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Etiqueta: esclavitud moderna

La aprobación de la jornada 4 x 3, vendría a afectar gravemente la salud y entorno familiar de los trabajadores agrícolas

Gerardo Villalobos expone su oposición a la jornada 4×3. Considera no poder cumplir una jornada de 12 horas, pues tiene una hija a quien debe recoger de la escuela todos los días, además de padecer de hipertensión. Por lo cual, le pide a los diputados que no aprueben la ley de la jornada 4×3.

Para escuchar a Gerardo ingrese en el siguiente enlace: https://fb.watch/k-x20aTMB-/?mibextid=v7YzmG

Absolutamente cierto

Herbert E, Contreras Vásquez.

Herbert E. Contreras Vásquez, M Sc.

Nuestro PIB anual supera los $64.000.000.000,00 de USD, ver siguiente enlace.

https://datos.bancomundial.org/country/CR

Esto significa no menos de $1.000,00 mensuales per cápita o $5.000,00 mensuales por familia aportando a la producción de riqueza nacional.

Si dividimos los costos de producción en tres factores:

  1. Riesgo de inversión, capital financiero del emprendedurismo.
  2. Costo de propiedades, maquinaria, equipo, herramientas e insumos (agua, energía, materias primas y logística).
  3. Mano de obra o planillas: sueldos y salarios.

Aquí vemos sin espacio de discusión, la explotación y esclavitud descarada.

El pueblo percibe menos de la quinta parte de la riqueza nacional y tiende a disminuir esta proporción de participación por medio de leyes que han hecho retroceder un siglo atrás los derechos sociales y laborales conquistados.

Valga mencionar las leyes de prohibición de huelgas, prohibición de manifestaciones, empleo público, una ley de impuestos (eufemísticamente llamada de Justicia Tributaria) y la Ley 4 x 3 en discusión; que eliminaría el pago de horas extras a los trabajadores del sector más dinámico de nuestra economía en las zonas francas.

Hay que agregar que la planilla nacional antes de los años 80 absorbía, un 50% del PIB; hoy es menos de su cuarta parte.

La moraleja es que la «pobreza» de Costa Rica es un mantra que nos repiten sin cesar nuestros desgobernantes para sostener la explotación de los ciudadanos costarricenses a favor de los capitalistas de siempre.

La pregunta medular es: ¿Quo Vadis Costa Rica?

Del Rastro a la Asamblea Legislativa

Vladimir de la Cruz

Hace casi 80 años nací en la Maternidad Carit, al sur de la Estación del Ferrocarril Eléctrico al Pacífico, gracias a las maravillosas manos y al talento científico médico del Dr. Jorge Vega Rodríguez, primo hermano de mi abuelita materna, que atendió a mi madre en la difícil labor de parto que tenía, en estado de inconsciencia, por una preeclampsia, una complicación del embarazo en la cual presentaba presión arterial alta y otras afecciones. El Dr. Vega Rodríguez salvó a mi madre y a mí, mediante el uso de los fórceps que son como dos grandes cucharas que el médico las utiliza para guiar la cabeza del bebé fuera del vientre en la vía del parto, que se usaban para jalar niños en esas condiciones difíciles de parto. Quedé con dos pequeñas marcas en mi cabeza, de ese jalonazo, que me pudo haber producido daños como a veces sucedía en esos partos difíciles. Hoy, para evitar estas situaciones de partos difíciles de una vez se acude a la cesárea.

Mi infancia la hice en esa zona. Vivíamos 100 al sur de la Escuela Ricardo Jiménez y de la Claudio González Rucavado, que era la misma, según funcionaba para niñas o niños. La casa era la última. Seguían los cafetales que se extendían desde allí por todo el Barrio San Cayetano, que luego surgió.

La Escuela Rucavado fue mi escuela pública. Era muy buena y más buena mi querida maestra, de primero a sexto grado, que nunca he olvidado, la niña Julieta Vives de Vargas. Hacia los 200 metros al este llegó a estar el parque Escarré, de beisbol, y 200 metros más al este estaba el Rastro de la ciudad.

El Rastro eran las instalaciones físicas destinadas al sacrificio y destace de ganado y de cerdos. No recuerdo si era municipal o no, como Rastros habían en otras municipalidades, bajo la responsabilidad de las municipalidades.

El Rastro era una edificación inmensa, a mis ojos de niño, gigantesca, por lo menos de unos 50 metros por 60 metros, donde se destazaban, por lo menos, de 10 a 20 reses a la vez, al menos eso era lo que me parecía, en una tarea que se prolongaba por varias horas. También se destazaban cerdos. El destace de cerdos se hacía en una parte separada, a la par de donde se destazaban las reses, en una esquina del establecimiento.

No recuerdo que allí se hiciera destace de ovejas o cabras, que no eran parte de la comida popular de aquellos días. No recuerdo tampoco el destace de caballos, lo que a veces se practicaba.

Por llamársele Rastro se entendía que el destace era superior a las 100 o 150 reses diarias, mientras que los mataderos se caracterizaban por el destace de menos o de pocos animales.

A la par de la edificación del destace estaban los corrales donde estaba el ganado listo para hacerlo entrar al destace, lo que se hacía por un canal que conducía a una puerta al sur del edificio.

Allí se llevaban las reses donde estaban los carniceros o destazadores. Se colocaban las reses a distancia entre ellas. El que tenía la tarea de destace se acercaba a la res y con un cuchillo le cortaba la yugular, interrumpiendo el flujo de sangre de la cabeza al corazón. Inmediatamente salía un chorro de sangre, que lo esperaba una fila larga, a veces de más de 10 personas, con un vasito cada una, que lo ponían al frente del chorro de sangre para bebérselo, y volvían a hacer la fila para repetir la draculesca ceremonia. El sangrado era rápido y completo. Yo nunca bebí sangre. Tan solo asombrado veía como se repetía aquella danza alrededor de la res que iba desangrándose, debilitándose y cayendo al suelo.

Estaba ahí porque era bastante público el espectáculo de la matanza de reses, y abierto el acceso de las personas tomadoras de sangre, y de los mirones del sacrifico de las reses, que se repartían en los diferentes sitios donde estaban destazando.

Caída la res, otro carnicero o destazador, realizaba un corte para abrir el vientre, sacar las vísceras, que se colocaban aparte, en una mesa, donde rápidamente las veían o examinaban y separaban para lo que seguía…garantizar su consumo humano.

El corte de la res se hacía con una incisión longitudinal de la piel desde el esternón hacia abajo, para facilitar el posterior desollado.

En los corrales se apreciaban y se jugaba con las reses, siempre con el cuidado de algún ataque, que no era frecuente. Los corrales estaban al aire libre y allí estaban concentradas las reses. De los corrales al matadero pasaban las reses por un pasillo o canal, sin que pusieran resistencia. Las reses las conducían amarradas hacia el lugar de destace prácticamente sin ninguna oposición hacia su muerte.

No era igual con los cerdos, que parecía que sí tenían conciencia de lo que les iba suceder. Los cerdos entraban “llorando”, “gritando”, “clamando que no los sacrificaran”, “resistiendo a su sacrifico”, que no podían evitar. Esta resistencia la he visto en fincas cuando sacrifican un cerdo.

Había personas que se encargaban de lavar, con una manguera, echando agua en el piso, la sangre del suelo.

Así pasaba, de vez en cuando, parte de mi tiempo libre de niño, de barrio del sur, viendo esa parte de la vida diaria de la ciudad capital.

Años más tarde, ya de profesor universitario, solicitaba permiso, que siempre me dieron, a uno de los Mataderos modernos para llevar estudiantes para que observaran el procesamiento del destace de ganado.

A diferencia de aquel Rastro el proceso era científico, absolutamente limpio, como un quirófano. No se veían los corrales. Se asistía a una sala donde se veía venir una res por un pasillo estrecho, hasta un punto donde se detenía la res. Todo el personal debidamente vestido con batas como si fuera un personal de un quirófano hospitalario. En ese punto se producía un “disparo”, que no se oía detonar, electrónico, en la cabeza de la res, que se hace con una llamada pistola de noqueo, donde se ubica el punto en la sien del animal, para la “muerte” del mismo, para provocarle un estado de inconciencia inmediata que evita el sufrimiento del animal.

Hecho ese “disparo” el animal cae, y con una velocidad asombrosa lo voltean, lo cuelgan de las patas delanteras y en esa posición un “veterinario”, o un destazador especializado, le hace un corte en la piel con un cuchillo, saca las vísceras que las llevan a una mesa donde un veterinario las analiza y las autoriza para su consumo. La sangre toda se recoge junto con agua que se usa para limpiar el suelo diseñado para recoger la sangre. Igualmente, se separa rápidamente la piel que se amontona a un lado y se somete de manera inmediata a procesos de tratamiento para su comercialización. Aquí nada se desperdicia. Este proceso moderno de destace es lo que caracteriza la calidad a nivel nacional o internacional de los cortes de carne y los subproductos de la misma.

En estos mataderos modernos todo está debidamente planificado desde los corrales donde está las reses, el tratamiento de los desechos líquidos y sólidos, hasta los pasos que se siguen para llevar las carnes a las cámaras de refrigeración, para el procesamiento final de la carne para consumo humano, sujeto todo a rigurosas medidas sanitarias y de salubridad.

Con los Rastros existieron mataderos clandestinos de reses y mataderos en domicilios o casas, que se acabaron con los mataderos modernos.

En los Rastros o mataderos modernos todas las reses están debidamente identificadas.

En el matadero moderno las reses terminan debidamente empacadas, envasadas, refrigeras e industrializadas, listas para el consumo humano bajo estrictos controles sanitarios y veterinarios.

Cuando veo a los diputados de la Asamblea Legislativa, sometidos a un proceso excepcional, de vía rápida, para “cocinar”, unos proyectos de ley, casi sin poder opinar, razonar, y evitando debates, entre ellos de manera especial el de la Jornada de 12 horas diarias de trabajo esclavo, me recuerda justamente esas reses del Rastro de mi niñez, y los mataderos modernos de mi época de profesor universitario, donde da la sensación del disparo en la nuca a los diputados, que sin conciencia, votan lo que les mandan aprobar. Igual que las reses de estos mataderos los diputados están bien identificados y reconocidos por sus votos, ahora públicos.

Viendo la Asamblea Legislativa, me cuesta quitarme la imagen de las reses en el matadero, por la vía del degüello que hacen de ellos, de los diputados, los dueños de esas reses, de las reses legislativas, sin que protesten, sin que se opongan, sin que resistan, sabiendo o no conociendo los extremos de los contenidos legales que les imponen aprobar, de establecer a la fuerza, a la carrera como está establecida la discusión parlamentaria, para aprobar el régimen laboral privado en el país de la jornada de 12 horas diarias, que es en la práctica lo que va a suceder. Esta jornada no es solo para ciertas actividades empresariales o industriales. Se va a generalizar a todas las esferas que se pueda aplicar.

Mentira será que los trabajadores que se acojan a esta jornada pueden devolverse a su jornada de ocho horas, si no les parece. La ley tiene establecida la trampa. Pueden devolverse, pero el patrono en ese momento les puede pagar las prestaciones legales. Así dice el proyecto de ley. Pagadas las prestaciones los despiden y al nuevo trabajador lo contratan por la jornada de 12 horas o no lo contratan. De este modo, por hambre los trabajadores se someterán a esas jornadas de 12 horas diarias típicas del siglo XIX, de la época de los trabajos esclavos en las fábricas.

En la Asamblea Legislativa esos diputados que apoyan la jornada de 12 horas, por las instrucciones que les dan sus mandamases del gobierno, de sus partidos, de los sectores empresariales y esclavistas que representan, se me asemejan a esas reses que entraban al Rastro, jaladas por un mecate, sin oponer ninguna resistencia para que las mataran, o conducidas por el pasillo para recibir el tiro en la nuca, que les produce un estado de inconciencia por lo que no se daban cuenta de su muerte y destace.

En la Asamblea no los necesitan matar, porque ya están muertos en vida, los jalan para que aprueben a la fuerza ese nefasto proyecto de ley de las 12 horas diarias de trabajo esclavo.

Cuando no las jalan como en los antiguos Rastros, los conducen por los pasillos parlamentarios para darles el tiro electrónico en la nuca, para noquearlos, atontarlos, con el tiro en la nuca, para hacerlos actuar de manera inconsciente, como zombies modernos parlamentarios, como cadáveres reanimados mediante prácticas y hechizos de brujería política esclavista. Son diputados sin sangre en sus venas y arterias.

Cuando estábamos, como estudiantes, en la lucha en contra del Contrato Ley de la ALCOA, en 1969 y 1970, el diputado Rodrigo Carazo, que se oponía patrióticamente al Contrato, junto con otros diez diputados, decía que a los diputados que apoyaban el Contrato les habían pagado una cifra importante de dólares. No fue casual aquel cartel de las marchas de protesta que decía “¿Diputados, how much?” ¿Estamos en una situación similar, que les estén pagando a diputados alguna extra por aprobar la jornada de 12 horas de trabajo esclavo?

Sinceramente, deseo que el Edificio de la Asamblea Legislativa no se vea, ni aprecie, como el viejo Rastro de San José o como el moderno Matadero de Montecillos…con sus respectivas reses en fila, sin ni siquiera chistar, camino al matadero de la aprobación del Proyecto de la Ley esclavista de las 12 horas diarias de trabajo.

 

Compartido con SURCOS por el autor.

FENTRAGH denuncia despido y recontratación de 650 trabajadores incluidos dirigentes sindicales

El lunes 6 de marzo del 2023, 650 trabajadores despedidos y recontratados, incluidos dirigentes sindicales…

El lunes 6 de marzo del 2023, 650 trabajadores despedidos y recontratados, incluidos dirigentes sindicales del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Agroindustria y Afines (SINATRAA), organización afiliada a nuestra Federación Nacional de Trabajadores de la Agroindustria, Gastronomía, Hotelería y Afines.

Todos los trabajadores, aunque tengan muchos años de laborar para la empresa, ahora tienen condición de nuevo ingreso, por lo que deben se cumplir un periodo de prueba. Esto advertimos podría ser el medio que utilizará la empresa para despedir a todos los trabajadores sindicalistas.

Por medio de los nuevos contratos de trabajo la empresa redujo los salarios entre 14% y 40%, empobreciendo más a los trabajadores y precarizando aún más las condiciones de trabajo.

También se irrespetó el procedimiento especial de despido de trabajadores con fueros especiales, al haber despedido a dirigentes sindicales y mujeres embarazadas.

Puede escuchar el detalle en este enlace:

https://fb.watch/jbw9oE9tBU/?mibextid=qC1gEa

Relator de la ONU pide acciones urgentes a Costa Rica para erradicar la esclavitud laboral

El relator* especial de la ONU sobre las formas contemporáneas de la esclavitud llamó la atención de Costa Rica para modificar el pago por unidad producida y evitar las largas jornadas de trabajo. UNDP/Emi Kondo

El experto independiente señaló que, pese a los avances hechos por el país para combatir esta lacra, el trabajo forzoso persiste en varios sectores productivos del país, como la agricultura y el trabajo doméstico, donde los trabajadores laboran largas horas, que pueden extenderse entre 12 y 15 por día.

Las formas contemporáneas de esclavitud son una realidad en diversos sectores de la economía de Costa Rica y si bien ha habido un progreso del país para eliminarlas, todavía persisten grandes desafíos que deben enfrentarse con la mayor urgencia.

Así lo destacó Tomoya Obokata, relator* especial de la ONU sobre las formas contemporáneas de la esclavitud, luego de su visita oficial a Costa Rica del 16 al 25 de noviembre de 2022.

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Obokata dijo en su Declaración de final de misión que para erradicar la esclavitud laboral, Costa Rica debe fortalecer sus marcos normativos, mejorar la inspección del trabajo, garantizar el acceso a justicia a las víctimas y asegurar la transición de trabajadores informales a la economía formal.

Durante la visita, el experto examinó casos de explotación laboral, trabajo forzoso o en condiciones de servidumbre en diversos sectores de la economía como la agricultura, la agroindustria, el turismo, la industria manufacturera y el trabajo doméstico. Para hacerlo sostuvo diversos encuentros en la capital y se desplazó a comunidades rurales alejadas.

El relator se reunió y escuchó a representantes del gobierno, organizaciones de la sociedad civil, comunidades, sindicatos, sector privado, representantes de la ONU y del Sistema Interamericano de Derechos Humanos, organizaciones internacionales y miembros de la comunidad diplomática, entre otros.

Los avances de Costa Rica

El experto destacó entre los aspectos positivos de Costa Rica, la existencia de marcos jurídicos aplicables a las formas contemporáneas de esclavitud, que incorporan algunos de los principales instrumentos internacionales de derechos humanos y laborales.

Obokata dijo también que pudo observar una mejora en la asistencia y el apoyo a las víctimas de las formas contemporáneas de esclavitud, por ejemplo la Ley No. 9095 contra la Trata de Personas obliga a los departamentos gubernamentales pertinentes a establecer un marco para la protección y asistencia.

Señaló que a fin de supervisar eficazmente la aplicación de las leyes y políticas relativas al trabajo infantil, Costa Rica estableció el Comité́ Directivo Nacional para la Prevención y Erradicación del Trabajo Infantil y la Protección de Trabajadores Adolescentes y que este aprobó́ recientemente el «Índice de Vulnerabilidad al Trabajo Infantil» elaborado en conjunto con la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la Comisión Económica de las Naciones Unidas para América Latina y El Caribe (CEPAL).

El relator destacó los esfuerzos de Costa Rica para eliminar el trabajo infantil y la explotación sexual. Reconoció como positivo que la edad mínima para trabajar se ha fijado en 15 años, y que el Gobierno actualiza periódicamente una lista de trabajos peligrosos que están prohibidos para los menores de 18 años.

También que la edad de la educación obligatoria se ha elevado a 17 años, lo cual es más alta que en otras jurisdicciones.

Unsplash/Josue Isai Ramos Figuer. El relator especial de la ONU sobre las formas contemporáneas de la esclavitud está preocupado por las largas jornadas laborales en sectores de la economía costarricense en sectores como el de la construcción.

Los desafíos urgentes de Costa Rica

El relator dejó claro que si bien el país ha logrado avances, todavía debe enfrentar grandes desafíos para erradicar por completo las formas modernas de esclavitud.

Señaló la urgencia de fortalecer marcos normativos con sanciones más fuertes, ya que el máximo para delitos como la trata de personas y el trabajo forzoso es de 10 años de prisión. También dijo que la aplicación de la legislación vigente es débil, y que la tasa de enjuiciamiento y castigo de los autores de formas contemporáneas de esclavitud es muy baja.

Obokata también dijo estar preocupado por el gran número de interlocutores que durante su misión señalaron que la inspección del trabajo en Costa Rica es ineficaz, burocrática y carece de transparencia, particularmente en la economía informal.

Expresó haberse enterado de que las multas impuestas no son lo suficientemente elevadas como para disuadir a los empleadores. También destacó la posible existencia de casos de colusión en los que se informa a los empleadores que habrá una inspección para que puedan prepararse y ocultar las malas prácticas.

Su informe además concluyó que hay un amplio margen para mejorar la identificación y protección de las víctimas. Señaló que el acceso a la justicia y a los recursos para las víctimas son limitados. La falta de asignación de recursos por parte de las autoridades y de conocimiento entre las víctimas sobre sus derechos son algunas de las principales razones de ello.

Obokata dijo que el trabajo forzoso persiste en varios sectores productivos del país, como la agricultura y el trabajo doméstico. Como ejemplo citó que en muchas plantaciones, los salarios de las personas trabajadoras se basan en unidades de producción. Si bien los empleadores generalmente no establecen un objetivo diario mínimo, esto alienta los trabajadores a trabajar largas horas, que pueden extenderse entre 12 y 15 por día.

Los salarios y las largas horas de trabajo se pueden observar en otros sectores, como la construcción, los servicios, el transporte y la seguridad.

En su Declaración inicial, Obokata enlistó más de 30 recomendaciones para todos los sectores del país. Entre ellas destacan:

  • Fortalecer los marcos legislativos sobre las formas contemporáneas de esclavitud y las violaciones de la legislación laboral
  • Mejorar la inspección del trabajo asignando recursos humanos y financieros suficientes y otorgando poderes adicionales, como la imposición de sanciones in situ
  • Garantizar el acceso a la justicia y a los recursos de todas las víctimas sin discriminación de ningún tipo
  • Reforzar un sistema de alerta temprana para identificar a los niños en riesgo de explotación laboral y sexual en las escuelas
  • Garantizar que los empleadores contribuyan a la seguridad social mediante el fortalecimiento del mecanismo de supervisión, y castigarlos con sanciones proporcionadas en caso de infracción
  • Garantizar los derechos de todos los trabajadores migrantes sin discriminación
  • Regularizar la situación migratoria de los trabajadores irregulares para que puedan pagar impuestos y contribuciones a la seguridad social adecuadas y tener acceso a los servicios públicos sin discriminación
  • Abordar las causas profundas de las formas contemporáneas de esclavitud, como la pobreza, la desigualdad y la discriminación, por medios legislativos y de otro tipo

Obokata agradeció al Gobierno de Costa Rica por haberle extendido la invitación y la cooperación recibida durante la misión, que le permitió entablar un diálogo “abierto, franco y constructivo durante su visita”.

El Relator de ONU compartió sus observaciones preliminares en una conferencia de prensa en la Casa de la ONU, Costa Rica y presentará su informe final al Consejo de Derechos Humanos en Setiembre de 2023.

Los relatores especiales y expertos independientes forman parte de los Procedimientos Especiales del Consejo de Derechos Humanos. Los Procedimientos Especiales, el mayor órgano de expertos independientes del sistema de derechos humanos de la ONU, es el nombre general de los mecanismos independientes de investigación y supervisión establecidos por el Consejo para abordar situaciones específicas de países o cuestiones temáticas en todo el mundo. Los expertos de los Procedimientos Especiales trabajan de forma voluntaria; no son personal de la ONU

Y después del fútbol, ¿qué?

Óscar Madrigal

Acaba la aventura mundialista de la Selección con dos resultados, el fracaso y la venta de humo a la confiada afición nacional. Una vez más nos engañaron y nos vacilaron.

Ahora de vuelta a la tierra hay que enfrentar los verdaderos y graves problemas por los que atraviesa el país. Recogemos en esta nota solo algunas informaciones de las últimas semanas que no han tenido mayor repercusión nacional:

El 54% de las familias no llega a fin de mes. En palabras sencillas, a la mayoría de la población no les alcanzan sus salarios o ingresos para comer durante todo el mes. O para decirlo más descarnadamente, terminan el mes con hambre.

Respecto al último año, si comparamos el promedio de los ingresos reales de los trabajadores del tercer trimestre del año 2021 con el mismo trimestre del 2022, lo que muestran es que su capacidad de compra cayó 7%. Solo en un año. Como se ve la crisis la siguen pagando los asalariados porque los salarios en vez de crecer, decrecen.

En 2021, el año pasado, el país sobrepasó las cifras más altas de desigualdad social por ingresos, según el Estado de la Nación. Costa Rica tuvo la mayor desigualdad en los últimos 35 años, con lo cual profundizó rezagos sociales y económicos en la última década “y, lo peor”, “los normaliza”, dice el PEN.

La inversión pública, lo que se invierte en carreteras, escuelas, puentes, etc., es la más baja de los últimos 30 años según el PEN.

La conmoción provocada por los acontecimientos o, mejor llamarla tortura, cometidas contra las trabajadoras de la tienda SYR fue de repudio total y generalizado, aunque no así las declaraciones de Tomoya Obokata relator especial de la ONU, cuando manifestó que el “caso de SYR es la punta del iceberg de esclavitud moderna en Costa Rica”. Al decir del señor Obokata esos abusos y explotaciones son comunes y corrientes en Costa Rica en diferentes lugares como “fábricas, plantaciones y casas de habitación con trabajadoras domésticas”. ¡Qué vergüenza, verdad! Dice La Nación que “El jurista encontró indicios de trabajos forzados como “jornadas de trabajo muy largas sin pausas para comer o ir al baño, salarios bajos, ambientes de trabajo insanos, hostigamiento y acoso sexuales” en sectores como agricultura, trabajo doméstico, servicios, transporte y construcción”. Llama la atención que la reacción ante tan graves hechos de nuestra clase política dominante haya sido el silencio absoluto. ¿Será que hemos normalizado la esclavitud moderna? ¡Y algunos proponen jornadas de 12 horas diarias!

El relator de la ONU se refiere a un hecho que todos conocíamos pero del cual nadie habla: la corrupción vergonzosa de la Oficina de Inspección Laboral del Ministerio de Trabajo. Desde siempre se ha sabido que es una de las oficinas más corruptas de la Administración y ahora el señor Obokata lo pone de manifiesto. Dice La Nación: “Obokata aseguró que, durante su visita a diferentes organizaciones, empresas y comunidades, encontró que más del 95% de las partes interesadas le expuso que las inspecciones laborales son inefectivas, burocráticas o carecen de transparencia. Las partes interesadas, incluyendo trabajadores, alegaron la EXISTENCIA DE COLUSION ENTRE EMPLEADORES Y AUTORIDADES”. Esta es la razón por la cual los empresarios se oponen rotundamente a una transformación y fortalecimiento de esa Oficina. Veremos si el gobierno actual que se dice comprometido en la lucha contra la corrupción, empieza por limpiarla.

Esta es una muestra del panorama nacional.

El Gobierno del Presidente Chaves presentó su plan para ejecutar en los próximos 4 años. En él, desde luego, no hay ninguna referencia a la solución de este panorama y mucho menos de cómo solucionarlo. Las conclusiones que se pueden sacar, en primera instancia, es que ese plan es una réplica de las medidas económicas y financieras del anterior gobierno de Carlos Alvarado; son la misma medicina. Que la deuda pública no cederá, sino que a lo mejor aumentará, lo cual significa que los salarios de los empleados públicos permanecerán congelados por los próximos cuatro años. Que la improvisación sigue siendo la política del actual gobierno: solo 4 horas después de su proclamación ya se estaban desdiciendo de las propuestas formuladas con toda la pompa gubernamental.

Los planes del gobierno a lo largo de la historia solo han servido para los archivos. A ninguno se le da seguimiento y menos cumplimiento. No vemos por ningún lado las soluciones urgentes que el país necesita.

Nos siguen vendiendo humo.

Trabajo forzoso se ha incrementado en los últimos 5 años, según la OIT

Millones de personas se encuentran atrapadas en trabajos forzosos, incluso en sistemas de esclavitud moderna. (Foto: Cortesía)

Por María Núñez Chacón

Los trabajadores migrantes tienen más de tres veces de probabilidad de realizar trabajos forzados, lo que les pone en una situación de gran vulnerabilidad.

La pandemia creó grandes perturbaciones en los mercados del trabajo; la baja en los ingresos de las personas provocó un mayor endeudamiento; se dio un marcado aumento de la servidumbre por deudas; y, finalmente, el deterioro en las condiciones laborales de muchos trabajadores propició, en los casos más extremos, el trabajo forzoso.

De hecho, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) reveló recientemente en su informe “Estimaciones mundiales sobre la esclavitud moderna, trabajo forzoso y matrimonio forzoso” que unos 50 millones de personas viven en situación de esclavitud moderna (al 2021), de estas, 28 millones realizan trabajos forzados y 22 millones están atrapadas en matrimonios forzados.

Y es que el número de personas en situación de esclavitud moderna ha aumentado considerablemente en los últimos cinco años, pues para el año 2021 había 10 millones más de personas en situación de esclavitud moderna en comparación con las estimaciones mundiales de 2016.

De acuerdo con Noortje Denkers, especialista de Migración Laboral y Movilidad Humana de la OIT para América Central, Haití, Panamá y República Dominicana, la agencia de Naciones Unidas nota con mucha preocupación que el número de personas que está atrapada en la esclavitud moderna va en aumento, asimismo, alerta que siguen siendo las mujeres, niños y niñas quienes están más vulnerables ante esta situación.

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“Cuando lo vemos desde la óptica migratoria, el trabajo forzoso es mucho más frecuente, las personas migrantes tienen tres veces mayor riesgo de trabajo forzoso, las cifras muestran que, de cada 1.000 migrantes, 13,8 están en trabajo forzoso y para el caso de personas no migrantes, de cada 1.000, 4,1 están en esta situación”, explicó Denkers en entrevista con UNIVERSIDAD.

¿Esta realidad mundial, con qué incidencia se presenta en los países centroamericanos?

—Las crisis que estamos viviendo han generado coyunturas que facilitan la profundización del trabajo forzoso y Centroamérica no está exenta de ellas. Una crisis global, como la que ocasionó el COVID-19 y el cambio climático han tenido un fuerte impacto en temas de empleo y educación, aumento de la pobreza extrema, migración forzosa, inseguridad e incremento en las denuncias de violencia de género.

La combinación de estos factores incrementa el riesgo de la esclavitud moderna o el trabajo forzoso, y quienes están en condiciones de vulnerabilidad se ven más afectadas, por ejemplo, quienes están en pobreza, trabajadores de la economía informal, niños y niñas.

¿Qué implica el trabajo forzoso o la esclavitud moderna?

—Cuando pensamos en el trabajo forzoso pensamos en personas encadenadas, encerradas de un edificio, pero debemos entender que la realidad es distinta, hay a quienes les decomisan su pasaporte en el trabajo, lo que les impide la movilización o salir del país en el que trabajan. Eso es un indicador muy común del trabajo forzoso.

También, hay a quienes les retienen sistemáticamente el salario, o les dicen que tienen una deuda por haberles dado el trabajo y la personas sigue trabajando sin recibir su sueldo. También, aquellos que sufren algún tipo de coacción, confinamiento, violencia física o sexual y la privación de necesidades básicas.

Todas estas cosas suceden a nuestro alrededor, no hay que ir muy lejos.

¿En qué sectores es más frecuente encontrar condiciones de trabajo forzoso o esclavitud moderna?

—La mayoría está en servicios, en la industria manufacturera, en la construcción, agricultura y en el trabajo doméstico, esos son los cinco sectores que concentran más a las personas que están en trabajo forzoso. Y la mayoría de los casos de trabajo forzoso, 86%, se dan en el sector privado.

¿Cuáles son las acciones que deberían tomar los países para luchar contra la esclavitud moderna?

—La OIT recomienda en su informe que, para prevenir el trabajo forzoso, es esencial respetar las libertades y derechos de las personas trabajadoras, lo que incluye la libertad sindical y a la negociación colectiva, que les permiten ejercer una voz colectiva y defender sus intereses, así como negociar un trabajo seguro y decente.

Otra medida es ampliar la protección social para que las personas no se encuentren en situación de vulnerabilidad y que tengan acceso a seguridad básica de ingresos y puedan rechazar cuando les ofrezcan un trabajo abusivo, o abandonar aquellos empleos que tengan esa tendencia. Es necesario promover la contratación equitativa, incluyendo el reclutamiento de migrantes, que les prevenga de prácticas abusivas y fraudulentas.

Es fundamental que los servicios públicos sean capacitados y fortalecidos para detectar las infracciones laborales e indicadores de trabajo forzoso y que desarrollen procesos de reparación para las personas donde la prevención falló.

 

Trabajo periodístico de María Núñez Chacón del Semanario Universidad, compartido con SURCOS por Maikol Hernández.

Agroindustria costarricense teñida de esclavitud moderna

Uno de los sectores en los que se presentan violaciones a los derechos de las personas trabajadoras es la agroindustria y en Costa Rica se han denunciado situaciones en cultivos de la palma. (Foto: Cortesía FENTRAG).

Por María Núñez Chacón

Conozca en esta entrega algunas de las prácticas en las que incurren empresas de la agroindustria, a través de las cuales violentan los derechos laborales de sus trabajadores.

Pensar en esclavitud en Costa Rica pareciera imposible, sobre todo porque es una nación que se jacta del respeto a los derechos humanos, al cumplimiento de las normativas laborales y cuido al medio ambiente. Pero detrás de algunos negocios se esconden historias de trabajo forzoso, de explotación laboral, de graves padecimientos y enfermedades producto de la contaminación o exigencia de trabajo sin descanso y en condiciones insalubres.

La agroindustria costarricense tiene matices de trabajo forzoso, algo inimaginable para los mercados europeos o estadounidenses que consumen las deliciosas frutas que se exportan, con la promesa de hacerlo desde el respeto de los derechos laborales y las más altas normas de calidad.

Semanas atrás, UNIVERSIDAD participó de un encuentro con trabajadores de distintos sectores productivos del país, quienes relataron las principales prácticas que se realizan en los monocultivos ubicados en varios puntos país, donde las personas trabajadoras deben adaptarse o perder sus empleos, y en zonas rurales de gran vulnerabilidad económica, con altísimos niveles de pobreza y poco desarrollo económico, es un lujo que pocos están dispuestos a tomarse, a costa de su salud y su bienestar mental, físico y emocional.

En la actividad se conoció a profundidad una serie de denuncias sobre irrespeto a los derechos laborales, explotación laboral y exposición a productos dañinos para la salud como parte de los abusos en los que incurren compañías en las plantaciones de piña, banano y palma.

Según explicó Frank Ulloa, abogado laboralista y asesor de la Regional Latinoamericana de la UITA (Rel UITA), una de las organizadoras del evento, han recibido muchas quejas y denuncias de personas que trabajan en las plantaciones agroindustriales del país por las malas prácticas de higiene, salud y seguridad laboral

“En muchos casos contratan a las personas a través de terceros, los contratos se realizan cada cuatro o cinco meses, si se organizan en sindicatos no los vuelven a contratar y en muchas ocasiones buscan migrantes que no conocen la legislación. Hacen arreglos directos con los comités de trabajadores ーque son nombrados por las mismas empresasー; en ciertas actividades como la caña y otras duermen en pocilgas, hacinados y si se accidentan lo manejan como una enfermedad común, evitan a toda costa enviarlos al Instituto Nacional de Seguros y los que se accidentan tratan de pagarles las prestaciones para que se vayan de la empresa”, detalló Ulloa.

Frente a esta realidad, están desarrollando una denuncia ante la OCDE y otros organismos internacionales, para evidenciar a todas las empresas que incurren en estas violaciones y simultáneamente iniciarán una campaña internacional para informar, tanto a las compañías compradoras como a los consumidores y sindicatos de las condiciones en que se producen la piña, la palma, el banano, la caña y otros.

Por su parte, Maikol Hernández Arias, secretario general de la Federación Nacional de Trabajadores Agroindustriales (FENTRAG) explicó que en estos monocultivos se mantienen condiciones de explotación, y las empresas que dominan estos cultivos violan la normativa laboral y ambiental con absoluta impunidad por falta de la inspección del Ministerio de Salud y del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social.

“Para nadie es un secreto que las multinacionales que controlan la compra de productos agroindustriales, la producción y la comercialización operan dentro del país como estados independientes. La institucionalidad pública no funciona para controlar las estrategias que imperan en estas compañías, por eso no hay suficientes denuncias, juicios o sentencias en contra de éstas, violan derechos humanos, violan la institucionalidad, fijan salarios a su antojo, imponen cargas de trabajo… es una instauración de esclavitud moderna”, condenó Hernández.

Las historias abundan, todas con un denominador común, son personas que dejan su salud, su bienestar y muchas veces su vida, en los campos de cultivos de productos que son vendidos en el exterior bajo sellos de calidad y responsabilidad social; mientras que ellos y sus familias viven en una cadena de trabajo forzoso, sin oportunidades para dedicarse a ninguna otra labor.

Explotación salarial

Se deben recolectar 320 kilos para ganarse los 11.000 colones por día”.

Obeth Morales Barquero del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Agroindustria y Afines (SINATRAA) contó que las empresas el sistema de salario por destajo (remunerar a los trabajadores por unidad de obra realizada o servicio prestado).

Con esta metodología la compañía establece una fórmula para calcular los salarios, que implica imponer un ritmo, magnitud y cargas de trabajo que llevan a los trabajadores a autoexplotarse por 3.000 o 4.000 colones de más al salario de ley, trabajando más horas de las recomendables, algo que al final trae consecuencias graves e irreversibles en la salud.

“Ese mecanismo lo establece de manera unilateral el empleador, sin tener en cuenta a las organizaciones laborales, aunque estamos en contra del sistema, al menos quisiéramos ser parte de este proceso de definición, saber los parámetros que usa la empresa para definir la tarifa, porque no siempre es igual”, indicó.

Francisco (nombre ficticio para guardar la confidencialidad del entrevistado) es un trabajador de cultivos de piña y contó a UNIVERSIDAD que hace unos cuatro años lograban hacer unos 17.000 colones diarios en una jornada de 8 horas, deshierbaban constantemente el terreno, les daban sueros o hidratantes, tenía agua, carretas y un bus a disposición para movilizarlos. Hoy las condiciones han cambiado.

“Hoy ganamos unos 14.840 colones al día en jornadas exhaustivas, pues ha bajado la densidad de la semilla, aunque aseguran que con el salario por destajo podemos hacer tiempo extra si lo deseamos, lo cierto es que si no cubrimos la cuota en la jornada ordinaria nos amonestan y uno termina tan agotado que llega a la casa sin querer siquiera hablar con nadie”.

Dania es trabajadora en cultivos de palma y aseguró que también tienen problemas con el salario por destajo. “No sabemos el mecanismo que usan las empresas para establecer los salarios por jornadas, se deben recolectar 320 kilos para ganarse los 11.000 colones por día del salario mínimo, cuando la producción es alta es posible sacar esa cantidad a las 11 de la mañana, queda tiempo para sacar un poco más y tener un salario más decente, pero cuando está baja la jornada acaba y no se logra la meta”.

El problema, manifestó la trabajadora, es que la empresa debe reconocer el salario mínimo y si no es posible sacar la cuota dos o tres veces por semana, la empresa amenaza por bajo rendimiento y tampoco hacen la diferencia entre personas adultas y jóvenes, todos deben sacar los mismos 320 kilos de coyol.

¿Salud y seguridad en el trabajo?

Debemos cubrirnos entre nosotras para orinar o cambiarnos las toallas”

Ana es otra trabajadora de un monocultivo, específicamente de la piña, y reconoció que las condiciones de salubridad son pésimas. En los cultivos no hay baños cerca, por lo que deben hacer sus necesidades fisiológicas en zanjos.

“En ocasiones hay una cabaña, pero siempre está tan sucia que es imposible usarla, entonces la opción son los zanjos, las mujeres lo sufrimos aún más porque debemos cubrirnos entre nosotras para orinar o cambiarnos las toallas cuando estamos con la menstruación, de lo contrario debemos esperar hasta el mediodía para ir a la orilla de la montaña o a la lavandería”.

Otro problema, dijo Francisco, es que para sacar las cuotas de producto es necesario salir a trabajar al campo, dejar el bolso en las instalaciones principales, trabajar sin descansar, ni tomar agua fresca y con las altas temperaturas a las 8 de la mañana la que llevan es imposible de consumir. “Hay que trabajar, dejar el bolso lejos, sin descansar ni tomar agua para poder sacar la cuota, de vez en cuando nos dan una hielera una vez al mes, cuando uno exige un hidratante le dan uno, pero hay que rendirlo cuatro días”.

“Es una forma nueva de esclavitud, las empresas se aprovechan de las necesidades de las personas, que no tienen muchas oportunidades de empleo, con salarios bajos y cuando ya estamos muy enfermos o no les servimos nos sacan”, concluyó Dania.

No se pierda la segunda entrega de este reportaje, con historias sobre la esclavitud moderna en Costa Rica.

 

Trabajo periodístico de María Núñez Chacón del Semanario Universidad, compartido con SURCOS por Maikol Hernández.