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Etiqueta: democracia

Brasil: Advertencia a la navegación democrática

Por Boaventura de Sousa Santos*

Lo que ocurrió en Brasilia el pasado día 8, una semana después de la toma de posesión del presidente Lula da Silva, es un acontecimiento que solo tomó por sorpresa a quienes no quisieron o no pudieron informarse de sus preparativos, ampliamente difundidos en las redes sociales. La ocupación violenta de las sedes del poder legislativo, ejecutivo y judicial y de los espacios aledaños, así como la depredación de los bienes públicos de estos edificios por parte de manifestantes de extrema derecha, constituyen actos de terrorismo planeados y minuciosamente organizados por sus cabecillas. Se trata, por tanto, de un acontecimiento que pone en serio peligro la supervivencia de la democracia brasileña y que, por la forma en que sucedió, puede amenazar mañana otras democracias en el continente y en el mundo. Conviene, pues, analizarlo a la luz de su importancia. Las principales características y lecciones son las siguientes:

  1. El movimiento de extrema derecha es global y sus acciones a escala nacional se benefician de experiencias antidemocráticas extranjeras y a menudo actúan en alianza con ellas. Es conocida la articulación de la extrema derecha brasileña con la extrema derecha estadounidense. El conocido portavoz de esta última, Steve Bannon, es amigo personal de la familia Bolsonaro y desde 2013 ha sido una figura tutelar de la extrema derecha brasileña. Además de las alianzas, las experiencias de un país sirven de referencia a otro y constituyen un aprendizaje. La invasión de la plaza de los Tres Poderes en Brasilia es una copia «mejorada» de la invasión del Capitolio en Washington el 6 de enero de 2021, pues aprendió de ella y trató de hacerlo mejor. Fue organizada con más detalle, procuró traer a mucha más gente a Brasilia y utilizó varias estrategias para hacer que la seguridad pública democrática sintiese que nada anormal sucedería. Los cabecillas tenían como objetivo ocupar Brasilia con al menos un millón de personas, sembrar el caos y permanecer el tiempo necesario para permitir la intervención militar que pusiese fin a las instituciones democráticas.
  2. Se pretende hacer creer que se trata de movimientos espontáneos. Por el contrario, están organizados y tienen una profunda capilaridad en la sociedad. En el caso brasileño, la invasión de Brasilia se organizó desde diferentes ciudades y regiones del país y en cada una de ellas había líderes identificados con un número de teléfono para poder ser contactados por los adherentes. La participación podía adoptar muchas formas. Quienes no pudiesen viajar a Brasilia, tenían misiones que cumplir en sus localidades, bloqueando la circulación de combustibles y el abastecimiento de los supermercados. El objetivo era crear caos por la carencia de productos esenciales. Algunos recordarán las huelgas de camioneros que precipitaron la caída de Salvador Allende y el fin de la democracia chilena en septiembre de 1973. A su vez, el caos en Brasilia tenía objetivos precisos. Fue asaltada la sala del Gabinete de Seguridad Institucional, ubicada en el sótano del Palacio de Planalto, donde fueron robados documentos confidenciales y armamento de alta tecnología, lo que demuestra que hubo entrenamiento y espionaje. También se encontraron cinco granadas en el Supremo Tribunal Federal y el Congreso Nacional.
  3. En los países democráticos, la estrategia de extrema derecha se basa en dos pilares: a) invertir fuertemente en las redes sociales para ganar las elecciones con el objetivo de, si las gana, no usar el poder democráticamente ni dejarlo democráticamente. Así fue con Donald Trump y con Jair Bolsonaro como presidentes. b) En el caso de que no prevea ganar, comenzar a cuestionar desde antes la validez de las elecciones y declarar que no acepta ningún otro resultado que no sea su victoria. El programa mínimo es perder por un pequeño margen para hacer más creíble la idea del fraude electoral. Fue lo que ocurrió en las últimas elecciones en Estados Unidos y en Brasil.
  4. Para tener éxito, este ataque frontal a la democracia necesita contar con el apoyo de aliados estratégicos, tanto nacionales como extranjeros. En el caso de los apoyos nacionales, los aliados son fuerzas antidemocráticas, tanto civiles como militares, instaladas en el aparato de gobierno y de la administración pública que, por acción u omisión, facilitan las acciones de los rebeldes. En el caso brasileño, es particularmente clamorosa la connivencia, la pasividad e incluso la complicidad de las fuerzas de seguridad del Distrito Federal de Brasilia y de sus dirigentes. Con el agravante de que esta región administrativa, por ser sede del poder político, recibe cuantiosos ingresos federales con el propósito específico de defender las instituciones. En el caso brasileño, es escandaloso también que las Fuerzas Armadas se hayan mantenido en silencio, sobre todo cuando era conocido el propósito de los organizadores de crear el caos para provocar su intervención.

Por otro lado, las Fuerzas Armadas toleraron la instalación de campamentos de manifestantes frente a los cuarteles, un área de seguridad militar, y que permanecieran allí durante dos meses. Fue así como la idea del golpe prosperó en las redes sociales. En este caso, el contraste con Estados Unidos es flagrante. Cuando se produjo la invasión del Capitolio, los jefes militares estadounidenses hicieron cuestión de subrayar su defensa de la democracia. En este sentido, el nombramiento del nuevo ministro de Defensa, José Múcio Monteiro, que parece apostado en una buena y reverente relación con los militares, no augura nada bueno. Es un ministro problemático después de todo lo que ha sucedido. Brasil está pagando un precio muy alto por no haber castigado los crímenes y a los criminales de la dictadura militar (1964-1985), teniendo en cuenta que algunos crímenes ni siquiera prescribieron. Esto fue lo que permitió al expresidente Bolsonaro elogiar a la dictadura, rendir homenaje a los militares torturadores y designar militares, algunos fuertemente comprometidos con la dictadura, en importantes cargos de un gobierno civil y democrático. Solo así se explica por qué hoy se habla del peligro de un golpe militar en Brasil, pero no en Chile o en Argentina. Como es sabido, en estos dos países los responsables de los crímenes de la dictadura militar fueron juzgados y penados.

  1. Además de los aliados nacionales, los aliados extranjeros son cruciales. Trágicamente, en el continente latinoamericano, Estados Unidos ha sido tradicionalmente el gran aliado de los dictadores, cuando no directamente el instigador de golpes de Estado contra la democracia. Resulta que, esta vez, Estados Unidos estaba del lado de la democracia y eso hizo toda la diferencia en el caso de Brasil. Estoy convencido de que, si Estados Unidos hubiera dado las habituales señales de aliento a los aspirantes a dictadores, hoy estaríamos frente a un golpe consumado. Desgraciadamente, a la luz de una historia de más de cien años, esta posición estadounidense no se debe a un repentino celo por la defensa internacionalista de la democracia. La posición de Estados Unidos estuvo estrictamente determinada por razones internas. Apoyar el bolsonarismo de extrema derecha en Brasil sería dar fuerza a la extrema derecha trumpista estadounidense, que sigue creyendo que la elección de Joe Biden fue el resultado de un fraude electoral y que Donald Trump será el próximo presidente de Estados Unidos. De hecho, preveo que mantener una extrema derecha fuerte en Brasil será importante para los propósitos de la extrema derecha estadounidense en las elecciones de 2024. Es de esperar que la intención sea crear una situación de ingobernabilidad que dificulte al máximo la actuación del presidente Lula da Silva en los próximos años. Para que esto no suceda, es necesario que los golpistas y depredadores sean severamente castigados. Y no solo ellos, sino también sus mandantes y financistas.
  2. Para garantizar la sostenibilidad de la extrema derecha es necesario tener una base social, disponer de financiadores-organizadores y de una ideología lo suficientemente fuerte como para crear una realidad paralela. En el caso de Brasil, la base social es amplia, dado el carácter excluyente de la democracia brasileña, que hace que amplios sectores de la sociedad se sientan abandonados por los políticos democráticos. Brasil es una sociedad con gran desigualdad socioeconómica, agravada por la discriminación racial y sexual. El sistema democrático potencia todo esto hasta el punto de que el Congreso brasileño es más una caricatura cruel que una representación fiel del pueblo brasileño. Si no es objeto de una profunda reforma política, eventualmente será completamente disfuncional. En estas condiciones, existe un amplio campo de reclutamiento para las movilizaciones de extrema derecha. Obviamente, la gran mayoría de los que participan en ellas no son fascistas. Solo quieren vivir con dignidad y no creen que esto sea posible en democracia. En cuanto a los financiadores-organizadores, parecen ser, en el caso de Brasil, sectores del bajo capital industrial, agrario, armamentista y de servicios que se beneficiaron del (des)gobierno bolsonorista o con cuya ideología se identifican más.

En lo que se refiere a la ideología, parece asentarse sobre tres pilares principales. En primer lugar, el reciclaje de la vieja ideología fascista, es decir, la lectura reaccionaria de los valores de Dios, Patria y Familia, a los que ahora se suma la Libertad. Se trata sobre todo de defender incondicionalmente la propiedad privada para así, con eso: a) poder invadir y ocupar la propiedad pública o comunitaria (territorios indígenas); b) defender efectivamente la propiedad, lo que implica armar a las clases propietarias; c) tener legitimidad para rechazar cualquier política ambiental; y, d) rechazar los derechos reproductivos y sexuales, en particular el derecho al aborto y los derechos de la población LGBTIQ+. En segundo lugar, la ideología implica la necesidad de crear enemigos a destruir. Los enemigos tienen varias escalas, pero la más global (y abstracta) es el comunismo. Cuarenta años después de que, al menos en el hemisferio Occidental, han desaparecido los regímenes y partidos que defienden la implantación de sociedades comunistas, este sigue siendo el fantasma contradictoriamente más abstracto y más real. Para entender esto es necesario tener en cuenta el tercer pilar de la ideología de extrema derecha: la creación incesante y capilar en el tejido social de una realidad paralela, inmune a la confrontación con la realidad real, llevada a cabo por las redes sociales y por las religiones reaccionarias (iglesias evangélicas neopentecostales y católicas antipapa Francisco) que vinculan fácilmente el comunismo y el aborto y así infunden un miedo abisal en poblaciones indefensas, todo ello facilitado por el hecho de que hace tiempo que éstas perdieron la esperanza de tener una vida digna.

El intento de golpe de Estado en Brasil es un aviso a la navegación. Los demócratas brasileños, latinoamericanos, estadounidenses y, en última instancia, de todo el mundo deben tomar esta advertencia muy en serio. Si no lo hacen, mañana los fascistas no se limitarán a tocar la puerta. Seguramente irrumpirán sin ceremonia para entrar.

Traducción de Antoni Aguiló y José Luis Exeni Rodríguez

Nota del editor de Other News: Debido a la delicada situación en Brasil, trasmitimos de inmediato en forma adelantada del habitual servicio de nuestro servicio distribuido en las tardes, este interesante análisis del profesor de las universidades de Coímbra (Portugal) y de Wisconsin-Madison (EE.UU), Boaventura de Sousa Santos recibido esta mañana.

 

*Académico portugués. Doctor en sociología, catedrático de la Facultad de Economía y Director del Centro de Estudios Sociales de la Universidad de Coímbra (Portugal). Profesor distinguido de la Universidad de Wisconsin-Madison (EE.UU) y de diversos establecimientos académicos del mundo. Es uno de los científicos sociales e investigadores más importantes del mundo en el área de la sociología jurídica y es uno de los principales dinamizadores del Foro Social Mundial. Artículo enviado a OtherNews por el autor, el 10.01.23

La derecha peruana masacra al pueblo y acusa a las víctimas

Rogelio Cedeño Castro, sociólogo y escritor costarricense

La profunda crisis de legitimidad política en la que se ha venido sumiendo la nación peruana, a partir de la elección del profesor Pedro Castillo Terrones, como resultado de la segunda vuelta electoral efectuada en el mes de junio de 2021, es el resultado de la incapacidad –por así llamarla- de la derecha de aceptar un resultado electoral que le sea adverso, a semejanza de lo ocurrido hace apenas unos días en Brasil: la legitimidad reside en el elegido para el período 2021-2026 y no en sus detractores.

Desde el momento en que se conocieron los resultados electorales, la candidata ultraderechista Keiko Fujimori, hija del dictador Alberto Fujimori, que gobernó ese país con mano de hierro, a lo largo de toda la década de los noventa, desconoció los resultados de esas elecciones generales, llegando a acusar a algunos votantes andinos del Perú Profundo de haber actuado de manera tramposa e irregular, cosa que fue desmentida con sólidas pruebas. Era su tercer intento fallido de alcanzar la presidencia de ese país sudamericano.

Durante la mayor parte de junio y julio de ese año, cuando faltaban pocos días para la proclamación del presidente electo, que debía asumir el día 28 de julio de 2021, la derecha bruta y achorada del Perú acudió a todos los recursos que pudo para impedir que el organismo electoral proclamara al ganador. Después, ante el inevitable juramento del nuevo presidente, emprendieron la ruta hacia la vacancia o destitución de Castillo, acusándolo de “terrorista” y enemigo de la democracia (en realidad del corrupto régimen oligárquico imperante). De ahí en adelante, se sucedieron dieciséis meses de hostigamiento incesante, por parte de la prensa, el congreso y un poder judicial sujeto a los designios de los poderes fácticos del país, cuyos jueces y fiscales acudieron a la figura del lawfare, judicializando la política para enlodar al gobernante rechazado por los poderes fácticos.

Se acudió a dos intentos fallidos de vacancia, a negar el voto de confianza a numerosos ministros que debieron renunciar, por lo no pudo llevar adelante su gestión, asediada por una prensa corporativa y totalitaria. El hecho de que el nuevo presidente no fuera un hombre de izquierda ni cosa que se le parezca, tampoco condujo a un cambio de actitud de sus adversarios limeños (e incluso algunos señorones serranos, como la presidenta del congreso María del Carmen Alva). La condición de campesino serrano y mestizo lo hacía inaceptable e indigerible para las viejas élites del Perú, las que terminaron acorralándolo, y dándole un golpe de estado con la abierta intervención de la Embajada de los Estados Unidos, a pesar de los intentos reiterados de Pedro Castillo de obtener el respaldo de la Casa Blanca.

Lo más probable es que la negativa del presidente Castillo de emplear la fuerza contra las comunidades campesinas, las que se oponen a los depredadores proyectos mineros en la región de los Andes, basados en contratos ley típicamente colonialistas, propiedad de empresas canadienses y españolas, entre otras condujo al desenlace: un fallido intento del presidente de cerrar el congreso y llamar a elecciones para una asamblea constituyente, ocurrido el día 7 de diciembre tal y como había prometido durante la campaña electoral, un hecho del que no se sabe mucho porque el presidente fue secuestrado por las propias fuerzas de seguridad, cuando intentaba llegar a la Embajada de México en Lima. Un mes después el presidente legítimo permanece en la misma condición sin que haya sido posible conocer su versión libre de los hechos.

La hasta entonces vicepresidenta, Dina Boluarte asumió el mando del ejecutivo, dándole la espalda a sus antiguos aliados, y acudiendo de inmediato a la represión más sanguinaria contra las poblaciones rurales y urbanas de los Andes que rechazan el golpe dado por los militares, la prensa y el congreso. Por otra parte ante la evidente falta de legitimidad del nuevo régimen, escudado en una débil legalidad e ignorando el abierto rechazo de más del 90 por ciento de la población, Boluarte y los militares han optado por la represión y una campaña de calumnias contra las mayorías que protestan, las que hasta el momento han sufrido la pérdida de medio centenar de vidas en los departamentos de Ayacucho, Apurímac, Cuzco, Arequipa, Puno y otros puntos de la geografía peruana, pensando erróneamente que con el mero ejercicio de la fuerza militar y policial se fortalecen, pudiendo así perpetuarse en el poder, cuando en realidad acontece todo lo contrario, conforme pasan las horas y los días.

Estos fascistas, disfrazados de demócratas, llenos de odio racista y clasista, se aferran al poder a sangre y fuego, llevando a cabo limpiezas étnicas contra los aymaras y quechuas del altiplano ¿cuántos muertos más se necesitarán para que se vayan? o ¿es que acaso pretenden perpetuarse en el poder mediante una masacre de dimensiones colosales?  De lo que no hay duda es de que la frágil institucionalidad democrática latinoamericana se encuentra en serio peligro de muerte: lo ocurrido en la vecina Bolivia en noviembre de 2019 y en Brasil el domingo 8 de enero de 2023, revelan la necesidad de enfrentar con firmeza, inteligencia y prudencia la amenaza totalitaria de una derecha que jamás ha sido democrática.

Debilidad de la democracia

José Luis Pacheco Murillo

La democracia como sistema político es el más débil de todos los existentes, y esto se debe a que el mantenimiento del mismo queda a expensas de quienes ejercen el poder político y su deseo o no de mantenerlo, ya sea directa o indirectamente.

Los costarricenses nos hemos ufanado, desde hace años, de contar con la democracia más antigua de América Latina, sin embargo, hay que entender que igualmente, desde hace muchos años dejamos atrás el concepto real de la democracia representativa para tornarnos en un país electorero, y en el que el ejercicio del voto ha recorrido caminos de interés real inicialmente, con una participación ciudadana representativa, para luego, dar paso a una indiferencia que llevó al abstencionismo a ser el protagonista real, y con ello, tener como mejor representación popular a la indiferencia.

El sistema comenzó debilitando la educación para hacer crecer la pobreza y con ella tener la carnada necesaria para pescar los votos para mantenerse en el poder. Luego vinieron los Pactos para entre dos repartirse todo el pastel e irse dando campo uno al otro para ejercer ese poder sin afectar los intereses de uno y de otro, lógicamente manteniendo al máximo la ignorancia del pueblo.

Por ello, los programas educativos sufrieron poco a poco una debacle en cuanto a su contenido y capacidad para dar no solo conocimiento, sino y especialmente, actitud crítica y concierne ante el Mundo.

Eso nos ha llevado a tratar de elegir a quienes han prometido el cambio y una nueva ruta, con tan mala puntería que se han elegido a quienes se salieron de los partidos que dominaron la escena política en los últimos 70 años y por ende es seguir en lo mismo.

Además, en todas las instituciones quienes dirigen han sido en su mayoría los que fueron formados con esos criterios bipartidistas y de filiación política a ultranza que han obedecido a principios ideológicos y no a los intereses del país.

Hoy, con la pretensión de un cambio y una nueva ruta, tenemos en el poder a una persona que fue más grande que el partido político que lo proponía y que resultó electo por lo pésimo de su adversario, pero que cuyo estilo podría estar llevando esta a débil democracia por caminos muy peligrosos. Si bien es cierto que se ocupa un cambio, no es a punta de gritos y enfrentamientos con la prensa y la asamblea legislativa. La democracia se fortalece con consensos y diálogo y eso es sumamente necesario en estos momentos en el país.

Se están involucrando muchos actores, algunos cuyos antecedentes no conocemos y que por lo que se dice, poco les importa la marcha del país, si no el mejor postor, en un ambiente poco propicio para el diálogo y la cercanía para sacar a este país adelante.

Dios quiera que la cordura, la calma y el entendimiento lleguen a todos los involucrados y que esta endeble democracia se fortalezca con un diálogo fuerte y transparente, a sabiendas de que lo que más fortalecerá el sistema es tomar conciencia de lo pasajeros que son los actores y que más temprano que tarde ya no estarán y el país debe seguir adelante.

Manifiesto conjunto por la democracia ante los hechos ocurridos en Brasil

El Servicio Paz y Justicia (SERPAJ) – Brasil, la Asociación Brasileña de Apoyo a la Infancia y la Fundación Vida para Todos – ABAI,  realizaron este 10 de enero de 2023 un manifiesto en conjunto ante el intento de golpe de Estado realizado en Brasil, en el cual comunican:

“Las instituciones de la sociedad civil, antes nombradas, sin fines de lucro, que actúen en la defensa de los derechos humanos, solidaridad, respeto al medio ambiente y producción de alimentos saludables, por sus respectivos representantes, expresan su repudio a los actos violentos de terrorismo real practicados ayer en Brasilia, contra Instituciones Públicas de los tres poderes – Ejecutivo, Legislativo y Justicia, a través de la Corte Suprema de Justicia.

La democracia no es compatible, ni con actos violentos, conspiraciones u omisiones de nadie, y mucho menos de autoridades constituidas para defender los intereses más grandeslulu del país – una vida digna para todos los brasileños y brasileñas, el estado de derecho, el patrimonio público, la riqueza natural y la Constitución Federal de la República.

Brasil necesita paz y unidad para reconstruir el país después de toda la destrucción de economía y derechos fundamentales de los últimos años. En este contexto, nos unimos a todas las fuerzas democráticas, en particular al gobierno legítimamente electo del Presidente Luiz Inácio Lula da Silva, con el propósito de promover la paz social y la reconstrucción de un país justo y solidario para todos y cada uno”.

 

Imagen recuperada de InfoNews.

Programa Alternativas: De siervos menguados a poder popular. ¿Cómo lograrlo?

El pasado 06 de enero de 2023, con la participación de Alberto Rojas, director de la Escuela Ecuménica de Ciencias de la Religión en la UNA; Manuel Delgado, filósofo, periodista y escritor; Valeria Bolaños, estudiante de Ciencias Políticas y representante estudiantil en el Consejo Universitario de la UCR; Luis Gerardo Arce, historiador y José María Gutiérrez, profesor emérito de la UCR, junto con el equipo de Alternativas se realizó el primer programa del año titulado “De siervos menguados a poder popular. ¿Cómo lograrlo?”

La búsqueda por un nuevo mundo superior y más humano desde todo punto de vista, es la motivación para la realización del programa. Se destaca la dinámica de creación de políticas y la participación ciudadana en la toma de esas decisiones, así como la dinámica alrededor del poder, dado que este se puede realizar por medio de distintos recursos por los diferentes movimientos y la capacidad de estos para influir en la sociedad. En el contexto de la virtualidad por la pandemia de COVID-19, estas movilizaciones y su organización se han visto debilitadas.

También todo esto va de la mano con el planteamiento de transformar nuestra democracia en una nueva democracia, en la que el poder se deposite realmente en el pueblo y la ciudadanía pueda participar activamente en la gestación de los cambios que requieren las personas trabajadoras, las minorías y demás sectores de la población costarricense, en aras de lograr una sociedad más digna y justa. Esta transformación resulta necesaria partiendo del desgaste en la confianza que se tiene en las instituciones del país, desgaste que se ve reflejado en la poca participación electoral en las últimas elecciones, lo que afecta la legitimidad de los gobiernos y a la propia democracia.

Hablando del contexto latinoamericano y no sólo costarricense, se menciona que el regreso de un capitalismo anti neoliberal ya no es posible y el capitalismo neoliberal también es inviable, lo que resulta en una contradicción que lleva a la actual crisis de la región, por lo que se requiere plantearse una nueva estructura socioeconómica para Latinoamérica. El efecto de este neoliberalismo que impacta en la región (y mayor parte del mundo) desde la década de los ochentas, se asocia con una profunda desregulación de actividades económicas y capital financiero, que además, ha impulsado un debilitamiento del aparato estatal, de sus instituciones sociales, también de los derechos laborales y el impulso de políticas extractivistas.

Puede ver el programa completo con las distintas intervenciones en el siguiente enlace: https://fb.watch/hUsLTtOlHD/?mibextid=VhDh1V

ISP condena el intento de golpe de Estado perpetrado por golpistas bolsonaristas en Brasil

Este domingo, 8 de enero, un grupo de terroristas bolsonaristas invadieron y depredaron la sede de los poderes de la República brasileña en un intento de golpe de Estado. El presidente Lula decreta la intervención federal en la seguridad del Distrito Federal, unidad federativa responsable de la seguridad de la capital. Casi 300 son detenidos

Hace una semana, más de 200.000 personas ocuparon la Plaza de los Tres Poderes de Brasilia, la capital de Brasil, para asistir a la toma de posesión de Luiz Inácio Lula da Silva, elegido democráticamente para su tercer mandato. Desde entonces, Brasil y el mundo han asistido a manifestaciones golpistas de alas más radicales del bolsonarismo, un movimiento inspirado y alentado por el expresidente Jair Bolsonaro. Estas amenazas alcanzaron su punto más grave este domingo, 8 de enero de 2023, exactamente una semana después de la gran fiesta democrática que juramentó a Lula, cuando golpistas invadieron y vandalizaron las sedes de los poderes de la República Federativa de Brasil, el Congreso Nacional, el Tribunal Supremo (STF) y el Palacio de Planalto, este último sede del poder ejecutivo.

En el inicio de la tarde, los golpistas tomaron la plaza e irrumpieron en los edificios, vandalizaron el patrimonio público, símbolos de la democracia brasileña. Las imágenes muestran también que el grupo de terroristas llegó a la Explanada de los Ministerios escoltado por la policía militar y que la invasión de las sedes de los tres poderes (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) se produjo bajo una mínima resistencia policial. Las noticias apuntan a una posible omisión o incluso complicidad del gobernador y del secretario de Seguridad Pública del Distrito Federal, exministro de Justicia de Bolsonaro, que fue exonerado pocas horas después de iniciada la intentona golpista.

Tras unas horas de invasiones y depredaciones retransmitidas en directo por los golpistas en los canales digitales y seguidas por la prensa mundial, las fuerzas de seguridad recuperaron inicialmente el control del Tribunal Supremo y del Palacio del Planalto y, poco después, de la Cámara Federal y de la sede del Senado. Hasta la siete de la noche de este domingo (08), al menos 300 terroristas habían sido detenidos.

El presidente Lula decretó la intervención federal en la seguridad pública del Distrito Federal como forma de restablecer el orden público. El secretario ejecutivo del Ministerio de Justicia, Ricardo Cappelli, fue nombrado interventor hasta el 31 de enero. Lula ya está en Brasilia y se reunirá con el gabinete de crisis para evaluar las consecuencias de la invasión y tomar medidas adicionales al decreto de intervención. Los presidentes del Senado y de la Cámara de Diputados han ordenado la creación de un grupo de coordinación de crisis que se encargará de reorganizar el trabajo del Congreso, que ha sido convocado para interrumpir el receso parlamentario y regresar a Brasilia ya el lunes 9 de enero.

Rosa Pavanelli, secretaria general de la ISP.

«No es una mera coincidencia que el simulacro brasileño de la invasión del Capitolio ocurriera prácticamente el mismo día que la invasión del Capitolio de Estados Unidos hace dos años».

La Internacional de Servicios Públicos (ISP), sindicato mundial que representa a 30 millones de trabajadores en todo el mundo, repudia enérgicamente el ataque golpista en Brasilia orquestado por grupos que no aceptan el legítimo resultado electoral.

«No es una mera coincidencia que el simulacro brasileño de la invasión del Capitolio ocurriera prácticamente el mismo día que la invasión del Capitolio de Estados Unidos hace dos años. No es mera coincidencia que Bolsonaro se encuentre actualmente en Florida e incluso haya considerado alojarse en Mar-a-Lago, propiedad de Donald Trump. Y que el ex ministro de Justicia de Bolsonaro -que desde principios de año también está a cargo de la seguridad en Brasilia- también esté allí. No es mera coincidencia que la policía de Brasilia incluso escoltara durante 6 kilómetros a quienes perpetrarían el atentado. El fascismo no conoce fronteras, especialmente cuando se ve acorralado. Corresponde al pueblo brasileño estar vigilante y defender la democracia. Y a Lula mostrar el liderazgo necesario para restablecer la confianza y la fiabilidad en las instituciones democráticas: haciendo que todos los responsables de los disturbios y los condescendientes de la policía paguen por sus crímenes», afirma Rosa Pavanelli, Secretaria General de la ISP.

«Queda aún más claro el significado del Bolsonarismo: terroristas. Se hacen llamar patriotas, pero no son más que golpistas, vándalos, que no aceptan el Estado democrático de derecho. La ISP se une a todas las organizaciones democráticas del mundo en el repudio a este acto fascista y exige castigo a los responsables, en particular a los dirigentes políticos y financiadores de estas manifestaciones golpistas», dijo el secretario regional de la ISP para Interamérica, Jocelio Drummond.

«No aceptaremos que se falte al respeto al resultado legítimo de las elecciones en Brasil y se utilice como argumento para intentos golpistas criminales. Defendemos todas las formas de manifestación, siempre que sean pacíficas y legítimas, que no es el caso. Defenderemos el diálogo social y el respeto a las instituciones democráticas, pero nunca admitiremos la impunidad. Seguiremos luchando por las agendas sindicales y por servicios públicos de buena calidad, ante el gobierno electo y legítimo», dijo la subsecretaria regional de la ISP para Brasil, Denise Motta Dau.

Brasil e intento de golpe de Estado

Marcos Chinchilla Montes.

Marcos Chinchilla Montes

Si bien la mayor parte de golpes de Estado de los que tenemos recuerdo en América Latina han tenido la activa participación de políticos y empresarios de derecha, militares, y su conjunción con la maquinaria política y fáctica de la Casa Blanca de los Estados Unidos de América; lo cierto es que esa articulación política ha experimentado una metamorfosis en las últimas dos décadas en nuestra región.

Ya no se requiere del decisivo empujón de los militares, aunque una vez establecido el golpe, el respaldo de estos será fundamental para sostenerlo. Y es que un golpe orquestado por los militares finalmente resta legitimidad y queda así registrado en la historia, además del derramamiento de sangre que implica y los procesos judiciales que eventualmente le supondrá a los represores.

Por otra parte, el papel de la Casa Blanca en muchos casos pareciera ser un tanto opaco, pero es innegable la confluencia de intereses que tienen con los golpistas; y a la postre, las acciones diplomáticas que desarrollan en muy pocas semanas terminan dándole sostenibilidad y legitimidad política a los golpistas. El fracaso con Cuba o el soberano ridículo que han hecho en Venezuela son excelentes muestras de que la virulencia golpista que estimulan no siempre acaba bien, y que se puede trabajar de manera sigilosa debajo de la mesa, siempre en pro de su limitada visión de democracia pero anteponiendo sus intereses hegemónicos.

Lo que si me resulta un logro indiscutible de la derecha en el presente, es el amplio trabajo mediático y la activa movilización social favorable al golpe de Estado que han orquestado, sea de manera blanda o violenta. Y no es que en el pasado no existiera -recuérdese Chile antes del golpe del año 1973-; pero lo que se experimentó con el golpe de Estado en Bolivia (2019) o el día de ayer en Brasil contra el gobierno de Lula, en el cual se manifestó de forma sostenida y violenta la activa participación de una parte de la ciudadanía, evidencia la constitución de una suerte de organicidad golpista que se ha instalado en el ADN de los movimientos de derecha de corte fascista de nuestra región, y que incluso se materializó en el asalto al Capitolio por la hordas trumpistas en el año 2021 y que también tuvo cabida en la intentona golpista reciente en Alemania.

En esa organicidad golpista se reúnen una serie de intereses que han sabido cultivarse, amalgamarse, posicionarse y sostenerse muy bien, incluso más allá de sus diferencias y banderas: antiderechos, iglesias cristianas radicales, anti ambientalistas, neoliberales, conservadores, anti ciencia, negacionistas, pro tenencia de armas, pro dictaduras, anticomunistas, antimigración, supremacismo blanco, extrema derecha, fascistas, etc. Un movimiento que adquirió vida y autonomía a partir de la violencia política y socio cultural derivada de la imposición capitalista del neoliberalismo, y que sin lugar a dudas se convierte en una severa amenaza a todo lo que represente democracia, derechos humanos, justicia, igualdad, emancipación social y sustentabilidad ambiental.

El panorama político es realmente complejo y sus consecuencias sociales y políticas presumibles.

La derecha golpista, cristalizada ahora en amplios sectores sociales que defienden sus intereses de manera violenta, incluso rechazando principios como la democracia, la legitimidad del sistema electoral, la división de poderes, o la integración social, suponen un reto de enorme envergadura para toda América Latina.
Los recientes golpes contra Evo, contra Castillo, contra Lula, o el intento de asesinato contra Cristina Fernández, son solo la punta del iceberg de un proceso político de mayor amplitud que ya se dibuja de manera amenazante en nuestro horizonte.

Coordinadora Popular de Occidente: A la gente trabajadora y a la sociedad costarricense

El año 2022 que llega a su fin en pocos días, ha sido el primero de post-pandemia; sin embargo, con la llegada al poder Ejecutivo del Señor Rodrigo Chaves, -luego de una generación fuera del país, como representante del Banco Mundial-, asume el gobierno de Costa Rica el 8 de Mayo y a partir de ese día se continua con el proceso para el desmantelamiento del Estado Social de Derecho y de los Servicios Públicos, con dicha acción, la democracia costarricense empieza a ceder espacio al autoritarismo más que al diálogo o el consenso.

Datos:

“Ataque” a las Universidades Públicas, golpe al Fondo Estatal para la Educación Superior (FEES); presión al ICE, para seguir socavando las principales fuentes de generación de riqueza; proyecto de cierre del Banco de Costa Rica, retirado temporalmente, para obtener la aprobación de los eurobonos ($5 mil millones), deuda para pagar deuda.

Lo más reciente, golpe a la CCSS, al destituir primero al presidente ejecutivo, Álvaro Ramos y ahora a la representación laboral y otros miembros, en total 5. Esto representa una violación a todas las normas y leyes de nuestro país, y precisamente destituye a representantes elegidos por una gran mayoría de la clase trabajadora, como es la compañera Marta Rodríguez, cuya postura en la directiva de la Caja ha sido la defensa de la institución para que siga siendo patrimonio de toda la población costarricense.

Llamamos a las y los trabajadores de la región de Occidente, del país y a la población en general, a manifestar su repudio y pedir la inmediata reinstalación de los sectores laborales en la Junta Directiva de la Caja Costarricense del Seguro Social.

Los 81 años de vida de la Caja demuestran su valioso aporte a la sociedad y su capacidad para dirigir la Seguridad Social de nuestra Patria.

¡Alto a la privatización de la Caja y otras instituciones!
¡Construyamos justicia social luchando por nuestros derechos!

Reconciliar la izquierda con la democracia

“La libertad solo para los simpatizantes del gobierno, solo para los miembros de un partido —por muy numerosos que sean— no es libertad. La libertad es siempre la libertad de quienes piensan diferente. No se trata de un fanatismo de la ‘justicia’, sino que lo que hay de revitalizante, sanador y purificador en la libertad política depende de esta esencia y pierde sus efectos cuando la ‘libertad’ se convierte en privilegio».
Rosa Luxemburgo”
.[1]

Juan Carlos Cruz Barrientos, comunicador social.

Entre las variadas reflexiones que hay en el seno de la oposición nicaragüense, se plantea la cuestión de que si Daniel Ortega es igual o peor que Somoza, la respuesta que se dé al respecto, resulta insuficiente para explicar la situación de Nicaragua y menos aún para buscar alternativas superadoras, ya que una respuesta posible es que “Somoza era mejor”, con las implicaciones que eso tendría para la acción política democrática. Y es que reducir lo político a la esfera personal, puede resultar útil básicamente como recurso propagandístico, pero no ayuda a emprender transformaciones raizales. La política, en tanto que dimensión del ejercicio del poder, no se explica a partir de personas, sino como expresión de relaciones entre fuerzas sociales.

Puede resultar de mayor utilidad caracterizar políticamente al régimen y hurgar en la cultura política que lo sustenta. El cuanto a la caracterización nos preguntamos ¿estamos frente a un régimen autoritario o totalitario? Guy Hermet ve en los autoritarismos un amplio espectro de situaciones políticas en las que los “poderes estatales se concentran en manos de individuos o grupos que se preocupan, ante todo, por preservar su destino político de los peligros de un juego competitivo que no controlan totalmente»[1] De manera que la esencia del autoritarismo es la tendencia a monopolizar el poder político, por su parte Kryzhanouski lo diferencia del totalitarismo porque los sistemas totalitarios tienden a controlar toda la vida social, y no solo la actividad política[2].

De acuerdo con esa última diferenciación, es posible afirmar que en Nicaragua hubo una transición del autoritarismo al totalitarismo por parte del régimen, en tanto que no hay esfera de la vida nicaragüense que no esté bajo su control.

Hanna Arendt establecía una precisa distinción entre regímenes autoritarios y totalitarios. Según la pensadora alemana, el autoritarismo restringía la libertad, mientras que el totalitarismo la suprimía. El núcleo del totalitarismo como concepto radicaba en que los dominados quedaban bajo el arbitrio absoluto de quien ejercía el mando. Y ni siquiera se veía al Estado como principal detentor del poder. Arendt consideraba que eran más bien el partido, provisto de una concepción del mundo, y su líder quienes buscaban legitimar su dominación con una gran narrativa ideológica vinculada a la «sociedad sin clases», por un lado, o a la «superioridad de la propia raza y del propio pueblo», por el otro. (Merkel,2017).

En cuanto a la cultura política que sustenta al régimen, es posible identificar por un lado la tradición política autoritaria de la izquierda bolchevique y por otro, el caudillismo latinoamericano. Nuestro punto de vista es que el régimen nicaragüense resume ambas culturas políticas y que sobre esto nos parece relevante profundizar, teniendo presente que el gran desafío que tiene ante sí la oposición de izquierda y progresista en Nicaragua, es procurar una transición del totalitarismo a la democracia plural y participativa.

En ese sentido, tomamos como punto de partida para la presente reflexión el confinamiento por razones de conciencia de la excomandante guerrillera Dora María Téllez, quien junto con otras figuras históricas del sandinismo y liderazgos de las fuerzas opositoras, guardan prisión en las mazmorras de la dictadura.

Frente a lo que hoy sufre Dora María y meses atrás Hugo Torres, otra figura histórica del sandinismo muerto como resultado del maltrato carcelario, un sector de las izquierdas, como el que agrupa el Foro de Sao Pablo, justifican y respaldan a Ortega, mientras otros, se repliegan al campo de la indiferencia o directamente a la derecha, para condenar sin más, el derrotero seguido por ese proceso.

El hecho de que la Sandinista fuera la última revolución triunfante en el mundo y que concitara tanta ilusión en tanta gente, impone un esfuerzo por explicar la experiencia sandinista, desde la perspectiva de otra izquierda que no legitima las formas totalitarias del ejercicio del poder, en contra de quienes, en cuyo nombre se ejerce ese poder.

Lo que estamos viendo en Nicaragua es la toma del poder, por parte de una familia y sus allegados, que se han rodeado de privilegios y arrogado potestades absolutas, dando lugar a un régimen totalitario que interpela a las izquierdas y las incita a volver sobre el debate iniciado en los albores de la revolución rusa sobre democracia y socialismo. Ese es el llamado que vienen haciendo diversos intelectuales progresistas y de izquierda, desde el ascenso de Ortega al poder a partir del 2006.

Raúl Zibechi es una de las voces que se han levantado para increpar a esa izquierda (…) a la que “no le incomoda el régimen porque no quiere mirarse en ese espejo, en ningún espejo que les devuelva su obsesión por el poder. Esa izquierda que cacarea “golpe” cada vez que le propinan un revés político, que acusa a la derecha de sus propias limitaciones, prefiere mirar para otro lado cuando se trata de Nicaragua y de las presas y presos políticos torturados en nombre de una “revolución”, que sólo existe en su imaginación”.

Por supuesto que no se trata de hurgar en el arsenal ideológico de la derecha para analizar lo que ocurre en Nicaragua ni para cuestionar la actitud de las izquierdas, sino de retomar una línea de pensamiento y práctica política democrática desde la izquierda revolucionaria, que tienen en Rosa Luxemburgo uno de sus exponentes más representativos en toda su producción intelectual, pero particularmente con su texto “La revolución rusa”, cuyos cuestionamientos cobran renovada vigencia en la realidad de Nicaragua y su gobierno auto llamado “cristiano y socialista”.

En La Revolución Rusa, Luxemburgo escribió:

“…cuanto más democráticas las instituciones, cuanto más vitales y potentes se presentan las pulsaciones de la vida política de masas, tanto más directa y total resulta su eficacia, a despecho de las insignias anquilosadas del partido, listas electorales perimidas, etc. Es cierto que toda institución democrática tiene sus límites y sus ausencias, (…) pero el remedio inventado por Trotsky y Lenin, la supresión de la democracia en general, es aún peor que el mal que se quiere evitar: sofoca, en efecto, la fuente viva de la que únicamente pueden surgir las correcciones de las insuficiencias congénitas a las instituciones sociales, una vida política activa, libre y enérgica de las más amplias masas.”[3]

Para Luxemburgo sin una ilimitada libertad de prensa, sin una vida libre de asociación y de reunión, es totalmente imposible concebir el dominio de las grandes masas populares.”[4] ¨Para ella sin elecciones generales, libertad de prensa y de reunión ilimitada, lucha libre de opinión y en toda institución pública, la vida se extingue, se torna aparente y lo único activo que queda es la burocracia.”[5]

Entre las múltiples manifestaciones de totalitarismo de la dictadura orteguista, sobresale el inhumano encarcelamiento y aislamiento que sufre la revolucionaria Dora María Téllez, bajo el cargo de “traición a la patria” que recuerda la ignominia de los juicios stalinistas contra la disidencia. Lo mismo cabe afirmar del excomandante guerrillero Hugo Torres, que murió en prisión como resultado del maltrato carcelario y de Víctor Hugo Tinoco, otra figura histórica del sandinismo, que sufre todo tipo de privaciones a pesar de su delicado estado de salud.

Al respecto Raúl Zibechi[6] escribió: “Las izquierdas del mundo tienen una enorme deuda teórica y política porque nunca miraron de frente el estalinismo, como si ese régimen no hubiera salido de las propias entrañas de la revolución rusa. Comprender cómo se llegó a ese régimen feroz y criminal encabezado por Stalin, requiere evidentemente mirarse en el espejo, sacar conclusiones serias que no pueden consistir en echar todas las culpas al enemigo, como suele hacerse siempre desde ese sector.

En diferentes escalas de aplicación, una buena parte de las izquierdas heredan del stalinismo un conjunto de rasgos como el monopolio de un partido único, la condena y persecución del pensamiento crítico bajo cargos de “desviaciones”, “traidores”, “agentes del imperialismo”, etc. y el desconocimiento de los derechos civiles, que han sido naturalizados como parte del programa revolucionario.

Otras derivaciones stalinistas son el culto y la “fe” en los dirigentes que ascienden a la categoría de “indispensables” y la justificación absoluta de cualquier error en nombre de la causa “superior” del socialismo.

De ahí derivan tres comportamientos de las izquierdas: la primera es la idea de que para que cambie el estado de cosas se necesitan figuras mesiánicas; la segunda es la idealización de las revoluciones anteriores sin estudiar ni aprender críticamente de sus errores y la tercera, el desdén de los movimientos sociales con un origen distinto a la corriente dominante en el poder. Este desdén hacia los movimientos sociales, fácilmente se torna en descalificación de todos aquellos actores sociales y sujetos políticos, que como nuestros pueblos indígenas y poblaciones afrodescendientes, no estaban consignados en los manuales soviéticos[7].

Visto por Isabel Rauber, se trata de una izquierda “forjada en tiempos de predominio del dogmatismo estéril y paralizador, sin márgenes para albergar, contener y proyectar distintas miradas o propuestas, esa izquierda partidaria de núcleo comunista mayoritario, equiparó la defensa de la revolución socialista de octubre con el alineamiento incólume irrestricto y absoluto a las definiciones provenientes de Moscú y de sus organizaciones internacionales, sintiéndose convocada a imponerlas en todo lugar como “la única” verdad revolucionaria. Y así lo hicieron no solo con sus organizaciones y posicionamientos políticos, sino también a través de publicaciones, academias, el arte… (…) sino con el conjunto de las izquierdas de siglo XX.[8].

Estamos por lo tanto ante una herencia de que busca, además de mesías, “tierras prometidas” que encarnen lo que los comunistas aprendieron a ver en la Unión Soviética. Eso es lo que algunas izquierdas quieren ver en la Nicaragua de Ortega y Murillo.

Como destacó Pierre Broué, “El estalinismo, al eliminar cualquier posición alternativa, al no permitir la existencia de críticas internas en nombre de una disciplina vertical y autoritaria, hizo del Partido Bolchevique y de las instituciones bolcheviques máquinas burocráticas de muerte. El vocabulario hacia el enemigo interno aparece en casi todos sus discursos. Las organizaciones contrarrevolucionarias se convierten en aparatos donde surge un nuevo catecismo en torno al “marxismo-leninismo”, brota una nueva religión, un dogma. Sus detractores se convierten en los enemigos directos, y más peligrosos. Aparecen frases como “desviación de derecha”, “desviación de izquierda”, “desviación pequeñoburguesa” o “influencia socialdemócrata” (Broué, 1997, p. 600-601)[9].

Pero todo apunta a que las izquierdas han cerrado los ojos esa tradición y la historia se sigue repitiendo desde 1917. Esta suerte de legitimidad ideológica y política del autoritarismo, el verticalismo y la lógica militar de orden y mando, han encontrado tierra fértil en sociedades, como las latinoamericanas, con tradiciones autocráticas y autoritarias, condición que complica el tránsito a sociedades más democráticas.

En pueblos que han vivido por años regidos por el modelo cultural y espiritual “superior – inferior”, “mando – obediencia”, no es sencillo invertir las relaciones de poder en sus prácticas cotidianas. Más bien lo “natural” es aceptar y reproducir esas relaciones en las que suele haber una figura que encarna una suerte de “hombre-dios”.

En nuestra América, esa matriz ha prevalecido, desde la colonia, dando como resultado sociedades altamente desiguales y polarizadas entre las élites y pueblos, con burocracias administrando las desigualdades para que el estado de cosas se mantenga. Es así como el proceso por el cual nuestras sociedades pasaron de sociedades cacicales prehispánicas, al modelo de dominación colonial y luego al dominio neocolonial administrado por las élites criollas, está marcado por el autoritarismo y las relaciones de sumisión.

Si la izquierda quiere prevalecer como posibilidad civilizatoria debe cuestionar y extirpar las simientes totalitarias que han sobrevivido en sus entrañas. Eso pasa por comprender y trascender el stalinismo así como los paradigmas eurocéntricos, antropocéntricos, patriarcales y economicistas que marcaron a la mayoría de las izquierdas durante el siglo XX.

Recordando a Salvador Allende, “La revolución es aprovechar lo mejor que otros hicieron y lo mejor de nuestra historia, de nuestro pueblo, para cimentar el futuro. La revolución no es arrasar y destruir. Es construir y levantar con una nueva mentalidad una patria más amplia y generosa para todos los chilenos”.[10]

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Bibliografía

Broué, Pierre.(1992). El Partido Bolchevique. Primera edición: En francés, en 1962; En castellano, en 1973 por Editorial Ayuso, Madrid. Traducción: Ramón García

Luxemburgo, Rosa (1918). Crítica de la Revolución Rusa. [trad.] José Aricó. Buenos Aires: La Rosa Blindada, 1969. pág. 113. Estudio preliminar de Georgy Lukács.

_1918. Ob. Cit. pág. 118.

_1918. Ob. Cit. pág. 119

Luxemburg, Rosa (1974) “Zur russischen Revolution”, En: Gesammelte Werke, vol. 4, Berlin: Dietz, p. 359.

Merkel, Wolfgang. Por qué perduran los regímenes autoritarios. NUSO Nº 267 / Enero – Febrero 2017.

Rauber, Isabel. (2021). La época histórica de la izquierda entre el sueño revolucionario, la ideología y el pragmatismo político. Derroteros indo-afro-latinoamericanos. En: Una mirada crítica desde la izquierda. Colección Grupos de Trabajo. CLACSO. Buenos Aires. Agosto de 2021

Yauheni Kryzhanouski Del autoritarismo ruso a la guerra en Ucrania. Sin Permiso 11_12_22. Tomado de: ttps://aoc.media/analyse/2022/11/22/de-lautoritarisme-russe-a-la-guerre-en-ukraine/.

Zibechi, Raúl. Las izquierdas ante Dora María Téllez. Periódico La Jornada Viernes 02 de diciembre de 2022. P 15


[1] Guy Hermet, “El autoritarismo”, en Madeleine Grawitz, Jean Leca (dirs), Tratado de ciencia política. Vol. 2: Los regímenes políticos contemporáneos, París, PUF, 1985, p. 271.

[2] Yauheni Kryzhanouski Del autoritarismo ruso a la guerra en Ucrania. Sin Permiso diciembre 11, 2022.

[3] Luxemburgo, Rosa (1918). Crítica de la Revolución Rusa. [trad.] José Aricó. Buenos Aires: La Rosa Blindada, 1969. pág. 113. Estudio preliminar de Georgy Lukács.

[4] Luxemburgo, Rosa (1918). Ob. Cit. pág. 118.

[5] Luxemburgo, Rosa (1918). Ob. Cit. pág. 119

[6] Zibechi, Raúl. Las izquierdas ante Dora María Téllez. Periódico La Jornada Viernes 02 de diciembre de 2022. P 15

[7] Para ahondar en la visón soviética del mundo, ver el texto de Afanasiev “Fundamentos del comunismo científico” (1977), publicado por Editorial Progreso de Moscú, que resume y proyecta claramente las posiciones del PCUS y de la izquierda comunista o revolucionaria del siglo XX”.

[8] Rauber, Isabel. (2021). La época histórica de la izquierda entre el sueño revolucionario, la ideología y el pragmatismo político. Derroteros indo-afro-latinoamericanos. En: Una mirada crítica desde la izquierda. Colección Grupos de Trabajo. CLACSO. Buenos Aires. Agosto de 2021

[9] Broué, Pierre. (1992). El Partido Bolchevique. Primera edición: En francés, en 1962; En castellano, en 1973 por Editorial Ayuso, Madrid. Traducción: Ramón García Fernández. Esta edición: Marxists Internet Archive, marzo 2012. Digitalización: Martin Fahlgren, 2012.

[10] Salvador Allende. Visita presidencial al Congreso Nacional de Colombia, Bogotá. 30 de agosto de 1971


Opinión o actos de odio por el mundo

Juan Francisco Campos

Diciembre 2022

Resulta oportuno señalar que, por pereza o la treta confesional y política en el diario vivir de muchos fieles costarricenses, ante la situación calamitosa y asechanzas a nivel nacional; su más inmediata y casi única e instintiva respuesta es invocar oraciones como la del Ave María: “Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores”; obviamente vacía de su legítimo fervor. Maldita sumisión e impropia conducta inducida a través de la idolatrada democracia, pacifismo, patrioterismo y electorerismo; instrumentos de dominación ideológica e inmovilización social usados con eficiencia por parte de la oligarquía gobernante y grupos afines.

Por consiguiente, mientras los “chavistas criollos” siguen como Buda entre pilares ruinosos en espera de milagros, también los pesimistas dirán que no hay más, por cuanto los hechos cotidianos son más sensibles que los datos estadísticos e indicadores definidos por la academia respecto a la situación nacional. Sin embargo, en ningún momento podemos obviar la pesada realidad que nos afecta a todos, llena de flagelos, como la violencia extrema que, día a día acaba con vidas humanas visibilizando en esta “pacífica Nación”, las prácticas más atroces sobre sus víctimas sin distingo de edad, género, raza, procedencia o condición social. En verdad, si fuera que a la institución militar (ejército) se le puede asociar per se enemiga de la democracia, no parece que su abolición formal en este país, nos haya resguardado hasta hoy por ejemplo de afrontar crímenes y delitos de lesa humanidad. También, está presente la desigualdad económica a nivel récord y en crecimiento, pobreza y pobreza extrema (miseria), desempleo, explotación y psico terrorismo laboral, corrupción a todo nivel, neoextractivismo y daños ambientales sin control, servicios e infraestructura pública en deterioro e insuficientes no obstante los altos niveles de endeudamiento público, drogadicción, consumismo, miedo, traición a la Patria, etc.

Como nunca antes, este país está afrontando una situación catastrófica sin perspectiva de ser revertida a corto ni mediano plazo, la cual, no honra la democracia que autodenominan ejemplar. Sino, a otra forma de gobierno que, por degeneración, corrupción y mucho más, devino en la Plutocracia que bien exhibe Costa Rica; aproximadamente a cuarenta años de que sus mejores obras que en efecto fueron la admiración y reconocimiento internacional, sistemáticamente sus propios gobiernos las han sometido a procesos de liquidación total o parcial. Han instaurado un modelo desarrollista cuyo ganador absoluto es el capital financiero trasnacional, el cual, ya apropiado de la mayoría de recursos del país incluyendo el patrimonio natural, dispone también de toda la riqueza que sólo es posible producir con la fuerza laboral de nuestro pueblo trabajador, no obstante, únicamente a cambio de un poco empleo incluyendo el trabajo indecente y esclavo.

Es más, esa será la tendencia en crecimiento gracias a la nueva legislación que, no tiene como objetivo siquiera establecer las regulaciones necesarias ante dichas desviaciones; sino que, se encamina a convertir el país en una extensa zona franca (factoría de recolonización). Asentamientos privilegiados para la “benévola generación de empleo” por parte de dicho capital financiero transnacional (inversión extranjera) al cual, como se ha dicho, se conceden ventajas para la explotación laboral y otras consecuencias negativas a los intereses nacionales de trabajar por una Patria mejor. Por ejemplo, en cuanto a propiedad y uso de la tierra, mayor cantidad de suelos de vocación agrícola son adquiridos por nuevos propietarios nacionales y extranjeros, entre los que sobresale el empresariado inmobiliario, especialista en la ampliación de la frontera urbana tanto comercial como turística; y por añadidura, el principal obstáculo al ordenamiento territorial local, regional y nacional.

La hermosa Guanacaste, nos dicen que, demanda y tendrá más agua, pero al costo más elevado e injusto para los costarricenses a nivel financiero y ambiental; jamás será agua para los guanacastecos. Para ellos y en general para los costarricenses, quedará la deuda y más destrucción de la casa común. Quizás pocos territorios tienen hoy el grave desafío ambiental e injusticia sobre los pobres que habitan esta provincia, pues además de que ya le sobreexplotaron recursos como el agua potable, muchos de ellos hoy son verdaderos desplazados ambientales. Es decir, entre los pobres más abandonados y maltratados de este país, están gran parte de sus hijos todavía ahí residentes, quienes poco a poco siguen emprendiendo el viaje a la desesperanza desplazados de su tierra; mientras extranjeros y oligarcas nacionales, por tierra y aire, gracias a los gobiernos e intereses que representan, aceleran también su viaje en dirección inversa; pero con fines de ocupación.  

De tal manera que, bajo el nuevo modelo mercantilista por excelencia y eficiente en generación de miseria humana y ambiental; los pocos bienes y activos que todavía quedan bajo administración estatal, el gobierno y presidente de turno, como experto banquero de los organismos financieros para la dominación global, se propone rematarlos al mejor postor. Su justificación, es cohonestar a conveniencia de esas mismas entidades financieras, la deuda externa que hace mucho tiempo es inmoral e impagable. Observamos por lo tanto que, a pesar de los supuestos o no deslices del señor presidente, no ha dejado de trabajar para ellos.

En resumen, es claro que, en la carrera por “generar empleo” (entiéndase explotación laboral y concentración de la riqueza) para los pobres, en este mundo de la modernidad y también “felicidad tica”, no deben existir límites (regulaciones) de ninguna naturaleza. La apertura del país a los mercados mundiales así lo exige, y para ello, ejecutan una regresividad legalista como parte de la estrategia de “facilitación de trámites”, a través de la cual, requerimientos técnicos como los ambientales, de hecho son señalados como “cuellos de botella” a eliminar. Con estas políticas, trascendentales órganos técnicos como la SETENA, creados en su momento para procurar el desarrollo sostenible, además de que no la dejaron cumplir su función, ahí está, con su mismo equipamiento técnico, humano y físico de hace tres años, casi sólo esperando su dispersión o extinción final. Es parte de la lista entidades públicas a desaparecer según el funesto “Acuerdo Nacional” entre partidos políticos de hace ya cinco años; y con los mismos fines, está entre los órganos priorizados por el gobierno actual. Tómese en cuenta que, en julio del año 2019, más del 50 % de sus tareas principales fueron eliminadas vía decreto ejecutivo No. 41815-2019-MINAE. S-MOPT-MAG-MEIC. La administración Alvarado y sus acólitos la señalaron como el principal “cuello de botella” para la generación de empleo y el desarrollo nacional. Pero a pesar del retroceso ambiental que consolidaron, los empleos ni el desarrollo prometido llegó. Por el contrario, el desempleo aumentó e igualmente se multiplicó el trabajo informal y los daños ambientales; y a pesar de la “bondadosa ayuda gringa a la seguridad”, es irrefutable que, hasta el crimen organizado creció como el “empleo más calificado” según sus equipamientos e infraestructuras.

Y no obstante lo anteriormente descrito, es notable que la caótica situación que nos afecta es más profunda de lo que aparenta. Sin margen a la duda, es una bien definida crisis civilizatoria, para la cual, sólo recetan “más mercado y menos Estado”; condición propiciadora de un incesante bombardeo mediático de promoción al consumismo y endeudamiento individual o familiar a nivel estrangulante; obviamente, la deuda del Estado no es la única impagable. Debe repetirse que, están pagas. Un contexto en el que, es agravante la ausencia de principios éticos y morales, característica sobresaliente de esos grupos oligárquicos apoderados de nuestro Estado Social de Derecho y de Servicio Público. Régimen que, para la perpetuación de su poder absoluto, dispone y usa todo tipo de medios para desinformar, por ejemplo, mediante diferentes acciones que van dirigidas inclusive a generar odio y maledicencia contra los grupos sociales y políticos o también individuos que no comulgan con sus intereses. Conductas inhumanas que creíamos desterradas del mundo, pero que, de nuevo están resurgiendo tanto en Europa como en América, por ejemplo, en Brasil y el EUA anglófono.

Pero en Costa Rica también se dan señales al respecto, su presidente no hace mucho tiempo (https://www.presidencia.go.cr/comunicados/2022/07/presidente-rodrigo-chaves-atiende-llamada-de-mandatario-ucraniano/…) declaró públicamente y al parecer conmocionado, que tuvo conversaciones amistosas con su colega ucraniano -personaje de muy discutida estirpe- mediante las cuales prometió apoyo a ese “líder y su pueblo que se defiende con las uñas”. Vaya hipérbole chavista, un Guinness 2022 que, de seguro pertenece a la “señora de Purral”. Por lo mismo y observando paralelismos, nos preguntamos insistentemente con cuáles atributos un comediante y figura de televisión o un agente de la banca mundial, de la noche a la mañana sin ninguna carrera política y sólo con estructuras partidarias sin trayectoria alguna más que dinero, montados en el caballo troyano de combate a la corrupción y dis que “Sluhá narodu Слуга народу”, irrumpen como presidentes de una Nación.

Por lo tanto, es conocido y evidente que, algo tampoco camina bien en los sistemas eleccionarios del mundo de los llamados países democráticos, razones por las cuales, en lo que al país nuestro corresponde, una justa precaución debe ser estar atentos a las actuaciones y otras señales del gobernante, entre ellas los encuentros de alto nivel con jefes militares y de inteligencia gringos, “donaciones para la seguridad”, así como el llamado a nuevos reservistas. Como que, aquí también se hace presente el acompañamiento del mismo padrino cuya bondad con el presidente y sus súbditos para blindarlos, dispuso una “ayudita” de varios cientos de miles de dólares; mientras para la reciente emergencia nacional por lluvias, de parte del mismo donante sólo llegó 40 mil dólares.

Al observar algunas acciones de los presidentes compinches, en tanto dicen que desarrollan políticas de “modernización” en sus Estados, y copiar entre ellos o acatar órdenes imperiales no les resulta difícil, especialmente si de seguridad se trata; siendo que en Ucrania opera el batallón Azov como brazo derecho del referido “líder”, surgen evidencias como para preguntarnos si también en Costa Rica, habrán creado con similar función algo al respecto. En cuanto a señales, corresponde también, analizar con especial atención un acto de evidente odio publicado el día 13 de noviembre 2022 como opinión de un medio digital costarricense, comentado por un batallón de troles dispuestos al linchamiento hasta ese momento verbal de un grupo de ciudadanos. A dicha opinión la titularon “El inmaculado Frente Amplio”.

Sin embargo, de lo que es público y conocido hasta hoy, es innegable que la agrupación a la cual se alude, opera legítimamente, declara que no comulga con el neoliberalismo, desde su significativa representación parlamentaria se muestra como la principal fuerza que opone resistencia al gobierno; y tanto a sus jóvenes diputados como dirigentes partidarios, no se les conoce procesamientos penales por corrupción u otros hechos delincuenciales. Obviamente no son una perfección humana, pero, difícilmente en el mismo ámbito parlamentario, otra agrupación política y sus dirigentes de los allí representados tienen igual trayectoria. Pero, para un régimen plutocrático como el que se ha instaurado y gobierna, es claro quiénes son sus enemigos a hostigar o extinguir en nombre de la democracia y por el medio que sea. Inclusive, sus amigos o colaboradores de hoy, en cualquier momento hasta de “eventuales delitos criminales” se les puede acusar; así sea que actúen bajo el ordenamiento legal, pero no del presidencial (crhoy.com; 09/12/2022). A eso parece contribuir “el mundo de C R” y probablemente, si son también cuestionados, alegarán censura a la “nueva libertad de prensa”.

 

Imagen ilustrativa.