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UCR: Juliana Martínez Franzoni: »La desigualdad de género en el trabajo de cuidados es tanto injusta como ineficiente»

Juliana Martínez Franzoni es investigadora del Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad de Costa Rica (Foto Archivo OCI).

Llegó el momento de reorganizar para cuidar en conjunto

América Latina ha avanzado sustancialmente en la reflexión y ejecución de políticas públicas para promover el trabajo de cuidados como derecho humano fundamental. Sin embargo, son aún más los desafíos en cuanto a la regulación del trabajo doméstico, la desigualdad en la división del trabajo de cuidados por temas socioeconómicos, de género y etnia, y el desarrollo de la infraestructura social necesaria para brindar una cobertura de servicios de calidad vinculados a los cuidados a toda la población desde el nacimiento hasta la muerte.

Con el objetivo de analizar estos y otros desafíos, la Universidad de Costa Rica en conjunto con la Carework Network, reunió a diferentes sectores (academia, organizaciones sociales y sociedad civil) en el “Tercer Encuentro Global sobre Trabajo de Cuidados 2023. Trabajo de cuidados en tiempos inciertos: convergencias y divergencias alrededor del mundo”. Participaron de este encuentro global 250 personas procedentes de más de 30 países del mundo en 30 paneles, 6 diálogos públicos, una muestra fotográfica y 3 conferencias magistrales. Se contó con el apoyo de organizaciones internacionales diversas como Oxfam, la Fundación Frederich Ebert, OIT y PNUD, además de universidades del Norte y Sur global. El encuentro catalizó un enorme grado de colaboración entre investigadoras de la Universidad Estatal a Distancia, de la Universidad Nacional, y de la Sede de Occidente de la Universidad de Costa Rica.

Durante este encuentro se reflexionó en torno a si y cómo superar las categorías binarias de trabajos de cuidados pagado y no remunerado, las intersecciones de las dimensiones individual, familiar, comunitaria, del mercado, el estado; y la intersección de género, clase, raza y migración. En todos estos temas se buscó el diálogo entre regiones pero también entre académicas, personas que toman decisiones de política pública, y activistas.

En la siguiente entrevista, la Dra. Juliana Martínez Franzoni, investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios Políticos (CIEP) y del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS) de la Universidad de Costa Rica (UCR) y coordinadora del Tercer Encuentro Global sobre Trabajo de Cuidados 2023, se refiere al papel de las universidades públicas, sociedad civil y organizaciones sociales, en la consolidación del trabajo de cuidados como un derecho humano fundamental y clave en las sociedades democráticas.

–¿Cuál es el objetivo principal de este Tercer Encuentro sobre Trabajo de Cuidados 2023? ¿Por qué es importante para los países reflexionar acerca de este tema?

–Juliana Martínez Franzoni: Este encuentro global sobre trabajo de cuidados se enfocó en el abordaje de los cuidados en tiempos inciertos, en tiempos de choques como el generado por la pandemia del COVID-19, aunque no solo. Estamos entrando a una época en la que los choques serán nuestra nueva normalidad – y no solo vinculado a epidemias y pandemias, sino también al cambio climático.

Entonces lo que nos interesaba en este encuentro era identificar convergencias y divergencias en cómo nos relacionamos con los cuidados en estos tiempos inciertos. Y por cuidados nos referimos a la enorme cantidad de trabajo, tanto remunerado como no remunerado, que las personas y las sociedades debemos llevar a cabo para cosas tan básicas como poder estar trabajando. Es toda la cadena de personas entrelazadas para que una actividad se dé, es decir el conjunto de interdependencias que hace posible la vida en sociedad.

Además, hablamos de la importancia de una infraestructura social de los cuidados, que son un conjunto de recursos que movilizamos como sociedad para resolver los cuidados. Y, bueno, la pandemia visibilizó de manera muy cruda la centralidad de los cuidados para la vida en sociedad.

Todo esto es relevante porque, para tener sociedades más justas, más democráticas, pero también más eficientes, debemos resolver la organización de los cuidados. Hoy por hoy, tiende a ser muy desigual, según la clase social, y está marcada por una profunda división sexual del trabajo entre hombres y mujeres. Además, está intervenida por un montón de otras desigualdades como la raza y la etnia de las personas, por la ruralidad, etcétera.

Una de las características de cómo organizamos los cuidados en América Latina es esa profunda desigualdad socioeconómica y de género que se ve reflejada en un papel muy muy marcado del trabajo doméstico remunerado, mal remunerado, precarizado, desregulado, el cual tiene un papel preponderante, a diferencia de otras regiones del mundo, en nuestra región, como uno de los principales pilares de los regímenes de cuidado. El papel del Estado en proveer servicios, en proveer transferencias para comprar servicios, en regular los servicios que ofrece el mercado privado, sí existe, pero es incipiente.

A raíz de ese abordaje que hemos realizado sobre la situación en América Latina y sus diferentes variaciones, en la Universidad de Costa Rica se decidió realizar este Tercer Encuentro Global sobre Trabajo de Cuidados en nuestro país, como una forma de acercarse a América Latina.

Y ¿por qué a acercarse a América Latina ahora? Porque, entre el 2005 y el 2015, América Latina hizo una experimentación y una transformación sobre este tema muy profundas. Es decir, en Costa Rica lo vimos en el contexto del Gobierno de Laura Chinchilla con la Red Nacional de Cuido, pero también antes, de la mano de la política de igualdad y equidad de género.

En el PIEG 2007-2017 ya se venía posicionando en el debate público la necesidad de que el Estado intervenga con mejores y más diversas maneras de apoyar a las familias y a las mujeres, en cuanto a la organización de los cuidados. Ya había quedado colocada la idea de que era necesario que los cuidados no dependan solo de los recursos que manejan las familias y, además, de la necesidad de promover la corresponsabilidad entre hombres y mujeres, que es un gran reto, en la medida en que las mujeres seguimos siendo las principales o exclusivas cuidadoras. Eso tiene reflejos muy profundos en la desigualdad en el mercado laboral, en la desigualdad del ingreso, eso afecta no solo a las mujeres, sino que afecta a los países y a las economías.

En América Latina, las mujeres tenemos, en promedio, mayores años de educación formal que los hombres y, sin embargo, eso no se ve reflejado en los niveles de ingreso. Seguimos teniendo brechas para igual trabajo, para trabajo de igual valor, frente a los ingresos laborales de los hombres. Esto refleja las expectativas de cuidado, las entradas y salidas de los mercados laborales y el hecho de que las mujeres seamos las principales cuidadoras.

Hay que cambiar esto por distintas razones. Unas razones tienen que ver con los derechos; pero también hay razones que tienen que ver con la productividad de las economías y su eficiencia para aprovechar los recursos humanos que las propias sociedades están formando. Es decir que la desigualdad sexual del trabajo en materia de cuidados es ineficiente y está demostrado, hay números que lo documentan.

–Después de este análisis sobre América Latina, ¿hay alguna parte del mundo que sea modelo en cuanto al tema de trabajo de cuidados?

–JMF: Los regímenes de cuidado son como rompecabezas, es decir, que no hay una medida que lo resuelva todo, sino que hay un conjunto de medidas que deben relacionarse entre sí de manera virtuosa. ¿De qué están hechos estos regímenes? En primer lugar, de acceso a tecnología y a infraestructura. Por ejemplo, no es lo mismo lavar la ropa a mano que con una lavadora, eso hace toda la diferencia del mundo. No es lo mismo tener que caminar tres kilómetros para acceder al agua y traerla a tu casa, que simplemente abrir el tubo.

En segundo lugar, nos interesa ver en ¿qué medida, cuando las personas participan del mercado laboral, se contemplan las demandas de cuidado? No es lo mismo tener un trabajo que te remunera una licencia por maternidad, a tener un trabajo que no te lo reconoce. En tercer lugar, nos interesa ver si los mercados laborales reconocen que los hombres también tienen que cuidar y cuentan con incentivos acordes como las licencias por paternidad y/o las licencias parentales.

En cuarto lugar, nos interesa determinar si los países tienen infraestructura social, si tienen servicios de cuidado, en particular infantil, pero también más adelante en los momentos de cuidado de dependencia al final de la vida. Y, en quinto lugar, nos interesa ver qué pasa con el trabajo doméstico: ¿está regulado, no está regulado? ¿En qué medida opera como la válvula de escape para poner allí todo lo que no se puede resolver bien de otra manera? Y entonces ahí tienes una enorme proporción de población de mujeres, sobre todo migrantes, trabajando en estos cuidados.

Una cifra que llama la atención es que, en el mundo, una de cada quince mujeres está ocupada en el campo del trabajo doméstico remunerado. Sin embargo, en América Latina esa cifra sube al 25%, a una de cada cuatro mujeres. Eso habla de la centralidad del trabajo doméstico en nuestra región, en la medida en que esa es una válvula de escape, en la que depositamos un montón de trabajo de manera mal remunerada y desprotegida. Carecemos entonces de incentivos para que el Estado invierta más en servicios de cuidados, y para que los mercados laborales no te pidan jornadas de doce horas al día, algo imposible de reconciliar con las demandas de cuidado.

Desde esta perspectiva, se puede decir que los países que han avanzado más todos estos componentes son los países escandinavos y varios de los países europeos, como Francia, de Europa continental. Todos han avanzado en diferentes momentos del tiempo, más en algunos componentes que en otros.

Una cosa interesante que ha pasado en Europa, en la última década, es que las políticas de familia y la organización de los cuidados se volvió un tema electoral. Previamente, la manera en que los partidos políticos abordaban este tema estaba muy influenciada por la ideología de izquierda o de derecha. Los partidos de derecha estaban más orientados a que finalmente la familia cuida y las madres cuidan; y los de izquierda estaban más concentrados en mover todo para que las mujeres sean parte de los mercados laborales.

Pero, en los últimos años, eso ha cambiado mucho en la medida en que las mujeres han ido entrando al mercado laboral y le piden al estado y, por lo tanto, a los partidos políticos que compiten por los gobiernos, que tengan políticas que sean útiles para ellas. Y entonces el conjunto del sistema político se ha corrido hacia medidas que sean amigables hacia las familias, que busquen incorporar a los hombres en los cuidados y que protejan a las mujeres cuidadoras también.

Eso es algo interesante que en América Latina está empezando a pasar en algunos países, aunque es todavía incipiente esta politización del tema, de manera tal que haya premios y castigos para los partidos políticos que compiten por llegar a los congresos, o a los poderes ejecutivos, con medidas que sean sensibles a las necesidades de la sociedad y en particular de las mujeres que somos más de la mitad de la población y más de la mitad de las personas votantes en contextos democráticos. Esto es muy importante.

–¿Cuáles son los principales retos de Costa Rica y en general de América Latina en materia de organización de trabajo de cuidados?

–JMF Decidimos hacer la reunión en Costa Rica para asomarnos a todas las acciones que permitieron que, entre el 2005 y el 2015, América Latina como región pudiera avanzar tanto en la conversación pública como en la adopción de políticas públicas en materia de cuidados. Por ejemplo, se creó el Sistema Nacional Integrado de Cuidados en Uruguay, se crearon políticas vinculadas a los cuidados en Chile, y en Costa Rica también se originó la Red Nacional de Cuido.

Entonces, el asunto de los cuidados se volvió un tema público, y empezó a ocurrir lo que había sucedido en los años cuarenta, por ejemplo, con los sistemas de seguridad social, cuando a la vuelta de varios años, se había generado la idea de que los países que se precien deben necesariamente un sistema de seguridad social.

De manera análoga, actualmente hay un acuerdo internacional entorno a la idea de que los países deben tener políticas de cuidado. El objetivo es promover una reorganización social de los cuidados que honre la idea de que los cuidados constituyen un derecho humano. Como derecho humano que es, el cuidado no puede estar sujeto al dinero que las personas tengan en el bolsillo, ni puede estar sujeto a que las familias cuenten con una mujer dedicada a tiempo completo a cuidar, porque, en la medida en que el acceso a los cuidados depende de estos factores, se genera una profunda desigualdad.

Hay que pensar que en América Latina hoy hay muchas más familias en las que las mujeres están trabajando por un ingreso, que familias en las que no. Además, hay un creciente protagonismo de familias en las que las mujeres están ellas solas manteniendo y criando a sus hijos e hijas, generando a la vez ingresos y cuidando. Si el derecho a los cuidados se condiciona al dinero y a la presencia de mujeres cuidadoras de tiempo completo en las familias, serán muy pocas las que van a poder atender esas enormes demandas de cuidado, aún más en un contexto de envejecimiento de las sociedades, en las cuales van creciendo las demandas de cuidado al final de la vida.

Claro que América Latina es una región muy desigual: hay contextos políticos en los que la informalidad llega al 65%, como por ejemplo en Guatemala, y otros en donde es menos del 20%, como en Uruguay. Es decir, hay países con pobreza por ingresos que llegan a esos niveles y otros con pobreza extrema – aquella que impide atender las necesidades básicas alimentarias – muy bajas. Hay contrastes y dependiendo de estas desigualdades así son y así pueden transformarse los regímenes de cuidado.

En Costa Rica, se tiene por un lado el hecho de que lideró la conversación en torno a la posibilidad de tener política pública que interviniera de manera universal. Así fue planteada la Red Nacional Integral de Cuidados en el 2010. Sin embargo, su avance en materia de cobertura ha sido muy lento. En los años dos mil, junto con Chile, eran dos países muy extraños, porque siendo de los países con mayor nivel de desarrollo humano de América Latina, tenían los niveles de participación laboral femenina más bajos, junto con países como Honduras.

A la vuelta de 20 años, Chile logró que eso cambiara drásticamente; en cambio, Costa Rica no. ¿Pero qué pasó en Chile que no pasó en Costa Rica? Lo que se dio fue una generalización del acceso a los servicios de cuidado en los tres quintiles más bajos de ingreso, es decir en el 60% de las familias de menores ingresos. Es un tipo de focalización muy amplia.

Nosotros tenemos muchos años de tener una cobertura de alrededor del 20% de la población por debajo de la línea de pobreza. Por otra parte, hemos avanzado más recientemente en crear un sistema que integre los servicios y transferencias existentes en materia de cuidados. Eso es un avance, porque lo que va a permitir es articular elementos que están desarticulados.

Sin embargo, aún nos falta abordar simultáneamente el tema de la política pública con el mercado laboral, por ejemplo, si estamos tratando de ampliar la presencia de un sistema de cuidados para la población adulta mayor, al mismo tiempo que estamos creando una legislación laboral que facilita jornadas extensísimas de trabajo, eso es inconsistente para un régimen de cuidado democrático y eficiente.

Un régimen de cuidado democrático y eficiente es uno en el que los diferentes componentes se ajustan de manera armónica a la idea de que los cuidados deben ser con una responsabilidad compartida entre familias y no familias, vale decir, mercados laborales y estados, también comunidades, y entre hombres y mujeres.

Por ejemplo, Uruguay durante el periodo del 2010 al 2019 avanzó muchísimo, porque simultáneamente expandió servicios, creó licencias por paternidad y parentales, y mejoró la regulación del trabajo doméstico, tanto en salarios mínimos como en protección social. La proporción de trabajadoras domésticas con acceso a la seguridad social pasó de ser dos de cada diez a ser de siete de cada diez. Es decir, hizo simultáneamente estas acciones, y si hacés simultáneamente eso por un periodo de tiempo suficientemente largo, vas a ver un cambio cualitativo en el régimen de cuidados.

Pero, en este contexto de reducción del gasto, es muy difícil que Costa Rica en los próximos años vaya a atender los cuellos de botella de cobertura o que vaya a crear los servicios que necesita. Entonces, Costa Rica tiene un pronóstico reservado en materia de que pueda realmente dar un salto cualitativo hacia un régimen de cuidados como el que la OCDE dice que deberíamos tener.

–¿Desde su perspectiva, cuáles fueron los ejes temáticos más relevantes de este encuentro?

–JMF A partir de un primer análisis que con el apoyo de la Escuela de Ciencias Políticas ha realizado Rocío Peinador, los ejes temáticos más relevantes giraron, primero, los cuidados y la pandemia, o sea, cómo eran los cuidados antes de la pandemia y como fueron durante ella. ¿Cuáles fueron los ecos de esta situación? Es decir, las repercusiones que ha tenido en materia de organización social de los cuidados.

En segundo lugar, se analizó el papel de la población migrante en la organización social de los cuidados. Esto es algo muy sensible para Costa Rica, por la enorme centralidad que tiene la población y las mujeres nicaragüenses en la organización de los cuidados en Costa Rica.

En tercer lugar, se vieron temas de innovación y de dificultades para la innovación en materia de política pública en materia de cuidados – incluyendo sus relaciones con las regulaciones laborales como las relativas a las jornadas y los ingresos y con la protección social asociada a la inserción laboral.

 

Tatiana Carmona Rizo

Periodista de la Oficina de Comunicación Institucional, UCR

La Alianza de Comunidades por la Defensa del Agua – iniciativa de sembrar una milpa colectiva

El pasado sábado 3 de julio en Orocú, la Alianza de Comunidades por la Defensa del Agua llevo a cabo la siembra de una milpa colectiva, en el lote de Roxana.

La Alianza de Comunidades por la Defensa del Agua tiene como misión “lograr justicia en el acceso y protección del agua, a fin de asegurarla y garantizarla para la calidad de vida en las comunidades, mediante la educación de toda la comunidad, la investigación y la organización social” y su visión es “ganar espacios efectivos de participación en las decisiones sobre el territorio en el que vivimos, a fin de proponer y ejecutar formas de manejo de cuencas, orientadas por el concepto de que los ríos son claves para el agua de consumo humano y protección de la biodiversidad”

Se adjuntan algunas de las imágenes de la siembra.

La Alianza de Comunidades por la Defensa del Agua lanza la iniciativa de sembrar una milpa colectiva

El próximo sábado 3 de julio en Orocú, la Alianza de Comunidades por la Defensa del Agua tiene la intención de sembrar una milpa colectiva, «en el lote de Roxana». Además, proponen tener una pequeña reunión sobre el tema de los ríos y compartir al final un almuerzo en Chomes.

Informan sobre el conocimiento de que las condiciones para reunirse son limitadas, pero quieren hacer la invitación para que confirmen las personas que quisieran participar de esta siembra.

La Alianza de Comunidades por la Defensa del Agua tiene como misión “lograr justicia en el acceso y protección del agua, a fin de asegurarla y garantizarla para la calidad de vida en las comunidades, mediante la educación de toda la comunidad, la investigación y la organización social”; y su visión es “ganar espacios efectivos de participación en las decisiones sobre el territorio en el que vivimos, a fin de proponer y ejecutar formas de manejo de cuencas, orientadas por el concepto de que los ríos son claves para el agua de consumo humano y protección de la biodiversidad”.

Valorar a la naturaleza

José Luis Pacheco

Estar en contacto con la naturaleza es muy importante y nos ayudará a valorarla en todo su esplendor. Quizá algunas cosas a las que estamos acostumbrados no estarán presentes como por ejemplo el internet o las comodidades que por lo general tenemos, pero el ambiente diferente, el aire puro y los sonidos de esa naturaleza harán de la experiencia algo gratificante y posiblemente con deseos de repetirla.

Ya sea la montaña o la playa, incluso un potrero nos hará ponernos en contacto con esa naturaleza que siempre ha querido acompañarnos de buena manera y que quizá nosotros no la hemos entendido y en lugar de agradecerla, la hemos enfrentado y en ocasiones provocándole destrucción.

Durante esta pandemia nos hemos dado cuenta del respiro que la misma naturaleza ha tenido cuando fuimos encerrados en nuestras casas. Le dimos, forzadamente, un tiempo libre de nuestros ataques.

Quizá estemos demasiado acostumbrados a la tecnología y a estar en comunicación electrónica y cuando nos hace falta queremos desesperarnos, pero tomar conciencia de que estando en contacto con la naturaleza es un tiempo de reencuentro con nosotros mismos y que debemos disfrutarlo al máximo, nos hará sentir agradecidos con Dios y su bellísima creación.

Dios quiera que podamos hacer el tiempo para disfrutar la naturaleza y hacer de esos momentos de disfrute, momentos inolvidables, por la naturaleza y por la compañía.

Que Dios nos ayude a disfrutarla y a cuidarla.

Cero Trata de personas

En el canal de Youtube “Los Dioses Están Locos”, se puede encontrar el video titulado “Cero Trata de personas. Somos partes del problema, seamos parte de la solución”, el cuál tiene como mensaje unirnos a denunciar las violencias y no hacer un silencio cómplice, y deja como reflexión ¿Nos unimos junto a otras organizaciones de la sociedad civil para luchar contra la trata y el tráfico de personas? No podemos desoír una problemática tan violenta como esta, es ahora.

Somos parte del problema, seamos parte de la solución.

Compartimos el video completo:

Desescalar la investigación social: enunciación y cuido

Por Memo Acuña (Sociólogo y escritor costarricense)

Sobrepasamos ya algo más de un año desde que la Organización Mundial de Salud declarara el estado de pandemia. Entre olas, confinamientos, cierres de fronteras, hallazgos de la ciencia, vacunaciones, sistemas de salud exhaustos y combativos, se han develado certezas e incertidumbres sobre las dimensiones humanas que fueron falseadas, las preguntas sobre la construcción social de los afectos las solidaridades, las cercanías.

A la ciencia en su sentido más amplio se le ha demandado consecuencia: respuesta, exactitud, prontitud, pertinencia. Ha respondido desde todas las posibilidades y recursos disponibles.

Sin embargo, no debemos dejar de cuesitonarnos justamente por las condiciones de quiénes hacen ciencia en medio de la pandemia. ¿Que ha pasado con sus vidas? ¿Su subjetividad?

¿Sus redes de apoyo y acompañamiento? ¿Han tenido pérdidas cercanas? ¿Cómo enfrentan el dolor, el miedo? ¿Qué estrategias han diseñado para seguir adelante?

Junto a esas interrogantes sobre las personas y sus entornos, discusiones muy pertinentes y oportunas empiezan a referenciar lo que metafóricamente llamaríamos “desescalar” los acercamientos que se habían venido formulando para profundizar los distintos campos de conocimiento vinculados con el quehacer disciplinario, interdisciplinario y transdisciplinario en las ciencias sociales.

En este sentido: ¿es posible seguir con las mismas preguntas y las mismas metodologías de la denominada “normalidad” como si los procesos sociales y las subjetividades no hubieran experimentado ellos mismos cambios e impactos evidentes producto de la contingencia?

En el recién pasado congreso de la Asociación de Estudios Latinoamericanos (LASA) denominado “Crisis global, desigualdades y centralidad de la vida”, se discutieron y analizaron varios temas sobre la implicación de la investigación social en el periodo actual.

Entre las reflexiones compartidas destaca el dossier «Desafíos éticos de la investigación social en tiempos de pandemia (parte 2)», en el que las investigadoras de FLACSO Ecuador Tatiana Jiménez Arrobo y Vanessa Beltrán Conejo invitan a considerar los desafíos metodológicos del estudio de los procesos sociales en tiempos de excepcionalidad.

Hablan, desde su rol como investigadoras feministas, sobre la necesidad de “politizar la investigación” en el sentido de implicarse en el ejercicio de la mirada más allá del campo objetivo de los temas y objetos de investigación.

En sus palabras, lo anterior significa politizar las dimensiones subjetivas de quienes se colocan, en los procesos de investigación, como investigadores e investigadoras, porque ellos mismos, ellas mismas, están atravesados por miedos, preguntas, condiciones materiales y de salud tanto física como emocional, que intervienen en sus dinámicas como personas y como investigadoras.

He venido insistiendo en este y otros espacios, en la necesidad de hacer consciente el ejercicio de detenerse y respirar. Es decir, replantearse las formas de trabajo, las prácticas y hasta las propias discursividades, atravesadas como están por las lógicas de poder.

Esta actitud de “restablecernos” es la que proponen Jiménez y Beltrán acerca de considerar el lugar de la enunciación de quien investiga:

“Antes de la pandemia, ninguna de nosotras creía que el cuidado de sí era un elemento central en el diseño de nuestras investigaciones. Lo entendíamos como un privilegio de clase, asociado a procesos de reflexión poco comprometidos con la transformación social. Frente al riesgo de enfermedad, el aumento de las muertes por coronavirus, y el dolor generalizado que conlleva enfrentar la pérdida de seres queridos por pandemia, comprendimos que las preguntas en torno a los cuidados, la responsabilidad y el apego a principios éticos en nuestro proceso de reflexión eran, más que un privilegio, una necesidad. Fue en función de esas preocupaciones y lineamientos que ajustamos nuestras estrategias metodológicas y buscamos nuevas rutas para enfrentar las preguntas que nos habíamos planteado” (2021, 19).

Desescalar la investigación social no solo implica desprogramar lo andado y volcar la mirada a la nuevas realidades y necesidades producidas por la contingencia y la disrupción. Obliga afinar el sentido para situar las desigualdades de clase, género, nacionalidad y espacialidad como rasgos esenciales de una investigación al servicio de los sectores más vulnerables y excluidos.

Pero también señala el camino para considerar la propia subjetividad de quien investiga, acompañarle en el cuido y la escucha. Es esencial dar este paso para afrontar lo que sigue. Desde otras formas y posibilidades. Más cercanas a una ética del cuido y una política del afecto. Es esencial y necesario.

 

Imagen principal: Ilustración de la portada del libro «Emociones, afectos y sociología. Diálogos desde la investigación social y la interdisciplina». (2016). UNAM.

Encuesta sobre Corresponsabilidad Social de los Cuidados en el contexto de la pandemia por COVID-19 (mujeres con trabajo remunerado)

El Instituto Nacional de la Mujer (Inamu) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) están desarrollando un estudio para conocer las principales características del trabajo que realizan las mujeres en el contexto de la pandemia por COVID-19. 

Si trabaja de forma remunerada y tiene personas dependientes a su cargo (niñas, niños, personas con discapacidad, personas adultas mayores o personas enfermas) puede participar en la encuesta aquí 

Compartido con SURCOS por Ana Carcedo.

 

Mujeres por Costa Rica hace propuesta para el eje de creación y protección de empleos

SURCOS recibió el siguiente documento como parte del proceso “Costa Rica escucha, propone, dialoga”:

Colectivo Mujeres por Costa Rica

I. LOS RETOS URGENTES DE LA ACTUAL COYUNTURA

Existe en el país una realidad de graves desbalances, desigualdades, fracturas y asimetrías, tanto en lo económico como en lo social. Ello debería conducir, por tanto, a replantearse a profundidad, su estilo de desarrollo y a visualizar esta pandemia como una oportunidad para avanzar en la construcción de una sociedad más equitativa y ambientalmente sostenible.

Es momento de tomar decisiones y medidas de corto plazo, pero con la mirada larga en el futuro. Hoy tenemos la oportunidad, como nación, de decidir y concertar una ruta de desarrollo centrada en el bienestar integral de todas las personas y futuras generaciones, o por el contrario salir de esta coyuntura con un país más desigual, excluyente, injusto y depredador del planeta.

PRINCIPIOS ORIENTADORES DE LA PROPUESTAS

  1. Garantizar la paz social y la construcción de acuerdos que permitan enfrentar la crisis con una democracia remozada, esperanzadora, innovadora y líder de un nuevo orden social.
  2. Los recursos requeridos para atender la crisis sanitaria, evitar el hambre, dar auxilio a las personas más vulnerables y animar la recuperación económica, deberían ser financiados con aportes basados en la progresividad tributaria y muy particularmente con el aporte de aquellos sectores que pese a ser los de más altos ingresos y de mayor riqueza, aún no contribuyen de manera solidaria y transparente.
  3. Reconocer los impactos e implicaciones diferenciadas del COVID 19 en mujeres y hombres, en la crisis de salud, así como en aspectos sociales y económicos, particularmente en el empleo y brecha salarial. Ello es necesario para brindar respuestas que comprendan las dinámicas de género, especialmente en relación con oportunidades e igualdad salarial por el mismo trabajo, así como en la corresponsabilidad social de los cuidados.
  4. Brindar especial atención a grupos de mujeres vulnerables que están recibiendo el impacto mayor de la crisis, tales como las mujeres trabajadoras del sector servicios, sector sanitario, trabajadoras domésticas y del sector informal, muchas de las cuales son mujeres migrantes.
  5. Incorporar a las mujeres y la perspectiva de género en la gestión de las propuestas ante la crisis del coronavirus, en todos los ámbitos: prevención, recuperación y protección social y económica.

II. LAS PROPUESTAS

1. Promover y proteger el empleo de las mujeres a través del impulso a la soberanía alimentaria y nutricional.

La situación ambiental, así como el comportamiento errático y concentrador de los mercados internacionales de alimentos, demanda que el país anime políticas nacionales de soberanía alimentaria y nutricional, reconociendo a las mujeres como productoras relevantes, para lo cual se les debe garantizar el derecho al uso y a la propiedad de la tierra, al financiamiento, la asistencia técnica y la capacitación para que sus emprendimientos sean rentables y sostenibles. Para ello se debe:

a. Apoyar a las mujeres que desarrollan actividades agrícolas, pecuarias y pesqueras – incluidas muy particularmente las molusqueras- reconociendo su significativo aporte a la producción alimentaria ambientalmente responsable. Para ello debe asegurarse que la participación de las productoras rurales en el desarrollo sostenible se acompañe con implementación de asistencia técnica que les permita incrementar su capacidad de innovación y rentabilidad, con instrumentos crediticios que adecuados para obtener financiamiento y hacer frente a sus deudas, proteger sus bienes, garantizar el acceso a recursos productivos, en especial la propiedad de la tierra; así como propiciar la apertura de nuevos mercados a nivel local, regional, nacional e internacional que les permita establecer vínculos innovadores con consumidores y en particular a través de plataformas digitales en un marco de comercio justo y eficiente.

b. Todo ello a través de la promoción de formas organizativas propias de la economía social solidaria, organización comunitaria y la gobernanza para la innovación social.

2. Establecer programas y mecanismos de crédito para las mujeres emprendedoras.

Para ello el Sistema Bancario Nacional, Banca de Desarrollo e INFOCOOP deben:

a. Abrir líneas de crédito específicas para mujeres emprendedoras (micro, pequeña y mediana empresa) individuales o en formas asociativas en diferentes ramas de la actividad productiva con tasas de interés preferenciales y períodos de gracia mientras sus emprendimientos generan ingresos estables.

b. Acompañar estas líneas de crédito con capacitación y asesoría para la producción, la agregación de valor y la comercialización de sus productos y servicios.

c. Flexibilizar, simplificar y agilizar los trámites para acceder a dichos recursos.

3. Recuperar pymes y empresas de la Economía Social Solidaria (ESS) de las mujeres.

En vista de que, en la coyuntura de la pandemia, se ha visto claramente afectado el tejido empresarial nacional, las mujeres emprendedoras han sido fuertemente afectadas y hoy han tenido que cerrar o bien reducir sus actividades generadoras de bienes y servicios. Es fundamental su recuperación para a su vez recuperar y proteger el empleo. Por tanto, se propone:

a. Que el Sistema Bancario Nacional y los diferentes organismos y programas que ofrecen recursos a la actividad productiva establezcan programas de préstamos blandos a pymes y empresas de economía social solidaria para capital de trabajo, con tasas subsidiadas, períodos de gracia de hasta un año, estableciendo la condicionalidad de que se mantenga o amplie la empleabilidad que estos emprendimientos ofrecen.

b. Impulsar la modernización de pymes y empresas de ESS con programas de capacitación en tecnologías de punta y tecnologías ambientalmente amigables a través de convenios con las Universidades Públicas y el INA.

c. Asesorar y acompañar encadenamientos productivos entre sectores de la economía nacional y muy particularmente con el turismo hotelero como un mecanismo de lograr desarrollos locales y regionales.

4. Protección del empleo y garantía de los derechos laborales de las mujeres.

Como lo registra el último corte de la Encuesta Continua de Empleo (ECE) del INEC las mujeres han sufrido un incremento mayor en el desempleo a lo que ha impactado a los hombres, por tanto, si bien es cierto hay que proteger en su conjunto el empleo, es necesario actuar con especial atención en la protección y garantías laborales de las mujeres. Para ello se propone:

a. Que en los programas de salvamento a las empresas se condicione la restitución de los empleos suspendidos por la pandemia sin deteriorar las condiciones contractuales previas, así como el compromiso de crear nuevos puestos laborales atendiendo las condiciones legales establecidas en nuestro país.

b. Fortalecer la inspección laboral desde el MTSS para garantizar el cumplimiento de los derechos laborales de las mujeres trabajadoras en todos los sectores laborales: monocultivos, plantaciones, industria, servicios, trabajo doméstico, entre otros.

c. Crear un seguro de desempleo como parte de la seguridad social que permita un ingreso mínimo vital ante contingencias y crisis.

 d. Crear un mecanismo que permita garantizar los derechos laborales, conforme las leyes nacionales, a personas trabajadoras de las plataformas digitales.

e. Rechazar el expediente 21182 que tiene como propósito flexibilizar y extender las jornadas laborales a 12 horas, ya que implica una sobrecarga de trabajo para las mujeres, atenta contra los Derechos Humanos, el Código de Trabajo y la Constitución Política. (Título V. Artículo 58).

5. Garantizar que las mujeres del sector informal puedan transitar hacia un trabajo formal: pescadoras artesanales trabajadoras domésticas, vendedoras ambulantes, mujeres con discapacidad y madres de personas con discapacidad, artesanas y en general todas las mujeres en condición de vulnerabilidad.

Para ello se propone:

a. Formalizar sus actividades económicas bajo formas asociativas de la ESS, asegurándoles financiamiento y capacitación.

b. Impulsar el surgimiento de nuevos servicios estables y con una remuneración digna vinculados a sus actividades informales. Así por ejemplo, para el caso de las trabajadoras domésticas es posible animar iniciativas empresariales bajo modelo cooperativo autogestionario para el desempeño de un trabajo doméstico altamente especializado, orientado al mercado diversificado no tradicional, asegurándoles todos los derechos laborales; para las mujeres vendedoras ambulantes y patentadas con puestos en calle se propone desarrollar un mercado cooperativo de productos al por mayor y a bajo costo; para las mujeres con alguna discapacidad o madres de personas con alguna discapacidad, un mercado cooperativo de productos y equipo a bajo costo.

c. Incluir dentro de estas iniciativas también a las mujeres migrantes.

d. Desentrabar y simplificar trámites y plazos que limitan la generación de empleo y su funcionamiento óptimo.

6. Ampliar y extender la seguridad social a mujeres vulnerables en informalidad.

Otorgar pensiones del Régimen No Contributivo a mujeres adultas mayores que se encuentren incorporadas a actividades informales así como desarrollar alternativas de cuotas de seguridad social con una base mínima contributiva.

7. Fortalecer los sistemas de cuido que aseguren condiciones adecuadas de integración de las mujeres al mercado laboral y al sistema educativo.

Para ello se propone:

a. Avanzar en el diseño, institucionalización, y ejecución del Sistema Nacional de Cuido de alta calidad como parte de la Seguridad Social, con financiamiento solidario y con alternativas de copago para aquellas familias que cuenten con recursos para ello.

b. Promover el Proyecto de Ley de Creación del Sistema Nacional de Cuidados. Exp N.º 21962

c. Implementar medidas de corresponsabilidad social de los cuidados, compartidos entre instituciones del Estado, empresas, hombres y mujeres.

d. Visibilizar y retribuir de manera justa las actividades de cuido con salarios dignos, seguridad social, profesionalización y mayor calificación.

8. Sobre el trabajo en el sector de la cultura.

Las personas trabajadoras de la cultura, en las diferentes disciplinas, han tenido que poner en pausa sus diversas actividades y espacios laborales. Pese al impacto que han sufrido, su histórica situación crítica no ha sido visibilizada ni valorada. Es, por tanto, un sector que requiere una atención particular que les permita a personas trabajadoras de arte y cultura tener un trabajo decente, con todas las garantías laborales y de seguridad social. Para ello se propone:

a. Crear e impulsar emprendimientos culturales, individuales y colectivos.

b. Crear un fondo no reembolsable para capital semilla para emprendimientos culturales y de turismo cultural, tanto individuales como colectivos-asociativos.

c. Crear paquetes culturales y espectáculos de entretenimiento articulados a los paquetes turísticos, con ventas previas.

d. Mayor profesionalización de personas trabajadoras del arte y la cultura con espectáculos de entretenimiento de alta calidad.

e. Instaurar espacios culturales regulares, en las comunidades y a nivel nacional, como parte del rescate de la cultura local y del patrimonio cultural.

f. Crear un plan de acompañamiento en la creación de estrategias de captación de nuevos públicos y promoción cultural.

g. Crear espectáculos de interés cultural local en coordinación con Gobiernos locales.

h. Promover e instaurar una campaña apoyo a las personas trabajadoras de la cultura local y nacional

i. Establecer alianzas público-privadas donde el servicio artístico profesionalizado sea un medio de difusión cultural a nivel nacional e internacional.

j. Considerar la particularidad de las personas trabajadoras de la cultura, para garantizar su acceso permanente al Sistema de la Seguridad Social nacional.

9. Sobre el trabajo en el Sector Público.

Desarrollar un sistema de empleo público basado en el mérito y la profesionalización, en la evaluación de desempeño, con sistemas de selección, promoción y remuneración ordenados y transparentes como soporte de la calidad, oportunidad y capacidad de generación de valor público del Estado y sus diversas instituciones tanto en tiempos ordinarios como en periodos de crisis.

UNA: Sala de lactancia

ALBERTO SALOM ECHEVERRÍA

La Vicerrectoría de Vida Estudiantil impulsa el bienestar del estudiantado

UNA sala de lactancia

La Vicerrectoría de Vida Estudiantil ha venido impulsando iniciativas que contribuyen al bienestar del estudiantado de la UNA. En este sentido, se han puesto a funcionar salas de lactancia y gestiones para diversas opciones de cuido para niños y niñas, que permiten apoyar a los estudiantes en condiciones de maternidad y paternidad.

Cabe mencionar que se está implementando en coordinación Federación de Estudiantes-FEUNA y el Departamento de Bienestar Estudiantil, brindar una ayuda económica mensual de treinta y cinco mil colones para el cuido de niños y niñas menores de 5 años. Para ello se cuenta con un Fondo de 15 millones de colones aportados por la FEUNA, para la cobertura a 50 estudiantes. Al 29 de julio se indica que 17 estudiantes ya disfrutan de este beneficio.

UNA sala de lactancia2

Desde el mes de mayo se ha iniciado el análisis y las acciones para la viabilidad de generar opciones de cuido para hijos e hijas de estudiantes universitarios, tarea a la que se integraron estudiantes de la FEUNA y del “Movimiento Pro-Guardería Infantil”. En este sentido, se han ido a visitar centros modelos como el Taller Infantil del TEC, para conocer con detalle su funcionamiento y valorar la viabilidad de una propuesta similar en la UNA.

Además, recientemente se llevó a cabo una reunión con la coordinadora Regional de CEN-CINAI (Centro de Educación y Nutrición Infantil) del Ministerio de Salud-Heredia, donde existe la posibilidad real e inmediata de facilitar espacios para el ingreso de niños y niñas menores de 5 años, hijos e hijas de estudiantes universitarios. Estos centros están ubicados en diversos cantones de Heredia, inclusive dos de ellos con horarios nocturnos.

UNA sala de lactancia3

Esta iniciativa en la UNA será promovida en el Campus de Nicoya-UNA, ya que en sus alrededores existe un CEN-CINAI y en este Campus hay una necesidad evidente de atender la gran cantidad de infantes que asisten con sus madres a clases.

Se ha previsto inaugurar el Campus Omar Dengo-Heredia la primera sala en el mes de agosto 2016, con ocasión de la celebración mundial de la lactancia materna, y de manera paralela se realizan acciones con los coordinadores de Vida Estudiantil de las Sedes Regionales, para ubicar un espacio físico donde opere la sala de lactancia, cuyo equipamiento lo asume la Vicerrectoría de Vida Estudiantil.

UNA sala de lactancia4

Estas salas de lactancia deberán ser equipadas adecuadamente, con los requerimientos básicos para este fin y su equipamiento tiene un costo aproximado de 2 millones de colones.

La Vicerrectora de Vida Estudiantil va a plantear al Consejo de Admisión que preside el Vicerrector de Docencia, analizar la posibilidad de una acción afirmativa en materia de matrícula. La idea es dar prioridad en la matrícula a aquellas estudiantes en condición de maternidad, para que tengan la posibilidad de escoger mejores horarios que les facilite atender a sus hijos. Asimismo, tomar en cuenta a estudiantes en condición de paternidad que tienen la responsabilidad de la crianza de sus hijos, esto pensando en la equidad de género.

 

*Foto portada: diarioelargentino.com-ar

Información enviada a SURCOS Digital por Efrain Cavallini, Asesor de la Rectoría, UNA.

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FEUNA toma acciones para evitar deserción de estudiantes con hijos

Padres y madres que estudian en las distintas sedes de la Universidad Nacional (UNA) recibirán una contribución mensual para cubrir gastos por el cuido de sus hijos de 0 a 5 años, gracias al “Programa para los estudiantes en condición de maternidad y paternidad de la Universidad Nacional”, que puso en marcha desde junio pasado la Federación de Estudiantes de la Universidad Nacional (FEUNA).

La agrupación estudiantil creó un fondo que permita contribuir a atender las necesidades que presenta esta población estudiantil para el cuido de sus hijos, con el fin de impedir que esto implique un abandono de los estudios ni un perjuicio en la calidad de vida de los estudiantes y sus hijos.

La iniciativa arrancó en junio pasado con un plan piloto, basado en 50 casos de madres y padres estudiantes en las diferentes sedes de la universidad. Cada caso será valorado por las trabajadoras del Departamento de Bienestar Estudiantil de la Vicerrectoría de Vida Estudiantil y una vez corroborada la necesidad se le dará el beneficio mensual, el cual será prorrogable anualmente en tanto la situación económica no cambie y el niño se encuentre en la edad señalada anteriormente.

El directorio de la FEUNA es consciente de que este programa constituye una importante primera acción que se realiza partiendo de la necesidad a corto plazo evidente que tiene esta población. No obstante, los representantes estudiantiles son conscientes de que el tema requiere también un abordaje integral a largo plazo, que incluye otro tipo de acciones enmarcadas en programa denominado “Padres y Madres estudiantes”.

Según el “Reglamento para la solicitud de beca para estudiantes en condición de paternidad o maternidad”, la ayuda a esta población proviene del presupuesto anual asignado a la FEUNA por concepto de timbre de matrícula para ayudas económicas a estudiantes, que para 2016 corresponde a 15.000.000 colones.

Según decisión del directorio, el 50% del monto total se destinará a la contribución a estudiantes con hijos. Es por eso que a las 50 personas con quienes se inicia el plan piloto se les estará dando un aporte mensual de 35.000 colones.

Este aporte comprenderá para el año 2016, 8 meses lectivos (de abril a noviembre), a partir del próximo año se dará desde el inicio del curso lectivo hasta la finalización del mismo (de febrero a noviembre).

La solicitud de la ayuda se realizará por medio de un formulario que el estudiante deberá entregar presencialmente en las oficinas del Directorio de la FEUNA. Una vez entregados los formularios, la FEUNA los trasladará al Departamento de Bienestar Estudiantil para su respectivo análisis y resolución. La Federación notificará al estudiante de su status y al Departamento Financiero para el respectivo pago mensual de las solicitudes resueltas.

 

***Mayores detalles con José Pablo Soto, representante de la FEUNA, 8991-2172 o en la Oficina de Comunicación 2277-3067.

 

Enviado a SURCOS Digital por Oficina de Comunicación de la UNA.

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