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Etiqueta: democratizar

Del Apagón al Avivamiento educativo

Iván Mena Hidalgo.

MSc. Iván Mena Hidalgo, educador

La educación, es la vía para el buen vivir; es la herramienta principal para lograr el desarrollo porque es el bien colectivo que más moviliza socialmente y que más ayuda a superar la pobreza. Lastimosamente, ésta no viaja sola, arrastra consigo un aumento de desigualdad de la cual, desde 1998 el ALC no logra recuperarse y es este un asunto de urgente trato de resolver ¿educamos para aliviar la pobreza o aliviamos la pobreza para poder educar? La urgencia toma valor relevante toda vez que la pobreza extrema adquiere el rostro de nuestra niñez, afectando a un 15% de niños entre los 0 y los 7 años, convirtiéndolos en la población más sub-desarrollada (OCDE 2020) y avanza peligrosamente alcanzando un 8% de niños entre los 7 los 13 años. La gran tarea aquí es eliminar el que llamo el círculo vicioso de la pobreza que se da cuando un niño nace pobre, vive en un barrio pobre, asiste a una escuela pobre… lo peor que le podría pasar (y pasa más por la desidia política que otra cosa) es recibir una educación pobre, pues sería como ser pobre varias veces”.

El problema no se resuelve con el seguir colocando parches y remiendos y esperar que el sistema funcione. Solo se resuelve con intervenciones directas sobre las condiciones estructurales que la generan y reproducen; debemos lograr democratizar la educación de calidad en todo el territorio nacional.

Ante una situación inédita, en un de repente; 1.200.000 estudiantes trasladan sus estudios a las casas. Ciertamente este hecho es único en la historia de la Educación Costarricense, más no así del todo sus resultados: el reconocimiento de que el vértice de la educación es la relación docente-alumno-recursos es insustituible, que la escuela pública es un elemento de apoyo en términos de lucha contra la desigualdad social y que la escuela improvisada en casa ha desnudado verdades añejas como el hecho de que las familias no se sienten en condiciones idóneas para apoyar a sus hijos en los estudios porque sus esfuerzos se estrellan contra la pared de la falta de estudio superior, los problemas de acceso y el deber asegurar el comer. Estos primeros elementos que identificamos dejan de ser “eventos nuevos, producto de pandemia” pues son tan viejos como la educación misma.

Una medida relevante, pero por demás urgente y por lo tanto impostergable es retomar la educación como derecho y no como solo un servicio.

Democratizar la educación en todo el territorio nacional

Si tomamos en cuenta que, del total de las 4080 escuelas nacionales, solo el 8% (326) ofrece a sus estudiantes programa de estudio completo, que la mayoría de las que no reciben educación completa están en zonas urbano-marginales y la ruralidad; cuando la población comprendida entre los 0 y 7 años representa el sector más sub-desarrollado de la educación costarricense y que la educación secundaria no logra que más del 50% de sus matriculados se gradúen; tenemos elementos de sobra para determinar que la pandemia, no ha venido a sumar problemas nuevos a la educación, solo los ha desnudado y nos ha restregado en el rostro la verdad de que, hace 30 años la desigualdad y la pobreza eran producto y resultado de la injusticia, por el reparto injusto “de los panes y los peces” mas hoy, son el resultado y justo castigo que la ineficiencia merece.    Para romper con el círculo vicioso de la pobreza, se necesita no solo una “educación mejorada” si no la mejor educación. Hoy requerimos de reformas mayores; no solo puertas adentro de la escuela, sino en la sociedad. Declarar la educación como un asunto de interés público (desconozco cuando dejó de serlo) pasa por establecer las declaratorias políticas de fondo que sean necesarias y con la tipificación que se requiera para asegurar:

  • Asequibilidad(presupuesto suficiente, escuelas y maestros necesarios, infraestructura y dotaciones pertinentes).
  • Accesibilidad(gratuidad, posibilidad económica, accesibilidad geográfica, universalización de los apoyos educativos)
  • Adaptabilidad(pertinencia curricular, oferta educativa de acuerdo a contextos y poblaciones específicas)
  • Aceptabilidad(calidad de la educación de acuerdo a las necesidades, intereses y expectativas de las diversas comunidades, poblaciones y pueblos).

Remarco estos cuatro ejes generales que han sido tratados por mucho y hoy por varios sectores son tipificados como clichés mas los propongo como los pilares para la urgencia de promover un avivamiento educativo: nuestra educación debe ser repensada. Desarrollar acciones rápidas en tiempos extraordinarios como el presente, es urgente con el fin de evitar que los problemas temporales se exacerben.

El hecho de que, en Costa Rica, 418.000 estudiantes no tengan condiciones adecuadas para recibir una educación a distancia (casi la mitad) y que 324.000 (sigo dudando de estos números, pues temo que sean muy superiores) no hallan logrado “conectarse” indica que se requieren acciones concretas:

  • Conectar a los desconectados,urge el acuerdo para ejecutar, mediante una estrategia de “afuera hacia adentro”, los fondos cuyo espíritu han sido determinados para ello y lograr las alianzas estratégicas interinstitucionales mediante un Marco País, eliminando las duplicidades y los “sistemas de apoyo paralelo” cuyos resultados no cambiaron en los últimos años estos datos.
  • Eliminar la desidia política,tan marcada en los últimos años por la cosa educativa y garantizar la sostenibilidad financiera para nuestros futuros tecno-agricultores, ingenieros, médicos, enfermeros, economistas, directores, para esos que serán los sostenedores del futuro.
  • Universalizar la educación pre-escolar. Sistematizándola dentro del conglomerado educativo formal y mediante una currícula moderna. Dinámica y flexible que asegure egresados en el 2035, preparados para ese mundo tan distinto en comparación a cualquier cosa que las generaciones anteriores hayan experimentado.
  • Eliminar los contenidos de relleno, dejar de estar cargando a los estudiantes de más y más contenidos, aunque el aburrimiento se note. Permitir que nuestros egresados se incorporen a la sociedad activamente como ciudadanos para el mundo.
  • Uso de la alfabetización digitala favor de la educación, para promover capacidades de pensamiento complejo, resolución de problemas y conflictos en cooperación, competencias para la empleabilidad y habilidades del siglo XXI.
  • Desarrollo de una metodología flexible que permita la personalización de la educación en contexto. Esto es eliminar los grilletes a los maestros,aliviándolos del anacronismo abusivo de los programas de estudio actuales y devolviendo el protagonismo al estudiante como principal constructor de su educación para toda la vida.
  • Creaciónde un sistema de apoyo continuo para el docente. 

Debemos devolver la autoridad didáctica, libertad metodológica (con estándares educativos definidos según necesidades de las personas y el país) y la dignidad maltratada. Ellos encarnan la currícula y la pedagogía: sus creencias, saberes, valores, competencias y actuaciones son más definitorias sobre qué y cómo se enseña (y aprende) en el aula, que la currícula prescrita (programa de estudio anacrónico). La situación actual que infiere en la problemática es simple: los hemos dejado solos. 

Desarrollar la articulación necesaria para alcanzar una educación a lo largo de toda la vida… en nuestro siglo….

Erradicar el analfabetismo digital y lograr que todos los jóvenes y adultos se gradúen de la educación básica es un acto de justicia y un imperativo en nuestro tiempo, para avanzar a una educación superior para todos. Hoy, muchos jóvenes, sobre todo rurales, están terminando la secundaria, pero éste, es un éxito más aparente que real, ya que, en términos reales, produce resultados decepcionantes y también muchos egresados se sienten frustrados, por no decir engañados, pues no consiguen empleo y no están preparados para la vida. El abismo entre aquello que el sistema enseña y lo que los estudiantes necesitan aprender es sencillamente inaceptable.

Cuando los niños de preescolar de hoy se conviertan en los graduados del 2035, el mundo será muy distinto al de hoy. La manera en que las personas interactúan, socializan y trabajan, está cambiando rápidamente. Nos encontramos ante oportunidades sin precedentes, muy marcadas por la automatización que podrá reemplazar hasta el 50% de los empleos asociados a los niveles de logro educativo más bajo, necesidad de trabajadores con habilidades más completas, de más alto nivel en áreas como la resolución de problemas, el pensamiento crítico y la creatividad, trabajo mediante plataformas de colaboración, la inteligencia artificial, la realidad mixta. La expectativa de que entre el 30 y 40% de empleos requerirán habilidades socioemocionales específicas determina que se requiere un mayor enfoque en los estudiantes y más protagonismo de su parte, de manera que se cree un ambiente de aprendizaje donde la creatividad se asocie con la construcción de relaciones, la autoconciencia y el auto reconocimiento, pues serán cada vez más importantes.

A medida que los avances tecnológicos permitan a los profesores dedicar menos tiempo a tareas rutinarias y brindar nuevas maneras de comprender e interactuar con los estudiantes, se verán más motivados para personalizar sus clases. Las herramientas que apoyan a los docentes para el desarrollo de un aprendizaje personalizado, incrementarán, en lugar de disminuir, la importancia de la función del profesor. Con el apoyo tecnológico, se considera que los profesores podrán reasignar del 20 al 30% de su tiempo para enfocarse en actividades centradas en los estudiantes como crear relaciones personales más profundas, planes de lección personalizados, gamificar sus clases y proporcionar a los estudiantes retroalimentación personalizada y en tiempo real. Para estos efectos, las plataformas de colaboración permiten a los estudiantes interactuar y trabajar juntos; utilizar la inteligencia artificial para comprender el progreso de los estudiantes y la selección de contenido altamente personalizado, oportuno y específico. La realidad mixta, nos permite crear experiencias de aprendizaje inmersivas para los estudiantes que fomentan un mayor crecimiento cognitivo y socioemocional.

Ciertamente la demanda de muchas ocupaciones de alta destreza seguirá en aumento, este nuevo mundo laboral requerirá que la generación 2035+ tome cursos de educación superior que aún no existen y que se desarrollen habilidades cuya importancia aun se desconocen. Incorporar las habilidades tecnológicas del mañana en las aulas de hoy, ayudará a cerrar la brecha de conocimiento para la futura empleabilidad.

Ante este panorama, que solo toma algunos elementos del mundo de ellos que se deben de analizar, la personalización de la educación nos lleva a establecer la posibilidad de hallar un camino correcto que permita a la educación salir del bache en el que se encuentra. La generación de ciudadanos para el mundo es un sistema que vienen utilizando los países más exitosos, con  muchas de las acciones acá contempladas y que se orientan a un sistema simple, flexible y adaptativo, nuestro camino pudiere estar dirigido a la creación de ciudadanos para el resto del mundo, más sin embargo, sin dejar de lado el aprendizaje de estas acciones exitosas, en este momento, para evitar que los problemas temporales del momento se exacerben y posicionen, debemos crear, con acciones rápidas, un sistema que sacuda nuestro estatus quo, que genere cambios disruptivos e innovadores cuyos resultados sean en este momento, la generación de ciudadanos costarricenses.

“Porque somos consientes de que la educación por sí sola no cambia un país pero que ningún país cambia si no cambia su educación, conocemos que un mejor país, una mejor educación no solo es urgente si no posible…”

Democratizar, desmercantilizar, descontaminar… manifiesto ante la crisis

Manifiesto firmado por 3.000 investigadoras e investigadores de 600 universidades de todo el mundo

¿Qué nos ha enseñado esta crisis? En primer lugar, que los seres humanos en el trabajo no pueden ser reducidos a meros “recursos”. El personal médico y farmacéutico, el personal de enfermería, de reparto, de caja… todas esas personas que nos han permitido sobrevivir durante este período de confinamiento son la viva muestra de ello. Esta pandemia ha revelado también cómo el trabajo en sí tampoco puede reducirse a mera “mercancía”. Los servicios de salud, atención y cuidados a colectivos vulnerables son actividades que deberíamos proteger de las leyes del mercado. De no hacerlo, correríamos el riesgo de acentuar aún más las desigualdades, sacrificando a las personas más débiles y necesitadas. ¿Qué hacer para evitar semejante escenario? Hay que permitir a los y las trabajadoras participar en las decisiones, es decir, hay que democratizar la empresa. Y hay también que desmercantilizar el trabajo, es decir, asegurar que la colectividad garantice un empleo útil a todas y todos. En este momento crucial, en el que nos enfrentamos al mismo tiempo a un riesgo de pandemia y a uno de colapso climático, estas dos transformaciones estratégicas nos permitirían no sólo garantizar la dignidad de cada persona, sino también actuar colectivamente para descontaminar y salvar el planeta.

Democratizar

Mientras quienes podemos permanecemos confinadas, los (y especialmente, las) que forman parte del personal esencial, en particular las personas racializadas, migrantes y que trabajan en la economía informal, se levantan cada día para prestar servicio a los y las demás. Ellas son prueba de la dignidad del trabajo y de la ausencia de banalidad de su función, y demuestran un hecho clave que el capitalismo, en su afán por transformar a los seres humanos en meros “recursos”, intenta siempre invisibilizar: sin personas dispuestas a invertir su trabajo, no hay producción ni servicio que valga.

Por otra parte, los confinados (y, en especial, las confinadas) están movilizando todo lo que está en su mano para lograr, desde sus domicilios, mantener la actividad de sus organizaciones, demostrando así de forma masiva que quienes suponen que la gran preocupación de un empresario debe ser no perder de vista a un trabajador indigno de confianza para controlarlo mejor, están profundamente equivocados. Cada día, los y las trabajadoras evidencian que no son una “parte interesada” cualquiera de la empresa: son su parte constitutiva. Sin embargo, se les niega aún con demasiada frecuencia el derecho a participar en el gobierno empresarial, monopolizado por quienes aportan capital.

Si nos preguntamos seriamente cómo podrían las empresas y la sociedad en su conjunto expresar su reconocimiento hacia los y las trabajadoras, parece evidente que tendría que aplanarse la curva para las remuneraciones más altas e iniciarse esta desde un nivel más alto para el resto, pero dichos cambios no serían suficientes. Del mismo modo en que, después de las dos guerras mundiales, se otorgó el derecho de voto a las mujeres en reconocimiento de su contribución al esfuerzo de guerra, hoy resulta injustificable negarse a la emancipación de los y las inversoras de trabajo, y al reconocimiento de su ciudadanía en la empresa. Se trata de una transformación absolutamente necesaria.

En Europa, la representación de quienes invierten su trabajo en la empresa comenzó a establecerse por medio de comités de empresa al acabar la Segunda Guerra Mundial. Pero estas “cámaras” de representación de los y las trabajadoras se han quedado en órganos muy débiles, dependientes de la buena voluntad de los equipos de dirección designados por el accionariado. Estas cámaras han sido incapaces de bloquear la dinámica propia del capital, que busca acumular para sí mismo mientras destruye el planeta. Estas cámaras de representación de los y las trabajadoras deberían en lo sucesivo ser dotadas de derechos similares a los de los consejos de administración, con el fin de someter el gobierno empresarial (es decir, la dirección al más alto nivel) a un sistema de doble mayoría.

En Alemania, Países Bajos y los países escandinavos, las diferentes formas de cogestión o codecisión (Mitbestimmung) que se pusieron progresivamente en marcha después de la Segunda Guerra Mundial representaron una etapa crucial, pero aún no basta para generar una verdadera ciudadanía en la empresa. Incluso en Estados Unidos, donde el derecho de sindicalización ha sido vigorosamente combatido, surgen hoy voces que piden otorgar a quienes invierten en trabajo el derecho de elegir representantes que cuenten con una mayoría cualificada en el seno de los consejos de administración. Nombrar al director (o, mejor aún, a la directora) general, decidir sobre la estrategia empresarial o sobre cómo se reparten los beneficios, son todas ellas cuestiones demasiado importantes como para ser dejadas exclusivamente en manos de la representación accionarial. Quienes invierten en la empresa su trabajo, su salud y, en definitiva, su propia vida, deben tener asimismo la posibilidad de validar colectivamente tales decisiones.

Desmercantilizar

Esta crisis ilustra también hasta qué punto el trabajo no debería tratarse como mercancía. La crisis demuestra que no podemos dejar decisiones colectivas tan importantes en manos de los mecanismos del mercado. La creación de puestos de trabajo en los sectores de cuidados y de atención primaria, o el abastecimiento de material y equipos de emergencia llevan años sometidos a la lógica de la rentabilidad, y esta crisis no hace sino sacarnos del engaño. Nuestras decenas de miles de fallecidos nos recuerdan que hay necesidades colectivas estratégicas que debieran quedar inmunizadas ante la mercantilización. Quienes aún afirmen lo contrario son ideólogos que nos ponen a todos en grave peligro. La lógica de la rentabilidad no puede decidirlo todo. Al igual que ciertos sectores han de protegerse de las leyes del mercado no regulado, también ha de poder garantizarse a cada cual un trabajo digno.

Manifiesto global

Este manifiesto, firmado por 3.000 investigadores de 600 universidades de todo el mundo, es publicado en forma simultánea por medios de 27 países. Además de la diaria lo publicaron en América Latina Folha de São Paulo (Brasil), Ámbito (Argentina), El Comercio (Perú) y en América del Norte Boston Globe (Estados Unidos). En Europa fue publicado, entre otros, por Le Monde (Francia), Die Zeit (Alemania), Il Manifesto (Italia), Público y El Diario (España). En África lo publicó Média24 (Marruecos), en Oceanía The Guardian (Australia) y en Asia Made in China Press, South China Morning Press y The Wire (India).

Una forma de alcanzar ese objetivo es mediante una garantía de empleo, que ofrezca la posibilidad a cada ciudadano y ciudadana de tener un empleo. El artículo 23 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos consagra el derecho al trabajo, a un trabajo libremente elegido, a condiciones de trabajo justas y satisfactorias, y a una protección contra el desempleo. En este sentido, la garantía de empleo permitiría no sólo que toda persona se ganara la vida dignamente, sino también que, colectivamente, multiplicáramos nuestras fuerzas para responder mejor a las numerosas necesidades sociales y medioambientales a las que nos enfrentamos. Una garantía de empleo puesta a disposición de las comunidades y administraciones locales permitiría, en concreto, contribuir a evitar el colapso climático, y al mismo tiempo garantizar un futuro digno a todas las personas. La Unión Europea (UE) debería poner los medios necesarios para impulsar semejante proyecto en el marco de su Green Deal. Si revisara la misión de su Banco Central, para que este pudiera financiar tal programa, necesario para nuestra supervivencia, la UE se ganaría la legitimidad en la vida de todos y cada uno de sus ciudadanos y ciudadanas. Ofreciendo una solución anticíclica al choque que se avecina en términos de desempleo, la UE demostraría su compromiso con la prosperidad social, económica y ecológica de nuestras sociedades democráticas.

Descontaminar

No repitamos los errores de 2008: aquella crisis se saldó con el rescate incondicional del sector financiero, profundizando la deuda pública. Si nuestros estados vuelven hoy a intervenir la economía, es importante que al menos pueda exigirse a las empresas beneficiarias su adecuación al marco general de la democracia. El Estado, en nombre de la sociedad democrática a la cual sirve y que lo constituye, y en nombre también de su responsabilidad para velar por nuestra supervivencia medioambiental, debe condicionar su intervención a cambios en la orientación estratégica de las empresas intervenidas. Más allá del cumplimiento de estrictas normas medioambientales, debe imponer condiciones de democratización en cuanto al gobierno interno de las empresas. Porque las empresas mejor preparadas para impulsar la transición ecológica serán, sin lugar a duda, las que cuenten con gobiernos democráticos; aquellas en las que tanto inversoras de capital como de trabajo puedan hacer oír su voz y decidir de común acuerdo las estrategias a poner en práctica. Esto no debe sorprender: bajo el régimen actual, el compromiso capital/trabajo/planeta resulta siempre desfavorable al trabajo y al planeta. Como han demostrado los ingenieros de la Universidad de Cambridge Cullen, Allwood y Borgstein (Envir. Sc. & Tech., 2011 45, 1.711-1.718), si se establecieran “modificaciones realizables en los procesos productivos”, podría ahorrarse 73% del consumo mundial de energía. Pero estos cambios implicarían más mano de obra, y decisiones a menudo más costosas a corto plazo. Mientras las empresas sigan administrándose exclusivamente en beneficio de quienes aportan capital, ¿de qué lado creen ustedes que se decantará la decisión, en un momento en que el coste de la energía es irrisorio?

A pesar de los desafíos que tales cambios implican, algunas cooperativas o empresas de la economía social y solidaria, proponiéndose objetivos híbridos (financieros a la par que sociales y medioambientales), y desarrollando gobiernos internos más democráticos, han demostrado ya que esta es una vía creíble.

No nos hagamos ilusiones. Dejados a su suerte, la mayor parte de quienes aportan capital no se preocuparán ni de la dignidad de las personas que invierten su trabajo, ni de la lucha contra el colapso climático. Tenemos, en cambio, otro escenario mucho más esperanzador al alcance de la mano: democratizar la empresa y desmercantilizar el trabajo. Lo que nos permitirá descontaminar el planeta.

16/05/2020

Firman este manifiesto Isabelle Ferreras (University of Louvain/FNRS-Harvard LWP), Julie Battilana (Harvard University), Dominique Méda (University of Paris Dauphine PLS), Julia Cagé (Sciences Po-Paris), Lisa Herzog (University of Groningen), Sara Lafuente Hernández (University of Brussels-ETUI), Hélène Landemore (Yale University), Pavlina Tcherneva (Bard College-Levy Institute), Pablo Fernández (IAE Business School/Universidad Austral), Adolfo Rodríguez-Herrera (Universidad de Costa Rica), Rodrigo Canales (Yale University), Gianfranco Casuso (Pontificia Universidad Católica del Perú), Justo Serrano Zamora (University of Groningen), Rodrigo Arocena (Universidad de la República, Uruguay), Alberto Alemanno (HEC Paris-NYU Law), Elizabeth Anderson (University of Michigan), Philippe Askénazy (CNRS-Paris School of Economics), Aurélien Barrau (CNRS et Université Grenoble-Alpes), Adelle Blackett (McGill University), Neil Brenner (Harvard University), Craig Calhoun (Arizona State University), Ha-Joon Chang (University of Cambridge), Erica Chenoweth (Harvard University), Joshua Cohen (Apple University, Berkeley, Boston Review), Christophe Dejours (CNAM), Olivier de Schutter (UCLouvain, UN special rapporteur on Extreme Poverty and Human Rights), Nancy Fraser (The New School for Social Research, NYC), Archon Fung (Harvard University), Javati Ghosh (Jawaharlal Nehru University), Stephen Gliessman (UC Santa Cruz), Hans R Herren (Millennium Institute), Axel Honneth (Columbia University), Eva Illouz (EHESS, Paris), Sanford Jacoby (UCLA), Pierre-Benoit Joly (INRA-National Institute of Agronomical Research, France), Michele Lamont (Harvard university), Lawrence Lessig (Harvard University), David Marsden (London School of Economics), Chantal Mouffe (University of Westminster), Jan-Werner Müller (Princeton University), Gregor Murray (University of Montréal), Susan Neiman (Einstein Forum), Thomas Piketty (EHESS-Paris School of Economics), Michel Pimbert (Coventry University, executive director of Centre for Agroecology, Water and Resilience), Raj Patel (University of Texas), Katharina Pistor (Columbia University), Ingrid Robeyns (Utrecht University), Dani Rodrik (Harvard University), Saskia Sassen (Columbia University), Debra Satz (Stanford University), Pablo Servigne PhD (in-Terre-dependent researcher), William Sewell (University of Chicago), Susan Silbey (MIT), Margaret Somers (University of Michigan), George Steinmetz (University of Michigan), Laurent Thévenot (EHESS), Nadia Urbinati (Columbia University), Jean-Pascal van Ypersele de Strihou (UCLouvain), Judy Wajcman (London School of Economics), Léa Ypi (London School of Economics), Lisa Wedeen (The University of Chicago), Gabriel Zucman (UC Berkeley), y otros 3.000 académicos de más de 600 universidades de todo el mundo.

La lista completa está disponible en democratizingwork.org.

 

Fuente de información e imagen: https://ladiaria.com.uy/

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«Cultura y Gobierno Local»

Luis Ángel Salazar Oses

 

«El arte no es un espejo para reflejar la realidad sino un martillo para darle forma»  Bertold Brecht

A menudo se escucha decir que las municipalidades son las formas de gobierno más cercanas al pueblo, nosotros estamos convencidos de que no deben estar simplemente «cercanas» al pueblo sino que deben ser los pueblos mismo auto gobernándose constantemente de manera tal que, dado que conocen como nadie sus capacidades y recursos, resuelvan con ellos, lo más participativamente posible, sus problemas cantonales y, mediante la inteligente y fraternal coordinación con las demás comunas, los regionales, provinciales y nacionales, propósito este último que lograrán al democratizar y fortalecer con su enérgica, sabia y poderosa alianza, los demás poderes de nuestra República, a fin de eliminar los grandes obstáculos que le impiden a nuestra Nación disfrutar del bienestar integral en paz con la Naturaleza, que tanto merecemos.

Y estas afirmaciones cobran hoy más vigencia que nunca pues, el sistema capitalista neoliberal, por desgracia gobernante mediante sus tradicionales partidos -PLN, PUSC, PAC en su versión Otonista, ML y pseudocristianos-, ha demostrado evidentemente que su único interés, al contrario de lo que su mentirosa propaganda electorera predica, es el de favorecer cotidianamente los intereses de su argolla de manera tan perversa, que convierte únicamente en ganancias para esas élites, la solución a problemas como la vivienda, el transporte, la alimentación, la seguridad ciudadana, la pobreza en general y un largo etcétera que, por ser tan buenos negocios, jamás va eliminar.

Como hemos destacado constantemente, la Cultura, entendida en general como toda creación humana y, en particular, como artes, ciencias, letras, filosofías, manifestaciones religiosas, etc. está constituida, de una u otra forma, tanto por las preguntas como por las respuestas teóricas y materiales que, como seres inteligentes, nos plantemos y obtenemos para sobrevivir y crecer en nuestra inevitable relación dialéctica con la Naturaleza, por lo que se constituye en el recurso fundamental que debe alimentar, alentar, sistematizar e impulsar toda forma de gobierno honesto que realmente se dedique a su tarea esencial de eliminar los obstáculos que le impiden a los pueblos, disfrutar plenamente del buen vivir que merecen en un medio ambiente sustentable.

Por desgracia, las argollas históricamente gobernantes y, en particular la vigente en nuestro país, han pretendido -¡y con la ayuda de sus esbirros y secuaces muchas veces lo logran- convertir a la Cultura en una simple mercancía, que les genera por cierto, muchos ganancias pecuniarias y, peor aún, en instrumento de manipulación ideológica para convertir al resto de la sociedad, que es apabullantemente mayoritaria, en un conjunto de dóciles esclavos, ciervos y proletarios, según históricamente ha correspondido. Hoy día, en nuestra querida Costa Rica, esta situación está plenamente vigente, por lo que le corresponde a nuestro Pueblo la tarea de liberar la Cultura para que cumpla su original papel, como plantea la clarificante frase supra citada del genial Brecht, de «un martillo para darle forma» de justa, equitativa, digna, humanista y ecologista a nuestra Patria, de manera tal que se convierta en cuna del nuevo ser humano redimido y constructor del mundo plenamente confortable que merece como hogar.

Acá en Grecia tenemos la oportunidad ideal par lograr este propósito empezando precisamente por nuestro Gobierno Local. Gracias a la presión y contribución de diversos sectores populares amantes y practicantes de las distintas manifestaciones que constituyen el quehacer cultural y, con la colaboración del Ministerio de Cultura y Juventud, nuestra Municipalidad apoyó la creación de nuestra Política Cultural Cantonal durante el año 2012 y, finalmente, la aprobó en el 2013 con lo que hizo nacer la actual Oficina de Gestión Cultural Municipal que, por cierto, ha jugado un excelente papel impulsando integralmente el desarrollo cultural para todas y todos los habitantes de nuestro Cantón y, lo que es también fundamental, de manera honesta e imparcial, con cuentas claras y sin importar favoritismos ni clientelismos politiqueros ni de ninguna otra índole.

Este excelente trabajo que, en aras de la reapropiación popular de la Cultura como instrumento fundamental para su auténtico desarrollo integral unió, de una u otra forma, a nuestro pueblo con su Ayuntamiento y el Gobierno de la República, se debe potenciar más aún. Nuestro Gobierno local tiene la oportunidad de hacerlo, convirtiendo a esta Oficina, sin cambiarle su nombre desde luego, en una especia de Ministerio de Cultura Cantonal, permitiéndole que cumpla plenamente con todas las trascendentales tareas que se incluyen en el extenso y denso documento que constituye la Política Cultural Cantonal que, además de la protección, fortalecimiento, conservación y desarrollo de nuestro patrimonio cultural, de su constante creación, difusión y disfrute por todas y todos los habitantes de nuestro Cantón, incluye la dotación de la infraestructura adecuada para lograr esos propósitos, la coordinación con otras fuentes de creación cultural, como universidades, ministerios, asociaciones y grupos culturales y su aprovechamiento, el desarrollo de todo tipo de campañas para impulsar creativamente diferentes y fundamentales especificidades como, cultura cívica, política -no politiquera-, municipalista, fiscal, ecológica, deportiva, recreativa, musical, cinematográfica, literaria, en Derechos Humanos, en Ecología, en Bienestar Integral, en Juventud, en preparación y disfrute de la Tercera Edad, y mil facetas culturales más, todas ineludiblemente importantes para nuestra comunidades.

Esta Oficina, de Gestión Cultural Municipal, adecuadamente instalada y rigurosa y profesionalmente dirigida logrará, además, el establecimiento de programas de intercambio cultural con otras regiones y países, la atracción de recursos para el desarrollo cultural legalmente exonerados, de espectáculos teatrales, plásticos, musicales -intérpretes, conciertos, solistas, coros, bailes, etc.-, y otras manifestaciones culturales que circulan en el ambiente internacional, de tal manera que su llegada y disfrute por parte de nuestro Pueblo, no dependa de la voluntad, intereses económicos o preferencias ideológicas o politiqueras de pseudo mecenas oportunistas.

Esta entidad municipal no se limitará a manejar operativamente la pobre visión reduccionista de Cultura que la limita a las Artes, sino que fomentará todo el quehacer cultural que, como vimos, incluye la Ciencia, la Literatura, la Filosofía, la Religión, la Artesanía, etc. y, en fin, toda otra creación humana.

Democratizará esta Oficina, mediante la constitución y puesta en funcionamiento de un Comité Asesor de la Gestora o Gestor titular, integrado por representantes de los diversos sectores culturales del Cantón, el manejo, desarrollo y distribución de los diversos recursos ya citados para que puedan ser disfrutados por todo nuestro Pueblo y no por un reducido grupo de habitantes de nuestra Ciudad, como, generalmente ha sido hasta ahora.

Esta mega tarea cultural que debe realizar esta Oficina requiere de un espacio físico muy amplio, de fácil acceso y estructuralmente adecuado y equipado. Por dicha nuestra comunidad ya cuenta con ese edificio -el Centro de la Cultura- que, además, está construido detrás de la Municipalidad en un terreno que es de su propiedad y que, por muchas otras razones -incumplimientos contractuales, deudas, interés comunal, etc.- nuestro Gobierno local se lo puede -y debe- anexar de inmediato. Otros factores fundamentales que justifican y, mejor aún, exigen esta recuperación por parte de nuestra Institución Municipal son:

1.- Si bien es cierto que, el Arquitecto Javier Bolaños Quesada impulsó su construcción y lo ha manejado desde esa época mediante su presidencia de la Asociación Centro la Cultura de Grecia (Sic) -constituida como tal el 25/04/1986- los recursos económicos con que fue construido y ha funcionado desde entonces -partidas específicas, mano de obra, cuotas, etc.- han sido generados en última instancia, por nuestro Pueblo.

2.- Tanto el actual Estatuto que rige esta Asociación que hoy administra el Centro, como el empleo que se ha hecho del mismo, han propiciado por un lado que su directiva se halla eternizado en el puesto -don Javier ha sido su presidente casi vitalicio- y, por otro, que el uso del edificio y sus instalaciones que, reitero, son legítima propiedad popular, haya sido voluntaria o involuntariamente cubierto por una mítica concepción de empleo limitado y manejado por intereses de diversa índole y no tan populares, democráticos libres y gratuitos como debe ser.

3.- El carácter casi privado que se le da a este tipo de Asociaciones, impide el adecuado control popular de sus instalaciones y de sus recursos que, como ya señalamos, en este caso pertenecen en su abrumadora mayoría a todo nuestro Pueblo. Por todo lo anterior, lo mejor para los intereses culturales y generales es que sea nuestro Municipio a través de su Oficina de Gestión Cultural Municipal la que tome posesión plena y administre, como le corresponde, el Centro de la Cultura el que en adelante, sugerimos, agregará a su nombre «…del Pueblo Griego»

 

«El Gobierno o es popular y participativo o no es democrático».

 

Enviado a SURCOS Digital por el autor.

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