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Etiqueta: Manuel Delgado

Todos somos Dora

Manuel Delgado

Ha caído en mis manos, casi por casualidad, la novelita “Dora Bruder” del escritor francés Patrick Modiano, premio Nobel de literatura de 2014. ¡Gracias a esa casualidad que me puso en contacto con ese diamantito!

Modiano alcanzó una gran fama con solo 29 años por su guion para la película “Lacombe Lucien”, de 1974 (¡ojo a la fecha!). La razón de esa fama fue el escándalo que produjo, pues Modiano y el director de la película, Louis Malle, tocaban en ella un tema tabú del que nadie se atrevía a hablar: el de la Francia nazi.

Francia fue empujada por los yankis dentro del grupo de los aliados. En realidad, si bien en ese país, como todos los países europeos, hubo una resistencia heroica, la nación francesa fue un país nazi. En el norte estaba el protectorado alemán, con París como capital; en el sur, el gobierno de Philippe Pétain, con capital en Vichy, el mal llamado Estado Francés. Precisamente en esta parte del territorio transcurre la acción de la película.

“Lacombe Lucien” nos habla de las acciones de ese gobierno fascista, del terror nazi, antijudío y ante todo, del colaboracionismo de Francia con Hitler y, no puede dejar de mencionarse nunca, de la resistencia del pueblo francés.

La película está disponible en YouTube y la recomiendo.

Poco después Modiano volvió a ponerse en la lista de los más comentados con su primera (y quizá su más importante) novela, titulada “El lugar de la estrella”. El tema es el mismo.

Para entenderlo, un dato imprescindible es una anécdota que cuenta la novela, la cual sería cómica de no ser tan trágica, y que explica el origen de ese nombre. Uno de los lugares icónicos de París es la Plaza de la Estrella, en la que se encuentra el Arco del Triunfo y que hoy se llama Plaza Charles De Gaulle. Pues bien, en francés se dice La Place de l’Etoile. Pero sucede que la palabra “place” significa “plaza” pero también “sitio”, “lugar”. La anécdota es que un judío va por la calle y un turista le pregunta: “Señor, ¿podría decirme dónde está “la Place de l’Etoile?” El judío no entiende “plaza”, sino “lugar”, y llevándose la mano a la parte izquierda de su pecho responde: “Aquí”.

Hablar del colaboracionismo francés ya era de por sí una herejía, pero comparar un sitio tan sagrado como la Plaza de la Estrella con el sitio del pecho de un judío, el cual muy posiblemente terminó en los crematorios, eso ya era intolerable.

Ahora, a lo que los traje.

La novelita “Dora Bruder” es de 1997, hija de un escritor ya maduro. Cuenta la historia de un francés que, tomando café en una cafetería, ve en un periódico viejo un anuncio que pide información sobre una niña de 15 años, llamada Dora Bruder, que al parecer se ha fugado de la casa. Lo que le llama la atención al narrador es que la niña vivía exactamente en la calle de su infancia y, si no hubiera sido por unos años de diferencia, hubieran sido vecinos y hubieran jugado juntos en la calle de enfrente.

Como quien no quiere la cosa, él comienza a buscar rastros de esa niña y en esa búsqueda displicente va descubriendo el crimen cometido contra cientos, quizá miles de niñas iguales, pequeñas que fueron arrancadas de sus hogares y recluidas en prisiones especiales primero y en los campos de concentración después. Un secreto de familia, familia francesa me refiero, que el autor va desnudando a la vista de todos.

No sé si será porque tengo una nieta de esa edad, pero la obra me conmovió hasta las lágrimas. Pensé entonces en aquel personaje que, frente a situación igual, decía sentir asco de estar vivo.

Los sionistas han usado el holocausto judío para justificar su genocidio contra el pueblo palestino, y en los días recientes las grandes empresas televisivas han aumentado la puesta de este tipo de obras.

Lo cierto es que, para mí al menos, la conciencia de ese holocausto judío es un motivo de lucha contra todos los holocaustos y el racismo nazi es un incentivo para la lucha contra todos los racismos.

Gracias a Modiano por estas lágrimas mías, que no hacen otra cosa que reforzar mi fe en la humanidad.

La casa de Loida

Manuel Delgado

“Oscilaréis de nuevo abriendo el alma”, les dice Neruda a las puertas viejas, de desecho, rescatadas del olvido para servir a su casa nueva de La Sebastiana de Valparaíso, un viejo inmueble que él rehízo con retazos encontrados aquí y allá, todos muy cerca de los basureros.

“Saldréis de ese estado cercano a muerte para recrear los sitios donde se generó la vida”, parece decir Loida Pretiz en su nueva exposición que lleva, por cierto, el más simple y el más complejo de todos los nombres: se llama “Casa”.

Hacía tiempo que no me conmovía tanto una exposición plástica como lo ha hecho esta. En ella Loida recoge pedacitos de madera vieja, partes de puertas y marcos de ventana, detritus y olvido, y con ellos reordena el recuerdo, el lugarcito donde tomábamos el café de media tarde, el cacho del piano donde papá nos tocaba todas las noches, al lado de comedor, la cama que compartíamos con los niños, la ventana por la que se asoma una mata cercana o una montaña que nos saluda desde la lejanía, la sala, a veces completa, a veces apenas insinuada, el dormitorio.

Es una recopilación de los recuerdos, que dejan de ser cosa del pasado y que gracias al arte, a ese talento y esa dulzura propios de Loida, se nos vienen encima en el presente y nos envuelven en el abrazo cálido del hogar.

Vuelvo a Neruda, pero a otro poema también dedicado a la madera: “Debajo/ de la pintura sórdida /adivino tus poros, /ahogada me llamas/ y te escucho,/ siento/ sacudirse/ los árboles/ que asombraron mi infancia…” No hay olor en los cuadros de Loida. Ese aroma del bosque se disipó posiblemente hace mucho tiempo. Pero no hace falta. Hay un olor a café fresco, a sábana limpia, a ternura, a hogar; un olor que supera el paso del tiempo y que nos vuelve a traer la suavidad y la fortaleza de la madera y, a través de ella, el humus y el bosque todo.

Los invito a disfrutarla. Creo que es un hito de la creación artística reciente.

Ah, está en Museo Calderón Guardia.

Venezuela 2024 (3)

Manuel Delgado

(resumen de una intervención en la revista televisiva “En voz propia”)

Puede ver con estos enlaces la primera y segunda parte de esta serie.

Los presidentes de Brasil, Colombia y México hicieron una declaración en la que marcan un camino para la solución de la crisis venezolana. Ese camino contempla tres elementos esenciales: Primero y principalísimo, la defensa de la soberanía, la aceptación de que la salida corresponde solo a los venezolanos, sin intervenciones ni amenazas externas; segundo, que ese camino debe resguardar la vía pacífica y la renuncia de toda violencia; y tercero, que la solución debe ser transparente y democrática.

Los EEUU, por su parte, tenían y tienen otro guion, que consiste en una solución sin diálogo (ellos reconocieron a las 24 hora el supuesto triunfo de la oposición) y con la violencia interna y externa como método.

Fracasado el primer impacto de shock que tenían previsto los EEUU y la oposición interna, ahora han tomado un camino un poco más prudente, que consiste en presionar a esos tres países para que “intercedan” ante Maduro y los convenzan de rendirse pacíficamente. A cambio, está la intervención armada y el subsiguiente holocausto.

Una solución como la presentada por los presidentes de esos tres países es la vía de solución momentánea. El asunto es que el enemigo, EEUU y sus fichas, no están interesados en aceptarla. Ellos piden simple y llanamente la rendición.

Pero además de esa solución inmediata, debemos pensar en la necesidad de una solución de raíz, a largo y mediano plazo. Explico con un ejemplo: En 1990, luego de diez años de gobierno sandinista en Nicaragua, se realizaron elecciones con las condiciones impuestas por EEUU. Fueron elecciones en estado de guerra, guerra caliente, me refiero. Los gringos dijeron: si gana Ortega, seguimos con la guerra; si gana Chamorro, se acaba la guerra. Y el pueblo ya estaba harto de la agresión armada y entonces votó por Chamorro. ¿Fueron libres y democráticas esas elecciones? Por supuesto que no. El pueblo fue a votar con una pistola en la espalda.

Lo mismo ocurre en Venezuela. ¿Se puede declarar libre un proceso eleccionario? Por supuesto que no. Los venezolanos van a votar con un revolver a la espalda, que es el bloqueo, los embargos, las amenazas, la violencia derechista, las estrecheces que son producto de la agresión económica.

Para que haya elecciones verdaderamente libres, debe haber en Venezuela un proceso de normalización, proceso que solo puede comenzar por el cese del bloqueo y los embargos, así como el cese de las amenazas militares y de la violencia.

Y esto tiene que ver con todo el continente. La revolución bolivariana es parte en un fenómeno continental que revienta por partes y con diversa intensidad aquí o allá y que no se va a detener sino, al revés, se va a acelerar, y en este contexto América Latina solo pueden avanzar en paz y democracia si EEUU y las oligarquías locales aliadas suyas renuncian a las amenazas y a las sanciones.

Sin esa perspectiva no puede haber un abordamiento serio coherente de la crisis venezolana. Y eso lo olvidan muchos, entre otros algunos partidos progresistas y de izquierda del área.

Y es aquí donde debemos hablar del Frente Amplio, que ha asumido en esta crisis un papel lamentable y vergonzoso. La declaración de José María Villalta equiparando a Nicolás Maduro con el presidente Chaves es sencillamente un insulto a la inteligencia de todos los costarricenses, pero especial de aquellos que desde dentro o de cerca hemos colaborado con su partido y él sabe que pensamos diferente.

No es la primera vez que el Frente Amplio asume posiciones similares. En materia internacional, ese partido, más por acción que por omisión, ha asumido las posiciones del statu quo, que son las posiciones de Estados Unidos.

Desde hace años, lenta pero sostenidamente, el Frente Amplio se aleja de las posiciones de izquierda y asume posiciones de centro. Hoy es un partido de centro-izquierda, algo así como el Partido Socialista Obrero Español, el del presidente Pedro Sánchez. La diferencia quizá es que el PSOE tiene una gran estructura de base y un gran movimiento de masas (dirigen la principal central sindical obrera del país, la UGT) mientras que el Frente Amplio casi no tiene estructura de base y carece de todo lazo con el movimiento sindical. Es un partido parlamentario, que entiende la política como un pleito de palacio.

Ahora se ha montado en la ola reaccionaria contra Venezuela y lo hace pensando en las elecciones del 2026, que tenemos a las puertas. Pero esa política no va a tener resultados positivos. Creo que el Frente Amplio va a cosechar en el 2026 un fracaso similar al que obtuvieron en las pasadas elecciones municipales por la razón de que las causas de este fracaso no han sido estudiadas debidamente ni corregidas.

Pero bueno, hasta ahora yo he sido del criterio de que, en un medio tan derechista como el nuestro, un partido centrista es una buena noticia. Al tal partido se le pueden perdonar muchas insuficiencias. Pero deben de tener cuidado, porque tanto va el cántaro al agua que se quiebra. El mío, al menos, ya se quebró.

Venezuela 2024 (2)

Manuel Delgado

(resumen de una intervención en la revista “En voz propia”)

Puede ver la primera parte de esta serie en este enlace.

El segundo asunto de las elecciones venezolanas es el de las actas. La oposición y todos los enemigos de Venezuela saltaron pidieron a gritos esos documentos. No dicen y no dijeron que el Consejo Nacional Electoral tiene por ley un plazo de 30 días para presentarlos. Es lo más lógico. Ese proceso de cotejo lleva tiempo en todos los países del mundo. En México todavía no se ha terminado el conteo de los votos en que ganó Claudia Scheinbaum.

El presidente Maduro trasladó entonces el asunto al Poder Judicial, que tiene una sala electoral (cosa que en nuestro país no existe). Comparecieron el viernes todos los partidos, excepto González Urrutia o algún representante suyo. Como todos sabemos esa Sala del Poder Judicial dio tiempo al CNE de presentar esas actas hasta el día lunes, y el organismo electoral cumplió con esa demanda.

Pero hay un detalle y es que esa sala electoral del Poder Judicial tiene poder penal, y si se presentan documentos fraudulentos los responsables pueden ser acusados de un delito electoral. Por eso, entre otras cosas, es que la oposición no asoma las narices.

Aquí se repite la historia. A Maduro y al CNE se le exigen los documentos, las actas, que prueben su veredicto, pero nadie le pide lo mismo a la oposición, que dice contar con el 80% de las actas o más. ¿Quién va a revisar estas actas de la oposición? Ellos no las presentan ante el CNE porque dicen que ese organismo es chavista; no las van a presentar al Poder Judicial porque dicen que está dominado por los chavistas; muchísimo menos pueden darle esa confianza al Poder Legislativo por la misma razón. Entonces, ¿quién es aquí el juez? Pues simplemente los Estados Unidos.

Las autoridades de Estados Unidos y otros gobiernos, incluido el nuestro, han corrido a reconocer el triunfo de González Urrutia y lo han ungido como presidente. ¿Y con base en qué? Con base en nada. Estados Unidos le ha dicho a González Urrutia: “No, chico, déjate de boberías, no hace falta que presentes ningún documento ni ninguna prueba. Tú eres el presidente legítimo. Chévere.” Y sanseacabó.

La oposición venezolana y sus aliados externos han cerrado todas las puertas del diálogo, de la verificación imparcial de la que tanto hablan, del respeto a la democracia, y han dejado abierto solo el camino de la confrontación, de la violencia, de la agresión tanto interna como extranjera.

¿Hay solución a este problema? Sí, sí la hay, pero de eso deseo hablar en un tercer y último artículo mañana.

Venezuela 2024 (1)

Manuel Delgado

(resumen de una intervención en la revista “En voz propia”)

Puede ver la segunda parte de esta serie en este enlace.

¿Qué está pasando en Venezuela? Un dejà-vu. El chavismo gana las elecciones y la oposición declara fraudulento el resultado. Es lo mismo que ha pasado 29 veces en el último cuarto de siglo. En este periodo ha habido en Venezuela 31 procesos electorales, y de ellos las fuerzas bolivarianas han perdido solo dos, uno era una reforma de la constitución impulsada por el entonces presidente Chávez y la otra la de la Asamblea Nacional, esa de donde salió Juan Guaidó, de ingrata memoria. Por cierto, en esas dos victorias la oposición sí reconoció los organismos institucionales, la constitución y todo lo demás.

Venezuela es un país aficionado al béisbol y en este deporte cuando un bateador pega dos tiros buenos por cada 10 oportunidades se dice que batea 200 (se entiende que son 200 de mil). Batear 300 (es decir, 3 de cada 10) es toda una proeza que muy pocos jugadores pueden lograr. Hay que ser muy bueno para eso. Pues bien, en una ocasión, refiriéndose a las elecciones en su país, Nicolás Maduro decía: “Estoy bateando 800”. Y así es. Solo que se quedó corto. La revolución bolivariana ha bateado mucho más, repito, 29 de 31. Pero la derecha opositora no reconoce nada. Así que el cuento de hoy no es nada nuevo. Es otro grito sacado del cuento de Pedro y el lobo.

Desde hace tiempo los enemigos de Venezuela e incluso algunos amigos y gente neutral insistían en exigirle a Maduro el respeto a los resultados electorales. Yo dije en un artículo que a quien había que hacerle esa petición era a la oposición venezolana, que nunca había reconocido ningún resultado. Por cierto, todos los partidos se comprometieron con anterioridad a respetar la voz de las urnas, todos, excepto González Urrutia y los suyos.

El voto en Venezuela es muy similar al ensayado en algunos centros de votación en las pasadas elecciones municipales en nuestro país. Yo voté en un centro que tenía la papeleta tradicional, pero como era fiscal del Frente Amplio pude asistir al centro que tuvo voto electrónico y pude asistir, además, al cierre y conteo final. Allí pude constatar las bondades de este sistema.

La votación se hace frente a una pantalla similar a una computadora. En ella aparecen los candidatos (en nuestro caso aparecían los partidos); el votante pulsaba una casilla y la máquina le respondía: “Usted ha escogido a Fulanito de Tal o al Partido Tal. ¿Está seguro de su voto?” Si el votante responde afirmativamente, el voto se registra como emitido en la base de datos.

En nuestro país eran varias papeletas (alcaldes, regidores, síndicos y concejales). Entonces ese procedimiento se iba repitiendo. Al final, la máquina le mostraba al votante cómo iba a quedar su voto y le decía: “Usted ha votado de esta manera. ¿Desea hacer algún cambio o quiere continuar?”. Si el votante decidía continuar, se consignaba el voto.

Entonces la máquina imprime ese voto, que es el testimonio escrito. En nuestro caso era el talón de la papeleta, que se separaba y se depositaba en la urna.

Es un método infalible, con el que prácticamente es imposible el fraude.

La información de ese sistema fue el remitido al Consejo Electoral y que lo dio a conocer el domingo 28 de julio, día de las elecciones. Ese día estábamos muy inquietos esperando los resultados que se hicieron públicos muy tarde, mucho después de las 11 de la noche. Oyendo y viendo la CNN, a eso de las 9 y 30 yo me convencí de que había ganado Maduro. ¿Por qué? Porque empezaron a hablar de fraude y de las alternativas frente al fraude. Sin esperar los resultados, ellos ya tenían el guion listo. Solo era cuestión de minutos para que se abriera el telón y comenzara la comedia.

Allí estaban los datos globales. Ahora venía el otro capítulo, el de las actas. Sobre él voy a hablarles mañana, para no cansarlos hoy con mis palabras.

¿Qué sucede en Venezuela? Análisis En Voz Propia

¿Es el proceso electoral venezolano tan deficiente y manipulable que pueda generar cuestionamientos?

¿Tiene el candidato Nicolás Maduro el respaldo popular necesario que le permite ganar?

¿La oposición tiene argumentos y poder popular como para ganar como dice el gobierno de Estados Unidos?

¿Por qué quiere EEUU que la oposición venezolana gane las elecciones en Venezuela?

Estas y más preguntas será analizadas y respondidas por nuestros invitados, Manuel Delgado, reconocido periodista y analista de la coyuntura nacional e internacional, y Ricardo Segura, analista de política internacional.

Lunes 5 de agosto de 2024, 7:00 p.m.

En Vivo por nuestros canales de Facebook y Youtube de En Voz Propia

Chavizmo con zeta

Manuel Delgado

El triunfo de las fuerzas revolucionarias en las elecciones venezolanas de este domingo tiene una significación muy especial. Será posiblemente un hito en la historia del continente y repercutirá en la política latinoamericana y mundial.

La primera razón es que se trató de una derrota de las fuerzas de la reacción, de inspiración y de financiamiento imperialistas, y solo por sí solo esa una gran cosa. Pero eso es solo el comienzo.

El triunfo del chavizmo (así con zeta, para que no se vaya a confundir nadie) es una muestra de la madurez y de la alta conciencia del pueblo de Bolívar. Cada venezolano tuvo la oportunidad de votar por Maduro o por González, y en la soledad de su mesa de votaciones y ante su conciencia, una mayoría se decantó por Maduro. Las fuerzas opositoras hicieron campaña en torno a la idea de que un triunfo de la oposición iba a ser el inicio de un cambio en las relaciones con Estados Unidos, que se iban a levantar las sanciones y los bloqueos, culpables de las incomodidades y las estrecheces del país. Bueno, esto puedo haber cambiado con ese voto ciudadano. Pero no fue así: el pueblo votó por el sacrificio, pero por la dignidad de su Patria. Lo hicieron los viejos, pero también un gran porcentaje de la juventud, que son la garantía de la continuidad revolucionaria.

En estas elecciones se ponía en juego la misma ficha que empleó el imperio en Nicaragua en 1990, cuando el pueblo votó no por Chamorro sino por acabar con la guerra. Muchos temíamos que esa misma lógica iba a prevalecer aquí: votos a cambio de levantamiento de las sanciones, pero no fue así.

Este triunfo del chavizmo representa, además, la madurez de la revolución, que se mantiene viva y pujante después de un cuarto de siglo y que en medio de tantas dificultades comienza a marcar un repunte en todos los campos, en especial en el económico.

Ni qué decir de hace 24 años, hace solo 6 años, cuando Maduro ganó las anteriores elecciones y lo único que se vislumbraba era el enfrentamiento total, el apocalipsis; la situación del mundo y de Venezuela en el mundo era muy diferente a la de hoy. Entonces, el BRICS era apenas un niño y empezaba a dar sus primeros pasos. Hoy el BRICS es una fuerza en plena adolescencia, preparada ya para irrumpir en la adultez. Ese tratado internacional y Venezuela dentro de él van a transformar el mundo y van a poner en el museo de antigüedades muchas de las artimañas del imperio. Otro mundo está a punto de nacer, y Venezuela es pieza fundamental en él. He allí la importancia histórica de este triunfo.

La última observación que quiero hacer es que la revolución consolida su continuidad. Venezuela es la segunda revolución del continente y constatar su fortaleza es una alegría. En medio de tanta pusilanimidad y tanto desconcierto, constatar eso es como un baño de agua fresca. Sí, la revolución se mantiene a pesar de todo, a pesar de los ataques imperialistas y a pesar de sus propios errores, de las incomprensiones de muchos y de cobardía de otros tantos.

Hoy todos agradecemos a Cuba sus 65 años de resistencia. Esa resistencia nos ha hecho la lucha más sencilla. Ahora también debemos agradecer a Venezuela el cuatro de siglo de la suya. Ella nos ayuda en nuestra lucha, nos hace más fuertes y redobla nuestras esperanzas.

¡Viva Venezuela!

Manuel Delgado analiza la realidad nacional y llama a votar por el Frente Amplio en la elección municipal

En un análisis de la realidad nacional, Manuel Delgado, destacado líder y analista político, ha llamado a la ciudadanía a considerar el voto como una herramienta para el cambio y respaldar al Frente Amplio en las próximas elecciones municipales. Delgado enfatizó la necesidad de alejarse de los partidos tradicionales, que, según él, han incumplido repetidamente sus promesas a lo largo de los años.

Los partidos de siempre nos prometen un mundo mejor cada cuatro años, pero lo cierto es que eso no pasa; la vida empeora día con día, año con año, década tras década, declaró Delgado, destacando la creciente preocupación por la calidad de vida en el país. Señaló que la vivienda se ha vuelto casi inaccesible para muchos, con salarios estancados y precios en constante aumento, generando una brecha cada vez mayor entre la capacidad adquisitiva de la población y los costos de vida.

Delgado hizo hincapié en el deterioro de la Caja y la crisis en los servicios públicos de transporte, calificándolos de caos y argumentando que la falta de inversión y planificación ha contribuido a esta situación. Además, señaló que los cantones del país se encuentran sumidos en el atraso, evidenciando la necesidad urgente de un cambio en la gestión municipal.

Hay una alternativa real para convertir el voto en un instrumento de cambio, y es por eso que el Frente Amplio se presenta como el único partido capaz de realizar un cambio significativo, afirmó Delgado. Destacó la importancia de apoyar a un partido que busque soluciones concretas para los problemas que afectan a la ciudadanía y que esté comprometido con el progreso y el bienestar común.

En el video adjunto se puede visualizar lo expuesto por Manuel Delgado.

82 años de la CCSS

Manuel Delgado

Plaza de las Garantías Sociales, 1 de noviembre de 2023

Hace 82 años, en un día como hoy, pero 1941, el presidente de entonces Rafael Ángel Calderón Guardia puso el ejecútese a la ley de creación de la Caja Costarricense del Seguro Social, aprobada días antes por el Congreso Constitucional de la República.

La creación de la Caja fue la primera piedra de una serie de leyes y reformas que dieron como resultado una revolución, no política ni económica, pero sí social. Costa Rica fue revolucionada en su institucionalidad con aquellas reformas.

Aunque como digo, este proceso no representó un revolución política, sí forjó la unidad de las tres fuerzas más importantes de la época: por un lado el presidente Calderón Guardia y su equipo, a los que la oligarquía tenía decidido sacar del poder por la fuerza; segundo lugar, la iglesia católica, jefeada por un pastor inteligente y sensible; y en tercer lugar el Partido Comunista, que ocupaba un espacio político respetable pero que, sobre todo, lideraba un movimiento de masas, social y sindical de enorme fuerza. Porque hay que añadir que esta revolución social no fue un golpe de palacio, es decir, no fue un acuerdo en las alturas, sino que nació producto de la lucha de los trabajadores, en sus sindicatos y en las calles.

La creación de la Caja con sus dos grandes ramas, cuidado de la salud y pensiones, puso a Costa Rica a la vanguardia mundial en materia de seguridad social. En 1952, es decir 11 años después, la Organización Internacional del Trabajo adoptó el Convenio 102, obligatorio para todos los países, que contenía garantías menores que las que ya disfrutaban los costarricenses.

La Caja nació con una filosofía que se había forjado en Alemania en los últimos años del siglo XIX y que se originaba en las experiencias mutualistas europeas anteriores. El mutualismo era que un grupo de personas, de trabajadores, hacían un ahorro común, que cubría los salarios en caso de enfermedad de los afiliados. La diferencia es que esta nueva forma de financiamiento a que me refiero exigía el aporte obligatorio del patrono y del estado. Se creaba así un fondo que era público, pero que no era estatal, que pertenecía a los asegurados. Por eso se llama “caja”, es la caja común de los que contribuyen, obreros y patronos, para proteger a los trabajadores.

Este colocho histórico es muy importante porque hay que dejar claro que el dinero de la Caja, y ahora me refiero a la Caja Costarricense del Seguro Social, su patrimonio, no es del gobierno, es de los trabajadores, y cometen abuso en la letra y el espíritu de la ley, los que quieren disponer de ellos como si fuera un dinero del Ministerio de Hacienda.

En 1942, cuando se fundó, la Caja recibía el 5,5% de los patronos, el 3,5% de los trabajadores y el 3,0% del estado. En 1947 esto había sido modificado, y las tres partes pagan un 2,5% de las planillas.

En 1971, siendo presidente Figueres Ferrer y directivo de la Caja Calderón Fournier, el aporte del estado se disminuyó de 2,5 a 0,25%. Así se mantuvo por muchos años y en los últimos tiempos han tenido una subida, conjuntamente con la subida de los aportes de los patronos y los trabajadores.

La Caja ha sido víctima de toda clase de saqueos en sus presupuestos, y este saqueo explica en parte de la crisis en hoy se encuentra. Pero esta reducción de la cuota estatal fue trágica, pues representa un faltante de 2 % mensuales por 40 años o más. Así no hay empresa que aguante.

Pero hay mucho más que eso. En buena filosofía, la Caja es financiada por los trabajadores y para ello, es decir, para los afiliados, para los asegurados. Pero en los setentas comenzó un costosísimo proceso de universalización del seguro, proceso por el cual se le pasaron a los asegurados las responsabilidades por la salud de toda la población. A ese proceso siguió otro igual, que fue el traslado de todos los hospitales a la CCSS que no estuvo acompañado con el traslado de los dineros necesarios para mantener esos hospitales. Estas dos deudas todavía se cobran, en todo o en parte, hoy.

Pero el estado sigue trasladándole a la Caja responsabilidades que no son suyas. Fue lo que sucedió con la Covid. En momentos en que se produjo una contracción de sus ingresos, la Caja tuvo que utilizar sus recursos, especialmente su personal, para atender una pandemia cuya responsabilidad debió haber sido del estado.

Queda todavía una tercera cuestión, que atañe sobre todo a los regímenes de pensión pero que afecta también a los regímenes de salud. Y es que la Caja nació en momentos en que el número de personas jóvenes, de afiliados activos, era mayor, y en momentos que las expectativas de vida eran también menores. Eran también momentos en que los servicios eran relativamente más simples y baratos.

Pero en 80 años la vida ha cambiado. Hoy los regímenes de salud y menos aún los de pensión no pueden sostenerse solo con el aporte de los trabajadores y sus patronos. Si queremos un sistema de seguridad social moderno y sostenible ya no basta con pagarle a la Caja las deudas y evitar la sustracción de sus recursos, es necesario inyectarle enormes recursos desde el fisco, es decir, desde el Estado. Pero es lo contrario de lo que ocurre en la realidad.

Este país está gastando en salud una cifra de su PIB inferior a los de El Salvador, Nicaragua, Panamá y Honduras (que van del 7,3 al 8,4%) y apenas un poquito superior a las de Guatemala y Belice.

La cifra del país (7,2) está muy lejos del promedio de la OCDE, que es del 8,8% y apenas supera el promedio de América Latina y el Caribe. Así lo hace notar el estudio “Health at a Glance: Latin America and the Caribbean 2023” de la ODCE.

Así estamos de mal y, además, peleando por cada cinco que el gobierno le niega a la Caja del dinero que no es del gobierno, sino de la Caja, es decir, de todos los asegurados.

El país que mayor porcentaje de su PIB le dedica a la salud es Cuba, con un 9,7%. Cuba es además el país que tiene más médicos por habitante, 6,7 por cada 1.000 habitantes. El promedio latinoamericano es de dos médicos. El promedio de la OEDC es de 3,5. Un informe de la BBC se pregunta de dónde saca Cuba tantos médicos. Una razón es que existe una convicción nacional en favor de la salud y de la unión entre salud y educación, es decir, la formación de médicos juega un rol fundamental en la sociedad. Ese país tiene 24 facultades de medicina y 52 escuelas de enfermería.

Costa Rica, por su parte, ocupa el quinto lugar con peor proporción de médicos y enfermeros por cada mil habitantes en la OECD. Por una parte, hay una terca oposición a abrir matrícula en las universidades, en especial con relación a los de especialistas. Pero al mismo tiempo no hay una voluntad de abrir plazas de trabajo y el sector sufre como pocos el flagelo del desempleo.

El Colegio de Odontólogos afirma que un 23% de sus profesionales no tienen trabajo. También se señalan cifras altas entre farmacéuticos y enfermeros. El Colegio de Médicos no conoce la situación de sus agremiados, pero señalan que muchos de ellos posiblemente laboran en otros campos distintos de la medicina propiamente dicha.

A esto hay que añadir una monstruosa carencia de infraestructura, con hospitales obsoletos y espacio físico insuficiente, sin salas de operación y recuperación necesarias.

Nuestra diferencia es que no tenemos esa convicción-país de apostar en serio por la salud, no la tenemos o la perdimos. Los ataques constantes a la CCSS son muestra de ello. Pero también lo son los recortes a los gastos en el rubro.

Los gastos de salud respecto al PIB descendieron en la década pasada (2010-2019) en un 0,53%. Su descenso respecto al gasto público es el más alto de América Latina: -7,6%.

Como respuesta a esto, hay un ascenso de los costos de la salud por la vía del uso de atención privada. En este rubro el país está por encima de la media de la OECD: 22,3% contra 19,9%. ¡Increíble! Los gastos de salud privada son superiores a la media de los países más desarrollados.

Según el mismo estudio, el pago de servicio privados de salud lanza a la pobreza al 1,7% de la población de manera directa, pero empuja a la pobreza a largo plazo a una cantidad mucho mayor, en el caso de nuestro país, al 10% de la población.

Hoy, en esta celebración, hay que reconocer que la lucha del pueblo ha detenido este año las arremetidas del ejecutivo, pero debemos redoblar esfuerzos no solo para salvar lo que tenemos, sino para relanzar nuestro sistema de seguridad social y apostar por una nueva revolución social, similar a la de hace 80 años.

Chile a los cincuenta años

Manuel Delgado, filósofo, periodista y escritor

Conocí a Joaquín Gutiérrez Mangel, ilustre novelista costarricense, en Chile en el año de 1973. Él dirigía la editorial del estado Quimantú, y me comentaba muy emocionado, con su vozarrón de bajo y sus dos metros de altura, que la editorial había logrado la meta de publicar libros al precio de una cajetilla de cigarrillos. Y agregaba: “Jo, jo, jo, y lo que ahora vamos a hacer es publicar libros al precio de una cajetilla de fósforos (cerillas)”. Ese sueño suyo no pudo hacerse realidad pues el proyecto fue truncado por el golpe militar.

Esta simple anécdota dice mucho de lo ocurrido en Chile en aquel año aciago y de su impacto. Eran libros contra fusiles, cultura contra sangre, esperanza contra vida.

Después de la revolución cubana victoriosa y de una cadena de levantamientos armados fracasados, después de convivir con el terror de las dictaduras militares (la izquierda costarricense estaba apenas saliendo de la ilegalidad de tres décadas; a nuestro lado, Somoza seguía asesinando patriotas), Chile había abierto una esperanza. ¿Era posible pensar en un mundo mejor sin recurrir a las armas, sin derramar sangre, armados solo con el apoyo popular y no con bombas y bayonetas?

Chile dio una respuesta contundente a esta pregunta: sí es posible vender en unas elecciones y acceder al gobierno de manera pacífica. Así zanjó una de las grandes polémicas de la izquierda.

Decir que la “vía pacífica” hacia la felicidad es un sueño derrotado es un exceso verbal. El gobierno de la Unidad Popular fue derrotado, pero no fracasó; fue hundido en la sangre, pero no por ser fracaso, sino precisamente por lo contrario. Por eso las alamedas anegadas de gente y la voz suave y amigable de Allende nos siguen acompañando.

Pero también se zanjó la otra gran polémica de la izquierda, aquella según la cual una revolución solo es verdadera si sabe defenderse. En Chile, el enemigo encontró la forma de destruir ese gobierno progresista y las fuerzas populares no tuvieron la fuerza para impedirlo. La vieja confrontación entre la vía electoral y la vía armada fue superada por la experiencia de que la revolución social no poder hacerse con conspiraciones aventureras, sino que debe edificarse en el apoyo de las masas, pero que la quimera de que las fuerzas armadas tradiciones puedan cambiar de hombro su fusil, esa quedó enterrada y en tal caso, hay que buscar otra alternativa de defensa de la institucionalidad.

Esa convicción ha ayudado mucho al encuentro de las fuerzas de izquierda latinoamericanas. En mi país, las unió en el plano electoral y en la solidaridad activa y unida con el Frente Sandinista de Liberación Nacional, que combatía entonces, fusil en mano, la última batalla contra la dictadura somocista.

El derrocamiento de Allende hace medio siglo nos deparó otra enseñanza, y fue el hundimiento de la quimera de que Estados Unidos podía ser un factor de progreso y democracia o, por lo menos, de protección de las libertades y los derechos ciudadanos. Quedó claro para todos que el imperialismo sigue siendo el factor del retroceso, que sigue siendo una fuerza guerrerista y de respaldo a las dictaduras. Poco después, llenó de gobiernos sanguinarios el continente, creando una especia de internacional del terror. Y ese rasgo fundamental del imperialismo no ha cambiado ni cambiará nunca. Por eso es tan decepcionante la posición internacional del actual gobierno chileno, que critica a gobiernos progresistas, pero deja incólume la política agresiva del imperialismo. Esas críticas no ayudan en nada ni a los pueblos de esos gobiernos criticados ni a sus amigos en esos países, pero ayuda a la labor del imperialismo por dividir la lucha antiimperialista, que será el verdadero y eterno norte de la liberación latinoamericana.

El golpe de estado en Chile tuvo y tiene para nosotros otra herencia, porque fue en este país donde dio inicio un cambio continental y mundial, la inauguración de un despeñadero que nos sigue arrastrando al abismo social y a la dependencia geopolítica. Me refiero al neoliberalismo.

Esta política económica se puso en práctica de la única manera que le era posible: por la fuerza de las armas. Y por la fuerza de la represión y la barbarie se fue imponiendo en los demás países. Además de las razones económicas y sociales, es por esta razón política que el neoliberalismo está históricamente acabado, por más que pretenda seguir dando manazos de moribundo: porque no se puede seguir sosteniendo en democracia.

La experiencia chilena, impuesta por el gobierno de Estados Unidos a través del grupo de los Chicago Boys, significó un sacrificio enorme para el pueblo chileno.

El gobierno de Pinochet dejó un resultado del 68% de pobreza en 1988. Fíjense que en Costa Rica, que empezaba a entrar en el neoliberalismo, tenía ese año una cifra de pobreza del 24%.

Esa herencia de pobreza dejada por Pinochet y su doctrina neoliberal fue luego corregida en parte por los gobiernos de la democracia, introduciendo algunos correctivos a esa política económica.

En 1971, el gasto social del gobierno de Allende era del 28.8%; en 1979, con Pinochet, había descendido hasta el 12.2%. El gasto en salud per cápita era de 241 dólares en 1972 y descendió a 170 en 1978.

La reducción en ayuda a los jóvenes estudiantes fue patética. La ayuda en almuerzos bajó de 28,8% en 1971 a 12,2% en 1979. La repetición y el abandono de los estudios subieron en ese mismo periodo de 11% a 14,5% y del 4% al 7,1%, respectivamente.

No hace falta decir más para mostrar el gran sacrificio económico que Pinochet y su política representaron para el pueblo chileno. Pero el peor costo fue en democracia, en libertad, en seguridad, en sangre. Ese es un sacrificio que ni América Latina ni el mundo van a olvidar nunca.

Hay otra huella de la dictadura menos palpable, y es la que está escrita en el alma de los chilenos. No se trata solo de la constitución o del apoyo enorme con que cuenta la derecha. Se trata de algo quizá más profundo.

Hace poco celebramos en Costa Rica la visita de Víctor Jara en 1971. Cantó en la universidad como es costumbre, pero lo llevamos a la zona del banano, que es para nosotros como la mina en Chile, pero enclavada en medio no del desierto sino de la selva tropical. Yo estuve a cargo de esta parte de la gira, y recuerdo cómo los trabajadores tarareaban al día siguiente sus canciones, en especial la titulada “Abre la ventana”. Entonces me venían a la mente sus versos:

María, mira hacia afuera,
nuestra vida no ha sido hecha
para rodearla de sombras
y tristezas.

Sombras y tristezas estrujan el alma latinoamericana en este aniversario del golpe de estado.

María, abre la ventana
y deja que el sol alumbre
por todos los rincones
de tu casa.

Con el recuerdo de esos versos, hago llegar hasta Chile mi cariño y mi solidaridad.

(Publicado originalmente en le revista chilena DES CENTRADOS)