Gilbert Brown Young, referente e inspiración

Juan Carlos Cruz B, comunicador social

Ha muerto uno de los últimos líderes gremiales con sólida formación político-sindical y con sincera convicción en los principios de una social democracia que ya no existe. Deja un vacío difícil de llenar, máxime en tiempos de resignación frente al avance de las derechas y del autoritarismo, de la desesperanza en el futuro y del pragmatismo acomodaticio de las nuevas generaciones.

Gilbert Brown fue un cuadro sindical que creció en la Costa Rica que ofrecía posibilidades de movilidad social, en la que se desarrolló y consolidó la clase media a la buena de sombra de las instituciones del Estado de Bienestar y que, antes de la década de los 80, alimentaron la vida democrática nacional.

A Gilbert Brown le tocó vivir la transición del Estado benefactor al modelo neoliberal y sin titubeo, se sumó a las grandes luchas por la defensa de las instituciones públicas y de los derechos sindicales. A él le tocó vivir la gloria del viejo Partido Liberación Nacional y sufrir la debacle ideológica y política de este.

Un hombre que igual sabía cuándo había que hablar y cuándo debía escuchar. No se aferraba al pasado, salvo cuando de sacar lecciones para proyectarse al futuro se trataba. Fue así como, desde la Secretaría de la Rerum Novarum, se involucró en el innovador proceso de articulación de organizaciones productivas y sociales, que se llamó “Costa Rica: Hacia la Tercera República Frente a los desafíos nacionales del siglo XXI”, un conjunto de respuestas consensuadas a los desafíos nacionales con visión de largo plazo.

A diferencia de otros líderes gremiales, él tuvo la disposición de abrirse a nuevos temas que no entraban en la agenda sindical, como fue la reivindicación de los derechos de la población afro costarricense. Con las reticencia de un hombre de su tiempo, pero con la madurez que da la experiencia, comprendió la importancia que tiene la lucha por la igualdad de las mujeres trabajadoras y no dudó en apoyarla.

Gilbert Brown fue un hombre muy bien informado y desarrolló la habilidad de ligar su análisis de la realidad de RECOPE, con la situación del país. Si algo tuvo claro, es que RECOPE no es una isla y que la supervivencia de la Empresa y del monopolio de los hidrocarburos no es ajena al destino del resto de las instituciones nacionales que conforman el cada día más amenazado Estado de Bienestar.

Más allá de los honores rituales a quien sin duda los merece, es necesario que la nueva generación de sindicalistas honre el legado de Brown, recuperando la identidad y la mística sindical en cuanto a la defensa de todos los derechos para toda la clase trabajadora y fortaleciendo los procesos de formación político sindical de las y os afiliados.

Sirva la memoria de Gilbert Brown de inspiración y punto de referencia para la militancia sindical, frente a las amenazas actuales y los desafíos de la presente generación, para sentar las bases de una sociedad más democrática, justa y solidaria.

¡Gracias por todo, a su memoria Maestro Brown!