FEITEC: una “fiestec” imparable e impune

Osvaldo Durán-Castro, Sociólogo ITCR

Vergüenza ajena e indignación. Eso es lo que muchas personas hemos sentido en los últimos años por el manejo financiero de la Federación de Estudiantes del TEC, FEITEC, porque siendo ese grupo (secta o cofradía dicen algunos) parte de la comunidad universitaria, sus actuaciones nos colocan a todas las personas del TEC en evidente vulneración y ante el dedo acusador como eventuales corresponsables por millonarios gastos que resultan obscenos. También es comprobable que la FEITEC en los últimos años ha enfilado sus escopetas contra el sistema de educación superior pública. Nos sigue tocando “dormir con el enemigo”. Pero eso será materia para otra oportunidad.

Desde hace años circula información sobre los abusos financieros de la FEITEC. En las últimas semanas el remolino ha sido sobre viáticos. Pero antes de hablar sobre eso es necesario (aunque sea nauseabundo) recordar otros gastos y los insostenibles y vergonzosos “argumentos” de justificación FEITEC. Desgraciadamente ese despilfarro deja por el suelo la honestidad de los y las estudiantes del TEC, en general, dado que la FEITEC es la instancia legal que los incluye. Pero corresponde a las personas estudiantes descobijarse y deslindarse de esa “fiestec”, si es que lo desean. Los montos millonarios y los hechos son lapidarios.

¿Se le ocurriría a alguien equilibrado y honesto reclamar que le paguen “gastos por un total de ¢1,717,648.81, por concepto de alimentación” sin comprobantes ajustados a la ley? Pues ese monto fue reclamado por la FEITEC. Según los registros esos gastos incluyeron “cena en Chichis Sport Bar & Grill, por un monto de ¢102,593.09, reintegro de caja chica por ¢670,380.72, correspondiendo el 81% a gastos de alimentación, cena de fin de año por ¢78,000.00, soporte a personas de diferentes zonas fuera de la GAM durante 3 semanas (miembros FEITEC) por ¢518,925.00 y reintegro a un estudiante por cenas por la suma de ¢347,750.00”, “sin información que permita dar seguimiento para determinar la razonabilidad del gasto”. Eso fue una total desfachatez, por decirlo con caricias. Esos gastos, y muchos más similares, están registrados en un oficio dirigido a Abigail Quesada Fallas, presidenta FEITEC firmado por Claudia Madrizova, Vicerrectora Vida Estudiantil y Servicios Académicos, con fecha 10 de febrero del 2022, con el “Asunto: Respuesta al oficio FEITEC PRES-0116-2021”.

Resultan ofensivos en sumo grado y hasta pareciera que nos toman por subnormales los estudiantes de la FEITEC con sus “justificaciones”. Una de esas “justificaciones” de antología es la de Abigail Quesada, actual presidenta de la FEITEC, cuando dijo que “muchas veces, las facturas eran altas porque una sola persona asumía la alimentación del grupo total que estaba trabajando en el momento”. Ella cobró ₡2.928 555 de viáticos. Si alguien a cargo de una tarea universitaria requiere aplicar fondos para un gasto en cualquier rubro y donde sea, hay condiciones claras y estrictas que incluyen tanto la autorización para adelantos de dinero como para su liquidación o reembolsos y son de aplicación obligatoria. ¿Acaso al FEITEC goza de un régimen distinto y exclusivo?

No menos reprochables son los dichos de Alcides Sánchez, expresidente de FEITEC 2020 y 2021, cuando se habló sobre su cobro de viáticos por ₡5.420.500. “Yo fui -dijo Sánchez- y revisé los estados financieros y vi que en cuestión del tema de viáticos se gastaron ₡20 millones en el año y yo dije: ‘mae, yo fijo me eché diez’. Y dije yo: ‘Y eso se va a ver horrible”. Cuando ese individuo dice “Si el tema de los traslados y viáticos a final de cuentas fueron abuso o no, yo creo que eso es percepción de cada uno”, deja clara su irresponsabilidad absoluta, un cinismo intolerable, se burla de cada persona honesta y por supuesto nos dice que no le importa. “Echarse” diez millones en viáticos, o 5,4 millones y ni siquiera inmutarse, es como ir a la pulpería y gastarse cualquier presupuesto ajeno en confites y que no pase nada. No se trata de percepciones. Se trata de ausencia total de transparencia y rendición de cuentas. Eso se llama corrupción, aunque le pongan cualquier perfume. Con esas actuaciones han hecho que en su “Dinamarca”, no algo, sino todo, huela a repodrido. Es muy grave y ofensivo que esas 2 personas, y posiblemente otras, alardeen y hasta ahora gocen de impunidad. Es gravísimo, además, porque pareciera que se demuestra que ese desperdicio sólo fue posible en un contexto administrativo de controles escasos, por no decir inexistentes, gracias a lo cual se pudo violentar la decencia y el apego a las normas que deben seguirse y que nadie debe desconocer.

Por ahora, creo indispensable hacer un descargo y separarme de esos hechos, de quienes los perpetraron y de quienes sea que los hayan permitido y avalado de palabra, por inacción, por autorización de cualquier tipo, con sus firmas, o como sea. En tiempos en que el Gobierno sigue ensañado contra la educación y en particular contra la educación superior, es indispensable reafirmar todos los principios de uso decente y estricto de los recursos que la sociedad nos da. Todo lo contrario de lo que ha ocurrido con la FEITEC.

Por regla las U públicas, usan eficientemente los recursos públicos y tienen sistemas de rendición de cuentas sólidos, aunque obviamente mejorables y no es la norma que haya oposición a los controles estrictos. Esos controles se aplican independientemente de la cuantía de los recursos utilizados en cualquiera de las áreas de trabajo de las universidades, como docencia, investigación y acción/extensión social. A partir de esta última área de trabajo podemos hacer una lectura de algunos gastos descomunales de la FEITEC.

Muchísimos proyectos de acción, extensión e investigación social y de otro tipo se desarrollan en condiciones económicas de miseria dadas las restricciones presupuestarias que enfrentamos. A veces los presupuestos anuales de proyectos vitales por su beneficio e impacto claro y demostrable para las más diversas comunidades, organizaciones y hasta empresas, no superan los 3 millones de colones. Muchos proyectos en los que participan especialistas de todos los campos de 2, 3, 4 y hasta las 5 U públicas, sólo pueden realizarse por el aporte parcial no remunerado de las personas que los implementan. Desde una sede universitaria en el valle central un viaje a Talamanca, Upala, o Sierpe de Osa, por ejemplo, consume más que todas las horas asignadas a las personas que trabajan con la gente de esos pueblos. A veces los viáticos no se reciben o se reciben a medias porque ocurre algún fallo, se escribió mal un único numerito, porque en muchísimos lugares donde se trabaja no existen las facturas electrónicas, ni siquiera una computadora, menos internet, etc. Si se usan transportes locales como vehículos, botes, pangas, etc., obligatoriamente se debe aportar la evidencia de pago. Además, es norma irrestricta y absoluta que cualquier pago a terceras personas, por ejemplo, por servicios de alimentación para la gente con la cual se trabaja, debe quedar debidamente comprobado. Así trabajamos y no nos oponemos a las normas y la rendición de cuentas. En el ejercicio de nuestras tareas, a nadie, en ninguna universidad, le pasa por la cabeza ir a cobrar dinero sin todos y cada uno de los requerimientos. Así lo hacen quienes trabajan en la zonas más complejas y alejadas de las sedes universitarias, como territorios indígenas u otras comunidades rurales de cualquier región del país. En el caso del TEC el monto máximo de una caja chica es de ¢250.000 y con ese monto o mucho menos, brindamos alimentos a decenas de personas que participan en intercambios, giras o procesos de aprendizaje compartido de todo tipo.

Otros gastos la FEITEC me permiten pensar en su régimen privilegiado para dilapidar dinero público. En el oficio mencionado incluyen un “Festival navideño” y “compra de cajas navideñas por la suma de ¢1,356,000.004; y la compra de canastas navideñas por ¢748,268.005; para un total de ¢2,104,268.97”. La autoridad del TEC que revisó esos gastos señaló que “Los comprobantes no detallan a quien se realizaron las entregas de las cajas navideñas, ni se vincula el gasto a objetivos propuestos en el Plan de trabajo 2020 presentado a la Vicerrectoría de Vida Estudiantil y Servicios Académicos (VIESA).” La pregunta, de nuevo, es quiénes autorizaron ya sea el adelanto de dinero y su liquidación en esas condiciones.

En diciembre de 2020, la federación estudiantil hizo “un gasto por ¢4.356.673,00, en el mantenimiento de edificio FEITEC”. No hubo permisos ni apego a planes institucionales; ni siquiera un reporte porque -vaya abnegación laboriosa- “la institución se encontraba de vacaciones en las fechas que se hicieron las mejoras”, “justificó” Abigail Quesada. A la millonaria “mejora” se sumó la “compra de activos por un total de ¢2,022,300.01, como complemento a la remodelación realizada”. Es decir, remodelaron su “troja” como si la FEITEC fuera una “república independiente”. En el mismo oficio se indica que “La Institución ejecutó medidas rigorosas de contención del gasto, la Federación no puede omitir los esfuerzos institucionales en esta línea”, pero pareciera que esas restricciones no incluyen a la FEITEC.

Otro dato de contraste es que, en 2021, respondiendo a ataques a las U públicas desde la Asamblea legislativa, el Informe de una Comisión especial nombrada en el TEC, reseñó que “Para la atención de la crisis por el COVID-19, las universidades cedieron ¢13 000 millones del FEES” y que a ese monto se sumaron otros “¢6000 millones para fortalecer el sistema de becas, precisamente para asegurar que estudiantes de menores ingresos no pierdan la oportunidad de mantenerse en las aulas”. Ese aporte es importante repetirlo pues contrasta del todo con lo que hizo la FEITEC. En el oficio del 10 de febrero del 2022 se constató que en la Federación se “registran compras por alimentos para ayuda COVID, que suman en total ¢1,164,545.64”. Pero “Los comprobantes no identifican el nombre a quien se dirigen las ayudas”. El descargo de Abigail Quesada es que “Con respecto a las ayudas sociales, no existe registro de los receptores ya que se respetó la confidencialidad de los mismos”.

Todas las “justificaciones” son clarísimas agresiones contra la inteligencia de quien sea. Es imperativo que las personas responsables de ese bacanal o “fiestec” de viáticos, canastas y cajas navideñas, banquetes o “cena en Chichis Sport Bar & Grill”, remodelaciones, “ayudas sociales” a personas ocultas, etc., sean procesadas de inmediato y en las instancias que corresponda dentro o fuera del TEC. La impunidad debe terminarse. De lo contrario daremos bases para que se piense que toda la gente del TEC, y de repente de todas las universidades, somos culpables.

Quienes trabajamos en administración, docencia, proyectos de todo tipo desde las U públicas, sabemos que con ese montón de millones haríamos mucho más trabajo dentro de las U y en comunidades, pero lo cierto es que contamos con cada vez menos recursos y, literalmente, no compramos ni un cuaderno sin cumplir con todos los procedimientos del caso; como debe ser.