Reflexionamos sobre la situación que atraviesa el Río Zapote en Upala ante la actividad de las represas hidroeléctricas ¿Qué implicaciones tiene en la vida comunitaria? ¿Qué impactos ambientales representa?
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Luis Andrés Sanabria Zaniboni Observatorio de Bienes Comunes: Agua y Tierra
De agua somos. Del agua brotó la vida. Los ríos son la sangre que nutre la tierra, y están hechas de agua las células que nos piensan, las lágrimas que nos lloran y la memoria que nos recuerda. Eduardo Galeano
El agua que viaja por nuestros ríos llega a representar menos del 1% del agua total de nuestro planeta, sin embargo, alberga el 10% de todas las especies conocidas. Con este punto de partida queremos invitarles a repensar la importancia que tienen nuestros ríos no solamente como su valor económico, sino también como sustento de la vida en nuestros territorios. ¿Qué tensiones atraviesan estos territorios anfibios?
Partamos de un lugar común, los ríos son hogar y responsables del sostenimiento de una gran parte de la biodiversidad de nuestro planeta (bacterias, hongos, vegetales, especies vertebradas e invertebradas), y es la fuente de agua dulce y alimentos para un sinnúmero de comunidades.
Sin embargo, durante el último siglo hemos asistido a un cambio apresurado que agota la vida del agua, podemos percibirla a través de la pérdida acelerada de la biodiversidad de nuestra naturaleza, pero también en situaciones más cotidianas como podría ser la cantidad, calidad y tiempo de los suministros de agua, la estacionalidad e intensidad de las lluvias, las temperaturas más altas o los cambios en la recarga de las aguas subterráneas, entre otros.
Todas estas situaciones podrían resumirse “ingenuamente” al cambio climático, pero no podemos perder de vista que están siendo provocados por las actividades humanas.
Estas actividades caracterizadas por su intensidad y extensión amenazan diariamente nuestros ríos, podemos desarrollar una breve lista que nos puede parecer muy familiar: la deforestación, la minería no metálica (arena y piedra), la sobreexplotación de pesca, el desvío del cauce para riego de la agroindustria, la contaminación por aguas residuales (origen industrial, agroindustria, comercial, doméstico) o los trastornos que significan las hidroeléctricas. Todas estas actividades alteran la vida de los ríos y de las comunidades que comparten su destino.
Esta crisis que atraviesa nuestros ríos tiene múltiples afectaciones muy visibles tales como la muerte de especies, la disminución del caudal, el corte y estancamiento de las aguas que perjudican e impiden los procesos naturales dependientes de la fluidez del río (por ejemplo, la reproducción o migración de especies). Todo esto tiene como consecuencia la muerte del río y el desplazamiento de las comunidades al volver inviable cualquier proyecto de vida.
Esto evidencia como las presiones de las actividades económicas lideradas por las grandes industrias han llevado a importantes esquemas de sobreexplotación, un indicador lo podemos tener en el incremento de las concesiones que evidencia la intensidad del cercamiento que enfrentan nuestros ríos. Los discursos de reactivación económica o de la transición energética verde, ocultan las graves consecuencias sobre las afectaciones que erosionan la vida del río y su entorno. A esto debemos sumar que estás mismas actividades no sólo explotan el “recurso”, sino también son las principales responsables de su contaminación.
Un ejemplo trágico de lo anterior, son los ríos que atraviesan nuestras ciudades, conforme se expande el desigual desarrollo urbano es más evidente su escenario de agotamiento y contaminación. Representan el testimonio más claro cuando se ha priorizado “el beneficio” de unos cuantos sobre el sustento de la vida.
Todo esto que les hemos expuesto responde a un modelo político-económico que está llevando a los límites la capacidad de reproducción de la vida, según el informe Cambio Climático y Agua (2019) del Fondo Mundial para la Naturaleza el escenario es alarmante, ya que nos señala que solamente un tercio de los grandes ríos del planeta fluye libremente (no tienen presas ni han sido alterados por actividades humanas), pero también desde el siglo pasado han disminuido los humedades en un 70%. Esta tendencia no parece cambiar, la voracidad de unos pocos nos lleva a asistir al agotamiento de los últimos espacios naturales donde se reproduce nuestra vida.
Las hidroeléctricas no son sostenibles, tampoco son fuentes limpias, verdes o renovables de energía.
Las emisiones de gases de efecto invernadero de las presas son históricamente subestimadas. Las presas son una gran fuente de metano, un gas 86% más potente que el gas carbónico.
Las hidrelétricas son igualmente dañinas para los derechos humanos. Hasta el año 2000, más de 80 millones de personas habían sido desplazadas y más de 420 millones de personas tuvieron sus vidas impactadas por las presas.
Mientras soñamos el futuro que queremos y necesitamos, no olvidemos que los ríos libres son imprescindibles para luchar contra el cambio climático y para el desarrollo sostenible. No hay tiempo para apostar en soluciones falsas como las hidroeléctricas.
En el canal de Youtube de Internationalrivers se encuentra disponible un video con información del tema, el cual compartimos:
Se invita a la Peña Cultural “El Río de los Pueblos”, este próximo viernes 1ero de octubre de 10:00 a.m. a 2:30 p.m. en la Plaza de la Democracia, en San José.
Esta actividad se realiza en el marco de la Movida Global de los Ríos y los Pueblos, un esfuerzo global por visibilizar los impactos negativos de las represas hidroeléctricas en los ríos y las comunidades cercanas a este tipo de proyectos. Esto a propósito del pasado Congreso Mundial de Energía Hidroeléctrica que se realizó con sede en Costa Rica y de la “Declaración de San José”, documento generado en ese congreso que minimiza las afectaciones de este tipo de generación eléctrica sobre los territorios.
Acompañe a defender los ríos con arte y alegría! También a informarse de los proyectos de ley N°21.606 y N°22.601, que de aprobarse promoverían la construcción de más hidroeléctricas privadas en nuestros ríos.
En el marco de la Movida Global por los Ríos y los Pueblos en colaboración con el proyecto Geografía y Diálogo de Saberes, el pasado martes 14 de septiembre, se llevó a cabo el conversatorio: “Análisis de la conflictividad socioambiental en territorio rurales de Costa Rica”, del Programa Kioscos Socioambientales de la Universidad de Costa Rica.
Movimiento social convoca a defender los ríos de todo el planeta
Hidroeléctricas son energía sucia que aumenta la crisis climática
Para las comunidades de todo el planeta que dependen de los ríos para obtener alimentos, ingresos, agua potable, recreación, turismo y valores culturales, es totalmente falso que las hidroeléctricas sólo aporten bienestar y progreso, como dicen los gobiernos y las empresas. Por el contrario, los pueblos soportan la destrucción de los ríos con los que conviven y muchas veces son desplazados a la fuerza. Inclusive, la industria hidroeléctrica provoca amenazas, intimidación, ataques y asesinatos, como el de Berta Cáceres, el 2 de marzo de 2016 en Honduras, y en muchos más países de Asia, África y América Latina.
“El multimillonario negocio de la energía hidroeléctrica se ejecuta con inversión pública y privada nacional y externa, tráfico de influencias, leyes en favor de empresas privadas nacionales y transnacionales, y genera muchas variantes de corrupción, que se suman a la destrucción de los ecosistemas; y sin embargo, gobiernos y empresas de todo el mundo, las promueven como energía limpia, verde y sostenible”, explicaron Osvaldo Durán-Castro de la Federación ecologista de Costa Rica/FECON y Monti Aguirre de International Rivers, de California, Estados Unidos.
Las “bondades” de esa industria serán repetidas en el Congreso Mundial de Energía Hidroeléctrica, que la Asociación Internacional de Energía Hidroeléctrica (IHA) realizará en Costa Rica, del 7 al 24 de septiembre de 2021, con el apoyo del Gobierno, el Ministerio de Ambiente/MINAE y el Instituto Costarricense de Electricidad/ICE. “En respuesta a ese evento corporativo, movimientos socioambientales y ecologistas de todos los continentes, realizaremos la “MOVIDA GLOBAL POR LOS RÍOS Y LOS PUEBLOS”, para debatir y desmentir técnicamente, y desde las comunidades, los supuestos beneficios de las hidroeléctricas”, señalaron Durán-Castro y Aguirre.
Para organizaciones de América Latina, Estados Unidos y Europa que convocan a la MOVIDA GLOBAL, “la visión empresarial y lucrativa de las hidroeléctricas oculta otros problemas relacionados con las emisiones de carbono y el agravamiento del cambio climático, el hostigamiento e invasión de territorios indígenas, la ineficiencia y escala de las hidroeléctricas existentes, la pérdida del control nacional y social-comunitario del agua y las fuentes energéticas, y las disputas internacionales, como la que se está dando entre Egipto, Sudán y su vecina Etiopía, por la construcción de la “Gran Represa del Renacimiento”, que amenaza el flujo del río Nilo y a millones de personas”, apuntó el sociólogo Osvaldo Durán-Castro.
“Frente al Gobierno y el empresariado, podemos demostrar que Costa Rica no es un ejemplo exitoso de energía limpia y sostenible, como se repite en el borrador de la Declaración de San José del Congreso de hidroeléctricas”, dijo Mariana Porras-Rozas, de FECON/Amigos de la Tierra Costa Rica. “Con base en una amplísima documentación técnica proveniente de todo el planeta y en la Declaración Ríos Saludables para una Recuperación Justa y Verde” , estamos promoviendo una moratoria global de nuevas hidroeléctricas, el aumento de la inversión en energías renovables, una nueva matriz eléctrica y energética verdaderamente sustentable, un sistema de generación y distribución democrático, la salvaguarda de áreas vulnerables y el reconocimiento jurídico de los derechos de los ríos”, puntualizó Porras-Rozas.
La “MOVIDA GLOBAL POR LOS RÍOS Y LOS PUEBLOS”, “MOBILIZAÇÃO GLOBAL PELOS RIOS E PELOS POVOS” o “GLOBAL MOVEMENT FOR RIVERS AND PEOPLE”, como se titula el llamado en distintos continentes, incluye acciones antes y después del Congreso, como manifestaciones, debates, “Pronunciamientos nacionales” y una “Declaración global por los derechos de los ríos y de los pueblos”, como alternativa a la declaración del foro empresarial y gubernamental. Todas las acciones se coordinan desde Costa Rica y otros países de América y Europa.
Para más información con: Osvaldo Durán Castro, 00 506 8380 0955 osvaldodc@gmail.com Mariana Porras Rozas, 00 506 8302 2360 mariana@coecoceiba.org
Organizaciones sociales compartieron en redes digitales la información de que el Concejo Municipal de Upala, “por unanimidad, con dispensa del trámite de comisión, acuerda en definitiva y en firme, realiza agenda al acuerdo tomado en el acta N° 225-2020, capítulo V, artículo 1, el cual textualmente acuerda lo siguiente: El Concejo Municipal por unanimidad, con dispensa del trámite de comisión, acuerda en definitiva y en firme, dar por aprobada la siguiente moción, y a su vez, que se publique el Diario Oficial La Gaceta.
Moción, Considerando: con base en el artículo 44 y 45 del Código Municipal, y considerando que el próximo 09 de marzo del 2020, se vence la moratoria sobre la construcción de hidroeléctricas en nuestro cantón de Upala, ratificamos las razones por las que se tomó dicho acuerdo de moratoria.
Por lo tanto: con el respaldo de distintos representantes de sectores de la sociedad, para que se prorrogue por 5 (cinco) años más a partir de su vencimiento.
Por lo que, se agrega lo siguiente al acuerdo: La Moratoria aprobada fue el 13 de marzo de 2015, en sesión número N° 06-2015, Capítulo V, artículo 1 y publicada en La Gaceta N° 47 del 09 de marzo del 2015, mediante solicitud N° 27926 – (IN2015011850).
En la “Conferencia sobre cambio climático (COP25)” recientemente celebrada se anunció que, en nuestro país, en el año 2021, se realizará el “Congreso Internacional de Hidroelectricidad”, con el lema “Energías renovables trabajando juntas en un mundo interconectado”, auspiciado por el Gobierno de Costa Rica. La escogencia de Costa Rica por parte de la COP25, o la oferta que no sabemos si fue del mismo Gobierno, responde a la visión “ambiental” y falaz de que las represas son energía “limpia, verde y sostenible”.
El problema energético y la generación de electricidad, en cualquiera de sus formas, responden a la visión de sociedad que defendamos y por tanto no están aislados o fuera de contexto. Cuando por ejemplo la burocracia técnica de la Comisión económica para América Latina, CEPAL, dice que “la región podría crear un gran sistema interconectado, pero para eso habría que modificar o ampliar las infraestructuras. Ahí está la gran oportunidad para invertir” y exalta que “Gigavatios, más gigavatios es lo que se necesita en América Latina”, (https://elpais.com/economia/2015/04/24/actualidad/1429894886_485908.html), es claro que alienta un modelo económico expansivo que requiere hacer uso intensivo de los ecosistemas, lo cual está asociado a toda la maquinaria financiera y política para promoverlo. Eso es imposible sin la competencia de los gobiernos y ninguno de ellos diría que construye represas o cualquier otro tipo de infraestructura energética, fuera de estándares “ambientales”. Todo queda ajustado y legalmente justificado, incluidos, claro está, los estudios de impacto ambiental. Pero los impactos de las represas en todo el planeta han sido letales por la destrucción social y ecológica provocada.
Podemos coincidir en que la agenda ambiental/climática es muy compleja, pero esa complejidad depende de qué definamos como problemas “ambientales” y cómo los atendamos. En realidad, lo que padecemos son las consecuencias del modelo de crecimiento económico ilimitado con aumento cada vez más grosero de la inequidad social. Esos no son problemas del “ambiente”; son los resultados provocados por la visión errada y las prácticas gubernamentales y empresariales en la mayoría de los países, que nos están llevando al abismo.
En general, ningún programa de “compensación de emisiones”, “energías limpias”, “carbono neutralidad”, etc, podrán detener la crisis que viven las sociedades y el planeta, porque no atienden el origen de los problemas. La crisis que vivimos es provocada principalmente por los países del norte del mundo por sus modelos de producción y consumo voraces a los que las élites de esos, y de nuestros países, han sometido al planeta. Hace unos años, cuando Donald Trump anunció que Estados Unidos abandonaría los acuerdos de París, los titulares del mundo alabaron la frase del presidente francés Macrón: “No importa donde vivamos, tenemos la misma responsabilidad”, lo cual no era más que una sugestiva falacia; una democratización de desastre, y una difuminación de la culpa, porque colocaba a toda la gente como igual; con la misma responsabilidad, y evadía señalar a quienes más responsabilidad tienen, empezando por ellos mismos, como generadores del desastre que vivimos todo.as. En todo caso esos acuerdos, como muchos otros documentos, no hacen más que plasmar “deseos” y obviedades, y nunca exigen nada ni a los gobiernos ni al mundo corporativo; hacer algo concreto es “voluntario”. Es lo mismo que ocurre cuando en el Foro de Davos, los multimillonarios y las corporaciones, dicen que el mundo es cada vez más inequitativo. Un papel más, y nada de acciones para cambiarlo. “Nada cambiará en Inglaterra, excepto el clima”, como dijera el escritor Oscar Wilde.
En el modelo de economías y sociedades que vivimos todo puede llegar a ser “sostenible” gracias a que los discursos se crean, se diseminan y se imponen en el imaginario de la gente como verdades; como la “verdad oficial”. Costa Rica es especialista en esto. Hasta la pesca de arrastre puede ser sostenible. Los monocultivos pueden ser ambientalmente implementados. La subasta del agua puede justificarse. Las energías sucias, como la solar, pueden devenir en limpias y verdes, porque se divulga la tecnología de punta, pero nunca se explica la hecatombe ecológica y social que provoca la extracción del litio, el “oro blanco” moderno, usado para las baterías de almacenamiento.
En Costa Rica podemos enumerar decenas de ejemplos de incongruencias entre el discurso del “país verde” exhibido en los escaparates del márquetin internacional y la realidad nacional. Todo se puede justificar legalmente, porque ser “ambientalista” muchas veces no es más que ajustarse a estándares legales, oficiales y asumir como válido y bueno lo que en realidad destruye. Para eso están las regulaciones de entidades como SETENA; para muchas veces hacer viable lo que de ninguna manera debería construirse. Ésa es la diferencia sustancial entre regular y limitar; entre lo ambiental y la justicia ecológica y social, estas 2 últimas absolutamente ligadas. Todo puede quedar perfectamente alineado con postulados verdes, y con eso la oficialidad y el espectro empresarial/corporativo estarán satisfechos, más no los pueblos y los ecosistemas a los que, de paso, ya es tiempo de adjudicarles derechos propios.
Cuando logramos la suspensión del PH Diquís (https://surcosdigital.com/ph-diquis-en-suspenso-un-triunfo-social-y-una-oportunidad-para-cambiar-el-modelo-electrico-de-costa-rica/) reafirmamos lo que hemos señalado desde hace muchos años: LA ÉPOCA MUNDIAL DE LAS REPRESAS YA PASÓ, y en paralelo, que Costa Rica requiere un nuevo modelo eléctrico sustentable, inclusivo de la gente y participativo; no uno excluyente y destructivo como ha sido hasta hoy. Debemos reorientarnos hacia un modelo ecológica y socialmente sustentable que sustituya y supere el que tenemos hoy “ambientalmente sostenible”.
Afiche de Allan Sojo García/Pacuare.
Los éxitos comunitarios del año 2019 como la suspensión del Diquís, la liquidación del PH San Rafael en Pérez Zeledón de la empresa nacional HSolís, (https://youtu.be/2vUTCys7DSk) y el freno a los PH Bonilla 510/6.1 MW y PH Bonilla 1320/5.4 MW en Turrialba, de la misma constructora (https://surcosdigital.com/ni-una-represa-mas-en-turrialba/) demuestran sensatez y reconocen que la generación de electricidad nacional debe ser reorientada. (En el caso de los PH Bonilla, las comunidades y organizaciones sostenemos la alerta pues ni el MINAE ni el ICE, que firmó contratos de compra de electricidad con la empresa, han emitido un dato oficial sobre la liquidación de los mismos).
Suspender Diquís (no liquidarlo), no dar conveniencia nacional al PH San Rafael y frenar los 2 PH Bonilla, han sido decisiones acertadas de esta Administración y en particular del MINAE y su ministro Carlos Ml. Rodríguez, pero que no son unilaterales, si no que responden a los argumentos técnicos y luchas de las comunidades y organizaciones sociales por más de 3 décadas y en la actualidad. Esto demostró oportunidades de coincidencia. Podríamos decir también que el anuncio del ICE de no construir más represas es un reconocimiento de la necesidad técnica y la urgencia ecológica de detener la destrucción de los ríos y sus ecosistemas asociados y de respetar los derechos de las comunidades, aspectos que desde el ámbito civil hemos sostenido por décadas. Otro asunto de fondo por discutir es con cuáles fuentes energéticas y en qué condiciones será atendida la demanda nacional. Es un problema que habrá que resolver, y si hay diálogo al respecto, la sociedad costarricense dará pasos importantes hacia los nuevos modelos de energía y electricidad que requerimos.
Esos son elementos del nuevo contexto de avances hacia el respeto de los ecosistemas y las comunidades, en el que el Congreso Internacional de Hidroelectricidad del 2021 para promover las represas, resulta un anacronismo, un sinsentido y una contradicción con lo que el mismo MINAE ha avanzado. En el mundo entero la destrucción, y no construcción de represas, es la tendencia prevaleciente. En Europa los estudios demuestran tan solo el 40% de las represas operan eficientemente, y el plan previsto es demoler hasta 30.000 de éstas, lo cual tendrá impactos positivos extraordinarios para los ecosistemas y las economías locales por la recuperación de los ríos y las nuevas oportunidades de economía de pequeña escala, asociadas con los ríos vivos y libres y no con los estanques (muchas veces hediondos y llenos de basura) como siempre han dicho sus promotores.
Lo mejor que puede hacer el Gobierno, y en este caso el MINAE, es desistir de realizar ese evento en Costa Rica. Ya no existe manera de justificar la promoción de las hidroeléctricas como energía “limpia”, “verde” o “renovable” a la luz de las evidencias de destrucción. Solo para titular, sabemos que los llamados “caudales de compensación” o “ecológicos” del 10 o 20% o el porcentaje que sea del flujo de un río, son la forma elegante en que los promotores de los PHs intentan ocultar su deterioro irreversible y hasta su muerte. En todo el planeta la multimillonaria “industria” de los estudios de impacto ambiental insiste en que esos “caudales mínimos” evitan la destrucción de los ríos y de elementos naturales asociados con ellos. A esto se suman todas las formas de usurpación, irrespeto y violación de derechos de las comunidades y, en muchos países, el desplazamiento forzado de comunidades enteras, la persecución y los asesinatos de gente opositora.
Desde las organizaciones sociales y las comunidades que soportan todos los impactos destructivos por las hidroeléctricas, la posición ante el Congreso Internacional de Hidroelectricidad del 2021 es y será de rechazo absoluto.
Ojalá que contrario a promover cualquier tipo de hidroelectricidad, encontremos espacios de diálogo y coincidencia para que Costa Rica inicie su propia era de demolición de represas y busque, como corresponde, un modelo energético inclusivo, justo y respetuoso de los ecosistemas y de la gente.
Si algo podemos sostener desde el mundo comunitario es que nunca, ni las empresas estatales ni las privadas, locales o transnacionales, han respetado los derechos de las personas, de las comunidades y de los ecosistemas. La historia de oposición a las hidroeléctricas es muy voluminosa en el mundo y por supuesto en Costa Rica. Y en todas las oportunidades que se ha logrado frenarlas temporalmente, condicionarlas o impedirlas, ha sido, exclusivamente, porque la gente se ha organizado, ha defendido sus derechos y logrado torcer el brazo de las entidades estatales y las empresas, tras incansables y desgastantes alegatos y disputas legales, técnicas y políticas. Los casos mencionados de suspensión del Diquís, la liquidación del PH San Rafael en Pérez Zeledón y el freno a los PH Bonilla 510/6.1 MW y PH Bonilla 1320/5.4 MW en Turrialba, son la mejor muestra reciente de que si las personas no enfrentan a la institucionalidad y a las empresas, sus derechos y los de los ecosistemas son simplemente arrasados. ODC.
(FECON, 15/12/2019.) Con preocupación e indignación nos encontramos con la noticia de que nuestro país será la sede del Congreso Internacional de Hidroelectricidad, el cual es organizado por el Gobierno de Costa Rica, el Instituto Costarricense de Electricidad y el Ministerio de Ambiente y Energía.
Este Congreso está lleno de contradicciones, entre las cuales mencionamos que: LA CONSTRUCCIÓN DE HIDROELÉCTRICAS NO ES UNA PRIORIDAD PAÍS.
Este Congreso contradice las últimas decisiones de diversificación de la matriz eléctrica. Recordemos que el ICE decidió cancelar la construcción de la hidroeléctrica Diquis, al determinar que el país produce más electricidad de la que necesita, así mismo después que la misma directora ejecutiva del ICE sacara a luz que la compra de electricidad a generadores privados encarece los costos de la electricidad (56 mil millones de colones). La expansión hidroeléctrica afecta las finanzas del ICE, como comprador y constructor de represas, enfrentándose a altos costos en el desarrollo de proyectos y contratos inescrupulosos que obligaron a pagar sobreprecios. La construcción de represas no es una prioridad país, y es un absurdo que se inviertan recursos en auspiciar un encuentro de empresarios de la hidroelectricidad (estaríamos pagando por una fiesta ajena).
GASTO INJUSTIFICADO EN MEDIO DE UNA CRISIS FISCAL
Está bien que los grandes inversores y desarrolladores de represas tengan sus encuentros bi anuales, que se reúnan en centros de conferencias, coman rico y se hospeden en hoteles bonitos, pero ¿Tiene sentido que Costa Rica sea el anfitrión de este Congreso en particular? ¿En especial cuando no beneficia los intereses del país, y se trata de un encuentro de empresarios?
La Pre COP25 fue un evento internacional con una cantidad similar de participantes y tuvo un costo de unos 1,9 millones de dólares. ¿Acaso hay transparencia en la cantidad de dinero y recursos que serán invertidos por el Gobierno de Costa Rica, el MINAE y el Grupo ICE para la realización del Congreso Internacional de la Hidroelectricidad? Y es retórico… pero ese dinero es de todas y todos los contribuyentes. ¿No es cierto que estamos en medio de una crisis fiscal y que tenemos todos que “ajustarnos la faja”?
LAS REPRESAS NO SON LA RESPUESTA PARA REDUCIR LAS EMISIONES DE CARBONO
Aunque el propósito de este Congreso es dar seguimiento a los acuerdos de París y las metas de Desarrollo Sostenible, se ha demostrado que la hidroelectricidad NO es una alternativa para reducir las emisiones de carbono, en cambio los grandes reservorios de agua de las represas son responsables de la producción de 7.5 billones de toneladas de gases de efecto invernadero, sumando a esto los enormes impactos sociales y ambientales de las represas. Sólo en los últimos 15 años, en América Latina se cuantificaron más de 50 asesinatos de ambientalistas involucrados a la lucha anti-represas. Impulsar la construcción de hidroeléctricas para alcanzar la carbono neutralidad es un absurdo y un error. Y una contradicción con las políticas de carbono neutralidad que pregona y con las que se ufana internacionalmente el país.