta en las existencias institucionales.

Son buenos.

Los fármacos del Seguro Social pasan rigurosos controles de calidad, aunque muchos los dejan en un rincón, a decir verdad, son buenos.

Desde hace años hay un mercado paralelo con las medicinas dispensadas en la seguridad social, esto es un secreto a voces en las inmediaciones del parque La Merced.

El aprovisionamiento de insumos es uno de los procesos más complejos en el Seguro Social.

No promete.

La anunciada Farmacaja o como la denominen, en esas ocurrencias sin ton ni son, no promete.

Los medicamentos genéricos siempre son más baratos, aquellos de libre producción, porque ya sus patentes caducaron, se pueden elaborar masivamente.

Los fármacos innovadores, están protegidos por leyes internacionales para su elaboración y comercialización, la propia institución, cuando los necesita, paga caprichos para adquirirlos de manera excepcional.

Mentira.

Medicamentos más baratos es otra falacia, la industria farmacéutica está llena de jaguares, es de los negocios más lucrativos en el mundo.

Quien piense esa medicina que no tiene Seguro Social, le va a salir más barata, puede seguir esperando sentado.

Las farmacias de la Caja, como siempre, para los asegurados no van a dar a basto, aquellas donde la institución (posiblemente al margen de su mandato constitucional) ponga productos a la venta, van a estar vacías, el personal, pagado con recursos económicos que le faltan, sosteniéndose las quijadas.

Las ocurrencias están a la orden del día, los populistas piensan, es únicamente soplar y hacer botellas.

Como tantas de las llamadas “rutas”, esta también desembocará en el despeñadero.

Mientras tanto, a traer esos medicamentos caros de Nicaragua, México, España, donde muchas veces se consiguen a menos de la mitad del precio, que en la carísima Tiquicia.