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Etiqueta: Mons. José Rafael Quirós Quirós

Mensaje del Arzobispo de San José con motivo del LXXXII aniversario de la CCSS

Plaza de las Garantías Sociales,
San José,
1 de noviembre del 2023

Mons. José Rafael Quirós Quirós
Arzobispo Metropolitano de San José

Un saludo fraterno a los presentes y a quienes me escuchan:

En el marco celebrativo del octogésimo segundo aniversario de fundación de la Caja Costarricense del Seguro Social, agradezco la invitación de la Unión Nacional de Empleados de la Caja, para unir mi voz esta mañana, al reconocimiento de esta Institución emblemática de la seguridad y solidaridad social de Costa Rica, que hunde sus raíces como sistema de salud en la conjunción de voluntades de costarricenses visionarios y humanistas.

Desde los valores cristianos presentes en la sociedad costarricense y el pacto social sellado en la década de los años cuarenta del siglo pasado, compatriotas comprometidos con los habitantes más pobres, privados del derecho humano a la salud, visualizaron un sistema de seguridad social que nace como expresión de la solidaridad, la fraternidad y el bien común, que nos enorgullece.

Como costarricense hago llegar el agradecimiento de muchos al personal médico, administrativo y demás áreas, que labora en la Caja, y que manifiestan día a día su amor al prójimo, danto el trato humano que merece cada paciente. Es la mirada misericordiosa del buen samaritano, capaz de hacer suyos los sufrimientos y dolores del que sufre.

Después de la pandemia, no podemos olvidar al personal hospitalario y de los EBAIS, que estuvieron en primera fila de atención de los pacientes afectados por el coronavirus SARS- CoV- 2. En particular, no debemos borrar de la memoria a los trabajadores de la salud que ofrendaron sus vidas en su misión humanitaria, que nos hace recordar las palabras de Cristo: “nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos” (S Juan 15,13).

Así, la mejor defensa que un trabajador de la Caja puede hacer de nuestra institución, en primera instancia, es el trato amoroso al paciente y la atención esmerada a todo aquel que requiere alivio a su sufrimiento humano. Me atrevo a señalar que el éxodo de profesionales médicos, que interrumpen su trayectoria laboral en la Caja, seducidos por mayores ingresos económicos, abre signos de preguntas, en lo que a solidaridad se refiere.

Destaco con mucha alegría y esperanza que continúe fortaleciéndose, el programa de trasplantes, la medicina preventiva, la atención prenatal, el régimen de pensiones no contributivo, la universalización y democratización del servicio de salud, la atención general a los estudiantes de nuestro país, la implementación de los recursos tecnológicos e informáticos, y otras acciones necesarias institucionales.

Por ello, es un compromiso permanente de parte de todos los costarricenses, incluyendo a las autoridades correspondientes, la defensa y fortalecimiento de nuestro sistema de seguridad social, que fija su mirada solidaria y fraterna, en la población más vulnerable y empobrecida del país. De ahí que, si hay voces que afirman que la Caja está enferma, entonces es el momento de hacer un diagnóstico serio y responsable, para aplicar el tratamiento oportuno, y no permitamos que se muera.

Una estrategia de intervención patriótica es unir voluntades como en el pasado mediante el diálogo objetivo, maduro y efectivo. Por eso, hay que procurar la unidad entre trabajadores, empleadores, representantes del Estado y los asegurados. Recordemos que el diálogo es el camino que siempre debemos recorrer para la paz social en Costa Rica y que es craso error poner oídos sordos al clamor de la ciudadanía.

En esa dinámica de encuentro y diálogo, destaco lo realizado por el Foro Mario Devandas coordinado por la Iglesia, cuando las autoridades de la Caja hicieron la consulta pública sobre la reforma al Reglamento del Seguro de Invalidez, Vejez y muerte de la Caja de Seguro Social, con la participación de UNDECA y la mayoría de sindicatos del sector salud, movimientos sociales, sectores políticos y académicos, y otros.

Para la consulta pública mencionada, se entregó el 4 de noviembre del 2021, una propuesta formal del movimiento sindical y social, denominada: El IVM pilar de nuestro sistema de protección social: la progresividad debe ser el eje.

En dicha ocasión una de las propuestas que llamó más la atención, fue la que argumentó a favor de la mujer trabajadora.

En este momento considero fundamental en este espíritu de solidaridad, que a quienes corresponda, poniendo su mano en el corazón, busquen los caminos para responder de manera urgente a la lista de espera para la atención médica. Unido a esto los demás temas de infraestructura y demás.

Destaco finalmente la importancia de la atención espiritual que reciben los pacientes. Las Capellanías en los hospitales, con su misión de consuelo y alivio de los enfermos y sus familiares que lo requieran, no son un mero privilegio eclesial, sino un derecho del enfermo.

En este día de regocijo por los 82 años de esta querida institución, que es patrimonio histórico social de todos los costarricenses, le pido a nuestro Señor, el Médico por excelencia, que tuvo compasión por los enfermos a quienes sanó, que nunca falte la mano amiga, solidaria y fraterna del buen samaritano, con el que sufre, con el pobre y desamparado, mediante la atención de los servicios de salud de la Caja Costarricense del Seguro Social.

Nos congratulamos todos como país que sigue recorriendo caminos de esperanza.

Muchas gracias.

Por el respeto y la dignidad de las servidoras domésticas

Mons. José Rafael Quirós Quirós
Arzobispo Metropolitano de San José

El pasado 29 de julio, la Iglesia recordó la memoria de Santa Marta, cuyo nombre procede del arameo y significa dama o señora. Fue ella quien recibió a Jesús “en su casa de Betania”, donde se afanó por los quehaceres del hogar y la atención de su huésped (cf. Lc 10, 38-41). En la Arquidiócesis de San José hemos querido encomendar a su intercesión, de modo especial, a las servidoras domésticas por el inmenso, y a la vez, discreto servicio que prestan.

Con ello, queremos reconocer a estas valientes mujeres trabajadoras el aporte fundamental en nuestra sociedad; sin ignorar que a menudo enfrentan condiciones laborales precarias, bajos salarios, falta de protección legal y hasta violaciones de sus derechos fundamentales.

En una alocución, el Papa Francisco interpelaba a los empleadores en los siguientes términos: Pienso en tantas empleadas del hogar que ganan el pan con su trabajo: humilladas, despreciadas… Pero ¿cómo la trata (a tu empleada doméstica)? ¿Le pagas lo justo, le das las vacaciones pertinentes, es una persona o un animal la que te ayuda en casa?” (Papa Francisco, 16 de febrero del 2018).

Escuchar sus voces es una cuestión de justicia y equidad, pues todas las personas, sin importar su ocupación, merecen ser tratadas con dignidad y que se respeten sus derechos humanos y laborales. De ahí, la defensa de las garantías y protecciones que les otorga la normativa vigente, trátese de nacionales o extranjeras.

Muchas de ellas trabajan jornadas excesivas no remuneradas, sin límites claros entre su tiempo de trabajo y su tiempo personal. Algunas trabajadoras no tienen acceso a beneficios de la seguridad social, póliza de riesgo del trabajo o vacaciones pagadas.

Una especial preocupación representa el hecho de que las servidoras domésticas pueden ser especialmente vulnerables a abusos físicos, emocionales y sexuales; debido a la naturaleza privada y aislada que ofrece su ambiente de trabajo; a la informalidad de sus contratos de trabajo, a la baja escolaridad y muchas veces por tratarse de mujeres migrantes. Al garantizar protecciones legales y promover la conciencia sobre estos problemas, podemos ayudar a prevenir abusos y brindarles un entorno seguro.

Así, es importante abogar por políticas laborales justas; promover la ratificación e implementación de convenios sobre trabajo decente; fomentar la educación sobre los derechos laborales; señalar la especificidad de los trabajos y cuidados que tendrá la trabajadora doméstica, sin abusar de ella; reconocer la relación laboral y la dependencia con el empleador; suscitar el pago de tiempo extra; y apoyar a organizaciones y sindicatos que luchan por los derechos de estas trabajadoras.

Que la memoria litúrgica de Santa Marta se convierta en una verdadera plataforma para hacer visibles a estas servidoras y que, de una u otra forma, todos contribuyamos a esta causa alentando un trato justo, respetuoso y digno hacia ellas en nuestros propios hogares y comunidades.

Imagen: https://www.radiofides.co.cr

Seguridad alimentaria, fortalecimiento de la CCSS y jornadas laborales que no afecten el derecho a compartir con la familia en homilía del arzobispo de San José

SURCOS comparte el texto de la homilía del Arzobispo Metropolitano de San José, José Rafael Quirós Quirós, emitida este Primero de Mayo de 2023.

CELEBRACIÓN A SAN JOSÉ OBRERO

 1º de mayo del 2023

+José Rafael Quirós Quirós
Arzobispo Metropolitano de San José

Su Excelencia Mons. Bruno Musarò, Nuncio Apostólico de su Santidad en Costa Rica, Padre Edwin Aguiluz Milla, Secretario Ejecutivo Pastoral Social/Cáritas, Padre David Solano, Delegado Episcopal de Pastoral Social Arquidiocesana; señor don Francisco González Alvarado, Rector de la Universidad Nacional; señoras y señores dirigentes de las organizaciones de trabajadores, estimados sindicalistas, señores empresarios y empresarias, apreciados cooperativistas, representantes solidaristas, queridos agricultores, y trabajadores todos, sacerdotes concelebrantes; miembros de la pastoral social de las parroquias, hermanos aquí presentes en la Catedral Metropolitana-Santuario Nacional San José, y quienes se unen a nosotros por la transmisión de Radio Fides, y a través de nuestro canal católico San José TV y otros medios.

En la liturgia de hoy, se nos invita a mirar a san José, como aquel carpintero que, con su humilde trabajo en el taller de Nazareth, veló por su familia. Además de ser ejemplo de virtudes, por ello se le denomina como hombre justo, fiel y prudente, en la misión que Dios le encomendó. En ese humilde trabajador tenemos a un testigo del amor a Dios, que predicó con su ejemplo cotidiano, más que con palabras.

El ejemplo de San José ha de animar a todos los padres de familia, para que vivan con alegría las virtudes cardinales de fe, esperanza y amor, y sean luz en su familia. En las actuales circunstancias, también en el humilde José, tenemos un intercesor por quienes dolorosamente viven la incertidumbre de no tener un trabajo digno que les permita llevar el sustento a su hogar. Por eso, hoy al celebrar su memoria litúrgica como Patrono los trabajadores, le pedimos interceda ante su Hijo, para que desde la justicia se propicie oportunidades dignas de trabajo para todos.

También, nuestra plegaria se dirige hoy al Señor, el Hijo del carpintero, por todos los trabajadores, para que les sea reconocido el oficio que desempeñan con horarios propicios que les permitan llenar sus necesidades en la salud, y con las posibilidades para salir adelante en la superación personal, que como justicia ha de estar al alcance de toda persona en el peregrinaje por esta vida, donde sabemos desde la fe, no estamos solos porque el Resucitado camina con nosotros, como sucedió a aquellos caminantes de Emaús. En ese pasaje se nos invita a dejar que nuestro corazón palpite de alegría al escuchar la voz del Señor, que nos anima a no sentirnos fracasados, sino a saber que en medio de todo, somos conducidos a un encuentro con Él y con los hermanos en la “fracción del Pan”. Es lo que celebramos en este momento, a fin de comprometernos a ser buenos trabajadores, según el espíritu de lo que hemos escuchado en la primera lectura, “Todo cuanto hagan, háganlo de buena gana, para agradar al Señor y no a los hombres, sabiendo que el Señor les dará la herencia en recompensa.” (Col. 3, 23).

El humilde Hijo de carpintero, es el ejemplo por excelencia de que quien se deja guiar por el Espíritu, es en verdad sabio, para dar respuesta a todos los desafíos de la vida. Cuando sucede lo contrario, es decir, que prevalece la sabiduría meramente humana, menospreciando el plan de Dios, es cuando llegan los fracasos y la caída estrepitosa, como aconteció con la torre de Babel. No tiene sentido creer que se es dueño de la verdad total, hay que ejercitarse en la virtud de la humildad y saber escuchar.

La humanidad vive momentos difíciles de conflictos bélicos, pobreza, exclusión social y económica, migraciones masivas forzadas, calentamiento global, perdida del recurso hídrico y otros. Como país no escapamos a situaciones difíciles, nos sentimos golpeados por los altos niveles de criminalidad, el empobrecimiento de muchos hermanos, el no deseado porcentaje de desempleo, la falta de oportunidad laboral para muchos, especialmente jóvenes y mujeres, y otras situaciones que nos entristecen, más el Señor, como a José, nos dice: “¡No tengan miedo!” (Mt. 1,20).

Hoy cuando celebramos la memoria litúrgica de san José Obrero, sintámonos todos invitados a poner nuestro granito de arena, para caminar juntos hacia mejores situaciones de vida, dejando de lado toda indiferencia, para sentirnos verdaderos hermanos que tienen la capacidad de mirarse, no a la distancia, sino cercanamente, tendiendo la mano a quien lo necesita. Es asumiendo actitudes de escucha y diálogo, como servicio, que podremos continuar construyendo la paz social, sobre la base de la justicia y equidad. Se tiene que superar el diálogo simulado o de mero cumplimiento, para dar paso al verdadero intercambio de ideas y pareceres, y así caminar hacia la consecución de objetivos comunes.

Por esa razón, como Pastor Arquidiocesano, considero fundamental dar paso al proceso de diálogo solicitado por los agricultores, así como el diálogo sincero, eficaz y respetuoso que es importante se realice, con otros sectores que desean manifestar lo que consideran justas demandas, y compartir su parecer sobre las posibles vías de solución a los problemas nacionales.

Al respecto con total claridad nos enseña el Papa Francisco: “No hay un punto final en la construcción de la paz social de un país, sino que es una tarea que no da tregua y que exige el compromiso de todos. Trabajo que nos pide no decaer en el esfuerzo por construir la unidad de la nación y a pesar de los obstáculos, diferencias y distintos enfoques sobre la manera de lograr la convivencia pacífica, persistir en la lucha para favorecer la cultura del encuentro, que exige colocar en el centro de toda acción política, social y económica, a la persona humana, su altísima dignidad, y el respeto por el bien común (Fratelli Tutti, 232).

Considero fundamental señalar, que tratándose de decisiones importantes en el orden social y económico, en el centro se ha de colocar a la persona humana, por encima de cualquier tendencia que se oponga a su dignificación. De ahí que requieran en esta dirección, especiales espacios de análisis, no solamente técnico, sino de humana reflexión y escucha los proyectos de ley que tienen que ver con las jornadas laborales, que puedan perjudicar el derecho a compartir con la propia familia, la práctica religiosa, la salud mental, entre otros. El país necesita se sigan gestando leyes, que respondan al camino que hemos forjado durante muchos años, donde la justicia social ha estado presente. No hay mejor camino que éste, pues, hemos visto los grandes resultados a lo largo de nuestra historia, los criterios de una economía fría de mercado, en la que se beneficia a unos pocos excluyendo otros, se encuentra distante del espíritu evangélico del bien común, la solidaridad, y el amor fraterno.

Es preocupante y doloroso, ver cómo en nuestro país lo que se refiere al tema agrícola se ha venido debilitando; se ha perdido capacidad productiva de alimentos básicos como el arroz, los frijoles, el maíz y otros, y se ha conducido a la dependencia de la importación de alimentos, debilitando así la soberanía alimentaria. Nuestra vocación agrícola ha de continuar, para no vernos amenazados por la inseguridad alimentaria que limita el acceso a la población, sobre todo la más pobre, a los alimentos necesarios. Para lograrlo, es necesario el apoyo y escucha de nuestros agricultores, algo que no puede posponerse.

Hoy ante la insigne figura de San José Obrero, quiero destacar y agradecer a los trabajadores de nuestra insigne Institución de la seguridad social, su trabajo patriótico para salvar vidas, su entrega ha sido realmente un hermoso testimonio de amor al prójimo. Oramos por aquellos trabajadores sanitarios, que perdieron su vida en la tarea humanitaria que cumplían.

Por ello, qué importante es que la Caja Costarricense de Seguro Social se siga fortaleciendo y continúe siendo el rostro humano y samaritano, que presta con eficiencia sus servicios en el seguro médico, también en el régimen de invalidez, vejez y muerte, ejecutando la necesaria construcción de infraestructura hospitalaria, la reducción de la lista de espera y otros, a fin de salvaguardar el derecho humano a la salud. La Institución pertenece a todos los costarricenses, se le ve como patrimonio de todos y así debe continuar considerándosele.

Invoco la bendición del Señor sobre todos los trabajadores en las distintas áreas y entidades públicas y privadas, quienes, en medio del temor de contagiarse, siguieron adelante prestando su servicio. En particular a nuestros trabajadores en la Iglesia, y destaco el compromiso de los miembros de la pastoral de buen samaritano-pastoral social a nivel diocesano y en las parroquias, quienes en estos tiempos difíciles estuvieron siempre atentos con los más pobres y necesitados.

Hermanos, en estos tiempos de incertidumbre, sintámonos fuertemente llamados a la unidad nacional, y así poder resolver los principales problemas que arrastra nuestro querido país, siguiendo el consejo que nos da el apóstol san Pablo en la primera lectura: fortalecernos en el amor, que es el vínculo de la perfecta unión.

Esa unidad nacional que nos permita encontrar caminos adecuados mediante un diálogo efectivo y patriótico, propio de un régimen democrático.

Les invito para que al colocar sobre el altar las ofrendas de pan y vino, fruto del trabajo agrícola, con Cristo nos ofrezcamos al Padre, para que tengamos la capacidad de ser generadores de comunión, dejando atrás toda indiferencia hacia los más necesitados, y que de esa manera reine entre nosotros el verdadero amor al prójimo, como motor dinamizador de nuestras vidas.

ASÍ SEA.

San José Obrero, ruega por nosotros.

Compartido con SURCOS por el presbítero Luis Alejandro Rojas A.

Un llamado de unidad nacional y de compromiso político para servir a los más empobrecidos y vulnerables

SURCOS comparte la siguiente información:

El pasado 23 de septiembre de 2021 el Arzobispo de San José, Mons. José Rafael Quirós Quirós, emitió una carta y un comunicado de prensa dirigido a los candidatos a la presidencia de la república, a propósito del inicio de la campaña electoral nacional que tiene como objetivo hacer un llamado de unidad nacional y de compromiso político para servir a los más empobrecidos y vulnerables.

Adjuntamos la carta mencionada anteriormente:

Estimados Señores y Señoras Candidatos a la Presidencia de la República:

Permítanme saludarles y darles la más cordial bienvenida, a este recinto sencillo pero donde les acogemos con mucha alegría, al saber de su disponibilidad en querer servir a la Patria. Reciban mi sincera felicitación por este noble deseo, que sin duda viene a fortalecer nuestro caminar en democracia. 

Los costarricenses, mediante la voluntad del sufragio, a alguno de ustedes honrarán con la investidura de presidente de la República en las próximas elecciones del 2022. Esa ciudadanía, en ejercicio de la democracia representativa, colocará la banda presidencial en su pecho, para que guíe a Costa Rica, en el contexto de una pandemia, una crisis sanitaria que ha enlutado y traído mucho dolor a familias de compatriotas.

Algunos prefieren hablar de una sindemia, que integra lo anterior y la crisis económica, el empobrecimiento de muchos costarricenses, el desempleo, la informalidad laboral, la crisis educativa, la ausencia de una reactivación económica, la más equitativa distribución de la riqueza, la violencia, la corrupción, el fraccionamiento social y otros asuntos de agenda nacional que ameritan la unión de todos los costarricenses en torno a su nuevo mandatario.  

Estamos conscientes de que no podemos esperar a un ser humano que resuelva con su equipo de trabajo, todos los problemas nacionales mencionados y otros muchos. De ahí la necesidad de incentivar la “cultura del diálogo como camino” .

En el marco de una democracia participativa, abogamos por la unión de todos los costarricenses de buena voluntad y de todos los sectores sociales, productivos, académicos, científicos, culturales y otros, que quieran sacar la tarea que urge a la Patria. Y esa tarea necesariamente pasa por la atención de los más empobrecidos y vulnerables. El mismo Santo Padre ha dicho, “una política que se desentiende de los pobres nunca podrá promover el bien común” .

 Costa Rica somos todos, integramos una sola familia. Tenemos la oportunidad de demostrar lo que recitamos en uno de los fines de la educación costarricense:  “ciudadanos amantes de su Patria, conscientes de sus deberes, de sus derechos y de sus libertades fundamentales, con profundo sentido de responsabilidad y de respeto a la dignidad humana”.

En concordancia con lo anterior, el Papa Francisco encuentra que “la política tiene que ser la expresión más alta de la caridad” y llama a ejercer una “política no sólo para el pueblo, sino con el pueblo” . La vocación del político entonces será servir al  bien común, provocando el protagonismo del ciudadano.  “Ser ciudadano fiel es una virtud y la participación en la vida política es una obligación moral”. (Papa Francisco, Exhortación apostólica Evangelii Gaudium, 220)

Dentro de pocos días iniciaremos la campaña electoral y escucharemos sus voces llamando a asistir a las urnas para honrarlos con el voto, y decidir así sobre el futuro inmediato de nuestro país. Que esas voces también se levanten en los debates para enunciar las soluciones a los graves problemas nacionales. Que escuchemos no solo la enumeración de problemas, sino que lleguen a nuestros oídos respuestas y cómo se atenderán los desafíos que la historia presente les señala.

Estoy convencido de que a todos ustedes los mueve el deseo del bien de Costa Rica. Cada uno pensará diferente, lo que es una riqueza, lo que se espera es la disponibilidad a complementarse. ¡Cuánto bien hará al país, una mente abierta en el futuro gobierno donde converjan las propias y  las mejores ideas y propuestas de los otros participantes en la contienda electoral, en esa búsqueda del bien común! 

Al respecto, me atrevo a interpretar lo que espera nuestro pueblo, donde muchos muestran apatía hacia la política y sus líderes, de ustedes esperan una campaña de altura donde domine el debate de ideas y propuestas, y se deje de lado todo ataque personal.

Considero que no están solos ante los retos de la Patria, hay costarricenses dispuestos a servir con el único interés de dejar una Costa Rica mejor para las generaciones venideras. Se tiene que ver en la actual coyuntura, una gran oportunidad para salir juntos de las dificultades, y así fortalecidos como hermanos que somos, miremos hacia el futuro con mucho compromiso y esperanza. Hay necesidad de “políticas sociales y económicas que atiendan las variadas necesidades de la población y que conduzcan hacia un desarrollo sostenible” .

Está en juego la democracia, la paz social, el fortalecimiento de nuestras instituciones de seguridad social, la alegría en los rostros de nuestros niños, la esperanza en las mentes de nuestros jóvenes y la paz en el corazón de nuestros adultos mayores. También la credibilidad en nuestro futuro gobernante, en sus inmediatos colaboradores y en los próximos legisladores. 

Finalmente, algunos de ustedes han tenido la oportunidad de conocer un tanto de cerca en las últimas semanas, la Mesa Patriótica por la Vacunación “Unidos por la vida”. En ella considero, pueden apreciar una expresión ciudadana  responsable y patriótica, que integra sectores agrícolas, sindicales, empresariales, cooperativos, solidaristas, colegios profesionales, universidades públicas y privadas, gobiernos locales, movimiento comunal y otros, que se integró para una iniciativa humanitaria en atención de la pandemia provocada por el SARS-CoV-2, donde también participa el arzobispado. En la misma se ha dado un efectivo ensayo de diálogo, conocimiento y cercanía, entre los distintos sectores. De parte de todos hay muy buena voluntad en contribuir de manera positiva por el bien del país.

Está en juego el presente inmediato de Costa Rica. Por eso, permítanme acompañarlos con mi oración en este camino patriótico.

Invoco al único Padre que se ocupa de todos y cada uno en nuestras necesidades de alimento, paz, reconciliación y salvación. Pido la intercesión de nuestra Patrona Nacional, la Reina de los Ángeles, para que vivan siempre el trabajo y la paz.

El comunicado de prensa oficial plantea los siguientes aspectos:

  • La vocación del político será servir al bien común, provocando el protagonismo del ciudadano.  
  • De ustedes se espera una campaña de altura donde domine el debate de ideas y propuestas.

El Arzobispo Metropolitano de San José, Mons. José Rafael Quirós, previo al inicio de la campaña electoral; dirigió a los candidatos a la presidencia de la República un llamado de unidad nacional y de compromiso político para servir a los más empobrecidos y vulnerables.

El encuentro se realizó este jueves 23 de setiembre en el Templo Votivo al Sagrado Corazón de Jesús, con la asistencia de Sergio Mena Díaz, Federico Malavassi Calvo, Lineth Saborío Chaverri, Fabricio Alvarado Muñoz, Rolando Araya Monge, José María Figueres Olsen, Eduardo Cruickshank Smith, Oscar Campos Chavarría, Maricela Morales Mora, Rodolfo Piza Rocafort, Wálter Muñoz Céspedes, Eli Feinzaig Mintz, Rodrigo Chaves Robles y Giovanni Rodríguez en sustitución de Rodolfo Hernández.

 “Los costarricenses, mediante la voluntad del sufragio, a alguno de ustedes honrará con la investidura de presidente de la República en las próximas elecciones del 2022. Esa ciudadanía, en ejercicio de la democracia representativa, colocará la banda presidencial en su pecho, para que guíe a Costa Rica, en el contexto de una pandemia, una crisis sanitaria que ha enlutado y traído mucho dolor a familias de compatriotas”, dijo el arzobispo.

Algunos prefieren hablar de una sindemia, que integra lo anterior y la crisis económica, el empobrecimiento de muchos costarricenses, el desempleo, la informalidad laboral, la crisis educativa, la ausencia de una reactivación económica, la más equitativa distribución de la riqueza, la violencia, la corrupción, el fraccionamiento social y otros asuntos de agenda nacional que ameritan la unión de todos los costarricenses en torno a su nuevo mandatario.  

“Estamos conscientes de que no podemos esperar a un ser humano que resuelva con su equipo de trabajo, todos los problemas nacionales mencionados y otros muchos. De ahí la necesidad de incentivar la cultura del diálogo como camino”, comentó.

En el marco de una democracia participativa, Mons. Quirós invitó a la unión de todos los costarricenses de buena voluntad y de todos los sectores sociales, productivos, académicos, científicos, culturales y otros, que quieran sacar la tarea que urge a la Patria. “Y esa tarea necesariamente pasa por la atención de los más empobrecidos y vulnerables. El mismo Santo Padre ha dicho, “una política que se desentiende de los pobres nunca podrá promover el bien común” .

Costa Rica somos todos, integramos una sola familia. Tenemos la oportunidad de demostrar lo que recitamos en uno de los fines de la educación costarricense: “ciudadanos amantes de su Patria, conscientes de sus deberes, de sus derechos y de sus libertades fundamentales, con profundo sentido de responsabilidad y de respeto a la dignidad humana”.

Mons. Quirós les dijo además que “dentro de pocos días iniciaremos la campaña electoral y escucharemos sus voces llamando a asistir a las urnas para honrarlos con el voto, y decidir así sobre el futuro inmediato de nuestro país. Que esas voces también se levanten en los debates para enunciar las soluciones a los graves problemas nacionales. Que escuchemos no solo la enumeración de problemas, sino que lleguen a nuestros oídos respuestas y cómo se atenderán los desafíos que la historia presente les señala.

Estoy convencido de que a todos ustedes los mueve el deseo del bien de Costa Rica. Cada uno pensará diferente, lo que es una riqueza, lo que se espera es la disponibilidad para complementarse. ¡Cuánto bien hará al país, una mente abierta en el futuro gobierno donde converjan las propias y las mejores ideas y propuestas de los otros participantes en la contienda electoral, en esa búsqueda del bien común! “, finalizó.

Adjuntamos documentos oficiales para descarga:

 

Enviado a SURCOS por el sacerdote Luis Alejandro Rojas Alvarado.