Personas de 16 países se reúnen en el Taller Socio-Teológico del DEI

En el centro del salón Hugo Assmann el círculo de personas fue formando una espiral con pequeñas velas encendidas: un fuego previo encendía otro fuego. Así, cada persona presente fue llevando su propia vela al centro del círculo mientras decía, frente a las personas presentes, su compromiso con el grupo de compañeras y compañeros. Así inició el Taller Socio-Teológico «Crisis política en América Latina, derechos humanos y reconstrucción de alternativas«, con la presencia de 30 personas provenientes de 16 países de América / Abya Yala.

El grupo de talleristas está conformado por personas que provienen de Brasil, Chile, Perú, Venezuela; Colombia, Guna Yala (nación Guna en Panamá) y Panamá, Costa Rica, Nicaragua; Honduras, El Salvador, Guatemala, México; EE. UU. (Texas), Cuba, República Dominicana y Puerto Rico. Ellas integran organizaciones como Amerindia-EE.UU., la Iglesia Luterana, mujeres comuneras de Cherán (México), la Asociación Pan y Chocolate; la Congregación Pasionista y el Congreso General de la Cultura Guna. De Cuba, el Centro Memorial Martin Luther King (CMMLK, con el que el DEI tiene convenio), la Corporación Col-Cuba-Cap. Quidío, también la Iglesia Presbiteriana de Venezuela, Acción Ecuménica, Lectura Pastoral de la Biblia de Perú (LEPABIPE), la Iglesia Metodista, Católicas por el Derecho a Decidir y Frente Evangélica pela Legalização do Aborto.

“Vivas Nos queremos” El taller es un homenaje a Marielle Franco, a quienes se volvieron semilla, y un llamado a defender la vida de lideresas y líderes

Silvia Regina de Lima Silva, directora del DEI y teóloga feminista negra, compartió palabras que resumen, en parte, la propuesta del DEI para espacios de formación como el TST: “Que no sea una coincidencia estar aquí; que sea realmente una tarea. Hay personas que vienen de la comunidad pentecostal, personas que vienen de feminismos, personas de la diversidad sexual, grupos de los pueblos originarios, de las luchas negras… ¡Es una diversidad tan grande!» Motivó a cuestionar -en lo cotidiano- las prácticas de convivencia con otras personas: “¿Cómo queremos vencer las barreras de las apariencias, de lo que hemos introyectado, lo que el sistema nos dice acerca de quiénes son las feministas, quiénes son los pentecostales? ¡Queremos vencer eso, establecer espacios de verdadera convivencia!”

El DEI: un espacio seguro

Desde el inicio del taller quedó claro que, dentro del marco de la convivencia, el grupo se debe comprometer a respetarse entre sí de forma permanente y aportar con acciones al espacio seguro que se propicia en el DEI: “Es muy importante entender este espacio como un espacio seguro en todos los sentidos: seguro para vivir y repensar. Seguro para pensar nuestras propuestas, seguro en nuestras relaciones: por eso es que aquí es un espacio libre de toda forma de acoso y de racismo, de machismo. Aquí no se permite ningún ’chiste’ machista, ni racista, ninguna forma de discriminación. Nos encanta reír, nos encanta hacer fiesta, pero aquí eso no se permite. No lo pueden olvidar”, enfatizó Silvia Regina.

Aquí podemos reinventar nuestra vida de una forma muy linda, muy alegre y muy participativa. Aceptemos ese desafío de ese espacio de encuentro, un espacio para conocernos, reinventarnos; un espacio para ’conspirar’ y para inspirarnos mutuamente y aprender desde los diferentes lugares. El DEI es un espacio de esperanza, un espacio para refrescarnos, para ’reexistir’. No solo resistir, sino reexistir: inventar otras formas de existencia. Venimos de procesos intensos, desgastante para algunas personas que están aquí”, comentó.

Silvia recordó, junto con el grupo y Alberto Álvarez Toirac (coordinador del Programa de Formación) que América Latina atraviesa «un momento que pareciera sin salida, un momento donde nuevamente la amenaza del norte de invadir territorios latinoamericanos se hace nuevamente presente».

El Taller Socio-Teológico es a la vez un homenaje a Marielle Franco y a otras lideresas y líderes latinoamericanos. «Aquí está una vida muy concreta que se ha hecho semilla; pero no queremos más. No necesitamos la muerte para que se hagan semilla. Queremos lideresas y líderes vivos. Vivas las queremos. Vivas nos queremos. Reforzamos estas palabras: el atrevimiento, la desobediencia y la fidelidad al pueblo, el amor y la ternura que acompañan este proceso» comparte Silvia.

Durante la inauguración del taller, Pablo Richard, teólogo y biblista chileno radicado en Costa Rica y uno de los miembros fundadores del DEI, compartió sobre su experiencia y la trayectoria del DEI en Latinoamérica desde sus inicios, en 1978. Cuando junto con Franz Hinkelammert, Hugo Hassmann, Antonio Ramos Orench, Arnoldo Mora y otras personas, acompañaron los inicios y fundación del DEI, un lugar de encuentro estratégico en el continente, para las comunidades latinoamericanas organizadas.

Un mes de convivencia y puesta en práctica de acuersdos grupales

Durante cuatro semanas, el grupo de talleristas compartirá el programa de formación del taller, no solo en el salón de sesiones, sino que además compartirán espacios de convivencia en los que pondrán en práctica la reflexión crítica permanente, la organización grupal y los acuerdos de convivencia definidos de forma colectiva al inicio del taller.

Un análisis de coyuntura inicia la primera semana, y cada persona presentará el proyecto de incidencia en que participa en su comunidad, en su país.

Además, en coherencia con la propuesta metodológica y programática del DEI, se reconoce la importancia de motivar al grupo a asumir un proceso de sanación como apuesta política y a incorporar de forma consciente la responsabilidad propia por su salud y por la salud del colectivo de personas, con un enfoque se salud preventiva. La sesión de Biosalud a cargo de Francisco «Pacho» Mejía será el espacio para adquirir esas herramientas.

Al concluir la primera semana se trabajará en un mapeo colectivo de luchas sociales, un ejercicio grupal que ha sido fuente de aprendizaje y ha permitido a talleristas y al equipo del DEI cuestionar los riesgos de la visibilización y la importancia del respeto al resguardo de los saberes ancestrales que las comunidades originarias cuidan para ellas. En anteriores talleres, el «mapeo colectivo de luchas» ha permitido reconocer al grupo la similitud de procesos de defensa de territorios y derechos humanos en distintos países, además de evaluar los riesgos que implica sistematizar esa información frente a los intereses de empresas extractivistas y proyectos depredadores de comunidades.

Nuevamente, alrededor de la espiral al centro del grupo de talleristas, finalizó el primer día del taller. “La espiral habla de ancestralidad, de movimiento, de una forma de evolución que no descarta lo previo; sino que va incorporando nuevas dimensiones y enriqueciéndolas. Y es parte también del proceso del taller: vamos a ir incorporando experiencias, reflexiones, aprendizajes», comentó Alberto Álvarez Toirac, coordinador del Programa de Formación.

 

Enviado por DEI, Departamento Ecuménico de Investigaciones.

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