Predictividad de Políticas… o imprevisibilidad, ¿un nuevo enfoque? (Parte I)
Caryl Alonso Jiménez
En procesos de cambio e incertidumbre, ¿Qué es lo que no vemos…?
Las teorías de política sostienen que la predictividad asegura confianza, reduce incertidumbre y genera participación de actores y sobre todo, reduce la polarización y fortalece la gobernabilidad Estatal. Autores como Charles Lindblom (1917-2018), David Easton (1917-2014) y Harold Laswell (1902-1978), entre otros, coincidieron que la predictividad hace previsible y puede anticipar cambios y crisis políticas.
Sin embargo, en el punto de inflexión de enero de 2025, la gestión de política llegó a punto crítico. Para quienes observamos el escenario, se extendió una nueva dinámica decisional basada la imprevisibilidad (palabra fea y difícil de expresar), como nuevo estilo de gestión que transita en el campo de la incertidumbre… ¿Herramienta para decisiones geopolíticas o técnica para producir escenarios de confusión y temor…?
Más allá de la novedad teórica, extendida intencionalmente por redes sociales, pero para quienes estudiamos el tema, resulta ser una corriente basada en el instrumental que altera escenarios, creando ambientes de confusión que da lugar a procesos de negociación condicionados. Pero no son políticas, son tácticas de negociación… es poder puro y duro.
Hasta hace algunos años, el estudio de las políticas públicas representó la actividad reservada grupos selectos de intelectuales. Hoy en día es el dispositivo estratégico de especialistas y tanques de pensamiento, algunos visibles y otros en la sombra.
Quienes dominan el instrumental tienen alta incidencia en decisiones de mandatarios, sectores de poder y grupos de presión que condiciona escenarios… Cada movimiento es una secuencia de trazos calculados… Entender el juego resulta un plano de movimientos de ajedrez. Es allí donde la técnica aparece: imprevisibilidad. ¡Que nadie sepa lo que piensas, ni imagine el siguiente paso! Pero no son políticas es metodología para negociar.
Es verdad, no todos pueden leer la realidad y coyunturas… el microscopio del análisis no es similar a las diatribas del juego dominical, ni a las descalificaciones profesionales y laborales que entretienen en diversiones de la cocina local diseñadas para el teatro…
No puedo dejar de recordar a mi profesor de políticas públicas a mediados de los años noventa, quien me advirtió que las emociones colectivas dominicales eran también una dosis encadenada de otras políticas. Confirmado años después por Aguilar Villanueva.
Por ello sería poco apropiado, por ejemplo, creer que un decisor o gestor empresarial se entusiasme por corazonadas o instintos de suerte, sobre sucesos no previsibles. Aunque no es nada fácil el pensamiento crítico sobre contextos y dinámicas que revelan fenómenos que requieren el escalpelo más profundo para comprenderlo.
Las decisiones de políticas desde la institucionalidad pública pueden poner en marcha acciones hacia modelos de productividad principalmente territorial que favorezca y aumente el número de pequeñas y medianas empresas con acceso a la asistencia técnica y financiera para que sean generadores del empleo masivo. Se estima que más del 90% de las empresas que mueven la economía son las pequeñas y medianas empresas.
Guste o no, las anclas de políticas públicas están en el Estado e instituciones. Al parecer hay entusiasmo inusitado por ponerlas en marcha. Aunque de las 74 políticas en cartelera solo funciona una: Política Crediticia, Monetaria y Cambiaria, que pacta la macroeconomía (control de inflación, tasa de cambio y tasas activas y pasivas). Pero ¿Y el resto…?
Las voluntades en política traducen en respuestas que construyen canales de ascenso social, el resto es estrategia comunicacional. En el Índice de Desarrollo Humano (PNUD, 2024), Guatemala tiene 0.629, ubicado en el puesto 136 de 193 países. Costa Rica se encuentra en 0.804 y se posiciona en el puesto 64 de 193 países. El IDH revela progreso y nivel de bienestar. Entonces ¿dónde están las fallas y que hace la diferencia?
De repente vale recordar a Loreta Napoleoni (2008), quien revela en síntesis la urgente necesidad de romper con la confabulación del Estado, al expresar que existe aún la fascinación exacerbada en creer que la crisis presenta oportunidades, -¿para quién?, se pregunta. Si evitamos las zonas grises, y la inmovilidad de la gestión pública, seguramente estaremos en condiciones de recuperar el Estado.
Como pocas veces hay sentido de evaluación externa, a veces solo se revisa lo bueno (Solarte, 2004; Roth, 2009; Salazar, 2009). La consolidación es lenta, pero ¿Qué tanto avanzamos para el largo plazo, como demandan las políticas públicas?
Las políticas dan predictividad, confianza y atajan incertidumbre. No son tácticas para imponer poder. Es allí donde la academia contribuye con metodologías e inteligencia para entender el futuro, como reclama Stiglitz (1997), “dotar de conocimiento y ciencia al Estado”. Esa es tarea del profesor y la academia. Entonces, ¿nos abrimos a la consistencia académica…? O, ¿Nos ahogamos en las técnicas de incertidumbre…?
Caryl Alonso Jiménez, gobernabilidad, polarización, predictividad, predictividad de políticas