Reflexiones acerca de la recepción de la figura de Don Pepe

Por Jiddu Rojas Jiménez

Me queda claro, viendo ciertas reacciones viscerales en redes, que en el imaginario de la deformación pseudo- progre (y ya no sólo en el Sectarismo de alguna Izquierda trasnochada), Don Pepe, Don José Figueres Ferrer, se convirtió en una especie de nuevo Monstruo, o de cuento de terror, o en un simple figurín de cuento para niños, niñas o «niñes» «tontos» y crédulos… Gente esta última que «no llevó Historia de las Instituciones», se decía en el Cafetín.  Lamentable. 

Un acto irracional de mezquindad y de torpeza política.

Aclaro: No se trata de hacer una Hagiografía tampoco de Don Pepe. No lo necesita. Ni se trata de reescribir la historia científica, a partir de nuevos viejos «Cultos a la personalidad», o de sustituir o disimular sus naturales yerros políticos.

Se trata de la justa y necesaria reivindicación política de su obra y herencia política, que fue un elemento constitutivo fundamental de nuestro imperfecto Estado Social de Derecho.

Pero algo tan obvio, no se puede esconder más. Y ahora, hasta devino en motivo de incordio entre los mismos sectores Progresistas.

Cualquier valoración política que se tenga, al final del día, somos hijos e hijas del Estado Social de Derecho y de la Segunda República. Y el terreno electoral con sus miserias, no debe impedir esta certeza.

Por ejemplo, hablar de «Dictadura» entre 1948 – 1949, cuando hay un gobierno de facto pero que reinicia una Asamblea Constituyente, no sólo es incorrecto técnicamente, sino que es falso. 

¿Ahora resulta que Don Pepe se convirtió como en una especie de figura prohibida o Tabú?

¿Acaso por qué la imagen pública de Don Pepe, se la secuestró antes el viejo PLN Neoliberal?

¿Pero y por qué se la dejan robar así sin más?

¿Y la lucha por la apropiación política e ideológica (como construcción identitaria) desde el campo popular? 

Claro, también es cierto, que la Derecha Neoliberal que penetró al PLN y al viejo Bipartidismo, convirtió a Don Pepe en un falso museo muerto, donde hasta Oscar Arias (su antítesis ideológica dentro del PLN) se podía tomar una foto. Era esperable, ese es su estilo Filibustero.

Lo mismo hicieron, en otros tiempos y espacios, los Fascistas argentinos con el líder popular Perón desde la Triple A, o el PRI de México con la figura de Lázaro Cárdenas, o el Dictador panameño Noriega con Omar Torrijos, o el brutal Abimael Guzmán con el brillante teórico peruano Mariátegui, o Daniel Ortega con Sandino.

Así es la lucha ideológica por construir una identidad política o cultural. Lo peor, sería no disputarla. 

Volvamos a Costa Rica… 

O bien será que esta gente no conoce la figura de Don Pepe, ni su legado nacional, ni el desarrollo de nuestro Estado de Bienestar social periférico, ni su discurso Nacionalista-popular y Socialdemócrata.

O tal vez sólo lo conoció por los estereotipos difundidos contra su persona, desde La Nación SA. y por los medios de la Oligarquía del momento.

¿Una izquierda que le creyó todo a la derecha?

Analicemos más…

Otro genio ilustrado, sugirió por ahí, que hay que contribuir a «sincerarnos (?) ideológicamente» … Ok, suena tentador, pero es una contradicción in situ.

¿Sabrán que son estructuras sociales de larga, mediana y corta duración? ¿Habrán leído la «Ideología Alemana»? Digo…

Y claro, por eso el Sectarismo se legitima como refugio permanente de la izquierda (de nosotros).

Muy «útil» en tiempos electorales. «Recomendado».

Como si la categoría de «ideología» para el pensamiento crítico y el Marxismo y Neomarxismo, no fuese siempre y por definición «falsa consciencia» y un conjunto de representaciones sociales, y no un mero conjunto de opiniones políticas. (Y eso pasa por no leer a Marx, para mejor no hacer ‘Teoría de la Ideología’, y sonar como Louis Althusser). En fin…

También el nuevo sectarismo «Progre» anticomunista (falsamente Progresista) hace lo propio; como igualmente lo hacía, el Sectarismo de cierta vieja izquierda dogmática Posestalinista; o incluso el curioso Sectarismo «academicista» elaborado desde alguna ‘Torre de Marfil’; los tres siempre serán malos consejeros políticos.

Desde el Sectarismo no se construye nada saludable. 

Pero siempre será muy funcional para la avalancha Neoliberal y Neocon Fundamentalista, que se nos viene.

No reconocer sin más, a priori, los méritos políticos incuestionables del Benemérito Don José Figueres Ferrer, obviamente con sus luces y sombras como cualquier líder político, es no entender la dimensión realmente Progresista y profundamente liberadora de la Segunda República de 1949. Reducir sus aportes al llamado «Reformismo Anticomunista», es de una miopía absoluta. 

Lo mismo pasa con el estratégico Pacto de Ochomogo de 1948 aún con sus dolorosos lunares, o antes aún, con las heroicas Reformas Sociales de 1943, apoyadas por la estratégica alianza de Calderón Guardia con Monseñor Sanabria y líder del verdadero PVP histórico, Manuel Mora Valverde y compañeros/as.

Desconocer esos gigantes triunfos populares, es no entender la realidad política de Costa Rica.

Mencionarlos ahora, es un «pecado» parece, y es «políticamente incorrecto » casi. 

Es tan grave, como desconocer la Gesta de 1856-1857 contra la Invasión Norteamericana Filibustera, y su papel en la construcción de la identidad nacional costarricense. (Y sí obvio, esto fue y es un proceso ideológico cargado de representaciones sociales). 

Pero pareciera que el «Sectarismo» de diseño, es ahora cómplice y funcional de la extrema derecha y del avance Neoliberal.

Y así nos quieren, «pocos y bonitos», bien sectarios, embrutecidos, fanatizados, «testimoniales», defendiendo partidillos electorales y no ideas, y dejándole toda la ‘cancha electoral’ a la Derecha Neoliberal y Neoconservadora.

De por sí es «Heteronómica», dirán. (Claro, pero eso no opera como fatalismo, sino determinación instrumental a transformar).

Recetas sectarias van y vienen, bajo la falsa consigna suicida de transformar herramientas teóricas y políticas, en obstáculos para entender la compleja realidad política costarricense. 

Nunca posibilitar un clima social dialógico y racional que permita discutir grandes acuerdos nacionales, ni que oriente sobre la defensa estratégica del Estado Social de Derecho y de nuestras conquistas sociales, o sobre la defensa sustentable del Ambiente, o el avance real en materia de Derechos Humanos, etc.

Disfrazar a la criticidad científica – social, de vulgar mezquindad y de mera pobreza teórica es un arte oscuro… Es organizar sistemáticamente la Desesperanza social.

No se trata de hacer apologías, pero sí de repensar los grandes logros de la Segunda República, los cuales están en grave peligro, frente al inminente avance electoral de la extrema derecha.

Ya nos libramos en las Elecciones pasadas del Fundamentalismo Neocon, sólo para caer en las garras del Neoliberalismo «light» con discurso «Progre» (Nancy Fraser).

Pudo haber sido mucho peor con Fabricio y sus fanáticos…

Mientras, la pobreza, el desempleo y la Desigualdad Social y la falta de Legitimidad democrática, avanzan, junto a la crisis (nacional e internacional), a la Pandemia, y al Populismo de Extrema Derecha.

Las décadas de Neoliberalismo y decepciones electorales lo permitieron, y así estos monstruos sociales reales, se engullen el justo descontento popular …

Pero, atención, todo este justo malestar social, se regurgita como una nueva normalidad violenta, inculta, gratuitamente agresiva, fanatizada, manipulable, desesperanzada, irracional, antivacunas, muy hipermercantilizada, y apátrida pero fascistoide, masificada pero fragmentada.

¡Caute!

La receta hegemónica: Sobre todo lo obvio, dividir y fragmentar y confundir entre semejantes, entre los/las Comunes…

No permitir nunca, una potencial y lúcida subjetividad política popular. Y en términos prácticos electorales, nunca permitir una posible Coalición de Centro- izquierda.

«Vacunarnos preventivamente», pero contra la tolerancia ciudadana, y contra una posible respuesta política popular ante el avance Neoliberal y Neocon.

Está muy claro. Debe haber incluso presiones Geopolíticas. Esa es la «línea», apostar al caos, la anomia y la atomización social. Está opaco el horizonte político nacional. No es hora de mezquindades electorales. Mi opinión. 

¡Avisados y avisadas estamos!

¡Espabilen carajo!

 

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