Pensamiento Del Día Para No Quedarse Dormido En El Bus VII
He dejado de creer en el Dios de la religión gracias a las claras obras de sus seguidores; aunque muchos, de los pocos buenos hombres que conozco, me dicen que uno no está ahí por los hombres sino por Dios… pero yo no pienso así…
Ya no formo parte de lo que alguna vez consideré la más grande forma de cambiar y mejorar al mundo, y es así porque pienso que al final hasta el más dizque ateo tiene los mismos -y hasta los peores o mejores- actos que los que están dentro del dios de la religión…
Hoy pienso -y es mi razón de vivir feliz y de amar por- que Dios no está donde te dicen que está… Dios está y se manifiesta en la vida misma, porque la vida es un milagro inexplicable, porque puedes morir en cuestión de segundo o agonizando de una forma impresionante sin tener una fecha de último aliento, porque pasa cuando sucede lo que ocurre que acontece cuando la muerte así lo quiere y la vida lo permite… siempre es un viaje inevitable, un viaje seguro al más allá de acá…
Por eso, pienso que Dios está en el actuar de cada uno, y esto me llevó a decir: ¿Qué diferencia hay entre el amor de una noche de pasión y el amor que profesa el feligrés que canta, grita y se golpea el pecho –incluso agregaría hasta que se flagela-? ¿Qué diferencia hay?, si al final cada quien hace lo que se le venga en regalada gana, aunque muchas veces se dejan manipular por el ambiente o el momento solo para tener una justificación a sus miserables actos; esos que debilitan al ser, empobreciendo el amor profesado; esos que al final quedan como un suspiro o como un recuerdo o como un discurso político, ¿ese que nunca más será vivido?
Pues, yo, en lo particular, esta clase de amor a Dios, falso y de momento, de encuentro manipulador, de adiestramiento, de papel teatral, de arranque hormonal, de exageración moral, de círculo cerrado y vicioso, ¡no quiero!… porque no quiero andar diciendo que puedo cuando no puedo, que quiero cuando no quiero, que amo cuando no amo, que tolero cuando no tolero, que pienso y siento cuando no pienso ni siento, que “sí” cuando es “no”… que “no” cuando es “sí”… y tantas cosas más que se dicen sin ser lo que se dice…
Quiero decir algo que sé que podré cumplirlo, porque no existe mayor muestra de Dios que la verdad, mayor muestra de fe que la obra… porque es mejor llamar a las cosas por su nombre, desde cómo tú lo ves y no cómo los demás lo ven… y analizarlo para saber si se está en lo correcto o si se debe corregir, porque somos seres sociales que debemos guardar el respeto a los demás, aunque no estemos de acuerdo con sus prácticas ni ellos con los nuestros… pero es parte de la libertad el respetar, porque la libertad está en saber actuar y respetar con responsabilidad; por tanto, yo no puedo estar diciendo “sí” a algo cuando sé que “no podré cumplirlo” porque simplemente “no quiero”, porque simplemente “no me interesa”, porque simplemente no me da la gana, porque simplemente no deseo tenerlo ni hacerlo, porque no es lo que busco y quiero… porque simplemente puedo tener un buen deseo -de esos que casi todo el mundo los ha tenido- ante el sacrificio de un inocente, ante la discriminación de un diferente, la injusticia de un sin defensa, entre tantas otras cosas, malas o incorrectas, que se dieron a causa de la falta del actuar de otros e incluso de uno mismo para no destinar un tiempo a reparar, cambiar o mejorar alguna cosa…
Y sí, yo sé que no soy perfecto ni pienso serlo, no tengo vocación de diablo ni de santo, ni pretendo serlo, recién empiezo, aún me falta vivir más en el cielo, en el infierno, en el paraíso, en el purgatorio, caminando en la soledad del ego solo para conocerme más y más y para no caer en la miseria humana, ni en la locura… porque quiero andar encontrándome, sí a mí, para amar mi ser con todo el amor que se pueda amar, con la finalidad de reflejándolo en un amor a mí pero impreso en los demás, amando desde la vida hasta la muerte y con sencillez, humildad, sabiduría…
Pero, mientras esto no suceda en esos que profesan tanto el amor de Dios, mientras ellos sigan profesando lo divino en palabras y no obras concretas, obras que muestra la existencia de la supremacía de Dios, del Dios de la religión, yo prefiero y quiero seguir siendo un simple humano… un humano que siempre está en la búsqueda de la verdad, en esa búsqueda que me enseña a ser cada día mejor, usando la razón en el control de los impulsos del cuerpo que suelen ser parte de nuestra naturaleza animal, porque suelen ser vacíos, simplemente porque se ausenta la conciencia…
Enviado a SURCOS Digital por el autor.
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