Por una Costa Rica donde todas y todos quepamos

1) Costa Rica hoy enfrenta serios problemas. Sobre todo enfatizamos aquellos que de forma directa afectan la calidad de vida y la dignidad de millones de personas e incontables familias: la carencia de empleo digno; el declive del poder adquisitivo de los ingresos; la inseguridad económica; la incertidumbre ante el futuro; la desigualdad social; los agudos desequilibrios entre regiones y territorios. Las mujeres, las personas jóvenes y las mayores sufren con mayor agudeza estos problemas. Lamentamos que no existan estadísticas que permitan corroborarlo, pero el conocimiento directo y vivencial de las realidades que enfrentan cotidianamente las personas LGBTIQ, nos hacen pensar que este grupo sufre con especial crudeza esas situaciones.

2) Todo esto incide muy negativamente sobre la legitimidad y confianza en la institucionalidad democrática y el sistema político, y es terreno fértil donde, con sobrada razón, germina y crece el descontento social.

3) Urge que el gobierno de Carlos Alvarado y los diversos partidos con representación parlamentaria, reconozcan esta realidad y avancen decididamente en la búsqueda de soluciones prontas y efectivas.

4) Sobre todo enfatizamos la urgencia de un verdadero diálogo nacional  que articule y trascienda los loables, pero insuficientes, esfuerzos de diálogo sectorial, gremial o regional.

5) El respeto a los derechos humanos y a la dignidad de todas las personas y grupos sociales, sin excepción ni distingo alguno, es una condición moral y ética indispensable, en ausencia de la cual, cualquier proceso de diálogo quedaría viciado, manchado por la marca ignominiosa de la violencia y la exclusión.

6) En consecuencia, condenamos enérgicamente las propuestas de negociación, cuyo punto de partida es la apelación a principios presuntamente religiosos, desde los cuales se quiere enmascarar el ataque contra los derechos de las personas LGBTIQ. Causa repugnancia y hastío que haya quienes pretendan hacer de nuestra dignidad, moneda de cambio para negociar.

7) También consideramos absolutamente condenables los llamados a la violencia y la desestabilización de grupúsculos extremistas, que convocan incluso a golpe de estado. Defendemos el legítimo derecho ciudadano a la protesta pacífica, como enfatizamos que es deber ineludible de quienes gobiernan, escuchar a la ciudadanía, rendir cuentas con transparencia y trabajar por soluciones prontas y efectivas. Reafirmamos nuestro compromiso con la democracia, la paz y el diálogo.

8) Queremos una Costa Rica donde todas y todos quepamos, donde la paz se alimente de la justicia y la democracia sea una efectiva vivencia cotidiana. Esa es nuestra propuesta y ése nuestro llamado.

Por el Movimiento Diversidad Abelardo Araya, Dr. Luis Paulino Vargas Solís, Presidente

 

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