La incoherente y penosa política exterior del gobierno costarricense

Sergio Erick Ardón Ramírez

Costa Rica tiene un historial en su política exterior del que no podemos sentirnos orgullosos. En diferentes momentos históricos cruciales hemos sido simple caja de resonancia de lo que se ha decido en Washington.

Se rompió relaciones con Cuba cuando USA quiso aislar a la isla rebelde, este rompimiento de relaciones diplomáticas y comerciales se mantuvo por largos años y bajo gobiernos tanto del PLN como del PUSC. Se participó en el aplastamiento de la resistencia dominicana a la invasión de tropas de USA después de que Juan Bosch fue derrocado. El gobierno de Francisco Orlich envió un pequeño contingente a pedido de los invasores.

Cuando Irak fue invadido so pretexto de contar con armas de destrucción masiva, lo que resultó ser falso, Abel Pacheco alineó al país con la agresión.

Ahora, el actual gobierno de Piza-Alvarado, ha dicho de nuevo presente y acompaña a toda la derecha continental en el Grupo de Lima. Grupo que se ha propuesto secundar a USA en sus esfuerzos por aislar y deponer al gobierno venezolano. El reconocimiento de un gobierno inexistente, claro instrumento de la política de Washington ha sido parte de este papel de obsecuente servidor. Aquí la Cancillería costarricense se distancia de quienes promueven una intervención armada, pero lo hace de forma tal que bien podría decirse que: al tiempo que se dice no al cuchillo, se participa en las tareas de afilarlo.

No ha habido en ningún momento referencia alguna, a la hora de tomar partido, a los preceptos defendidos cuando fuimos parte de la presidencia de la CELAC e incluso sede de su encuentro. Todo esto que estorbaba a USA fue abandonado y se volvió a apostar por la OEA, en la que USA está presente y marca el paso, no sin dificultades, ya que los tiempos han cambiado. Como no era posible lograr una mayoría que condenara a Venezuela en ese foro es que surge la iniciativa del Grupo de Lima del que USA no forma parte, formalmente, pero tiene la batuta.

Si todo lo bueno que enunciaba la CELAC fue abandonado, notorio y escandaloso es que a la hora de referirse a la crisis venezolana y sus orígenes nunca la Cancillería costarricense ha hecho referencia alguna a la política de hostigamiento y bloqueo que lleva adelante USA contra Venezuela, para dificultar las soluciones políticas y hacer padecer mayores dificultades al pueblo. Misma receta fracasada en Cuba.

De los 193 países que conforman la ONU máxima instancia mundial, solamente 54 han seguido el juego de Washington reconociendo al gobierno fantasma de Guaidó, Y ahí en todos los foros posibles está Costa Rica haciendo comparsa, desconociendo la institucionalidad y la voluntad soberana de los venezolanos. Algo que se niegan a hacer países independientes como México y Bolivia, y con matices, Uruguay. Lo mismo que Italia y Suiza en Europa.

Más acorde con un papel decoroso sería acuerpar las iniciativas de diálogo y arreglo político entre venezolanos, que servir de vergonzoso peón del injerencismo usamericano, sabiendo, como es notorio, que lo que busca el gobierno imperial de Trump es recuperar el control sobre las riquezas venezolanas, sin importar que lograr ese objetivo comprometa la paz regional, pisoteé el derecho internacional y cueste miles de muertos.

 

Imagen ilustrativa tomada de http://mamvas.blogspot.com/2017/08/el-intento-exitoso-de-reavivar-la.html

Enviado a SURCOS por el autor.

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