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Etiqueta: aniversario

Colegio de Profesionales en Sociología celebra XII aniversario

Con motivo de celebración del XII aniversario del Colegio de Profesionales en Sociología, y con el motivo de conmemorar la obra de Franz Josef Hinkelammert, se realizará un conversatorio virtual con dos de sus discípulos: el investigador y catedrático Henry Mora de la Universidad Nacional y el sociólogo Hernán Alvarado de la Universidad de Costa Rica. 

La actividad se realizará el miércoles 20 de septiembre a las 7:00 p.m., la cual será transmitida por medio de la plataforma Zoom y Youtube. 

Para acceder a la reunión de Zoom:

D de reunión: 839 7594 4306

Código de acceso: 935900 

Para asistir a la actividad vía YouTube:

https://youtube.com/live/m1-UAZGou0A?feature=share

Coopesilencio: 50 aniversario de una empresa de obreros agrícolas y campesinos

La cooperativa agrícola Coopesilencio cumple 50 aniversario. Esta fue creada tras una intensa lucha por la tierra, es todo un ejemplo de superación contra la exclusión social mediante la autoorganización autónoma de obreros agrícolas y campesinos, nunca se rindieron frente a los constantes intentos de injerencia burocrática para ayudar sino que demostraron ser capaces y emprendedores.  

Los hijos y nietos de los fundadores de la cooperativa fueron impulsados a estudiar y a ser parte emprendedora de la cooperativa, además de profesionales que se incorporaron a la vida local, regional y nacional. 

La actividad económica y social de la cooperativa generó una transformación de la zona al incorporar nuevas actividades productivas y de servicio para la comunidad como lo es el turismo, con esto lograron estimular la economía del sitio y comunicar a la sociedad con un entorno no sólo local sino nacional e internacional. 

Compartimos el vídeo sobre 50 aniversario de Coopesilencio:

 

Compartido con SURCOS por Miguel Sobrado.

El 12 de abril de 2023 SINTRAJAP celebra su aniversario número 51

En conmemoración del Sindicato de Trabajadores de JAPDEVA y Afines Portuarios, fundado en 1972, Guillermo Honores, secretario nacional de la organización CUT, y de parte de SUTRAPMT-CALLAO (Sindicato de los Trabajadores de APM TERMINALS Callao, Perú, fundado el 19 de agosto 2011) envía felicitaciones en un video a sus compañeros de Limón. 

Que este no sea un 20 de marzo más

Manuel Delgado

Conmemoramos otro aniversario de la Batalla de Santa Rosa, la primera batalla de la primera derrota de los norteamericanos en toda su historia, la primera batalla de la consolidación de nuestra independencia. Lo digo así porque esa primera derrota norteamericana en el continente se consolidó poco después en la batalla de Rivas del 11 de abril, y en la segunda parte de la guerra en 1857, peleada en el río San Juan y en esta zona sur de Nicaragua, con Rivas como centro más importante. Pero Santa Rosa preparó ese camino de victoria.

Costa Rica era entonces una nación muy pequeña. Teníamos apenas 110.000 habitantes, más o menos la mitad del cantón de San José, más o menos lo mismo que tiene el Cantón de la Unión, que conocemos como Tres Ríos.

Y empezaba su vida nacional. Teníamos 35 años de ser independientes de España y apenas ocho años de ser una república.

Aun así, este pequeño país pudo enfrentarse de manera victoriosa a una invasión extranjera proveniente de la joven potencia del norte, desde aquel entonces era el país más rico y poderoso del continente.

¿Cómo fue posible esa victoria?

Esta proeza de este pequeño pueblo estuvo siempre indisolublemente ligada a una persona, la de Juan Rafael Mora Porras, hoy con el título de Libertador de la Patria, Benemérito y Héroe Nacional. Fue su visión y don de liderazgo lo que pudo unir al país y conducirlo, en medio de sacrificios, a la victoria.

La guerra del 56-57 y sus resultados están ligados a los siguientes factores:

1.— El presidente Mora, primeramente, supo descifrar quién era el enemigo. Él se dio cuenta de que el país se enfrentaba a una situación de vida o muerte, de existir o perecer. Estados Unidos, apenas ocho años antes, había invadido México, había tomado su capital y en presencia de sus tropas había obligado a los mexicanos a entregar la mitad, ¡la mitad!, de su territorio. De ese despojo hecho por la fuerza surgieron los estados de Texas, Colorado, Nuevo México, Arizona, Nevada y California y territorios que están en otros estados. Mora entendió que Walker no venía a una aventura personal y menos pacificadora. Supo que el filibustero estaba ligado a círculos de poder del sur de Estados Unidos, al gobierno de Franklin Pierce, un alcohólico proesclavista que pretendía continuar con la expansión de Estados Unidos, otra vez a costa de México y el Caribe, y que preparó las condiciones para la guerra civil contra Abraham Lincoln, la cual empezó apenas media década después.

El interés de Walker era unir Centroamérica (Five o None, la cinco o ninguna, decía) en un estado esclavista que pudiera inclinar la balanza política en EEUU hacia la perpetuación del esclavismo, una balanza que se perdió con el triunfo de Lincoln en 1860, cuando las fuerzas antiesclavistas lograron poner a la mayoría a su favor y en contra del esclavismo. Eso era lo que Walker quería impedir con su invasión y su anexión de Centroamérica.

Walker ya había invadido Baja California y había creado una llamada República de Sonora.

Una de las grandes ambiciones del filibustero y su gente era el río San Juan, la Vía del Tránsito, es decir, el canal interoceánico. Por aquellos años ni se pensaba en Panamá. Entonces esta ruta tenía un valor continental y hasta universal. Mora y su gobierno tuvieron ayuda, más moral y menos material, de Inglaterra y Francia, y era por eso. Esos países estaban interesados en impedir que esa vía cayera en manos norteamericanas al menos con exclusividad, pues ya para entonces estaba concesionada a una compañía estadounidense.

Pero, además, Mora comprendía que esa falange impía, como él la llamaba, solo podía ser derrotada por las armas, que no había otro camino. Walker le envió a Mora un emisario que fue devuelto desde Puntarenas sin siquiera ser recibido. El Libertador sabía que eso era un engaño. Y que solo la sumisión, una sumisión perruna, podía impedir la guerra. Es decir, que el honor y la soberanía solo se podían defender con las armas. Es una enseñanza fabulosa para nuestros políticos de hoy, acostumbrados a bajar las orejas frente a las nuevas invasiones norteamericanas, a las que me voy a referir más adelante.

Con esa definición del enemigo en su cabeza, se dio a la tarea de preparar a su pueblo ideológica y anímicamente. Ningún pueblo puede triunfar si no tiene claros los objetivos de su lucha, los peligros y el carácter definitorio de su enemigo.

2.— Teniendo esto claro, Mora se dio a la tarea de preparar la guerra. Siempre nos han metido la idea de que nuestro ejército estaba formado por agricultores ignorantes y sin conocimientos militares. Nada más falso. Nuestros soldados eran efectivamente campesinos, pero recibieron un esmerado entrenamiento militar, disciplina y espíritu de combate. Para ello Mora se valió de muy buenos militares. Menciono solamente al general José María Cañas, pero no era el único. Había también un exiliado alemán, Otto van Bülov, que era ingeniero militar y excombatiente de la revolución alemana de aquellos años, la revolución de 1848, quien dio un enorme aporte. Un polaco, posiblemente polaco-alemán, llamado Ferdinand von Salich también colaboró en esta tarea.

Tampoco era un ejército pequeño. Aunque muchos lo cifran en 4.000 hombres, hay documentos que señalan que sumaban 7.200 soldados y que en un momento llegó a tener 11.000. Eso equivaldría hoy en día entre 200.000 y medio millón de soldados.

También se nos confunde con el tipo de armamento. Se habla mucho del fusil de chispa, un arma con que la corría más riesgo el que la usaba y la disparaba. Claro que había muchos fusiles de chispa. Pero Mora se las ingenió para dotar a nuestro ejército de un armamento más avanzado, un parque de fusiles Minié y sus municiones, que había utilizado Inglaterra en la recién concluida guerra de Crimea y que Mora compró a ese país. Ese fusil marcaba una diferencia del cielo a la tierra. Para mencionar solo una diferencia, diré que el fusil de chispa podía dar en un blanco, con suerte, a cien metros; el Minié, casi de seguro, a 500 metros.

Cuando los filibusteros se enfrentaron con nuestro ejército en un día como hoy, quedaron sorprendidos por el poder de fuego costarricense, tanto así que dijeron a sus jefes que aquí en Santa Rosa se habían enfrentado no con costarricenses, sino son soldados franceses.

3.— Había que preparar no solo soldados y armas, sino todo lo demás: medicina, avituallamiento, transporte. No voy a entrar en detalle, pero diré solo que él puso a trabajar a un gran equipo en esas tareas.

Algunos de ellos eran Santiago Hogan Grey, Cruz Alvarado Velasco, Fermín Meza Orellana, Andrés Sáenz Llorente y otros.

He mencionado que había en el país un grupo de alemanes, como Nanne, Rohrmoser, Fisher, Gólcher, Alexander Von Franzius y Carlos Hoffman que se pusieron a las órdenes del presidente Mora. Estos dos últimos fueron fundamentales en la formación de la ciencia natural en el país. Carlos Hoffman fue nombrado por el presidente como el médico jefe del ejército nacional. Por cierto, que el puesto era pretendido por otro médico, José María Montealegre, quien se disgustó tanto con la decisión de Mora que decidió no ir a la guerra y quedarse en casita cuidando sus millones. Años más tarde va a ser el principal culpable del derrocamiento del presidente Mora. Carlos Hoffman es otro de nuestros héroes olvidados. Él estuvo en toda la guerra, se quedó en Rivas durante la epidemia del cólera y luego, llamado por don Juanito, se vino a San José para ponerse al frente en la lucha contra la enfermedad.

Quiero enviar un saludo muy afectuoso a los alemanes de nuestro país, y a los descendientes, hay algunos, de esos alemanes que lucharon con nosotros en 1856. Van Bülov y Hoffman no dejaron descendencia. Hay descendientes de un sobrino de van Bülov, que también peleó en la guerra del 56, pero ellos viven en Estados Unidos.

4.— La otra decisión clave de don Juanito fue decidir que él no iba a esperar al enemigo en la capital. San José en esa época llegaba hasta el Hospital San Juan de Dios, y don Juanito dijo: Yo no voy a pelear esta guerra en La Sabana. La guerra la vamos a pelear en las barbas de William Walker. Esto suponía un esfuerzo inmenso, que era transportar todo un ejército hasta Nicaragua. Hoy eso equivaldría transportar 200.000 hombres. Y se tenía que hacer sin vehículos, a pie, con la sola ayuda de algunos bueyes que se utilizaban para transportar dos pequeños cañones.

Para ello había que trazar una ruta, construir puentes y caminos y asegurar medios de supervivencia, sobre todo alimentos, para los soldados en viaje.

Juanito Mora contaba, como dije, con la ayuda de Otto van Bülov, conocido como el Barón, pues lucía ese título nobiliario. Este ingeniero alemán a quien Juanito Mora había nombrado jefe de caminos, brindó un enorme aporte en este sentido. Todavía quedan algunas de esas construcciones. Él tuvo a su cargo la construcción del puente de La Garita, que estaba unos metros aguas arriba del actual, y de la carretera que sube a Los Ángeles. También fue responsable del primer puente de Damas, en San Mateo. Un pueblito de por allí se llama El Barón, pero nadie sabe por qué. En una ocasión propuse que al menos la escuela, que se llama Escuela El Barón, fuera bautizada por el nombre completo del héroe alemán. Pero como siempre sucede, en este país del olvido nadie quiere hacer memoria. En el país del olvido, el desmemoriado es rey. Digo nada más que Van Bülov peleó en Rivas, cosa que él sabía hacer muy bien. Allí se contagió del cólera, enfermedad de la que murió días después en Liberia.

Entonces, ya listos, con un alto nivel de conciencia y una alta moral de combate, el ejército partió, a pie. Salió de donde hoy es el Mercado Central, caminó hasta San Rafael de Alajuela, llegó a la Garita y a los Ángeles y siguió hasta Barranca. Allí se dividió en dos: una parte se fue a Puntarenas y siguió en botes por el Golfo de Nicoya y el Río Tempisque hasta el pueblo de Bolsón. El resto siguió a pie por potreros y montes por la ruta de Bagaces y lo que hoy sería Cañas, hasta Liberia.

Allí los alcanzó el presidente Mora, que en vez de quedarse en su Palacio Presidencial se fue con la tropa a la primera línea de fuego.

El resto de la historia ya la sabemos. José Joaquín Mora, cuyo suegro había sido dueño de la Hacienda Santa Rosa, marchó hacia el norte y dirigió ese primer combate contra los filibusteros. Fue en aquel 20 de marzo. Allí murieron 20 patriotas y 25 filibusteros. Otros 20 fueron capturados durante su huida, fueron sometidos a juicio y fusilados inmediatamente.

Cabe preguntarse por las enseñanzas que nos dejaron los patriotas de 1856.

La primera es que la patria debe defenderse y no entregarse a los que vienen con falsas promesas. Eso no lo entienden muchos costarricenses y no lo comprenden o no lo quieren comprender nuestros gobernantes.

El país está enfrentado a una nueva ola de filibusteros. Son los que han sido dueños de nuestros principales productos, entre ellos el banano y la piña, y con ellos se llevan nuestra riqueza. Son los que hoy nos estafan con sus eurobonos, sus créditos y sus imposiciones, impuestos por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. Son los que nos tienen atosigados con la deuda externa, y nos prestan cada vez más para que sigamos endeudados. Son los que nos roban a través del comercio internacional, vendiéndonos caro y comprándonos barato. Son los que se han apoderado de nuestras principales carreteras, puertos y aeropuertos. Son los que se llevan el dinero de nuestras pensiones y lo colocan en la ruleta rusa de las bolsas norteamericanas a costa de grandes pérdidas para nosotros y enormes ganancias para ellos. Son los que nos impulsan a destruir nuestro estado de bienestar social y presionan para que se vendan la Caja, el ICE, los bancos del estado y demás.

Quien no tiene claro que ese enemigo existe y quién es, no es un digno heredero de Juanito Mora y no podrá liderar al país para salir de la injusticia, la pobreza y el subdesarrollo.

La segunda enseñanza es que con ese enemigo no se negocia. Ya no puede hablarse con una guerra verdadera, pero la lucha es similar, y no hay peor pecado que intentar esquivarla con el timo de que debemos ser inteligentes y tolerantes, inteligentes y tolerantes contra un enemigo nada tonto y nada tolerante.

La tercera es que al pueblo hay que prepararlo para la lucha con la verdad, no con vericuetos de lenguaje, no ocultando los hechos para que no nos digan dogmáticos ni trasnochados. Los que eso hacen y así piensan no son legítimos herederos de los héroes del 56.

Ellos, los héroes del 56, consolidaron nuestra independencia y crearon una idiosincrasia, crearon la nación costarricense. Lo hicieron con su pensamiento claro y su sangre.

¡Bendito sea su pensamiento!

¡Bendita sea su sangre!

Costa Rica conmemora el 46 aniversario de la Universidad Estatal a Distancia

  • La UNED conmemora 46 años, con más de 37 mil estudiantes y una oferta académica de 42 carreras, 24 posgrados y cursos técnicos

  • Actualmente, la UNED posee más del 50% de sus carreras acreditadas por el Sistema Nacional de Acreditación de la Educación Superior (SINAES)

Este 3 de marzo, la Universidad Estatal a Distancia (UNED) conmemoró un año más de creación. Se cumplen así 46 años de validar con compromiso, su noble misión, aportando al desarrollo nacional, generando valor público y facilitando oportunidades de aprendizaje en la educación superior para toda Costa Rica, en todos los territorios.

Con 39 sedes a nivel nacional, la UNED se mantiene vigente como líder en los procesos de educación a distancia en Costa Rica y el resto de Centroamérica, además como referente para América Latina, en este modelo pedagógico. Para ello, hace uso de los diversos medios tecnológicos y otros medios de comunicación social, que permiten la interactividad, el aprendizaje independiente y una formación humanista, crítica, creativa y de compromiso con la sociedad y el ambiente.

“La UNED se ha convertido en un pilar de la educación costarricense y en un baluarte de la verdadera movilidad social”, ha comentado el rector de la UNED, Rodrigo Arias Camacho.

Las cifras respaldan la frase anterior. En el 2022, una población de 37 503 personas matriculó una carrera universitaria, un curso o un taller especializado en el primer cuatrimestre del 2023.  Actualmente, el 45% del total de personas matriculadas en este primer cuatrimestre cuenta con una beca, aumentando la cobertura en zonas con menor índice de desarrollo social o territorios fronterizos.

Asimismo, en el 2022 alrededor de 5 184 personas se graduaron en una carrera universitaria, de ellas 4 015 eran mujeres, y en ese mismo año, 1 219 personas indígenas matricularon una carrera universitaria, año que también registró, en promedio, la matrícula de 505 personas privadas de libertad.

En 2022, la UNED destacó dentro de las tres únicas universidades centroamericanas incluidas en la edición 2022 del Impact Rankings de Times Higher Education, que mide los aportes de las instituciones al logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030 de la Organización de Naciones Unidas (ONU).

En dicha edición, la Universidad alcanzó el primer lugar entre las universidades del país en el ODS 4 (Educación de calidad) y es la única universidad costarricense que este año figura en el ranking en el ODS 1 (Fin de la pobreza).

Sus inicios. Fue en la administración del presidente Daniel Oduber Quirós, siendo ministro de Educación Fernando Volio Jiménez, donde se dio terreno fértil para impulsar la creación de un nuevo centro de educación superior bajo la Ley 6044.

Era la Costa Rica de la década del 70, cuando Volio Jiménez comenzaba a cristalizar uno de sus más importantes sueños: crear la primera Universidad pública en la modalidad a distancia, que cumpliera con la noble tarea de llevar educación a las zonas más alejadas del país y proveer oportunidades de desarrollo a los sectores sociales más desposeídos.

La UNED nace como respuesta al aumento en la demanda de educación con el fin de atender poblaciones diversas y menos favorecidas que permitiera a jóvenes ampliar sus estudios a nivel universitario.

En congruencia con la línea histórica de trabajo, los principios fundacionales, su reconocida y valorada función social acumulada por décadas, la Asamblea Legislativa decidió otorgar en el año 2007, la máxima distinción de Institución Benemérita de la Educación y la Cultura de Costa Rica.

Desde entonces la UNED, Institución Benemérita de la Educación y la Cultura, celebra cada tres de marzo su aniversario con un sólido desarrollo y con el privilegio de ostentar como sublimes recuerdos, las experiencias que con los años han escrito en sus recintos los miles de estudiantes que cambiaron sus vidas con educación, contribuyendo enormemente al desarrollo social y económico del país.

Programa conmemorativo al tercer aniversario del asesinato de Jehry Rivera por Radio Universidad – Voces y Política

Este próximo miércoles 22 de febrero, 2023 a las 5:00 p.m. se llevará a cabo un programa de conmemoración del tercer aniversario del asesinato de Jehry Rivera, activista del pueblo Brörán, en el espacio de “Voces y Política” de Radio Universidad por 96.7 FM.  

El programa contará con la participación de Elides Rivera, de la Organización de Mujeres Mano de Tigre del pueblo de Brörán. 

También puede observar el programa a través del Facebook de Radio Universidad de Costa Rica: https://www.facebook.com/radiouniversidad

Invitación a las actividades de conmemoración del tercer aniversario del asesinato de Jehry Rivera

La Coordinadora de la Lucha Sur Sur, CLSS, compartió la invitación de la familia Rivera Rivera a las actividades conmemorativas al tercer aniversario del asesinato de Jehry Helmuth Rivera Rivera quien se encontraba participando en los procesos de recuperación de tierras dentro del territorio indígena de Térraba, en cumplimiento con lo establecido en la Ley Indígena No. 6172, la Declaración de los Derechos Humanos de los Pueblos Indígenas de las Naciones Unidas y el Convenio Internacional 169. 

Las actividades están planeadas para el 24 y 25 de febrero de 2023, de 4:00 p.m. a 8:00 p.m., entre ellas: información sobre el juicio y la condena, actividades espirituales, conversatorio sobre la jurisprudencia de la Sala Cuarta, reflexión sobre la actualidad indígena y las recuperaciones de tierra, visitas al lugar de sepultura de Jehry, al fuego de la libertad del pueblo indígena Brörán, al lugar del asesinato y al lugar donde descansa Memo Rivera.

La familia agradece el apoyo a quienes han estado apoyando en los procesos judiciales, e igual manera, agradecen el apoyo mediante la donación de alimentos y ayuda económica para las actividades conmemorativas al Sinpe Móvil: 8573-9496.

5O Años de la Universidad Nacional: una celebración necesaria

German Masís

Ayer 15 de febrero asistí invitado por la comisión organizadora a la celebración del 50 Aniversario de la Universidad Nacional.

En un muy amplio y moderno auditorio, que lleva el nombre de Cora Ferro, a quién conocimos en la Escuela de Ciencias de la Religión y como precursora de los Estudios de la Mujer, concurrimos una buena cantidad de exestudiantes y exprofesores, estudiantes y profesores actuales, fundadores y Autoridades, a una cita con la historia, la celebración de los 50 años de la UNA, un acto que quedará marcado en el devenir de la educación superior universitaria del país.

La inauguración del evento y los discursos de las Autoridades sobre la historia de la UNA, me hicieron recordar mi vinculación a esta Universidad, primero como estudiante y luego como trabajador académico, testigo y partícipe de la construcción de un proyecto de Universidad que hoy 5 décadas después es una institución de educación superior sólida y pujante.

El recuerdo que tengo de la UNA, desde mi época de estudiante de Estudios Generales, es el del surgimiento de una nueva Universidad, en un entorno muy difícil de grandes tensiones políticas y de recursos muy limitados, establecida en las instalaciones de la antigua Normal Superior y con sus oficinas dispersas por la ciudad de Heredia.

Cuando tuve que decidir a cuál Universidad ingresar, pensé en la UNA como una universidad nueva, promovida como la Universidad Necesaria y que en mi rebeldía de joven me atrajo la posibilidad de participar en su proceso de construcción.

Me seducía la idea de luchar por una Universidad alternativa, que era rechazada por algunos sectores de la Universidad de Costa Rica, opuestos a su creación, quienes incluso manifestaban que no irían a trabajar en la nueva Universidad y a la que denominaban peyorativamente la “Universidad del Pirro”.

Cursé el programa de Estudios Generales en la UNA y el propedéutico de Ciencias Básicas, con la pretensión de ingresar a la carrera de Geografía, pero precisamente el paso por las materias de Estudios Generales, especialmente el curso de Filosofía, me cambió la inclinación disciplinaria hacia la Sociología, carrera que aunque estaba en proyecto no se impartía, por lo que debí trasladarme a la UCR, con la esperanza de regresar algún día a seguir participando en la conformación de la nueva Universidad.

A pesar de que me trasladé a la UCR, seguía atento al proyecto de la UNA y escuchaba el debate político ideológico que se efectuaba alrededor de la orientación de la nueva universidad, entre un sector político de centro de raíces socialdemócratas, muchos de los cuales incluso habían intervenido en la creación de la UNA y un sector proveniente de los partidos de izquierda, el cual se vio fortalecido por la llegada de intelectuales exiliados de los países suramericanos dominados por dictaduras militares.

La Universidad del Pueblo y la Universidad ligada a los sectores sociales de menores recursos, crecía con la creación de nuevas carreras, como Biología, Veterinaria, Economía, Agronomía y Relaciones Internacionales pero en un entorno difícil, de cuestionamientos por parte de sectores políticos y medios de comunicación, que afirmaban que la nueva Universidad repetía las carreras de la UCR y se había convertido en la Universidad comunista, pero esos calificativos lejos de desmotivarme, aumentaba mis intenciones de regresar.

Lo cual comenzó a ser posible cuando algunas carreras en su crecimiento, impulsaban a inicios de la década de los 80, actividades de investigación y extensión, que propiciaron mi acercamiento a eventos de debate sobre temas económicos y agrícolas.

Casi una década después de su creación, pude regresar a la UNA como académico, por iniciativa de un Profesor de la Escuela de Economía, que motivado por el análisis de coyuntura que se realizaba en una ONG, me propuso participar en una experiencia similar en esa Escuela.   

Llegué a la UNA como extensionista y en efecto el análisis de coyuntura económica, la relación con sectores sociales en el área urbana y rural y la elaboración de la revista Economía al Día, me parecían actividades muy ligadas a una Universidad comprometida con las grandes transformaciones del país, lo que llenaba mis aspiraciones profesionales y políticas.

En esos años 80, los debates sobre las teorías del desarrollo y el apoyo a las reivindicaciones de las organizaciones agrícolas sobretodo de la zona Atlántica, parecía ser la mejor expresión de la Universidad Necesaria, pero las tensiones internas sobre la orientación y el diseño institucional más apropiado entre las Autoridades de la nueva Universidad no cesaban y eran agudizadas por los problemas presupuestarios que cada año amenazaban su funcionamiento.

Esas luchas y movilizaciones por el presupuesto y el impulso de los proyectos académicos de las nuevas Escuelas, probablemente fueron las razones del despegue y los elementos de cohesión de la Universidad Nacional en sus primeras dos décadas, en que mantuvo su derrotero de Universidad Necesaria vinculada a la transformación social y a la formación de estudiantes de las zonas rurales y urbanas de menores ingresos.

No obstante esta orientación de la UNA, tuvo su punto de inflexión con la Administración de Rose Marie Ruíz en 1993 con motivo del II Congreso Universitario, en el que se logra un cierto consenso interno, hacia una universidad útil a la sociedad costarricense y al mercado, que debía contribuir a generar alternativas de desarrollo económico y social, crecer en sus cuadros administrativos y académicos y adoptar procesos de admisión más selectivos, en un marco institucional que lo asimilaba a las demás Universidades públicas.

A partir de entonces las carreras rediseñaron sus planes de estudio y se reestructuraron, las Facultades se articularon, el esquema administrativo se consolidó y la Universidad Nacional fue por fin aceptada y acogida por la comunidad nacional, ya no era más la Universidad de Heredia.

Esta segunda etapa de la UNA, abandona progresivamente los debates sobre el desarrollo, el análisis crítico y el papel central de la investigación, incorpora nuevas temáticas como el medio ambiente y los derechos humanos, crea centros de investigación especializados, impulsa programas de posgrado y asume plenamente su relación con el mercado laboral en la formación de los nuevos profesionales.

La década de los 90 y el nuevo milenio del 2000, representa el período de consolidación institucional de la Universidad Nacional, que se confirma con la adquisición de nueva infraestructura, representada en las nuevas instalaciones de las Facultades de Ciencias Sociales y Filosofía y Letras y posteriormente de los nuevos edificios de Administración y de las Vicerrectorías.

La Universidad Nacional hoy, es la conjunción de dos etapas: una el surgimiento y despegue como Universidad Necesaria en los 70 y 80s y otra la consolidación como la Universidad Nacional en las décadas de los 90 y 2000.

Diría que la primera etapa le confiere su identidad y su inserción en la sociedad costarricense, como un modelo alternativo de Universidad más cercano a las necesidades de los sectores sociales y a las aspiraciones de transformación social de aquellas décadas y la segunda etapa, le proporciona el status de universidad nacional sólida y reconocida, muy ligada al desarrollo de la ciencia y la tecnología y a las necesidades del mercado laboral.

Han trascurrido 5 décadas, pero es imposible no recordar con nostalgia, las viejas instalaciones de la Escuela Normal que acogieron a la UNA en sus inicios, los viejos edificios de Estudios Generales, del CIDE, de Ciencias Sociales, de Filosofía y Letras, del teatro Universitario, las aulas de “los Hatillos”, los debates acalorados en las Asambleas de Escuela, los desplazamientos a las actividades de extensión en bus y sin viáticos.

Tampoco puedo olvidar, los cursos de Métodos de Investigación, el área de Extensión, la red de Universidades Centroamericanas que estudian el agro y los proyectos de tesis de la Escuela de Economía, el proyecto Una Iniciativa Rural (UNIR) que integró a 4 facultades y 12 Escuelas, la comisión institucional de Seguridad Alimentaria y la Comisión de Regionalización.

Al observar los homenajes efectuados en esta celebración de los 50 años, a algunos académicos propuestos por las Facultades, Sedes y la Federación de Estudiantes, pensé en tantos académicos que hicieron posible la consolidación de cada una de las Escuelas, que formaron a miles de estudiantes e hicieron investigación y extensión con gran mística y compromiso.

Ni siquiera cuando me jubilé, sentí la satisfacción y el orgullo que sentí en la celebración del 50 Aniversario, por haber sido parte de la construcción de un proyecto de Universidad, por haber contribuido a su fortalecimiento y consolidación, porque aunque tal vez ya no es la Universidad Necesaria, es la Universidad Nacional autónoma y pública por la que luchamos y a la que defendimos.

SURCOS 15 años hoy 7 de noviembre

Héctor Ferlini-Salazar

El 7 de noviembre de 2007 nació SURCOS. Fue, simbólicamente, un mes después del referendo sobre el TLC con Estados Unidos de América.

Esa lucha acumuló de forma coyuntural fuerza social transformadora, pero esta no se sostuvo en el tiempo como era lo deseable. Se trató de una movilización que concurrió desde distintos lugares sociales e históricos; no se trató propiamente de un movimiento, entendido este concepto como la expresión de una visión estratégica articulada y con alguna permanencia.

Por esa lectura de lo que ocurría con los movimientos sociales diversos y con otras fuerzas concurrentes en el referendo en oposición al TLC, fue que propuse el surgimiento de SURCOS con el fin de aportar en la construcción de fuerza social transformadora para avanzar en el acercamiento a la democracia participativa. Por ello, desde su nacimiento, este medio utiliza en su logotipo la unidad conceptual siguiente: SURCOS… para la democracia participativa.

Se trata de eso: abrir surcos en los cuales germine ese sistema político superior, el cual, -como propongo en uno de mis textos-, no es un momento culminante o punto de llegada sino un proceso de acumulación con referencia comunitaria, es decir, no todos los colectivos o regiones avanzarán de la misma forma ni en el mismo momento, sino con base en la acción política de sus fuerzas actoras y las circunstancias históricas de cada espacio territorial.

Para ello, la tarea de SURCOS es dar a conocer lo que realizan las distintas organizaciones, movimientos y personas de la ciudadanía, a fin de colaborar en esa construcción de fuerza social transformadora que abra rutas hacia la vida digna, mediante el desarrollo de espacios de confluencia solidaria.

Al celebrar los 15 años de este esfuerzo solicitamos respetuosamente su apoyo al compartir las notas que estime oportuno, así como con el aporte económico que esté a su alcance para cubrir los costos operativos básicos.

Gracias por ser parte.

En su primera etapa SURCOS fue un medio impreso que llegó a tener 51 puntos de distribución en todo el país.

UCR: Mezcla perfecta de arroz, frijoles y ciencia

Un gallo pinto gigante simbolizó el aporte del CIGRAS a la sociedad costarricense, ya que este centro se encarga de evaluar y asegurar las calidad de los granos que consumimos diariamente. Foto: Laura Rodríguez Rodríguez, UCR

El CIGRAS celebró su 50 aniversario

La Facultad de Ciencias Agroalimentarias demostró sus contribuciones a la seguridad alimentaria de Costa Rica

El arroz y los frijoles, junto a la ciencia y la innovación, fueron los protagonistas en la feria del 50 aniversario del Centro para Investigaciones en Granos y Semillas (CIGRAS) que se realizó el 30 de setiembre en la Facultad de Ciencias Agroalimentarias de la UCR. 

Allí se mostraron las contribuciones que hace el CIGRAS al sector productivo y a la seguridad alimentaria del país, así como los resultados del trabajo que realizan los otros centros de investigación, fincas experimentales y unidades académicas que conforman la Facultad y otras relacionadas.

Durante el acto inaugural, el Dr. Gustavo Gutiérrez Espeleta, rector de la UCR, destacó la amplia vinculación con el sector productivo y la sociedad, la amplia trayectoria de divulgación de los resultados y las actividades sustantivas que realiza este centro en docencia, investigación y acción social en beneficio de la población costarricense.

«Han permitido que las personas consumidoras nacionales cuenten con un respaldo mediante la verificación de calidad e inocuidad de granos y alimentos asociados”, mencionó Gutiérrez.

“El aporte que hace el CIGRAS nos permite ver la importancia de la inversión que tiene que hacer un país en las universidades públicas. Muy contrario a lo que se cree, no se trata solo de docencia, aquí tenemos un ejemplo muy claro de un centro que hace investigación de primer nivel… y es gracias a una inversión pública que el país ha hecho”, acotó el decano, Dr. Enrique Montenegro.

La feria titulada «Granos y semillas de calidad, seguridad alimentaria para la comunidad» fue declarada de interés institucional por tratarse de un espacio que permitió analizar los retos y reforzar colaboraciones en relación con el estudio y producción de los granos y semillas, un tema de gran importancia para la seguridad alimentaria del país.  

Esta actividad contó con la participación de destacados científicos y científicas, estudiantes, representantes de instituciones públicas y empresas del sector semillerista, así como productores y productoras agrícolas de comunidades como San Carlos y Guácimo.

 

Katzy O`neal Coto
Periodista, Oficina de Divulgación e Información, UCR