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Etiqueta: Johnny Araya

Fin de una dictadura

Freddy Pacheco León

Sin duda, Johnny Araya se había constituido en un dictador para los josefinos. No importaba por cual partido se postulaba, el clientelismo político, unido al más alto abstencionismo del país, y con la maquinaria municipal a su servicio, hacía imposible enfrentarlo en una contienda electoral justa.

Pero al revelarse los actos de corrupción que están siendo procesados por la Fiscalía y la Contraloría, así como al haber fracasado sus intentos para que la Sala Constitucional, le abriera la puerta para otra reelección, empezó, como el tango, su cuesta abajo.

Al imponer a su vicealcalde Vargas como candidato, y al evidenciarse su maniobra para ser eventualmente nombrado como «gerente municipal», con la clara intención de seguir con su dictadura, empezó a perder el apoyo que tenía entre un grupito de humildes vecinos, que con oscuras maniobras, acudían a votar por él.

El joven historiador Diego Miranda, al irle conociendo mejor que nadie sus debilidades y ambiciones, percibió que, con esfuerzo y decisión, le podría ganar la elección al candidato que le iba a servir a Araya, desde la alcaldía. ¡Jamás Johnny lo creyó posible!, pues en su arrogancia, no concebía que ese «regidor, necio e inexperto», le podría derrotar en «su San José».

Ahora, desvelado por las siguientes semanas, y con una sanción de suspensión que lo alejará del municipio, seguramente le dirá a los periodistas, que él no fue derrotado pues no era candidato, y que, como bachiller en agronomía, se irá a sembrar cítricos a su finquita, para descansar merecidamente, después de haberse sacrificado más de 30 años, por los malagradecidos josefinos que ahora no apoyaron a su candidato a alcalde…

¡Es con usted!, Mario Vargas, candidato a alcalde de Johnny Araya

Freddy Pacheco León

Todos sabemos que usted, como vicealcalde por ocho años de Araya, ha sido «su mano derecha», su escudero, su «cubre tortas», pero también su cómplice. Por eso nos dirigimos a USTED en esta oportunidad.

Usted sabe que, por decenas de años, el Hospicio de Huérfanos cumplió una magnífica labor, en pro de la niñez más necesitada. Por eso, para fortalecer su tarea, la Asamblea Legislativa aprobó como fuente necesaria de financiamiento, que el 50% de las ganancias de los festejos populares de San José, les fueran transferidos a ese Hospicio regentado por monjitas. Pero, un día el diablo se le metió a Johnny Araya y al resto de la «banda municipal», y en un acuerdo insólito, además de inhumano, acordaron vergonzosamente «interpretar», que las corridas de toros de Zapote, «NO formaban parte de las festejos populares». Así, con ese maldito acuerdo, ¡con el cual USTED estuvo de acuerdo!, determinaron que los dineros que antes pasaban al Hospicio se quedaran para gastos municipales.

¡Quebraron el Hospicio! producto de esa maldad!, y así, cientos de niños que hubiesen sido acogidos y educados bajo su alero, pasaron a ser niños con hambre, sin abrigo, sin educación, niños de la calle.

Ante ello, los tribunales de justicia acogieron una demanda promovida por el caballista Rodolfo Camacho, por la cual, fueron condenadas las autoridades municipales a saldar una deuda de alrededor de ¢5000 millones, acumulada a través de los años en que se la escamotearon a los niños huérfanos de San José. Sin embargo, con viles maniobras, matizadas de gran maldad, Johnny Araya, usted Mario Vargas y otros compinches de ambos, han obstaculizado el cumplimiento de la resolución judicial, que estando en firme, y sin más recursos legales posibles, ustedes, guiados por Johnny, se han negado a cumplir. Así que, don Mario, le preguntamos públicamente: ¿Estaría dispuesto a presentar la moción en su concejo municipal, que permita saldar esa deuda? Ello, por supuesto, ¿ANTES del próximo 4 de febrero?

Johnny Araya: ¡DEJE A LOS MUERTOS EN PAZ!

Freddy Pacheco León

No vaya por ahí diciendo que va «a construir una «CIUDAD TEC» en un «lote municipal». Algo así como el «Silicon valley» de California. Un tal centro tecnológico «de punta», dice usted, en «un terreno» detrás del edificio municipal. ¡NO MIENTA don Johnny! ¡No sea cínico! ¡DIGA LA VERDAD! Cuénteles a los josefinos que ese macabro «proyecto» de construcción usted quiere ejecutarlo ¡EN UN CEMENTERIO!

En un camposanto donde reposan MILES de difuntos, algunos víctimas de la epidemia del cólera de 1856. EN EL CEMENTERIO CALVO, el de «Los Pobres», el de aquellos que no tienen ni donde caer muertos.

Miles de seres humanos que merecen cristiano respeto, y que usted pretende EXHUMAR con el uso macabro de maquinaria pesada, cual si se tratara de restos de animales.

Humilde cementerio donde, «gracias» a la muy extraña QUEMA de los históricos libros de actas de defunción, es tarea IMPOSIBLE poder identificar y ubicar a los abuelitos, padres, hermanos, jóvenes, niñitos, y demás parientes allí enterrados bajo el suelo, ante la ausencia de nichos, de lápidas y cruces que usted ordenó destruir y botar lejos, para borrar los vestigios superficiales.

Cínica maniobra con la cual se consumaría el bárbaro SACRILEGIO que usted sueña ejecutar, sin siquiera cumplir con el deber legal de informar a sus deudos y contar con el posible permiso del Ministerio de Salud. Familiares muy pobres, miserables en su mayoría, es cierto, pero ricos en sentimientos que usted irrespeta porque usted no los cuenta. Gente que también llora a sus difuntos y que, en ciertas fechas, les llevaban una oración acompañada de una flor.

Señor alcalde, aunque ahora usted es cristiano-protestante, escuche la voz de la Iglesia Católica que por medio de Monseñor Quirós, le advirtió no cometer tan escandaloso acto, pues los restos de los allí enterrados, escribió el señor Obispo, «SÍ MERECEN SER TRATADOS CON RESPETO, no solo por el sentimiento de sus deudos si los hubiera, sino también por respeto a los VALORES RELIGIOSOS de la población mayoritariamente cristiana de nuestro país, que tiene su fe en la Resurrección de los muertos en el último día de la Historia Humana».

Johnny, este llamado público es para que también públicamente, en los tres meses que le quedan de alcalde, renuncie a tan macabra «Ciudad Tec», que aunque no es una «función municipal», usted, y su vicealcalde Mario Vargas, están empecinados en financiar, además, con un préstamo de varios miles de millones de colones, que afectaría, aún más, las finanzas del gobierno local.

¡DEJE A LOS MUERTOS del Cementerio Calvo EN PAZ!

MACABRO proyecto en el Cementerio Calvo

Freddy Pacheco León

HACE 6 AÑOS, en La Gaceta, nada menos que del 2 de noviembre (del 2017) se publicó una despreciable ley, promovida por Johnny Araya y su vicealcalde Mario Vargas, secundada por los diputados «cristianos» Gonzalo Ramírez y Fabricio Alvarado, y otros, que miraron hacia el techo a la hora de votar. ¡Veamos parte de la historia!

1 – DESPUÉS de más de tres meses de solicitar a Jorge Vargas Espinoza, entonces presidente del Concejo Municipal de San José, permiso para revisar LOS HISTÓRICOS LIBROS en que se lleva el récord de los enterramientos hechos en el CEMENTERIO CALVO, hasta el 2008, sucedió algo insólito.

2- Con muchos rodeos, el encargado de los cementerios de la Municipalidad (Gustavo Salazar Artavia) nos NEGÓ, a nosotros y al presidente municipal, el acceso a esos invaluables libros históricos. Primero con su silencio y luego con el «argumento» de que, pese a que se trataba de «información pública», ésta podría ser «CONFIDENCIAL», pues esa información (las anotaciones de MILES de inhumaciones) podría ser solo accesible a familiares de difuntos allí enterrados. Ese fue el primer round, con el púgil entrenado por Johnny.

3- ASÍ, sin negar la existencia de esos libros bajo su responsabilidad, le comunicó al presidente municipal y a Johnny Francisco Araya, alcalde y su superior jerárquico, que había que solicitar una opinión de la Asesoría Jurídica, obviamente innecesaria. Segundo round.

4- ANTE ese pretexto «hablado», ya ustedes se imaginan con quién, acudimos a la Sala IV, para que se nos diera acceso a dicha INFORMACIÓN PÚBLICA, mediante un recurso de amparo contra el presidente y el Concejo Municipal. Recurso que fuere ampliado por la misma Sala, contra el alcalde Araya y el encargado de los cementerios de la Municipalidad. Tercer round ya a favor nuestro.

5- EN VISTA de ello, y en proceso el recurso de amparo contra Araya y el resto de la «banda municipal, insólitamente nos comunicaron QUE LOS LIBROS QUE, ANTES NOS NEGABAN POR POSIBLEMENTE TRATARSE DE INFORMACIÓN CONFIDENCIAL, ¡SE HABÍAN QUEMADO EN UN INCENDIO! Fuego que, por lo visto, habían mantenido ¿en secreto? Round nuestro. O sea, que los libros que nos habían negado por más de tres meses, ¡NO EXISTÍAN! Que solo nos estaban, quizá, “vacilando», pues de ellos no quedaban ni las cenizas.

6- PERO resulta que la condición más importante que la ley estipula, y la Defensoría de los Habitantes reafirmó ante los diputados, como requisito fundamental antes de proceder A LAS MILES DE EXHUMACIONES, ES LA DE INFORMAR A LOS DEUDOS DE LOS ALLÍ ENTERRADOS en el Cementerio Calvo, el de «Los Pobres», el de los miserables que no tienen ni donde caer muertos, que sus venerados difuntos irían a ser desenterrados con maquinaria de construcción y sin aval del ministerio de Salud. Y así era, puesto que la Alcaldía estaba «empeñada» en exhumar los miles de cadáveres ahí descansando en el subsuelo, para un proyecto urbanístico «muy raro», que hace seis años fuere tramitado como «urgente», pese a que solo se dio a conocer su cambiante nombre. Exhumación masiva que ejecutarían con maquinaria pesada, pues desde los años de la heroica Campaña Nacional, a través de más de 150 años, se habían enterrado en los 17.000 m2, donde Araya quiere construir «algo», que finalmente llamó «centro de emprendedurismo local».

7- Al resolver positivamente los señores magistrados mi recurso de amparo, quedamos ante la IMPOSIBILIDAD MATERIAL de que, gracias a ese «MUY OPORTUNO» INCENDIO, no se podrá verificar la identidad de ninguno de los difuntos enterrados en el CEMENTERIO CALVO, desde los años terribles de la epidemia del cólera, que acabó con la vida de muchos héroes costarricenses allí enterrados, merecedores del más agradecido respeto.

8 – Con la resolución de la Sala IV, ordenándole a Araya darme acceso a los libros, acudí a ver, por lo menos, los que quedaban. Pero ¡oh sorpresa!, encontré un ÚNICO libro de actas de inhumación, en pésimo estado, con los enterramientos hechos solo de 1989 en adelante. El incendio en que supuestamente se quemaron los históricos libros, habría sucedido en abril de 1980, dijo Johnny, por lo que NO hay constancia de ningún entierro hecho antes de esa fecha, pero ¡tampoco los realizados ENTRE 1980 y 1989! Libros, incómodos libros, que no se quemaron pero que «no aparecen», por gracia del alcalde…

9 – Así, a SEIS AÑOS de que se publicara en La Gaceta del Día de los Santos Difuntos, la ley que la Asamblea Legislativa, entonces presidida por Gonzalo Ramírez, esposo de la vicealcaldesa de San José (de entonces y ahora) mediante la cual se sacó del ámbito demanial esas casi dos hectáreas del CEMENTERIO CALVO, para que el alcalde las negociada y jugara de «constructor». Pero que, sin embargo, no se pueden profanar, puesto que no se pueden identificar. Por ello, esa anticristiana iniciativa de Araya al final solo ha servido para disminuir significativamente el área disponible para entierros en el «Cementerio de los Pobres», y para que unos vehículos municipales tengan un estacionamiento de lastre sobre los allí enterrados, cual si se tratare de restos de animales domésticos, sin derechos humanos que respetar.

PROYECTO MACABRO matizado de mentiras, que no es más que ¡UNA CHAMBONADA MÁS DE JOHNNY ARAYA!

Proyecto, ¡esto para tomar en cuenta!, que de persistir la presencia de Johnny como asesor del alcalde (si triunfara el candidato puesto por él), renacería en unos meses más, pues su «genial argumento», es que, al no contar con el récord de los entierros, no puede hacer lo imposible que manda la ley, por lo que ordenaría la exhumación sin el aval de los deudos.

Aclaraciones requeridas a Johnny Araya

Freddy Pacheco León

Aunque ha sido un año de mucho jaleo para el alcalde de San José, los costarricenses le solicitamos ACLARE cómo está el arroz, en al menos cinco casos que están demandando su tiempo, y que son de muy especial importancia para la ciudadanía. Se trata de los siguientes:

– 1. CASO DIAMANTE. Acusado de supuestamente recibir millonarios sobornos y dádivas de la empresa MECO por mantenimiento de vías cantonales.

– 2. CASO PARQUÍMETROS. La Contraloría ordenó la sanción para el alcalde Araya y los funcionarios Osman Rodríguez, Edgar Sandoval Montero, Mario Enrique Vargas; así como los integrantes del Concejo Municipal José Vargas, Donald Leiva, Reina Acevedo, Luis Murillo, Wilber Hernández, Fernando Jiménez y Flor Zamora. A Araya por promover y recomendar un reajuste contractual, en la comisión sobre la recaudación de los parquímetros, sobre las multas, y por concepto de indemnización a favor de Setex Aparki S.A. incumpliendo el contrato original.

– 3. CASO MECO. Por pujar para que a sus amigos de MECO se le pagaran ¢4.500 millones de más -frente a otra empresa- por recarpeteo de vías cantonales.

– 4. CASO HUÉRFANOS Y TOROS. Por la condena por más de ¢6.000 millones a favor del Hospicio de Huérfanos, por «interpretar» que como «las corridas de toros ¡NO son parte de los festejos populares»!, no tenía por qué cumplir la ley que dedica la mitad de lo recaudado en las fiestas de Zapote a los niños huérfanos de San José. Con ello estranguló financieramente al histórico Hospicio y dejó sin atender a cientos de niños que lo necesitaron.

– 5. CASO «BARRIO CHINO». En proceso por haber usurpado una vía nacional (el PASEO DE LOS ESTUDIANTES) sin autorización de Conavi, usándola cual si fuere cantonal y por haber irrespetado el Estudio de Impacto Ambiental, al no habilitar una vía exclusiva para buses a lo largo de esa calle, según el Plan de Ordenamiento Vial que jurara cumplir.

¿Una universidad en el cementerio?

Freddy Pacheco León

Una universidad en el cementerio

“ENTONCES LA OSAMENTA de que tanto hablan ustedes es muy común (…) uno simplemente va, toma los huesos, los clasifica (…) al fin y al cabo eso es una osamenta, quienes creemos en Dios sabemos que ESO NO SIGNIFICA ABSOLUTAMENTE NADA (…) esto no es una cuestión de religiosidad o creencias, sino de conveniencia para el país”, dijo el diputado Jorge Rodríguez Araya al justificar su apoyo al proyecto del alcalde Johnny Araya, de construir una “universidad o centro tecnológico” en una sección del Cementerio Calvo, donde se estima hay enterrados en el subsuelo (ahí no hay nichos funerarios) restos humanos de al menos un millar de personas, que habría que excavar con maquinaria pesada para lanzarlos a otro lugar del camposanto.

Ante esas irrespetuosas palabras del diputado del PUSC, le respondemos con lo expresado por el Papa Francisco el pasado 2 de noviembre cuando dijo: “El sentido de tristeza, un cementerio es triste, nos recuerda a los nuestros que se fueron, nos recuerda el futuro de la muerte. Pero en esta tristeza les traemos flores como un signo de esperanza. También puedo decir de fiesta, pero más adelante, no ahora”. El mismo día, antes de presidir la Misa, Francisco colocó flores en diferentes tumbas del cementerio, siguiendo las palabras que pronunció el 2 de noviembre de 2014 y que recordó hoy en su cuenta de Twitter. “Nos detenemos con fe ante las tumbas de nuestros seres queridos, rezando también por los difuntos que nadie recuerda”.

Pues resulta que en esa parte del centenario Cementerio Calvo, el dedicado al líder masón Padre Francisco Calvo, el “cementerio de los pobres”, el cementerio que los que “no tienen ni donde caer muertos”, ni el Papa Francisco ni nadie más podría repetir ese acto tan valorado por la comunidad cristiana. Y no lo podría repetir porque, Johnny Araya, después de ordenar que no se enterrara a nadie más en esa hectárea y media que sueña con urbanizar utilizando los más variados pretextos (un parqueo, una villa olímpica, una campamento para los obreros chinos que construyeron el Estadio Nacional, y ahora una “universidad” municipal), hizo sacar todas las humildes cruces, lápidas, floreros, ladrillos, que marcaban algunos entierros, para que luego se destruyera el césped, flores ornamentales y arbustos, dejando los 16.000 m2 destruidos, se encharralaran. ¡Como efectivamente sucedió! hasta que la Sala Constitucional ordenó su restauración, al tiempo que anuló la inscripción de esa parte del camposanto como “lote apto para construir” y el acuerdo municipal de venderlo a un fideicomiso.

En el muy humilde Cementerio Calvo, donde no hay tumbas de lujo, pero sí miles de difuntos que merecen respeto en su descanso, hay restos humanos que »se interponen» a los planes absurdos de Johnny Araya, ahora supuestamente para construir una »Universidad» municipal de alta tecnología y ciencias informáticas de primer mundo (¿?). Para ello, unos diputados encabezados por Álvarez Desanti (PLN), deberán mutar de BIEN DEMANIAL a BIEN PATRIMONIAL, casi la mitad de ese CEMENTERIO, para que luego de aprobado el cambio, el alcalde dé a conocer su “proyecto” y no vaya a utilizar el carácter de bien patrimonial municipal para otra cosa. ¡Y todavía le creen!, pese a que, como leímos en una entrevista reciente, dice que se trata de “un terreno paralelo al Cementerio Calvo”.

 

Enviado a SURCOS por el autor.

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