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Etiqueta: izquierda democrática

Conato de Manual Provisional Costarricense para respirar, sobrevivir y resistir en tiempos del llamado «Populismo de Derechas»

MSC. Jiddu Rojas Jiménez

  • «El viejo mundo se muere. El nuevo tarda en aparecer. Y en ese claroscuro surgen los monstruos» (Antonio Gramsci).

Más allá del sano sarcasmo, nos preguntamos: ¿Qué política inteligente y consecuente debería desarrollar una verdadera Izquierda Social y Democrática, y realmente amplia costarricense, desde un auténtico Progresismo, o desde una verdadera Socialdemocracia, que pretenda acompañar y se constituya desde el campo popular, frente al actual Gobierno caracterizado como «Populista» de Don Rodrigo Chaves?

  • Excursus (1) e Ideario: Una moderna Izquierda Democrática así, debería poder priorizar y distinguir entre lo Táctico y lo Estratégico, conocer críticamente de las determinaciones Geopolíticas, formarse permanentemente, conocer nuestra Historia, no temer a las alianzas estratégicas o tácticas (y saber distinguirlas), y trascender el concepto de partido político electoral tradicional, sin tampoco menoscabar el tema electoral o parlamentario. Pero ante todo debe entender y valorar la potencia liberadora de la autodeterminación democrática y la autogestión popular, bien orientadas. Entender, qué en estos tiempos convulsos de crisis nacional, regional, geopolítica y climática global, lo revolucionario y humanista, es rescatar a nuestro imperfecto Estado Social de Derecho y renovar nuestras conquistas sociales, para construir la posibilidad de una relación de respeto con el Ambiente y el Planeta.
  • Excursus (2) sobre la categoría de “Populismo”: Éste es un artículo de difusión, suscrito a la forma-ensayo (Adorno/Liliana Weinberg), pero admitamos que el término «populista», –que no es «popular»–, tiene diferentes acepciones: No es lo mismo su uso en la obra académica de Ernesto Laclau y Chantal Mouffe, que por ejemplo, en la discusión política interna entre diferentes sectores del Peronismo argentino; o en referencia exclusiva al estilo de comunicación política de una campaña; o por el contrario, en referencia al imaginario político hegemónico liberal burgués de corte Anglo, donde da lo mismo Chávez de Venezuela que Chaves de Costa Rica, AMLO, Petro o Bolsonaro; o peor aún, aquel uso del término que confunde populista con popular, pues confunde carácter del poder ejercido con naturaleza de clases del poder; o aquel uso que asigna exclusivamente a la izquierda sin matices, el término populista como epíteto por su anticomunismo trasnochado, etc.

Prosigo con mi inquietud original. Rápidamente ensayo y propongo, y reflexiono sobre algunas respuestas provisionales, tanto teóricas como prácticas, a la pregunta inicial:

1) En primer lugar y desde mi «locus» político, con Patriotismo y desinterés, creo que deberíamos apoyar las medidas del Ejecutivo, que sean razonablemente beneficiosas para las clases populares costarricenses y para la salvación y mejoramiento del Estado Social de Derecho, y no contravengan el Estado de Derecho.

Primero está el Pueblo de Costa Rica y la salud de la República. No me detendré en ejemplos, pero los hay y no son pocos.

2) Segundo: En este deber cívico no se debe ni puede, ser mezquino. Al contrario, se deben acompañar los logros y aciertos del Ejecutivo o del Legislativo, en torno a la defensa estratégica del Estado Social de Derecho y de nuestras conquistas populares.

La Honestidad sin ingenuidad, es una virtud política reconocida, en un Mundo sin credibilidad.

La ‘Buena Fe’ (en el sentido laico del filósofo Habermas) es indispensable, para construir cualquier espacio diálogico.

Cualquier verdadero gran acuerdo político nacional y popular, debe partir de la comprobada Buena Fe.

  • Recordemos el imperativo categórico del filósofo (y físico) Immanuel Kant (1724-1804): «Obra siempre de modo que tu conducta pudiera servir de principio a una ley universal».

3) Tercero, advertimos que no hay que confundir a la «masa» desinformada y movilizada por troles y «haters» profesionales, con el Pueblo político, con la verdadera y compleja subjetividad popular, ni con los sectores populares orientados políticamente, autodeterminados, y con consciencia «para sí». Aunque esta nueva masa objetivamente sea reclutada a veces de entre los sectores subalternos y empobrecidos, su subjetividad responde inconscientemente, a los grandes intereses de las diferentes facciones de la Clases dominantes. Estas últimas además tienen, importantes contradicciones internas y visiones de país encontradas. Por lo tanto, es importante hilar fino en este terreno sociológico.

Muchos y muchas votaron por Rodrigo Chaves como forma de protesta frente al modelo Neoliberal de la Desigualdad Social impuesta. Aún y cuando sus propuestas económicas sean de corte también Neoliberal. Es el equivalente de apagar un incendio con más gasolina (Por cierto que a veces funciona un cortafuegos así).

4) Debemos saber explicar esta dura reflexión política y sociológica: Hemos visto una gran agresividad de parte de algunos de sus defensores.

Ese minoritario comportamiento selectivo de algunos percibido como «chusma» agresiva y enardecida, parece estimulado a veces por las habilidades comunicativas del Señor Presidente.

Ese comportamiento de algunos pocos nace embrutecido por las redes, la marginalidad rural no “Valle-centralina”, y las cantinas, –al viejo estilo del viejo caudillismo nacionalista de un León Cortés–, y construye su identidad a través de los miedos, de la irracionalidad y de los prejuicios Anticomunistas, y de la desinformación organizada. No muy diferente de la ‘opinión pública’ formada o deformada, por los medios hegemónicos tradicionales, como La Nación, SA. o Teletica Canal 7. Pescan y tratan de competir en las ‘mismas aguas’, pero con diferentes estilos, herramientas y públicos-metas. Los resultados son diferentes, paralelos como dos o tres Costa Ricas, igual de sesgados pero con diferentes visiones ideológicas. (Acá uso «ideología» como falsa representación social). Somos una sociedad más fragmentada y más polarizada por nuevos «clivajes» políticos, electorales e ideológicos, aún y cuando pregonen, que las «ideologías están muertas».

5) En mi opinión, esa nueva masa partidaria del estilo vertical de Don Rodrigo Chaves (un gran comunicador), crea su identidad ideológica ‘inercial’ no confesada, –no a partir de la reflexión racional–, sino que como toda ‘masa’ (que no pueblo social movilizado) atiende a una determinada manipulación. Es la «mayoría silenciosa» conservadora al decir del renunciado Ex-Presidente Nixon de Estados Unidos.

Necesitan un nuevo padre simbólico y una nueva figura de autoridad, a quien transferir sus deseos e inseguridades.

Después de la Pandemia y la crisis económica nacional y global, esta tendencia colectiva podría ser mayoritaria. Parodiando a Freud, es el reino social del Tánatos colectivo.

En el caso costarricense, esta identidad política ‘Neocon’ difusa, es también fruto directo de la manipulación ideológica del justo sentimiento de frustración colectiva, frente a la exclusión social y la corrupción imperante en la Administración Pública, y el descrédito de los partidos tradicionales PLN, PUSC, PAC y Fundamentalistas.

6) En resumen la cosmovisión inercial y la percepción colectiva de esta masa antidemocrática, es básicamente chovinista, homofóbica, anticomunista, anti-intelectual, anti- universidades públicas, anti- impuestos, anti- Estado, reaccionaria, muy agresiva, anti – Ilustración, machista, anti-vacunas, proclive al Fundamentalismo, de valores Neocon, y alimentada con falsas «Teorías de la Conspiración», pero profundamente cipaya cuando se trata del Imperialismo Norteamericano. Todo un cóctel.

Son los mismos que creen que el PAC y el pasado Gobierno de Carlos Alvarado era de «izquierda» sólo por levantar la bandera LGTBIQ. (Cuando en realidad fue un Gobierno Neoliberal en economía, salpicado de escándalos, y excesivamente servil en la Geopolítica de Trump y Pompeo. Claro al menos CAQ le ganó en Coalición y Segunda Ronda, a Fabricio y a los Fundamentalistas de extrema derecha).

Por lo tanto, esta nueva masa no representa nunca al «Pueblo social y político» y sus intereses populares. Nunca.

7) No olvidemos que La Nación SA, Teletica, REPRETEL, Grupo Extra, CRHoy, etc., son corresponsables de esta deformación ideológica de las masas.

Así grandes sectores populares perciben a la «Izquierda» y al Progresismo, como una discursividad ajena e hipócrita y elitista.

Lo identifican solamente con la defensa de los derechos humanos de la población LGTBIQ (lo cual es un orgullo para la Izquierda Democrática pero es insuficiente). Reciclan así, el epíteto fascista de «izquierda caviar», etc. Esto es sólo una gran operación mediática anticomunista elemental.

Sumemos los errores políticos propios de una Izquierda Democrática y de un Progresismo, sin claros referentes discursivos, salvo cuando vienen las Elecciones Nacionales, y divorciado de los movimientos sociales.

  • «El Anticomunismo es el comienzo del Fascismo», sentenció Albert Camus (1913-1960: Novelista y pensador existencialista francés y partisano antifascista).

Esta nueva supuesta «Gradería de Sol», no es realmente popular (para citar a José Luis Najenson). Es «Fake», no es popular. Lo ‘populista’ por su contenido de clase deviene realmente anti-popular.

Pues no se construye para defender los intereses populares, o de la Patria, aunque con demagogia haga referencia discursiva a esos valores.

Su nivel de consciencia «ciudadana» es un burdo y alienado «en sí» inmediatista, no tienen consciencia «para sí», ni proyecto humano incluyente.

Piensa, consume y actúa como el Amo quiere. Son un producto social sobredeterminado, por la Hiper-mercantilización de la vida y de los usos sociales. (Uso las categorías del profesor Helio Gallardo, tomadas a si vez de la «Segunda Declaración de La Habana»).

Son producto y efecto social de lo que en Cornelius Castoriadis de llamaba «lo-instituido».

No son causa y potencia de «lo-instituyente».

Son parte del «Poder Constituido» y nunca del «Poder Constituyente», al decir del filósofo político italiano Antonio Negri. Pero desde luego, no se deben ni pueden tampoco subestimar. Jamás. Al contrario.

9) Urgente: Esta masa inercial, son solamente conciudadanos/as desesperanzados/as, sin herramientas políticas o culturales para no caer en la manipulación «efectista» de esta ola populista, de este ‘Tsunami’ (sic) como el Mandatario mismo señaló literalmente en la pasada Campaña Electoral. Atención con este tema. Aquí hay corresponsabilidad moral y social del elitismo de izquierdas.

10) Nuestro deber, por el contrario, es reflexionar y criticar racionalmente, denunciar cívicamente, y demarcarnos, de los grandes temas de la Macroeconomía Neoliberal, que tarde o temprano se nos van a imponer como Agenda económica nacional; así como de sus peligrosos compromisos Geopolíticos regionales.

Tomar distancia crítica de ellos, y proponer creativamente alternativas. ¡Y proponer!

11) Organizarse mejor y diferente, y sobre todo formarse mejor en el estudio crítico y científico de nuestra realidad social costarricense y latinoamericana, y de las necesidades políticas, económicas y culturales del Pueblo Costarricense. (Esto significa necesariamente el superar las limitaciones partidarias.)

La Educación política popular es la clave de la resistencia inteligente contra cualquier posible despotismo, o amenaza contra el Estado de Derecho y el Imperio de la Ley.

12) Debemos superar y desterrar, –entre otros–, al estereotipo ideológico (como «falsa conciencia») del llamado falso Progresismo Neoliberal (Nancy Fraser), y construir una auténtica narrativa política popular de liberación, que estudie y parta del conocimiento científico de nuestra historia nacional, que supere el sectarismo del obrerismo trasnochado, del «Socialismo Histórico», del elitismo centrípeto del ‘discurso universitario’ (en el sentido de Lacan) y su microcosmos; así como del ‘Politicismo’ vulgar de los partiditos locales, o del macabro ‘Electoralismo’; y claro, de la desinformación organizada y de su polarización; y sobre todo de la Geopolítica y los intereses de las grandes potencias en nuestra región Mesoamericana.

13) Deberemos finalmente, superar también, el «canibalismo» de izquierdas, el tribalismo, el sectarismo de todo tipo, y sus feudos políticos, así como los prejuicios políticos, superando el falso-Progresismo Neoliberal, para comenzar a construir una gran alianza política pluriclasista, que reconstruya a nuestro Estado Social y Democrático de Derecho, su Legitimidad Democrática, y los Derechos Humanos ; que además, defienda nuestra Soberanía Nacional y nuestros recursos naturales frente al caos Geopolítico y la crisis ambiental planetaria ; y sobre todo que frene el crecimiento de la desigualdad social, de la exclusión social y de la pobreza, y de sus trágicas consecuencias sociales, culturales y ambientales.

14) Aclaro también públicamente, que una Izquierda Democrática, no debe recaer jamás en la tentación del viejo Stalinismo criollo, qué por ejemplo, ve a Daniel Ortega como una especie de adalid jurásico del viejo Sandinismo histórico, y no como el Dictador con economía Neoliberal y retórica Antimperialista que es. (Carlos Fonseca Amador se revuelca en su tumba).

Matizando dialécticamente, –para seguir con el ejemplo anterior–, por otra parte, que Nicaragua es agredida y cercada por razones estratégicas Geopolíticas y Geoestratégicas, por el Imperialismo Norteamericano y sus voceros regionales, a quienes los Derechos Humanos, no les interesan en absoluto. (Sino comenzarían por cerrar la Base de Guantánamo donde se tortura, golpea, viola, y asesina permanentemente.).

15) Mucha agua ha corrido… Construyamos Esperanza.

Los errores son parte del proceso cognitivo (Piaget). Y esto es válido para entender y actuar sobre el complejo fenómeno de lo político.

Comenzamos por estudiar a Costa Rica en el contexto de América Latina.

Debemos mirar también a Petro en Colombia, a Boric en Chile, a Pepe Mujica en Uruguay, a Néstor Kirchner en Argentina, a AMLO en México, a Xiomara Castro en Honduras, a Luis Arce y Evo Morales en Bolivia y a Lula en Brasil.

Pero también el profundo Humanismo de Manuel Mora Valverde, de Carmen Lyra, de CALUFA, de Carlos Luis Sáenz, Fabián Dobles, aún antes de Vicente Sáenz, de Omar Dengo, de Brenes Mesén, de Joaquín García Monge, de Ángela Acuña Braun, y luego de de Rodrigo Facio, de Benjamín Odio, del Pbo. Benjamín Núñez, de Figueres Ferrer, o la visión de crear y apoyar alianzas sociales trascendentes de Monseñor Sanabria, o mucho antes del Pbo. Francisco Calvo y de Félix Arcadio Montero, desde nuestro comienzo republicano con el Bachiller Osejo, con José Gregorio Ramírez, con Juan Mora Fernández, o en los albores del siglo XX con los próceres anti-Tinoquistas Rogelio Fernández Güell y Marcelino García Flamenco; o perdidos en la resistencia contra la conquista y colonización española, con Coyoche, con el Huetar Garabito, y luego Pabru Presberi, o con Sergio Rojas y Jehry Rivera; para volver al siglo XIX con Pancha Carrasco, con el General Cañas y con José Joaquín Mora Porras, y por supuesto del Libertador Juan Rafael Mora Porras y la Campaña de 1856.

Tenemos un gran acervo, tenemos una historia de resistencia y de creatividad colectiva. Sólo en el siglo XXI tenemos a la lucha contra el ‘Combo’ privatizador del ICE, contra el monopolio privado de RITEVE, contra la privatización velada del Hospital San Vicente de Paul en Heredia por parte de una misteriosa y extinta Fundación de la UNA, contra el TLC impuesto, etc.

Y tenemos también capacidad de diálogo y construcción. Como se hizo en 1943 con las Reformas Sociales, y como se hizo con luces y sombras en el Pacto de Ochomogo entre Manuel Mora Valverde y Don Pepe Figueres Ferrer.

Sólo tenemos que aprender a pensar por nosotros y nosotras mismos/as. Y a atrevernos a actuar en consecuencia.

No hay nada más que temer o perder.

Gracias, mi opinión respetuosa y fraternal.

P. S. «Quién no tiene enemigos, tampoco suele tener amigos», escribió el jesuita Baltazar Gracián (1601-1658).

MSC. Jiddu Rojas Jiménez (Derechos de Autor).

Colombia: fin a la larga noche de terror oligárquico y a la pesadilla neoliberal

Rogelio Cedeño Castro, sociólogo y escritor costarricense

En Colombia, después de 200 años de dominio oligárquico y de una esclavitud cuasi feudal para las grandes mayorías campesinas, indígenas y afrodescendientes, vamos a construir un capitalismo de verdad (ojalá democrático y no retrógrado y sanguinario), en una nación donde nunca terminó de llegar la modernidad, dijo anoche Gustavo Petro el victorioso candidato presidencial de los sectores populares, a la cabeza del Pacto Histórico y la izquierda democrática. Lo vamos a hacer, no porque amemos al capitalismo, sino porque es hora de dar ese paso hacia una democracia verdadera y salir de la estrecha visión colonialista de unas cuantas familias que ven a Colombia como algo de su exclusiva propiedad. Por ahí, las voces de una derecha totalitaria y fascistizante andan diciendo toda clase de mentiras para hacernos creer que, sin ellos, o si no nos sometemos a sus designios, el mundo se va a caer a pedazos, cuando son ellos los que se hundieron en el oprobio y la indignidad.

Los que nunca dijeron nada de las reiteradas masacres cometidas por la derecha uribista de Colombia en contra de los líderes sociales rurales y urbanos, campesinos, obreros, indígenas, estudiantes y afrodescendientes, a lo largo de las décadas más recientes, durante el pasado cambio de siglo, esos que actuaron como si Colombia no existiera, incluso algunos de ellos “autodenominándose” de izquierda o “progres”, vaya uno a saber, esos y otros de todo tamaño y pelaje vienen a poner el grito al cielo ante el indiscutible triunfo electoral del Pacto Electoral, con su fórmula que llevará a Gustavo Petro y Francia Márquez, a ocupar la presidencia de Colombia, en el Palacio de Nariño, a partir del próximo 7 de agosto. Lo más irónico de todo es que hablan de una democracia que jamás existió fuera de sus cabezas, pues no pasó de ser un negociado criminal en el que unas 10 o 15 familias se repartieron el poder, y se beneficiaron durante muchas décadas con el negocio de la guerra, el narcotráfico y la corrupción galopante en los negocios públicos y privados.

La malintencionada prensa, al servicio de los intereses más tenebrosos, de aquí y de allá, habla de Gustavo Petro como el exguerrillero que está a punto de llegar a la presidencia de Colombia, con una perversa intencionalidad que no logran ocultar, tal y como lo hace en su primera plana, de este lunes 20 de junio de 2022, el diario La Nación de San José de Costa Rica. Se cuidan muy bien de decir que eso ocurrió hace por lo menos treinta y cinco años, cuando el joven Gustavo Petro militó en las filas del M 19, una organización político-militar que se disolvió en 1990, después del asesinato de su candidato presidencial para las elecciones de aquel año, Carlos Pizarro, un ocurrido a finales de 1989.

Desde entonces los del M19, nacido para luchar contra el fraude electoral de 1970, unas elecciones en las que los del Frente Nacional (la oligarquía liberal y conservadora que se repartieron el gobierno durante treinta años, a partir de 1958) le robaron el triunfo al general Gustavo Rojas Pinilla, han sido baluartes de una precaria democracia que siempre ha estado bajo la amenaza del paramilitarismo de la ultraderecha, los falsos positivos del uribismo y de sus reiteradas masacres, un día sí y otro también, contra las mayorías populares en lucha. Además, los del M19, como partido político tuvieron una participación decisiva en la constituyente de 1991, en cuya Asamblea obtuvieron un tercio de los representantes, entre ellos Gustavo Petro, desde luego.

Lo más irónico de todo fue que, en 1953 frente al terror godo que sembraron los conservadores, Mariano Ospina y Laureano Gómez, dos sanguinarias fichas del fascismo colombiano, entre los años de 1946 y  1953, acarreando la pérdida de cientos de miles de vidas, otro sector de la oligarquía liberal y conservadora le pidió al general dar un golpe de estado para detener el baño de sangre, cuatro años después lo sacaron ellos mismos para repartirse el pastel y seguir jugando a una democracia que nunca fue. En resumen, según estos codiciosos oligarcas, el único dictador de Colombia, durante el siglo XX, fue el general Gustavo Rojas Pinilla y ellos fueron los impolutos demócratas, a otro perro con ese hueso dice un vejo dicho, la hipocresía y la maldad de estas gentes no conoce límites. Por favor abramos los ojos gentes de Colombia y de toda América Latina.

¡A la carga con Gaitan! Los valientes bogotanos gaitanistas lucharon en las calles junto con la policía liberal, y toda Colombia se alzó en armas aquel 9 de abril de 1948, cuando la vida de aquel hombre que fue Colombia y encarnó las esperanzas de todo un pueblo fue cegada por las balas de la oligarquía y el imperialismo. Mi recuerdo emocionado y sincero a las luchas de aquellas generaciones heroicas y a la memoria de los que dieron su vida enfrentando al terror oligárquico. Se necesitaron casi 75 años para enderezar el camino de la revolución colombiana, en un país que todavía no ha llegado a la modernidad ni ha alcanzado a ser capitalista siquiera, como dijo anoche Gustavo Petro en el discurso que mencionábamos al inicio de este texto… estamos en una nueva etapa de una lucha sin fin que apenas empieza, pero lo más importante es el respeto e implementación de los acuerdos de paz firmados, en el año 2015, entre las ahora disueltas FARC y el gobierno de Juan Manuel Santos, que antecedió al de Iván Duque, el sanguinario presidente uribista que jamás respetó la letra de esos acuerdos, asesinando a más 200 exguerrilleros de las FARC que habían dejado las armas. Es la hora de la paz y de una democracia de verdad para todo el pueblo, el telón la mentira y la hipocresía ha caído. La comedia è finita.