Cuba puede y debe conservar el socialismo. Debe renunciar al fundamentalismo

Miguel Sobrado compartió con SURCOS la siguiente entrevista realizada en 1991 y que a su juicio mantiene actualidad. Se publica tal como se recibe.

Entrevista realizada por el periodista Franklin Herrera a Miguel Sobrado para el semanario ¨Esta Semana¨ en la edición del 20 al 26 de agosto de 1991

Entrevista con el sociólogo Miguel sobrado, catedrático de la Universidad Nacional y presidente del Instituto Costarricense de Estudios Sociales, quien además de la actividad académica, tuvo una activa participación política desde la izquierda. En 1959, con 17 años al calor del triunfo de la revolución cubana, se incorporó a la guerrilla anti somocista que comandaban Indalecio Pastora y Leonel cabezas en la frontera sur de Nicaragua.

Fue miembro del partido Vanguardia Popular hasta 1983, cuando fue expulsado junto con otros miembros del comité central que apoyaron a Manuel Mora Valverde. Secretario de las áreas Ideológica e Internacional del Partido del Pueblo Costarricense hasta su disolución De hecho en 1990.

Usted y Jorge Vargas Cullell publicaron un artículo en el libro ¿sobrevivirá el marxismo? donde sostienen que hay elementos de esa teoría que se mantienen y en la práctica de las Ciencias Sociales; al mismo tiempo se ha retirado de la militancia partidista. ¿No son incongruentes ambas posiciones?

Recalcamos la importancia de no confundir la ciencia social con la visión del mundo o con la tecnología de poder. Una cosa es rescatar los valores científicos del marxismo que se ha incorporado a la sociología mundial -como la teoría del conflicto- y otra es apegarse a una visión del mundo maniquea o a una tecnología de poder y organización social agotadas.

No obstante en la última campaña electoral usted impulsó la formación de la coalición pueblo Unido…

Pensé que podría ser una buena ocasión para iniciar la renovación de los partidos de izquierda.

Pero eso no sucedió…

La inercia mental y la desmoralización pesaron sobre los acuerdos programáticos, alcanzados, más por el aturdimiento de Vanguardia Popular por los logros de la política de paz en Centroamérica, que por convicción. La creatividad quedó fuera de la campaña

¿Se retiró de la vida política?

A pesar de las iniciativas del Dr. Gutiérrez, me retiré de una coalición, estancada por el peso de los comunistas más tradicionales. No de la política ni del ideal socialista de justicia. Estamos ante el surgimiento de muchos retos para la vida, la justicia y la inteligencia.  Surgen nuevas corrientes que hay que impulsar para que converjan y se transformen en una nueva fuerza política.

¿La podrían nuclear los sindicatos y las organizaciones populares?

En el corto plazo, por los vacíos de la transición, todo es posible, pero no parece probable que haya capacidad, sobre todo en el movimiento sindical.

¿Por qué?

En ese movimiento no hay capacidad política, orgánica ni técnica. Prevalecen las rivalidades personales. Además de los síntomas de descomposición y corrupción que se evidenciaron cuando, en plena crisis centroamericana, permitieron el desmantelamiento de los sindicatos bananeros.

¿Podría ser explícito?

Reagan quería involucrar a Costa Rica en la guerra con Nicaragua.

Los sindicatos bananeros eran un obstáculo, porque él pensaba desplazar sus tropas ¨para ayudar a Costa Rica¨. Necesitaba que no hubiera acciones en su contra ni en la carretera Panamericana sur ni en la región atlántica norte. Con políticas fundamentalistas, se destrozan los sindicatos del sur, con una mezcla de errores, ineptitud y corrupción, se deja languidecer ser a los sindicatos del Atlántico ante el atropello patronal-solidarista.

Cuando se organiza la defensa, el CPT no moviliza fuerzas ni aporta, fuera del nombre, recursos.

¿Y en mediano plazo?

El sindicalismo clasista surgió como respuesta a las pésimas condiciones de vida y de trabajo. La huelga de 1934, por ejemplo, se realizó para obtener medicinas. El solidarismo nace cuando hay mejores condiciones, logradas por los sindicatos y por el incremento de la producción. Se basa, por ello, en el consenso y fue apoyado por los patrones para enfrentar al sindicalismo, que ha puesto énfasis en el conflicto. Pero en el mundo actual conflicto y consenso no son excluyentes. De hecho, algunos sindicatos y asociaciones solidaritas han empezado a integrar ambos aspectos. Son los intereses comunes y no los principios abstractos la base para resolver los conflictos y alcanzar el consenso. De estas organizaciones nacerá otro tipo de ente, para responder a las necesidades de sus afiliados y de la sociedad.

Usted defendió la revolución cubana fue miembro de la sociedad de amigos de esa revolución ¿Qué opina hoy del régimen cubano?

Hay que distinguir en esa revolución dos componentes: el nacional, latinoamericanista y el sistema económico de planificación central con ordenamiento administrativo. La revolución surge cuando América Latina está plagada de dictadores estimulados por las agencias de seguridad norteamericanas. Fidel lucha junto con Figueres y otras fuerzas, por eliminar esas satrapías y por mejores condiciones de intercambio comercial con las naciones desarrolladas. La revolución fue un triunfo de esa lucha.

Pero Cuba terminó en una dictadura…

El carácter nacional y latinoamericanista fue un acontecimiento refrescante para nuestros países, acostumbrados a las intervenciones militares norteamericanas y golpes de estado. La política de EE.UU. hacia Cuba, aun cuando ese país no se había declarado marxista, fue de intolerancia. El bloqueo económico es una manifestación de esa prepotencia. Hoy, cuando cubano goza de las simpatías soviéticas, el bloqueo se mantiene como expresión de dominio.

¿A qué atribuye esa actitud?

Es un artículo a raíz de la guerra del Golfo, el profesor norteamericano Noam Chomsky citó las normas de la política norteamericana en sus confrontaciones con países pequeños. Una de las líneas es provocar la derrota más contundente posible del enemigo, para actuar preventivamente, desalentando a otros disidentes. Mantienen el bloqueo -a pesar de que internamente consolida a la revolución- para ¨mantener a América Latina en su lugar¨.

¿Qué opina del componente económico?

Cuba desarrolló un sistema similar al soviético, con planificación central y ordenamiento administrativo, que no ha sido monopolio comunista: lo utilizaron Alemania nazi y, durante la Segunda Guerra, Inglaterra y EE.UU. Ese sistema permitió, en las condiciones de la época, logros económicos, militares y sociales. Cuba alcanzó metas en salud y educación que no han podido equiparar otros países latinoamericanos. Pero ese ordenamiento tiene límites históricos y se convierte en obstáculo para el desarrollo. Cuba sufre rigidez de ese sistema, lo que se manifiesta en baja productividad del trabajo y en escasez de productos, no solo atribuible al bloqueo.

Pero el Gobierno cubano está dispuesto a mantener ese sistema.

Así parece. Es un problema de los fundamentalismos: confunden los medios con los fines e impiden que estos últimos se alcancen. Basados en un moralismo y en un voluntarismo sin fundamento, destrozan las iniciativas y los estímulos al trabajo y minan los logros sociales y políticos. Molestos porque algunos campesinos hicieron alarde de riqueza cuando existían los mercados libres, los cerraron, aunque afectarán el abastecimiento. Pretendiendo mantener el entusiasmo inicial por la revolución, promueven los estímulos Morales y dejan de lado los materiales. El resultado es que, así el estado simula pagar, la gente simula trabajar. Es decir, se impide que se produzca, deformando la disciplina laboral, menoscabando la autoimagen del trabajador y la sociedad.

¿Piensa que Cuba debería hacer cambios como los de Europa del este?

En esos países hay procesos diferentes y también fundamentalismos. Como antes se guiaban por los manuales de economía del socialismo, hoy se guían por los textos de los Chicago-Boys. Alguien decía que están pasando del socialismo real al capitalismo utópico.

¿Entonces cuáles son los cambios indispensables?

Socializar no es estatizar. Para atender la Seguridad Social y preservar el planeta para las generaciones del futuro, debe haber producción y riqueza. La empresa estatal no está siempre en condiciones de generar esa riqueza. La tecnología limita el tamaño de las empresas y demanda formas de gestión que no alcanzan con los reglamentos ministeriales. La discusión empresa estatal vs privada permanece al pasado. Hay empresas estatales muy eficientes, como el ICE; pero cuando son corruptas y cada funcionario es ¨dueño¨ de un pedazo, son públicas solo formalmente. Cuando operan así, el servicio es pésimo y los ciudadanos sufren el maltrato y la estafa de sus impuestos. Las empresas privadas monopólicas son también ineficientes y abusan del consumidor. Lo sabemos quiénes sufrimos los malos servicios eléctricos y de teléfonos, antes de que se creara el ICE. Una condición para la eficiencia es permitir monopolios públicos en áreas calificadas y con mecanismos de control social eficientes.

¿Se puede derivar de eso que aboga por la economía del mercado?

El mercado no es una institución sagrada con patente de corso sobre la sociedad y el ambiente, pero es un mecanismo eficiente para la organización de la economía. Sirve de contrapeso a las fallas del Estado o de la sociedad civil. Eso no significa que el Estado debe desaparecer o renunciar a la orientación de la economía, pues sirve de contrapeso frente a las fallas del mercado. En la experiencia de los países asiáticos desarrollados destaca el papel del Estado, orientado la apertura selectiva hacia el mercado externo, estimulando la inversión interna, no la venta de la riqueza nacional a los extranjeros. En EE.UU., por razones ecológicas, se restringe el acceso al mercado atunero de países que afectan los delfines. El mercado no tolera camisas de fuerza burocráticas, pero puede ser ubicado en parámetros sociales y ecológicos deseables.

¿Cómo ve usted el futuro de Cuba?

Con mucha preocupación. Cuba no debe transformarse en un Sagunto latinoamericano. No solo porque los segundos no están de moda, sino porque un pueblo que ha contribuido a fortalecer la soberanía latinoamericana y que, en el campo de la salud y la educación, es un ejemplo para el continente, no se lo merece. Cuba puede y debe conservar y desarrollar el socialismo basándose no en actos de fe, sino en realidades, en el consenso de su pueblo. Pero dentro de las condiciones de bloqueo, si empiezan por una amplia democratización que permita que se expresen sus ciudadanos y el poder del dólar, el régimen podría ser fácilmente desestabilizado.

Es decir, tanto EE.UU. como Cuba cometen errores que favorecen a la parte contraria.

Si. EE.UU. con el bloqueo provoca cohesión interna en la isla y cierto apoyo y simpatía desde Latinoamérica. Aunque no sea deseable, en el exterior es comprensible que en esas condiciones Cuba mantenga un Gobierno con participación restringida. Por otra parte, el fundamentalismo casi religioso de la dirigencia aísla al país y somete a la población a un sufrimiento innecesario de consecuencias impredecibles. ¿cómo se les ocurre prohibir los mercados campesinos si la población requiere alimentos? Eso es increíble en dirigentes que han demostrado imaginación y creatividad: pareciera la crónica de un suicidio anunciado. Ojalá no ocurra en Latinoamérica con Cuba lo que les pasó a los palestinos con Sadam Husein cuando habló de dar ¨la madre de todas las batallas¨. Su voluntarismo colocó a EE.UU. en la cumbre del poder militar y dejó a los árabes aturdidos y debilitados.