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Las hormigotas aladas

Marcos Chinchilla Montes

Desde que tengo recuerdo, los abejones nos habían acompañado por montones en mayo. Allá por el 2015 se perdieron por completo de este lado del barrio, y reaparecieron pocos en el 2017 y en el 2018. Este año me parece que bajó de nuevo el número de abejones, aunque algo es algo. Una vez encontré miles de abejones reunidos cerca de los Chespiritos (camino al cerro de la muerte), era abril. Así que el mito del abejón de mayo posiblemente era más vallecentrista, y no me imaginaba a miles de estos bichitos golpeando contra paredes y ventanas.

Las candelillas si se fueron hace unos 25 años; ninguna luz furtiva surca por las noches las calles tan iluminadas por la “compañía”. Esa luminosa magia de la niñez que inclusive anunciaba la muerte de alguien, ya no está.

Los grillos también son un extraño recuerdo; antes nos alegraban las noches. Ahora son las motos las que ahogan los gemidos de los amantes.

He de ser sincero que esas hormigotas con alas que ahora son noticia, nunca los había visto en la zona urbana de San José; los llegué a conocer una mañana por miles en su lecho de muerte en la Sede de Occidente de la Universidad de Costa Rica. Así que me alegré de verlos estos días aunque estuvieran muertos frente a la casa. Y en un encantador acto de reproducción hoy vi unos vivos en San Pedro pasadas las 6 de la tarde; por dicha que no se toparon con esos rotulitos que hay en la calle de la amargura que dice “prohibidas las escenas amorosas”.

Las chicharras en Paso Ancho también son ya un lejano recuerdo; los guilillas del barrio nunca las han escuchado; eso sí, abundan las cucarachas y ratones.

La última arribada de sapos fue por ahí del año 1997; aunque la atribuyo más a una suerte de revancha religiosa, lo cierto es que me puso a correr para hacerles un estanque en el cual se lograran refrescar los 10 sapos. Hará unos tres años que apareció un sapo solitario en el jardín, sin procedencia conocida…

Pululan los gatos abandonados, una vez llegué a contar casi 20 de ellos. En una ocasión que uno murió atropellado, no pude más que quedarme asombrado de ver como cinco de ellos lo rodearon en silencio, una especie de homenaje a las siete vidas no tan bien vividas. Luego me enteraría que los chimpancés tienen ritos fúnebres cuando uno de los suyos parte. Habrá que estudiar a los felinos también.

Los que si no se extinguen con el cambio climático, son los políticos neoliberales, corruptos y ladrones. Esos que nos meten el IVA, los que reducen derechos laborales, quienes intentan cercenar la participación social y buscan acallar la disidencia; son esos que mienten, evaden impuestos, hacen negocio con la salud y la educación, venden caras las medicinas, legislan en pro de el gran capital.

 

Enviado por el autor.

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