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Los trabajadores de la CCSS somos personas que engrandecen a Costa Rica

Deivis Ovares Morales

Deivis Ovares Morales

Mucho se ha reflexionado tanto dentro como fuera de la benemérita Institución sobre el valor de lo que produce la solidaria y sistemática asistencia en salud que brindamos los y las trabajadoras de la Caja Costarricense del Seguro Social.

Se podría decir que prácticamente ningún habitante de la República pasa desapercibido de la Caja y sus más altos principios fundacionales que hacen eco dentro y fuera de nuestras fronteras del significado tan amplio de la sabia decisión que nuestros antepasados tomaron al conquistar con fuertes luchas y pugnas políticas una reforma social de dimensiones insospechadas.

Hoy muchos que no tenemos que endeudarnos o despojarnos de bienes para atender la enfermedad, debemos agradecer a quienes con altruismo y nobleza de corazón acompañaron las reformas sociales, luego establecidas en el apartado constitucional que fundó tan grandiosa Institución de servicio público en salud, convirtiendo en la práctica la aspiración en Derecho.

En nuestro contacto e intercambio como dirigentes sindicales y sociales con nuestros compañeros y con la población hacemos recordatorios constantes de la importancia de que nuestros abuelos y abuelas hayan puesto su corazón y sus profundas convicciones de solidaridad, empatía, amor al prójimo, generosidad y desprendimiento para darnos esta joya que aunque en el tiempo y con el más enérgico repudio popular ha sido objeto de saqueo, ultraje, saboteo e incluso un permanente intento de mercantilizar y usufructuar indebidamente con el Derecho conquistado, sigue resurgiendo como un majestuoso fénix que con su símbolo materno nos cuida .

Parafraseando a nuestro compañero poeta Jorge Debravo quien escribió querer tener manos muy grandes y con ellas arrancar las fronteras que nos dividen, separan e impiden estrechar los fuertes lazos afectivos que deberíamos tener los seres humanos sin distinciones tan superficiales como las fronteras hechas por hombres con intereses propios me motiva a pensar de la misma manera respecto a nuestra sagrada Caja.

Hoy en el Día del Trabajador de la CCSS, al igual que a Jorge, a mi me gustaría ver a todo nuestro pueblo con brazos muy grandes, brazos excepcionalmente gigantes, unos brazos tan grandes que le permitan a ese pueblo abrazar a todos los y las trabajadoras de esta Caja bendita, y que en la fuerza y el amor del entrañable y sentido abrazo, los trabajadores podamos percibir de este gran pueblo al que con tanto sacrificio y tanto amor le hemos servido y al día a día le salvamos la vida, ese reconocimiento y el indudable valor que en el agradecimiento se le da a nuestro esfuerzo y trabajo de todos los días.

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