Las lecciones del 8-N

José Solano

 

El 8 de noviembre de 2012 marcó un retroceso en la mal llamada “democracia costarricense”. Lo ocurrido aquel jueves fue como regresar a los represivos años del Combo del ICE, por citar el fenómeno más reciente en la memoria del movimiento social. Aquel 8 de noviembre la barbarie se hizo presente para atacar a mansalva a familias del sector occidental del Valle Central, que vinieron a San José, al edificio de la Caja, a protestar por mejores condiciones para sus clínicas y EBAIS.

Lo sucedido aquel 8 de noviembre de 2012 es el inicio de las profecías advenedizas sobre el rompimiento de la afamada paz costarricense. La seguridad social es ese finísimo hilo que teje el contrato que el poder impuso hace ya muchas décadas. La Caja Costarricense del Seguro Social es la diferencia entre la estabilidad política y la no deseada confrontación del sector pudiente de este país contra los mares de ciudadanos que verían perdido su acceso a la salud.

El 8 de noviembre de 2012 es la alerta amarilla sobre lo que se avecina. El interés de las corporaciones médicas privadas avanza como marea incontenible sobre las costas de amas de casa, de trabajadores, de niños y ancianos que dependen de este sistema de salud que, poco a poco, se desmorona conforme el agua lo inunda. Es la cobardía neoliberal la que se empecina en contra de los más débiles, a punta de garrote, a punta de detenciones ilegítimas e ilegales, a punta de filas en los hospitales, de citas dentro de dos años y deudas incontables del sector acaudalado de este país.

El 8 de noviembre de 2012 dejó una profunda enseñanza. El movimiento social debe encumbrarse a los más altos niveles de lucha para defender la Seguridad Social. Las migajas de esta serán devoradas por las mismas aves de rapiña que ya se carcomen la institución. Nada, absolutamente nada quedará sobre piedra mientras la sociedad se cruza de brazos, contemplando, por no decir jeteando embrutecida, los partidos de futbol, el reggaetón de Otto o la falacia de la democracia electoral.

El 8 de noviembre de 2012 le está diciendo al movimiento social que el país peligra, que la salud se desborda como cántaros hacia las cloacas de la corrupción y el saqueo multimillonario. El 8 de noviembre es el grito de aquellos que luchan silenciados y que piden el acercamiento de partidos, de sindicatos, de organizaciones, de profesionales e intelectuales, de estudiantes.

El 8 de noviembre de 2012 es la consecuencia del pasivismo, del miedo al comunismo y al anarquismo, de la huelga de tres a cinco. Esta fecha ya perfora las entrañas del movimiento social, que no se prepara, que sigue apaciguado como rebaño en las montañas. Lo que se viene está presente como una visión necesaria para la sociedad civil, la que espera las fiestas de fin de año y el bonito regalo navideño.

Frente a este futuro incierto, ¿cómo prepararnos? La tarea que se muestra en el futuro cercano es monumental, pero jamás imposible. Los puntos fundamentales por trabajar son: la seguridad a lo interno del movimiento mediante brigadas que se articulen estratégicamente a lo largo de las jornadas de lucha, la continuidad del proceso de resistencia, la consolidación de las victorias y la motivación constante tras ellas, el análisis de los fracasos, la concertación de métodos sin excluir los escenarios posibles, la inclusión de todas las posiciones y todas las agendas, la comunicación por los medios alternativos y populares, la coordinación regional y sectorial de lucha.

El 8 de noviembre de 2012 no se olvida, es el inicio de la confrontación social en defensa de la Caja. El neoliberalismo está entrando en su fase de desesperación depredadora, es el capitalismo en su máxima expresión. La represión violenta de aquel fatídico día es el principio del miedo que estremece al poder opresor, apátrida y servil del capital privado nacional y transnacional. Es la hora de salir a la calle, he ahí el único lugar para defender lo poco que le queda a este país que se sirve entre la miseria y la opulencia, entre la violencia de Estado y la manipulación mediática. Es hora de despertar.

 

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