La «PIEDRA DEL DESTINO» en la coronación del Rey Carlos III

Freddy Pacheco León

Detrás de un bloque de arenisca conocido como «La Piedra del Destino» (The Stone of Destiny» , 152 kilos) se resumen hechos históricos que se pierden en tiempos inmemoriales, pero siempre presente en los habitantes de Escocia.  Se trata de un símbolo «sagrado» de la desaparecida monarquía escocesa, utilizado durante siglos en la coronación de sus reyes, que, en un acto altanero, el rey inglés Eduardo I arrebató a los escoceses, llevó a Inglaterra, y usó como pieza del entonces nuevo trono tallado en roble, que vemos en la Abadía de Westminster. Así, desde 1.296, el trono inglés, con la muy valorada «piedra» escocesa, se utilizó, para vergüenza de los habitantes del norte, en las ceremonias de coronación de los reyes ingleses y eventualmente británicos, ante la rabia contenida de algunos habitantes de Escocia, pues todos sus reyes habían sido coronados sobre esta piedra, desde Kenneth I (847) hasta John Balliot (1296).

Pero sucedió un hecho relevante que elevó el espíritu nacionalista escocés. Sucedió en la Navidad de 1950, cuando cuatro estudiantes universitarios escoceses, tomando riesgos que sólo su nacionalismo estimulaba, ingresaron de madrugada a la Abadía de Westminster, al lado del Palacio del Parlamento Británico, la separaron del viejo trono y la regresaron a su tierra, provocando, entre otros, que 400 años después de no suceder, se diera el cierre de fronteras entre Escocia e Inglaterra, con el fin de tratar de evitar su traslado hacia el norte. No lo lograron y así, tres meses después apareció en el altar mayor de la Abadía, parcialmente en ruinas, del pequeño pueblo de Arbroath, en Angus, en la costa oriental de Escocia, entre Dundee y Aberdeen, donde voluntariamente la colocaron los estudiantes. Y escogieron ese sitio pues no solo porque allí yacen los restos de Guillermo I, soberano de Escocia hasta el 1.214, sino porque, y esto es más relevante y simbólico, en el lugar, en el año 1.320, se había proclamado una  histórica declaración de independencia de su país.

Gavin Vernon, Ian Hamilton, Alan Stuart y Kay Matheson, son los recordados estudiantes nacionalistas escoceses que ejecutaron la extraordinaria hazaña aplaudida por su pueblo. Recobrar de las entrañas del centro más importante de la monarquía británica, un tesoro que se creía perdido, fue algo extraordinario.  Aunque al momento de manipularla se partió en dos, lo cierto es que velaron por ella, y cuando percibieron que ya habían cumplido su objetivo, pues la noticia había corrido por el mundo, consideraron que había llegado el momento de exponerla para que las autoridades la resguardaran.

El 11 de abril de 1951, la «Piedra del Destino» fue devuelta a la Abadía de Westminster, al trono donde una vez, más de tres siglos antes, fue compañera de la coronación de los reyes ingleses y británicos. En la coronación de la reina Isabel II, en junio de 1953, la piedra fue nuevamente protagonista. Pero ya su destino había sido marcado por la acción de los audaces estudiantes de Glasgow, por lo cual, 43 años después, por decisión de la Reina Isabel II y el Primer Ministro John Major, fue solemnemente devuelta a Escocia, a su formidable Castillo de Edinburgo, donde, desde entonces, es admirada por millones de visitantes todos los años.

Es oportuno señalar, lo sucedido a los audaces estudiantes. Jamás fueron procesados por su acción, pues, entre otros, nadie resultó herido, y porque «Hacer algo por tu país sin que se derramase ni una gota de sangre, es algo de lo que se debe estar orgulloso», expresaron las autoridades.

Pero la historia sigue escribiendo páginas. El sábado 6 de mayo, por petición del Rey Carlos III, como un acto amistoso, fraternal, entre Escocia e Inglaterra, la  «Piedra del Destino» fue parte importante de la ceremonia de coronación del nuevo monarca británico, a donde fue trasladada muy cuidadosamente. Después será expuesta nuevamente en la bellísima ciudad capital de Escocia, Edinburgo.