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Etiqueta: competencia

Tocar fondo

Por Memo Acuña
Sociólogo y escritor costarricense

Una publicación de un querido amigo guatemalteco hacía la comparación del comportamiento del entorno en las finales de fútbol tanto en su país como en Costa Rica. Se refería a las celebraciones que sin violencia se desarrollaron en el estadio Mario Camposeco, sede del equipo Xelajú, flamante campeón con su sétima copa obtenida.

Mientras tanto, colocaba una imagen de los bochornosos actos ocurridos a gran escala en la final del fútbol costarricense recientemente desarrollada.

En respuesta a su post, algunos comentarios se apresuraron a recordar cuánto sentimiento de superioridad hemos mostrado los costarricenses a lo largo de la historia, tal vez por el desarrollo institucional que fuera fortaleza durante décadas, tal vez por la ausencia de ejército, tal vez por la construcción idílica y fantasiosa del eje democracia-paz-estabilidad.

Quisiera detenerme en el segundo de los enunciados.

Hasta hace poco, la narrativa de paz como emblema se sostenía. Y era sostenida e impulsada por los grupos hegemónicos a quienes les interesaba diseminar esa noción fantasiosa de la horizontalidad en las relaciones sociales, la ausencia de conflictos bélicos a la usanza centroamericana, la posibilidad de los pactos sociales y las transiciones políticas sin mucho desorden y con un alto control social.

Esta narrativa era diseminada sin problemas por los diferentes estratos y grupos sociales. Había un proyecto en el que La paz narrativa y La Paz en la práctica eran valores universales en una sociedad como la costarricense.

Esto ha cambiado porque las reglas del juego sociopolítico han cambiado. A los grupos hegemónicos no les interesa ya sostener esa premisa tan identitaria de un proyecto que fue asumido por el colectivo de una forma pasivo-agresiva.

Los intereses de esos grupos no están en el país. Y sus interlocutores ya no son los voceros de los partidos políticos.

Más de 112 grupos criminales operan en Costa Rica y son ellos los que controlan los territorios, las agencias individuales, las microeconomías familiares de quienes han sido excluidos por un sistema económico y político que por más de 40 años ha avasallado al ser humano y su esencia.

Las reglas del juego democrático son otras. Otra la interfaz que dibuja un escenario quebrantado, vulnerable, a punto de tocar fondo si no es que ya.

Quiero hacer aquí una precisión y una disculpa conceptual. Durante muchos años en mi ejercicio sociológico utilicé la expresión “Costa Rica se está centroamericanizando” para hacer referencia al aumento de la violencia y la desigualdad, dos ideas precursoras con las que alguna vez se construyó eso que llamábamos los académicos “la excepcionalidad costarricense”.

Es decir, en ausencia de violencia y siendo uno de los países con menos desigualdad a nivel regional, podríamos ver por encima de los hombros a nuestros vecinos. Y si, con tono de superioridad, racismo y burla.

Qué daño nos hizo la idea de la excepcionalidad. Porque si para afuera lo éramos, hacia adentro el germen de la violencia y la ruptura de la convivencia y la igualdad imaginada, empezaba a cristalizar un nuevo proyecto social basado en la competencia, el individualismo y la construcción de un enemigo social interno, que ha erosionado nuestras formas más básicas de coexistencia comunitaria.

Acabamos de pasar una semana de terror en esta materia. El bochorno sin comparación vivido en el Estadio Alejandro Morera Soto debe ser leído en una clave más amplia. Si la base material está quebrada, la dimensión sociocultural está aniquilada. Ya no sabemos cómo divertirnos ni a nivel subjetivo ni colectivo. No sabemos respetarnos. No sabemos convivir.

Si para pasarla bien debemos acudir a la violencia contra el otro; si para divertirnos debemos asistir a la muerte de dos caballos en un desfile de caballistas, es porque inexorablemente hemos tocado fondo.

Trato de encontrar una fecha significativa en la cual podamos colocar un diálogo nacional para revertir esto.

Se me ocurre 2025: el primer cuarto de siglo de una época absolutamente disruptiva. Aprovechar este momento porque del fondo no salimos si no apalabramos en la enfermedad social, económica y cultural en la que nos hemos convertido.

La vida no vale nada

Por Memo Acuña (Sociólogo y escritor costarricense)

“La vida no vale nada cuando otros se están matando y yo sigo aquí cantando cual sino pasara nada”; así dice una de las estrofas de la canción que durante mucho tiempo acompañara la trova latinoamericana de la voz del gran cantautor cubano Pablo Milanés.

Hace unos días, un medio de comunicación de Costa Rica me contactó para que me refiriera a unas imágenes en circulación donde se veía un camión de gran tamaño rebasar a otro y quedar de frente a una ambulancia, en una carretera del país. Me preguntaba la periodista sobre que podría estar explicando esta actitud del conductor del camión.

Ensayar una respuesta inmediata quizá no dimensiona lo que efectivamente nos está ocurriendo a nivel civilizatorio. En muchas de estas columnas he hablado justamente de esta hora fronteriza, en la que no tendremos retorno si no concordamos un nuevo pacto social en el que la convivencia sea realmente una práctica cotidiana.

Lo que pasa en las carreteras costarricenses no es más que la confirmación de un hecho cierto: la competencia, esa que ha introducido el mercado como valor de uso, nos ha ganado la partida y el desprecio por los otros, por la vida de los otros, es una cosa cierta.

“La vida no vale nada si cuatro caen por minuto y al final por el abuso se decide la jornada” sigue diciendo Milanés en esa joya de canción. 2023, que fue uno de los años más violentos de la historia con más de 900 homicidios en Costa Rica, también lo fue en accidentes de tránsito en tres décadas, con 517 muertes.

La imprudencia, el tiempo restringido, la creencia que el espacio de la carretera me pertenece y, de nuevo, el desprecio por la vida del otro, explican esa suerte de ser humano transformado bajo un volante. En la imagen referida, por suerte, el conductor de la ambulancia pudo esquivar un seguro choque frontal con consecuencias inimaginables. Se observa, incluso, cómo el camión continua su irresponsable paso por el carril contrario, “cual si no pasara nada”.

Es hora de resolvernos. De reinventarnos, de parar esta vorágine en que nos ha convertido el mercado, la competencia, la deshumanización. Paremos ya para que la vida valga algo.

HURGANDO NUEVOS MODOS DE “ENCENDERNOS”

Por Memo Acuña (Sociólogo y escritor costarricense)

La posible vuelta a la vida “normal” cada vez va tomando forma, en medio de otros contextos planetarios complejos que ponen de nuevo la incertidumbre como centro y paradigma.

No está demás en decir que aquello que conocíamos como “normal” formaba parte de una realidad compleja, organizada a imagen y semejanza de un sistema social y económico donde prevalecía y prevalece la competencia, el individualismo, el éxito de quienes poseen vía la acumulación y el extractivismo a todo nivel.

En medio de estas lógicas perversas de concebir la vida y organizar el mundo cotidiano, el sujeto ha quedado anclado a nuevas demandas de “estar”, en las que la exigencia por el rendimiento se ha trasladado de la dimensión económica a los mecanismos subjetivos de funcionamiento. Una suerte de nueva era en el campo emocional llegada con la pandemia, coloca el acento en la persona, a la que se le solicita casi con devoción de mercado, que debe transigir con lo que le asusta y le incomoda para construir casi que en el acto una sensación de bienestar solo comparada con la que dan las compras de pasillo en cualquier tienda de conveniencias.

Se olvidan estos enfoques que para construir nuevas experiencias emocionales se debe pensar en una colectividad que trascienda esa necesidad individualizante que coloca la noción de bienestar, sentirse bien, en un no lugar, como si se tratara de un activo a tranzar en cualquier bolsa de valores.

Hay otras posibilidades de reactivación que trascienden los números. No negamos que sean importantes los números, pero se debe equilibrar las estrategias colectivas para que todos seamos integrados.

En una conversación sostenida recientemente con la psicóloga costarricense Ana León, de la Escuela de Psicología de la Universidad Nacional, repasábamos el concepto de “respiraderos”, esas posibilidades de creación de espacios colectivos para conectar nuestras emociones en un plano amplio y solidario.

Es algo así a lo que Oliva López Sánchez llama discutir los paradigmas “psi” y hegemónicos del bienestar, basados en la premisa de que la salud mental y emocional solo tiene relación con mecanismos fisiológicos y neurológicos, sin considerar otras variables donde lo biológico no sea sobredimensionado.

En su trabajo reciente, publicado en CLACSO y que invito a consultar (“Bienestar emocional: La simplificación de la vida afectiva en el paradigma hegemónico de la salud mental en tiempos pandémicos”, en Políticas, afectos e identidades en América Latina, 2022) sugiere “pulverizar” ese enfoque dominante que coloca la obligatoriedad de sentirse bien como un bien transable por las personas en el “mercado afectivo”. A la letra señala:

La tiranía de la actitud positiva y el optimismo cruel se superpone a las miradas reflexivas que puedan dar lugar a la interpretación del sufrimiento emocional como una muestra de solidaridad y sensibilidad y no solo como una cuestión patológica que habría que erradicar. Las explicaciones simplistas y taxativas que organizan el cuidado de la salud mental tienen que ser interpeladas. La solución a los problemas derivados no radica exclusivamente en el aumento del presupuesto y la promoción de la salud mental y emocional como un atributo de las personas que tienen que reforzarse. Se requieren trabajos genealógicos para destramar las concepciones actuales en cuanto a la vida mental y emocional y, a partir de ahí, construir estrategias comunitarias de atención desde perspectivas relacionales” (López, 2022:287).

Me quedo con esa idea de las estrategias comunitarias y relacionales, ambas acosadas por el impacto de un discurso hegemónico economicista que le ha hecho demasiado daño a la capacidad de mirarnos y sentirnos parte de un nosotros horizontal.

Me apego a la idea que el afecto es un bien público, colectivo y que debemos buscar su reactivación, su luz, como formas posibles y nuevas de encendernos.

Estudiantes de la UCR diseñan prototipo de aplicación para prevenir el acoso en el transporte público

La propuesta se ubicó en el segundo lugar en un evento que promueve una Costa Rica más segura para las mujeres

El acoso es una amenaza constante hacia las mujeres, por lo que resulta fundamental el desarrollo de herramientas tecnológicas que les brinden ayuda y seguridad. Foto Laura Rodríguez, UCR.

Un equipo conformado por cinco estudiantes de la Escuela de Ingeniería de Biosistemas (EIB) de la Universidad de Costa Rica (UCR), obtuvo el segundo lugar en el Hackathon Muévete Segura 2021, por la propuesta de crear una aplicación dirigida a prevenir el acoso en el transporte público.

Este prototipo busca ser una aplicación integrada preventiva y de aviso en caso de emergencia por acoso, a partir de una base de datos con información brindada por la usuaria.

Angélica Zamora, María José Salas, Ana María Sandí, Rebeca Herrera y Ariana Parajeles, unieron las iniciales de sus nombres y crearon el grupo AMARA, encargado del desarrollo de esta innovadora e importante idea.

Gracias al trabajo en equipo, la resolución de problemas, los desafíos que surgen sobre la marcha, y la puesta en práctica de sus propias realidades y conocimientos, ellas lograron posicionar a AMARA, en su primera participación, en el segundo lugar de una competencia en la que se hicieron presentes más de 180 personas.

“Estábamos en una video llamada cuando vimos los resultados, claro que nos emocionamos y gritamos de la felicidad, pero en realidad, hubiéramos ganado o no, siempre nos sentimos ganadoras por el gran trabajo que presentamos y todo lo que aprendimos durante el evento”, aseguró Ariana Parajeles.

Para las chicas, parte importante del éxito en el evento fue gracias a los conocimientos adquiridos en la EIB, ya que lograron tener una visión integral del problema, además de habilidades en investigación y georeferenciación.

“La habilidad que nos han desarrollado en esta Ingeniería, de abordar los problemas desde diferentes puntos de vista y realidades, siendo lo más beneficioso para la mayoría de población posible, nos ayudó bastante a obtener buenos resultados”, declaró María José Salas.

Ellas son parte del grupo AMARA, quienes estuvieron presentes en la ceremonia de premiación del Hackathon Muévete Segura 2021. Aparecen en orden usual: Ana María Sandí, María José Salas, Rebeca Herrera y Ariana Parajeles (está ausente Angélica Zamora). Foto cortesía organización del Hackathon.

La propuesta ganadora fue presentada por un grupo de estudiantes del Instituto Tecnológico de Costa Rica (TEC) y será la única aplicación participante del evento que contará con apoyo para desarrollarse. Ese trabajo estará a cargo de profesores de la Universidad Cenfotec.

Como grupo, AMARA diseñó el prototipo de aplicación únicamente para el Hackathon y no le han dado continuación a la idea. Sin embargo, no cierran las puertas a seguir participando en eventos de este tipo y aportar en investigaciones relacionadas.

Sobre la propuesta de aplicación

Para las creadoras de AMARA, esta herramienta tecnológica busca ser una opción de seguridad y libertad, además de sororidad y acompañamiento para las mujeres.

A partir de experiencias propias y de contrastar las realidades que sufren las mujeres cuando toman un servicio de transporte público en distintas zonas del país, este grupo de estudiantes logró generar una lluvia de ideas sobre el contenido que debería llevar la aplicación.

“Lo primero que pensamos entre todas fue: ¿qué es lo primero que una hace cuando se sube a un bus?, ¿qué es lo que yo quisiera que tuviera una aplicación para sentirme segura cuando haga uso del transporte público?, y así fuimos creando las ideas para el prototipo”, afirmó Angélica Zamora.

La aplicación posee un botón de emergencia en la pantalla principal que la usuaria puede presionar si vive alguna situación de peligro o acoso, y 10 segundos después de esa acción se envía la señal a las autoridades y a los contactos de emergencia.

Además, esta herramienta ofrece algunas otras posibilidades como la de grabar al acosador y enviar las imágenes a las autoridades, un mapa con la ruta del viaje para compartir en vivo la ubicación mediante GPS, y generación de reportes para que las usuarias cercanas puedan verlos.

Diversos movimientos sociales se han unido para combatir el acoso callejero hacia las mujeres y crear conciencia en la sociedad. Foto Anel Kenjekeeva, UCR.

“La aplicación tendría varias pestañas útiles en todo momento. La principal es el botón de SOS, además de que se podían almacenar detalles específicos como el bus que se tomó, en qué parada específica se subió y en cuál se iba a bajar, detalles de la ropa y demás. Todos estos datos quedan almacenados en la nube y listos para ser enviados si se toca el botón de emergencia”, añadió Rebeca Herrera.

La aplicación podría ser usada en buses, trenes, transporte privado e incluso si se está caminando. Asimismo, se plantea una opción alternativa cuando no se tenga acceso a un teléfono móvil o cobertura de internet, haciendo uso de un botón de emergencia dentro de los medios de transporte que notifique al chófer el asiento en el que se encuentra la víctima y que se genere un reporte al 911.

Mensaje para las mujeres

Cada una de las cinco integrantes del grupo AMARA envió un mensaje al público meta de su aplicación y a quienes dedicaron cuatro días de arduo trabajo:

  • “Para las mujeres que no se sienten seguras en el transporte público, que sepan que no están solas y que hay muchísimas personas trabajando para mejorar las condiciones de seguridad”. Angélica Zamora.
  • “No tengamos miedo de denunciar, no tengamos miedo de visibilizar que somos personas acosadas y no tengamos miedo de defendernos”. María José Salas.
  • “Sigamos buscando espacios donde podamos aportar al mejoramiento del sistema. Usemos este tipo de herramientas que nos hacen sentir un poquito más seguras y nos permiten reportar acontecimientos indeseables sin necesidad de exponernos”. Ana María Sandí.
  • “Busquemos apoyo de nuestras amigas, conocidas y familiares porque siempre va a haber alguien ahí para escuchar. Si no se quiere proceder con una denuncia, al menos que se libere de eso porque el acoso es un peso muy grande”. Rebeca Herrera.
  • “Cuando se quiera hablar y denunciar van a haber personas que les van a creer, escuchar y apoyar, pero cada quien lo puede hacer en el momento en que se sienta segura”. Ariana Parajeles.

El Hackathon Muévete Segura 2021 se realizó el 19, 20 y 21 de marzo y fue impulsado de forma conjunta por el Instituto Nacional de las Mujeres (INAMU), el Ministerio de Ambiente y Energía (MINAE), el Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT), el Consejo de Seguridad Vial (COSEVI), la Fundación CRUSA, y el proyecto MiTransporteCR de GIZ Costa Rica.

 

Kevin Venegas Arias
Asistente de Prensa, Oficina de Divulgación e Información

¿Es solo la economía lo que se debe reactivar?

Por Memo Acuña (Sociólogo y escritor costarricense)

Minutos antes de conversar en un espacio sobre arte y cultura que desarrollo de forma habitual en redes sociales, el poeta, periodista y promotor cultural colombiano Miguel Iriarte me actualizaba la dimensión clara y humana del impacto de la pandemia en su país.

  • “Hoy han fallecido 500 personas”, me dijo.
    Lo interrogué: –
    “¿Solo hoy?”
    Si, confirmó.

De inmediato le comenté sobre lo que ha sido abril y mayo en Costa Rica, un país tan construido sobre una narrativa de la excepcionalidad y la superioridad biológica. Ya esa narrativa ha ido dando paso a otras construcciones discursivas sobre la necesidad de un nosotros contingente, necesario para salirnos del impacto institucional, sanitario y social en el que estamos sumidos.

Pero ese nosotros no es para nada fácil. Las dimensiones humanas de la tragedia son tales que no permiten ni siquiera tener una conversación pública y relajada sobre las implicaciones de decisiones tomadas sobre la suspensión presencial y virtual del curso lectivo en el sistema educativo costarricense, los efectos de medidas parciales en materia de movilidad y otras acciones tomadas para tratar de frenar el aumento exponencial de casos positivos.

Todo ha sido dramático en Costa Rica, hasta la forma en que tratamos de dialogar sobre estos temas. No nos estamos escuchando porque simplemente no hay comunidad ni imaginada ni construida posible que pueda hablarse, luego de 40 años ininterrumpidos de proyecto sociocultural orientado al individualismo, la competencia y el mercado como orientador de lo social.

Al momento de escribirse esta nota, se contabilizan 3.962 personas fallecidas según datos oficiales emanados por el Ministerio de Salud costarricense. Son 3.962 historias, biografías, vínculos familiares y afectivos que han partido sin tener el ritual de la despedida por parte de los suyos.

Ambiente COVID-19 en San José. Mercado Central

Mucho se ha dicho ya sobre la necesidad de reactivar la economía. Pareciera ser un discurso necesario, único. Pero en medio de un modelo que justamente privilegia lo económico por sobre lo humano, se ha dejado de lado la dimensión psicosocial y subjetiva que debe restituirse primero, para después reactivarse. Es necesario comprender que una economía con subjetividades vaciadas y con miedo, no funciona ni garantiza igualdad y equidad.

Pensar entonces en reactivar lo humano, pasa por algunas interrogantes:

¿Cómo serán los encuentros sociales a partir de ahora, los abrazos, las conversaciones? La confianza en el otro, la otra, ¿será la misma? ¿Cuál política pública será implementada para reactivar de forma inmediata el afecto y la certidumbre?

En días recientes se promovió en Costa Rica una campaña llamada “Frenar la ola” orientada a concientizar acerca de la necesidad del cuido personal para minimizar el impacto de una fuerza pandémica incontenible, que está ganando la batalla a la institucionalidad en salud en el país.

Para quienes hemos perdido familiares, amigos, conocidos en estos días una acción así cuenta en lo socioafectivo. Algunas voces intelectuales y académicas han mirado con desdén esta iniciativa, pero yo la defiendo como acción restaurativa de lo emocional. Urgen propuestas que se ocupen de esa otra dimensión tan necesaria para la vida: la del sentido y el afecto sobre la racionalidad economicista.

Durante las primeras semanas de contingencia sanitaria en el 2020, las investigadoras Silvia Citro y María Luz Roa, pertenecientes a un equipo interdisciplinario de Antropología del cuerpo y la performance, con sede en Argentina, ya advertían sobre la urgente necesidad de reinscribir nuevas dinámicas subjetivas e intersubjetivas para contender como colectivo las trampas de discursos basados en el restablecimiento de los cuerpos y las economías:

“Construir desde lo colectivo, nuevas artes de re-existir, nuevas micropolíticas colaborativas que nos devuelvan la forma de ser sujetxs alegres y ya no sólo vectores, que brinden abrazos virtuales y no sólo enfermedades. No se trata sólo de entretenernos como pasa-tiempo, sino de entre-tenernos para re-existir con otrxs y vivir-en-el-tiempo”. (Recuperado de https://latfem.org/pandemia-yo-me-quedo-en-casa-pero-en-communitas/)

Quizá sea el momento de reescribir ciertos contratos donde lo importante no pase por la contabilización y el mercado. Existir para encontrarnos pareciera ser esa nueva promesa civilizatoria a la que debemos apostar como humanidad, como país. Esto pasa necesariamente por redibujar las arquitecturas de la política, el arte de la convivencia, el rigor del sentido comunitario. Nos desafían los tiempos.

Imágenes: informa-tico.com y Semanario Universidad

Individualismo versus cuido mutuo: un proyecto sociocultural en declive en Costa Rica

Por Memo Acuña (Sociólogo y escritor costarricense)

Durante 40 años seguidos, el proyecto sociocultural en marcha en Costa Rica validó un esquema basado en la actitud individual como base para la construcción de su modelo socioeconómico: se apeló al éxito como fin último de la acción social y muchas concepciones relacionales e identitarias fueron modificadas: del usuario de los servicios del estado se pasó al concepto de cliente, del micro empresario al emprendedor, del trabajador al colaborador.

La creencia en una estructuración societaria organizada de esta manera supuso una serie de condiciones contenidas en las formas de respuesta de las personas ante coyunturas y contingencias: responsabilidad, orientación, criterio.

Por otro lado, el sentido de colectividad, ese al que podríamos acudir hoy bajo la premisa del cuido mutuo, solo fue y es apelado desde la maquinaria industrial de la comunicación de masas y la polifonía de las redes sociales.

La épica de la gloria deportiva, por ejemplo, siempre fue propicia en todos estos años para conjuntar de nueva cuenta esa comunidad imaginada y activar los dispositivos de una identidad nacional que aunque frágil y repleta de remaches, aún funcionaba. Hoy ni siquiera la apelación a la sangre roja del costarricense pareciera tener sentido. Pero en realidad poca cosa pareciera tener sentido en una experiencia fallida de comunidad como la que estamos experimentando durante estos días.

En otras reflexiones sobre la noción de comunidad ampliada y su resquebrajamiento en el caso costarricense, hemos adelantado que existen hoy otras figuras que aglutinan y dan sentido de comunidad: el número de tarjetahabientes que existen en el país se asemeja o supera inclusive al total de la población nacional. Si esto no es una forma de denominar esa otra colectividad basada en la organización del mercado, ya nada podría explicar el comportamiento aparentemente errático endosado preliminarmente a una falta de responsabilidad individual.

Desde el proyecto civilizatorio puesto en marcha a partir de los años ochenta en Costa Rica, la pertenencia a una base social común solicitó peajes de entrada: éxito individual, capacidad de consumo, competencia rampante, a toda costa, a cualquier costo.

De esta manera, una comunidad real y sustentada sobre valores como la protección, la horizontalidad y el apoyo fue disuelta del discurso y las prácticas cotidianas.

Por ello cuando acciones organizativas y orgánicas desde lo colectivo se han levantado, han sido opacadas y silenciadas. Algunas enfrentadas desde la fuerza del estado, otras instrumentalizadas como las de ciertos derechos de poblaciones y comunidades específicas. En los últimos años una subjetividad política joven trató de levantarse, pero rápidamente fue estigmatizada y procesada por un discurso academicista y adultocéntrico que la descalificó ad-portas.

Los derechos colectivos están hoy más que nunca conculcados y truncados. El derecho legítimo a manifestarse fue proscrito. Los defensores de la territorialidad indígena son amenazados permanentemente y en los últimos dos años han sido asesinados dos líderes en medio de una inacción gubernamental sin precedentes. Y una vez más las poblaciones migrantes han sido utilizadas como chivo expiatorio de los males sociales, económicos y sanitarios que aquejan al país.

El discurso ha sido hábil para responsabilizar a la población de una tremenda desidia para acatar órdenes sanitarias y guardar un comportamiento ejemplar. Pero ni lo uno ni lo otro ha sido evidenciado con vehemencia para hacer ver la responsabilidad de los actores económicos, las hegemonías y sus presiones hacia la acción gubernamental.

Es claro que luego de décadas de una permanente individualización de la experiencia colectiva puesta en marcha por la maquinaria comunicativa y cultural hegemónica, la noción de cuido mutuo a partir de una acción personal responsable, fracasó absolutamente. Y ha fracasado porque sencillamente no hay colectividad imaginada que cuidar.

En el año 2020 el politólogo francés Bertrand Badie mencionaba en una entrevista para la Revista Nueva Sociedad, que la humanidad había transitado en un periodo de tiempo muy corto en tres extinciones visibles: la de la crisis financiera de 2008; la del espionaje planetario que supuso la eliminación de las libertades y la extinción sanitaria, a partir de 2020. Para el caso costarricense, en específico, se ha abierto una clausura de un proyecto de sociedad iniciado en el siglo XIX y que el rasgo sociocultural homogenizante de los últimos cuarenta años se ha encargado de diluir. Asistimos a nuestra propia extinción y en eso continuamos siendo creativos y excepcionales.

O como diría Roque Dalton: «País mío, no existes».

Tomarán décadas para volver a levantar de nuevo una idea solidaria e incluyente de ese país en el que todos y todas nos sintamos pertenecientes. Y esta no es una tarea de la postpandemia: es urgente iniciarla ya.

 

Imagen tomada de https://elsoldeoccidente.com

Pronunciamiento respecto a la conformación de la Federación Deportiva y Recreativa de los Pueblos Indígenas

Los Juegos Ancestrales más que deporte, competencia y recreación

Boruca, 9 de setiembre 2020. El grupo de jóvenes (mujeres y hombres) Durij Sodrán Munta del territorio de Boruca, Pueblo Bruncájc, que impulsa la cultura, las costumbres y tradiciones Bruncájc, en el año 2019, dio inicio con las labores técnicas y logísticas para organizar y celebrar los Primeros Juegos Ancestrales Indígenas Bruncájc, con el aval y apoyo de la Asociación de Desarrollo Integral de Boruca -ADIBORUCA-, así como de organizaciones comunitarias y población en general, previendo su celebración del 13 al 15 de marzo de 2020, los que responsablemente fueron pospuestos indefinidamente, al tenerse las primeras noticias de la pandemia Coronavirus y su enfermedad la COVID–19.

Para los y las jóvenes del grupo coordinador de los Primeros Juegos Ancestrales Indígenas Bruncajc, Durij Sodrán Munta, los juegos son un sistema de reivindicación, fortalecimiento, compartir con la colectividad, de unir esfuerzos, dar a conocer las visiones de las culturas de los pueblos, y una forma de cómo perpetuar los aspectos identitarios, de expresar justamente esas visiones, por medio de ejercicios y prácticas propias de los pueblos. Estas prácticas ancestrales son mucho más que un deporte, una competencia, una recreación y un medio para obtener apoyo gubernamental u otras instancias sin claridad sobre la visión indígena.

El grupo coordinador de los Primeros Juegos Ancestrales Indígenas Bruncájc, Durij Sodrán Munta, a muy pocos días de la formación oficial de la Federación Indígena de Deporte y Recreación de los Pueblos Indígenas, conoció verbalmente una invitación del Instituto Costarricense del Deporte y la Recreación (ICODER), para que el grupo fuera parte de esta federación, o bien, que hiciera incidencia ante la ADIBORUCA para que nombrara al grupo como representante ante la federación que estaban formando. La respuesta ante las acciones de funcionarios del ICODER fue:

1) La ADIBORUCA y la comunidad decidieron formar desde su propia visión, una Comisión de Deportes.

2) La Comisión de Deportes del Territorio Indígena de Boruca, será la encargada del tema deportivo.

3) El Territorio Indígena de Boruca y sus comunidades, antes de la conformación de una Federación de Deportes y Recreación, debe tener información previa y estar bien clara la normativa que la regirá. Lo que no es el caso de la federación que nos ocupa. La información no fue compartida en tiempo y forma. Tampoco se respetó el derecho indígena a la participación y consulta.

4) La conformación de instancias de coordinación y participación de los territorios, como la federación de marras, deben ser producto de un proceso participativo natural que nace y se desarrolla desde las comunidades.

Dicho lo anterior, nosotros, Durij Sodrán Munta, queremos aclarar que este colectivo ha tenido a lo largo de sus procesos un enfoque cultural, previendo la concreción exclusiva y única de los Primeros Juegos Ancestrales Indígenas Bruncájc, y por tal motivo y a pesar del interés del ICODER porque formemos parte de su proyecto, hemos sido enfáticos en el hecho de que su proceso dista de los objetivos de nuestro equipo, y que debido a ello y al respeto de los debidos procesos que estos temas merecen, les hemos hecho saber que es la ADI Boruca, el Comité de Deportes de Boruca y la comunidad quienes deben tomar la decisión de ser parte del proyecto federativo o no.

Instamos al Gobierno de la República, sus ministerios e instituciones, a expresar con hechos concretos la voluntad de implementar los derechos indígenas, hacer constar que nuestra Constitución Política nos declara como un país MULTIÉTNICO Y PLURICULTURAL; y a cumplir conforme a su espíritu la normativa internacional y nacional en materia de Derechos Humanos de los Pueblos Indígenas.

Con el espíritu colectivo que nos asiste enviamos un mensaje a todos los pueblos e instancias comunitarias de facilitación de los juegos tradicionales de redoblar esfuerzos para que a pesar de la Pandemia continuemos con nuestros objetivos y mantengamos las coordinaciones necesarias para que una vez se den las condiciones fortalezcamos esa unidad en la diversidad a través las prácticas ancestrales. Asimismo, agradecemos el apoyo comprometido con las causas indígenas de instituciones públicas, universidades y cooperación, y los instamos que sigan acompañando estos procesos.

Agradeciendo el interés general por este comunicado, les saluda:
Durij Sodrán Munta
Grupo organizador de los Primeros Juegos Ancestrales Bruncájc

Estudiantes de la UCR representarán al país en competencia mundial sobre Ingeniería Aeroespacial

Costa Rica figura como el primer finalista en la primera etapa de la competencia internacional Mission Idea Contest, la cual se realizará en Japón

Este es el equipo de estudiantes que viajará a Japón para representar a Costa Rica y que está integrado por (de izq. a der.): Catalina Porras Silesky, Patricia Quinde Cobos, Graciela López Campos y Erick Cortés Gutiérrez. Foto cortesía GIA UCR.

Cuatro estudiantes que pertenecen al Grupo de Ingeniería Aeroespacial de la Universidad de Costa Rica (GIA-UCR) se preparan para representar al país en la Mission Idea Contest (MIC) que se llevará a cabo el 3 de diciembre próximo en la Universidad de Tokio, Japón.

Este equipo logró clasificar como primer finalista junto con los representantes de Japón, Italia, Bulgaria, Filipinas, Indonesia, Argentina y Tailandia, los cuales también formarán parte de la competencia. El GIA-UCR lidera un proyecto de investigación basado en extracción de metales por medio de biominería en condiciones de microgravedad.

La competencia de este año consiste en el diseño de una misión e infraestructura necesaria para llevar una carga útil denominada ICE Cube, de 10 cm x 10 cm x 10 cm, a la Estación Espacial Internacional (ISS, por sus siglas en inglés). La carga útil transportará un experimento relacionado con microgravedad y/o radiación, que se espera contribuya a la investigación y también a cumplir las metas de desarrollo sostenible demarcadas por la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

El equipo de estudiantes del GIA-UCR lo compone Patricia Quinde Cobos, quien cursa el primer año de la Maestría Académica de Ingeniería Eléctrica; Graciela López Campos, de cuarto año de Bachillerato en Ingeniería Mecánica; Erick Cortés Gutiérrez, de tercer año de Bachillerato en Ingeniería Eléctrica, y Catalina Porras Silesky, de tercer año de Licenciatura en Microbiología y Química Clínica.

“Nuestro experimento se basa en la cuantificación de extracción de metales por medio de biominería, en la que se utiliza un microorganismo para, a partir de un sustrato que en este caso es una roca, se extraigan metales. Esto es de utilidad para la exploración espacial porque disminuye la cantidad de almacenamiento que debería de tener una nave y se puede, por este método, hacer un uso sostenible de los recursos que hay en asteroides, la Luna, Marte o aún más lejos; esto facilita la exploración y obtener los recursos”, mencionó la estudiante Patricia Quinde.

“Lo que estamos haciendo es analizando este mecanismo, que en nuestro caso es una bacteria que, bajo ciertas condiciones, extrae metales de una roca muy común que es el basalto, la cual se encuentra en todo lugar y extrae diferentes metales cuando se encuentra en condiciones de estrés, como por ejemplo sin oxígeno. Queremos evaluar cómo cambia y cómo puede mejorar esto en condiciones de microgravedad”, explicó por su parte el estudiante Erick Cortés.

La MIC es una competencia establecida en el año 2010 por UNISEC (University Space Engineering Consortium) para dar oportunidades de presentar ideas creativas y ganar atención internacional a ingenieros, estudiantes universitarios, consultores y cualquier persona interesada en el estudio del espacio.

“La Estación Espacial tiene, como parte de estas investigaciones, una instalación habilitada y para eso son cubos. Son muchos los cubos que se van acoplando en un espacio especial que ellos tienen para hacer este tipo de investigaciones y por eso es el requisito de las medidas”, agregó Erick Cortés.

Los ganadores de la competencia tienen un descuento de 25 %, 15 % y 10 % en el costo total de construcción y lanzamiento de un ICE Cube dirigido a la ISS; dicho evento es organizado gracias a la cooperación de las instalaciones de ICE Cubes de la ISS y Space BD, con el fin de utilizar los módulos experimentales Columbus de ESA y Kibo de JAXA.

“La competencia en sí tiene dos categorías: en la primera la instalación está afuera, expuesta en el espacio y por ende le llega más radiación y se puede analizar cómo afecta la microgravedad; en la segunda la instalación está adentro, por lo que se enfoca en el estudio de la microgravedad. Lo que queremos es ver esta segunda instalación que está en el módulo Columbus de la ISS”, comentó Patricia Quinde.

“Tras de que es una competencia ‘chiva’, es una bonita experiencia salir del país a representar a la Universidad. También uno conoce más profesionales del ámbito, gente que ya está aplicando los conceptos y herramientas que aprendí en la carrera y es un avance más para Costa Rica en cuanto a la Ingeniería Aeroespacial”, añadió Quinde Cobos.

“También, es importante poder posicionar a Costa Rica junto con países líderes en el tema aeroespacial. Somos un país tan pequeñito y saber que estamos participando con equipos de Italia y Japón, y que somos los primeros finalistas, comparados con ellos que tienen tanto presupuesto y agencias espaciales, pues es realmente bonito saber que tenemos la capacidad de estar al nivel de otras universidades”, expresó finalmente la estudiante Graciela López.

 

Bianca Alina Villalobos Solis

Asistente de Prensa, Oficina de Divulgación e Información

Información tomada de: http://www.ucr.ac.cr/

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UCR; Nelhuayotin: el alimento que puede combatir la desnutrición en Centroamérica

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UCR: Investigación de estudiante sobre bacteria en jugos tropicales es reconocida a nivel internacional

  • Con su ponencia, Jessica Worsfold se ubicó entre los tres primeros lugares de prestigiosa competencia internacional de investigación del ‘Institute of Food Technologists’

UCR Investigacion de estudiante sobre bacteria en jugos tropicales es reconocida a nivel internacional
La estudiante Jessica Worsfold se dedicó a analizar si el microorganismo Alicyclobacillus acidoterrestris podría crecer en seis jugos de frutas tropicales de Costa Rica.

Los jugos y concentrados de frutas tropicales representan el segundo producto más importante de exportación de la industria alimentaria de Costa Rica y su consumo va en aumento a nivel mundial. Sin embargo, un microorganismo que vive en la tierra, si logra colarse durante la cosecha de las frutas, podría arruinar estas deliciosas bebidas y generar grandes pérdidas a la industria.

Por eso, la joven Jessica Worsfold, estudiante de la licenciatura en Ingeniería de Alimentos de la Universidad de Costa Rica (UCR), ha dedicado muchas horas en el laboratorio para estudiar el comportamiento de este microorganismo de deterioro termo-acidófilo llamado Alicyclobacillus acidoterrestris.

Debido a la calidad de su investigación, ella fue seleccionada como una de las sies finalistas que participaron en el concurso “Undergraduate Research Competition”, organizado anualmente por el IFT (Institute of Food Technologists) una sociedad científica que reúne a profesionales de 95 países en el área de ciencia de alimentos, tecnología de alimentos y otras áreas relacionadas como la academia, el gobierno y la industria.

En las bebidas ácidas las esporas de Alicyclobacillus acidoterrestris podrían sobrevivir a la pasteurización, germinar y crecer durante el almacenamiento. Aunque este microorganismo no representa un riesgo para la salud puede causar un olor desagradable para los consumidores.
En las bebidas ácidas las esporas de Alicyclobacillus acidoterrestris podrían sobrevivir a la pasteurización, germinar y crecer durante el almacenamiento. Aunque este microorganismo no representa un riesgo para la salud puede causar un olor desagradable para los consumidores.

Aporte a la industria

La estudiante explica que el interés por desarrollar esta investigación para su trabajo final de graduación (tesis) surgió debido a que el microorganismo Alicyclobacillus acidoterrestris se ha detectado en jugos en otros países y podría generar el rechazo del producto por parte del consumidor ya que produce compuestos químicos como el guiacol que tiene un olor desagradable.

Por ser una amenaza para la industria alimentaria, ella decidió analizar si éste microorganismo podría crecer en jugos tropicales de Costa Rica como mora, cas, piña, maracuyá, naranja y un jugo de naranja comercial, que no se habían estudiado antes. El objetivo de su investigación precisamente fue evaluar el crecimiento de Alicyclobacillus acidoterrestris para la determinación de su potencial de deterioro en seis jugos de frutas tropicales de Costa Rica estables a temperatura ambiente.

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Jessica Worsfold es estudiante de último año de la carrera de ingeniería de alimentos de la UCR y actualmente se encuentra realizando su tesis.

Su investigación es parte de un proyecto más amplio de la Escuela de Tecnología de Alimentos de la UCR sobre el procesamiento de jugos y extractos de frutas y vegetales: aseguramiento de la inocuidad, tecnologías emergentes y compuestos funcionales.Este proyecto está a cargo de la docente e investigadora Jessie Usaga quien además se encarga de motivar a sus estudiantes a participar en competencias internacionales.

Destacada a nivel internacional

Con su ponencia titulada: Evaluación del crecimiento de Alicyclobacillus acidoterrestris como indicador del potencial de deterioro de este microorganismo en jugos de frutas tropicales, la costarricense logró obtener el segundo lugar en la competencia que se realizó en Chicago durante el Congreso Anual IFT18 en el mes de julio.

Su participación consitió en la presentación en inglés de un póster impreso frente a tres jueces, donde tuvo que responder a sus preguntas respecto a la investigación. Además, la segunda parte de la competencia fue una presentación oral de 5 minutos antes jueces y público donde ella resumió la importancia y los puntos claves de su proyecto.

“Es una oportunidad increíble. Uno llega a una competencia así y se da cuenta de que realmente está haciendo investigación de primer mundo porque está compitiendo con universidades de EEUU, Canadá y otras partes del mundo y en realidad si es de muy buena la calidad la educación que recibimos” señaló Worsfold.

Para Jessica además fue una gran experiencia poder asistir a competencias y sesiones científicas durante el congreso que le permitieron ampliar su conocimientos respecto a la investigación y el desarrollo de nuevos productos que se están trabajando en la actualidad en distintas instituciones alrededor del mundo. Durante el congreso IFT18 también pudo visitar los stands de más de 1000 compañías que expusieron lo último en tecnología e ingredientes.

 

Katzy O`neal Coto

Periodista Oficina de Divulgación e Información.

 

Información tomada de: http://www.ucr.ac.cr/

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