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Etiqueta: Día de la Madre

¿Feliz día de la madre?, depende de quién viene el saludo

Así es.

Entre la misma familia, entre amigos y amigas, entre organizaciones y sus afiliadas, entre grupos de personas, comunidades, etc., está bien, pero si ese saludo lo hacen reconocidos politiqueros corruptos, si es de parte del gobierno de Rodrigo Chaves, de diputados y diputadas que impulsan, por ejemplo, el cambio de jornadas de 8 a 12 horas, los que aprobaron el Combo Fiscal, el TLC, las reformas laborales, la Ley de Empleo Público. Si es de parte de quienes NO hacen nada contra el robo de impuestos, la evasión, elusión y contrabando, si es por parte de quienes se hacen de la vista gorda al narcotráfico, el lavado de dinero gota a gota, la compra de partidos políticos como en feria, el financiamiento de campañas electorales, si es de parte de TODOS esos corruptos, no son saludos sinceros, son falsos y criminales.

Si es por parte de una presidenta ejecutiva de la Caja que ha actuado en contra de la Ley y la Constitución Política y que junto a Rodrigo Chaves quieren quebrar la institución y poner en riesgo la salud y la vida de las personas, NO les crean, nada sincero es el saludo.

Todos ellos han actuado en contra del pueblo en general, de sus deseos de un mejor trabajo, deseos de casa propia, de salarios dignos, de libertad y justicia, pero sobre todo en contra de las mujeres, que son mayoría en Costa Rica. Muchas de ellas madres solteras que trabajan ya tres o cuatro jornadas adicionales, que luchan todos los días por sobrevivir y tratar de vivir dignamente.

Todas esas mujeres de las comunidades originarias, afrodescendientes, de las costas, esas mujeres que luchan por un pedazo de tierra para sembrar y vivir, que son marginadas, perseguidas, agredidas y asesinadas, TODAS ellas son las principales víctimas de un sistema político corrupto que imponen en Costa Rica, el neoliberalismo.

Muchos de esos corruptos regalarán autos de lujo, brindarán con champaña, viajarán fuera del país, celebrarán entre lujos con “sus mujeres”, producto del saqueo del país, privilegiadas entre las privilegiadas. Mientras miles o millones de mujeres tienen que reconstruir sus ranchos, buscar que sembrar para comer, pedir prestado porque no les llega el salario o prostituirse para alimentar a sus familias. Son las dos Costa Rica que se ve reflejada en los índices de pobreza y miseria, desempleo y explotación, que colocan a nuestro país entre los 5 países del mundo con mayor crecimiento de la desigualdad social.

Cuando las mujeres de Costa Rica dejen de luchar por proyectos individuales, impulsados muchas veces por el mismo sistema corrupto, y se unan en una sola lucha, con una sola bandera por Costa Rica, esas mujeres harán la revolución social que necesita nuestro pueblo. Hombres y mujeres, jóvenes y viejos, unidos contra los corruptos, los saqueadores, los ladrones de cuello blanco y trajes caros.

Ese día sí va a llegar, mientras tanto, debemos dejar de votar por ladrones y unirnos como pueblo.

Mientras tanto, FELIZ DÍA DE LA MADRE a todas esas valientes mujeres trabajadoras en todo el país, que luchan, se unen y trabajan unidas por un mejor, justo y libre país, uno verdaderamente democrático.

Felicidades a todas las madres en este día tan especial

José Luis Pacheco Murillo

Si bien se dice que para la madre, celebrarle, serían todos los días, sin embargo, hoy es un día muy especial y es el que ha sido dedicado a festejar a ese ser maravilloso como lo es la madre. Por eso, hay que hacerlo y, la mejor forma es siendo agradecidos y mostrándole el amor que le tenemos. Ese es el mejor regalo para ellas. Ver a sus hijos sanos, felices y con fe en Dios, les hará sentirse dichosas y si a eso le añadimos un abrazo y un beso, haciéndole sentir amada, será para ella una bendición.

Ellas, las madres, son el reflejo y el “amor visible del amor invisible de Dios” y valiéndose de la Fuente inagotable del amor de Dios, prodigan amor a sus hijos y también a quienes no lo son.

Cada quien tendrá hoy la oportunidad de festejar a su madre, con un abrazo, si están presentes. Con una oración si estuvieran ausentes físicamente. No perdamos la oportunidad de hacerlo en este día y hagámosla sentirse felices, aquí y allá, ellas se lo merecen.

Dios quiera que hoy muchos hijos que han estado alejados de su madre encuentren hoy el motivo para tornar a ella y hacerla inmensamente feliz.

Madres, felicidades y que Dios las siga bendiciendo grandemente.

A las madres en su día

José Luis Pacheco Murillo

Hoy, en Costa Rica, celebramos el día de  la madre. una bella tradición que permite el reconocimiento a aquellas mujeres que, por bendición de Dios, han sabido compartir su vida con otras personas, ya sea que ellas mismas han cargado en su vientre por nueve meses o que en acto pleno de bondad y entrega han decidido dar su amor a niños que por diferentes circunstancias sus padres biológicos no lo hicieron.
El ser madre no necesariamente es dar a luz a un hijo o una hija. hay mucho más cosas que se encierran en esa sencilla palabra de cinco letras: MADRE. Nosotros podríamos darle un significado a cada una de ellas, tratando de alguna manera hacerles saber cuánto las admiramos, las respetamos y las amamos.
La «M» letra que nos recuerda que es MUJER y por este hecho esta revestida de una grandes características. De una fuerza espiritual que la lleva por los caminos aun siendo difíciles y a su vez de gran dulzura, de una gran belleza interior, de una disposición al servicio y especialmente de una sensibilidad como ningún otro ser la tiene.
La letra «A» que nos indica que está llena de AMOR y por ese amor está dispuesta a hacer lo que haya que hacer por sus hijos. Nos recuerda que Dios, al no poder estar presente físicamente a nuestro lado nos ha dado una madre para que refleje plenamente su Amor.
La letra «D» que nos habla de su DISPOSICIÓN  a entregarse a y por sus hijos, nadie como ella para cuidarnos, para rezar por nosotros, para protegernos de los que quieren hacernos daño. Nadie como ella para abrazarnos, para tenernos paciencia en todo aquello que hagamos mal. siempre dispuesta a perdonar.
La letra «R» que nos recuerda su RESPONSABILIDAD su deseo de hacer las cosas en el momento oportuno y con el amor por delante. Sabe cumplir y no espera que le digan que hacer. No espera que le agradezcan. Cumple cabalmente con cada una de las obligaciones dentro y fuera de casa y  que suponen tener bajo su cuidado una familia a veces con la ayuda del padre otras veces sin esa ayuda.
La letra «E» que nos hace recordar que es un ser ESPECIAL. que ninguna otra persona podrá ocupar su lugar, pues ella es un pedacito de Dios en la tierra y por ello la fuerza con que actúa, la delicadeza con que ama y la disposición con que se entrega.
Todo eso encierra la palabra madre y todo eso lo recibimos nosotros los hijos e hijas que a veces nos olvidamos de esa mujer tan abnegada y que siempre la que hacen lo  realizan con toda humildad.
Hoy las madres en Costa Rica viven este día de forma muy diferente. Unas trabajando fuertemente porque son jefas de hogar, y no pueden detenerse porque no habría dinero para el sustento. Otras madres adolescentes que apenas van entendiendo la responsabilidad que tienen en sus brazos. Otras
madres olvidadas por sus hijos en asilos y hospitales, con el deseo de poderles ver y siempre con el perdón a flor de labios. Muchas otras enfrentando la pandemia protegiéndose y protegiendo a los suyos. Otras madres acompañadas de sus hijos e hijas, disfrutando este día y bendiciendo al señor por el fruto de su amor.
También, hay muchos que hoy sufren la pérdida de su madre, ya sea hace mucho tiempo o incluso ahora por motivo de la pandemia, que de dios gocen y no las olvidemos nunca.
Pedimos al Señor por todas ellas, suplicándole a El que les permita a cada una poder realizar sus sueños e ilusiones y especialmente queremos decirles a todas ellas:  muchas gracias. Muchas gracias por haber aceptado el reto de ser madres y de no abandonar a sus hijos o permitir un aborto. Gracias porque por ustedes sabemos que el mundo tiene esperanza, pues existiendo el amor de una madre, existe la posibilidad de que todo sea mejor.
MUCHAS GRACIAS MADRES Y FELIZ DIA. QUE DIOS LAS BENDIGA.

En el Día de la Madre, las Madres, las Mujeres, las Trabajadoras, las Esposas o Compañeras y las Abuelas…

Vladimir de la Cruz

Los inicios de la celebración del día de las Madres

Cuenta la tradición y la leyenda histórica y mitológica que la celebración del Día de la Madre tuvo origen en la Grecia antigua, con motivo de festejar a Rhea o Rea, la madre de Júpiter o Zeus, Neptuno o Poseidón y Plutón.

Rea había tenido a estos, y otros hijos, de Cronos, su hermano, quien había sucedido en el Trono de los dioses a Urano, y según esa tradición Cronos sería igualmente depuesto del Trono por uno de sus hijos.

Por este motivo Cronos, para evitar ser depuesto, se tragó a sus primeros cinco hijos cada vez que nacían.

Cuando llegó el sexto hijo, que era Zeus, Rea, su esposa, y hermana, se propuso salvarlo y para ello engañó a Cronos, con una piedra tallada en forma de niño envuelta en mantillas, aparentando su reciente nacimiento. Cronos de esa manera se lo tragó pensando que evitaba así el crecimiento de su hijo que le depondría cuando llegara la edad y el momento.

Rea se encargó que Zeus fuera llevado a la Isla de Creta, donde fue ocultado en una cueva del Monte Ida, donde fue cuidado por Ninfas y alimentado con leche de una cabra, llamada Amaltea y con miel de abejas, y los sirvientes de Rea tenían la obligación de estar haciendo ruido y bulla para evitar que los llantos del niño llegaran a los oídos de Cronos.

Ya adulto Zeus convenció a Cronos de que devolviera a la luz a sus hermanos, incluida la piedra que se había tragado, que fue puesta en Delfos en memoria de todos los tiempos.

Los hermanos, después, aliados todos, de común acuerdo, expulsaron a Cronos del trono y llevaron a ese sitio a Zeus.

Con este cambio inició una historia de dioses y de guerras entre dioses, porque Zeus admitido por los dioses fue rechazado por los Titanes del Monte Otris, mientras Zeus habitaba el monte Olimpo, saliendo Zeus triunfante de estas batallas.

En la Isla de Creta se iniciaron festividades relacionadas con los dioses y sus actividades, donde no había límites para la alegría y los placeres.

Rea en estas condiciones, de Madre Salvadora de su hijo, empezó a adorarse, veneración que se extendió geográficamente en el Mediterráneo y Asia Menor.

Con los romanos, más tarde, Rea se asimiló a la diosa Cibeles, considerada Madre de los dioses o la Gran Diosa Madre.

Así, Rea aunque representó la naturaleza, la madre protectora y la civilización pacífica, su festividad se hacía con ruido, bulla, música, canciones. A Rea se le representaba en Roma como una mujer fuerte y grande. En Roma, la celebración del Día de la Madre, en honor a Rea, se realizaba iniciando el 15 de marzo, por tres días.

El simbolismo del Día de la Madre también se puede relacionar con el mar y la tierra, como receptáculos de vida, como matrices de vida, como cuerpos maternales, como símbolo de fertilidad. La Madre, como símbolo también significa la vida, el nacer, el salir a la vida.

La Madre es símbolo de seguridad, de protección, abrigo, ternura y alimento.

Con el cristianismo la idea de la Madre no solo se ubica en la Madre de Cristo, María, y no en su abuela Ana, sino que también se lleva a la idea de la Iglesia como Madre, entendida la Iglesia como el espacio o la comunidad donde se goza de la Gracia de Dios.

La Madre de Dios como dogma religioso es un concepto religioso de realidad histórica y no un símbolo, donde se conjuga la teología histórica y la teología simbólica.

En la India, por ejemplo, cuando se habla de Madre Divina se mezclan los conceptos de mitología, teología, filosofía y metafísica, representando una fuerza vital universal.

La Madre Divina es en cierta forma todo el Universo, todo lo real y existente.

Cuando se entiende a la Madre como “divina” también se idealiza en su perfección en el instinto más profundo del amor.

La universalización de la celebración

La celebración del Día de las Madres se extendió en los distintos países donde se establecieron diversos días para exaltarlo.

A principios del Siglo XVII se estableció en Inglaterra el cuarto domingo de la Cuaresma, “Domingo de las Madres”, como la celebración a todas las Madres Trabajadoras, a las Operarias.

Con el cristianismo católico se estableció su celebración el 8 de diciembre, Día de la Inmaculada Concepción.

En 1870 la poetisa y activista de movimientos feministas, Julia Ward Howe, escribió una Proclama del Día de las Madres, con contenido pacifista y con un llamado al Desarme.

En 1873 en Estados Unidos, 18 ciudades celebraron un Día de las Madres, que lo sostuvo en tradición la ciudad de Boston por una década.

El 12 de mayo de 1907 se atribuye a Ana Jervis la realización de la celebración del Día de la Madre, para recordar a su madre fallecida, dos años después de su deceso, evento que impulsó la celebración en todos los Estados Unidos.

En 1914 el Presidente Woodrow Wilson estableció el segundo domingo de mayo como Día de la Madre.

A partir de esta fecha se impulsó su celebración en distintos países, prácticamente en todo el mundo. Veamos.

El Segundo domingo de febrero en Noruega

El 3 de marzo en Georgia. El 8 de marzo en Albania, Bosnia y Herzegovina, en la República de Macedonia, en Montenegro, en Rumanía, en Serbia, en Bulgaria y en Rusia, fecha que se asocia también a la celebración del Día Internacional de la Mujer. El 21 de marzo en Arabia Saudita, Egipto, Líbano, Marruecos, Palestina, Siria.

El 10 de mayo se celebra en El Salvador, los Emiratos Árabes Unidos, en Guatemala, en la India, en Malasia, en México, en Omán, en Pakistán, en Catar. El 14 de mayo en Samoa. El 15 de mayo en Paraguay, simultáneamente con el «Día de la Independencia», considerando a su Patria como la Madre Patria. El 26 de mayo en Polonia. El 27 de mayo en Bolivia, asociada la fecha a las Heroínas de la Coronilla mujeres que en Cochabamba participaron activamente en la luchan por la Independencia en 1812. El 30 de mayo en Nicaragua, fecha establecida en honor al cumpleaños de Casimira Sacasa de Debayle, la suegra del dictador Anastasio Somoza García.

Primer domingo de mayo en España, Hungría, Lituania, Portugal, Sudáfrica y Rumanía. El segundo domingo de mayo en Alemania, Australia, Austria, Bélgica (excepto Amberes), Brasil, Chile, China, Canadá, Colombia (excepto en Cúcuta), Croacia, Cuba, Dinamarca, Ecuador, Estados Unidos, Estonia, Filipinas, Finlandia, Grecia, Países Bajos, Honduras, Italia, Japón, Letonia, Liechtenstein, Nueva Zelanda, Perú, Puerto Rico, República Checa, Suiza, Taiwán, Turquía, Ucrania, Uruguay y Venezuela.

El último domingo de mayo en República Dominicana, Suecia, Colombia y en Francia el primer domingo de junio si coincide con Pentecostés.

El Cuarto domingo de cuaresma en Irlanda y en el Reino Unido, el llamado Mothering Sunday, que es cuando se levanta la cuaresma para hacer un homenaje a la mujer como Madre.

El 12 de agosto en Tailandia, fecha que se asocia a la celebración del cumpleaños de la reina Sirikit Kitiyakara.

El 15 de agosto, Día de la Asunción, en Bélgica, en Amberes (Bélgica), y en Costa Rica.

El Tercer domingo de octubre en Argentina y Bielorrusia.

El 8 de diciembre en Panamá, asociado al Día de la Inmaculada Concepción y el 22 de diciembre en Indonesia

Las mujeres en la tradición y en la vida actual costarricense

Las mujeres en la Historia Nacional han tenido su papel. Obviamente, en el marco del desenvolvimiento institucional en sus distintas épocas, bajo esquemas machistas, excluyentes, misóginos y opresivos de distintas maneras, según los momentos más dominantes, pero también liberadores en otros.

Su reserva y colocación social principalmente se señalaba en el hogar, en el “corazón del hombre”, como se afirmaba, bajo influencia católica, hasta principios del siglo XX.

Pero, en el campo, en las zonas agrícolas y rurales, la mujer siempre estuvo vinculada también a las tareas, faenas y trabajos agrícolas. Su reserva estratégica era el “trabajo doméstico”, el “trabajo en el hogar”, que la hacía trabajar más que los hombres.

Ellas, las mujeres, atendían toda la administración del hogar, de la casa, cocina, limpieza, atención de niños, de familiares y de los esposos, colaborando en las faenas agrícolas de las milpas, de los solares y de las parcelas cuando las tenían. Cumplían las funciones de maestras iniciales de sus hijos e hijas, en todo sentido, y de maestras de religión, cuando de transmitir los valores religiosos imperantes se trataba, en íntima colaboración con la Iglesia, de asistentes de sus hijos y de instructoras domésticas de las obligaciones escolares que les dejaban, y aún les dejan a los hijos e hijas, para realizar en la casa después de las jornadas diarias de escuela o de colegio.

El marco general de la violencia institucional contra la mujer fue establecido desde la Conquista y la Colonia, heredado de esa forma al sistema republicano que le siguió.

Aún así, en la colonia, a finales, hubo mujeres a las que se les reconocieron derechos de propiedad, de herencia y de administración de tierras en su condición de viudas.

En el siglo XIX con la Independencia empezó la marcha de reconocimiento de derechos y libertades, y del camino hacia la igualdad con los hombre en todos los campos. Inició con su inserción en la educación tempranamente y en el trabajo. Durante la Campaña Nacional contra los filibusteros norteamericanos su papel fue estratégico en la producción, para mantener la economía de guerra y el abastecimiento de los soldados.

Poco a poco se fue insertando más en el proceso educativo, laboral e institucional.

Desde finales del siglo XIX en virtud de su participación en las luchas por la defensa del sufragio, en 1889, se empezó a hablar de reconocer su Derecho al voto. Le siguió esta lucha institucionalizada y organizada popularmente hasta que se logró dicho reconocimiento en 1949. A partir de allí esta lucha siguió hasta la plena igualdad de participación político electoral en las últimas elecciones.

En el siglo XX se incorporó más decisivamente en el proceso económico productivo nacional, constituyendo hoy la tercera parte de la fuerza productiva nacional, de la población económicamente activa.

Como parte de la fuerza laboral actual se ha convertido igualmente en el factor más estratégico de la estabilidad social nacional. Poco más de la mitad de la fuerza laboral femenina es considerada “cabeza de familia”, lo que significa que es el principal ingreso de sus hogares aún cuando tienen esposo o compañero, lo que equivale a que más de 300.000 mujeres tengan esta condición de “cabezas de familia”, de ser las timoneles de sus hogares.

Si el país tiene, en el 2018, poco más de 200.000 desempleados, estas “cabezas de familia”, “sostienen” a esos “desempleados” como abuelas, como madres, como esposas o compañeras, como hijas, o como todas ellas juntas, haciendo menos gravosa la situación social y económica de esas familias, y neutralizando en mucho las luchas sociales y las luchas sociales de la calle.

Esto ha hecho que hoy tengamos un ejército amplio de mujeres que tienen dobles y triples trabajos, como mujeres, como amas de casa, como trabajadores asalariadas directas, como madres y esposas, en las que se recarga casi el 100% de las tareas del hogar y de la familia.

Vemos violencia contra las mujeres, expresada en el bulling, en los feminicidios, en la agresión que sufren en sus propios hogares, en la calle, en sitios públicos, en los propios establecimientos escolares y de educación, en las instituciones públicas, en las empresas y establecimientos privados, en templos religiosos, especialmente, cristianos no católicos donde se han denunciado agresiones sexuales de sus pastores contra sus ovejas, y se han denunciado hasta agresiones de este tipo en los estrados e instituciones judiciales.

La mujer y la familia costarricense hoy no son la tradicional.

La vida institucional y el proceso económico social ha impuesto formas de familia que no descansan en la tradicional imagen de papá, mamá e hijos. Hoy, esa familia sigue existiendo, pero coexiste con otras formas reales de familias, las familias constituidas solo por los papás, solo por las mamás, la de las abuelas y abuelos atendiendo hijos y nietos, la de las abuelas o abuelos en la misma condición de atención de hijos y nietos, la de las madres trabajadoras, las de las madres solas trabajadoras, que son miles, la de las madres jóvenes y madres jóvenes solteras, que también son miles. Mas del 50% de los nacimientos de los últimos ocho años son de madres jóvenes, solteras, trabajadoras, estudiantes y menores de edad.

A esto se suman las familias que se han venido constituyendo de nuevo tipo, las monoparentales, las de los bisexuales, las de los homosexuales y lesbianas, sin hijos, y las que también crían hijos porque los aportan a sus relaciones familiares, de uniones o matrimonios anteriores, o porque los procuran por sistemas modernos de fertilización. Igualmente se suman las familias que se constituyen con adopciones, tanto de parejas heterosexuales como homosexuales, y de los hombres y mujeres que solos también tratan de constituir familias con adopciones, y también tenemos las familias de los inmigrantes con sus particularidades.

La tradición también se ha roto en cuanto a la velocidad de los jóvenes para buscar el matrimonio, la relación de pareja estable y la procreación.

Si en nuestros abuelos normal fue que tuvieran más de 10 hijos, la generación a la que pertenezco, que me casé relativamente joven, un primer matrimonio, a los 20 años y un segundo matrimonio a los 26, solo me llevó a tener una hija en el primer matrimonio, y tres hijos en el segundo, y espaciados, todos ellos, cada cinco años, por razones de trabajo y estudio, mías como de las madres de mis hijos. Yo tuve cuatro hijos de dos matrimonios, dos de mis hijos tienen tres hijos, más o menos seguidos, uno tiene dos hijos y mi hija tiene una hija.

A mi madre la hice abuela a los 41 años. Pero mis hijos nos hicieron abuelos, por primera vez, a mi esposa y a mí, cuando yo tenía 57 años y mi esposa 52.

De mis nueve nietos que tengo, el mayor hoy de quince, y los restantes nietos, menores de 7 años, empezaron a llegar cuando yo tenía 57 años y mi esposa 52. De hecho hemos sido “abuelos viejos”, y mis hijos han sido “padres viejos”, porque empezaron a tener sus hijos cuando estaban sobre los 30 y 35 años, lo que parece ser la tendencia o la “regla” hoy, especialmente entre jóvenes profesionales y que ya trabajan.

En lo particular me hubiera gustado haber sido abuelo más joven porque me parece que pude haber sido un mejor abuelo. Ahora hago el esfuerzo, con entusiasmo, de compartir el máximo posible con los nietos, dentro de las posibilidades que se den.

De mantenerse esta tendencia, mis hijos, ¿a qué edad podrán ser abuelos, si hoy los muchachos postergan sus matrimonios, y su propia vida de hogar, por razones de estudio, de trabajo, de estabilidad material, de seguridad personal y económica ante la vida?

Me temo que no voy a conocer bisnietos, como yo tuve la oportunidad de conocer una bisabuela, la paterna, y de haber compartido intensamente con mis dos abuelas, paterna y materna, y con un abuelo materno, y de los nietos de mi abuelo paterno solo yo lo conocí hasta los dos años que yo tenía cuando él falleció.

Dichosamente pertenecí a dos familias, la paterna como la materna, que rendían culto por sus antepasados, se les veneraba, se les recordaba con cariño y afecto cotidianamente, y ese vínculo con el pasado familiar enriquecía mucho el concepto de familia en el que me crié, y fue un factor determinante de valoración de las “otras” familias, las que no eran la mía, para comprender que si mi familia valía por la honradez y honestidad de mis antepasados, las otras también.

Mis Mujeres, mis “madres”

En este Día de la Madre costarricense, hago homenaje a mi familia inmediata, tanto paterna como materna, donde las mujeres desempeñaron un papel muy importante. En ambos casos como gestoras de vida, y de muchos hijos.

Fueron mujeres especiales y en cierta forma excepcionales. Mis dos abuelas, Carmen Martínez Iglesias y Ofelia Rodríguez Rodríguez, fueron mujeres Alfas. Yo me crie más con Ofelia. Fueron los sostenes de sus familias. Una por viudez, Carmen, con un esposo que le llevaba 30 años, muy propio de su época, que la dejó con 11 niños, nueve de ellos sobrevivientes, pues dos fallecieron infantes, que mi Abuela Carmen los sacó adelante a todos, haciéndolos profesionales y personas muy responsables y honorables. La otra por divorcio, Ofelia, tuvo que enfrentar igualmente la vida, sacando adelante a todos sus hijos, y cuidando a quien escribe, su nieto mayor, mientras mi madre trabajaba.

Ambas abuelas de una cocina exquisita, de una “mano” para cocinar que aún recuerdo, para “chuparse los dedos”, como se dice. Ambas con manos maravillosas para la pintura. Incursionaron en el arte. Mi abuela Carmen con más éxito. Mi abuela Ofelia, discípula de Tomás Povedano, no pudo desarrollarse con el éxito de su habilidad por razones económicas que le impidieron dedicarle más tiempo al arte…tenía que cuidar y sacar adelante a la familia.

Mi madre, Zayda de Lemos Rodríguez, joven madre a los 20 años, de su único hijo, que a los 22 años la atrapa la Guerra Civil del 48, que obliga a mi padre, de 22 años a marchar al exilio forzado por su militancia comunista, y que por razones de una enfermedad que tuvo que atenderme no pudo seguirlo a Venezuela, y terminó divorciándose. Mi padre hace en Venezuela, su segunda Patria y una nueva familia que me dio seis hermanos, uno de ellos ya fallecido.

Mi madre atendiéndome a mí, velando por su trabajo en condiciones adversas en esos años inmediatos a la Guerra Civil, trabajando de día y estudiando de noche. Vivíamos con gran austeridad sin sentir el hambre. Recuerdo cuando terminó sus estudios secundarios graduándose del Colegio nocturno Carlos Gagini.

Ingresó a la Universidad de Costa Rica, donde se graduó de Microbióloga, mejorando nuestra condición económico social, que había sido estrecha.

Siempre me apoyó en todos los proyectos que empecé a asumir desde muy joven, como estudiante, como deportista, nadador de competencia que fui, y en mis actividades políticas, así como en el apoyo que me dio para atender mis obligaciones familiares que muy joven asumí, sustituyéndome en esa responsabilidad, apenas empezando la Universidad, para que la pudiera terminar. Cuando tuve hijos ayudó atendiendo y cuidando, en sus ratos disponibles, a algunos de mis hijos, dos nietos principalmente, que por razones de trabajo y estudio teníamos que dejarlos con ella. También vió en muchos aspectos mis obligaciones con mi hija mayor

Recién casado, de mi segundo matrimonio, todavía estudiante en la Universidad, su apoyo fue muy importante.

Como Madre Padre, que fue, su presencia fue muy importante, enriquecedora. Gran lectora, que me inculcó ese hábito desde pequeñito, cuando todas las noches me leía. Ya pensionada dedicaba cerca de 6 horas diarias a leer, con una disciplina asombrosa. Terminaba los libros aún cuando desde el arranque, o empezada su lectura, sentía que no le gustaba. Cuando no pudo leer por razones de la vista, le suministré audiolibros, hasta que cerca de sus 80 años se jubiló de la lectura, por afectación de su audición. Jugadora de chances sin pegar nunca. Pero no creía que por esa vía se salía adelante…para ella la vía era el trabajo.

Profesional competente, seria, responsable, honrada y honesta en su trabajo a toda prueba.

La madre de mi primera hija, María Elena Figueroa García, y la madre suya, Carmen, fueron muy importantes para la formación de mi hija Yalena, como de su hermano Jorge, de su segundo matrimonio. Sin lugar a dudas jugaron un papel extraordinario en su desarrollo afectivo, intelectual y educativo, como en los valores que les inculcaron, que también se hicieron profesionales, mi hija Odontóloga, Jorge, Ingeniero.

Mi esposa Anabelle Picado Lagos, ha sido sin lugar a toda duda, el pilar y motor del hogar formado con ella. Estudiante ella, yo terminando la Universidad y empezando a trabajar cuando nos casamos. Tuvimos que espaciar los hijos a razón de uno cada cinco años, para que pudiera terminar su carrera de Medicina, su ingreso a la carrera, su internado y su especialidad en Patología, campo en el que ha brillado, ha sido muy exitosa, y sigue iluminando con su conocimiento, experiencia y profesionalismo, pero sobretodo con el amor y la pasión con que ha cultivado su Profesión de Médico, amor que inició al lado de su padre, el Dr. Bernardo Picado Prendas, con quien colaboraba desde su tiempo de estudiante, ayudándole en su consultorio y en la preparación de vacunas antialérgicas, que mi suegro por una de sus especialidades, de alergista, tenía que hacer. También fue pediatra y el médico de cabecera de nuestros hijos.

Para ella esa etapa fue dura por la misma naturaleza de sus estudios y trabajo que iba asumiendo. Dichosamente yo podía colaborar en la atención de los niños que iban naciendo.

Deportista ella, montadora de caballos y nadadora, como yo, hicimos que los hijos practicaran el deporte de la natación hasta que casi terminaron sus estudios secundarios, base muy importante para alejarlos de los vicios y del fumado. Cantante ella, con voz privilegiada, llegando a ser discípula y participante en actividades con el Maestro Oscar Scaglioni, que llegó a Costa Rica por el amor a una mujer costarricense dejando su Italia, con lo que le podía ofrecer, pero que nos dejó escuela de canto y tradición en la Opera. El canto de Anabelle la tuvo en el Coro Universitario, que le dio la beca para facilitar sus estudios, y participó en otras experiencias corales, donde yo la seguía. Practicó el Karate sin terminarlo en todas sus fases… el estudio demandaba casi 16 horas diarias o más de atención…fue además Reina de Belleza en su etapa estudiantil.

Empezó su especialidad de Patología en el Hospital San Juan de Dios, con grandes maestros y médicos. Se especializó en el Hospital Karolinska de Estocolmo y en la Clínica Mayo, en Estados Unidos. Se desarrolló en estos Hospitales con grandes médicos, y en el San Juan de Dios con los de otros Servicios Médicos. Obtuvo un Premio Nacional en un Congreso Médico, en su campo, con el Dr. Rodrigo Cordero Zúñiga, hoy Benemérito de la Patria, como coautora.

Anabelle sigue cultivando su gusto por la música, por el buen canto, por la ópera, por sus tenores y divas favoritos, porque es muy exigente con sus cantantes. Le gusta oír a todo volumen la música, que combina en distintos géneros.

Lectora igualmente infatigable de novelas y autores, como Francisco Herrera Luque, que le permitió describirle al Vicecanciller de Venezuela, cuando presenté credenciales de Embajador ante el Presidente Chaves, el Palacio de Miraflores, sin haber estado nunca allí, con tal rigurosidad, que le sorprendió, y por ello tuvo la amabilidad de “darnos” un paseo por la Casa de Gobierno venezolana precisando rincones y detalles, en rica conversación con Anabelle, que parecía una experta en ese edificio, que había conocido por lecturas.

Tiene un agudo sentido de la visión de la realidad social y el análisis político, lo que enriquece su compañía, y la convierte en una fuerte crítica de mis escritos. Fue militante política de la izquierda estudiantil, y militante de mis compromisos políticos y partidarios posteriores hasta el Partido Fuerza Democrática, donde nos tocó recorrer el país varias veces, y muchas absolutamente solos “buscando” en los pueblos remotos apoyos, situación que disfrutamos montones.

Fiel, leal, solidaria, generosa a toda prueba. Madre y esposa ejemplar. Sus “cachorros” la hacen actuar como leona atenta frente a cualquier situación que amenace sus crías, y hoy también a los hijos de sus crías, sus nietos.

Con clara visión de su vida, de su futuro, de lo que realmente quería para ella, y su familia, fue la que marcó siempre el derrotero de hacia donde ir como equipo, como familia, como grupo.

Frente a sus nueras, sus otras hijas, ha sido igualmente respetuosa.

Yalena, mi única hija, la mayor de todos los hijos, inquieta y estudiosa desde chiquitita, brillante en sus estudios, activista estudiantil durante la Universidad, situación que la llevó al Consejo Universitario y a dar peleas importantes en defensa de los estudiantes. Desarrolló también especial gusto por escribir comentando distintos asuntos nacionales, hasta que la invitaron a formar parte permanente de la página de escritores de opinión del periódico La Nación. Con casi una docena de libros, resultado de su pasión por investigación de la historia de la salud y medicina nacional, se desarrolla entre su práctica privada de la Odontología, la docencia universitaria y la Página de La Nación.

Hoy enfrenta nuevos retos con su familia y una niña pequeña, Sofía, la última de mis nietas, quien apenas “gatea”, a quien ya tiene activamente en diversas actividades de formación de vida y de carácter, de hábito y disciplina deportiva.

Junto a Sofía, están mis otras mujeres, las otras nietas, Elena, Emma y Constanza. Ellas, dos de diez y una de siete años, totalmente volcadas al estudio, a las disciplinas de diversas actividades deportivas, ya bilingües Elena, Emma, aprendiendo el segundo idioma como parte integral de sus vidas. Constanza va en ese camino. Las tres vinculadas al arte, la música, en el piano, y el canto, la gimnasia, el ballet, el baile flamenco, a la pintura donde me parece que heredan las venas artísticas de sus tatarabuelas Carmen y Ofelia, y más ancestralmente al Gran Lico Rodríguez, abuelo de mi abuela Ofelia.

Mis otras Madres

A esta familia de “mis” mujeres, mis “madres”, se suman mi suegra Martha Lagos Aquino, de origen salvadoreño, maestra de profesión, quien también jugó un papel trascendental, por el apoyo, la ayuda, que nos dieron, junto con mi suegro, recién casado con su hija Anabelle, que de igual manera lo hicieron con todos sus hijos.

Su casa no solo era nuestra casa, en toda la expresión del término sino que era el jardín de infantes, el área de juegos, el “restaurante” las 24 horas, el sitio de encuentro de esa familia, con todos sus hijos y los hijos de mis cuñados que con dos vivimos contiguo a mis suegros por varios años, enriqueciendo en ese sentido los lazos y sentimientos familiares de los niños, entre ellos y con sus abuelos maternos.

La Doña, como le decíamos cariñosamente a mi suegra, fue como una Madre para mí…de paso me chineaba bastante, especialmente con comidas y cafés, jugadora de chances y lotería y con una suerte sorprendente en ese campo, aunque jugaba numeritos sueltos.

Las otras mujeres, importantes para mí y para Anabelle, han sido las esposas de nuestros hijos, trabajadoras y madres a la vez, que como Madres han sido y son de todo terreno. En lo personal grandes trabajadoras, inteligentes, responsables en sus trabajos, extraordinarias, cuidadosas, y en cierta manera abnegadas madres.

Para mí también han estado rodeándome positivamente mis tías paternas y maternas, toda la vida, así como las otras tías, las esposas de mis tíos…y mis primas, extraordinarias en su calidad humana, responsables trabajadoras, excelentes profesionales, Damas de sus hogares.

Finalmente, en un día como hoy, no puedo dejar de señalar también a todas las mujeres, que me acompañaron en mi vida profesional, como Secretarias y Asistentes, que sin ellas, su inteligencia, su dedicación al trabajo, su responsabilidad, honestidad y compromiso institucional, no me hubieran permitido salir exitosamente adelante como me ha tocado en la vida.

En el Día de las Madres, de la Madre costarricense, exalto a la mujer, a la compañera o esposa, a la madre casada o soltera, divorciada o viuda, a la estudiante, a la trabajadora, de las instituciones públicas o de las empresas privadas, de cuenta propia, del trabajo formal o informal, a la profesional, en cualquier campo que se desempeñe, a la joven madre, a las abuelas que cumpliendo su función de ser dos veces mamás, siguen jugando ese papel tan especial y enriquecedor en nuestras vidas, a las madres que tratan de salir adelante en las dificultades de sus vidas, a las madres inmigrantes que han llegado a Costa Rica soñando con su oasis de Paz, Democracia, Justicia Social, Derechos Humanos, en procura de una nueva y mejor calidad de vida para ellas y sus familias.

A todas las Madres de Costa Rica mi gran abrazo fraternal, en este día, con el deseo real y sincero de que todas tengan las mejores posibilidades y oportunidades de salir adelante en sus propósitos de vida, de familia y de trabajo, de sacar adelante de la mejor forma posible a ellas mismas y a sus familias, de contribuir con ello a lograr una mejor Sociedad Democrática Nacional, más próspera, más justa, más inclusiva, cada vez más igualitaria, con mayores Libertades y mayor ejercicio de Libertades y Derechos Ciudadanos como de Derechos Humanos.

Post scriptum

La Pandemia ha puesto de relieve a las mujeres costarricenses. El número de desempleados que llegó a ser de 600.000 a finalizar el 2020, que está en 440.000 hoy, que ha reducido a las mujeres cabezas de familia en casi 100.000, haciendo que hoy casi 300.000 desempleados no tengan ese apoyo familiar, siguen siendo el sostén principal de esas miles de familia, y en cierta forma de la estabilidad social nacional.

Sobre las mujeres, en estos dos años, se han recargado todos los trabajos que ya tenían invisibilizados, de sus dobles y triples trabajos, agregando el de mayor cuido de niños, en sus tareas escolares a distancia, y el de más personas mayores concentradas en sus hogares, por el desempleo provocado, y por la limitaciones de carácter sanitario que se han impuesto.

Entre los héroes y heroínas de esta situación, de atención a la Pandemia, están todos los trabajadores de la salud, pero, particularmente destacan todas la mujeres de los hogares costarricenses.

Artículo publicado en el periódico La República el miércoles 15 de agosto del 2018, compartido con SURCOS por el autor.