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Etiqueta: COVID-19

La preocupante pasividad del Banco Central ante la crisis

Grupo Economía Pluralista

Cuando se enfrenta una grave amenaza, lo que el raciocinio, e incluso el sentido común, aconsejan, es tener listas y a mano, todas las herramientas e instrumentos que permitan enfrentar el peligro de la forma más eficaz y certera posible, de modo, asimismo, que las posibles consecuencias negativas se reduzcan al mínimo.

Hoy el país enfrenta la amenaza del covid-19. En su aspecto propiamente sanitario, nuestra institucionalidad pública ha tenido afortunadamente la capacidad para generar respuestas serias y responsables, que han mostrado ser muy eficaces. Lamentablemente, frente a la crisis económica concomitante, se constata en el contexto nacional el predominio de posiciones dogmáticas, rigideces ideológicas e, inclusive, la influencia muy poderosa de intereses particulares que buscan usufructuar de la crisis.

En este sentido, la posición del Banco Central expresada por su presidente, el señor Rodrigo Cubero (Semanario Universidad: “Presidente del BCCR reitera que no financiarán la lucha contra COVID-19 poniendo en riesgo la estabilidad monetaria”) genera mucha preocupación por su extrema rigidez. Lo cual se hace aún más evidente, al considerar que el propio BCCR prevé que en los siguientes dos años, la inflación se ubicará por debajo del rango meta, con un promedio del 1,8%. Es decir, el país cuenta con condiciones para la aplicación de políticas monetarias que contribuyan a paliar la recesión de la economía y a reactivar la producción y la creación de empleos, teniendo presente que, según estimaciones oficiales, la economía se contraerá un -3,6% en 2020, lo que innegablemente agrava los serios problemas del empleo que se arrastraban desde antes de esta crisis.

Don Rodrigo saca el manual introductorio de economía y se recita toda la letanía que la ortodoxia económica ha impuesto. Aunque se presente como una teoría con pretensiones científicas, en realidad estamos en presencia de una ideología que arrastra, desde hace mucho tiempo, severos cuestionamientos de fondo, y la cual ha terminado de desgastarse con las últimas crisis económicas, frente a las cuales ha demostrado ser poco efectiva. Esto es reconocido inclusive por el FMI, en otros tiempos baluarte de estas teorías, y que hoy hace un mea culpa por la mala gestión realizada en relación con la pasada crisis del año 2008 y, particularmente, con motivo de la crisis de la deuda pública en Europa.

Es conocido que estos planteamientos se escudan en la presunta independencia técnica del Banco Central, para disimular una forma de gestión de la política monetaria, opaca y ajena a los mecanismos de la rendición de cuentas en democracia. Todo lo cual finalmente redunda en la captura del Banco Central por los intereses financieros y, en consecuencia, su sometimiento a éstos.

El presidente del Banco Central argumenta exactamente como si nada hubiese ocurrido. Más aún: como si nada estuviese ocurriendo. El mundo de antes del Covid-19, es el mundo en el que nuestro Banco Central y su presidente siguen instalados. Y si ya en ese mundo hoy fenecido, sobraban razones para cuestionar el manejo de la política monetaria que Cubero defiende, sus argumentos hoy resultan un desatino, pero, sobre todo, un preocupante ejercicio de imprudencia e irreflexión.

No hay peligro alguno de inflación, porque tenemos tasas de desempleo de la fuerza de trabajo y tasas de desocupación de la capacidad instalada, sumamente elevadas, y porque en nuestras realidades sociopolíticas actuales no hay ni la más remota posibilidad de que se dé una espiral ascendente precios-salarios, como las que fueron usuales en otros momentos históricos. La reducción de precios de las materias primas, principalmente el petróleo, aminora adicionalmente cualquier presión al alza en la inflación.

Y si interesa preservar la imagen internacional del país, téngase presente que la mejor forma de hacerlo es mediante una actuación pragmática, oportuna y eficaz, que ataje la crisis, alivie la recesión y disminuya al mínimo posible sus consecuencias sociales y humanas negativas. Permitir que la crisis se agrave, y quedarse de brazos cruzados sin hacer lo que se podría y debería hacer, dañará la imagen internacional de Costa Rica, pero, sobre todo –lo que es mucho más importante– causará grave daño a las condiciones de vida de nuestra población. Ello traerá hambre y miseria y, en consecuencia, violencia social e inestabilidad política.

Cubero da la espalda a los datos de la realidad, y a las exigencias concretas que ésta plantea, para, en su lugar, aferrarse a un catecismo monetarista, no solo simplista, sino además obsoleto. Esto último es reconocido hoy, incluso por los bancos centrales en todo el mundo –excepto Costa Rica– lo cual ya es mucho decir.

La idea, que el señor Cubero reitera, según la cual la única misión de la banca central es la “estabilidad monetaria”, ha sido abandonada y superada en todas partes, incluso por el Banco Central Europeo, no obstante sus antecedentes muy conservadores en la banca central alemana (el Bundesbank). El Banco de Inglaterra, el Banco Central de Japón, la Reserva Federal de Estados Unidos, como la generalidad de los bancos centrales en el mundo entero, han asumido con máxima responsabilidad los deberes que la actual crisis del covid-19 les impone. Hay un amplio consenso que reconoce que los bancos centrales deben trabajar para frenar la recesión, proteger los empleos y apoyar la estabilidad financiera de los gobiernos. La inflación, claramente, no es hoy el problema principal, y eso es reconocido universalmente.

Por otra parte, entiéndase que de lo que se trata es de disponer y tener listas, todas las herramientas e instrumentos necesarios para enfrentar la crisis. Y ello incluye los instrumentos tradicionales de la política monetaria, así como otros nuevos que sea necesario diseñar y dejar a punto, para su eventual aplicación en caso necesario. Nada de lo cual implica actuar caprichosamente o de forma precipitada. Todo lo contrario, más bien: se trata de hacerlo con prudencia y sentido de la oportunidad, en el momento justo y en la medida necesaria. Hacer, pues, lo que debe hacerse, cuando es necesario hacerlo y en la medida en que sea necesario hacerlo. Y, en fin, comprender que las crisis exigen capacidad de innovación, sentido previsor y mucho pragmatismo.

Nuestro llamado, respetuoso pero enfático, al presidente Alvarado: en sus manos, señor presidente, está reorientar la política económica de su gobierno, para que ante la crisis se actué con responsabilidad, energía y decisión, y con el sentido pragmático y de oportunidad que la situación demanda.

El grupo Economía Pluralista reúne a 25 economistas que provienen de diversos ámbitos de la academia y del ejercicio profesional de la economía, tanto en el sector público como en el privado.

Imagen: https://www.portafolio.co/economia/la-oit-alerta-sobre-aumento-del-desempleo-mundial-en-2020-537263

Manifiesto de Mayoría Solidaria – invitan a firmar documento

Únete a la Mayoría Solidaria – firma del Manifiesto

Nuestro país y el mundo viven días de incertidumbre económica y social, producto de la crisis sanitaria provocada por el COVID-19. La crisis desnuda la pugna histórica entre proyectos de estado de bienestar construido por años de luchas populares, frente al estado neoliberal, empujado por la UCCAEP y sus socios transnacionales.

En este contexto, hay que hacer un gran reconocimiento a todas las instituciones estatales que, en esta complicada situación, han actuado como un bloque articulado para que la afectación en la salud de las personas habitantes del territorio costarricense, sea en la medida de lo posible la menor. La “mejor o peor” capacidad de respuesta ante esta crisis sanitaria está en buena medida determinada en mucho por lo que se ha logrado rescatar, o defender, de la institucionalidad pública estatal, a través de la resistencia colectiva frente a la oleada privatizadora y desmanteladora. Este es el caso de Costa Rica.

Contamos con una institucionalidad estatal operando a toda máquina para que el impacto de personas afectadas o fallecidas en nuestro país no sea tan dramático como el caso estadounidense, italiano, español, brasileño o ecuatoriano. Esto es gracias a la resistencia, que desde diversos sectores sociales y políticos se ha ofrecido ante las propuestas de desmantelamiento y privatización de los servicios estatales, y especialmente de la salud pública. Hoy más que nunca, la Caja Costarricense del Seguro Social es un orgullo y baluarte de toda la población, así como las Universidades Públicas, que han volcado su investigación de manera inmediata a enfrentar la pandemia, el ICE, que ha implementado las adaptaciones necesarias para ampliar sus servicios y favorecer el trabajo a distancia; el INS, con su sistema estatal de seguros volcado a atender las emergencias desatadas por la pandemia, entre otras instituciones.

Este escenario nos llama a redoblar esfuerzos en la defensa de los servicios e instituciones estatales, claves para el bienestar de nuestro pueblo, que siguen amenazados por la voracidad de unos pocos, que ven a nuestras instituciones y los servicios que prestan de manera solidaria, como un jugoso negocio para llenar sus bolsillos. Estos sectores, representados en la UCCAEP, a pesar del enorme trabajo de nuestras instituciones públicas, han desatado una campaña en los medios de comunicación destinada a torcer la realidad a su favor y atacar al sector público, con el único fin de abonar terreno a su causa.

La crisis sanitaria provocada por el COVID-19, ha acelerado y profundizado la crisis del sistema capitalista global en su fase neoliberal, tanto a nivel mundial como nacional. Hay que recordar que antes de entrar a esta oleada de cierres y despidos ocasionada por la emergencia sanitaria, Costa Rica enfrentaba ya una frágil situación económica y social. Con sus niveles históricos más altos de desempleo (alrededor de un 12%), una gran parte de la población trabajadora en la informalidad o precariedad laboral (alrededor de un 46% de la misma), una creciente desigualdad (somos el noveno país más desigual del mundo según el Banco Mundial), un incremento en la pobreza (21,1% de la población), así como una recesión económica que se profundizó con la aprobación e implementación de un plan fiscal regresivo entre el 2018 y 2019, y un alto endeudamiento privado, entre otros síntomas.

Vale recordar, que el cierre de negocios y locales comerciales, dominaba ya el panorama en las calles del país en los meses anteriores a la crisis del COVID-19. El impacto económico de la pandemia llega entonces en uno de los peores momentos de nuestra historia reciente.

Recalcamos aquí: que la pérdida masiva de puestos de trabajo está estrechamente ligada con el modelo económico impuesto al país durante las últimas décadas y nos ha hecho mucho más vulnerables a fenómenos como el actual. Esta debilidad a la que nos han llevado, lastimosamente nos está pasando una cara factura en este momento. Esta situación económica puede producir una crisis social de enormes magnitudes con un incremento en los niveles de: pobreza y desigualdad. Y se agrava aún más por el mal manejo ambiental y la creciente escasez de recursos elementales: como el agua y suelos, la pérdida de soberanía alimentaria por la dependencia de las importaciones de granos básicos.

Ante este panorama, como diversos analistas proponen, es necesario globalizar la solidaridad. Debemos levantar nuestras sociedades bajo una intensa solidaridad y colaboración humana que nos permita levantarnos de esta crisis. Lejos de esperar un “retorno a la normalidad”, una “normalidad” que toleraba altos niveles de injusticia, violencia y exclusión en aras de defender exclusivamente los intereses de unos pocos, es momento de exigir que de esta crisis refundemos las bases de nuestra economía, para hacerla más justa y solidaria. Es hora de hablar de DEMOCRACIA ECONÓMICA.

Esta solidaridad aquí y en todo el mundo ha chocado con la resistencia de los sectores más ricos y opulentos, que en esta emergencia mundial buscan ante todo no solo no sufrir ni una pérdida, sino incluso aumentar sus ganancias. Estos sectores, que a nivel “criollo” están representados por la UCCAEP, buscan evadir cualquier tipo de responsabilidad o aporte, y trabajan por recargar los costos de la crisis sobre los y las trabajadoras, a través de impuestos regresivos, cierre de puestos de trabajo, rebajas salariales, elusión de cargas sociales. De esta manera, es claro que habrá que luchar de diversas formas para lograr que quienes más tienen, sean los que más aporten.

Así las cosas, las formas de enfrentar esta crisis sanitaria y económica, están atravesadas por desigualdades reales, propias del modelo económico actual, que hacen entre otras cosas que mientras algunas personas puedan resguardarse en sus casas, otras se vean obligadas a salir diariamente a ganarse el sustento, y que mientras algunas personas vivan tranquilamente de sus rentas o de salarios exageradamente altos, otras estén con las manos vacías. Es necesario entonces pensar en medidas que tomen en cuenta y combatan estas odiosas desigualdades.

Si el gobierno atiende las peticiones de los grandes empresarios exportadores organizados en la UCCAEP, interesados en el desmantelamiento de las instituciones públicas, estaría desatendiendo la realidad de las PYMES, de las pequeñas y medianas empresas del campo y la ciudad, que generan una gran cantidad de empleos y trabajos independientes, que necesitan compradores de sus productos. Debemos entonces en este contexto estar alertas. Como mencionamos antes, la UCCAEP, organización que representa a los sectores más adinerados del país, ha desatado en esta crisis una nueva cacería de brujas contra las instituciones públicas y sus trabajadores, y pretende engañar a la población argumentando que quitar presupuesto al sector público beneficiará a la gran cantidad de personas trabajadoras del sector privado, que en este contexto han perdido sus trabajos o reducido sus ingresos. Nada más alejado de la realidad.

El pequeño y mediano empresariado, principalmente quienes venden sus productos en el mercado nacional (que es la inmensa mayoría), ocupan a una capa de la población con capacidad de consumir los servicios que ofrecen. La pequeña cabina, el mediano o pequeño hotel, la pulpería, el restaurante, la soda o la venta de ropa, ocupan la existencia de un sector de la población con poder de compra, cuyo ingreso les permita gastar en rubros más allá de satisfacer sus necesidades básicas, para sostener sus propios negocios e ingresos. Una buena parte de estas personas con capacidad adquisitiva, están en el sector público.

A los grandes empresarios, que en su mayoría venden sus productos fuera del país, les es indiferente si en Costa Rica las personas cuentan o no con poder adquisitivo, si la pulpería del barrio vende, si el hotel está lleno o vacío, les importa poco el estado de la economía nacional, ya que aun cuando la economía va mal, ellos ganan. Están pendientes únicamente de debilitar al sector público para luego vender esos mismos servicios, pero de manera privada, y solo a quienes lo puedan pagar, como la salud o la educación.

Es por esto, que los intereses de la UCCAEP, no son los mismos intereses de las PYMES, de las pequeñas y medianas empresas de este país, que generan una gran cantidad de empleos, no son los intereses de la gran mayoría de la población. En cambio, todas las personas habitantes de este país necesitamos pequeñas y medianas empresas generando empleo, instituciones públicas fuertes y con personal calificado.

En este escenario, no solo las desigualdades económicas golpean con fuerza a la población, sino también las de género. Como lo ha señalado Patricia Mora (la ministra de la condición de la mujer) en estos últimos días, esta crisis golpea con mayor fuerza a las mujeres, y en muchos sentidos.

Esta crisis manifiesta la necesidad de llegar a un gran ACUERDO NACIONAL SOLIDARIO, que nos lleve a la conformación de un bloque político y social frente a la UCCAEP y sus políticas.

En este sentido, diferentes grupos sociales, políticos como el Frente Amplio, hacemos el llamado a la conformación de este acuerdo para consolidar esa AMPLIA MAYORÍA de costarricenses. A este bloque proponemos llamarlo LA MAYORÍA SOLIDARIA. La esencia programática de la mayoría solidaria, se centra en el impulso de una economía basada en la solidaridad, para recuperar el estado de bienestar, así como generar formas de organización y acompañamiento de los sectores que están siendo más golpeados por esta crisis sanitaria, social y económica.

FORMAS DE ENCUENTRO Y MANIFESTACIÓN DE LA MAYORÍA SOLIDARIA

El contexto actual de la crisis sanitaria hace imposible los encuentros presenciales para trabajar la conformación de movimientos. Por ello, las formas de participación deben tienen que tener un alto contenido digital. Siendo así que se propone conformar una PLATAFORMA COMUNICACIONAL que se llamará igualmente:

MAYORÍA SOLIDARIA. Esta plataforma, será la que cobija las accione, tanto en el nivel nacional, como cualesquiera otras formas, sea territorial o sectorial.

El otro componente de encuentro es el ACOMPAÑAMIENTO SOLIDARIO, que en esencia es la Organización de sectores más golpeados. Es posible que el reto más grande que tengamos es la conformación de un MOVIMIENTO DE DESEMPLEADOS.

De la misma manera, como acicate de una nueva economía, hay que llamar a la conformación de una gran red de INTERCAMBIO SOLIDARIO (Modelos de la economía de la solidaridad)

La MAYORÍA SOLIDARIA debe tener vida sobre todo en lo territorial, no puede quedarse en un punto de encuentro por las cumbres. En los niveles territoriales debe alcanzar una variedad de formas organizativas, muy creativas. Por todo lo escrito antes, y sabiendo el momento histórico que vive este país, procedemos a suscribir la convocatoria a este importante espacio, con la meta de JUNTEMOS LA MAYORÍA:

SUSCRIBIMOS:

WALTER ANTILLÓN MONTEALEGRE, ABOGADO, NARANJO
WILMAR MATARRITA, PRESIDENTE PARTIDO FRENTE AMPLIO
FLORA FERNANDEZ AMON, EMPRESARIA, SAN JOSÉ
JUNIOR QUIROS CHAVARRIA, REGIDOR, SIQUIRRES
WILLIAM ALLEN MORALES, REGIDOR NICOYA
OLDIN QUIROS GONZALEZ, REGIDOR, PÉREZ ZELEDÓN
ROCÍO ALFARO MOLINA, PARTIDO FRENTE AMPLIO, CURRIDABAT
DITA MONTIEL, PARTIDO FRENTE AMPLIO, GOICOECHEA
ANTONIO ORTEGA GUTIÉRREZ, PARTIDO FRENTE AMPLIO, CARTAGO
SUSAN CAMPOS ORTEGA, EXREGIDORA, DESAMPARADOS
ZORAIDA DEL CARMEN CEDEÑO ROJAS, REGIDORA, SIQUIRRES
ESMERALDA ALLEN MORA, REGIDORA, SIQUIRRES
RENIER CANALES MEDINA, ZONA SUR
ERICKA ALVAREZ SANDI, SAN MATEO DE ALAJUELA
ERIKA SEVILLA ZEPEDA, SAN JOSÉ
WILFREDO PIZARRO BERMUDEZ, EXCANDIDATO A ALCALDE, LIBERIA
HANNIA FRANCESCHI BARRAZA, TRABAJADORA SOCIAL, SAN RAMÓN
VINICIO ALFARO ROJAS, NARANJO
XINIA QUINTERO ARAUZ, LIMÓN
HEIDY CABRERA NUÑEZ, EDUCADORA, CAÑAS
HUGO VARGAS VARGAS, LÍDER SINDICAL, PEREZ ZELEDON
ARIEL ROBLES BARRANTES, ACADÉMICO, PÉREZ ZELEDÓN
OLMAN VARELA DURAN, SECTOR ECOLOGISTA, LA UNIÓN
SANDRA ARMIJO MATARRITA, LIDERESA MUJERES, NICOYA
CARLOS ROMERO FERNÁNDEZ, SECTOR AMBIENTAL
GERARDO BADILLA ALVAREZ, PROFESOR UNIVERSITARIO, SAN JOSÉ
YOLANDA CASTILLO CASTRO, SAN CARLOS
RAFAEL RIVAS DUCCA, CONSULTOR EMPRESARIAL, GOICOECHEA
MARIA DE LOS ANGELES SANCHEZ FONSECA, LIDERESA COMUNAL, ISLITA, NANDAYURE
ASOCIACIÓN DE INICIATIVAS POPULARES, DITSO
ESTEBAN UMAÑA PICADO, PERIODISTA
EMANUEL BUITRAGO, DIRIGENTE INDÍGENA
COORDINADORA DE COMUNIDADES, COMUN
EUGENIO CORDERO GUERRERO, PEREZ ZELEDON
SURAY CARRILLO GUEVARA, EXDIPUTADA GUANACASTE
DIONISIO CARRILLO OBANDO, NICOYA
EDISON VALVERDE ARAYA, GESTOR DE BUEN VIVIR CR
ADRIANA LACLÉ MURRAY, MÉDICO, MONTES DE OCA
ANA TRISTAN SANCHEZ, MONTES DE OCA
FORO ECUMENICO PARA EL DESARROLLO ALTERNATIVO DE GUANACASTE, FEDEAGUA
DAYANA UREÑA SOLÍS, COORDINADORA ASAMBLEAS PATRIÓTICAS POPULARES
OSCAR BOLAÑOS CHACON, MICROEMPRESARIO TRANSPORTE PÚBLICO, GOICOECHEA
MARINO MAROZZI ROJAS, CATEDRÁTICO, ECONOMISTA
JESUS CAMPOS, SAN JOSÉ
CLAUDIA SALAZAR, MÉDICO, SIQUIRRES
LETICIA SALAS PEREZ, SINDICAL, LIBERIA
MARTA FIGUEROA MATARRITA, ARTESANA, NANDAYURE
ASOCIACIÓN COMUNALISTA RUTA DE LA LECHE, NICOYA
REBECA CAMPOS MORA, GOLFITO
VERNOR ARGUEDAS TROYO, MATEMÁTICO CATEDRÁTICO, MONTES DE OCA
RICARDO HERNÁNDEZ MORA, EDUCADOR, PEREZ ZELEDON
MARCO TULIO PICADO, DESAMPARADOS
ASOCIACIÓN COMUNALISTA RUTA DEL MANGLAR, NICOYA
MAGDA SOLIS ALPIZAR, SAN JOSÉ
JOSE ANDRES DURAN LEIVA, DIRIGENTE ESTUDIANTIL, PEREZ ZELEDON
MARCO TULIO ARAYA BARBOZA, EMPRESARIO, SAN CARLOS
MARIA JOSE ALTAMIRANO SOLIS, MOVIMIENTO MUJERES, DESAMPARADOS
FLOR BENAVIDES CORRALES, EMPRESAS DE ECONOMÍA SOCIAL Y SOLIDARIA, NICOYA
MARIO SUAZO PALMA, CAÑAS
LIBIA MARIA RODRIGUEZ CASTRO, EXCANDIDATA A LA ALCALDÍA, SAN MATEO
FLAVIA MORA, SAN RAMÓN
MARIO CABRERA BURGOS, SAN RAMÓN
RUBEN GOLCHER, PALMARES
LUIS GERARDO ARCE VALVERDE, CARTAGO
IVAN OROZCO, CARTAGO
RONAL CAMPOS VILLEGAS, COOPERATIVISTA
ANA YANCY HERNANDEZ MURILLO, NICOYA
RICARDO HERNANDEZ, PEREZ ZELEDON
PATRICIA CALVO, CAÑAS
CARLOS CABEZAS MORA, DIRIGENTE SINDICAL
FRANCIA BOROWY, COOPERATIVISTA
KEVIN SOTO QUINTERO, CORREDORES
LEONARDO JUAREZ, JICARAL
ÁLVARO FERNÁNDEZ, ECONOMISTA
JESUS BRICEÑO, SANTA CRUZ
FLOR MARIA MATARRITA, HOJANCHA
OLGER SALAS, JICARAL
MARIA SANCHO, GRECIA
DANIEL ACUÑA, EMPRESARIO, SAN JOSÉ
LORENA DÁVILA CUBERO, TRABAJADORA SOCIAL, LIBERIA
MARCO FOURNIER, CATEDRÁTICO, LIBERIA
MIGUEL MARIN, PEREZ ZELEDON
RONAL BOLIVAR, DIRIGENTE COMUNAL ISLA VENADO
CARLOS DUARTE LOÁICIGA, NANDAYURE
LORENA SÁNCHEZ GUEVARA, GANADERA, NICOYA

Firma del manifiesto en este enlace

Compartido con SURCOS por Carmen Chacón.

Injusticias laborales no cesan en el contexto de la pandemia

1° DE MAYO 2020. Día internacional de la persona trabajadora

Centro de Investigación en Cultura y Desarrollo (CICDE) / Servicio Jesuita para Migrantes Costa Rica (SJM-CR)

La actual crisis sanitaria nos ha mostrado que podemos llevar a cabo acciones de solidaridad ejemplarizantes que ennoblecen a Costa Rica. Sin embargo, es altamente preocupante que ciertos grupos empresariales no estén haciendo lo que les corresponde como empleadores.

Recientemente, en la Zona Norte de Costa Rica, la empresa piñera Agromonte cambió de propietario. Todas las personas que laboraban en el campo y en la empacadora fueron despedidas. Muchas de ellas fueron recontratadas por el nuevo dueño: Grupo Acón, pero no corrieron con la misma suerte quienes habían formado parte del sindicato de la empresa anterior. El mensaje parecer ser claro: No queremos trabajadores que se sindicalicen, no queremos que reclamen sus derechos mediante la organización colectiva.

Además, tenemos conocimiento de que al menos 142 trabajadores no han recibido el total de las prestaciones laborales de su anterior patrono. Estos fondos se encuentran retenidos como parte de un proceso de liquidación en un Juzgado de Trabajo y hay nuevos atrasos por las medidas sanitarias en la entidad responsable de resolver este trámite. En un contexto tan crítico por el COVID-19, se está privando a estos trabajadores de recibir los recursos que les pertenecen, y que necesitan con urgencia para cubrir las necesidades de sus familias.

Aún más grave es la situación de quienes se habían organizado en el sindicato, pues las medidas de distanciamiento físico y la resistencia de las empresas en la zona a contratar personas con ese antecedente, les complica aún más encontrar un nuevo empleo. Varias de estas personas reportan haber solicitado el Bono Proteger sin tener ninguna respuesta al día de hoy, por lo que se encuentran en total desamparo.

Hoy 1° de mayo denunciamos el irrespeto a la legislación laboral en la que incurren muchas empresas en Costa Rica. Es innegable que hay sectores poderosos a los que no les interesan los derechos laborales de las personas que los hacen ricos y menos aún, generar oportunidades de trabajo dignas para los habitantes de Costa Rica. ¡Eso debe cambiar ya!

En medio de la grave crisis sanitaria que enfrentamos, es cuando más decididas y valientes deben ser las acciones del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, en su calidad de institución garante del cumplimiento del Código de Trabajo y el resguardo de los derechos laborales de todas y todos los trabajadores en el país.

Escenarios Costa Rica: Hacia una nueva normalidad

Con el propósito de “crear un conjunto de escenarios plausibles, sobre el marco de incertidumbre en el que deberá el país formular sus estrategias y tomar las decisiones, para la recuperación y orientación hacia la senda del bienestar en el mediano, largo y muy largo plazo”, la Escuela de Planificación y Promoción Social de la Universidad Nacional de la Universidad Nacional brinda “un aporte desde la academia a la atención de la post crisis que enfrentará Costa Rica después de la pandemia por COVID 19”.

SURCOS le invita a descargar este importante documento enviado a este medio por esa unidad académica de la UNA.

¡De los muertos, líbranos la Memoria!

Vladimir de la Cruz

El impacto mundial del Coronavirus COVID-19 es innegable. Asusta por su facilidad de expansión, por la letalidad que causa, que no es tan alta hasta ahora comparada históricamente, por los niveles de contaminación que provoca, por el desconocimiento que se tiene del virus que incita esta pandemia, por los sectores sociales que principalmente afecta, pero especialmente porque ha impactado la economía local, de los países afectados, y los encadenamientos mundiales y redes comerciales, de la economía global, sobre todo porque la vamos viviendo, en su expansión y alcance geográfico, en tiempo real, de modo casi tangible para todas la personas.

De hecho, a mi modo de ver, no es tanto el número de muertes que va estimulando lo que horroriza, es la forma de no controlar esas muertes y la forma sorpresiva como se manifiestan, y el temor de contraerla y no poder superarla. Es porque ha generado una toma de conciencia sobre la muerte inmediata, existente, que no controlamos, que puede alcanzarnos.

Las muertes se pueden ir vigilando, como se viene haciendo en muchos países, con acatamiento por parte de la población de las directrices generales que se dan por la Organización Mundial de la Salud, y por las instituciones y funcionarios responsables en cada país, en ese sentido.

Lo que no se ha podido detener es el crecimiento de la curva de contagios, calculados a uno por diez, que hace colapsar las instituciones sanitarias y hospitalarias existentes, que a su vez facilitan el crecimiento del número de muertos y la falta, a nivel mundial, de los instrumentos, y medios médicos, para atender a los contagiados y enfermos sujetos de internamiento y de atención en las Unidades de Cuidados Intensivos.

Los grandes países, como potencias militares que algunos son, pilares de la economía mundial que también dominan, son los que más gritos de alarma dan. Es como si a ellos se les hubiera atacado, con armas incontrolables, invisibles, imprevisibles en su manifestación, en la imposibilidad de dar respuesta inmediata, y al contrario, en un ataque, movido por el virus, que hasta hoy golpea los sensibles mecanismos y motores de la economía mundial, los medios de transporte mundial, especialmente aéreos, las redes de abastecimiento, de producción, por la parálisis que ha generado en infinidad de industrias, comercios, servicios, trabajos en general, en el turismo mundial y local de los distintos países, por la desviación de recursos, no pensados ni programados, para atender de manera inmediata la pandemia, y por ver cómo se frena y detiene, porque han puesto en evidencia las malas y deficientes estructuras sanitarias, de salud pública y de seguridad social que muchos países tienen, incluidos y de manera obscena y escandalosa los grandes países capitalistas, algunos de ellos presentados permanentemente como modelos de sistemas de vida. Lo que más alarma, parece ser, no es las muertes de los seres humanos, sino la posible muerte de la economía, de los sistemas y redes económicas, resultado de una guerra no convencional, con un “enemigo” hasta ahora bastante invisible, de movimiento rápidos, actuando como si fuera una guerrilla en combate… por aquí, por allá… por todos lados…

En algunos momentos, en Estados Unidos, y a nivel mundial, el impacto de la presencia del Coronavirus se comparó con el impacto que tuvo, en muertes, el atentado a las Torres Gemelas en New York, con poco menos de 3000 muertos, para dramatizar la situación, de un microorganismo que se había originado en Asia y que llegaba a la costa este de los Estados Unidos. Eso ha quedado corto en los propios Estados Unidos. En la Torres Gemelas “la guerra” le había llegado a Estados Unidos en su territorio. Los Estados Unidos siguió haciendo guerras en otros territorios, en otros países, en otros continentes y regiones…mientras no se metieran con ellos en su casa. Estados Unidos siguió matando y exterminando… seres humanos, ciudades, infraestructura de distinta naturaleza, destruyendo las economías locales donde hace sus guerras…

Hasta hoy, a nivel mundial, el número de muertos por el Coronavirus es más bajo que el total de las muertes que produjo el lanzamiento de las Bombas Atómicas en Hiroshima y Nagazaki, por parte de los Estados Unidos, el 6 y 9 de agosto de 1945, donde murieron casi 250.000 personas, que marcó de nueva manera, desde entonces, la Historia Mundial. Allí fue una muerte focalizada, en dos ciudades, decidida por el gobierno de Estados Unidos, y su presidente Harry S. Truman, cuando era innecesario, en ese momento de la II Guerra Mundial, haber hecho aquel genocidio y acto criminal.

Si de muertos se trata, la I Guerra Mundial, desde 1914 hasta 1919, provocó de 10 a 30 millones entre civiles y militares. En la II Guerra Mundial, desde 1939 hasta 1945, fueron entre 50 y 60 millones de fallecidos…Solo en la Unión Soviética casi 30 millones.

En la antigüedad, en las tres Guerras Púnicas, desde el año 264 AC hasta el 146 AC, se calcula que murió casi un millón de personas. Los romanos entre el año 400 AC y el 500 DC perdieron casi un millón de hombres en los campos de batalla. En las guerras judeo romanas, a principios de la era cristiana, se estima que murió más de un millón de personas. En las Cruzadas cristianas, entre el año 1091 y el 1291, se calcula que hubo 5 millones de muertos. En la Conquista española y europea, de América, se calcula que entre 1492 y 1572 murieron más de 60 millones de indígenas como resultado de la guerra de conquista, de las torturas, los trabajos forzados, por la represión en general, ¡ah!, y, también, por la presencia de bacterias, con el tifus, y de virus, con el sarampión y la viruela.

Recientemente, en los últimos 100 años, por citar otras, resultado de las guerras imperialistas y colonialistas, así como las guerras civiles y las de Liberación Nacional de esos imperios coloniales, murieron muchas personas.

En la Guerra Civil Española se produjo un millón de muertos entre 1936 y 1939, en la Guerra de Corea entre 1950 y 1953, murieron 4 millones, en la guerra de Liberación de Argelia, entre 1954 y1962, a manos de los franceses hubo más de un millón de muertos, la criminal guerra de Vietnam, desatada desde 1957 hasta 1975, provocó casi 7 millones de muertos, con menos 100.000 norteamericanos, sin contar la Guerra de Indochina de los franceses, desde 1946 hasta 1954, con medio millón de fallecidos. En Vietnam los Estados Unidos usó armas químicas, que ya se habían inventado desde la I Guerra Mundial.

La guerra de Biafra, entre 1967 y 1970 produjo casi 3 millones de muertos, y una hambruna poblacional que asustó al mundo. El impacto de la hambruna que puede desatarse cuando se vean bien los resultados del impacto del Coronavirus va a ser similar, y quizá más grande, por el desempleo mundial que ha ocasionado.

La guerra civil en Angola produjo, entre 1975 y el 2003, alrededor de un millón de personas fallecidas, la guerra civil de Mozambique, entre 1977 y 1992, generó un millón de muertes, en la guerra civil de Afganistán, desde 1979 hasta hoy, han fallecido más de 2 millones de personas, la Segunda Guerra del Congo provocó entre 1998 y el 2003, casi 6 millones de muertos, en Irak, la guerra impuesta por Estados Unidos, desde el 2003 hasta el 2011, ha generado más de un millón de muertos, la Segunda Guerra Civil de Sudán, entre 1983 y el 2005, provocó alrededor de 2 millones de muertos. Así se podrían señalar por millares de muertos los conflictos en Ruanda, Etiopía, Eritrea, Darfur, Uganda, Liberia, Sierra Leona, Rodesia, Tanzania…

Casi todas estas guerras se ubicaron también en el rango de “limpieza étnica”, concepto más actual, con el que ha operado Trump, en la práctica, en los Estados Unidos, para no mitigar el impacto que le está ocasionando el Coronavirus en su país.

La Conquista de México y del Imperio Inca se hizo con 30 millones de indígenas muertos, y hay quienes afirman que fueron 50 millones. La Guerra de Independencia de los Estados Unidos, 1775-1783, provocó 110.000 muertos y el famoso Ku Klux Klan solo entre 1868 y 1871, produjo 20.000 afroamericanos muertos. En Cuba, la Guerra de los Diez Años, 1868-1878, y la Independencia de Cuba, 1895-1895, provocaron casi 600.000 muertos, incluidos 50.000 españoles.

La Independencia de México generó entre 1810 y 1821, cerca de un millón de muertos, la Revolución Mexicana desde 1910 hasta 1920 provocó 3.500.000 de muertos, la Guerra de los Mil Días, a finales del siglo XIX, en Colombia, tuvo casi 200.000 muertos.

Las guerras en Centroamérica, a finales del siglo XX, también han tenido sus cifras…Guatemala más de 100 mil muertos, El Salvador cerca de los 100 mil muertos…

Estas guerras han tenido también por resultado grandes movilizaciones de desplazados y de procesos migratorios hacia otras regiones, países y continentes, como vemos constantemente de África hacia Europa, y de África hacia Estados Unidos en la ruta latinoamericana… y de Centroamérica hacia Estados Unidos…

El Coronavirus COVID-19 no ha gestado, hasta ahora, ningún proceso migratorio, ni interno en los países, ni hacia fuera de los países. Ha hecho que se cierren fronteras y se establezcan censuras migratorias para evitar la propagación posible de infectados, de contagiados, especialmente los asintomáticos.

La Pandemia del Coronavirus COVID-19 se me parece a la Bomba de Electrones, que también llamaron Bomba N, que inventó Estados Unidos, a finales de la década de 1970, que como arma nuclear tiene, teóricamente así es, aunque dichosamente no se ha aplicado, un gran efecto devastador porque elimina los seres humanos sin tocar las estructuras físicas, sin destruir edificios o sin provocarles daños profundos. A las personas y seres vivos las puede aniquilar dentro de los edificios, automóviles, e incluso instalaciones blindadas. Se ensayó en el Estado de Nevada en 1963. El Presidente Jimmy Carter aplazó su desarrolló en 1978, y Ronald Reagan activó su producción en 1981.

Esta bomba se desarrolló sobre el estudio de las series de electrones que se encuentran en las membranas plasmáticas, interna mitocondriales y tilacoidales de las bacterias, que producen compuestos energéticos que usamos los seres humanos. Esta Bomba forma parte de las armas nucleares, las más poderosas que se han desarrollado en el mundo. Por ello también los países que forman el Club de los miembros de países atómicos tratan de impedir que surjan otros países o Estados con esa capacidad de producción de armas nucleares. El impacto de la onda expansiva que genera la Bomba N es 7 veces superior a las Bombas de Hidrógeno.

El Coronavirus COVID-19 no toca las estructuras físicas, construidas por el hombre, pero mata a los hombres silenciosamente, con efecto devastador, casi sin control alguno. Por eso es que la economía mundial se ha paralizado. La estructura física allí está, lo que se ha sacado de ella es a los trabajadores, y a las personas, desde niños hasta ancianos, de todos los campos y áreas productivas y económicas. Curiosamente se evidencia que sin trabajadores no hay economía en funcionamiento…

Las Bombas de Hiroshima y Nagazaki destruyeron el 90% de los edificios y construcciones de las ciudades donde cayeron las bombas. En un minuto había una ciudad y un instante después había desaparecido… Así fue.

Las bombas nucleares, la Bomba N, las armas de destrucción masivas son creadas por los hombres en laboratorios. El Coronavirus no es una creación humana. Esta es la gran diferencia. No se originó en un laboratorio. No es un arma biológica ni fue resultado de ensayo de esta naturaleza. Tampoco fue esparcido, con ese propósito, como se ha dicho contra la República Popular China, por otras potencias económicas y políticas mundiales, guerreristas que también estudian cómo desarrollar este tipo de armas.

La Organización Mundial de la Salud ha sido clara de que el virus del COVID-19 no fue introducido intencionalmente, en productos exóticos, en un mercado de la Ciudad de Wuhan, ni fue resultado de la bioingeniería, y que desde allí se propagó al resto del mundo.

Es el Gobierno de los Estados Unidos, y su Presidente Trump, quienes han sostenido esta tesis conspirativa contra la República Popular China, por la guerra política, diplomática y económica comercial que tienen los Estados Unidos con esa potencia asiática, tratando de sacar ventaja económica de esta situación, lo que no ha podido.

Solo en el 2018, según la revista norteamericana “Journal of Virology”, en el sur de China se habían descubierto 89 nuevos coronavirus procedentes de los murciélagos, en investigaciones en las que había participado la USAID y el Instituto Nacional de Salud de los Estados Unidos.

Solo el Departamento de Defensa de los Estados Unidos tiene más de 400 laboratorios en diversas partes del mundo, especialmente en las fronteras de los antiguos países socialistas, estudiando y analizando la bioseguridad, porque Rusia sigue siendo el enemigo de los Estados Unidos, después de la disolución de la Unión Soviética.

Los gastos del Pentágono entre 1990 y el 2018 ascendieron a 100.000 millones de dólares en estudios de armas biológicas, desde hace más de 40 años, donde han venido tratando de modificar genéticamente los virus para aprovecharlos como armas biológicas.

Muchas enfermedades hoy se transmiten por virus, independientemente de su agente transmisor, como la gripe, el cólera, que según la Organización Mundial de la Salud, mata 100.000 personas al año, el dengue hemorrágico, el Ébola, el paludismo o malaria, que solo en el 2016 afectó a 126 millones de personas, en 91 países, el sarampión, que mató, en el 2016, a 90.000 personas en todo el mundo, y que produce universalmente alrededor de 390 millones de contagios o infecciones, la fiebre amarilla, el VIH-SIDA, la tuberculosis que mata 2 millones de personas al año.

En el mundo actual, como parte de las guerras modernas, se usan bacterias, virus, esporas como la del Antrax, para desarrollar lo que se llaman las guerras bacteriológicas y guerras agroterroristas, aprovechando para ello aerosoles, animales, insectos, pulgas, ratas, mosquitos, moscas, infectando ríos, aguas en general, alimentos, de persona a persona, depositando cadáveres en pozos de agua como hizo William Walker, cuando huía, en la guerra nacional en Nicaragua en abril de 1856, para provocar el cólera.

Desde la I Guerra Mundial se utilizaron armas químicas y gases asfixiantes, vesicantes, invalidantes, y lacrimógenos. Después se desarrollaron gases neurotóxicos y las armas bacteriológicas, como el uso de la botulina, con efectos similares a la Bomba N, que mata personas dejando intactas las edificaciones físicas.

Durante la II Guerra Mundial se hicieron experimentos en humanos prisioneros, por los nazis y japoneses, para desarrollar armas bacteriológicas.

En la guerra de Vietnam los Estados Unidos usó desfoliantes como el “agente naranja” y los “herbicidas arco iris”.

Como parte de estas armas biológicas están el carbunco, el ébola, la brucelosis, el tifus, la fiebre amarilla, la viruela, así como muchas toxinas.

Hay armas biológicas y herbicidas anti agrícolas para destruir cultivos, desfoliar vegetación, como las usaron en Malasia, Vietnam y en Cuba. La roya del trigo, del arroz y del café, ¿quién puede asegurar que no se introdujo como armas en países para entorpecer sus producciones agrícolas, disputando mercados mundiales o regionales? Igual con el ganado de distintas especies, vacas, puercos afectados con la peste bovina o la fiebre porcina, con lo que también se eliminan recursos animales.

La muerte, en números millonarios de personas, no nos han sido indiferentes, han existido. Somos los humanos los que hemos sido indiferentes hacia esas muertes resultado de las guerras mientras no nos afecten, mientras se lleven allá… en una localidad remota, allende de nuestras fronteras y nuestra comodidad.

El terror con que se ve y se aprecia el Coronavirus, por su inmediatez e impacto sorpresivo, acaso no es igual al que sufren millares de personas, hoy en el mundo, por las guerras regionales que se impulsan por las grandes potencias, y que viven esos pueblos, disputándose estas potencias las áreas de materias primas estratégicas, las regiones geopolíticas, los mercados de colocación de productos y las áreas de mano de obra barata.

El mismo esfuerzo internacional que hoy se trata de hacer y de coordinar para enfrentar el Coronavirus, deberíamos mantenerlo para acabar, de una vez por todas, con las guerras neoimperialistas, neocolonialistas, que siguen existiendo.

Hay guerras de las que no cultivamos la memoria de sus muertos y de las que nos hacen perder su memoria. Mientras no las olvidemos las recordamos.

La guerra contra el Coronavirus no nos ha hecho perder la memoria de su presencia, de su amenaza. Tampoco nos ha hecho perder la memoria de esas otras muertes, algunas muy presentes y no tan lejanas.

¡Mantengamos en alto la memoria de todas las guerras para la preservación del género Humano!

Imagen: https://pgmysgm.blogspot.com/2019/09/la-primera-guerra-mundial-fecha-28-de.html

Áreas silvestres reactivarían turismo y economía

Mediante encadenamientos productivos

La crisis generada en el sector turismo debido al impacto de la Covid-19, tiene a empresarios, trabajadores y sus familias al borde de la calamidad, pues a la fecha no se vislumbra la mínima apertura de dicho sector. Ante esta difícil situación el Centro Internacional de Política Económica de la Universidad Nacional (Cinpe), identificó en las Áreas Silvestres Protegidas (ASP) el potencial para estimular la demanda y dinámica del turismo en el corto y mediano plazo, siempre y cuando se acoja al turista nacional y se generen encadenamientos productivos.

Marco Otoya, docente e investigador del Cinpe-UNA, explicó que las ASP por su naturaleza y la diversidad de encadenamientos productivos que genera su existencia, son una oportunidad para mitigar los efectos del COVID-19 en el sector turismo. Al mismo tiempo, el mercado nacional es una oportunidad para estimular la demanda y dinámica del sector en el corto y mediano plazo, sobre todo porque en 2018 las ASP recibieron más de dos millones de visitantes, de los cuales el 54% fueron visitantes nacionales.

Costa Rica cuenta con un 25% de su territorio bajo la categoría de ASP, conformadas por Parques Nacionales, Reservas Biológicas y Reservas Forestales, entre otras. En total 145 ASP, de las cuales solo 40 recibieron visitación en el 2018; No obstante, esto generó ingresos importantes para el Sistema Nacional de Áreas de Conservación (SINAC) y para las comunidades cercanas a estas zonas.

Otoya agregó que los parques nacionales y en general otras ASP, provocan un efecto positivo y una serie de encadenamientos productivos en las áreas geográficas donde se ubican. “Esto implica la creación de una serie de actividades generadoras de empleo como hoteles, restaurantes, tour operadores, venta local de artesanías y productos propios de la zona”, indicó el investigador.

Recalcó además que muchos son los ejemplos en donde la visitación a un Parque Nacional se asocia a la compra de otros productos como fresas, flores y quesos, o bien a la realización de una actividad recreativa particular como la visita a un mirador, pesca recreativa o canopy. También, restaurantes y hoteles requieren productos agrícolas o insumos que se producen en áreas geográficas distintas. La visitación y el transporte se organiza desde operadores ubicados otras zonas, incluso cuando la visita se organiza por cuenta propia requiere del consumo y disfrute de bienes o servicios que no son necesariamente locales.

Acciones en cifras

En cuanto a cifras el Cinpe estimó que el aporte a nivel nacional de los parques nacionales y reservas biológicas por los servicios ecosistémicos que generan fue de aproximadamente ¢1 billón de colones para el año 2016, donde las empresas dedicadas a actividades relacionadas con el turismo fueron las más beneficiadas con la existencia de los parques nacionales y reservas biológicas con aproximadamente ¢809.478 millones, representando el 78.73% del aporte total generado. En el 2018 el fondo de parques nacionales, cuyo principal ingreso es la cuota que se cobra por visitación se estimó en ¢18.350 millones y para este año los ingresos por visitación estaban estimados en ¢13.510 millones.

Otoya expresó que lo anterior muestra el potencial de las ASP para generar ingresos y contribuir a nivel local en la generación de empleo y al desarrollo socioeconómico de las comunidades. “Dado que las ASP generan empleos directos e indirectos, permiten el desarrollo de la actividad turística y la actividad comercial en general, parte de las medidas y estrategias para mitigar la crisis del COVID-19.

Aseveró que el sector turismo debería enfocarse de inmediato a estimular la demanda interna, ya que el estímulo de la demanda nacional puede ser una estrategia que proporcione al sector los primeros recursos para su reactivación.

Papel del Estado

Al respecto, Otoya comentó que el SINAC debe jugar un papel fundamental en la atracción de la demanda interna a las ASP, pero también debe mejorar sus condiciones de acceso, infraestructura y servicios, principalmente de aquellas ASP menos visitadas pero que se ubican en zonas rurales con un potencial de estimular su actividad socioeconómica y productiva.

En cuanto al Instituto Costarricense de Turismo (ICT), a nivel internacional deberían vincular el concepto de ecoturismo con el turismo de salud, paz, meditación y espiritual, de modo que se aprovechen los relativamente buenos resultados por la forma cómo se enfrentó la pandemia en nuestro país, combinado con la fama de ecoturismo. Evidentemente esta estrategia debe posicionar las ASP en el ámbito internacional y en la mente del costarricense.

Otoya concluyó aseverando que “las campañas dirigidas al sector deben ser innovadoras y efectivas pues de acuerdo con datos del propio ICT, en la decisión de vacacionar del costarricense la publicidad en la televisión influye muy poco (5%) y la internet medianamente (28%).

****Mayor información con: M.Sc. Marco Otoya, investigador del Cinpe (8315-2771) o con la Oficina de Comunicación de la UNA, con el periodista Johnny Núñez (8674-8535).

Imagen ilustrativa.

Enviado por UNA Comunicación.

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Fauna vuelve a su vida silvestre

Ante ausencia de turistas en el Parque Nacional Manuel Antonio

Desde el 23 de marzo, debido a la pandemia generada por el covid-19, el Parque Nacional Manuel Antonio cerró sus puertas en seguimiento a las medidas de mitigación ordenadas por el Ministerio de Salud contra el nuevo virus respiratorio.

En este lugar, los monos cariblanca y los mapaches se acostumbraron a obtener su comida de los turistas. “Esta situación se produce porque los turistas les ofrecen comida a los animales y con el tiempo estos se han acostumbrado, inclusive sus crías, han aprendido a tomar comida de los bolsos de los turistas, lo que ha alterado visiblemente los patrones de comportamiento de estas especies”, dijo Grace Wong, investigadora del Instituto Internacional en Conservación y Manejo de Vida Silvestre de la Universidad Nacional (Icomvis-UNA).

¿Qué pasa con esos animales ahorita? Se desaparecieron de la playa. ¿Dónde están? En el bosque, donde está su comida, porque no necesitan de las personas, es más fácil para ellos cuando hay humanos ir y robarles la comida, y hasta más divertido, pero ahora que no están no se murieron se fueron al bosque a buscar su alimento”, explicó Laura Porras, investigadora del Icomvis-UNA.

Keilyn Otárola tiene 11 años de trabajar como guardaparques en Manuel Antonio, y según cuenta es ver otro parque. “Nosotros veíamos venados, la hembra con la cría, pero nunca un macho, ahora los vemos aquí en la playa y están bien de contextura, se ven saludables. Los mapaches dejaron de salir en el día y ahora buscan salir en la noche para aprovechar que las mareas han estado altas para perseguir a los cangrejos, los monos ya no se ven en la playa, se fueron para el bosque, y los perezosos han empezado a aparecer poco a poco”.

Sin embargo, para Otárola, lo más impresionante ha sido ver saínos por el parque. “En todos estos años no habíamos tenido reportes de saínos, no sabíamos que estaban en el parque y ahora se han visto pasar por los senderos. Tenemos que ver qué pasa cuándo se reabra el parque”.

Para facilitar el monitoreo de los animales dentro del parque las investigadoras Wong y Porras, diseñaron una matriz con datos como fechar, hora, lugar y sitio dónde se observan, con el objetivo de saber cuál es el comportamiento de los animales cuando no están los turistas. “El Icomvis-UNA ha tomado datos similares desde el 2017, y esto nos permitirá hacer una comparación de un antes y un después del covid-19«. De acuerdo con Wong, el ministro de Ambiente y Energía, Carlos Rodríguez les solicitó adaptar esa matriz para que se realicen los mismos registros en otras áreas silvestres protegidas y así poder contar con insumos que les permitan analizar nuevas directrices para la visitación de los parques nacionales.

Para más información comuníquese con Grace Wong del Icomvis-UNA 8386-0584 o con Laura Ortiz de la Oficina de Comunicación de la UNA 8998-2182.

 

Enviado por UNA Comunicación.

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