Martí Ventolrà: un mito del fútbol español en el exilio mexicano

Gabe Abrahams

Martí Ventolrà (Barcelona, 1906-Ciudad de México, 1977) empezó a jugar a fútbol a los 14 años. El Fortpienc y el Cataluña de Les Corts, situado en el barrio barcelonés de dicho nombre, fueron sus primeros equipos.

En 1924, Ventolrà fichó por el RCD Español, con el cual consiguió el Campeonato de Cataluña y la Copa del Rey ante el Real Madrid en 1929, año en el que debutó con la selección española de fútbol.

Tras su etapa en el RCD Español, entre 1930 y 1933, Ventolrà jugó en el Sevilla FC. En la capital andaluza, acabó de consagrarse. Ventolrà empezó a ser considerado uno de los grandes jugadores del fútbol español. Destacaban sus centros milimétricos, sus goles espectaculares y su dominio del juego aéreo.

En 1933, Ventolrà fichó por el FC Barcelona e inició una etapa que lo consagraría definitivamente como un mito futbolístico. En esta etapa, consiguió dos Campeonatos de Cataluña (1934-35 y 1935-36) y notables gestas. La más destacada ocurrió el 21 de abril de 1935 contra el Real Madrid (5-0). Ventolrà marcó cuatro goles. Todavía sigue siendo el único jugador del club catalán que ha conseguido esa cifra de goles en un clásico.

En 1934, Ventolrà jugó también la Copa del Mundo de Fútbol celebrada en Italia con la selección española, llegando hasta los cuartos de final. Precisamente, la selección italiana que luego sería la campeona impidió tras un doble partido que España alcanzase las semifinales. España estuvo cerca de llegar a ellas y de alcanzar la gloria.

En 1937, en plena Guerra Civil Española, el FC Barcelona participó en una gira internacional por México y Estados Unidos. En México, Ventolrà decidió no regresar a España. La versión oficial afirmó que el jugador se quedó en tierras mexicanas por una oferta del Club España; la realidad fue diferente. Martí Ventolrá era de izquierdas, catalanista y republicano y, durante la Segunda República Española, había ejercido de secretario general del sindicato de futbolistas catalanes. Ante la posibilidad de que los sublevados contra la República Española ganasen la guerra y de represalias posteriores, Ventolrà decidió optar por el exilio.

El camino del exilio fue escogido por otros jugadores azulgranas en la misma gira. Por ejemplo, Josep Escolà y Domènec Balmanya fijaron su residencia en Francia y ficharon por el FC Sète. El Barça prácticamente se deshizo en esa gira. Ventolrà no regresó a Barcelona hasta el año 1955.

Con el Club España de México, Ventolrà jugó dos años y ganó la Liga mexicana de la temporada 1939-40. Después, fichó por su rival el Atlante FC, consiguiendo varios títulos de Liga (1940-41 y 1946-47), Copa (1941-42) y Supercopa (1941-42), a los que añadió el logro de ser máximo goleador de la Liga mexicana en la temporada 1940-41. En México, Ventolrà reforzó su condición de mito.

En 1937, el presidente de México, Lázaro Cárdenas, realizó una recepción importante a la plantilla del FC Barcelona que se encontraba de gira y acababa de llegar a México. El Barça era visto por aquellas tierras como una especie de embajador deportivo de la Segunda República Española. Durante la recepción, Ventolrà conoció a Josefina Rangel Cárdenas, pariente del presidente mexicano. En 1939, se casó con ella y tuvo cuatro hijos: Martín, José, Guadalupe y Jorge.

Uno de esos hijos, José Ventolrà Rangel, fue futbolista y jugó el Mundial de México’70, hecho que provocó que Ventolrà estableciese otro registro único. Con su hijo, se convirtió en la primera pareja padre-hijo en disputar dos mundiales con dos selecciones distintas.

Ventolrà regresó a Barcelona en 1955, porque su padre estaba enfermo. Los directivos del FC Barcelona de la época, todos adeptos del régimen de Franco, intentaron convencerle para que entrenase al club. Era un intento de utilizar a un jugador carismático del exilio para dar una imagen afable del régimen. Ventolrà no cedió y rápidamente volvió a México.

Martí Ventolrà murió en 1977 a los 70 años en la Colonia Portales, en Ciudad de México. Los aficionados mexicanos lloraron su muerte. El Barça y el fútbol español le recuerdan como uno de sus más grandes delanteros de todos los tiempos.