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Etiqueta: consumo

Las paradojas que evidencia la pandemia

Juan Huaylupo Alcázar[1]

Imaginar que los mercados urbanos seguirán siendo emporios para las ventas de mercancías y servicios, así como ser fuentes de fuerza de trabajo barata, son las elucubraciones de los empresarios, el gobierno y los nefastos entes internacionales, que se imaginan maltusianamente, una sociedad y un mundo con poblaciones muy inferiores a su origen manufacturero del siglo XVIII, pero dotadas de extraordinarias capacidades productivas gracias a los trabajadores que con su esfuerzo e imaginación crean nuevas tecnologías. Es comprensible un capitalismo con elevada producción y productividad para más y mayores mercados, pero nunca para reducidos mercados y poblaciones. No existe tendencia alguna que sustente una estructura productiva y distributiva para atender las necesidades ciudadanas y menos aún con tasas decrecientes de ganancias. Ello es un error de las expectativas, una visión contradictoria o una forma para eliminar a empresarios competidores.

¿Acaso estamos viviendo un proceso de concentración económica como nunca antes ha conocido la humanidad? ¿se pretende destruir a miles de productores y trabajadores, con la mediación viral pandémica, para concentrar y centralizar, en muy pocas empresas globales y en menos países, el abastecimiento de mercancías, servicios o insumos que el mundo requiere? ¿se construye un nuevo orden económico mundial? No es de orates ni es una especulación suponer la intencionalidad de estas prácticas, pues es una regularidad efectuada en toda la historia capitalista. Las guerras, invasiones, ocupaciones, los asesinatos, espionajes, expropiaciones, confiscaciones y adquisiciones han servido, en el pasado y el presente, para apoderarse de las riquezas, recursos y mercados del mundo, como tampoco es extraño, el crecimiento y expansión de las inmensas empresas que actúan en todos los mercados y espacios nacionales del planeta y menos aún, se puede desconocer la permanente destrucción de las empresas competidoras por parte de entes que anhelan el monopolio, o el control de la producción y la distribución mercancías del mundo.

El empobrecimiento generalizado de las poblaciones por los efectos económicos de la pandemia agudizados por las estructuras sociales y laborales excluyentes que, sin redistribución de los recursos generados, restringen el consumo, la educación, la sanidad pública, lo cual tienen como consecuencia la inhabilitación de las capacidades físicas e intelectuales de los trabajadores, aunque paradójicamente son imprescindibles para la valorización del capital. El capitalismo ha ampliado los mercados e integrado a todos los trabajadores del mundo en un proceso de reproducción global del capital. Es absurdo y contradictorio para el capital, atentar contra los trabajadores, porque es una evocación propia a tanatus.

La falsa conciencia y el hedonismo empresarial se embelesa en tener el poder capaz de crear una sociedad a la medida de sus intereses, sin la resistencia por parte de reducidos, supeditados y contestatarios trabajadores y sin institucionalidad alguna, para erigirse en una absolutista versión moderna del Estado de Luis XIV. Esos sueños utópicos ocultan sus pesadillas de no ser autosuficientes, de necesitar trabajadores, mercados y de un Estado que les garantice sus condiciones de existencia y vivir de los otros.

Los negociantes al imponer la reapertura productiva y mercantil, no reactiva la economía realmente, solo garantiza nuevas infecciones y muertes. Ante las evidencias, silencian sus voces, pero sin desistir ni enmendar la culpabilidad de sus acciones contra trabajadores y clientes. La vocinglería empresarial de tener la solución a las crisis, económica y pandémica, ha mostrado su incapacidad de dinamizar la economía, a la vez de ser un nefasto difusor de la pandemia en el país.

Los mercaderes creen que ofrecer mercancías, es suficiente para reactivar la economía, como si la causa de la crisis fuera por su carencia. Esa simpleza de pensamiento deriva suponer como lo hizo hace siglos Jean-Baptiste Say (1767-1832), que toda oferta crea su demanda, ignorando a John Maynard Keynes (1883-1946) que postulaba precisamente lo contrario, como si la economía fuera una relación mecánica entre dos variables. Pero, los empresarios no quieren ver ni entender que los asalariados-compradores han sido afectados por ellos, el Estado y la pandemia, en un contexto estructural inequitativo y excluyente. Esas mayorías despreciadas y pobres, son los que sustentan y garantizan la riqueza privada.

La producción capitalista no es para el autoconsumo de propietarios, no es para los millonarios, ellos no sustituyen el consumo de las poblaciones trabajadoras, a quienes no dan ninguna alternativa de consumo ni de sobrevivencia suficiente y digna. Los pobres, desempleados y enfermos, entre otros, no consumen. Tampoco los sectores medios y pobres poseen los recursos suficientes ni duraderos para afrontar un futuro inestable, incierto y crítico, no solo por el previsto colapso del sistema de salud, o un posible desabastecimiento alimentario, agravado por un medio gubernamental sin recursos y asfixiado por sus déficits y por los legisladores. Asimismo, la destrucción de la institucionalidad pública y la educación superior, compromete dramáticamente el futuro de la sociedad costarricense. La legalidad democrática costarricense, se transfigura en una dictadura ilegal.

Los parlamentarios contrarios a los intereses de la colectividad, son aliados y cómplices de demandas empresariales, inviables e imposibles para nuestra sociedad, además de que sus intereses electoreros los empuja a boicotear los presupuestos públicos requeridos para la asistencia a los desempleados formales e informales que ha provocado la pérdida de puestos laborales durante la actual coyuntura. Son los intocables amigos, no por enfermos, sino porque enferman y matan a los otros, con su inmunidad e impunidad económica y política, son los mismos que impiden la devolución total de los salarios acumulados para supuestas pensiones obligatorias, que nutren las finanzas privadas, con argumentos falaces que ocultan los desfalcos financieros y administrativos de los mismos, a pesar de la agudización de la pobreza y del hambre que comienza a azotar a los sectores vulnerables de nuestra sociedad.

Asimismo, uno de los entes generadores de miedo, el poder judicial, se ha convertido en un espectador de las tragicomedias de las transgresiones constitucionales, del derecho público y de la institucionalidad estatal.

Costa Rica en la actual coyuntura vive momentos contradictorios, sin alternativas económicas viables ni razonables, enfrentada a una frustrada omnipotencia o impotencia empresarial y legislativa de instaurar regresivamente el absolutismo totalitario, mientras que el Gobierno, ambigua y contradictoriamente, se ocupa y relativamente se sostiene políticamente por el sistema de salud existente, mientras que, por otro lado, destruye institucionalidad pública y liquida conquistas alcanzadas históricamente por la ciudadanía y su Estado Social, especialmente en materia de derechos y reivindicaciones laborales.

Los que se aprovechan de sus influencias para hacer negocios privados y contratos de obra pública, han multiplicado muchas veces sus riquezas y adquirido un saber que no emana de la ciencia, sino de procesos políticos corruptos del quehacer estatal y judicial. La ciencia y la investigación no les interesa ni forman parte de sus decisiones y prácticas, como tampoco les importa el ejercicio de la justicia social y la moralidad pública. Sin embargo, pretenden ser dictaminadores y fiscalizadores de la sociedad costarricense, del aparato estatal y de los intereses, necesidades y anhelos ciudadanos. Así, las visiones y prácticas de esos sectores privilegiados de la sociedad, ignoran la complejidad de los procesos sociales y también de la economía. Los negociantes creen que solo la reproducción del ciclo comprar, producir y vender, es suficiente y que ellos son los actores fundamentales, pero están muy equivocados. A ese economicismo, basta señalar que los “ticos” radicados y trabajadores en otros espacios nacionales, que regresan al país, no lo hacen porque carecen de trabajo y son pobres, sino porque Costa Rica es su espacio de vida con sus familias, en su sociedad y cultura, que les garantiza sobrevivencia social, más allá, del trabajo y situación económica. Este fenómeno también ocurre con los ciudadanos de otros países que vuelven a sus países y a sus pueblos para convivir y compartir solidariamente. El economicismo es una visión ideológica que emana de la preeminencia económica capitalista que impide comprender la complejidad de las realidades y la significación cultural, social, política e histórica de las relaciones económicas.

Las visiones simplificadas de las realidades suelen ser dogmáticas y creen que el devenir de las personas y sus contextos, están determinadas absoluta e inevitablemente, como ocurre con la economía y sus pretendidas leyes universales, pero también con la pandemia, a la cual le atribuyen cualidades de transformación de economías y sociedades. No obstante, son las relaciones sociales, políticas y económicas hegemonizadas con poderes concretos y tangibles que, encubriéndose en la pandemia, imponen sus intereses, intenciones y nuevas condiciones sobre las personas y pueblos de la aldea global. Tampoco los poderes sociales que dominan y sentencian son omnipotentes, son de barro en su vulnerabilidad y miedo ante los trabajadores-compradores en la pandemia.

[1] Catedrático en Administración Pública en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Costa Rica.

Imagen: https://concepto.de/mercantilismo/

Lanzamiento Merkado Vivo

¡Ha llegado el gran día! Este próximo 25 de octubre a las 3:30 p.m. en la Torre Pequeña del CENAC se realizará el lanzamiento del MERKADO VIVO.

Una iniciativa de comercialización virtual y solidaria, cuyo modelo de gestión parte del interés socio-cultural de visibilizar un sector productivo y de servicios que se encuentra haciendo aportes importantes en las practicas económicas que buscan fortalecer el cuido de la vida como valor primordial.

El objetivo de esta actividad es que personas interesadas en participar de este espacio (oferentes artesanales, agroecológicos y de gestión cultural con enfoque comunitario) y aquellas que creen en la economía solidaria y el consumo responsable, nos acompañen a conocer las distintas formas en las que podrán ser parte y apoyar esta gran comunidad que trabaja desde el corazón, la confianza y la creatividad.

Esta iniciativa ha sido gestada desde la GuanaRed y E-coartess, con el apoyo de RedESS y el Ministerio de Cultura.

Para más informes, comuníquese al teléfono 8697 8856 o al correo electrónico info@merkadovivocr.com

 

¡Otras economías son posibles!

¡Les esperamos!

MerkadoVivo

 

Enviado por Rafael López Alfaro.

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Estudio detecta ingredientes transgénicos en alimentos de consumo humano y animal en Costa Rica

  • Harinas, cereales, tortillas, chips de papas tostadas, magdalenas dulces, embutidos, concentrados de consumo animal y granos de maíz
  • Ni las poco más de 28 mil firmas recogidas a la fecha ni las promesas de campaña han logrado avances en el etiquetado de estos productos

 

Un artículo científico reciente publicado en la Revista Agronomía Costarricense revela la presencia de los polémicos transgénicos en una amplia gama de alimentos, sin procesar y procesados, que contienen maíz y soya. Como señala el estudio “en un mercado sin regulaciones que indiquen contenido transgénico en el etiquetado”.

El estudio analizó 36 alimentos de consumo humano y animal, con o sin ingredientes de maíz o soya aparente en su fabricación, de venta en establecimientos comerciales de las provincias de Heredia, Cartago y San José. Entre los alimentos que fueron analizados están tortillas y chips tostados de maíz, chips de papas tostadas, harinas de maíz, cereales de maíz azucarados, magdalenas dulces, embutidos, concentrados de consumo animal y granos de maíz para moler o sembrar.

Más de 85% de las muestras analizadas (31/36) contienen secuencias transgénicas. Según el estudio “Los resultados demostraron que existen alimentos y piensos derivados de cultivos Genéticamente Modificados (GM) en el mercado local y que la significancia y viabilidad del etiquetado de los productos, para proveer información a los consumidores, debería ser abordado por las autoridades competentes. Sin embargo, todavía falta realizar estudios cuantitativos en los análisis de rutina, para detectar si el límite de material GM, establecido por la regulación sobre alimentos y piensos GM de la Unión Europea, se ha extralimitado”.

Las y los investigadores pertenecen a la Universidad Nacional de Costa Rica, específicamente al Laboratorio de Análisis Genómico, la Escuela de Ciencias Agraria y el Laboratorio de Biotecnología de Plantas. También participa un investigador del Laboratorio de Trazabilidad Molecular Alimentaria de la Facultad de Ciencias de la Universidad de la República de Uruguay.

Etiquetado ¿para cuándo? En el documento de “Posición del Partido Acción Ciudadana y su candidato Luis Guillermo Solís” asegura con respecto al etiquetado que: “hay evidencias de efectos dañinos a la salud de ciertos productos transgénicos en animales de experimentación, por lo que las personas consumidoras tenemos el derecho de saber si un alimento contiene o no ingredientes genéticamente modificados por medio de una indicación clara en las etiquetas. En países como Brasil esto se aplica con mucho éxito, a pesar de ser uno de los grandes productores de cultivos transgénicos”.

Sin embargo, y faltando pocos meses para el final del mandato y sin importar las más de 28 mil firmas entregadas, el Gobierno continúa negándonos el Derecho Humano y Constitucional (art. 46) a recibir información sobre lo que comemos, incumpliendo su promesa de campaña electoral para: “elaborar y aprobar un reglamento para que se realice el etiquetado que informe en los alimentos para el consumo humano o animal si contienen ingredientes genéticamente modificados.” Este es un derecho que ya es una realidad en más de 60 países de los cinco continentes (FECON, 13-3-2017).

Invitamos a las personas interesadas en hacer efectivo este derecho a unirse a esta campaña nacional con su firma y las de sus familiares y allegados, de manera física o virtual (en: goo.gl/RJc6tv), hasta que el Presidente Solís cumpla su promesa, para hacer así una realidad en nuestro país el derecho humano a elegir de manera informada los productos con los que decidimos alimentarnos.

Quienes deseen colaborar activamente con esta campaña, pueden solicitar los formularios de recolección de firmas a: etiquetadodetransgenicos@gmail.com

Informes: Jaime García, campaña de Etiquetado de Transgénicos tel. 8723-7343. Rodolfo Umaña Castro (rodolfo.umana.castro@una.cr, tel. 2277-3790, 2277-3959), autor de este artículo.

Ver artículo completo en: http://www.mag.go.cr/rev_agr/v41n01_053.pdf

Estudio detecta ingredientes transgenicos en alimentos

Enviado a SURCOS por FECON.

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Otto no es culpable, otros lo son

Daniel Lara

 

No han terminado de bajar las aguas, ni se ha terminado de hacer un recuento de los daños, ni se han enterrado los muertos y el diario La Nación – el de los 70 años de hiel – titula que las ventas bajas de ayer esperan recuperarse hoy con un viernes doblemente negro. Triste es el día nacional para pensar en el negocio pero algunos sacan a flote el agua sucia que corre por sus venas. En el fondo lo que impera y sale a flote es una lógica perversa que premia el consumo a costa de la naturaleza, de vidas humanas y no humanas. No sería de extrañar que hoy ciudadanos con asueto y sin asueto atiborren Malles y carguen sus tarjetas con cuanto chunche seductor se les ponga en vitrina. El consumo y el individualismo están en liza con la solidaridad imprescindible en este momento de duelo nacional. Esa otra Costa Rica, la meseteña, la inmersa en esa enorme taza de la GAM poco reconoce la otra Costa Rica, la de siempre olvidada, la diezmada por crecidas, Nemagón, pobreza, droga y exclusión.

En los mapas de crisis la colorean de rojito intenso, es la periferia de la taza del bienestar. Pero con o sin huracán siempre está en rojo por una perversa distribución de la renta nacional, en rojo intenso es su atraso socio-económico y casi siempre sirve de pasto electoral a los politiquillos corruptos de siempre. Cada cuatro años los llenan de promesas y en el ínterin drenan sus recursos. Suben los votos, suben las aguas y su vida toca el lodo. Ni Limón ni Upala son pobres, a sus gentes los han empobrecido los ejercicios reiterados de la demagogia y la rapiña político-empresarial. Hay dos Ottos y dos Costa Ricas, de un lado hay responsabilidad y del otro priva el sufrimiento reiterado ante huracanes y rufianes de saco y corbata. Empresarios bananeros metidos a política obligaron a sus obreros a no dejar tierras de amenaza. Otros hacen el billete con una TV chinamera de frivolidad morbosa a costa del dolor de otros. Periodismo de barro y alcantarilla. Precandidatos luciéndose hipócritamente consternados pero defendiendo incapaces lacayos municipales. Bueno lo ha hecho el Gobierno –enmendó la página -, ya era hora, lástima que la contundencia y firmeza no alcanzo desde el arranque y sucumbió a la misma prensa que ventila viernes negros.

Otto (no el de Cuesta de Moras) no es culpable pese al dolor que deja; la naturaleza – y no dejamos ser parte de ella – no es culpable. Si el volcán arroja fuego de las entrañas de la tierra no es venganza de dioses. Tampoco es culpable el invierno y el verano no es suerte mejor, ni los alisios o el Monzón cargan responsabilidad moral por su libre expresión material. Las llamaradas solares no son terribles y otras expresiones como los huracanes, explosiones de estrellas, o riadas no deben merecer nuestro enojo o incomprensión. Hay del religioso que saque provecho y enrede la cosa llevando agua a su molino. La materia se mueve, cambia, se transforma: gracias a ella estamos usted y yo aquí viendo el televisor cargado de morbo y mucho rating huracanado. La racionalidad de la cual nos enorgullecemos es una deriva propia de esa misma naturaleza evolucionada y coronada no pocas veces también de ceguera y despropósito. La inteligencia es materia ascendida luego de millones de años de cambios grandes y pequeños. Pero esa inteligencia no siempre rinde frutos a favor de la vida misma. Si no le queda claro, construir una bomba atómica y enviársela a un enemigo a miles de kilómetros es una concreción material de esa racionalidad humana en continuo ascenso. Pero matar de esa manera no es cosa sabia por más matemáticas involucradas. Tampoco calentar el Planeta es cosa de sabios. Es estupidez crasa, egoísmo elevado a trofeo.

Los partes de la prensa científica internacional han dado cuenta este año del enorme despropósito de ese cacareado desarrollo de la economía. Un paradigma de dominio irracional que tumba esperanzas de algún porvenir para nuestros hijos. Se registran las mayores temperaturas atmosféricas y oceánicas que logran alcanzar cifras demenciales. Se derrite el Ártico, los glaciares eternos del Himalaya, los Alpes y los Andes. Se derrite el permafrost de las estepas y sube el metano raudo y veloz, peor gas que el CO2. Suben los niveles de los mares y el aire se nos ensucia de inmundicia fabril. Los acuerdos de París COP 21 son saludo a la bandera mientras gringos y chinos y otros más corren por todo el mundo tras más materias primas y energía. La fábrica no para de darnos placebos, de quitarnos la plata y la vida buena.

Tendremos muchos más Ottos – los de Cuesta de Moras cunden por doquier y tienen responsabilidad de la tragedia universal por su cantaleta de mercados y menos estados -, violentos y salvajes, su aparición será más frecuente. Al perro flaco se le pegan las pulgas de otros y ottos. Los países pobres pagan la factura ambiental de los desvaríos de las transnacionales afincadas en tierras de Obama, Merkel, Xi Ping y demás. Los indios, mil trescientos millones envidian los éxitos de Nueva York y quieren consumir como ellos. Los ticos corren a Miami o a Golfito por más chunches aunque luego el agua de barro llene los dormitorios de otros. Muchos quieren ser Nueva York pero no hay Tierra saludable para tanta locura irracional. Las chimeneas del mundo industrializado que nos proveen de celulares, carros, aviones y cuanto chunche da la imaginación calientan el único nido que todos compartimos. Caldo de cultivo para aguas calientes que engendran Katrinas y Ottones. Maravillados con la Internet no reparamos en su carga energética cuando cientos de miles de servidores, cables y antenas demandan electricidad. Pareciera mágico las imágenes en las pantallitas pero tiene un costo el encantamiento. Igual el consumo de turismo pone en el cielo todos los días miles de aviones cuyos motores no funcionan con miel de abeja precisamente. Más energía, más químicos, más plásticos, más cosas. Menos paz.

La flecha envenenada de los Viernes Negros se ha clavado en Upala y otros lugares de nuestra geografía olvidada. El huracán de infame nombre es tan solo la expresión brutal del Antropoceno – el tiempo que la humanidad renegó del Jardín del Edén y lo convirtió en un basurero – y solo la compresión cabal de todos los elementos involucrados servirá para torcer la suerte que hemos cosechado. Más solidaridad personal y estatal. Menos barro en nuestras casas y cabeza. El mundo puede ser mejor, no le echemos la culpa a la Naturaleza. Solo tenemos este mundo.

 

Imagen con fines ilustrativos tomada de www.lagranepoca.com

Compartido con SURCOS por Juan Carlos Cruz Barrientos.

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