¿Qué pasaría? En siete preguntas

José Luis Callaci

La explicada como limitada incursión militar de Rusia, para la protección de los millones de rusos parlantes de Ucrania que vienen siendo sometidos a todo tipo de agresiones, incluidos actos de genocidio contra la propia población civil, los descubiertos planes de un ataque masivo a esta población del este del país, la escalada militar con armas ofensivas y los intentos de hacerlo en conjunto con la alianza militar de la NATO, lo que según Rusia pone en riesgo su propia seguridad, generan algunas interrogantes sobre esto que viene sucediendo. Sobre hechos que, al margen de apresurados juicios basados en simpatías o antipatías que dañan el propio sentido común, muestran una realidad que tiene que ser analizada a profundidad.

Luego del Golpe de Estado del 2014 perpetrado por ultranacionalistas neonazis, alentado y apoyado desde el exterior, se produjo una crisis que derivó en una guerra con grandes riesgos de convertirse en una confrontación internacional de grandes proporciones. Los ingentes esfuerzos en todo este tiempo para encontrarle una salida pacífica al conflicto por medio del diálogo y la negociación resultaron infructuosos, debido en gran parte a ciertas interferencias. Una guerra que viene cobrando la vida de miles de víctimas entre la población civil ruso parlante que supera los 15 millones y ocupa una considerable proporción del actual territorio de la hoy llamada Ucrania. Son estas las principales motivaciones que tuvo Rusia para proceder a esa intervención militar, manifestada como no deseada. ¿Por qué no le quedó otra opción? Por todo esto nos preguntamos: ¿Qué pasaría si en Canadá como resultado de un Golpe de Estado se estableciera un gobierno anglo sajón ultranacionalista, con fuerte presencia neonazi, que prohibiera el uso de la lengua francesa en Quebec o en España un poder similar le prohibiera a Cataluña el idioma catalán? ¿Qué pasaría si tanto quebequenses como catalanes decidieran resistirse y como consecuencia de ello fueran agredidos al igual como lo ha venido haciendo el gobierno de Ucrania contra la población ruso parlante? ¿Qué pasaría si Rusia decidiera repartir cientos de bases militares en el mundo y rodear con gran parte de ellas a un supuesto potencial enemigo? ¿Cómo reaccionaríamos ante tales hechos, que pisotean el derecho de cualquier pueblo a defender su idioma, su cultura, sus formas de vida, sus creencias, sus tradiciones, su historia y sus propias vidas? ¿O al de todo Estado soberano a proteger la seguridad en sus fronteras? ¿O es que lo que es bueno para el ganso no lo es para la gansa? Son solo preguntas que nos hacemos.