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Etiqueta: Freddy Pacheco León

Desprecio a parques nacionales

Freddy Pacheco León

Si se desprecia un parque nacional, se desprecian todos.

El Parque Nacional Manuel Antonio, tiene menos de 2.000 ha en su sección terrestre, por lo cual, entre otras consideraciones, no puede recibir un número de turistas tan alto, que pudiese superar su capacidad de carga, y como consecuencia, que pudiese impactar muy sensiblemente, su rica flora, fauna y su formidable hábitat.

Sin embargo, vemos cómo Chaves hasta amenaza despedir a funcionarios que podrían haberse manifestado ante la Sala IV, en defensa de esta maravilla natural, en contra de una directriz política que decía lo contrario. “Si alguien no hizo caso van a haber consecuencias», sentenció.

Y es que lo que Chaves parece ignorar, es que Manuel Antonio es uno de los 12 parques más bellos del mundo, según la revista Forbes, y que en él subsisten 352 especies de aves, 109 de mamíferos, y una flora dominada por bosques primarios, secundarios, y de manglar, que lo hacen extraordinario.

Dentro de las especies animales y vegetales más relevantes, se encuentran mapaches, venados, pizotes, guatuzas, perezosos de dos y tres dedos, monos cariblanco y monos tití. Todos conviviendo en equilibrio trófico, con árboles como guácimo colorado, pilón, cedro maría, guapinol blanco, surá, guapinol, cenízaro, ceiba, manzanillo, almendro, roble sabana y coco, algunos en peligro de extinción. Riqueza natural, casi toda concentrada en Punta Catedral, que sería imperdonable poner en peligro, sólo porque alguien se pudiere incomodar.

 

Fotografía de Freddy Pacheco León.

¿200 años de qué?

Freddy Pacheco León

Otra vez se equivoca Johnny Araya. Ahora al afirmar que «el 16 de mayo de 1823 San José se convirtió en la capital de la República de Costa Rica».

Y se equivoca, porque evidentemente ignora, que en 1823 Costa Rica NO era todavía una república. La historia que el alcalde no aprendió en la escuela palmareña es la de que no fue sino hasta la aprobación de la Constitución Política de 1848, que se declara a Costa Rica como República.

En 1823, al finalizar una guerra civil, nuestro país se incorporó a la República Federal de Centro América, y por tanto la ciudad de San José, para entonces no podría haber sido la capital de una república… inexistente.

Para ser fieles a la historia, lo que debió de haberse celebrado, hace 10 años, fueron los dos siglos del título de CIUDAD a San José, otorgado en 1813. Pero eso se olvidó.

Y para no desdeñar su nacimiento, su origen, su raíz, tendríamos que mirar más atrás; al año 1737 (¡hace 286 años!) en que los escasos pobladores del pueblito la Boca del Monte construyeron la primera ermita, dedicada al patriarca San José. Por cierto, erigida al costado este de donde hoy se encuentra el edificio del Banco Central.

Así que, para que no se repita lo que estamos viendo, una atropellada y poco sustentada celebración de la ciudad de San José, como capital de la entonces provincia de Costa Rica, sugerimos ir pensando en la celebración de los 300 AÑOS DE LA FUNDACIÓN de San José, a cumplirse dentro de 14 años, precisamente en el 2037.

Debería ser una celebración formidable, como lo merece la ocasión. Asimismo, sería un buen momento para recordar nuestra historia patria, tan dejada de lado, pues, según lo anotado, hasta el hoy alcalde ignora la historia de la ciudad que gobierna.

La «PIEDRA DEL DESTINO» en la coronación del Rey Carlos III

Freddy Pacheco León

Detrás de un bloque de arenisca conocido como «La Piedra del Destino» (The Stone of Destiny» , 152 kilos) se resumen hechos históricos que se pierden en tiempos inmemoriales, pero siempre presente en los habitantes de Escocia.  Se trata de un símbolo «sagrado» de la desaparecida monarquía escocesa, utilizado durante siglos en la coronación de sus reyes, que, en un acto altanero, el rey inglés Eduardo I arrebató a los escoceses, llevó a Inglaterra, y usó como pieza del entonces nuevo trono tallado en roble, que vemos en la Abadía de Westminster. Así, desde 1.296, el trono inglés, con la muy valorada «piedra» escocesa, se utilizó, para vergüenza de los habitantes del norte, en las ceremonias de coronación de los reyes ingleses y eventualmente británicos, ante la rabia contenida de algunos habitantes de Escocia, pues todos sus reyes habían sido coronados sobre esta piedra, desde Kenneth I (847) hasta John Balliot (1296).

Pero sucedió un hecho relevante que elevó el espíritu nacionalista escocés. Sucedió en la Navidad de 1950, cuando cuatro estudiantes universitarios escoceses, tomando riesgos que sólo su nacionalismo estimulaba, ingresaron de madrugada a la Abadía de Westminster, al lado del Palacio del Parlamento Británico, la separaron del viejo trono y la regresaron a su tierra, provocando, entre otros, que 400 años después de no suceder, se diera el cierre de fronteras entre Escocia e Inglaterra, con el fin de tratar de evitar su traslado hacia el norte. No lo lograron y así, tres meses después apareció en el altar mayor de la Abadía, parcialmente en ruinas, del pequeño pueblo de Arbroath, en Angus, en la costa oriental de Escocia, entre Dundee y Aberdeen, donde voluntariamente la colocaron los estudiantes. Y escogieron ese sitio pues no solo porque allí yacen los restos de Guillermo I, soberano de Escocia hasta el 1.214, sino porque, y esto es más relevante y simbólico, en el lugar, en el año 1.320, se había proclamado una  histórica declaración de independencia de su país.

Gavin Vernon, Ian Hamilton, Alan Stuart y Kay Matheson, son los recordados estudiantes nacionalistas escoceses que ejecutaron la extraordinaria hazaña aplaudida por su pueblo. Recobrar de las entrañas del centro más importante de la monarquía británica, un tesoro que se creía perdido, fue algo extraordinario.  Aunque al momento de manipularla se partió en dos, lo cierto es que velaron por ella, y cuando percibieron que ya habían cumplido su objetivo, pues la noticia había corrido por el mundo, consideraron que había llegado el momento de exponerla para que las autoridades la resguardaran.

El 11 de abril de 1951, la «Piedra del Destino» fue devuelta a la Abadía de Westminster, al trono donde una vez, más de tres siglos antes, fue compañera de la coronación de los reyes ingleses y británicos. En la coronación de la reina Isabel II, en junio de 1953, la piedra fue nuevamente protagonista. Pero ya su destino había sido marcado por la acción de los audaces estudiantes de Glasgow, por lo cual, 43 años después, por decisión de la Reina Isabel II y el Primer Ministro John Major, fue solemnemente devuelta a Escocia, a su formidable Castillo de Edinburgo, donde, desde entonces, es admirada por millones de visitantes todos los años.

Es oportuno señalar, lo sucedido a los audaces estudiantes. Jamás fueron procesados por su acción, pues, entre otros, nadie resultó herido, y porque «Hacer algo por tu país sin que se derramase ni una gota de sangre, es algo de lo que se debe estar orgulloso», expresaron las autoridades.

Pero la historia sigue escribiendo páginas. El sábado 6 de mayo, por petición del Rey Carlos III, como un acto amistoso, fraternal, entre Escocia e Inglaterra, la  «Piedra del Destino» fue parte importante de la ceremonia de coronación del nuevo monarca británico, a donde fue trasladada muy cuidadosamente. Después será expuesta nuevamente en la bellísima ciudad capital de Escocia, Edinburgo.

Pobreza y emigración

Freddy Pacheco León

Que son unos «desvergonzados», dicen algunos, a los ticos que conforman un flujo creciente de emigrantes ilegales hacia los Estados Unidos.

Que el desesperante desempleo-pobreza que les ofrece Costa Rica, no debería ser razón para cometer ese delito.

Que deberían pensarlo mejor, antes de dejar atrás a sus sueños, sus familiares, quizá sus hijos, y hasta trocitos de su corazón y alguna que otra lágrima.

Que esa «aventura» es muy peligrosa, precipitada, inaceptable, pues en cuestión de días, la OCDE, el Banco Mundial, el FMI, en Banco Central, las autoridades gubernamentales, harán que la miseria y el dolor de no encontrar el sustento para sus amados seres, será cosa del pasado.

Escultura de Bruno Catalano, francés.

Hospital San Vicente de Paúl: ¡Misión cumplida!

Freddy Pacheco León

En enero de 1866, ante los problemas de salud propios de la época, los heredianos unieron esfuerzos formales por contar con un centro hospitalario local, por lo cual suscribieron un contrato para ello. Por la escasez de recursos, se frustró el proyecto, pero no el espíritu emprendedor de sus promotores.

Dos años después se retomó la idea, coincidiendo con propuestas para alquilar un local, fundar la Junta de Caridad y buscar contribuciones, entre otros. Nuevamente, los esfuerzos fueron en vano.

Pero acaecería un acontecimiento que, dichosamente trajo consigo el ansiado sueño. El 6 de agosto de 1872, se inauguró la línea de ferrocarril que enlazaba las ciudades de Heredia y Alajuela, y el edificio que servía a la estación local, por diversas circunstancias, fue donado el 26 de mayo de 1875, hace cerca de 178 años, para que allí se ubicara el ansiado hospital.

Notables heredianos se esmeraron en que, ¡ahora sí!, el hospital fuera una realidad. Entre ellos, hemos de destacar al Dr. Cirilo J. Meza, quien fundó en 1880, a la edad de 33 años, una Sociedad Médica integrada por los médicos de la provincia.

Además, el Dr. Meza fundó las Conferencias de San Vicente y el Hospicio de Huérfanos herediano. Más adelante, en 1898, se aprobaron los Estatutos de la Hermandad de Caridad y el Hospital San Vicente de Paúl, propiedad del gobierno municipal.

Dicha Hermandad tuvo una función determinante para la consolidación del trascendental proyecto, pues, su principal tarea era la de sostener, conservar y mejorar, tanto el hospital como el cementerio.

Después de tres años de mejoras estructurales, el 8 de diciembre de 1926, el presidente Ricardo Jiménez, inauguró el entonces nuevo edificio, remodelado y con nuevos pabellones, que, por disposición de don Eduardo González Flores, presidente de la junta directiva que gobernó la construcción, su operación fue asistida por las Hermanas de Caridad.

Ahora, en abril del 2023, con el derrumbe de la vetusta estructura, de esos pasillos, salas y paredes que han sido testigos de infinidad de hechos, relacionados con el bienestar del pueblo herediano, con su demolición, se cumple un paso histórico más que se ha de recordar con especial agradecimiento, para los antepasados que hicieron posible tanta bondad imperecedera.

Una absurda propuesta

Freddy Pacheco León

Ni Costa Rica está flotando en petróleo, ni estamos respirando el contaminante gas metano.

¡No existe ni un yacimiento comprobado, ni viabilidad de encontrar uno!

Todo es un «cuento chino» de sus promotores, dispuestos a «vender la idea» a algún interesado en jugarse una lotería.

Olvidan que la belleza natural de nuestras playas y áreas marinas, y la extraordinaria biodiversidad que enaltece al país, además de constituir una gran riqueza en sí misma, sustentan una industria turística que es la mayor fuente de empleo y de divisas, y que ha de cuidarse de cualquier amenaza, como la que significan los desastres petroleros.

¿En cuál zona costera, por ejemplo, querrían unos pozos petroleros? ¿En Guanacaste o en el Pacífico sur? ¿En el Pacífico central o en el Caribe?

Singular apoyo del ministro de Ambiente al proyecto anti ASADAS y anti AyA

Freddy Pacheco León

El señor ministro de Ambiente al fin «puso el huevo» al apoyar el proyecto de nueva Ley de Aguas y, de rebote, nueva Ley del AyA. Acudió a la comisión legislativa que lo tramita (no necesariamente lo estudia) acompañado de uno de los redactores del adefesio, el agrónomo director de Aguas del Minae, señor José Zeledón. La verdad, nos quedaron debiendo, pues esquivaron los puntos cruciales, pese a la trascendencia especial de semejante proyecto y las expectativas que teníamos.

Ese proyecto (el N°23.511), aunque copia varias cosas de los promovidos sin éxito anteriormente, tiene «novedades» nada desdeñables, que pese a su importancia, no han merecido la atención de los que lo proponen y los que lo apoyan, aparentemente sin haber hecho la tarea de ir más allá de la corronga exposición de motivos. Algo que parece darse con don Franz Tattenbach, y que lamentamos, pues, insólitamente, se cuidó el señor ministro de obviar los detalles, para quedarse en algunos párrafos intrascendentes.

No habló, por ejemplo, del traslado de las funciones técnico-científicas que ejecuta el Senara sobre los acuíferos subterráneos, formaciones geológicas fundamentales como fuentes de agua potable, hacia la incompetente Dirección de Aguas del Minae. Tampoco hizo mención de la situación en que quedarían las ASADAS, en caso de quitarle la gobernabilidad del agua al AyA, que tiene, por lógica, la doble potestad de RECTOR y EJECUTOR del agua como bien demanial, como bien de dominio público, como bien social. Situación de la mayor importancia, pues de trasladarse al ministro de Ambiente esa gobernabilidad, más de 1.400 ASADAS que garantizan el abastecimiento del agua potable a más de dos millones de habitantes de zonas rurales, quedarían sin «convenios de delegación»; es decir, sin el instrumento que jurídicamente, les permite administrar el agua de sus comunidades, avaladas por la Contraloría General de la República, la Procuraduría General de la República, la Aresep y la Sala Constitucional. Ello en virtud de que, aunque son asociaciones privadas, cumplen una función de servicio público bajo una sujeción especial con el AyA, que, por cierto, sirve a su vez, 640.000 servicios de agua potable.

De permitir los señores diputados semejante barbaridad, se crearía una situación desastrosa, pues, se estaría PRIVATIZANDO el agua, declarada como BIEN DE DOMINIO PÚBLICO por la Ley de Aguas del Dr. Calderón Guardia de 1942. Para hacer más claro el desaguisado, se establecería la obligación para que ¡el AyA y las ASADAS, deban solicitar concesiones de agua al ministro del Minae, para que, ambas, el hoy ente rector y ejecutor, y las asociaciones privadas delegadas, nos puedan abastecer del líquido vital! Un total despropósito.

Ello, además de que ponen también a ambas (AyA y ASADAS) a pagar un impuesto («canon», le dicen) que habría que trasladar al usuario por medio de las tarifas. Así de malo e indefendible es el proyecto N° 23.511, que CONCENTRA en el Minae, órgano político por definición, potestades que hoy se sustentan en instancias como el Senara y el AyA, donde la ciencia y la técnica, son las que predominan. Así, aunque hablan de «integrar», lo que realmente están proponiendo, es «CONCENTRAR» en un ministro, las funciones y potestades que, inobjetablemente, han de seguir siendo ajenas a criterios políticos que, con razón, provocan desconfianza entre los usuarios. Y peor aún, estarían echando abajo el estupendo y admirable sistema de gestión de agua potable, que realizan las ASADAS, por todo el país. Modelo único en el continente americano que, dolorosamente, algunos quieren acabar con él.

Pintura de Tomás Sánchez

ASADAS en un berenjenal

Freddy Pacheco León, PhD.

Al estudiar el proyecto que pretende derogar la formidable Ley de Aguas que nos legara el Dr. Calderón Guardia en agosto de 1942, modificada significativamente con el paso de los años, nos encontramos con unas propuestas que, de aprobarse, vendrían a provocar un caos en el funcionamiento, la creación y formalización de las “asociaciones administradoras de acueductos y alcantarillados comunales”, conocidas como ASADAS. Son, para los citadinos que no las conocen, organizaciones rurales que, bajo la tutela del AyA, se encargan de garantizar el abastecimiento de agua potable para sus propias comunidades. ¡Más de dos millones de personas son abastecidas por unas 1400 asociaciones, en las que los ciudadanos que voluntariamente las conforman, participan ad honorem!

Se trata de una llamada relación administrativa de duración, de especial sujeción, que se confirma día a día mediante la ejecución de derechos, deberes y potestades, convenidos en los adecuados llamados “contratos de delegación”. Tal mecanismo le permite al AyA, como sede técnica y científica de la GOBERNABILIDAD del agua, reglamentar, regular, controlar y dirigir el servicio en forma profunda, tal y como se define un magnífico dictamen de la Dirección Jurídica del AyA del año 2010.

Al ser el agua un bien de dominio público, así determinado desde antes de que se aprobara la Constitución Política que nos rige, el que es sin duda, el más importante recurso natural del planeta, y por ende de Costa Rica, ¡NO puede salir de la propiedad del Estado! Por tanto, al ser las ASADAS organizaciones privadas, lo que el Estado hace, por medio del Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados (ICAA), es DELEGAR, encargar, confiar… en los buenos ciudadanos que las dirigen, la administración del agua gobernada, eso sí, por el Instituto que garantiza su dominio estatal.

Lo anterior queda bien claro en la Ley Constitutiva del AyA, en cuyas funciones, sustento de su accionar, destaca la potestad de GOBERNAR “todas las aguas de dominio público indispensables para el debido cumplimiento de las disposiciones de esta ley, en ejercicio de los derechos que el Estado tiene sobre ellas”, acorde con lo estipulado en la Ley de Aguas que nos rige, a cuyo efecto “el Instituto se considerará el órgano sustitutivo de las potestades atribuidas en esa ley al Estado, ministerios y municipalidades”.

Ahora bien, se preguntarán algunos, ¿y en qué afectaría el recién presentado proyecto de ley a las ASADAS? ¡Veamos!

Pensemos, por ejemplo, en los esforzados vecinos que dirigen una asociación en el cantón puntarenense de Aguirre, hoy regidos por un “contrato de delegación” suscrito con el AyA, que no solo les permite administrar razonablemente, las fuentes de agua, el tanque de distribución y sus cañerías para agua potable, sino también, contar con la necesaria asistencia técnica, brindada por los expertos del organismo rector que rige todo lo referente a la operación y mantenimiento de los sistemas de acueductos y alcantarillados en todo el país, el AyA.

Así ha venido funcionando y es bien conocido y valorado el procedimiento que facilita el cumplimiento de sus respectivos deberes, siempre salvaguardando el fundamental carácter del agua como bien demanial, que, indudablemente ha de fortalecerse constantemente, en pro de los más caros intereses de la Patria y sus habitantes.

Pero resulta que los miembros de esa ASADA de ese cantón costero, de pronto se percatarían de un problema sorprendente. Como en la nueva Ley de Aguas, el AyA no tendría la rectoría del sector agua, pues perdería su función de “gobernar” todo lo relacionado con el vital líquido, su muy valorado contrato de delegación, perdería toda validez jurídica, pues lógicamente, al no tener la alta misión de gobernar el agua del Estado costarricense, ¡el AyA no podría delegar lo que no tiene!

¿Entonces, qué institución estatal de carácter técnico-científica, con suficiente personal, sería la encargada de la gobernabilidad y demás funciones que hoy se derivan de ella?, se preguntarán.

Pues resulta, que en la Ley que sustituiría la estupenda legislación nacida hace 81 años al lado del Código de Trabajo, la Universidad de Costa Rica, el Seguro Social, etc., se estipula que el nuevo rector no sería instituto alguno, sino una persona, el ministro de Ambiente de turno, independientemente de su especialidad profesional, si es que tiene alguna. Así, a partir de tal inconsistencia, sería una dama o un caballero miembro del Consejo de Gobierno, el rector que habría de transferir una función, una responsabilidad de importancia máxima, hacia las ASADAS de naturaleza privada, para que ejerzan la gobernabilidad que les convierte en actores en representación suya, pero eso sí, sin contar con el respaldo técnico y, en ciertos momentos, financiero, que les brinda el AyA.

Al tratarse de un funcionario con deberes políticos, ministeriales, los amigos de la particular ASADA del cantón de Aguirre, entonces se verían privados, de un día para otro, de la asistencia amparada en la legislación que las rige.

Y si se piensa que, eventualmente, que esa función de gobernar el agua asignada al ministro del Minae, éste podría satisfacerla asesorado por una oficina tan deficiente como la Dirección de Aguas del señor Zeledón, de todas formas habría de considerarse, previamente, que se trataría de trasladar a un despacho ministerial, decisiones de superlativa relevancia, desde una institución autónoma, el AyA, que cumple, entre otras, funciones de carácter técnico-científicas de primordial interés para el país, a un miembro del Consejo de Gobierno, un ministro, al que están cargando de funciones de la más diversa índole, donde las decisiones sobre el agua potable no solo tendrían un inevitable matiz político, unipersonal, sino que además, dicho funcionario no tiene la capacidad de garantizar el funcionamiento de las más de 1400 ASADAS, que abastecen a más de dos millones de habitantes de su agua potable, por ese medio idóneo.

Preguntamos de paso, ¿conocerá el señor ministro Tattenbach el proyecto promovido por el señor diputado Izquierdo Sandí?

Ante lo anotado, es de esperar que los ciudadanos de Aguirre, tratarán de indagar sobre los procesos que les esperan, para continuar prestando sus servicios comunales. Y seguramente se encontrarán con que, sus colegas puntarenenses de los cantones de Golfito, Jiménez, Osa, Coto Brus, Corredores, Buenos Aires… también andarán igualmente preocupados, pues en el AyA tampoco estarán claros acerca de esas sorpresivas mutaciones que les está heredando la presidenta ejecutiva del gobierno anterior. Eventualmente, alguien de las 120 ASADAS de la provincia logrará obtener una explicación que, sin duda alguna, le sorprenderá a él, y a los miles de amigos con experiencia en la operación de dichas asociaciones. Situación que, obviamente, se repetirá en las otras ASADAS de las seis provincias restantes.

Y se sorprenderán todos, pues jamás se hubieran imaginado siquiera, que los convenios de delegación que les han regido por tantos años y superado incluso acciones ante la Sala Constitucional, serían sustituidos por contratos de concesión pensados originalmente para otro tipo de funciones, ejecutadas por otros entes privados.

Resulta que, en el mal proyecto de ley, los que lo redactaron en atención a algún contrato (como sucediera con el fenecido “proyecto de iniciativa popular”) pareciere que “olvidaron” la existencia de las ASADAS, por lo cual, para salir del paso, las incluyeron como equivalentes a las empresas privadas de riego, agropecuarias, de generación hidroeléctrica, de turismo, de recreación y transporte, “entre otros usos”, quienes, según el proyecto, para hacer uso del agua, deberán solicitar una concesión del Estado. Inclusión impensada que tendría consecuencias que provocaría desazón esperable al interior de nuestras asociaciones administradoras de acueductos comunales, al punto de que sería como “meterlas en un berenjenal”, muy espinoso, complejo e intrincado, que dificultaría en mucho su buena labor. Contrario a lo que merecen y se espera de parte del Estado, cual es darles una más cercana atención (en lo cual se ha avanzado) y, junto a ellas, hombro a hombro, comprometerse a cumplir el deber de garantizar a los habitantes, de todas las edades, un suministro oportuno, adecuado, suficiente, del agua de excelente calidad. De ahí la importancia, reiteramos, de los contratos de delegación que han venido cumpliendo eficientemente, con los objetivos de la Ley de Aguas que nos rige, y la Ley Constitutiva del AyA.

La concesión está más bien orientada a personas privadas para el desarrollo de una actividad específica, a las cuales se les otorga un derecho exclusivo y limitado de aprovechamiento del agua. Cabe llamar la atención también, que el proyecto de ley se equivoca también cuando pretende que, por ejemplo, el ICE se vea sometido a un proceso en que, el ministro de Ambiente, habrá de considerar una solicitud del Instituto Costarricense de Electricidad, para que le concesionen el agua necesaria para una represa hidroeléctrica. ¿El Estado concesionando el agua que necesita otra institución del Estado? ¿Verdad que es un sinsentido?

Aparte de lo anterior, no discutimos que tal vez se pudiere concesionar el agua que necesitan las comunidades organizadas alrededor de las ASADAS. Son entes privados como otros, pero si prestamos atención a sus consecuencias, ello es muy inconveniente.

Al tratarse, por definición, de “asociaciones administradoras de acueductos y alcantarillados comunales”, sus deberes tienen que ver con la satisfacción de un derecho humano fundamental, y no con cualquier “actividad específica”, como las encasillan en la propuesta. Al tratarlas así, sin diferenciación alguna, tendrían los amigos de las ASADAS del cantón de Aguirre que solicitar las concesiones sustentados en la garantía de “un inmueble inscrito en particular, hasta por un plazo de veinte años”. Evidencia del “arroz con mango” creado por los amigos contratados para redactar el proyecto de ley, que, aparentemente, fuere recibido sin observaciones.

Asimismo, el Estado (un órgano del Minae) tendría que publicar los correspondientes edictos para conocer si hay oposiciones a su otorgamiento y valorarlas, por lo que, desde el momento en que la nueva Ley de Aguas entrara (¡sería una insensatez!) en vigencia, unas 1400 ASADAS tendría que ponerse “en orden”, ya que los contratos de delegación, como hemos señalado, morirían en el mismo acto. Ya el ICAA no tendría nada que determinar al respecto; ya eso es harina de otro costal, por lo que el espinoso berenjenal no sería su destino.

Sin embargo, los cambios propuestos son como espinitas que sí molestarían a los expertos funcionarios del AyA. Como en el Instituto laboran los que sí conocen de la materia, y han construido ASADAS trabajando al lado de los compatriotas que, para garantizarse el agua para sus familias y las de sus vecinos, han dedicado, voluntariamente, muchos días y mucho esfuerzo para cumplir sus especiales metas, el asunto de las concesiones que se crearían también les afecta.

Preocupa la inconveniencia de que, a partir de una legislación mal pensada, el agua para millones de personas vaya a ser administrada, vía concesiones, por asociaciones privadas. ¿Qué funciones tendrían los trabajadores del AyA que, desde diferentes instancias del Instituto, cumplen con la asistencia que requieren las ASADAS? ¿Tendrían que trasladarse dichos trabajadores hacia las oficinas del Minae, como subalternos del director de Aguas?

Indudablemente, no se debe soslayar, que la privatización de la administración del agua, bien propiedad de todos los costarricenses con carácter demanial, ¡que no puede salir de la propiedad del Estado!, podría tener consecuencias devastadoras, y más si, como dice en la exposición de motivos del proyecto, el agua ha de tomarse como “un bien económico”; o sea, sujeto a las normas del comercio de productos.

¡Berenjenal es poco!, dirán los que hoy se ocupan y preocupan por el buen funcionamiento de las ASADAS, en Puntarenas y las demás provincias. Es fácil vislumbrar, roces con la Constitución Política desde varias aristas, pues la gran mayoría de las asociaciones, al trabajar literalmente “con las uñas”, no podrían satisfacer los requisitos conducentes a la obtención de concesiones y, por tanto, garantizar su servicio a la comunidad. Y quizá, muchos ciudadanos no querrían, tampoco, hacerse cómplices de ese proceso de disimulada privatización del recurso más valioso de los costarricenses. ¡Ojalá reflexionen al respecto los señores legisladores, e indaguen sobre los alcances de lo que sería esta nueva e innecesaria ley!

En honor a los héroes que hicieron resplandecer, con su sangre, el rojo de nuestra bandera

Freddy Pacheco León

Hoy 20 de marzo, no es feriado, no hay celebración, no hay desfiles…, pero hoy hace 166 años, decenas de invasores del ejército esclavista de William Walker caídos en combate, y los 18 fusilados por orden de don José Joaquín Mora, guiados por las acciones y palabras del héroe Juan Rafael Mora, fueron el MENSAJE que se enviaba a los estadounidenses, de que COSTA RICA no permitiría sufrir la humillación de ser colonia de ningún imperio.

Así, en Santa Rosa, principalmente, los 19 héroes muertos en la batalla hicieron resplandecer, con su sangre, el rojo de nuestra bandera, y nutrieron los cimientos de la PATRIA que estuvo a punto de caer en poder de un ejército invasor, que de haber triunfado, habría tenido oprobiosas consecuencias para el destino de nuestra nación.

APM Terminals, UN ESPEJISMO

Freddy Pacheco León

APM Terminals, a la que le regalaron un monopolio en el trasiego de contenedores, ¡PARA ASÍ QUEBRAR A JAPDEVA!; a la que presentaron como una «mega terminal portuaria», con tan solo dos puestos de atraque; a la misma que le permitieron tarifas exageradamente superiores a las aprobadas a JAPDEVA; a la que pese a que fue anunciada como creadora de decenas de miles de empleos, provocó mayor desempleo y miseria en Limón; a la que pusieron como ejemplo de una «concesión de servicio público exitoso» (¡sería el único luego de tanto fracaso!) ahora resulta que paga menos impuesto de la renta que usted amigo, pues no reporta ganancias…

¿Es o no es UN ESPEJISMO?

Hace años advertimos que era un espejismo, un pésimo negocio, un gol al Estado, pues desde que estudiamos el desdeñado contrato que firmara doña Laura Chinchilla y sus ministros Jiménez (MOPT) y Herrero (Hacienda), junto a un misterioso Presidente Ejecutivo de Japdeva llamado Allan Hidalgo, esa realidad era evidente.

Es en verdad, un proyecto muy alejado de la inversión anunciada, de la magnitud promocionada y los beneficios demagógicamente prometidos. Una isla artificial de 80 hectáreas, casi del tamaño de La Sabana, que se usa solo en su mitad, con un par de puestos de atraque, en lugar de los seis anunciados, son parte de esa realidad que se escondía detrás del panorama demagógico.

Y si a ello agregamos la interpretación antojadiza e ilegal que hacen del contrato, para que buques que no transportan exclusivamente contenedores, se dirijan hacia la más cara terminal de APM, CUANDO DEBERÍAN DIRIGIRSE HACIA las 10 terminales de JAPDEVA, más se evidencia ese otro grave «error» cometido en el Consejo de Concesiones del MOPT, que quizá el ministro Amador debería corregir, pero quien sabe…

Contrato nacido de prejuicios racistas contra «los negros vagos de JAPDEVA», sin tomar en cuenta, por ejemplo, que del ranking de puertos de la CEPAL, hecho entre 120 terminales de Latinoamérica y el Caribe, los muelles de JAPDEVA ocupaban la alta posición 12.

Y es que, tal concesión no era, ni es, necesaria. No era, ni es «urgente», un puerto en el Caribe operado por 50 años por una transnacional danesa u holandesa. Y ni hablar del daño ambiental, que se evidencia en la erosión significativa de playa Moín, donde anidaban anualmente los cientos de tortugas baula, por las que sacrificaron a Jairo.