Debilidad de la democracia

José Luis Pacheco Murillo

La democracia como sistema político es el más débil de todos los existentes, y esto se debe a que el mantenimiento del mismo queda a expensas de quienes ejercen el poder político y su deseo o no de mantenerlo, ya sea directa o indirectamente.

Los costarricenses nos hemos ufanado, desde hace años, de contar con la democracia más antigua de América Latina, sin embargo, hay que entender que igualmente, desde hace muchos años dejamos atrás el concepto real de la democracia representativa para tornarnos en un país electorero, y en el que el ejercicio del voto ha recorrido caminos de interés real inicialmente, con una participación ciudadana representativa, para luego, dar paso a una indiferencia que llevó al abstencionismo a ser el protagonista real, y con ello, tener como mejor representación popular a la indiferencia.

El sistema comenzó debilitando la educación para hacer crecer la pobreza y con ella tener la carnada necesaria para pescar los votos para mantenerse en el poder. Luego vinieron los Pactos para entre dos repartirse todo el pastel e irse dando campo uno al otro para ejercer ese poder sin afectar los intereses de uno y de otro, lógicamente manteniendo al máximo la ignorancia del pueblo.

Por ello, los programas educativos sufrieron poco a poco una debacle en cuanto a su contenido y capacidad para dar no solo conocimiento, sino y especialmente, actitud crítica y concierne ante el Mundo.

Eso nos ha llevado a tratar de elegir a quienes han prometido el cambio y una nueva ruta, con tan mala puntería que se han elegido a quienes se salieron de los partidos que dominaron la escena política en los últimos 70 años y por ende es seguir en lo mismo.

Además, en todas las instituciones quienes dirigen han sido en su mayoría los que fueron formados con esos criterios bipartidistas y de filiación política a ultranza que han obedecido a principios ideológicos y no a los intereses del país.

Hoy, con la pretensión de un cambio y una nueva ruta, tenemos en el poder a una persona que fue más grande que el partido político que lo proponía y que resultó electo por lo pésimo de su adversario, pero que cuyo estilo podría estar llevando esta a débil democracia por caminos muy peligrosos. Si bien es cierto que se ocupa un cambio, no es a punta de gritos y enfrentamientos con la prensa y la asamblea legislativa. La democracia se fortalece con consensos y diálogo y eso es sumamente necesario en estos momentos en el país.

Se están involucrando muchos actores, algunos cuyos antecedentes no conocemos y que por lo que se dice, poco les importa la marcha del país, si no el mejor postor, en un ambiente poco propicio para el diálogo y la cercanía para sacar a este país adelante.

Dios quiera que la cordura, la calma y el entendimiento lleguen a todos los involucrados y que esta endeble democracia se fortalezca con un diálogo fuerte y transparente, a sabiendas de que lo que más fortalecerá el sistema es tomar conciencia de lo pasajeros que son los actores y que más temprano que tarde ya no estarán y el país debe seguir adelante.