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Etiqueta: fundamentalismo

El congelamiento de los salarios se vuelve contra la economía

Manuel Hernández

La versión más dura del neoliberalismo “tico”, que reprodujo las recetas de austeridad europeas (2010), se materializó en la Ley de Fortalecimiento de las Finanzas públicas, N 9635.

Esas recetas están agotadas, las cuales resultaron procíclicas y perversas.

La reducción del gasto público y la política de congelamiento de las remuneraciones no crearon crecimiento, ni reactivación económica.

La consecuencia que tenemos a la vista, de los últimos 4 años, es que la demanda interna dejó de ser motor del crecimiento de la economía del país.

Países europeos, como España, después de la COVID19, que por cierto, obligó a la UE a suspender la aplicación general de la Regla Fiscal, confirman que el crecimiento económico se ha visto favorecido por la combinación de un conjunto de factores, entre los cuales sobresalen los aumentos salariales y el fortalecimiento del mercado laboral.

En España, el crecimiento interanual de los salarios en noviembre 2023 fue de un 6%, y un 4,2 en agosto de 2024, impulsado por varias reformas legislativas que fortalecieron el empleo y el mercado de trabajo.

Por contrario, nuestro país sigue aferrado, como mono en medio de un vendaval, a las políticas de austeridad, que han sido un rotundo fracaso.

Solo los fundamentalistas, a estas alturas, se atreven a sostenerlas.

Cuba puede y debe conservar el socialismo. Debe renunciar al fundamentalismo

Miguel Sobrado compartió con SURCOS la siguiente entrevista realizada en 1991 y que a su juicio mantiene actualidad. Se publica tal como se recibe.

Entrevista realizada por el periodista Franklin Herrera a Miguel Sobrado para el semanario ¨Esta Semana¨ en la edición del 20 al 26 de agosto de 1991

Entrevista con el sociólogo Miguel sobrado, catedrático de la Universidad Nacional y presidente del Instituto Costarricense de Estudios Sociales, quien además de la actividad académica, tuvo una activa participación política desde la izquierda. En 1959, con 17 años al calor del triunfo de la revolución cubana, se incorporó a la guerrilla anti somocista que comandaban Indalecio Pastora y Leonel cabezas en la frontera sur de Nicaragua.

Fue miembro del partido Vanguardia Popular hasta 1983, cuando fue expulsado junto con otros miembros del comité central que apoyaron a Manuel Mora Valverde. Secretario de las áreas Ideológica e Internacional del Partido del Pueblo Costarricense hasta su disolución De hecho en 1990.

Usted y Jorge Vargas Cullell publicaron un artículo en el libro ¿sobrevivirá el marxismo? donde sostienen que hay elementos de esa teoría que se mantienen y en la práctica de las Ciencias Sociales; al mismo tiempo se ha retirado de la militancia partidista. ¿No son incongruentes ambas posiciones?

Recalcamos la importancia de no confundir la ciencia social con la visión del mundo o con la tecnología de poder. Una cosa es rescatar los valores científicos del marxismo que se ha incorporado a la sociología mundial -como la teoría del conflicto- y otra es apegarse a una visión del mundo maniquea o a una tecnología de poder y organización social agotadas.

No obstante en la última campaña electoral usted impulsó la formación de la coalición pueblo Unido…

Pensé que podría ser una buena ocasión para iniciar la renovación de los partidos de izquierda.

Pero eso no sucedió…

La inercia mental y la desmoralización pesaron sobre los acuerdos programáticos, alcanzados, más por el aturdimiento de Vanguardia Popular por los logros de la política de paz en Centroamérica, que por convicción. La creatividad quedó fuera de la campaña

¿Se retiró de la vida política?

A pesar de las iniciativas del Dr. Gutiérrez, me retiré de una coalición, estancada por el peso de los comunistas más tradicionales. No de la política ni del ideal socialista de justicia. Estamos ante el surgimiento de muchos retos para la vida, la justicia y la inteligencia.  Surgen nuevas corrientes que hay que impulsar para que converjan y se transformen en una nueva fuerza política.

¿La podrían nuclear los sindicatos y las organizaciones populares?

En el corto plazo, por los vacíos de la transición, todo es posible, pero no parece probable que haya capacidad, sobre todo en el movimiento sindical.

¿Por qué?

En ese movimiento no hay capacidad política, orgánica ni técnica. Prevalecen las rivalidades personales. Además de los síntomas de descomposición y corrupción que se evidenciaron cuando, en plena crisis centroamericana, permitieron el desmantelamiento de los sindicatos bananeros.

¿Podría ser explícito?

Reagan quería involucrar a Costa Rica en la guerra con Nicaragua.

Los sindicatos bananeros eran un obstáculo, porque él pensaba desplazar sus tropas ¨para ayudar a Costa Rica¨. Necesitaba que no hubiera acciones en su contra ni en la carretera Panamericana sur ni en la región atlántica norte. Con políticas fundamentalistas, se destrozan los sindicatos del sur, con una mezcla de errores, ineptitud y corrupción, se deja languidecer ser a los sindicatos del Atlántico ante el atropello patronal-solidarista.

Cuando se organiza la defensa, el CPT no moviliza fuerzas ni aporta, fuera del nombre, recursos.

¿Y en mediano plazo?

El sindicalismo clasista surgió como respuesta a las pésimas condiciones de vida y de trabajo. La huelga de 1934, por ejemplo, se realizó para obtener medicinas. El solidarismo nace cuando hay mejores condiciones, logradas por los sindicatos y por el incremento de la producción. Se basa, por ello, en el consenso y fue apoyado por los patrones para enfrentar al sindicalismo, que ha puesto énfasis en el conflicto. Pero en el mundo actual conflicto y consenso no son excluyentes. De hecho, algunos sindicatos y asociaciones solidaritas han empezado a integrar ambos aspectos. Son los intereses comunes y no los principios abstractos la base para resolver los conflictos y alcanzar el consenso. De estas organizaciones nacerá otro tipo de ente, para responder a las necesidades de sus afiliados y de la sociedad.

Usted defendió la revolución cubana fue miembro de la sociedad de amigos de esa revolución ¿Qué opina hoy del régimen cubano?

Hay que distinguir en esa revolución dos componentes: el nacional, latinoamericanista y el sistema económico de planificación central con ordenamiento administrativo. La revolución surge cuando América Latina está plagada de dictadores estimulados por las agencias de seguridad norteamericanas. Fidel lucha junto con Figueres y otras fuerzas, por eliminar esas satrapías y por mejores condiciones de intercambio comercial con las naciones desarrolladas. La revolución fue un triunfo de esa lucha.

Pero Cuba terminó en una dictadura…

El carácter nacional y latinoamericanista fue un acontecimiento refrescante para nuestros países, acostumbrados a las intervenciones militares norteamericanas y golpes de estado. La política de EE.UU. hacia Cuba, aun cuando ese país no se había declarado marxista, fue de intolerancia. El bloqueo económico es una manifestación de esa prepotencia. Hoy, cuando cubano goza de las simpatías soviéticas, el bloqueo se mantiene como expresión de dominio.

¿A qué atribuye esa actitud?

Es un artículo a raíz de la guerra del Golfo, el profesor norteamericano Noam Chomsky citó las normas de la política norteamericana en sus confrontaciones con países pequeños. Una de las líneas es provocar la derrota más contundente posible del enemigo, para actuar preventivamente, desalentando a otros disidentes. Mantienen el bloqueo -a pesar de que internamente consolida a la revolución- para ¨mantener a América Latina en su lugar¨.

¿Qué opina del componente económico?

Cuba desarrolló un sistema similar al soviético, con planificación central y ordenamiento administrativo, que no ha sido monopolio comunista: lo utilizaron Alemania nazi y, durante la Segunda Guerra, Inglaterra y EE.UU. Ese sistema permitió, en las condiciones de la época, logros económicos, militares y sociales. Cuba alcanzó metas en salud y educación que no han podido equiparar otros países latinoamericanos. Pero ese ordenamiento tiene límites históricos y se convierte en obstáculo para el desarrollo. Cuba sufre rigidez de ese sistema, lo que se manifiesta en baja productividad del trabajo y en escasez de productos, no solo atribuible al bloqueo.

Pero el Gobierno cubano está dispuesto a mantener ese sistema.

Así parece. Es un problema de los fundamentalismos: confunden los medios con los fines e impiden que estos últimos se alcancen. Basados en un moralismo y en un voluntarismo sin fundamento, destrozan las iniciativas y los estímulos al trabajo y minan los logros sociales y políticos. Molestos porque algunos campesinos hicieron alarde de riqueza cuando existían los mercados libres, los cerraron, aunque afectarán el abastecimiento. Pretendiendo mantener el entusiasmo inicial por la revolución, promueven los estímulos Morales y dejan de lado los materiales. El resultado es que, así el estado simula pagar, la gente simula trabajar. Es decir, se impide que se produzca, deformando la disciplina laboral, menoscabando la autoimagen del trabajador y la sociedad.

¿Piensa que Cuba debería hacer cambios como los de Europa del este?

En esos países hay procesos diferentes y también fundamentalismos. Como antes se guiaban por los manuales de economía del socialismo, hoy se guían por los textos de los Chicago-Boys. Alguien decía que están pasando del socialismo real al capitalismo utópico.

¿Entonces cuáles son los cambios indispensables?

Socializar no es estatizar. Para atender la Seguridad Social y preservar el planeta para las generaciones del futuro, debe haber producción y riqueza. La empresa estatal no está siempre en condiciones de generar esa riqueza. La tecnología limita el tamaño de las empresas y demanda formas de gestión que no alcanzan con los reglamentos ministeriales. La discusión empresa estatal vs privada permanece al pasado. Hay empresas estatales muy eficientes, como el ICE; pero cuando son corruptas y cada funcionario es ¨dueño¨ de un pedazo, son públicas solo formalmente. Cuando operan así, el servicio es pésimo y los ciudadanos sufren el maltrato y la estafa de sus impuestos. Las empresas privadas monopólicas son también ineficientes y abusan del consumidor. Lo sabemos quiénes sufrimos los malos servicios eléctricos y de teléfonos, antes de que se creara el ICE. Una condición para la eficiencia es permitir monopolios públicos en áreas calificadas y con mecanismos de control social eficientes.

¿Se puede derivar de eso que aboga por la economía del mercado?

El mercado no es una institución sagrada con patente de corso sobre la sociedad y el ambiente, pero es un mecanismo eficiente para la organización de la economía. Sirve de contrapeso a las fallas del Estado o de la sociedad civil. Eso no significa que el Estado debe desaparecer o renunciar a la orientación de la economía, pues sirve de contrapeso frente a las fallas del mercado. En la experiencia de los países asiáticos desarrollados destaca el papel del Estado, orientado la apertura selectiva hacia el mercado externo, estimulando la inversión interna, no la venta de la riqueza nacional a los extranjeros. En EE.UU., por razones ecológicas, se restringe el acceso al mercado atunero de países que afectan los delfines. El mercado no tolera camisas de fuerza burocráticas, pero puede ser ubicado en parámetros sociales y ecológicos deseables.

¿Cómo ve usted el futuro de Cuba?

Con mucha preocupación. Cuba no debe transformarse en un Sagunto latinoamericano. No solo porque los segundos no están de moda, sino porque un pueblo que ha contribuido a fortalecer la soberanía latinoamericana y que, en el campo de la salud y la educación, es un ejemplo para el continente, no se lo merece. Cuba puede y debe conservar y desarrollar el socialismo basándose no en actos de fe, sino en realidades, en el consenso de su pueblo. Pero dentro de las condiciones de bloqueo, si empiezan por una amplia democratización que permita que se expresen sus ciudadanos y el poder del dólar, el régimen podría ser fácilmente desestabilizado.

Es decir, tanto EE.UU. como Cuba cometen errores que favorecen a la parte contraria.

Si. EE.UU. con el bloqueo provoca cohesión interna en la isla y cierto apoyo y simpatía desde Latinoamérica. Aunque no sea deseable, en el exterior es comprensible que en esas condiciones Cuba mantenga un Gobierno con participación restringida. Por otra parte, el fundamentalismo casi religioso de la dirigencia aísla al país y somete a la población a un sufrimiento innecesario de consecuencias impredecibles. ¿cómo se les ocurre prohibir los mercados campesinos si la población requiere alimentos? Eso es increíble en dirigentes que han demostrado imaginación y creatividad: pareciera la crónica de un suicidio anunciado. Ojalá no ocurra en Latinoamérica con Cuba lo que les pasó a los palestinos con Sadam Husein cuando habló de dar ¨la madre de todas las batallas¨. Su voluntarismo colocó a EE.UU. en la cumbre del poder militar y dejó a los árabes aturdidos y debilitados.

La amenaza del fundamentalismo

Por
Arnoldo Mora

Entiendo por “fundamentalismo” el intento ideológico por justificar la irracionalidad del abuso del poder, recurriendo a una interpretación suprarracional de la acción humana, con fines éticamente inaceptables en razón de su carácter inhumano, que puede llegar a una dimensión genocida. El recurso a la divinidad o a fuerzas sobrehumanas con el fin de imponer su voluntad de manera brutal, ha sido el recurso al que suelen recurrir los déspotas de todos los tiempos. Pero el fundamentalismo, si bien de origen esencialmente religioso por sus implicaciones metafísicas, se extiende también a otros ámbitos del quehacer humano, como la economía, la tecnología o la cultura; aunque lo más frecuente es el recurso al fundamentalismo religioso para legitimar pretensiones de sojuzgamiento político con fines de explotación de recursos humanos y naturales.

Tal es el caso de lo que ahora mismo estamos viendo en la más reciente guerra, la que libran palestinos e israelíes. Ambos recurren a argumentos religiosos; le dan un carácter religioso o de guerra santa o “Yihad” en el campo musulmán, o invocando una supuesta condición de “pueblo escogido” por Dios por parte de los judíos. Las dos argumentaciones son igualmente deleznables y de efectos aterradores en todas las épocas, pero especialmente en la actual, debido al carácter destructor de toda forma de vida de que está dotado el armamento moderno, debido al incremento de los presupuestos multimillonarios destinados al desarrollo científico y tecnológico con fines militares. Desde el recurso a la aviación en la guerra como instrumento para lograr lo que en la estrategia militar se solía llamar ”ablandamiento artillero”, cuyo fin es destruir con bombas los puntos estratégicos del enemigo (puentes, carreteras, campamentos, frentes de avanzada, centros de telecomunicación, etc.) y provocar el terror en las filas y la población del enemigo, con el fin de preparar la invasión posterior del grueso de las tropas del ejército de tierra, esta infernal estrategia militar ha servido frecuentemente para aniquilar implacablemente a la población civil desarmada e inerme, compuesta mayoritariamente por niños, mujeres, ancianos y enfermos. Todo lo cual le ha dado un carácter infernal a las guerras modernas. Todas las guerras lo han sido siempre, pero ahora la tecnología las ha hecho monstruosamente deletéreas, hasta el punto de que el recurso al armamento atómico y a la guerra biológica podría poner fin a la especie humana. Eso hace de la guerra un mal en sí, la negación del don más precioso, cuya preservación e incremento es la razón de ser de la ética, como es la vida, no sólo la humana sino en todas sus formas y manifestaciones.

Pero la guerra o el genocidio, no son un destino fatal para la humanidad. Como respuesta a la búsqueda e implementación del poder, el ser humano ha ideado la “política”, es decir, el recurso al discurso, a la palabra persuasiva basado en argumentos racionales, con el fin de provocar consensos en que se funda el ejercicio de la libertad colectiva. De esta manera, los pueblos asumen los desafíos del presente y avizoran horizontes de esperanza hacia el futuro. Para lograr tan nobles objetivos, se han creado instituciones regidas por todo un cuerpo de leyes llamado “derecho internacional” o normas que rigen las relaciones entre naciones; con ello se hace factible que el enfrentamiento dialéctico desemboque en acuerdos políticos. El derecho internacional e instituciones como Naciones Unidas, han sido creados con este objetivo. Cumpliendo estrictamente las normas del derecho internacional bajo la supervisión de organismos supranacionales a fin de cumplir los acuerdos logrados, se lograrán los nobles objetivos de la política. El diálogo político que incluye el enfrentamiento ideológico, hace del otro un interlocutor con derechos y deberes, es decir, una “persona” y no un enemigo a destruir, como en la guerra. Pero quien trata al otro como un ser infrahumano, se deshumaniza él mismo, quien trata al otro como bestia, se convierte en bestia él mismo.

Por desgracia, lo que acabo de decir lo están viviendo trágicamente los pueblos de Israel y Palestina, especialmente éste último. Estamos ante la bestialidad pura, todo sustentado cínicamente en argumentos pseudoteológicos; lo cual contradice palmariamente la enseñanza original de los maestros de las que se nutren esas ancestrales tradiciones religiosas. La utopía religiosa por excelencia en las religiones sinaíticas es la paz (shalom). Pero la paz es el fruto del reconocimiento de la dignidad del otro en su condición de desvalido. Nadie como el profeta Jeremías, fundador del nacionalismo judío, lo dijo en estos inequívocos términos: “Dios es la mirada de la viuda, del huérfano y del extranjero”. Y el más grande de los profetas de Israel, Isaías, dijo esta sentencia que nunca como ahora debe aplicarse en este abominable conflicto: “La paz es obra de la justicia”.

Abierta la convocatoria de dossier para la revista Coisas do Gênero 2022

Abierta la convocatoria de dossier para la revista: Coisas do Gênero 2022. Esta es una colaboración entre el Núcleo de Pesquisa de Gênero, de la Facultad de EST/ Brasil, y el Departamento Ecuménico de Investigaciones – DEI, en Costa Rica.

Se estará recibiendo la información hasta el 31 de julio. Se recibirán artículos científicos, investigaciones, artes populares y de resistencia, relatos de experiencia, buenas prácticas, recursos litúrgicos, entrevistas y reportajes periodísticos que contribuyan a la reflexión sobre: “Género y fundamentalismos en América Latina: Narrativas, procesos e incidencias”.

La regla fiscal: un fundamentalismo financiero que se debe eliminar

Francisco Esquivel. Economista.

El diccionario de la Real Academia Española define fundamentalismo como “exigencia intransigente de sometimiento a una doctrina o práctica establecida”. La regla fiscal es eso exactamente. Es una limitación del gasto público aplicada férreamente sin importar las consecuencias de tal restricción. No importa si los niños pobres se quedan sin alimentos, o los ancianos pobres sin su pensión no contributiva, o si los acueductos rurales se paralizan. Incluso, si el país se queda sin censo y sin el servicio 911, tampoco es relevante para esta regla. Lo que vale es detener al “enemigo” de la economía: el gasto público. Es el neoliberalismo en su pura esencia.

Para la visión liberal el Estado es un obstáculo. Si el libre funcionamiento de los individuos produce el mejor resultado posible, ¿para qué queremos que el Estado intervenga en la economía? Por el contrario, la intervención del Estado, según este enfoque, producirá una distorsión en el funcionamiento de los mercados porque no dejará que los individuos actúen libremente, lo que se traducirá en un resultado no óptimo del mercado. Al respecto, el Estado estrujaría al individuo, cobrándole impuestos para desarrollar una intervención ineficiente. Si se eliminan los impuestos, el ingreso quedará disponible para el libre uso de los individuos, los que deberían producir lo mejor para la economía mediante los mercados libres.

El déficit fiscal de Costa Rica es importante. Amerita un programa urgente que combine equilibradamente el control riguroso del gasto y las acciones firmes para incrementar el ingreso. Sin embargo, cuando el enfoque liberal orienta la política fiscal, la disminución del gasto predomina sobre el incremento del ingreso. La experiencia reciente lo demuestra: se están impulsando acciones para aumentar la carga tributaria de los grupos de ingreso medio y bajo; sin afectar significativamente a los segmentos de ingreso alto. Así, el incremento de los ingresos será limitado. Por lo tanto, dominando la visión liberal, el equilibrio en las finanzas públicas se pierde, y la obsesión por reducir el gasto impide una acción integral de la política fiscal. En ese sentido, la gestión fiscal se reduce a perseguir partidas: salarios, compra de insumos, transferencias para la población pobre, pensiones, etc. Se recortan indiscriminadamente las partidas, sin considerar la importancia estratégica de los ministerios ni de los programas respectivos. La regla fiscal es la “fórmula operativa” de la persecución de partidas. El mecanismo es muy sencillo: se establece un nivel máximo de la deuda del Gobierno que se calcula como porcentaje respecto al Producto Interno Bruto (PIB). La política fiscal actual lo define como el 60% respecto al PIB. Si el monto de la deuda sobrepasa ese nivel, se activa un freno: se aplica un porcentaje reducido de crecimiento del gasto y el resto se acomoda a ese límite. En este momento, ese indicador sobrepasa levemente el 70%. ¿Cómo se definió ese porcentaje crítico de la deuda? Arbitrariamente. ¿Por qué no un 80%, o un 40%? En Japón ese indicador llega a 256%. En Estados Unidos el indicador asciende a 133%, mientras en Canadá equivale al 116%. Estos países aplican políticas de ingreso y de gasto para reducir los déficits; pero no se amarran a la rigidez de una regla fiscal como la costarricense, que opera en función del porcentaje de la deuda respecto al PIB.

El “truco” de la regla fiscal es condicionar el crecimiento del gasto al nivel de dicho indicador. En la situación fiscal actual, bajar el indicador desde el 70% al 60% tomará varios años; tal vez muchos. Eso dará una excusa para reducir el nivel del gasto hasta niveles insospechados. Cuando el indicador vuelva a su “nivel normal” del 60% será tarde: varias, o muchas funciones habrán sido desmanteladas. Incluso, podría suceder que el déficit fiscal se elimine en unos 3 o 4 años, pero el nivel de la deuda todavía supere el fatídico 60%. En consecuencia, tendríamos el absurdo de que el gasto se sigue recortando, aunque ya no habría déficit. El próximo gobierno, aunque intente modificar la política fiscal, no podrá hacer nada para detener la regla fiscal. La única solución es derogarla. Hay intentos por introducir excepciones; sin embargo, esas iniciativas no captan la esencia del problema: el enfoque liberal no admite parches. Por lo tanto, habrá una oposición obstinada a las excepciones porque “quebrarían” la disciplina. No se puede tapar el sol con un dedo, hay que cambiar la regla fiscal y aplicar un método diferente de control del gasto.

La persecución de partidas contiene errores metodológicos serios. En primer lugar, la regla se aplica, de manera general, al Gobierno Central (es decir, al presupuesto de los ministerios y de los otros Poderes del República) y a las entidades autónomas. Sin embargo, el déficit está en el Gobierno Central. Las instituciones autónomas tienen sus propios ingresos y normalmente no tienen déficit. Entonces, ¿por qué amarrar a las autónomas con la regla fiscal? Por ejemplo, el AyA no puede financiar adecuadamente con sus propios ingresos a las ASADAS, que administran acueductos comunales, porque “se pasa” del límite de gasto impuesto por la regla fiscal. ¡Notable ejemplo del enfoque anti estatista de la política fiscal¡: la regla fiscal se convierte en un pretexto para desmantelar las funciones básicas del Estado, en su acción descentralizada. Si las entidades autónomas no tienen déficit, ¿por qué están sujetas a la regla fiscal? No hay justificación; prevalece el prejuicio ideológico contra la acción del Estado.

Además de lo anterior, hay un defecto metodológico más grave. Antes de recortar una partida del presupuesto público, es necesario evaluar el impacto, la eficiencia y la calidad del gasto que se piensa reducir. Cualquier partida puede ser un problema, pero no de manera general. No es que, por ejemplo, los salarios, la compra de insumos o las transferencias sean malos, en sí mismos, sino que el recurso que se contrata con ese gasto se podría usar de manera ineficiente, o ser de mala calidad. La regla fiscal no evalúa el impacto, la eficiencia y la calidad del gasto; simplemente, aplica el bisturí porque el gasto público es “malo para la economía”. Lamentablemente, la regla fiscal olvida lo establecido en la ley 8131, que establece el marco operativo que se debe aplicar para obtener el máximo provecho de los presupuestos. El artículo 52 establece la obligación de los ministerios de Hacienda y de Planificación Nacional y Política Económica de velar por la eficiencia, el impacto y la calidad del gasto, aportando “los elementos explicativos necesarios para medir la efectividad de los programas, el costo unitario de los servicios y la eficiencia en el uso de los recursos públicos”. Nada de esto se encuentra en la regla fiscal.

La regla fiscal está generando daños que justifican su eliminación. Cercena áreas importantes de la gestión pública, de manera arbitraria, obedeciendo al dogma anti estatal. Y lo hace sin evaluar lo básico: la eficiencia, el impacto y la calidad del gasto. Por lo tanto, debe sustituirse por un riguroso control del gasto, orientado por la ley 8131, sin los defectos metodológicos citados.

Onvrez de fe y el derecho a decidir o de cómo la psicosis se disfraza de neurosis política

Escrito por Roberto Acuña

Inicialmente, pensaba utilizar el sustantivo Hombre, en mayúscula, porque de esta forma se representan, en sus cabezas, aquellos preocupados por la calidad vital del mundo, la reproducción del H. sapiens y, ciertamente, el mantenimiento de las costumbres más valiosas para la sociedad… patriarcal. Tal vez así, cediéndoles ese tratamiento artificioso, quienes se sintieran Hombres podrían siquiera entender que este artículo intenta entablar una conversación con ellos. Sin embargo, probablemente, del titular no pasen, así que, utilizaré esa categoría que los movimientos feministas han elaborado para referirse a ese colectivo abstracto, con límites difusos y a veces con alcance universal, es decir, la de onvre. Esta categoría, cuya intención es desvelar/satirizar la realidad del mundo imaginario que los contingentes de alfas y omegas han ideado para sí mismos, y han plasmado en las Leyes y las Culturas, no es para nada gratuita. Desde este entendido, en todos los estratos institucionales y en todas las estructuras de poder hay onvrez, redes de onvrez, incapaces de ceder a la construcción imaginaria y material que les ha asegurado, históricamente, el poder y la reproducción de sus delusiones.

Ahora bien, no es mi intención aquí profundizar en la tipología de masculinidades y, por ende, por asociación, en los significantes masculinos asociados, generalmente, a los hombres en su pluralidad, porque primero (1) la categoría de ‘hombre’ en la actualidad presenta muchas encarnaciones que no se pueden reducir a un sujeto con pene y (2) el ‘ser hombre’ es por sí mismo una abstracción del poder que en la práctica puede revertirse o potenciarse. Así, mi interés es hablar de un perfil peligroso de Hombre que ha ido tomando fuerza geopolíticamente en las Américas, y, donde Costa Rica, por más excepcionalista que sea, no es una excepción: el onvre de fe. Esto enmarcado, también, en un debate que, si por la víspera se saca el día, los partidos neopentecostales y fundamentalistas utilizarán para ganar almas y votos en las próximas elecciones nacionales: la iniciativa popular del aborto legal, seguro y gratuito.

Los onvrez de fe, criados Hombres, y consolidados como tales por su hegemonía totalizante, son aquellos que presentan las siguientes características agentivas: (1) instrumentalizan las creencias de las personas para inmiscuir sus ideales eugenésicos y biopolíticos; (2) creen oportunistamente en el modelo tradicional de la familia, donde la mujer es una incubadora y reproductora de la simiente, y el Hombre es un baluarte de la sostenibilidad institucional; (3) vehiculizan la palabra del Dios Padre y la interpretan según una hermenéutica que favorezca la multiplicación del capital material y simbólico adueñado, naturalmente, por quien porta pene y tiene el “don” seminal de las gentes; (4) encubren, perspicazmente, delitos y corrupciones de sus redes espirituales porque, a la larga, no son tan espirituales ni tan perspicaces, más bien cínicos y fascistas; y  (5), aunque se podrían enumerar tantas características como falacias en sus discursos y acciones, tienen como objetivo, estratégico y final, asegurar, por todos los medios y niveles, que el útero continúe siendo un lugar donde la Iglesia y el Estado, compenetrados, tengan la última palabra, es decir, la prohibición.

El onvre de fe concibe el género como una ideología postmodernista —para él esto es de calidad risible, pues no puede dimensionar el desplazamiento del Hombre como molde de toda la estructura existencial— organizada por ‘feminazis’; o, en sus propios términos burlescos, porque de discusiones argumentativas y horizontales no conoce, pues solo utiliza la invectiva y la parodia misógina para elucubrar, como una invención de las agendas LGBT y ‘comunistas’ para asegurar la no reproducción de hombrecitos y mujercitas para sus proyectos tradicionales. Esta es la concepción más sofisticada. Sin embargo, concepciones hay muchas, y no necesariamente son planificadas y estructuradas, otras son discretas, mentales e inerciales, histórica y culturalmente; tal como, por ejemplo, el onvre que en redes sociales afirma que el aborto no es un derecho y que quienes promueven tal abominación son grupos de ‘aborteras’, o también quien afirma, vehementemente, que ojalá que Dios reprenda al Diablo, quien posiciona estos temas. Por su parte, no debemos olvidar que la jerarquía de los onvrez opera a partir de la dominación y la subordinación de otros onvrez, incapaces de vislumbrar las tácticas de dominación de las cuales son operarios pero al mismo tiempo víctimas. Probablemente, estos últimos sean onvrez de fe que suscriben las características anteriormente prescritas, pero: ¿por qué los onvrez de fe se resisten a perder o favorecer la pérdida del poder sobre la capacidad reproductiva de las mujeres o los cuerpos con útero?

Ciertamente, y esto ha sido formalmente estudiado e investigado por las investigadoras feministas[1], el Onvre ha construido históricamente en el útero un sistema biopolítico y eugenésico para la reproducción de la simiente y el derecho del Padre sobre su descendencia; y esto último no se agota en temas de paternidad o corresponsabilidad paterna, sino, más bien, atraviesa el patrimonio y el poder en las comunidades humanas, principalmente aquellas confesas y clericales. Paralelamente, sobre estas estructuras, también, ha arreglado un conjunto de códigos morales para asegurar que las costumbres también recaigan sobre el útero de las mujeres y los cuerpos matriciales; de manera que, toda mujer o persona gestante que quiera ejercer poder en su propio cuerpo para decidir sobre su vida sea atrapada en un acto contra la moral, las buenas costumbres y, ciertamente, contra el Estado y la familia. Para el Onvre, el derecho del esperma se antepone ante la valoración de la vida de las mujeres y quienes tengan matriz, no es casualidad que un feto, signo victorioso de la fecundación del esperma sobre ese territorio político que es el óvulo, sea tan importante para los grupos pro-aborto clandestino, potencialmente pro-femicidas y fascistas.

En este marco, los Onvrez han hecho de una psicosis política, actual e históricamente, una política y discusión de Estado. Desean, obsesivamente, que entendamos esa psicosis como una neurosis por el bienestar anímico de la ciudadanía (que en realidad es el bienestar patrimonial de los Hombres); se devanan los sesos pensando cómo comunicar evasivamente esa finalidad de sus palabras y acciones: inventan artificios discursivos, partidos políticos, canciones, oraciones, datos estadísticos, marchas, películas, muñecos, performances, publicaciones en redes sociales, anuncios, y hasta son capaces de representar una intermediación divina, gradualmente heredera del absolutismo monárquico, de los intereses de ese Dios tan lejano y egoísta que hasta ellos mismos burlan. Ciertamente, los onvrez son peligrosos, pero al mismo tiempo son muy evidentes en sus construcciones imaginarias; su único interés es asegurarse poder político y económico, de la forma más efectiva e incandescente: manipulando la fe de las personas.

En ellos, la psicosis de la realidad y su apalabramiento está motivada en estructuras institucionales y mentales que permean y movilizan a muchas personas. Los onvrez de fe son potenciales promotores de máximas coloniales; no es casualidad que quienes sean pro-aborto clandestino también tengan una agenda muy delimitada en cuanto a las discusiones étnicas o en relación con la realidad etnodemográfica de las tasas de natalidad y adopción en Costa Rica. No es el interés de los onvrez el bienestar superior de la niñez ni su cuidado, es en cambio la extensión de sus paradojas institucionales y de la concepción del Estado como un Padre que cobija a quien lo merezca por obediencia y alineación. El Estado hermanado, ciertamente, de los intereses corporativos y transnacionales: ahora, ya no importa el desempleo o el hambre, la realización de las personas y su futuro, lo que interesa es estratificar bien a las personas, darles un valor y estatus según su procedencia y nivel de adherencia a sus lugares en la pirámide social. El Estado de los Onvrez es un enigma que solo se fragua con la globalización, la transnacionalización y la adueñación de la vida y el cuerpo de las personas, pero también de la dominación de sus creencias y sus espiritualidades.

En fin, los onvrez de fe seguirán consolidando redes de estrategia, formación y producción política. Asegurarán bases que resuenen y repitan memorísticamente ideologías psicóticas con dosis de neurosis política para evidenciar una preocupación que nunca ha sido auténtica ni real: el bienestar social. La única y siempre presente majadería es la manutención del poder sobre el cuerpo de las mujeres, los cuerpos con úteros, y de toda aquella persona que represente una afrenta contra el fundamentalismo neopentecostal, pero también cristiano. Todos los onvrez son antiderechos, pero no todos los antiderechos son onvrez: también hay mujeres y hombres que desde sus disidencias no aportan a los debates feministas ni tampoco favorecen atmósferas de movilización.

Para aquellos hombres que quieran renunciar y desligarse de estas prácticas, o personas con significantes masculinos, a continuación, una posible orientación para navegar estos tiempos venideros:

  • Investigue de teoría feminista de calidad, es decir, toda aquella que se desprenda de las vivencias de quienes producen desde ese lugar. Lea, pero también escuche y tome nota.
  • Infórmese sobre colectivas que tengan por consigna los derechos de las mujeres. Informarse pasa por un proceso de concientización, no es algo aislado, debe encontrar motivación para empatizar y entender. Por ejemplo, puede leer contenido de Aborto Legal Costa Rica (@abortolegalcostarica) en Facebook, y firmar la iniciativa popular para que sea proyecto de ley en la Asamblea Legislativa.
  • Concientice a sus redes más próximas, de iguales, sobre la importancia de priorizar políticamente el derecho a decidir.
  • No emita comentarios o críticas que desplacen o deslegitimen la vivencia de quienes tienen útero ni sus luchas, por más informado o consciente que sea usted de la situación, desde su lugar de privilegio.
  • Comprenda que el aborto es un tema que pasa por el cuerpo de las mujeres y de quienes tengan útero; si usted no tiene útero, por tanto, no tiene autoridad para establecer el hacer, el pensar, el saber o el vivir de quienes sí lo tienen; dicho esto, su tarea es respaldar en calidad ciudadana una lucha civil por un derecho humano.
  • ¡Renuncie a sus privilegios!

Bien podríamos decir, en tono beauvoriano: “No se nace onvre, se deviene”, y, de tal forma, se debe evitar. Una amiga transfeminista, segura de su pensamiento, al mostrarle este escrito me dijo que, a pesar de que el uso de la categoría onvre le da un giro a la forma en la que los hombres han desplazado, nombrado y desnombrado a las feministas y sus luchas desde la mismidad, es importante no utilizarla en sustitución de la categoría de hombre, pues su consecuencia sería naturalizar esencialmente un destino biológico y político que, de por sí, en la actualidad, está cada vez más en crisis por las demandas y las exigencias que los sectores feministas hacen al contingente de hombres. En todo caso, la pregunta siempre es la misma: ¿cómo construir una forma de ser y vivir con cuerpo sexuado masculino que renuncie a los privilegios históricos de su constitución cultural y jurídica?

[1] Léase fundamentalmente a Gayle Rubin, Gerda Lerner, Mithu Sanyal, Kate Millet, Rita Segato, entre otras.  

Imagen: https://malvestida.com/2020/08/onvre-significado-que-es/

Violencia fundamentalista

No matarás» (Ex 20,23; Dt 5,17). Esta es la primera referencia bíblica que hace eco cuando leemos sobre la masacre de una mujer embarazada y seis menores de edad en Altos de Terrón, comunidad del territorio Ngäbe Buglé en Panamá, víctimas de una secta cristiana llamada “La Nueva Luz de Dios”.

¿Es verdaderamente “nueva” esa luz de dios? Pues lamentablemente no. Desde el siglo XVI los valores de la cristiandad han avalado procesos de conquista y saqueo de los pueblos originarios y lo siguen haciendo en la actualidad, con resultados como la desgarradora situación que hoy duele en toda Centroamérica.

La subjetividad que ha sustentado los procesos de dominación y despojo ha catalogado las prácticas religiosas ancestrales como “satanismo e idolatría”, resultando en una divinización de la cultura eurocéntrica, cuyo sello distintivo -desde hace siglos- ha sido la muerte.

Desde el DEI nos unimos en solidaridad al dolor de la comunidad de Altos de Terrón y reiteramos nuestro compromiso histórico con los pueblos originarios de Abya Yala y su autonomía.

Hacemos un llamado a todas las iglesias y comunidades de fe cristianas para que seamos críticos con nuestras prácticas litúrgicas y enseñanzas teológicas, puesto que en ellas podemos estar perpetuando practicas coloniales de muerte y despojo, contrarias a la Buena Nueva de Jesús de Nazaret y su compromiso explícito:

“Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. Bienaventurados los que tiene hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados” (Mt 5,5-6).

 

Compartido por Departamento Ecuménico de Investigaciones, DEI.

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Acciones transformadoras frente al fundamentalismo

Compartimos otro fragmento del panel «Justicia de género frente al fundamentalismo religioso«, realizado en la Asamblea Legislativa de Costa Rica (2017).

«Las mujeres que pertenecían a iglesias pentecostales reportaron niveles mayores de violencia que el promedio nacional de las mujeres (…) Las sociedades más democráticas, más inclusivas, más igualitarias, son menos dadas a aceptar el discurso y la narrativa de los fundamentalismos religiosos. Es en las sociedades más desiguales, en las sociedades donde más se vive violencia, donde estos discursos calan con más fuerza».

«Plantear un Estado laico no es suficiente (…) Evidentemente la propuesta debería ser restablecer la laicidad en el espacio público; mucho más complejo que pasar una reforma».

 

Enviado por Departamento Ecuménico de Investigaciones, DEI.

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Diálogos críticos con la ciudadanía: ¿Ideología de género o teoría de género? Las tergiversaciones del fundamentalismo religioso

El Centro de Investigación en Cultura y Desarrollo de la UNED, le invita este martes 26 de junio a las 2 p.m. a los Diálogos Críticos con la Ciudadanía donde se tratará el tema: “¿Ideología de género o teoría de género? Las tergiversaciones del fundamentalismo religioso”.

Se contará con la participación de la M. Sc. Rocío Chaves Jiménez, directora del Instituto de Estudios de Género de la UNED y la M.Sc. Patricia Oliva Barboza, investigadora del CICDE-UNED. Conducción a cargo de Dr. Luis Paulino Vargas Solís, director del CICDE-UNED.

 

Dialogos criticos con la ciudadania Ideologia de genero o teoria de genero

 

Enviado por Luis Paulino Vargas Solís.

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Qué refleja el resultado electoral en Costa Rica

Jorge Coronado Marroquín (*)

La segunda ronda electoral celebrada el pasado 1 abril 2018 en Costa Rica, deja diversas lecturas, una es que el partido político hegemónico de nuestra segunda república del siglo XX (el que una vez fue socialdemócrata, el Partido Liberación Nacional) sufre un desquebrajamiento estructural al tener dos derrotas consecutivas 2014/2018 en ambos casos con las más bajas votaciones de su historia; su dirigencia demostró su desfase y desconexión total con la realidad, cuando en forma oportunista para esta segunda ronda salieron a respaldar al fundamentalismo religioso, basados en dudosas encuestas.

Sirvió también esta elección para que los grupos económicos y políticos históricamente dominantes, “salieran del clóset”, y mostraran abiertamente por primera vez su talante misógino, homofóbico, racista y excluyente, que por décadas no lo quisieron evidenciar, motivados por el discurso teocrático religioso del partido restauración nacional.

Se demostró también que años de avances sostenidos en alcanzar mayores niveles de igualdad de derechos humanos y de tolerancia a la diversidad, efectivamente han calado en el imaginario del conjunto de la sociedad, principalmente en las generaciones jóvenes, ello explica la altísima votación de esta segunda ronda, que incluso provocó que bajara el abstencionismo con respecto a la primera ronda. La prueba es que el hoy presidente aumenta en un 300% su votación, con respecto a los resultados obtenidos en la primera ronda, mientras que el candidato perdedor aumenta solamente un 60%. Es decir, la gente salió a votar masivamente por la igualdad y la tolerancia.

Pero, siempre hay un, pero, las regiones más pobres, las más excluidas, que son las zonas costeras/rurales no sólo fueron en donde hubo los mayores niveles de abstencionismo en ambas rondas, sino que además fueron las regiones en las que el fundamentalismo religioso ganó, y ello es resultado, del abandono de la acción estatal, de la lógica neoliberal de exclusión de polos de desarrollo y del crecimiento exponencial de las iglesias pentecostales que han construido tejido social.

Esta elección también mostró el desquebrajamiento de la estructura de clases sociales en el país en materia de concepciones y valores, los sectores medios urbanos del centro del país lograron imponer su visión más tolerante, los sectores urbanos y rurales más empobrecidos del centro y la periferia, demuestran que han sido ganados en la cultura de la intolerancia por parte del fundamentalismo pentecostal, esto último muy semejante al resto de América Latina.

La segunda ronda electoral no tuvo como eje movilizador la búsqueda de la igualdad económica, la lucha por la redistribución de la riqueza, la lucha contra la pobreza, contra el alto costo de la vida o por mejores empleos como es lo usual en una campaña electoral, como ya se ha planteado el eje central fue el tema de la igualdad en derechos humanos y contra el fundamentalismo religioso, ello permitió que alrededor del PAC para esta segunda ronda se nucleara un abanico multiforme de fuerzas políticas y sociales, el movimiento de mujeres, de jóvenes, los sindicatos a pesar de las reservas, parte de la izquierda política y también una parte de la derecha tradicional.

En síntesis, podríamos colocar como conclusiones de este proceso electoral, que se rompe ya en forma casi definitiva el sistema tradicional del bipartidismo político, ante ese escenario los sectores conservadores neoliberales migran y tratan de recomponer en las nuevas estructuras partidarias; los sectores religiosos fundamentalistas ganan espacio político y se convierten en actor fundamental en la Asamblea Legislativa con la segunda bancada mayoritaria, en general hay un giro a la derecha en el escenario político costarricense. En términos positivos, únicamente se ha logrado detener que la teocracia pentecostal asumiera la presidencia del país.

Como desafío, todo indica que se está fraguando una nueva alianza neoconservadora en materia económica, en afectación de derechos laborales, en política internacional, en materia fiscal, en materia de atracción de inversiones, lamentablemente en la reconfiguración de dicha alianza está jugando el gobierno recién electo, conjuntando al neoliberalismo tradicional y al fundamentalismo religioso que en materia económica es radicalmente neoliberal.

Se visualiza que el escenario de la confrontación, de movilización y de lucha de calles, por parte del movimiento social organizado y de los sectores perdedores del modelo, sea el escenario más seguro, es la constatación que la lucha por la igualdad de derechos humanos es fundamental, pero no es suficiente, hay que incorporar la lucha por la justicia social, la inclusión económica, la lucha contra la pobreza, revertir la desigualdad y redistribuir la riqueza. En ese escenario, ya no tenemos la misma homogeneidad que se tuvo el pasado 01 de abril, y, por tanto, regresa el escenario de la lucha de ganadores contra perdedores del modelo económico neoliberal.

(*) Red Latinoamericana sobre Deuda, Desarrollo y Derechos (LATINDADD), Comisión Nacional de Enlace (CNE)

 

 

*Imagen con fines ilustrativos tomada de conozcasucanton.com

Enviado por el autor.

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