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Etiqueta: calentamiento global

La UCR fue el punto de encuentro sobre juventud y cambio climático

Más de 200 jóvenes se reunieron el 12 de agosto en el Foro Latinoamericano sobre Juventud y Cambio Climático, que se realizó en el auditorio de la Ciudad de la Investigación de la UCR. Foto: Laura Rodríguez Rodríguez, UCR.

»Los jóvenes somos el presente y tenemos que cambiar las cosas ahora», afirma líder indígena

Activistas demandan priorizar la atención de las mujeres, la niñez y los adolescentes en la adaptación a la crisis climática.

“Es importante la participación de los jóvenes en este tipo de acciones, en las que nosotros somos los principales actores. No podemos decir que los jóvenes somos el futuro, porque realmente somos el presente. Nosotros somos quienes tenemos que cambiar las cosas ahora”.

Con estas palabras, Cheimi Gallardo Sánchez, estudiante indígena costarricense de 18 años, se dirigió a sus contemporáneos durante el Foro Latinoamericano de Jóvenes y Cambio Climático. Esta actividad se realizó el 12 de agosto pasado, Día Internacional de la Juventud, en la Universidad de Costa Rica (UCR).

Gallardo pertenece al territorio cabécar de Talamanca y participó en el foro en representación de la Asociación de Mujeres Kabata Konana, como parte de un grupo de jóvenes indígenas.

Como ella, cerca de 200 jóvenes costarricenses y representantes de otros países latinoamericanos se hicieron presentes al encuentro convocado por el Centro Global de Adaptación (CGA), con sede en Holanda, y co organizado por la Escuela de Geografía de la UCR.

La actividad fue convocada por el Centro Global de Adaptación, con sede en Holanda, y forma parte de una serie de consultas regionales para conocer la perspectiva de los jóvenes ante la crisis climática. Foto: Laura Rodríguez Rodríguez, UCR.

Este organismo llamó a dicha reunión para “identificar las prioridades y recomendaciones de los jóvenes con respecto al logro y la implementación del Objetivo Global de Adaptación”. 

El evento fue el último de varias consultas regionales efectuadas para recopilar las perspectivas de los jóvenes sobre la política de adaptación y su implementación sobre el cambio climático. Los resultados se presentarán en la Conferencia de las Naciones Unidas de Cambio Climático COP27, que se efectuará en Egipto a finales del presente año.

Al acto de inauguración asistió también el Viceministro de Gestión Estratégica del Ministerio del Ambiente y Energía (Minae), Carlos Isaac Pérez Mejía, en representación del ministro de esta cartera.

Pérez se refirió a los retos ambientales y económicos que tienen las sociedades actuales. «Frente a los desafíos globales, se requieren soluciones globales. Todos somos responsables del impacto que provocamos en los recursos naturales», manifestó el político.

Joyce Méndez, participante en el Foro de la región fronteriza entre Paraguay y Brasil: “En la región donde habito, en el Cono Sur, en pleno invierno tuvimos temperaturas de hasta 39 grados centígrados. Es una cuestión muy seria”. Foto: Laura Rodríguez Rodríguez, UCR.

El papel de la juventud

En su discurso dirigido a los jóvenes presentes, el director ejecutivo del CGA, Patrick Verkooijen, fue enfático en el peso que los jóvenes tienen para frenar el cambio climático y su determinación “de cambiar la dirección hacia donde nos dirigimos”. 

“La única buena noticia que podemos esperar en cualquier momento vendrá de ustedes, como resultado de sus acciones, sus elecciones y sus decisiones”, dijo. Y agregó: “Si dejamos esta responsabilidad en manos de mi generación, no lo vamos a conseguir”.

Hizo un llamado a “pensar en grande” y a «actuar con audacia». “Ustedes tienen más parte en este juego que las generaciones precedentes. Por eso, la adaptación al cambio climático es muy relevante para ustedes”, recalcó.

Joyce Méndez, otra de las jóvenes dirigentes que asistió a la reunión, se mostró esperanzada de llevar soluciones de adaptación y financiamiento a la región en donde vive, en la frontera entre Paraguay y Brasil.

Ante una concurrida asistencia, el director de la Escuela de Geografía, Pascal Girot, da la bienvenida en nombre de la UCR. Foto: Laura Rodríguez Rodríguez, UCR.

“En la región donde habito, en el Cono Sur, en pleno invierno tuvimos temperaturas de hasta 39 grados centígrados. Es una cuestión muy seria”, expresó.

Esta joven latinoamericana está convencida de que los jóvenes tienen la responsabilidad de hacer propuestas y aportar soluciones innovadoras que ayuden a adaptarse a las nuevas condiciones climáticas y aprender a vivir con esta realidad.

“He visto a muchos jóvenes muy vinculados, porque estamos viviendo de primera mano los efectos del cambio climático, que comprometen nuestro desarrollo personal y profesional”, añadió.

La acción debe ser ahora

Como lo señaló la embajadora de los Países Bajos en Costa Rica, Christine Pirenne, la presente década es la más calurosa de la historia de la humanidad.

El director ejecutivo del Centro Global de Adaptación, Patrick Verkooijen, instó a los jóvenes a actuar y a pensar en grande para detener la catástrofe ambiental frente al calentamiento global. Foto: Laura Rodríguez Rodríguez, UCR.

Pirenne aseguró que los riesgos de los desastres asociados con el clima son una realidad para millones de personas en toda Latinoamérica.

“El calentamiento global supone una grave amenaza para nuestro medio ambiente, nuestra salud, nuestra economía, entre otros. Los sectores más vulnerables frente al cambio climático son la juventud y las mujeres”, manifestó.

Según la diplomática, la manera en que como sociedades podemos avanzar es dar la posibilidad de que la juventud forme parte de los procesos de toma de decisiones.

“Los jóvenes -aseguró- son quienes han dado un impulso fundamental a la necesidad de cambiar las cosas, provocando un cambio en la forma en que las empresas y las ciudades actúan, así como en la respuesta de los gobiernos”.

Jóvenes de distintos sectores y procedencias, entre ellos estudiantes de secundaria de Siquirres, Limón, participaron en el Foro Latinoamericano sobre Juventud y Cambio Climático. Foto: Laura Rodríguez Rodríguez, UCR.

En la misma línea, Gallardo resaltó en que la acción ante la emergencia climática y adaptarse a ella son urgentes, pues de lo contrario, “si no cuidamos el medio ambiente ahora, no va a haber futuro”.

La líder indígena explicó que los pueblos originarios han trabajado desde tiempos ancestrales en la adaptación a los cambios climáticos y han sido protectores de los bosques en el mundo.

Aprender de esta visión de mundo, ponerla en práctica y apoyarla es necesario si como seres humanos queremos mantener nuestra supervivencia en este planeta. 

“Muchas veces, las grandes empresas tienen una visión de futuro diferente a la de los pueblos indígenas. Nosotros creemos que el futuro es principalmente nuestra madre tierra. Entonces, si no la cuidamos no va a haber futuro”, advirtió.

Priorizar a los más vulnerables

La cofundadora de la Red de Juventudes y Cambio Climático y actual consultora de la oficina de Unicef en Costa Rica, Sara Cognuck, explicó que este organismo de las Naciones Unidas ha incorporado en sus ejes estratégicos la acción en torno a la crisis climática.

Se ha evidenciado, señaló, que el cambio climático afecta sobremanera los derechos de la niñez y la adolescencia, establecidos en la Convención sobre los derechos del Niño.

“Nuestro interés de participar en este Foro es aportar en la construcción del  objetivo global para la adaptación, generar insumos que apoyen a las personas jóvenes y articular las distintas iniciativas para que surjan alianzas estratégicas entre los distintos sectores y organizaciones aquí representadas”, expresó.

Para Cognuck, Costa Rica tiene una deuda con los grupos vulnerables frente al cambio climático, entre los que citó a las mujeres, indígenas, niñez, adolescentes, personas con discapacidad, afrodescendientes y LGTBQ.

“Tenemos que enfocar los esfuerzos hacia estas poblaciones para poder garantizar su resiliencia y adaptación frente al cambio climático”, concluyó.

 

Patricia Blanco Picado
Periodista, Oficina de Divulgación e Información, UCR

Frente al calentamiento global y el cambio climático no hay tiempo que perder

Alberto Salom Echeverría

albertolsalom@gmail.com

Hace más de un siglo que nuestra casa común, la Tierra, comenzó de manera progresiva a sobrecalentarse y consiguientemente a cambiar su clima. Como es bien sabido el hecho no es nuevo; nuestro planeta ha tenido a lo largo de su historia tras millones de años de evolución, varios ciclos de calentamiento y enfriamiento. En los últimos 650.000 años se han producido siete ciclos de avances y retrocesos glaciales. La última glaciación o “era del hielo” se dio hace 11.700 años. La ciencia ha estudiado estos ciclos y ahora se sabe que la mayoría de ellos han ocurrido debido a pequeñas variaciones en la órbita de la tierra alrededor de nuestro astro solar. Estas variaciones explican la cantidad de energía solar que penetra en la Tierra.

Sin embargo, es bien conocido también por los científicos con apoyo de muchos instrumentos tecnológicos cada vez más sofisticados que, desde el siglo XIX, la producción de dióxido de carbono y otros gases, se convirtió en el factor clave del calentamiento global que experimenta el planeta. A esos gases se les conoce como “gases de efecto invernadero”, ya que afectan la transferencia de energía infrarroja a través de la atmósfera. La energía infrarroja, en breve, es un filtro que excluye o filtra los rayos ultravioleta provenientes del sol. Los rayos ultravioleta a su vez, aparte de producir enfermedades de la piel como el cáncer, cataratas prematuras y hasta ceguera en los humanos, así como otras enfermedades en esta especie y en los demás animales y plantas, lo peor es que sobrecalienta la atmósfera terrestre.

Los científicos del Grupo Intergubernamental de Expertos que se creó en 1988 han producido seis informes evaluativos integrales acerca del estado de los conocimientos científicos, técnicos y socioeconómicos sobre el cambio climático, sus causas posibles repercusiones y estrategias de respuesta. (Cfr. archive.ippc.ch 2022) Al tenor de todo lo anterior es que el grupo Intergubernamental de expertos ha afirmado que: “… el actual calentamiento está ocurriendo unas diez veces más rápido que la tasa promedio de calentamiento que se dio tras las épocas glaciales. Tras la última Edad de Hielo -afirman- el dióxido de carbono producido por la actividad humana está aumentando a una velocidad más de 250 veces mayor que el proveniente de fuentes naturales.” (Cfr. Vostok ice core data; NOAA Manual Loa CO2 record. Y Gaffney, O; Steffen, W. 2017 “The Anthropocene equation” The Anthropocene Review. Vol.4, Issue 1, April 2017, pgs.53-61). Asertos como los anteriores nos permiten concluir que el actual ciclo de calentamiento global deriva principalmente de la intervención del ser humano de la época industrial sobre su entorno y, más concretamente, de las empresas productoras de combustibles fósiles. Según el Instituto Mundial de Investigación sobre el Clima, ya en el 2019, las mayores empresas de carbón, petróleo y gas, que extraen, refinan y comercializan estos productos, son responsables del 82% de las emisiones de todo el CO2 derivado de estos combustibles en el mundo. Asimismo, producen el 62% del total de las emisiones de “gases efecto invernadero” que, impulsan el calentamiento de la atmósfera y los cambios en el clima del único Planeta que habitamos.

Además, he obtenido la información de que las veinte principales empresas que producen combustibles fósiles lanzaron a la atmósfera 480 millones de toneladas de dióxido de carbono y metano (GT CO2 e) entre los años de 1965 y 2017, eso representa un volumen equivalente al 35% de las emisiones mundiales de combustibles fósiles en ese período que fueron del orden de 1.35 billones de toneladas de CO2 e. Corresponde que nos preguntemos ahora ¿Quién es el máximo responsable de contaminar la atmósfera terrestre y por lo tanto de enfermar al Planeta? Las seis principales empresas de esta naturaleza, para que todos sepamos son: Saudi Aranco (de Arabia Saudita), Chevron (de USA), Gazpron (de Rusia), Exxon Mobil (de USA), BP (del Reino Unido) y la Royal Dutch Shell de Holanda. Todas estas empresas, durante años se han beneficiado de subsidios estatales a granel, lo que constituye de hecho un incentivo para la producción de los combustibles fósiles; además se les ha otorgado preferencias reglamentarias entre otras (observen el descaro), “controles de contaminación laxos, términos de arrendamiento favorables para extraer recursos en tierras públicas y otros costos financiados por los contribuyentes al fisco, incluidos los de protección militar para que realicen las rutas marítimas en la comercialización del producto (es decir por todos los ciudadanos de esos países que pagan impuestos). ¿No es este acaso, como dice el economista Nicholas Stern, el mayor fracaso de la economía de mercado a lo largo de toda la historia? En efecto, leemos del economista (parafraseo): se privatizan los beneficios del gigantesco negocio de los hidrocarburos contaminantes, pero se externalizan los costos y daños. ¡Qué belleza! Como decimos en Costa Rica: ¡Así quien no! El negocio (¡el pésimo negocio!), lo terminan costeando quienes no causaron el daño ambiental, los ciudadanos de a pie, las personas dedicadas a la agricultura y, caigamos de espalda, los niños del mañana. Como dice mi nieto Marcelo de dos años y once meses copiando a su padre ¡Así de fácil! (Cfr. quien lo desee puede consultar más refiriéndose a: openglobalrights.org/fossil-fuel-producers-and-climate-responsabilities-and opportunities/?lang=spanish#:~:TEXT=algunos%20delos%principales20contribuyentes…)

Me siento en el deber ante mis congéneres, ante mí mismo de martillar una y otra vez, sobre datos verídicos y confiables que, nos permiten medir a dónde estamos y por dónde vamos en el calentamiento global de nuestra “Casa Común”. Trato de actualizarme en la información existente, sencillamente porque he decidido, humildemente lo expreso, dedicar esta última fase de mi vida que, espero sea larga y productiva, a trabajar muy duro en mi propio conocimiento de la cuestión y en la conciencia de todas las personas con las que me relaciono sobre el riesgo que corre la vida, nuestra vida y la de nuestros descendientes, la de los demás animales y plantas ante esta enfermedad que padece el Planeta. Así la llamo, nuestra Tierra está enferma, seriamente enferma. Me adhiero a semejante diagnóstico nada halagüeño que proviene de los científicos especialistas. Quien desee volver su mirada hacia un costado, una vez que conozca los datos sobre el tema, como queriendo soslayar la cuestión, no hace más que sumarse a los más imprudentes de la especie humana que, atizan con su actividad productiva de hidrocarburos principalmente, provocando la carbonización de la atmósfera y con ello, el calentamiento global del Planeta. Así de sencillo.

Antes de proseguir debo transmitir una idea: aquí estamos, conviviendo en nuestra única residencia común y tenemos derecho a aspirar a una vida digna. Eso quiere decir que tenemos que usar los recursos de que disponemos para procurarnos una existencia decorosa para todas las personas, corrigiendo las inequidades. De acuerdo con eso. Pero, debemos partir de varias premisas que quiero compartir una y otra vez con mis congéneres. Veamos.

La primera es “una premisa humanista” y de “una nueva filosofía de vivir”: “Una Nueva Cultura”. Consiste en lo siguiente: no tenemos derecho a continuar viviendo arraigados en la creencia que ha prevalecido en la cultura del “industrialismo” de que somos los dueños de la Naturaleza y por lo consiguiente, podemos disponer de ella como nos venga en gana. No señores, así no es. Tras habernos sentido los dueños, hemos abusado de nuestro hogar común, ora depredando los bosques, ora contaminándolo todo con los hidrocarburos, y un largo etcétera. Nos hemos ganado el “mote” de la especie más depredadora sobre el Planeta. En realidad, somos hijos de la Tierra y no sus dueños como arrogantemente nos hemos creído. Todos los seres humanos somos hijos de la “Madre Tierra”. Lo expresado implica que, para poder afirmar que nos respetamos a nosotros mismos y a todos los seres humanos, hay que amar y respetar la Naturaleza, con independencia de las creencias religiosas de cada persona y cultura. Respeto a sí mismo, lo conceptúo enlazado con el respeto al otro, a la otra, así como a la Naturaleza.

Una segunda premisa, es la premisa de “La Nueva Economía”. Al respecto expreso que la producción ha de ser sostenible y sustentable en el largo plazo, en lugar de consumir los recursos que pertenecen a las generaciones futuras. En sencillo sostenible quiere decir que no nos es dable acabar con los recursos que nos sean vitales, hay que invertir con vistas al corto, mediano y largo plazo; tampoco se puede afectar el ambiente y nuestro entorno por extraerlos y producirlos en aras del desarrollo común. Debemos apuntar en todo momento a una economía “ambientalmente sostenible”. Sustentable, también en forma sucinta, implica que, los recursos que produzcamos deben satisfacer y ser útiles a todos los habitantes de una región o país, propiciando desarrollo digno a toda la ciudadanía y a sus hijos y no solo a una parte minoritaria de la sociedad, como ocurre con harta frecuencia.

La tercera premisa que propongo es la de “Una Nueva Política”: De ella derivo algunos principios: El primero de estos estriba en que el ser humano debe estar dispuesto a “rendir cuentas” a los demás acerca de su quehacer. Libertad para cada persona sí, pero sin afectar la libertad de los demás y sujeta a la obligación moral de “rendir cuentas”. Quiero citar a Benito Juárez prócer de Los Estados Unidos Mexicanos y presidente de esa gran nación, quien en 1867 dijo: “Entre los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz.” O también, como dijera el filósofo Jean Paul Sartre: “Mi libertad se termina donde empieza la de los demás”. También creo que, entre más alta sea la responsabilidad de cada ciudadano o ciudadana en su respectiva sociedad, mayor será la obligación de “rendir cuentas” de sus actos conforme a las premisas anteriores. El segundo principio de “La Nueva Política”, en mi valoración es complementario del anterior y están inextricablemente ligados entre sí; cada persona debe observar siempre un accionar “transparente” dentro de su núcleo familiar, su comunidad de vivencia y aprendizaje, su sociedad, así como en el ámbito internacional. El tercero de los principios de “La Nueva Política” tiene como núcleo central el imperativo de la sociedad en su conjunto, de cada comunidad y del individuo, de proceder de manera “solidaria” y “desprendida” con los demás seres vivientes (flora y fauna); en especial con los más desvalidos y sufrientes de entre nosotros. Empero, hemos de procurar siempre actuar de modo tal que no auspiciemos dependencias en las personas que nos proponemos ayudar. Solidaridad no significa entonces generar dependencias. Por el contrario, debemos crear las condiciones para que cada persona pueda llegar a desenvolverse de manera cooperativa pero autónoma en lo económico y, por añadidura, con solvencia en lo social, cultural e intelectual.

Todo lo anterior es un “deber ser”, un propósito, un norte. Con esas premisas y principios y abierto siempre a escuchar y compaginar mis ideas con las de todas y todos ustedes, vuelvo a retomar la idea central: un desarrollo sostenible y sustentable con la Naturaleza, su ambiente, es el camino para salvar la vida toda hoy amenazada por el flagelo del calentamiento global. Lo propuesto debe servirnos para cambiar el estilo de vida consumista, destructivo e individualista. Habremos de buscar un nuevo “modelo de civilización”, con sociedades más frugales, en las que nos eduquemos todas las personas, como un imperativo ciudadano en la búsqueda permanente de una convivencia pacífica y cooperativa. Con la educación de todas las personas en el centro, hemos de procurar que la solución a los ineludibles conflictos nunca de lugar a las formas violentas, sino a métodos alternativos de solucionarlos, donde prive el diálogo y no la insensatez. Salvar la vida en el Planeta es la prioridad y es ya, de lo contrario podemos llegar a encontrarnos en una situación de “no retorno”. No tenemos tiempo que perder.

 

Compartido con SURCOS por el autor.

La promesa del hidrógeno verde

Mauricio Gutiérrez Arguedas

Mauricio Gutiérrez. Foro Confluencia Solidaria / Escuela de Química UCR

La descarbonización de las actividades humanas

La lucha contra el cambio climático causado por la emisión excesiva de gases de efecto invernadero (CO2, metano, etc.) es uno de los principales retos de la sociedad humana contemporánea. La principal fuente antropogénica de gases de efecto invernadero es el CO2 que se emite del uso de combustibles fósiles (gas natural, derivados del petróleo y carbón mineral) en diversas actividades humanas, como el transporte, procesos industriales, calefacción, generación de electricidad, etc. Por lo tanto, para evitar los peores efectos del cambio climático (que ya está ocurriendo) es necesario reemplazar, en todas estas actividades humanas, los combustibles fósiles por alternativas que no resulten en emisiones netas de gases de efecto invernadero. A esto se le conoce como descarbonización.

Hidrógeno gris vs. hidrógeno verde

El hidrógeno (H2) es un gas que se puede usar como combustible. La ventaja con respecto a los combustibles fósiles es que el producto de su combustión no es CO2, sino agua. El hidrógeno no solo es un gran combustible, sino que también es esencial en varios procesos industriales de importancia global, notablemente la producción de amoniaco, materia prima de los fertilizantes sintéticos y otros materiales.

¿De dónde sacamos el hidrógeno? Por ser tan reactivo, la concentración de hidrógeno en la atmósfera es bajísima, por lo que es necesario sintetizarlo de alguna forma. Actualmente, la mayoría del hidrógeno (alrededor del 95%) se produce a partir de combustibles fósiles, en particular gas natural (metano) por medio de un proceso llamado reformado con vapor, en el que se mezcla el gas con vapor de agua a altas temperaturas [1]. Esta es la opción más barata, pero tiene una huella de carbono alta, puesto que no solo se produce hidrógeno, sino también CO2. Al hidrógeno producido a partir de fuentes fósiles se le conoce como hidrógeno gris. En este caso el “gris” tiene una connotación de sucio o contaminante.

Otra alternativa (actualmente más cara) para producir hidrógeno es a partir de la llamada electrólisis del agua. En este proceso se usa electricidad para separar el agua en sus dos componentes: oxígeno e hidrógeno [2]. La clave es que si la electricidad que se aplica al agua proviene de fuentes con una baja huella de carbono (energía solar, eólica, etc.), entonces habremos logrado reducir drásticamente la huella de carbono de la producción de hidrógeno. A esto se le conoce como hidrógeno verde. En este caso el “verde” tiene una connotación de limpio y ecológico.

De esta forma, los colores se usan como indicadores cualitativos de la huella de carbono asociada a la producción del hidrógeno. En un extremo del espectro está el hidrógeno gris, con la huella de carbono más alta, mientras que en el extremo opuesto está el hidrógeno verde. En el medio hay otros colores, como el azul, que denota un hidrógeno con una huella de carbono intermedia, en el que se utiliza el proceso de reformado con vapor, pero luego el CO2 resultante se atrapa y se almacena para que no salga a la atmosfera. Para una explicación más completa de los diferentes “colores” del hidrógeno, se puede revisar [3].

Hacia la economía del hidrógeno

La visión que tienen en mente varios grupos importantes a nivel mundial es que en una sociedad futura descarbonizada el hidrógeno verde tomará el papel que tienen actualmente los combustibles fósiles. Se usará este hidrógeno con baja huella de carbono en el transporte, procesos industriales, calefacción, almacenamiento de energía, etc. A esto se le conoce como la economía del hidrógeno [4]. También se podría usar otra sustancia derivada del hidrógeno que sea más fácilmente transportable. Por ejemplo, también se ha estado hablando de una posible economía del amoniaco [5]. Lo importante es que el material que se utilice para almacenar y transportar la energía tenga una huella de carbono baja.

Si en la sociedad actual los países “bendecidos” con yacimientos de combustibles fósiles gozan de enormes privilegios, en el futuro serán los países “bendecidos” con amplias fuentes de energía renovable barata los privilegiados. Bajo esta visión, en la futura economía del hidrógeno verde, un país como Costa Rica podría aprovechar su constante sol, generosos vientos, poderosos ríos y fuerte calor subterráneo para convertirse en una potencia exportadora de la nueva gran commodity: el hidrógeno verde. Países como Chile, con gran potencial solar y eólico, incluso ya han desarrollado estrategias nacionales para convertirse en futuras potencias exportadoras de hidrógeno verde [6]. En Costa Rica, recientemente una empresa internacional anunció su interés de instalar una planta de hidrógeno verde y ya firmó una carta de entendimiento con el ICE [7, 8].

¿Quiénes están promoviendo el hidrógeno verde y por qué?

La visión de la economía del hidrógeno verde se está discutiendo cada vez más en diversos sectores internacionales, incluidos gobiernos, agencias supranacionales, empresas privadas y think-tanks. Está siendo promovida apasionadamente de forma abierta y a veces encubierta por grandes compañías (particularmente petroleras) y organizaciones internacionales afines a los intereses de estas compañías como el World Economic Forum (WEF). Basta con hacer una búsqueda rápida en Google con las palabras clave “green hydrogen world economic forum” para ver las numerosas publicaciones que esta organización ha hecho con respecto a este tema solo en el último año. Las grandes compañías petroleras finalmente han reconocido abiertamente (aunque lo sabían desde un principio) que el cambio climático es un problema grave para la humanidad. También reconocen que los gobiernos del mundo se están moviendo (lentamente, pero a fin de cuentas moviendo) hacia la descarbonización. Lo que las grandes compañías quieren es lograr mantener, en el futuro descarbonizado, el poder económico que actualmente gozan. Para esto es necesario que la transformación energética no sea demasiado rápida (para que les dé tiempo de adaptarse sin sufrir muchas pérdidas) y, sobre todo, que no sea demasiado revolucionaria, en el sentido de que no se alteren las relaciones de poder actualmente existentes en el mercado. En particular, las grandes compañías no quieren perder sus millonarios activos de capital y pretenden reconvertir toda la infraestructura usada para el almacenamiento y transporte de petróleo para ser usada con hidrógeno. Para esto, están promoviendo una transición primero a hidrógeno azul (para que no sea demasiado rápida) y eventualmente a hidrógeno verde, siempre con la mira en utilizar la infraestructura existente [9].

Todo esto no quiere decir que el hidrógeno verde sea malo, irremediablemente perpetuador de las relaciones actuales de poder o que no sea una idea que Costa Rica deba considerar. Sin embargo, sí es crucial entender quienes lo están promoviendo y cuáles son sus intereses. La pregunta que debemos tratar de responder como sociedad es si, en este contexto, los intereses del pueblo de Costa Rica y, en general, los pueblos del Sur Global tienen espacio en esta visión de la economía del hidrógeno. La respuesta no es obvia a priori. Yo personalmente no tengo una respuesta final, pero sí algunas consideraciones.

¿Tiene sentido producir hidrógeno verde a gran escala en Costa Rica?

El hidrógeno verde que se produciría en Costa Rica podría consumirse en el mercado nacional o podría exportarse. A nivel nacional la prioridad es descarbonizar el transporte. Como bien lo ha apuntado el Plan Nacional de Descarbonización [10] y otros reportes, el sector transporte es el que produce mayores emisiones en Costa Rica. Por lo tanto, es imperativo sustituir los combustibles fósiles en este sector.

Resulta útil clasificar el transporte en dos grandes grupos: terrestre y de otro tipo (marítimo, aéreo). Para el transporte terrestre, ya ha sido ampliamente documentado que el hidrógeno (incluso el verde) está lejos de ser la mejor opción [11]. Es más efectivo electrificar el transporte; es decir, usar la electricidad para movilizar el vehículo directamente (en el caso de un tren eléctrico, por ejemplo) o para cargar una batería que luego va a ser usada para proveer la electricidad para movilizar el vehículo (en el caso de buses, carros, motos eléctricas, por ejemplo). Resulta sumamente ineficiente utilizar esta electricidad para generar hidrógeno, almacenarlo, transportarlo y luego quemarlo en un vehículo en vez de usar la electricidad directamente para impulsar el vehículo. En el pasado algunas personas en el país han sugerido producir hidrógeno verde para descarbonizar la flotilla vehicular. Esto sería extremadamente ineficiente e innecesariamente costoso.

Por otro lado, a diferencia del transporte terrestre, el transporte marítimo y aéreo, es sumamente difícil de electrificar. Se pueden electrificar pequeñas embarcaciones y aeronaves usando las mismas baterías que usaría un carro eléctrico [12]. Sin embargo, no es viable electrificar grandes buques transoceánicos o grandes jets porque las baterías necesarias serían prohibitivamente grandes [13]. Lo mismo ocurre con vehículos pesados para transporte terrestre, como algunos camiones. En este caso sí tiene sentido considerar el hidrógeno verde como una opción. También tiene sentido considerar el hidrógeno verde como sustituto de combustibles fósiles en procesos industriales. El papel de este tipo de industria en la economía costarricense es muy pequeño, por lo que este sería hidrógeno que probablemente se exportaría. Sin embargo, también es posible que el acceso a hidrógeno verde barato sirva para impulsar este tipo de industria en el país. En todo caso, lo cierto es que en un mundo post-fósil probablemente habrá mucha demanda internacional por hidrógeno verde para ser exportado desde un país con amplias fuentes de energía renovable como Costa Rica.

El siguiente paso sería cuantificar de forma precisa y completa cuál será el impacto ecológico y social de los posibles grandes proyectos de producción de hidrógeno verde. Incluso el hidrógeno verde tiene una huella de carbono y una huella material asociadas. Es imprescindible responder: ¿Cuál será la huella de carbono de los materiales necesarios para producir los equipos? Por ahora, en términos de electricidad, Costa Rica se encuentra en una posición privilegiada dado que la demanda eléctrica es considerablemente inferior a la capacidad de generación. En este escenario es fácil imaginar esta capacidad extra siendo aprovechada para producir hidrógeno verde. Pero cuando la demanda alcance la capacidad instalada, ¿se aumentará la capacidad instalada? ¿Cuáles serán las fuentes de electricidad para producir el hidrógeno? ¿Serán sobre todo fuentes hídricas? Está bien documentado que la hidroelectricidad no es limpia en un sentido amplio, aunque sea renovable y su huella de carbono no sea tan alta como otras fuentes [14, 15]. ¿Será energía solar y eólica? ¿Serán plantas del ICE o plantas privadas? También está bien documentado que la generación privada le ha costado caro al ICE y al pueblo de Costa Rica [16]. ¿Dónde se construirán los proyectos de producción de hidrógeno verde? ¿Tomará la batuta el ICE, RECOPE y otras instituciones públicas o serán iniciativas de empresas transnacionales o quizás sociedades público-privada? Todas estas son preguntas cruciales que deben ser exploradas de forma seria, transparente y democrática.

También es importante considerar que existen otras opciones para producir combustibles para transporte marítimo y aéreo y para la industria pesada. Una alternativa muy interesante son los biocombustibles; es decir, combustibles derivados de sistemas biológicos, en particular plantas. Dependiendo de la región geográfica los biocombustibles pueden tener más sentido que el hidrógeno verde. Por ejemplo, si quisiéramos sustituir el diesel usado en los grandes buques transoceánicos, en los países nórdicos, con poco sol, pero bastante viento y buen recurso hídrico, tiene más sentido producir hidrógeno verde que producir biodiesel a partir de palma aceitera (que ni siquiera crece a esas latitudes). Por otro lado, en un país tropical como Costa Rica, con mucho sol todo el año, puede tener más sentido producir biodiesel a partir de palma aceitera u otro cultivo. Resulta interesante que desde los grandes centros de poder mundial se esté hablando tanto de hidrógeno verde y no tanto de biocombustibles, pero un país tropical como Brasil ha implementado durante décadas programas de biocombustibles muy exitosos que le ha permitido lograr un nivel considerable de descarbonización y un alto grado de soberanía energética [17].

Por otro lado, está bien documentado que los biocombustibles pueden tener un impacto social y ecológico considerablemente negativo [18] y es necesario, en el caso particular de Costa Rica, cuantificarlo y contrastarlo con el impacto del hidrógeno verde. También se requiere de ciencia: investigación en cultivos más eficientes para producir biocombustibles y en otros procesos para generar biomateriales. En última instancia, la pregunta de si los biocombustibles son una mejor opción que el hidrógeno verde no ha sido respondida de forma contundente a nivel global y dependerá de las condiciones de cada región en particular. Esta es una pregunta de carácter empírico que solo una evaluación basada en la evidencia científica puede responder.

El calentamiento global como un problema mayoritariamente político-económico y la necesidad de nuevas formas de organización social

Finalmente, en contraste con la forma como usualmente se presenta en buena parte de los medios de comunicación y campañas políticas, el cambio climático es un problema primordialmente de carácter político-económico y no técnico. Si bien el abordaje técnico es imprescindible y se necesita mucha investigación científica, desarrollo tecnológico y construcción de infraestructura para lograr una descarbonización completa, el aspecto político-económico tiene un peso mayor [19].

El grueso del calentamiento global está siendo causado por el consumo excesivo en los países del Norte Global (así como las élites económicas en otras partes del mundo) [20]. Estas emisiones están íntimamente ligadas al extractivismo y a relaciones comerciales de carácter neocolonial, puesto que los niveles altísimos de consumo se sostienen por una transferencia de recursos a muy bajo precio del Sur Global al Norte Global, así como una mano de obra sumamente barata en los países del Sur Global enfocada en producir bienes consumidos sobre todo en el Norte Global. Es decir, el calentamiento global es una criatura de las relaciones de poder capitalistas a escala planetaria [21] y es crucial politizar la descarbonización [22].

Esto, en cierto modo, es una buena noticia, porque significa que en vez de estar desconectadas o, aún peor, ser contradictorias, la lucha contra el cambio climático y la lucha contra la desigualdad y por la construcción de relaciones más equitativas entre los pueblos están completamente alineadas. Por lo tanto, el abordaje técnico tiene necesariamente que ir de la mano con el abordaje político-económico.

Para lograr esto, se necesitan tomar varias medidas. En primer lugar, es imprescindible reducir los niveles de consumo ecológicamente insostenibles, particularmente en los países del Norte Global [23]. Será mucho más fácil descarbonizar una economía más reducida que una economía en perpetuo crecimiento innecesario. Discuto tres ejemplos para ilustrar cómo un abordaje meramente técnico es insuficiente si no se complementa con un abordaje político-económico que promueva la reducción en el consumo:

  • En el sector transporte: es necesario implementar medidas que desincentiven el transporte privado motorizado (carros) y más bien incentiven el transporte colectivo (trenes, buses) y no motorizado (bicicletas). Esto hará que lograr una electrificación (y por lo tanto descarbonización) sea mucho más fácil y barato. Además, la huella de carbono y huella material de un esquema basado en transporte colectivo serán menores que las de uno basado en transporte privado, aunque ambos sean totalmente electrificados, porque la producción de carros y baterías requiere de energía y materiales [24]. De este modo, el abordaje técnico (electrificación) se complementaría con el abordaje político-económico-social (promoción del transporte colectivo)
  • En el sector agrícola: se necesita promover el uso de fertilizantes orgánicos producidos a partir de compost como sustituto de fertilizantes sintéticos. Como se mencionó en una de las secciones anteriores, uno de los usos industriales más importantes del hidrógeno es en la síntesis de amoniaco, que a su vez se usa para producir fertilizantes sintéticos. La huella de carbono de estos fertilizantes es enorme. Entonces, si bien el abordaje técnico es crucial (usar hidrógeno verde en vez de gris en la síntesis del amoniaco), es igual o incluso más importante un abordaje más holístico y cuestionar la necesidad de producir la enorme cantidad de fertilizante sintético que se produce actualmente. Está bien documentado que una agricultura basada en fertilizantes orgánicos a partir de compost, aunque de rendimientos ligeramente menores, es totalmente viable y más sostenible en el largo plazo [25]. Este abordaje beneficiaría particularmente a un país como Costa Rica que importa la totalidad de sus fertilizantes, lo que lo deja a merced de eventos a nivel internacional fuera de su control [26].
  • Aunque este ejemplo no aplica a Costa Rica, es pertinente para muchos países con inviernos fríos. En el sector vivienda: es necesario promover la construcción de edificios de apartamentos (en los que el calor escapa más lentamente) en vez de casas individuales (en las que el calor escapa más rápidamente). De nuevo, el abordaje técnico (uso de hidrógeno u otro combustible con baja huella de carbono para calefacción o uso de bombas de calor) necesariamente tiene que complementarse con un abordaje más holístico que permita una reducción en el consumo mediante un cambio en ciertas prácticas sociales.

Por lo tanto, se necesita un compromiso por parte de los gobiernos, sobre todo los de los países del Norte Global, donde el consumo es particularmente alto, de promover prácticas que reduzcan drásticamente el consumo material y energético. Un primer paso, insuficiente pero necesario, sería implementar impuestos altamente progresivos, como un impuesto a la riqueza, para reducir el poder adquisitivo de los grupos más ricos de la sociedad, quienes tienen niveles de consumo y huellas de carbono ecológicamente insostenibles [27]. Esto no solo hará la parte técnica de la descarbonización más fácil, sino que también ayudará a crear sociedades más justas, al reducir la concentración de poder económico y político.

Por otra parte, para países del Sur Global como Costa Rica, vale la pena preguntarse por qué, en última instancia, se querría exportar hidrógeno verde. La respuesta parece ser porque en general no tenemos mucho dinero y necesitamos dólares para importar bienes que no producimos acá. Eso está bien, pero entonces en paralelo se debería implementar un programa ambicioso de sustitución de importaciones, para lograr producir localmente muchos de los bienes que importamos, especialmente los de importancia estratégica, como alimentos, productos médicos como vacunas, etc. [28]. Es decir, debemos construir lo que generalmente se conoce como soberanía alimentaria y tecnológica. Además, la dinámica actual a nivel global es que los países pobres tienden a exportar productos de bajo valor añadido (como materias primas), así como productos y servicios no esenciales (café, turismo, etc.) a bajo precio, muchas veces con un alto costo ambiental, y tienden a importar productos de alto valor añadido a un mayor precio (vacunas, productos electrónicos, etc.). Esta dinámica asimétrica perpetúa una dependencia terrible y es precisamente lo que permite la extracción multi-billonaria de recursos del Sur Global por parte del Norte Global y su consumo ecológicamente insostenible [29]. Claramente, como sociedad global debemos acabar con esta dinámica. Si en el futuro el hidrógeno verde tomara el papel que tiene actualmente el petróleo, ¿se habrá acabado con esta dinámica o se mantendrá, pero con otro producto?

Para poder garantizar prosperidad sostenible para sus poblaciones, Costa Rica y los países del Sur Global tienen que construir economías descarbonizadas, pero también resilientes. Tienen que construir soberanías o agencias alimentarias, energéticas, tecnológicas y monetarias [30]; es decir, construir la capacidad de producir alimentos (incluidos sus insumos como fertilizantes) [31], energía, tecnologías cruciales (como vacunas) localmente, así como disminuir y eventualmente eliminar las deudas pública y privada en monedas extranjeras [32]. Esto dotaría al país de una enorme resiliencia y protegería a la población de los efectos perjudiciales del aumento en los precios internacionales de productos esenciales que importamos, como está ocurriendo actualmente [33]. Además, tienen que librarse de la dinámica de exportación de materias primas a bajo precio e importación de productos de alto valor añadido a alto precio, así como formar alianzas Sur-Sur que les permitan avanzar estos proyectos [34]. La pregunta que nos toca responder es si es posible encajar la promesa del hidrógeno verde dentro de esta visión de un mundo más equitativo, próspero, sostenible y resiliente.

Notas y referencias:

[1] https://es.wikipedia.org/wiki/Reformado_con_vapor

[2] https://es.wikipedia.org/wiki/Electr%C3%B3lisis_del_agua

La electrólisis del agua a pequeña escala es un experimento lo suficientemente sencillo como para hacerlo en la casa y se realiza en los cursos introductorios de Química.

[3] https://www.weforum.org/agenda/2021/07/clean-energy-green-hydrogen/

[4] https://www.irena.org/newsroom/pressreleases/2022/Jan/Hydrogen-Economy-Hints-at-New-Global-Power-Dynamics

[5] https://cen.acs.org/business/petrochemicals/ammonia-fuel-future/99/i8

[6] https://energia.gob.cl/sites/default/files/estrategia_nacional_de_hidrogeno_verde_-_chile.pdf

[7] https://delfino.cr/2022/02/empresa-australiana-anuncia-interes-en-instalar-planta-para-producir-hidrogeno-verde-en-costa-rica

[8] https://semanariouniversidad.com/pais/ice-firma-carta-de-entendimiento-con-empresa-extranjera-interesada-en-construir-planta-para-producir-hidrogeno-verde/

[9] https://time.com/6098910/blue-hydrogen-emissions/

[10] https://cambioclimatico.go.cr/wp-content/uploads/2019/02/PLAN.pdf

[11] https://theconversation.com/hydrogen-cars-wont-overtake-electric-vehicles-because-theyre-hampered-by-the-laws-of-science-139899

[12] De hecho hay una empresa en Costa Rica dedicada a la construcción de pequeños barcos eléctricos: https://www.sailcargo.inc/.

[13] http://vaclavsmil.com/wp-content/uploads/2019/03/March2019.pdf

[14] https://e360.yale.edu/features/as-warming-and-drought-increase-a-new-case-for-ending-big-dams

[15] https://semanariouniversidad.com/opinion/energia-hidroelectrica-costa-rica-la-necesidad-escuchar-otras-voces/

[16] https://semanariouniversidad.com/opinion/gobierno-se-somete-a-generadores-privados-de-electricidad/

[17] https://www.brookings.edu/articles/ethanol-lessons-from-brazil/

[18] https://www.epa.gov/environmental-economics/economics-biofuels

[19] No pretendo tampoco subvalorar la importancia del aspecto técnico en la lucha contra el cambio climático. De hecho, en dos ocasiones he impartido un curso en la Escuela de Química enfocado en la Química de la Descarbonización, en el que precisamente nos enfocamos en toda la investigación científica y tecnológica asociada a la descarbonización: nuevos materiales para celdas solares, nuevos diseños para baterías, nuevos procesos para producción de biocombustibles, transmisión de electricidad eficiente, energía nuclear segura, hidrógeno verde, descarbonización de procesos químicos como producción de amoniaco, cemento, asfalto y acero, etc.

[20] https://www.bbc.com/news/science-environment-56723560

[21] https://www.currentaffairs.org/2021/11/what-would-it-look-like-if-we-treated-climate-change-as-an-actual-emergency

[22] https://semanariouniversidad.com/opinion/hay-que-politizar-la-descarbonizacion/

[23] https://foreignpolicy.com/2019/09/06/the-path-to-clean-energy-will-be-very-dirty-climate-change-renewables/

[24] La huella material y la huella de carbono asociadas a la minería de los componentes necesarios para producir vehículos eléctricos (litio, cobalto, etc.) aún no ha sido cuantificada de forma completa y exacta. Sería ingenuo pensar que sustituir todos los vehículos privados de combustión por vehículos eléctricos de baterías sin promover la colectivización del transporte es ecológicamente sostenible.

[25] https://www.fao.org/3/cb0438en/CB0438EN.pdf

[26] De hecho, en los últimos meses el precio de los fertilizantes sintéticos ha aumentado considerablemente por el aumento del precio internacional del gas natural (necesario para producir hidrógeno gris). Esto ha impactado negativamente a pequeños agricultores, que han visto los precios de los fertilizantes sintéticos duplicarse y hasta triplicarse. Un programa nacional de agroecología evitaría este tipo de eventos inflacionarios perjudiciales para los agricultores y en última instancia toda la sociedad, al dotar al país de mayor resiliencia.

[27] https://www.bbc.com/future/article/20211025-climate-how-to-make-the-rich-pay-for-their-carbon-emissions

[28] https://www.cepal.org/en/publications/47253-plan-self-sufficiency-health-matters-latin-america-and-caribbean-lines-action-and

[29] https://www.aljazeera.com/opinions/2021/5/6/rich-countries-drained-152tn-from-the-global-south-since-1960

[30] https://redmmt.cr/posts/carta-abierta-respuesta-de-africa-pandemia

[31] https://feconcr.com/agroecologia/agricultura-ecologica-comunitaria-para-la-recuperacion-de-la-autosuficiencia-productiva-y-soberania-alimentaria-en-costa-rica/

[32] https://redmmt.cr/posts/como-la-deuda-externa-socava-la-sobernia

[33] https://semanariouniversidad.com/pais/la-crisis-ucraniana-llegara-al-pais-con-aumentos-en-electricidad-gas-gasolina-y-granos/

[34] https://newint.org/features/2021/08/09/money-ultimate-decolonizer-fjf

Costa Rica tomó una gran decisión

Alejandra Villalobos, Directora Ejecutiva FAICO.

Alejandra Villalobos

El 2021 concluyó con un enorme paso en la protección ambiental. Costa Rica hizo historia al firmar el decreto de ampliación de las áreas marinas protegidas alrededor de la Isla del Coco, ratificando de esta forma el compromiso de promover la sostenibilidad de los recursos marinos.

Las áreas marinas protegidas son una herramienta integral que promueven la protección y manejo de ecosistemas enteros, incluido el hábitat y su función. Además, protegen la biodiversidad en tres niveles: ecosistema, especies y genética, y brindan resiliencia al océano contra impactos externos como el cambio climático.

Desde FAICO, Amigos Isla del Coco respaldamos las acciones que se realizaron para pasar de proteger de un 3% de las aguas jurisdiccionales de nuestro país a un 31%. De esta manera se reduce la enorme deuda histórica que existía en materia de protección de nuestro océano.

Durante los últimos 28 años, hemos trabajado hombro a hombro con el Área de Conservación Marina Coco (ACMC) por la conservación de la Isla del Coco. Nos enorgullece saber que hoy protegemos uno de los ecosistemas claves para la biodiversidad del Pacífico Este Tropical y un espacio natural donde se promueva la movilidad, conectividad y dispersión de especies.

Con la ampliación, el Parque Nacional Isla del Coco, ahora mide 54,844 km2, 26 veces más grande que el área anterior, protegiendo así una parte representativa de la Cordillera Submarina del Coco y sus montes submarinos. Mientras que el Área Marina de Manejo del Bicentenario, mide 106,285 km2, promoviendo la conservación y el uso sostenible de una de las áreas marinas de mayor productividad en el Pacífico Oriental Tropical.

Estamos conscientes que, al contar con mayor territorio marino protegido, también debemos asumir nuevos compromisos y retos. Por eso desde FAICO continuaremos apoyando y fortaleciendo la gestión del ACMC y sus usuarios, promoviendo y consolidando alianzas, otro factor fundamental para la efectividad de las nuevas áreas.

Sabemos que con estas acciones claves promovemos la resiliencia de nuestros océanos a presiones como el calentamiento global y la acidificación; y que, de forma paralela tenemos que fomentar la implementación de actividades continuas y contundentes para la protección, manejo y uso sostenible del océano.

La ciencia lo ha ratificado en múltiples ocasiones, la Isla del Coco es un laboratorio natural del planeta y un hábitat esencial para la vida marina global. Las áreas protegidas alrededor de este singular ecosistema son clave para la adaptación de la biodiversidad marina a las posibles modificaciones climatológicas y oceanográficas relacionadas con el cambio climático. Su conservación es un compromiso que asumimos hoy para preservar un planeta azul para las futuras generaciones.

Proteger una parte representativa de la Cordillera Volcánica del Coco y sus montes submarinos, era una necesidad para salvaguardar los hábitats esenciales para especies endémicas, en peligro de extinción, vulnerables y con alto valor comercial.

Sabemos que el mundo, hoy observa a Costa Rica con ojos diferentes y como un modelo para lograr el objetivo global de proteger el 30% de la superficie del planeta para el año 2030.

Desde todas las trincheras este 2022 debemos seguir trabajando y promoviendo un país azul, que ama la vida que empieza en nuestros mares y que da equilibrio al planeta.

EXCITATIVA DE LA COMUNIDAD “BUEN VIVIR COSTA RICA” a las personas inscritas en candidaturas presidenciales para el cuatrienio 2022-2026

Costa Rica, enero de 2022

Nuestro Planeta, Hogar Común para la Humanidad, hoy como nunca antes, enfrenta una destrucción sin límites de sus Recursos Naturales, y por ende, el imperio de la potencias industriales que establecen medidas para proteger y ahorrar los propios, mientras explotan los de nuestros países en su favor. El Cambio Climático; es decir, la muerte de nuestro planeta, nos incumbe a todos. Esto exige nuestro compromiso, y la obligación que Ustedes como Políticos aspirantes a la Primera Magistratura, adquieren para garantizarnos un país ejemplar ambientalmente que nos permita, no en el papel sino en los hechos, el BUEN VIVIR.

La Comunidad “Buen Vivir Costa Rica”, presente y activa en todo el territorio nacional, interpela respetuosa y públicamente, a todas las personas aspirantes a ocupar la presidencia del país a partir de las próximas elecciones.

Con preocupación notamos un vacío de temas ambientales en sus discursos, entrevistas, mesas redondas, publicaciones firmadas por ustedes y apariciones públicas. Por esta razón llamamos su atención y los conminamos a incluir y opinar acerca de los asuntos relacionados con el deterioro y el maltrato de la Madre Tierra; maltrato que incide directamente en la calidad de vida de nuestro Pueblo. La población de Costa Rica tiene el legítimo derecho de conocer sus posiciones y propuestas al respecto.

Estos asuntos son iguales, o incluso, más relevantes que los ejes económicos y sociales. Hoy está en juego la vida humana, la vida de muchas especies y la vida del planeta Tierra en su conjunto.

El sistema económico acumulativo, la industria de sobreproducción y el uso abusivo e indiscriminado de los recursos naturales, va en contra de la armonía con la Madre Tierra.

En Costa Rica, una vez llegado al Poder, durante años se ha incumplido con la ejecución de las propuestas programáticas planteadas en los planes de gobierno; supuestamente en favor de la Madre Tierra. Por ejemplo, en la administración 1994-1998, se derogan 18 artículos del Reglamento a la Ley de hidrocarburos; y en la administración 2006-2010 se declaró «de interés nacional» la destrucción del ecosistema en Crucitas; además del dragado del Río San Juan, que siendo una Cuenca Binacional debió contar con el aval de Costa Rica por su impacto ambiental en nuestro territorio.

Entre los temas prioritarios planteamos:

*La protección del agua como Bien Demanial del Estado y derecho humano.

*El calentamiento global y la crisis climática.

*La exploración y explotación de gas y la minería a cielo abierto.

*El uso de transgénicos y la protección de las semillas criollas.

*El uso de agrovenenos que afectan la salud humana, del agua y de los suelos. *Los monocultivos de piña, banano, palma africana, cítricos, café, melón y sandía, entre otros.

*La ganadería extensiva.

*La generación de Energía Geotérmica en Parques Nacionales.

*La soberanía alimentaria y el uso diversificado de la tierra.

*Las regulaciones para el transporte con hidrocarburos, público y privado.

*La protección de los Parques Nacionales y la asignación de su presupuesto.

*Las zonas protegidas, amenazadas por las embotelladoras de agua.

*La ausencia de Planes Reguladores que produce un desarrollo inmobiliario descontrolado.

*La industria y el consumo excesivo de plástico.

*La ausencia de la Educación Ambiental en nuestro Sistema Educativo.

Todos los temas mencionados están entrelazados de muchas maneras.

Es indispensable conocer la trayectoria y la posición de las candidaturas sobre estos temas, más allá de lo consignado en los programas de su partido.

Agradecemos su atención.

*Carlos Manuel Muñoz (Naranjo)

*Claudio Enrique Monge (San Isidro de Heredia) *Edison Valverde (Pasoancho)

*Giovanni Beluche (La Unión)

*María Rebeca Álvarez (Naranjo)

*Ronulfo Morera (Mora)

Correo electrónico: camaj14@gmail.com

Teléfono : 8835-9895

«Los océanos en la lucha contra el cambio climático»

Comunicado de prensa

SURCOS comparte la siguiente información:

  • El océano juega un papel fundamental en la regulación del clima de la Tierra.
  • Los océanos absorben el 90% del calor extra de la atmósfera, retrasando el impacto total del calentamiento global.

San José, 22 noviembre 2021. Durante unos 10 mil años el planeta se mantuvo con temperaturas estables, lamentablemente en una sola vida las acciones del ser humano han calentado el planeta en más de un grado, lo cual es aumento crítico para el equilibrio de la Tierra y la salud de las formas de vida que lo habitan.

Los océanos cubren cerca del 70% de la superficie de la Tierra y desempeñan un papel fundamental en la regulación del clima mundial, así como en la provisión de agua a las zonas costeras, alimentos, el turismo, el comercio y el transporte. Más del 90 % de todo el calor extra de la atmósfera, producto de las emisiones de gases efecto invernadero, es absorbido por los océanos, con implicaciones que hasta ahora se están empezando a entender. 

Además, en los océanos ocurre la captación del 30% del carbono proveniente de las emisiones del dióxido de carbono (CO2). Estas emisiones se producen cuando quemamos petróleo, gas y carbón, o destruimos los bosques. Según el análisis del Foro Económico Mundial llamado el Futuro de la Naturaleza y los negocios, el sistema de producción alimentaria y uso de la tierra y de los océanos, ocasiona más efectos negativos que su aporte a la economía, se ha calculado que este sistema alcanza los USD 12 trillones, excediendo su contribución al Producto Interno Bruto Mundial.

¿Por qué nos debe preocupar esta situación? 

A medida que el océano sufre por el calentamiento global, la vida marina puede enfermar o incluso morir. Los arrecifes de coral dependen de una simbiosis con algas que les proporcionan alimento, por medio de la fotosíntesis. En aguas muy calientes el alga no produce alimento, muere y causa lo que se conoce como el blanqueamiento de corales. Los arrecifes proporcionan refugio, alimento y un espacio para la reproducción del 25% de todas las especies marinas incluyendo peces de importancia económica, crustáceos (como los camarones, langostas y cangrejos) entre otros. El deterioro de éstos y la gran biodiversidad asociada es un problema muy grave a nivel mundial. 

La explotación insostenible de los recursos marinos, más los efectos del cambio climático, generan impactos acumulativos que debilitan la capacidad del océano para continuar brindando todos estos servicios.

Catalina Molina, bióloga de FAICO, Amigos Isla del Coco, afirma “nos preocupa esta situación, por eso hemos impulsado la propuesta para aumentar la protección de las áreas alrededor de Isla del Coco y los Montes Submarinos, mediante un proceso que es liderado por el Estado y es apoyado por diferentes actores sociales y científicos”.

Según la ciencia ha demostrado, las áreas marinas que son protegidas son excelentes para obtener un triple beneficio: la protección de la biodiversidad, la producción pesquera y la mitigación del cambio climático. Además, las redes de áreas marinas protegidas bien integradas, y donde se manejen las presiones, pueden aumentar la supervivencia de las especies al permitirles moverse a lo largo de todo su rango de acción.

La bióloga de FAICO, comenta “todas y todos tenemos un rol que cumplir para aportar en las soluciones frente al cambio climático. Tenemos que asumir la responsabilidad de informarnos acerca de cómo nuestras acciones cotidianas y las políticas que escuchamos y decidimos apoyar o prestar nulo interés, afectan el bienestar del país, del planeta y de toda la humanidad”.

Hace pocos días, el futuro de los océanos jugó un rol fundamental dentro de las negociaciones de la Conferencia de las Partes de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26).  En la conferencia se enfatizó en la necesidad del trabajo colaborativo, la investigación y la búsqueda de soluciones que garanticen un océano saludable, resiliente y biodiverso para las próximas generaciones.

Adjuntamos el siguiente enlace con declaraciones de Catalina Molina, Bióloga de FAICO, Amigos Isla del Coco. Además, una carpeta con fotografías y videos. https://drive.google.com/drive/folders/1OOGyzQ3zX1k0yobJgxs0h9Or4UU_X1X9?usp=sharing

Asociación Madre Tierra: “El derrame de petróleo es un problema para el planeta”

SURCOS comparte la siguiente información:

El Msc Cristóbal Pérez que pertenece a la asociación sin fines de lucro “Madre Tierra”, hace llegar una información proveniente del periódico El País y teleSURtv.net sobre el daño que provoca el derrame de petróleo para el planeta. Nuestra Madre Tierra, ha enfermado severamente debido a la producción y distribución de hidrocarburos, petróleo, gas natural, carbón mineral. También el gas metano es un gran contaminante que contribuye al calentamiento global. 

Según lo que se plantea en la nota Planelles (2021) pese a los esfuerzos que se han hecho en la lucha contra el cambio climático, reducir el impacto del efecto invernadero en la atmósfera ha sido el reto más grande para la sociedad y las personas que habitamos en este planeta, pese a que bosques y árboles contribuyen a mitigar esos gases no son suficientes, por lo que la temperatura global podría seguir subiendo. 

Otra problemática que causa preocupación son los derrames de petróleo en las costas, ya que muchas especies habitan en los mares, además de los efectos nocivos que generan para la salud de las personas. 

La Asociación Madre Tierra respetuosamente insta a todos los congéneres y ciudadanos a sumarse a la más grande y noble de todas las luchas: la que se emprende por buscar un desarrollo sostenible y sustentable con la naturaleza, la vida, los ecosistemas, el ambiente. 

Esta es la más importante y trascendental de todas las luchas contemporáneas. La invitación es para que todas las personas puedan sumarse a esta gran empresa humana para entregar a las generaciones venideras un planeta vivible.

Adjuntamos algunas fotografías en la siguiente galería, que se encuentran en teleSURtv.net sobre el derrame de petróleo en California, Estados Unidos:

 

Enviado a SURCOS por Alberto Salom.

Fuentes Bibliográficas:

Planelles Manuel (25 Oct 2021). Las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera marcan un récord pese a la pandemia. Periodico El País. Recuperado de: https://elpais.com/clima-y-medio-ambiente/cambio-climatico/2021-10-25/las-concentraciones-de-efecto-invernadero-en-la-atmosfera-marcan-un-nuevo-record-historico.html?ssm=IG_CM

teleSURtv.net (7 octubre 2021). Así es el derrame de petróleo en las costas de California EE.UU. Recuperado de: https://www.telesurtv.net/multimedia/galeria-derrame-

La Movida Global por los Ríos y los Pueblos frente al mito de la hidroelectricidad como energía “limpia y sostenible”

Alberto Gutiérrez Arguedas[1]

Entre los días 7 y 24 de setiembre de 2021 se llevó a cabo el Congreso Mundial de Hidroelectricidad; en principio, Costa Rica iba a funcionar como sede del Congreso, sin embargo, finalmente el mismo se desarrolló de manera virtual. Dicho evento es organizado por la Asociación Internacional de Hidroelectricidad (IHA), una agencia que representa y reúne a diferentes actores de la industria hidroeléctrica global, cuyo principal objetivo es promover e impulsar el desarrollo de este tipo de energía alrededor del mundo. De acuerdo con la página web oficial, el Congreso “reúne a líderes intelectuales, responsables de la toma de decisiones e innovadores de todo el planeta”, los cuales “explicarán por qué es urgente realizar inversiones en este momento para desarrollar la infraestructura energética inteligente, resistente y limpia del futuro”. Además de ser un espacio de reunión y articulación de gobiernos, empresas, grandes ONG y organismos internacionales, el Congreso tiene como propósito hacer propaganda y dar legitimidad ideológica a la industria hidroeléctrica, la cual es promocionada como una fuente de energía “limpia y sostenible”, en el contexto de la crisis climática. Las propuestas y perspectivas de este sector quedaron plasmadas en un documento titulado la “Declaración de San José sobre Hidroelectricidad Sostenible”.

No es casualidad que Costa Rica haya sido propuesta como sede de este evento. En las últimas décadas este país ha ganado notable visibilidad y prestigio internacional como un supuesto ejemplo en materia de gestión ambiental y sustentabilidad, dentro del cual ocupa un lugar central el tema energético. Para ser más precisos, Costa Rica se ha convertido en una vitrina mundial del capitalismo verde, el cual podemos definir como una corriente o paradigma de pensamiento ambiental que busca hacer compatible la cuestión ecológica con la economía de mercado capitalista. Según esta perspectiva, es posible proteger el ambiente y revertir la crisis climática sin cambiar el modelo de desarrollo dominante, que tiene como fundamentos la acumulación de capital, el crecimiento económico ilimitado y la privatización de bienes públicos y comunes. Los agentes detrás de este discurso son los mismos que se reúnen en este Congreso: organismos internacionales, think tanks, gobiernos nacionales y asociaciones de negocios, los cuales han logrado exitosamente desviar la atención de las verdaderas causas y responsables de la crisis climática y ecológica, a través de conceptos de moda y sin rigor científico, como “desarrollo sostenible” o “crecimiento verde”.

Desde la perspectiva del capitalismo verde y el ambientalismo de mercado, se habla de energías “limpias y sostenibles” como sinónimo de energías renovables, es decir, aquellas que no provienen de combustibles fósiles. Esta es una definición bastante imprecisa, pues las energías renovables también pueden provocar impactos sociales y ambientales negativos, como lo es el caso de la hidroelectricidad. Tal como consta en una amplia documentación a nivel mundial, las represas hidroeléctricas han provocado graves daños socioambientales, entre los que se puede mencionar: modificación abrupta en los caudales, sedimentación, pérdida de biodiversidad, contaminación del agua, desplazamiento de comunidades, pérdida de tierras para uso agrícola y pesquero, acaparamiento y privatización de las aguas, entre otros. Inclusive, contrario a lo que se pensaba hasta hace poco, se ha observado que los embalses hidroeléctricos contribuyen al calentamiento global, debido a la emisión de gases de efecto invernadero, sobre todo metano, mucho más potente que el dióxido de carbono. Para completar el cuadro, en muchas ocasiones el impulso de proyectos hidroeléctricos ha venido acompañado de represión, persecución e inclusive asesinatos de activistas ecologistas y comunitarios/as que defienden sus ríos y sus territorios. Por lo tanto, está muy lejos de ser una energía verdaderamente limpia.

En el caso de Costa Rica, el país se ha posicionado en la última década como un “referente” en esta materia debido a que posee una matriz de generación de energía eléctrica basada mayoritariamente en fuentes renovables, en donde ocupa un lugar central la hidroelectricidad. Si bien las represas han jugado un papel importante en la vida nacional, el cual es justo reconocer, también han provocado una serie de impactos socioambientales negativos, que han suscitado la conformación de una multiplicidad de resistencias comunitarias y de un movimiento social en defensa de los ríos a escala nacional. Además del daño que este tipo de obra provoca sobre los ríos, ecosistemas y sobre las estrategias de reproducción de la vida en las comunidades, en Costa Rica las represas hidroeléctricas han sido un botín a partir del cual un conjunto de empresas privadas se han asegurado negocios millonarios, provenientes de una masiva transferencia de recursos públicos. Desde las leyes de cogeneración de los años 1990 hasta la fecha, la presión privatizadora ha sido constante, como lo podemos ver actualmente a través del trámite de varios proyectos de ley impulsados por el gobierno, que buscan ampliar los privilegios al sector privado en este campo (expedientes No. 22.601 y 22.606), poniendo en riesgo un sistema eléctrico nacional público y de acceso casi universal, construido a lo largo de décadas. Por lo general, el discurso de las energías “limpias y renovables”, a nivel nacional e internacional, viene de la mano con una perspectiva privatizadora.

Frente a esta coyuntura, se ha conformado la Movida Global por los Ríos y los Pueblos, una iniciativa surgida desde un conjunto de organizaciones y movimientos socioambientales, tanto de Costa Rica, como de otros países de Centro, Latinoamérica y el resto del mundo, como una respuesta crítica al Congreso Mundial de Hidroelectricidad. El principal objetivo de la Movida ha sido denunciar y visibilizar la injusticia socioambiental que caracteriza a la industria hidroeléctrica global, así como problematizar el discurso tendencioso e incoherente de la hidroelectricidad como energía “limpia y sostenible”, tal como ha sido planteado desde el capitalismo verde. Para ello, durante las últimas semanas se han facilitado espacios de encuentro e intercambio de experiencias y conocimientos en relación con este tema, desde la perspectiva de los pueblos que defienden sus ríos y/o que han sido agraviados por este tipo de proyectos. Al calor de la Movida, se han compartido y socializado una gran cantidad de materiales, tanto escritos como audiovisuales, los cuales nos relatan, desde diferentes partes del mundo, cómo las represas hidroeléctricas han provocado graves secuelas en sus territorios y sus comunidades, a partir de las propias voces de sus protagonistas.

Asimismo, más allá de las luchas en defensa de los ríos y los territorios frente al extractivismo hidroeléctrico, a través de la Movida se ha procurado abrir un diálogo y una reflexión alrededor de la posibilidad de construir alternativas de producción y gestión de la energía, desde la perspectiva de los bienes comunes. Frente un problema tan grave y complejo como la crisis ecológica y climática, las energías renovables podrían representar una valiosa alternativa, sin embargo, esta se torna insuficiente –e inclusive, contraproducente- si no se revisan al mismo tiempo el modelo de desarrollo, los patrones de consumo y las relaciones de poder dominantes, que han colocado al planeta y la humanidad en riesgo. Una transición energética verdaderamente justa no se trata solamente de sustituir fósiles por renovables, sino que implica otras formas de organizar, producir y consumir energía, menos oligopólicas y más comunitarias, menos consumistas y más modestas.

Si desea informarse o participar en la Movida Global por los Ríos y los Pueblos, puede buscar la página de Facebook (https://www.facebook.com/movidaglobal/).

[1]Geógrafo, docente e investigador de la Universidad de Costa Rica (UCR).

DE LO HUMANO E INHUMANO EN LA PANDEMIA

COLUMNA LIBERTARIOS Y LIBERTICIDAS (11)
Tercera época

Rogelio Cedeño Castro, sociólogo y escritor costarricense

Contra toda opinión, presuntamente racional e incluso emotiva, alguna gente (no mucha, probablemente) habría pensado que, ante un peligro tan inminente y cierto de aniquilación para la humanidad entera, o al menos como una amenaza potencial de muerte para los individuos de la especie, como es lo que viene sucediendo en el caso de la presente pandemia del covid 19, lo que hace entrar en pánico a algunos sectores de la población, tendríamos una actitud generalizada ante los desafíos de la lucha cotidiana por la existencia entre los propios seres humanos que implicaría un importante cambio: la posibilidad de que en vez de adoptar, de una manera reiterada, la consabida tonalidad de la feroz lucha por sobrevivir, e ir mucho más allá, acumulando poder y riquezas, se daría algún tipo de impasse que abriría las puertas a la cooperación, la solidaridad y la protección hacia los más desfavorecidos de la fortuna. La verdad es que nada de esto ha ocurrido, y el sólo hecho de mencionar esa posibilidad haría sonreír a muchos, corriendo el riesgo quien así piense de ser tratado cuando menos de ingenuo e inocente, por no mencionar los innumerables epítetos a que tal enunciación podría dar lugar. En síntesis, los límites entre lo racional y lo meramente instintivo no han sido transpuestos, dado que seguimos aferrados a una racionalidad meramente instrumental, aunque acentuada con un importante componente instintivo. El utilitarismo mercantilista viene a ser más poderoso que cualquier otro tipo de consideración, a lo que se añade el llamado altruismo genético que lleva al individuo a proteger únicamente a aquellos que tienen sus mismos genes.

Por otra parte, cabe afirmar que la convivencia entre la especie humana, individual y colectivamente considerada, y el resto de la naturaleza, si damos una mirada ligera al horizonte histórico de nuestro tiempo, se encuentra en muy malos términos. Estamos ante un fatal desencuentro que la mayor parte de las gentes se rehúsan a mirar, o a considerar siquiera.

Buena parte de esta actitud tan generalizada, la de continuar en nuestra cotidianidad cómo si nada estuviera pasando, podría responder a mecanismos de defensa inherentes al ser humano y relativos a la propia estabilidad emocional, pero también a innumerables prejuicios, los que van desde motivaciones “religiosas” o políticas de las más variadas que conducen a rehusar un tratamiento determinado, aunque en otros casos a negar la existencia de una crisis ambiental como la que enfrentamos a escala planetaria, algo que podría estar implicando la lenta consumación de un suicidio colectivo, claro que como un acto del que no se tiene conciencia.

El priorizar el crecimiento económico y el aumento de la producción de bienes y servicios, sin entrar en otro tipo de consideraciones podrían estar llevándonos al abismo, de una manera mucho más acelerada de lo que pudiéramos imaginar. Tal es el caso del llamado calentamiento global y su relación con la intensa deforestación de las décadas más recientes (Bolsonaro y sus amigos en Brasil), la contaminación de los mantos freáticos y del agua de los ríos que amenazan las reservas de este líquido destinadas para el consumo humano presente y futuro. Los tiempos decimonónicos del novelista francés Julio Verne (1828-1905), quien en sus “Veinte mil leguas de viaje submarino”, a través de su personaje el Capitán Nemo, nos hablaba de los inagotables recursos de los mares, son sólo ya un lejano recuerdo.

Las imposibles discusiones entre las más diversas gentes y los encrespamientos de la atmósfera social, cada vez más frecuentes y revestidos de una complejidad creciente a medida que se prolongan la llamada pandemia y sus efectos se tornan más visibles, pero sobre todo porque da la impresión de ser un fenómeno de naturaleza patológica que al parecer llegó para quedarse, con el agravante de que el virus registra numerosas mutaciones lo que hace más complejo producir inmunidad, precisamente por esa condición del tantas veces mencionado agente patógeno.

Convendría recordar al respecto, y a propósito de las discusiones sobre los alcances y posibilidades de la llamada “vacunación”, como un evento que podría no serlo en estricto sentido, algunas consideraciones al respecto del doctor Juan Jaramillo Antillón ( LOS CUATRO JINETES DEL APOCALIPSIS MODERNO Editorial Universidad de Costa Rica San José CR 2000), cuando nos recuerda que “Con el descubrimiento del antibiótico penicilina, el mundo médico se llenó de un optimismo desbordante y llegó a opinar que la era de las infecciones se había acabado y, poco a poco, todas las bacterias patógenas serían destruidas por los nuevos descubrimientos. Olvidaban que las bacterias son los seres vivos más viejos existentes y que conviven con el hombre en su intestino, alimentándose ahí y, a su vez, ayudan a este ser a sobrevivir. Ellas participan en la producción de diferentes elementos esenciales como la vitamina B 12, otras vitaminas y enzimas digestivas para metabolizar alimentos; aparte de combatir bacterias extrañas cuando son ingeridas, colaboran los mecanismos inmunológicos defensivos a nivel linfático de la pared intestinal. Hoy no solo las bacterias no han desaparecido, sino que estas y los virus no responden en muchos casos a los antibióticos. Por otro lado, las bacterias anteriormente susceptibles de destrucción por antibióticos simples se han hecho resistentes como es el caso de los estafilococos, el enterococo, las neisserias, el haemophilus influenzae y otros más; con ello, están provocando gran morbilidad y mortalidad en personas y niños infectados. Posiblemente, la causa fundamental de esto sea el uso abusivo y descuidado de antibióticos, que se emplean para combatir gripes e infecciones simples y, como resultado ello, aparecen las resistencias. Los antibióticos están siendo dados a los animales como los pollos y el ganado de engorde para aumentar su crecimiento, pero, a la vez, al ser ingeridos por las personas están sustancias les crean resistencia o contribuyen a producir alergias” (op.cit p 55). Es decir que la ciencia por un lado ha puesto límites o ha amenazado a los agentes patógenos más diversos, por el otro ha creado resistencia a nuevos tipos de virus, muchos de ellos resultado de las constantes mutaciones que se producen en la naturaleza, razón por la que: “Como corolario de este problema entre seres humanos y bacterias, debemos tener en cuenta que a menos que nos ataquen produciendo enfermedades, debemos tratar de convivir con ellas en nuestro interior y en el ambiente. En este caso, nos usufructúan y nosotros las necesitamos para diversos procesos necesarios para sobrevivir. Lo anterior es un fiel ejemplo de cómo el hombre descubre y crea sustancias salvadoras y a la vez en poco tiempo estas se convierten en un arma de doble filo. De acuerdo con el Centro de Control de Enfermedades de Atlanta en Estados Unidos, 50 millones, de las 150 millones de recetas hechas para antibióticos en ese país, eran innecesarias y contribuyeron a la aparición de resistencias” (Jaramillo Antillón, op.cit).

Es probable que la solución a la presente crisis sanitaria pase por la vacunación voluntaria, asumida en el sentido de la naturaleza experimental de un procedimiento al que hubo que acudir para evitar mayores males en lo inmediato, dejando de lado las posturas o teorías de la conspiración que no hacen más que agravarla. Seguirá existiendo el problema del acceso de los “no vacunados” a ciertos espacios públicos, y la interminable discusión entre la ética utilitarista de algunos, en este caso los que rechazan ese procedimiento y una que busque ocasionar el menor mal posible, siempre en el entendido de que existe un potencial riesgo de ser afectado por el agente patógeno causante de esta crisis, la primera en la historia de la humanidad con estas dimensiones tan aterradoras.

Donald Trump: Palabras; Joe Biden: Acciones Bélicas

Lic. José A. Amesty R.

  • A pesar de su fama de terrorífico y belicoso, Trump ha sido el único presidente en varias décadas que no ha iniciado una guerra.

Biden tiene una larga carrera política, de apoyo a las guerras de los Estados Unidos, desde la invasión de Irak en 2003, a la prolongada ocupación de Afganistán.

  • Trump, vociferó la creación de un muro en la frontera mexicana, para erradicar la migración.

Biden, durante su campaña política, no hizo ninguna propuesta política concreta, para poner fin a las guerras interminables.

  • Donald, cree que se pueden deportar a 11 millones de inmigrantes. “Están trayendo sus drogas, están trayendo su crimen. Son violadores y algunos, asumo, son buenas personas”.

Biden, apoyó la guerra en Yemen, durante la administración de Obama.

  • Trump, cree que el cambio climático es una mentira.

Biden cuando fue Senador, votó para autorizar la invasión a Irak y propuso dividir Irak en tres regiones separadas, basadas en la identidad étnica y sectaria.

  • Trump, se burla de los inmigrantes y las personas gordas. “Un muro en la frontera con México, nos ahorraría muchísimo dinero”.

Biden está recurriendo a los halcones favorables a las guerras, de la era de Obama para conformar su gabinete actual.

  • Donald, cree que nunca se equivoca.

Joe, actualmente más de un tercio, de su equipo de transición en el Pentágono, tiene como el empleo más reciente, a compañías que son financiadas por la industria armamentística o son directamente parte de esa industria bélica.

  • Trump, cree que le ganaría a China, “¿Cuándo fue la última vez que alguien vio ganarle, digamos, a China, en un acuerdo comercial? Nos matan. Yo le gano a China todo el tiempo. Todo el tiempo”.

Biden, las compañías de las que se nutre, tienen antecedentes comprobados de haber impulsado guerras y nuevos sistemas de armas, como los drones asesinos.

  • Trump, “¿Si Hillary Clinton no puede satisfacer a su esposo, qué la hace pensar que satisfará a EEUU?”.

Biden, con Obama a su lado, intervino en Libia, impulsó la criminal guerra del Yemen, continuó la ocupación de Afganistán, apoyó al golpe de Estado en Honduras.

  • Donald, “Mis dedos son largos y bellos, como se ha documentado muy bien sobre otras partes de mi cuerpo”.

Joe, ahora, se está rodeando del mismo equipo de asesores y consultores, que ayudaron a embarcar a Estados Unidos en guerras sin destino.

  • Trump, “Lo bello de mí es que soy muy rico”.

Biden, fue uno de los cerebros de las políticas que se impusieron en Colombia, como fue el Plan Colombia, y toda la visión contrainsurgente ligada en ese plan.

  • Donald, “Nueva York está congelada y llena de nieve, necesitamos calentamiento global”. “El concepto de calentamiento global, fue creado por y para los chinos, para volver a la industria manufacturera estadounidense no competitiva”.

Joe, durante su gobierno con Obama, proclamó la paz y la democracia, pero detrás de ese mensaje de paz, detrás de ese mensaje de democracia, se impulsaron confrontaciones militares abiertas; a pesar de su mensaje de paz, de su premio de paz, desarrolló confrontaciones militares en todo el mundo.

En resumen, ex funcionarios militares y operativos políticos, señalan que las palabras de Trump, no coinciden con sus acciones, como una de las principales razones por las que los militares acudieron en masa al candidato demócrata; y en sus palabras hay en muchas ocasiones: desconocimiento, racismo, xenofobia, burla, ingenuidad, orgullo, prepotencia, entre otras.

Y en relación a Joe Biden, quien todavía no asume la presidencia, pero sabe de los entretelones (y las cloacas) del imperio, declaró recientemente que, con él al frente, Estados Unidos está “listo para liderar al mundo y no retirarse, para volver a sentarse a la cabeza de la mesa, listo para desafiar a nuestros adversarios…”.

Biden, quizás quiera enmendar su impronta guerrera, anunciando recientemente colocar el combate contra el cambio climático en su agenda de prioridades.

Por esto, quisimos hacer mucho énfasis en el carácter guerrerista de Joe Biden y sin querer justificar a Trump. En lenguaje popular, Trump: bocón, jetón, Biden: de armas tomar.

 

Imagen tomada de la BBC.