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Etiqueta: estado de derecho

Señor presidente: ¿Por qué no aceptamos acudir a su llamado de acompañarle a la Asamblea Legislativa?

Porque:

  • Nadie acompaña a miles de costarricenses que acuden a diario a los despachos judiciales y administrativos para responder ante la justicia.
  • En su caso, se trata de un requisito formal de procedimiento para el inicio de una investigación por supuestos actos de parcialidad política (o beligerancia).
  • Este acto no es una batalla política electoral, sino un procedimiento jurídico que usted debe atender y que requiere de su persona afrontarlo con transparencia, serenidad y respeto.
  • Su llamado pretende usar al pueblo como escudero para protegerse y obviar su responsabilidad.
  • Este pueblo defiende la democracia, la paz y la justicia.
  • En Costa Rica confiamos en un Estado de Derecho.
  • Costa Rica necesita calma, verdad y confianza.
  • Somos pueblo que defiende la paz, la igualdad, la diversidad y la justicia.
  • No acompañamos ideas de odio ni venganza.
  • En democracia, el poder siempre le pertenece al pueblo.

Sharo Rosales Arce, 106920853

Eugenia Salazar, 104720913

Ligia Varela Gómez, 104880146

Manuel Francisco López Corrales, 105750170

Mabel Figueroa Ramos, 3-0190-1173

Roxana Arroyo Vargas, 106430057

Nia Salas, 107520643

Ana María Trejos, 104470409

Luis Carlos Bonilla Soto, 304000489

Ana Rosa Ruiz Fernández, 302480440

Raquel Dayuma Villalobos Agüero, 118370841

Xiomara Hidalgo Rojas, 2-0360-0903

Yanis Quesada Chanto, 107520531

Pablo Zúñiga Morales, 104670843

Alfredo Scott, 107640507

Sharon Montoya Azofeifa, 108880136

Lili, 104680210

Alessandra De Franco, 109160573

María Isabel Salas Quesada, 203040264

Gretchen Mora Valverde, 110220039

Julia De la O. Murillo, 4-0101-0754

Ana Rojas Chavarría, 104910714

Nidia Fonseca, 104510485

William, 107030510

Ana Beatriz Solera Gutiérrez, 112640806

Jeannette Soto, 203300616

Dalia Mora Ajoy, 105450150

CINTHIA JIMENEZ PADILLA, 109860425

Jackeline Murillo, 204500838

Peggy Quesada Chamorro, 204920694

Casilda Sancho, 202410142

Ana Chacón Mora, 105480839

FREDDY PACHECO LEÓN, 103490573

Rosa María Soto Quesada, 601860041

Vianey Madrigal Soto, 110920755

Luz María Marín, 2288498

Sofía Castro Aragón, 303210209

Catarina Goldoni Ruiz, 103850510

Marianela Cambronero Orozco, 205050044

Nuby Ordoñez Ugalde, 601570924

Roger Chaves Grijalba, 602290651

Rocío Ramírez Varela, 109090464

Patricia Quirós Umaña, 104770169

Rolando Vargas, 602020160

Sandra María Picado Arroyo, 601 510 469

Sonia Sandi Zúñiga, 104980283

Juan Félix, 301860854

Lo suscribo, aunque no lo reconozco presidente., 203560483

Roy Vargas Castro, 119090419

Pablo Sibar Sibar, 601230262

Luis Ángel Céspedes, 104131304

Pamela Umaña Miranda, 603750519

Edgar Muñoz Fonseca, 105150781

César Retana Jiménez, 109560463

Ruth Vindas, 401350763

Marta Arroyo Bonilla, 302190585

Andrea Lara Álvarez, 210400752

Albertina Alfaro Chinchilla, 105650667

Lilliana León Zúñiga, 105410928

Cynthia QC, 108490770

Herbert Blanco Solís, 103921272

Luis Rojas,

Silvia Monge Retana, 107370479

Mario, 9-0054-0874

Kattia Isabel Castro Flores, 107590724

Fabiola Chacón Rodríguez, 116540749

Gerardo Vázquez Gamboa, 104680967

Nadia Alvarado Molina, 800820256

Albena Muñoz Taya, 901040926

Leda, 302290068

María del Carmen León Zúñiga, 106160351

Jeannette Chiny Naranjo, 106670314

Paula María Escudero Aguirre, 114290782

Rodrigo Jiménez, 105370978

Alejandra Ducca,

Eileen Monestel Arce, 104330286

Patricia Valverde Usaga, 105290672

Andrés Carranza Palacios, 112 910 966

Maureen Esquivel Camacho, 114620023

Gerardo Mora Burgos, 103640085

Cecilia Chiny Naranjo, 106330149

Ana Catalina Hernández Salas, 105560004

Isis Fallas Salazar, 108530920

Magda Vanessa Sánchez Lépiz, 103 940 882

Elisabeth Cook, 184000052015

Silvia Porras, 106370465

Shirley Ruiz Monge, 111420865

Rigoberto Lazo Valladares, 800450482

Maritza Bustamante Venegas, 105660455

Omar Miranda Bonilla,

Karina Vargas Espinoza, 110610740

Melania Monge Rodríguez, 105370482

Ruth Mora Maradiaga, 104160889

Floribeth Badilla Picado, 1 581 426

Yancy, 109150956

Gloria Salas Hernández, 401470339

Carmen E. Ducca D., 103220886

Soili Buska, 800930604

María José Gutiérrez, 111010051

Carolina Soto Fallas, 204970192

María José Cascante Matamoros, 111660261

María Pacheco, 104880336

Juan Carlos Vargas Aguilar, 1-0494-0565

Eva Somogyi, 104250953

Geovanny Blanco Mata, 3-0311-0230

Andrea Cuenca Botey, 110060165

Fresia Camacho, 10541-0883

Sylvia Ester Muñoz Mata, 108830514

María Fernanda Conte Cuenca, 119630518

Richard, Cubero

Claire Marie de Mezerville López, 111470672

Dan Abner Barrera Rivera, 800810884

Gabriela Soto, 105520411

Fernando Méndez Castellanos, 901210122

Grace Venegas Bonilla, 106340405

Raúl Soto Rodríguez, 112220018

Natalia Cáceres Zúñiga, 206510149

Evelyn Castro, 107360160

Emmanuel Calvo,

Randall Urbina, 106290663

Irma Arguedas Negrini, 104830499

Ileana Cubero Aguilar, 105820485

José David Camacho Quirós, 304590548

Antonio Gamboa Gamboa, 303360425

María del Milagro Miranda Ramírez, 501920782

Juan Carlos Valverde Campos, 107460878

Airren Sánchez Reyes, 602660730

Irene Romero Hidalgo, 106550377

Jenny Delgado Monge, 401420321

Guido Mora Mora, 302570217

Isabel Ducca Duran, 105640060

Sofía Castro Aragón, 303210209

Pablo Barrantes Rojas, 109250294

Fernando Rudín Vega, 104840457

Olga Pineda, 1607931

María Cecilia Leme Garcez, 800930411

FRANCINI ZUÑIGA RAMIREZ, 10800897

Vilma Peña Vargas, 106640311

Marco Vinicio Fournier Facio, 104430604

Dahianna Alexandra Mora Cascante, 113130012

Mayela Coto González, 601310941

Stephanie Rojas, 114130901

Rosa María Muñoz Varela, 601520211

Francisco Madrigal Movellan, No lo acompaño

Ani Hidalgo, 2437664

Maureen Campos Bustamante, 106280730

Guiselle Ulate Garro, 401520725

Karol Barrantes Carballo, 401780075

María del Mar Brenes Herrera, 603150448

Jessica Mac Donald, 801250915

Marielos Morales Blanco, 107 480 763

María Gabriela Quesada Coto, 105250173

Nuria, 105550068

María Trejos Montero, 106890938

María Cantillano Castro, 105740752

Herbert E Contreras Vásquez, 601200237

Rodolfo Ulloa, 105480272

Lady Meléndez Rodríguez, 105410868

GISELLE TAMAYO CASTILLO, 105670719

Wilber Zavala, 801310365

Rodmi Cordero, 106770046

Carmen Castro, 106020438

Nuria Calvo Fajardo, 3-181611

Iliana Jiménez, 108220695

Rita Benavides, 108140112

Carmen Elvira Carrasco Garland, 800500814

Patricia Medina, 800940361

Alonso Oviedo Delgado, 108280332

Sara Jiménez, 106340844

Jimena Valverde Sánchez, 304880870

María Estefanía Coto Solano, 115660901

Xinia Escalante González, 104710264

Henry Oviedo, 107050246

Ibelís Velasco Fuentes, 202750139

María Fernanda Chaves Rodríguez, 207930834

Oscar Aguilar Bulgarelli, 103 100 965

María del Rocío Peinador Roldán, 107550706

Víctor Mora Black., 601170946

Flory Meza, 301880191

Marlen Zúñiga Alvarado, 106830439

Edgar Miranda Molina, 104080105

Jorge Mora Portuguez, 106900544

JOSÉ ANDRES SOLÍS HIDALGO, 111390772

Fabricio Ulate, 204290804

Karla María Calderón Sánchez, 114240786

María Solano Vega, 113950495

Adela Ma. Herrán Rescia, 1- 0536-0453

Lourdes Arroyo

Remberto Espinoza O, 601270095

Frella Fernández Corrales, 106390579

Óscar Castillo Rojas, 301951450

Catalina Campos Varela, 116220413

Víctor Chávez Grijalba, 602730710

Usted no me representa, no comparto su forma de pensar y actuar y estoy en todo mi derecho de disentir., 106460112

Juan Antonio Quesada Castro, 117210292

Marlene Gómez Brenes, 302730298

Alexandra Zamora Montero, 401390785

Joaquín Hernández Aguilar, 301+31286

Angélica María Quirós Mora, 106910730

Defensa y resistencia: sosteniendo la democracia juntes

Invitación

Desde ACCEDER les extendemos la invitación a participar en las sesiones con sociedad civil sobre Defensa y resistencia: Sosteniendo la democracia juntes, financiadas por el Fondo Canadiense para Iniciativas Locales. Esta actividad está dirigida a personas interesadas en fortalecer sus conocimientos sobre democracia, derechos humanos y Estado de Derecho.

A través de dos sesiones virtuales y tres presenciales se brindarán herramientas prácticas que aumenten los conocimientos y capacidades de las personas participantes para conocer mejor qué es la democracia y el Estado; el sistema judicial, elección de jueces y litigio estratégico; dos talleres prácticos sobre recursos constitucionales como el hábeas corpus y el recurso de amparo; y una sesión como conocer de mejor forma cómo usar la Defensoría de los Habitantes en la defensa de derechos humanos.

No es necesario que te inscribás en todas las sesiones, podés hacerlo sólo en las que te interesen más.

Cronograma preliminar

Democracia 101 

Lunes 17 de noviembre, 5pm (Virtual)

Sistema judicial y litigio estratégico 

Lunes 24 de noviembre, 5pm (Virtual)

Taller: Derecho a la protesta y hábeas corpus 

Miércoles 26 de noviembre, 6pm (Presencial, lugar por confirmar)

Taller: Recurso de Amparo 

Miércoles 3 de diciembre, 6pm (Presencial, lugar por confirmar)

Defensoría: ¿cómo usarla? 

POR CONFIRMAR.

Inscripción abierta en el enlace adjunto:

https://forms.gle/84Zr1kjKDvYTS4FP7

Cupo limitado

Óscar Aguilar Bulgarelli: “La Constitución del 49 y el Tribunal Supremo de Elecciones son pilares de nuestra democracia”

El historiador y analista Óscar Aguilar Bulgarelli recordó este 7 de noviembre, fecha en que Costa Rica conmemora dos hechos históricos fundamentales: la defensa del derecho al voto en 1889 y la promulgación de la Constitución Política de 1949, que desde entonces ha garantizado la estabilidad democrática y la paz del país.

Aguilar señaló que el 7 de noviembre de 1889 marcó la primera gran defensa popular del sufragio:

“El pueblo se levantó en armas y rodeó la ciudad de San José para defender algo muy importante: el derecho a la elección libre de un presidente. La imposición que quiso hacer Bernardo Soto no prosperó, porque comprendió que la sangre de los costarricenses valía más que el poder”.

El analista recordó también que el 7 de noviembre de 1949, hace 77 años, fue aprobada la Constitución Política que dio origen al marco institucional actual:

“Todo el marco que nos ha permitido vivir en paz y tranquilidad durante 77 años se aprobó hoy, exactamente un día como este. Esa Constitución creó el Tribunal Supremo de Elecciones, institución que nos permite ir a elecciones libres, le guste o no al presidente de la República”.

Defensa del TSE y respeto a la legalidad

Aguilar enfatizó que el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) ha sido una de las instituciones que mejor ha garantizado la democracia costarricense, aunque reconoció que puede haber cometido errores en el pasado.
Sin embargo, advirtió que estos no justifican los intentos de deslegitimar o atacar al órgano electoral.

“La intervención contra este Tribunal el pasado miércoles fue inaudita, por sus términos y su forma. El presidente dice que no ha hecho beligerancia política, pero por supuesto que sí la ha hecho. Lo que ha habido es un irrespeto a la ley de su parte, y eso debe quedar muy claro”.

El historiador recordó que fue el propio TSE quien garantizó la validez de los votos que permitieron la elección del actual mandatario:

“Ese Tribunal envió en las elecciones pasadas a sus delegados a todas las mesas del país para cuidar el voto que lo hizo presidente. Usted se llenó la boca celebrando aquella elección, pero ahora, porque le piden respetar las normas del juego electoral, reacciona con improperios”.

Llamado al respeto institucional y la paz

Aguilar concluyó su exposición con un llamado al respeto de la institucionalidad y de las normas democráticas:

“No es amenazando al pueblo como vamos a tener elecciones libres y democráticas, sino respetando la Constitución. Los costarricenses queremos vivir en paz y superar este proceso para volver a tener una persona en la presidencia que se gane merecidamente el honor de ser llamada presidenta o presidente de la República”.

Cuando el poder se confunde con la verdad: una defensa cívica del Tribunal Supremo de Elecciones

Por MSc. Rodrigo Campos Hernández

En los últimos días, el debate público costarricense ha girado en torno a las tensiones entre el Poder Ejecutivo y el Tribunal Supremo de Elecciones. Las declaraciones del presidente de la República, al acusar a los magistrados del TSE de “amenazar la democracia” y “violar la Constitución”, no solo reavivan un conflicto político, sino que ponen a prueba la madurez institucional del país.

Más allá del intercambio retórico, lo que está en juego es el principio republicano de separación de poderes y la confianza ciudadana en el árbitro electoral que ha garantizado, por más de siete décadas, la estabilidad democrática costarricense.

El propósito de este texto no es alimentar la confrontación, sino invitar a una reflexión cívica y pedagógica sobre el significado profundo del respeto institucional, los límites del poder y la responsabilidad ciudadana de resguardar el equilibrio constitucional. Para ello, propongo un análisis desde tres lecturas complementarias: una jurídico-institucional, otra política discursiva y finalmente cívico-pedagógica. Quienes puedan leer esta reflexión pueden intervenir en el debate.

Lectura jurídico-institucional: el TSE como pilar de la democracia constitucional

La Constitución Política de Costa Rica, en su artículo 99, confiere al Tribunal Supremo de Elecciones la potestad exclusiva y vinculante de organizar, dirigir y vigilar los actos relativos al sufragio. Este diseño no es accidental: responde al propósito histórico de proteger la pureza del proceso electoral frente a las presiones políticas.

Cuando el presidente de la República acusa a los magistrados electorales de “violar la Constitución”, incurre en una inversión del orden constitucional. No es el Ejecutivo quien interpreta ni juzga la legalidad de las actuaciones de un órgano autónomo, sino el Derecho —a través de los mecanismos institucionales previstos— quien determina los límites de cada poder.

Como advertía Norberto Bobbio, “la democracia se mide no por la fuerza de la mayoría, sino por los límites que la Constitución impone al poder” (El futuro de la democracia, 1984). El TSE encarna precisamente esa frontera: el lugar donde la soberanía popular se traduce en legalidad y donde ningún presidente puede situarse por encima de la norma.

Lectura política y discursiva: la erosión simbólica de la institucionalidad

Más allá de las declaraciones, el peligro radica en la estrategia discursiva que busca debilitar la confianza ciudadana en las instituciones arbitrales. Cuando un presidente acusa al árbitro de “amenazar la democracia”, introduce en la esfera pública una lógica de sospecha que reemplaza el debate racional por la deslegitimación emocional.

Este tipo de narrativa, propia del populismo contemporáneo, pretende sustituir la pluralidad institucional por la voz personal del líder. Habermas advertía que la legitimidad democrática depende de “la circulación de razones en el espacio público” y no de “la imposición de verdades desde el poder” (Facticidad y validez, 1992).

El discurso presidencial, al presentarse como intérprete moral del orden constitucional, desplaza la deliberación jurídica hacia el terreno de la fe política. Y en ese desplazamiento, la democracia se empobrece.

Lectura cívico-pedagógica: recuperar el sentido de la crítica democrática

La defensa del TSE no debe entenderse como un acto de complacencia institucional, sino como una tarea cívica de protección del equilibrio democrático. Las instituciones no son infalibles, pero su crítica debe provenir del respeto, el conocimiento y los cauces legales, no de la descalificación pública desde el poder.

En una democracia madura, los límites al poder no son obstáculos, sino garantías. Luigi Ferrajoli recuerda que “sin límites, el poder deja de ser democrático y se convierte en mera dominación” (Derecho y razón, 1995).

Por eso, frente a los ataques verbales y las descalificaciones, lo que corresponde no es replicar con fanatismo, sino educar políticamente: recordar que los árbitros electorales no gobiernan, pero hacen posible que gobernemos en libertad.

La independencia del Tribunal Supremo de Elecciones es, en última instancia, una expresión de la soberanía ciudadana, no de un privilegio burocrático. Defenderla es defender la posibilidad misma de elegir, disentir y decidir sin miedo.

Costa Rica ha preservado por más de siete décadas una cultura democrática basada en la confianza en sus instituciones. Esa confianza no puede ser patrimonio de un gobierno ni rehén de un discurso.

El respeto al TSE no es reverencia: es conciencia cívica. Cuando el poder se confunde con la verdad, el deber ciudadano es recordar que la verdad constitucional no tiene dueño.

Instituto de Estudios de la Mujer de la UNA respalda a la presidenta del TSE y llama a defender la institucionalidad

El Instituto de Estudios de la Mujer (IEM) de la Universidad Nacional de Costa Rica expresó su respaldo público y solidario a la magistrada presidenta del Tribunal Supremo de Elecciones (TSE), Eugenia Zamora Chavarría, ante los ataques verbales y políticos provenientes del Poder Ejecutivo.

El pronunciamiento, aprobado por unanimidad mediante el acuerdo 0183-2025, reafirma la defensa de la independencia judicial y electoral como pilares esenciales de la convivencia democrática y del Estado de Derecho.
El IEM subraya que desacreditar al órgano encargado de garantizar la transparencia y legalidad de los procesos electorales equivale a debilitar la legitimidad del poder político y a amenazar la paz social que ha caracterizado a Costa Rica desde 1949.

El documento destaca la valentía y el compromiso ético de la magistrada Zamora, primera mujer en presidir el TSE, y reconoce su trayectoria de servicio público en defensa de los derechos humanos, la participación política de las mujeres y el fortalecimiento democrático.
“La respuesta de la magistrada es un acto de responsabilidad institucional y de liderazgo cívico”, señala el comunicado, recordando que su intervención defiende no solo la institucionalidad, sino también el respeto y la verdad como fundamentos del debate público.

El Instituto llama a la sociedad costarricense, la academia y las instituciones públicas a proteger con firmeza los espacios democráticos, rechazar los ataques al Tribunal Supremo de Elecciones y respaldar a las mujeres que, desde el servicio público, defienden los valores republicanos y los derechos conquistados.

Finalmente, el IEM reitera su compromiso con la defensa de la institucionalidad democrática, la igualdad de género en la esfera política y la protección de quienes sostienen, con integridad y convicción, los principios de justicia, equidad y respeto mutuo.

Descargar aquí el documento completo.

A propósito de los discursos de odio, en el contexto electoral en Costa Rica

Una reflexión desde el poema de Martin Niemöller
Primero vinieron
“Cuando los Nazis vinieron a llevarse a los comunistas
guarde silencio,
ya que no era comunista…”

Mainier Barboza Soto

El gobierno de la república de Costa Rica, que preside Rodrigo Chaves Robles, ha convertido el Poder Ejecutivo -que como su nombre lo indica, su función principal es ejecutar, coordinar, dirigir las acciones en política pública, económica, social del Estado; dichas tareas van desde la gestión de recursos/país en la producción nacional, el consumo, sancionar las leyes que han surgido de la Asamblea Legislativa, presentar proyectos de ley al poder legislativo, que fomenten el desarrollo y la estabilidad del país; además debe promover la estabilidad económica y financiera, de forma que, haya equilibrios y justicia en la distribución del ingreso a toda la población-, en un escenario teatral y de plaza pública, para lo que ha generado, dos líneas de acción, nada políticas, en su sentido filosófico, sino, de propaganda:

Primera línea:

– La descalificación y control de la prensa nacional, con el estribillo de “prensa canalla”, ante cualquier acción de su gobierno, que fuera contraria a las leyes, a la moral o la ética pública; en este punto, ante las acusaciones de la Fiscalía General, el Poder Judicial, el Organismo de Investigación Judicial-O.I.J-; aprovecha, el presidente para atacarlos y descalificarlos, acto seguido-como buen teatro-arrecia su ataque a la Asamblea Legislativa, por oponerse a algunos proyectos de ley que lesionarían seriamente el Estado Social de Derecho-¿ley jaguar?- Aquí pone un “bozal” a la crítica de análisis y a la prensa, y así, controla los medios de comunicación, para el proyecto neoliberal. Es esa nueva prensa, ahora, parte de su show, son sus voceros, solo que ahora se muestran con “perfil bajo” por conveniencia política y comercial.

Segunda línea:

– Se dirige, el presidente, a los partidos tradicionales y al señalamiento de algunas figuras políticas de estos partidos-curiosamente no alude a las leyes fiscales regresivas, a las leyes contra los sectores laborales, como la ley de empleo público, de fortalecimiento de las finanzas públicas, ley anti-huelgas, ley de las jornadas de 12 horas- ley de Armonización del Servicio Eléctrico, (reedición del combo del ICE, derrotado en el año 2000).

Los partidos, liberación, unidad y el pac- (con minúsculas dada sus bajas estaturas políticas actuales) han sido los que, las han promulgado-; aquí se nota y demuestra que el gobierno de Chaves llega a finiquitar la etapa final del maligno proyecto neoliberal, razón por la que solo necesitaba esa ley, mal llamada jaguar, para desmantelar el Estado Social de Derecho, en su centro vital jurídico, la Constitución Política de Costa Rica.

De todo lo anterior es sumamente preocupante la actitud y posición de mucha población costarricense, en especial de las poblaciones más vulnerables y mayoritariamente en los quintiles más bajos de la economía-ingresos por debajo de “$2.15” por día-ver informe del Banco Mundial-, de las otras personas que siguen y avalan el discurso de Chaves, no me ocupo, porque considero que tienen que abordarse más desde el punto de vista ideológico.

El poema que encabeza este artículo fue escrito por un pastor luterano, en principio seguidor del proyecto de Hitler, que rompe con éste, al considerar que el partido Nacional Socialista Obrero Alemán, del nazismo, ejerce una supremacía sobre la religión y los principales principios humanos.

El poema reconoce el peligro que representa el no tomar una posición de protesta, de resistencia frente a los abusos del poder y la manipulación del discurso, autoritario, engañoso, mentiroso, falso, que fue impulsado por la propaganda nazi y su jefe Paul Joseph Goebbels, hombre de buen discurso y con el complejo narcisista de la personalidad.

Conste, es el objetivo primordial del presente artículo, un refrescamiento breve de la historia, a la luz de la contienda electoral, a tres meses de realizarse; ese “refrescamiento” nos convoca hoy, mirando, escuchando el comportamiento de muchas personas, con respecto al discurso reiterado en contra de las instituciones públicas, de los poderes del Estado-judicial-legislativo-, el ataque sistemático a las autoridades policiales, a la Fiscalía General, al Tribunal Supremo de Elecciones, TSE; lo grave es que, literalmente, el autoritarismo, tiene silenciada a la prensa, creando un desasosiego general en el pueblo, que solo escucha el lado de “su prensa” no canalla, según el discurso desde el Ejecutivo y un grupo, a nuestro juicio oportunista, que solo persigue sus intereses particulares.

El Estado de bienestar que gozaba Costa Rica hasta los setenta del siglo anterior, se fue cercenando, sustituyéndose por una corriente neoliberal, que apoyada en el Consenso de Washington, los Tratados de Libre Comercio, y la ley de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas, que es la más regresiva ley fiscal, al lado de la ley anti-huelgas, de empleo público, de jornadas 4×3, reducción del gasto público, que reduce el capital social, clave del sostenimiento de la paz y la seguridad social y de la salud y la democracia que ha gozado Costa Rica.

Recuperar las instituciones de la República de Costa Rica, su Corpus Jurídico, es recuperar nuestra idiosincrasia de pueblo soberano, trabajador, honesto, libre; es en esencia, la recuperación del legado histórico que ha costado lágrimas, sangre, trabajo, esfuerzo constante de nuestras madres, padres, de los verdaderos estadistas, de los que echaron a los filibusteros fuera de Centroamérica, de los que abolieron La pena de muerte, crearon las reformas liberales, los que optaron por la democracia en 1889.

Somos herederos de los que crean las garantías sociales y las instituciones públicas y autónomas que hoy mantienen la democracia, la paz; los que crean la segunda República, con la Constitución Política, ejemplo de corpus jurídico para América y el mundo; somos herederos de ancestros que abolieron el ejército, de mujeres y hombres que abrieron el camino del voto femenino, herederos de los que crearon escuelas, colegios, universidades públicas con acceso para un estudiantado talentoso pero en el grupo de los pobres, herederos de los que nos enseñaron a respetar las libertades de todas las personas, sean por pensamiento ideológico, religioso, de raza, de nacionalidad, o cualquier otra.

Por esa herencia, por la memoria de los que ya no están con nosotros, por los que dieron su vida por una patria para todos, recuperemos el Estado de Bienestar que es el más preciado legado que tenemos.

Los advenedizos no son bienvenidos, los vasallos, son enemigos de la patria…

Pacto por la Democracia

Cuidar el Estado de Derecho con diálogo, respeto y debate abierto son el Escudo.

Dr. Efraín Cavallini Acuña

Comunicador

A pocos meses de una nueva elección para elegir a quienes dirigirán el Poder Ejecutivo y Legislativo, es relevante y pertinente hacer conciencia y sensibilizarnos como ciudadanos, sobre la identidad de nuestro país y la necesidad de profundizar, reiterar y sentirnos orgullosos de que Costa Rica es un Estado de Derecho, donde el desarrollo institucional, la división de poderes y la independencia de la administración de justicia, señalan que el camino elegido por las anteriores generaciones, lo que nos permite caminar por senderos seguros y bien definidos.

Es digno que como personas ciudadanas reconozcamos la madurez política y la experiencia histórica lograda por nuestro país, habernos, constituido en nación, libre, soberana, con un Estado de Derecho que se debe preservar. A lo largo de más de 200 años de la independencia debemos seguir enriqueciendo nuestra democracia, rescatar la práctica del diálogo y el reconocimiento diverso, multicolor, pluricultural y multiétnico del país, que son la huella y el espíritu de la cohesión, la concordia y el consenso a lo largo de su vida jurídica como Estado-Nación, todo ello, para el bienestar de la ciudadanía, las instituciones y la sociedad como un todo.

La gestación de nuestra NACIÓN no fue automática ni espontánea, es producto y proceso de un largo período, que se ubica desde la declaratoria de su primera Constitución -1 diciembre de 1821 hasta 1848-. Como Estado incipiente, eligió su destino y su condición de Libre y Soberano, precondiciones para declararse República, con todos los atributos en 1848. Pero su advenimiento a la vida constitucional da cuenta de la madurez y la visión política de sus forjadores, desde inicios del Siglo XIX.

Una herencia importante en los valores esenciales de la Democracia Costarricense es el poder del voto popular en los procesos de elección. Aunque el sufragio, se ha transformado y tuvo importantes reformas desde su creación, que coinciden, precisamente con la construcción del Estado Republicano, ha funcionado en el largo plazo, como un mecanismo de legalidad, de participación y de representación, es decir es el ejercicio ciudadano más generalizado hasta inicios del Siglo XXI.

El salto político que dio Costa Rica en el Siglo XIX , al desarrollar el concepto del sufragio primero indirecto, público y restringido, al sufragio directo universal y secreto, conllevó un largo proceso histórico, donde precisamente, confluyeron, las demandas, las necesidades, los intereses de distintos grupos sociales y económicos, para el ejercicio pleno de la responsabilidad ciudadana de primer orden, quizás al tenerlo, como acto de absoluta voluntad, no estemos conscientes del valor y de la fuerza que implica ejércelo como herramienta y voz de cada una de las personas ciudadanas.

Estas cualidades, garantizaron que, el sufragio, directo, libre, universal, secreto y la capacidad jurídica de los ciudadanos para elegir, se convirtiera en un mecanismo de participación popular, aceptada y generalizada, durante estos dos siglos de vida independiente.

El voto lleva implícito una acción política poderosa, un criterio imperioso, una demanda firme, una voz potente, es derecho de ley, con ella, elevamos nuestras demandas, escogemos a nuestros líderes, exigimos a quienes nos gobiernan una conducta coherente y respetuosa. No podemos hacer uso de esta herramienta de manera irresponsable, sin pensar, sin analizar, sin reflexionar, sin meditar en los alcances de una decisión ciudadana y en conjunto de todos los que tenemos la obligación moral de ejercer el voto.

No se trata de votar únicamente por alguna filiación, no se trata de votar porque tengo intereses privativos y mezquinos, no se trata de votar solo con el corazón, no se trata de tematizar y polarizar las opiniones. Tampoco de despreciar el sufragio, anulándolo, no se trata de ejercer el voto protesta y no acudir a las urnas. Se requiere que las personas se informen sobre los temas de fondo, sobre los grandes retos y sobre la agenda que debemos resolver y afrontar todos y cada uno de los costarricenses.

Costa Rica, ha entrado en una espiral de transformaciones, que dan cuenta, por un lado, de las virtudes de su sistema democrático, más desarrollado que del resto de la región centroamericana, pero también, subyacen importantes limitaciones, asimetrías, desigualdades y desequilibrios sociales, que amenazan por romper el orden y llevar al país por caminos muy diferentes de los transitados en el pasado.

Entre las demandas crecientes, que reclaman las personas ciudadanas están, el perfeccionamiento de la gestión, la mejora en los servicios básicos en relación con la calidad, y esto incluye componentes nuevos como el valor agregado y el valor público del mismo. Por ello, el grado de participación de la ciudadanía en la gestión pública y en el acceso a la información, se convierte en elemento clave de la participación ciudadana, dado que permite la obtención, emisión y difusión de información sobre el funcionamiento del gobierno, las instituciones y diversos actores de la sociedad.

Algunas de las problemáticas percibidas en Costa Rica actualmente corresponden a la amenaza a la paz, la estabilidad política, la corrupción, la seguridad, la salud, la educación, el desempleo, así como insatisfacción en el accionar del Estado y otras entidades. Los ciudadanos consideran que poseen una buena libertad de expresión, sin embargo, no poseen suficiente participación en el desarrollo comunal y los medios de comunicación, aunque son influyentes en las decisiones de las personas, han sido cuestionados y algo censurados.

Otras conclusiones dignas de compartir, que se pueden extraer de manera muy general de los datos revelados en I Sondeo Abierto sobre Ética, Transparencia y Lucha contra la Corrupción en Costa Rica (23 setiembre de 2021-Ideario Costa Rica Bicentenaria-COLPER) se orientan hacia los siguientes aspectos:

  • El desarrollo tecnológico, la prevención de la corrupción, de la violencia contra los derechos humanos, las políticas educativas, la información, la falta de transparencia, la conciliación y la gestión de los medios de comunicación, son ejemplos, de algunos de los problemas que requieren nuevas respuestas, nuevas formas de actuar, tanto, en la esfera de la administración pública como de las instituciones, empresas y la ciudadanía.

  • Es necesario promover el cumplimiento de los deberes acordes a la ética, la transparencia, la rendición de cuentas, el control interno y la prevención de conductas contrarias a la ética.

  • Se requiere incidir en las disposiciones normativas que no comparten el espíritu de la ética, en cuyo caso deberán realizarse las acciones pertinentes para su futura reforma en post de ajustarla al marco ético, la justicia y la seguridad jurídica.

  • Se debe procurar la transparencia en el uso de la información, respeto aquellos aspectos asociados a la protección de la información personal de los miembros de la comunidad, así como los usuarios y beneficiarios de los servicios que prestan las instituciones.

  • En nuestra sociedad se debe fortalecer y respaldar la formación científica de la persona comunicadora, dado que su responsabilidad como formadora de opinión, contribuye a la transparencia y con ello, a la transformación del país, crea conciencia ciudadana, es vitrina para la promoción de la ética y participa en la construcción de una mejor vida en democracia, honestidad, libertad de expresión y luchar por ella.

  • Se debe aplicar el ordenamiento jurídico referido a las conductas contrarias a la ética del funcionario público.

  • La insatisfacción de las personas ciudadanas termina por decantar el régimen político, las estructuras del Estado, la institucionalidad y la paz social.

  • La pérdida de la vigencia de los valores y las prácticas democráticas deslegitima las instituciones, el Estado, el orden y la confianza en todo aquello, que no les es útil, preciado y comprensible. Aún hay tiempo para reconstruir y fortalecer aquellas prácticas ciudadanas, que soportan la institucionalidad y la praxis democrática, y que se fundamentan en la moral y la ética pública.

  • Es de manera conjunta, que, las familias, las comunidades, las instituciones, el gobierno, la empresa privada, la juventud y demás organizaciones, deben marcar el destino del país bajo preceptos éticos y morales, de tal manera, que se ahuyente y se despoje el lavado de dinero, el narcotráfico, el consumo de drogas, las muertes en las carreteras, la pobreza, el desempleo, la inseguridad ciudadana, las noticias falsas y toda forma de violencia.

  • Toda decisión para construir la Costa Rica del futuro debe tomar ineludiblemente en cuenta, que el objetivo de cualquier estrategia de desarrollo es el de procurar el mayor nivel de bienestar para la mayor cantidad de ciudadanos, incluidas las personas socialmente vulnerabilizadas, asimismo, que se interiorice y se lleve a la práctica el hecho de que las políticas, los programas, los proyectos y las instituciones se constituyen en medios para garantizar el cumplimiento las mejores condiciones para la ciudadanía.

  • Una posible salida a la situación negativa que debilita nuestro régimen, aunque no tan fácil, pero viable, es rescatar la libertad, recuperar la decencia, la honradez y la dignidad a la mayor brevedad y teniendo a Costa Rica como prioridad. Lo moral nos obliga a rechazar a quienes nos quieren vender por codicia y corrupción. Por ello, debe ser permanente la lucha contra toda forma de corrupción y favoritismo que carcomen las estructuras de la sociedad.

  • La ética es el camino que nos permite decirle a las personas ciudadanas que la nación se respeta, se defiende y construye para el bien común.

  • No cabe duda de que Costa Rica se encamina hacia una mejor calidad de servicio de comunicación digital, de ahí la importancia del Estado de garantizar el respeto de los derechos fundamentales de la libertad de expresión y acceso a la información de la ciudadanía, así como hacer un uso más eficiente del espectro y cumplir con el compromiso satisfacer las necesidades locales, regionales y nacionales del país.

  • La transición a la comunicación digital no es solamente un tema técnico, sino también de carácter ético y social, de ahí, la importancia de que los contenidos que producen y ofrecen los medios de comunicación al ciudadano, deben procurar mensajes de servicio público apropiados, que garanticen el derecho humano a la comunicación, que permita disfrutar de información abierta y gratuita, tanto, para entretener como educar y cultivar positivamente a la ciudadanía, instituciones y todo el Estado.

  • En la medida en que el Estado, las Empresas, los gremios y las corporaciones definan con claridad los intereses y la función que la sociedad les demanda, en la misma proporcionalidad, disminuirán las omisiones, los vacíos legales, que se generalizan y se traducen en actos de corrupción. Los recursos públicos y aquellos que son ofrecidos por otros sectores de la sociedad bien canalizados, gestionados con eficiencia bajan las posibilidades de corrupción.

Es buen tiempo para procurar una agenda de desarrollo del país de cara al futuro. De ahí, que requerimos un sistema judicial y legislativo íntegros, objetivos e independientes y un Poder Ejecutivo, que le de confianza a la persona ciudadana en la aplicación de las leyes en consonancia con la Constitución Política.

Como personas comprometidas con el bienestar del país, debemos ser constantes en el fortalecimiento de la democracia, creando mecanismos pertinentes para que cada persona y cada comunidad puede expresarse e incidir de manera directa en las decisiones que le corresponden tanto individual como colectivamente.

Es pertinente aprovechar toda la experiencia acumulada de nuestro pueblo, que ha demostrado su capacidad para atender con éxito las actividades agrícolas, industriales, turísticas, comerciales, educativas, tecnológicas, culturales, y de comunicación que se constituyen en el fundamento del desarrollo y el progreso nacional.

Somos conscientes de que muchas de las instituciones públicas no responden con la oportunidad, eficiencia y eficacia que la población demanda, pero ello, no justifica su desmantelamiento, sino que tenemos el reto y la responsabilidad de revisarnos en nuestras expectativas y en los medios que se deben utilizar, para alcanzar las aspiraciones de la ciudadanía y por consiguiente, el derecho a conservar las instituciones, a ejercer el sagrado derecho del sufragio, poder afirmar que la democracia formal, el sistema electoral y la alternabilidad en el poder, son garantía de nuestro Estado de Derecho que han sido fundamentales para el desarrollo y bienestar del país.

Hacemos un llamado vehemente a la sociedad costarricense, para generar en este momento crucial un esfuerzo colectivo e histórico, que fomente el diálogo fructífero y sereno permanente, en un marco de tolerancia y cultura de paz, que favorezca el respeto a los derechos fundamentales de toda la ciudadanía, incluida la niñez y la juventud costarricense, que nos lleve al uso de la razón como faro para la toma de decisiones y mejor elección.

Exhortamos a los poderes del Estado y a la sociedad costarricense a promover y practicar la sana convivencia y el diálogo social responsable, la libertad de expresión y de prensa, de esta manera, defender y respetar los derechos humanos, las diversidades, la interculturalidad, la educación inclusiva, que rechace toda forma de violencia, odio y discriminación, para que podamos seguir viviendo en un ambiente de paz, justicia, libertad, tolerancia, respeto, y que salga fortalecida la democracia como forma social y política de convivencia.

Mensaje de la magistrada presidenta del TSE, Eugenia Zamora Chavarría, frente a los agravios del presidente Chaves Robles

Comunicado

Señor Presidente:

Comienzo por manifestarle que no me es grato expresarle estas palabras. Ninguna persona al frente del Tribunal Supremo de Elecciones debió hacerlo en 76 años. Coincidieran o no con nuestras resoluciones, les diéramos la razón o no en sus tesis, todos los presidentes y la presidenta de la República que hemos tenido desde 1949 han respetado al Tribunal, conscientes de que se trata del órgano que, al certificar el resultado de las urnas, sustentaba la legitimidad de sus propios cargos y que deslegitimarlo era deslegitimar su mandato presidencial. Conscientes de que no tenemos otro mecanismo de resolución pacífica de la competencia por el poder político que el proceso electoral, por lo que difamarlo amenaza con dejarnos a los costarricenses sin alternativas a la violencia política que hace tanto superamos. Espero que comprenda que eso es algo que no podemos permitir.

Ahora bien, presentadas ya las candidaturas, el debate público nacional y el foco de atención no debe estar en usted, sino en las personas que aspiran a ser electas y en sus propuestas para resolver los problemas nacionales. Por eso esta será mi única manifestación pública sobre sus agravios.

No me mueven consideraciones personales para dirigirme a usted. Merezco respeto como persona y usted me lo ha faltado, pero no es esa la razón que me obliga a pronunciarme. Estoy ya al final de mi carrera de servicio público y, gracias a la sabiduría de nuestros constituyentes, usted carece de potestad para destituirme. Así que, en lo personal, sus manifestaciones sobre mí son irrelevantes. Pero no lo son en lo institucional y por la investidura que represento: cuando usted, faltando a la verdad, acusa un sesgo partidario en mis actuaciones y en las de mis compañeras y compañeros del Tribunal como juezas y jueces electorales, está atacando la credibilidad de la institución que dirigimos, del proceso electoral que se avecina y del resultado de este que certificaremos. Está amenazando la paz y la estabilidad política del país y eso es algo, le repito, que no podemos permitir.

Es falso que el Tribunal Supremo de Elecciones esté sesgado en su contra. Cuidamos los votos a su favor en 2022, cuando sus correligionarios no eran suficientes para hacerlo en las mesas de votación. Declaramos la elección a su favor, porque fue la voluntad mayoritaria expresada en las urnas y eso para nosotros es sagrado. Desde entonces, hemos admitido y también rechazado denuncias en su contra, siempre conforme a lo que en derecho corresponde a los jueces. Pero, por ese mismo respeto a nuestras responsabilidades constitucionales y legales, no podíamos incumplir nuestro deber de fiscalización del financiamiento de campaña, quedarnos de brazos cruzados cuando amenazó con un apagón de radio y televisión, o permitir que se trasgredan las normas que en Costa Rica exigen la imparcialidad política de las autoridades de gobierno. Ha sido entonces que hemos pasado de merecer sus elogios a ser objeto de sus vituperios. No antes, solo entonces, y solo por cumplir con nuestro deber.

En esos ataques suyos, más que señalar deficiencias técnicas en nuestras decisiones colegiadas, usted ha optado por intentar desprestigiarme en lo personal. No sé si lo comprende, pero haber participado en algún partido político o servido un cargo durante un gobierno no veta a nadie para la magistratura electoral en ninguna democracia del mundo, porque en democracia la participación político-partidaria no es una vergüenza, sino un sagrado derecho ciudadano, y porque haber servido un cargo durante un gobierno, como usted mismo debe saber, no compromete a la persona con la agrupación política por la que se eligió ese gobierno. En mi caso, toda mi trayectoria profesional, de la que estoy muy orgullosa, incluido mi servicio público durante la primera administración Arias Sánchez, es y ha sido pública por años en el sitio web del TSE. Ese dato era público cuando yo recibía sus elogios, y lo era muchos, muchísimos años antes, durante elecciones en las que declaramos ganadores a personas de muchos diferentes partidos políticos.

Luego de años de trabajo honrado, tanto en el país como internacionalmente, en defensa de los derechos humanos, de las personas refugiadas, de las niñas y los niños, y de los derechos políticos de las personas, especialmente de las mujeres, cerré con broche de oro asumiendo como la primera mujer presidenta de uno de los órganos electorales más prestigiosos del mundo, no solo conduciendo con éxito los complejísimos procesos electorales de 2022 y 2024, sino, además, con una trayectoria impecable, sin haber sido sancionada jamás por falta alguna.

Con esas credenciales, flanqueada por mis dos compañeras magistradas y mis dos compañeros magistrados, juezas y jueces igualmente probos, y acuerpada por 1.400 funcionarios y funcionarias electorales de amplia experiencia y mística probada, de los cuales ninguno, ni uno solo, fue nombrado por ningún gobierno de turno, dirigiré las elecciones nacionales 2026 y garantizaremos, una vez más, que las y los costarricenses puedan votar en un proceso electoral libre, en el que las leyes electorales se cumplan y la voluntad popular se imponga.

Suspensión de garantías constitucionales

Freddy Pacheco León

Freddy Pacheco León

Serían cerca de las 9 de la noche cuando el silencio en la calle fue roto por el estruendo de los motores de diésel de camiones que se escuchaba desde el tercer piso en que estaba nuestro departamento, que se estacionaban en plena calle frente al edificio en que residíamos. Cual si fuesen a entrar en combate decenas de soldados bajaron de ellos con arma en mano, e inmediatamente “asaltaron” el pequeño edificio de apartamentos, ubicado en la calle Pérez Valenzuela en Providencia, Santiago.

Por referencia de otros casos, esperábamos angustiados los golpes en nuestra puerta, como también nos había sucedido en la calle Mac Iver, en Santiago centro, pocos días después del sangriento golpe de Estado al presidente Salvador Allende, en 1973. Esta vez el “objetivo” no era este tico, entonces estudiante de doctorado en la Universidad de Chile. No. La misión era otra. Los milicos no subieron las escaleras esa noche, se quedaron en el primer piso. Minutos después, salieron del edificio llevándose detenidos a más o menos una decena de personas, que logramos ver mientras eran iluminados por luces rojas intermitentes, que se reflejaban en sus caras, mientras eran subidos violentamente a los camiones verde olivo. Así como llegaron, después de unas cuantas órdenes del “comandante”, partieron rápidamente, y el resto fue silencio.

A la mañana siguiente, aunque saludamos a algunos vecinos, nadie se refería a lo sucedido. Los intercambios matutinos siempre cordiales, eran cortantes y las miradas esquivas. Una sensación de temor dominaba el ambiente, y, por lo tanto, comprendimos que no era prudente preguntar ni la hora.

Y es que la dictadura de Pinochet mantenía suspendidas las garantías individuales, antes consagradas en la Constitución Política que regía hasta el día de la acción militar contra el gobierno democrático. Estaban derogados derechos que tenemos los costarricenses, como la inviolabilidad del domicilio, de la intimidad, de reunión pacífica, de libre opinión, de comunicación sin previa censura, de hábeas corpus, de amparo, y, como en todo régimen dictatorial, de la inviolabilidad de la vida humana.

Bajo un “toque de queda” la libertad simplemente no existe; solo la voz del dictador tiene valor, y Dios guarde al que se atreva a cuestionarlo siquiera, pues al Poder Judicial hasta se le saca de sus sedes; la fuerza bruta omnipotente, sustituye a las normas civilizadas que sustentan el Estado.

Lo sucedido esa noche allá en Providencia era consecuencia de esa situación. Resulta que, después de celebrarse una boda, a algunos de los familiares e invitados los sorprendió la hora en que iniciaba el toque de queda, durante el cual no se podía caminar por las calles de ciudades y otras comunidades, por lo que no les quedó más que quedarse reunidos en casa de la novia esa noche, irrespetando la prohibición a reunirse pacíficamente, y abriendo así la posibilidad de que el domicilio fuese violado sin orden judicial alguna, para llevarse detenidos a los que estaban violentando la injusta orden militar, sin saber cuál iría a ser su destino.

Algunos, quizá con razón, nos dirán que eso fue cosa menor, que no ameritaba este comentario (aunque nunca supimos qué había sucedido con los trasladados a celdas de la dictadura), pero fue nuestra experiencia personal. Por supuesto que conocíamos de los crímenes que se ejecutaban durante esas largas noches, y veíamos en las entradas de algunos edificios, cadáveres cubiertos por páginas de El Mercurio usadas como sábanas, o en las aguas poco profundas del río Mapocho. Los muertos ya eran solo estadísticas (como dolorosamente nos está sucediendo en Costa Rica) y se trataba, según Pinochet, de “delincuentes comunes que se matan entre ellos”.

Lo narramos porque no podemos pasar por alto a la que irreflexivamente dice que como presidenta suspendería las garantías individuales”, aunque no creemos que ella tenga a Pinochet como espejo, sí es obvio que tiene a los dictadores Ortega y Bukele, como amigos que comparte con el presidente Chaves, ambos “expertos” en la aplicación de medidas semejantes, con cualquier pretexto.

Como es usual, en dicha candidata “de la continuidad”, Fernández no profundiza en sus planteamientos propagandísticos, por lo cual le preguntamos públicamente lo siguiente. ¿Si Costa Rica no tiene ejército, con qué soldados ejecutaría las acciones de fuerza militar que necesariamente se requieren para hacer efectivo un toque de queda? No vaya a ser que también esté pensando en otra cosa…

Sin duda alguna, lo más grandioso que tenemos los costarricenses es la prohibición para conformar un ejército, como los que conocemos en la gran mayoría de las naciones del planeta. Al haberse abolido constitucionalmente, nuestro pueblo optó por la paz, por un Estado respetuoso de la Declaración Universal de los Derechos Humanos aprobada por la ONU. Derechos reflejados en las garantías individuales que son resguardadas celosamente, por los poderes Judicial y Legislativo, quienes, junto al Poder Ejecutivo, no solo se respetan entre ellos, sino que también se reconocen como poderes independientes, como garantía de nuestra democracia. Y es que si alguna vez, nuestra Asamblea Legislativa hubo de suspender algunas de dichas garantías, a solicitud de don Pepe Figueres, por un periodo corto de tiempo, lo hizo porque el país enfrentaba una invasión militar promovida por un dictador nicaragüense. Sin duda la emergencia lo justificaba, y lo bueno es que surtió efecto en la defensa de nuestra soberanía.

Pero, por otro lado, no se debe justificar una propuesta semejante, ante la incompetencia evidenciada por nuestras autoridades de policía, frente a la ola de criminalidad muy vinculada al narcotráfico escandaloso que afecta a Costa Rica, gracias a las puertas abiertas que nuestro gobierno ofrece a los traficantes.

Si usted creyó que era incómodo en la pandemia no poder sacar el carro o no poder ir al parque porque estaba restringido, imagínese lo que va a ser la suspensión de las garantías individuales. Imagínese a la policía pudiendo entrar a su casa sin tener que pedirle permiso a un juez. Imagínese a la policía pudiendo prohibirle salir de su casa sin tener orden judicial. Esto es lo que significa la suspensión de garantías individuales”, respondió el también candidato Álvaro Ramos ante preguntas de periodistas, lo que obviamente nos tranquiliza, pues evidencia que él sí está consciente de las consecuencias que tendría una ocurrencia semejante, aparte de que su mensaje es respetuosamente escuchado.

Ni expulsión ni extradición de nacionales

José Manuel Arroyo Gutiérrez

         El día 8 de julio de 1942,  pocos minutos después de las siete de la noche, el ciudadano José Figueres Ferrer, atenido al derecho constitucional de libre expresión,  pronunciaba un discurso en la estación de radio “América Latina”, ubicada en el centro de la ciudad capital, San José.  La disertación del entonces empresario agrario, prácticamente desconocido, consistía en una crítica al Gobierno encabezado por el Dr. Calderón Guardia.  Le acusaba de ineptitud por el desorden público que cundía en relación a los ataques de bienes y propiedades de las colonias alemana e italiana en Costa Rica; lo cuestionaba por la enorme influencia que tenía el Partido Comunista en aquella Administración; le achacaba una desastrosa gestión de la hacienda pública y le reclamaba por la tardía respuesta a una plaga de langostas que tenía en la ruina a gran cantidad de campesinos. En resumen, el empresario demandaba la renuncia del gobierno en pleno.

         Las fuerzas de policía entraron con violencia a la estación radial, interrumpieron el discurso, causaron destrozos en mobiliario y equipos, detuvieron a Figueres, lo condujeron a una mazmorra, lo tuvieron en condiciones denigrantes, incomunicado y humillado. Días después lo pusieron en un avión, lo expulsaron de hecho, sin ningún procedimiento judicial, con rumbo a El Salvador.

         Pocos años después, en marzo-abril de 1948, con unos tres mil costarricenses muertos en lucha fratricida, y precisamente para evitar una mayor matanza ante la eventual batalla por San José, se consumó el desquite. Se acordó la rendición de las fuerzas del segundo gobierno calderonista, encabezado por don Teodoro Picado, ante el triunfo definitivo del Movimiento de Liberación Nacional comandado por Figueres. Los máximos representantes de aquél gobierno y del calderonismo, comenzando por el ex presidente Calderón Guardia, “fueron invitados” a salir, -en buen castellano expulsados  del país- con rumbo a México. Igual destino corrieron algunos de los principales dirigentes comunistas de entonces, que tuvieron que elegir entre el exilio o la cárcel.

         De manera colateral hubo al menos una ejecución extrajudicial de varios líderes sindicalistas en el Codo del Diablo y, en uno de los episodios más inhumanos de esta guerra civil, el gobierno figuerista ignoró la súplica de la destacada escritora Carmen Lyra, gravemente enferma,  para regresar del exilio y morir en suelo patrio.

         La Historia debe conocerse para aprender sus lecciones: la violencia política se sabe dónde comienza, pero nunca dónde acabará; las pasiones y odios desatados engendran reacciones y venganzas desproporcionadas; muchos ciudadanos dignos, desde los tiempos de Sócrates,  prefieren la consumación de una injusticia y hasta la muerte, antes que soportar el destierro; la resistencia y rebelión civil se justifica ante la conculcación de derechos fundamentales;  la tentación de aniquilar a la oposición política o enviarla al exilio, es un claro síntoma de un gobierno débil, con miedo, o en franco estado de pánico.

         Por décadas discutí con mis alumnos el origen del artículo 32 de la Constitución Política. La contundente prohibición de que “Ningún costarricense podrá ser compelido a abandonar el territorio nacional”, se entendió siempre que abarcaba las acciones de hecho, tanto como la utilización del mecanismo legal de la extradición para obligar a un costarricense a abandonar el país.  Precisamente veíamos en clase, que la raíz del problema estuvo en el enfrentamiento Figueres-Calderón y la necesidad de evitar, con prudencia y sabiduría, que aquella historia se repitiera.

         Entonces como ahora, he considerado que es un error grave hacer excepciones a esta prohibición general, la cual, como sabemos, hace pocos meses ha sido relativizada mediante  reforma que autoriza la extradición de ciudadanos costarricenses por casos de narcotráfico internacional o terrorismo. En el primer supuesto (narcotráfico), mi escepticismo radica en que no creo en la supuesta cruzada o guerra universal contra las drogas, fuertemente distorsionada por intereses de control geopolítico y la doble moral de las grandes potencias consumidoras y lavadoras. En el segundo supuesto (terrorismo), porque aún peor, se trata de un concepto jurídico indeterminado que, si bien está delimitado por la ley penal ordinaria, se puede prestar para todo tipo de abusos, sobre todo de naturaleza ideológica o partidaria para perseguir actos o manifestaciones de oposición al régimen imperante en cada época. Aquí mismo, en el Estado de Derecho costarricense, una simple obstrucción de vía pública –que de por sí ya es delito-,  ha derivado en acusaciones de terrorismo por acción de infiltrados policiales que portaban bombas incendiarias o atacaban a otros efectivos de la policía, sin el conocimiento ni consentimiento de los auténtico –e ingenuos- manifestantes.

         Otro derivado peligroso de esta cuestión es que comencemos a ver con normalidad la expulsión de nacionales, hoy por los supuestos ya autorizados legal y constitucionalmente, incluso con amplia aprobación política y popular, dado que vivimos la muy distorsionada época de la justicia en los tiempos del narco,  en la que todo parece justificarse, incluso la pérdida de derechos y libertades,  con tal de que parezca que estamos exorcizando al demonio del narcotráfico. El riesgo es que mañana serán otros los supuestos promovidos y por razones insospechadas.

         Como ocurre cuando se remueve un ladrillo de la represa, las presiones crecen exponencialmente y todo el muro de contención termina arrasado.  Las manifestaciones de un diputado, por lo demás silencioso, correligionario de Pilar Cisneros y Rodrigo Chaves, invitando a hacer las maletas a todos los críticos y opositores de este gobierno, no hay que tomárselas a la ligera. Es lo que esta gente realmente cree que debería pasar, y no les va a temblar la mano para hacerlo si llegaran a tener las mayorías a las que aspiran. No ha sido de ninguna manera un lapsus o una  ocurrencia. Seríamos muy ingenuos si creemos que esta manifestación autocrática, en sede parlamentaria,  está desvinculada de la reforma que acaba de ser introducida al artículo 32 constitucional. Tal parece que algunos han descubierto una vía rápida para minar el estado de derecho.