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Etiqueta: mural

Escuela Indígena de Rey Curré realiza mural alusivo a su tradicional Juego de Los Diablitos

Uriel Rojas

Una de las paredes frente a la entrada principal de la escuela indígena Rey Curré, situado en el cantón de Buenos Aires, luce un inmenso mural que representa las diferentes fases que se da durante el Juego de los Diablitos en esta comunidad.

El Juego de los Diablitos es una tradición de origen muy antiguo que conmemora las luchas que tuvieron sus antepasados durante el periodo de Conquista, de ahí la enorme importancia histórica y sociocultural que representa este mural.

Pero no solo representa al Juego de los Diablitos sino a todos los diferentes elementos que confluyen en el contexto de esta tradición, que realizan anualmente en esta comunidad, específicamente a finales de cada enero.

Este mural, el cual mide 9m de largo por 2.5m de alto, fue iniciado el sábado 10 de junio de 2023 y terminado el jueves 23 de junio del mismo año. Su autor, José Eusebio Lázaro Ortiz invirtió aproximadamente 5 horas diarias cuidando cada detalle.

Lázaro Ortiz es un distinguido artista local que por muchos años ha plasmado imágenes asociados a la cosmovisión cultural bruncajc. A sus 50 años, el autor ha realizado múltiples murales que representan parte de la historia indígena local.

Este mural, resalta los colores encendidos, fuertes que tonifican el entorno que sucede en el desarrollo de esta tradición ancestral en esta comunidad. Es una técnica muy común utilizado en las luchas sociales para expresar sus sentimientos de resistencia, anhelos o exigencia de derechos como personas, grupos o nacionalidad.

Esta obra está hecha sobre una pared de la escuela actual de Rey Curré, es una iniciativa impulsada por la directora María Victoria Lázaro Ortiz y docentes colaboradores.

La escuela indígena de Rey Curré es uno de los sitios mayor frecuentado por la comunidad y por visitantes que asisten a conocer parte de los elementos culturales de la comunidad que se resguardan en este centro educativo, tales como monolitos líticos, petrograbados, ranchos tradicionales, entre otros.

En la ilustración se observa varios componentes de la cosmogonía indígena boruca.

Se identificar en primer lugar, símbolos asociados al origen de la creación, representantes del misticismo, así como otras figuras míticas propias del mundo boruca y la presencia femenina, el maíz, el sol, el jaguar, el colibrí como representante de la sabiduría y la magia que encarna un simbolismo con un poderoso significado espiritual, ya que representa la resurrección de las almas.

Es un mural que resalta la presencia femenina, que si bien, no participa de manera activa y protagónica en el Juego de los Diablitos, siempre está atenta en hacer la chicha y las comidas para los participantes, así como dar aliento y motivación durante la lucha ante el toro.

Además, se puede observar algunos legados arqueológicos, las matas de maíz como uno de los granos o alimento más importantes paras las sociedades indígenas, de hecho, la chicha se hace a base del maíz, igual que la levadura, y otros alimentos.

En medio de este contexto surge la nacencia de los diablitos, el cual es la primera fase formal del juego en donde los diablitos nacen solos, se divierten y visitan los hogares de la comunidad.

Esta obra destaca el aporte de varias personas mayores que logran consolidar esta tradición en Rey Curré. No en vano, las personas adultas mayores son los guías, los asesores del conocimiento que apoyan en la transmisión de los saberes ancestrales de generación en generación.

Otras de las figuras insertadas en este mural es el jaguar, el animal más feroz, que acompaña en las luchas, en las batallas guerreras, ataca y destruye a sus enemigos. El jaguar es símbolo de poder.

En resumen, este mural, viene a fortalecer los elementos identitarios que conserva con mucho orgullo los estudiantes, personal docente y administrativo de la escuela indígena de Rey Curré.

UCR: La Escuela de Artes Musicales le da una nueva voz al mural »La música en los pueblos indígenas costarricenses»

El mural “La música en los pueblos indígenas costarricenses” se encuentra en la entrada principal del edificio de la Escuela de Artes Musicales. Foto: Anel Kenjekeeva, UCR.

Se realizó y se diseñó un producto de mediación educativa audiovisual para explicar la importancia de la obra

Quiénes ingresan al edificio A de la Escuela de Artes Musicales (EAM) de la Universidad de Costa Rica, son recibidos por un mural que representa la importancia de la música en los pueblos indígenas del país. 

Han pasado ya 37 años desde su creación y el paso del tiempo, así como la rutina han desgastado esta obra de arte. 

Como parte de la celebración del 30 aniversario del Archivo Histórico Musical (AHM), el MM. Ernesto Rodríguez Montero, director de la EAM, y la Dra. Susan Campos Fonseca, coordinadora del AHM, decidieron darle nueva vida al mural titulado “La música en los pueblos indígenas costarricenses”. 

No se trata solo de restaurarlo y devolverle su colorido y personalidad original, si no de facilitarle a las personas ahondar en su historia, personajes y cosmovisión. 

Para lograr este objetivo, se realizó y se diseñó un producto de mediación educativa audiovisual, en la que el Dr. Jorge Luis Acevedo Vargas, ex director de la EAM e impulsor del mural, explica detalladamente el origen y las características de la obra. 

Acevedo manifestó que espera que ahora haya una nueva generación que valore la importancia de las obras, sus enseñanzas y reconozcan la importancia de las culturas indígenas.

Ernesto Rodríguez señaló que los murales forman parte de la cara y del quehacer diario de la EAM, sin embargo, están ahí pero no existe información disponible para que las personas conozcan más a fonde sobre éstos.  

El proyecto pretende saldar una deuda histórica, recuperando la memoria e identidad de la Escuela y reconociendo el trabajo de Jorge Luis Acevedo, que quedó plasmado en el mural. 

Por su parte, Susan Campos, destacó que la existencia del mural es un acto transgresor y decolonizador, el cual representa la resiliencia de las culturas indígenas de Costa Rica. 

Los videos explicativos se pueden acceder en el siguiente enlace.

Conocé el mural

Según explicó Acevedo, el mural lo pintó el artista Ronald Mills de Pinyas, quien en 1986 se encontraba en el país, becado por el Programa de Becas Fulbright, e impartía un taller de grabado en metal y litografía en la Escuela de Artes Plásticas.  

También en ese momento, Acevedo estaba presentando su trilogía de cantatas escénicas de temática indígena, producto de investigaciones etnomusicales que realizó con la colaboración de María Eugenia Bozzolli. 

El interés de Mills y Acevedo en este tema los unió para llevar a cabo el proyecto. Un mural que fuera testimonio de la importancia que ha tenido la música dentro de las poblaciones indígenas del país y romper de algún modo con el modelo europeo y anglosajón que imperaba en ese momento dentro de la academia. 

Las investigaciones preliminares de Ronald Mills y las cantatas escénicas de Acevedo, sirvieron de referencia para elaborar el boceto definitivo, que una vez revisado y consensualizado empezó de inmediato a pintar el mural para concluirlo al cabo de tres meses de intensa labor. 

“Es un mural con mucho colorido, movimiento, luminosidad y transparencia. Profuso en simbolismos, sitios sagrados, personajes míticos e históricos. Se compone de seis secciones siempre dentro del contexto de una cosmovisión animista propia de las culturas indígenas de Costa Rica”, rescató Acevedo. 

La reinauguración del mural y la innovadora mediación educativa se realizará el 29 de marzo, a las 10:00 a.m. en la Sala Cullell, y también habrá un concierto con obras de Jorge Luis Acevedo Vargas y Marvin Camacho Villegas.

 

Andrea Marín Castro
Periodista, Oficina de Divulgación e Información, UCR

UCR: El primer mural de realidad aumentada en Costa Rica plasma la historia del Caribe costarricense

El primer mural de realidad aumentada en Costa Rica se podrá apreciar en la Sede del Caribe de la UCR, y mostrará la historia de la provincia de Limón de forma cronológica. Foto Alexa Méndez.

La obra está en la Sede del Caribe

La elaboración del mural se inició el 21 de noviembre e incluye pinturas que muestran desde la época de los cacicazgos, hasta el Grand Parade

Como homenaje a la gran historia del Caribe costarricense, la Sede del Caribe de la Universidad de Costa Rica (UCR) ofrece a la comunidad limonense y a todo el país una obra de los artistas plásticos Elizabeth Arguello y Pablo Cárdenas, la cual se convierte en el primer mural de realidad aumentada en Costa Rica.

Esta idea nace gracias a la Coordinación de Administración y Acción Social de la Sede del Caribe.

“Este mural representa la historia de Limón desde los cacicazgos hasta la actualidad con el Grand Parade y están involucrados una serie de temáticas que me parecen muy acertadas porque incluyen diferentes grupos étnicos y nacionalidades de todos aquellos que aportaron un granito de arena para lo que hoy conocemos como Limón”, explicó el MAG. Axel Alvarado Luna, historiador y coordinador de Acción Social de la Sede del Caribe.

Un grupo de estudiantes de la Sede del Caribe acompañó a diferentes artistas limonenses, entre ellos Elizabeth Arguello (tercera de izq. a der.), para elaborar de manera conjunta el mural histórico del Caribe costarricense. Foto Alexa Méndez.

En esta obra se podrá apreciar la época de los cacicazgos, la llegada de los españoles junto a la siembra del cacao, los piratas y zambos mosquitos, también Pablo Presbere y el último levantamiento indígena en Costa Rica, además de la llegada del barco Lizzie y el nacimiento de una ciudad multiétnica.

Resalta también el Ferrocarril, la religiosidad, los movimientos panafricanistas, la historia de la Gran Huelga Bananera, la Fusariosis del banano raza 1, la salida de la UFCo de Limón en 1938, el hundimiento del San Pablo, los inicios de JAPDEVA y RECOPE, el Terremoto, el cierre del Ferrocarril y las diferentes festividades de Limonenses.

Fue difícil lograr plasmar la historia de Limón porque, aunque sea una pared bastante grande de 12 metros de largo, es muy difícil incluir en ella todos los aspectos de la historia de Limón. Sin embargo, creo que logramos resaltar los más importantes y algunos incluso inéditos, poco conocidos para muchos sobre la historia de Limón. Creo que cualquiera que vea el mural podrá relacionarlo inmediatamente con la historia de Limón”, añadió Alvarado.

Elizabeth Arguello y Pablo Cárdenas son los artistas innovadores, quienes conceptualizaron el primer mural de realidad aumentada en Costa Rica. Foto Alexa Méndez.

Este mural es un homenaje al Caribe costarricense y la ciudad de Limón, que han sido un escenario de diversidad étnica, encuentro cultural y mestizaje con sus creencias, sabores, estéticas y maneras de ver el mundo.

Este mosaico cultural y étnico es resultado del encuentro y convivencia entre nuestras comunidades originarias y grupos de origen europeo, afroantillano, chino, centroamericano, así como personas de otras regiones del territorio nacional.

La realidad aumentada va a permitir ver de forma animada y con sonido la historia plasmada en el mural, una iniciativa que llegará a Costa Rica el 16 de diciembre por primera vez.

La artista limonense Morelia Abraham fue una de las pintoras quien participó en la creación del mural histórico. Foto Alexa Méndez.

Por medio de la aplicación para celulares Artivive se podrá ver ciertas imágenes del mural en movimiento. De igual forma, los organizadores pondrán la información necesaria en el sitio, para que las personas que visiten el mural puedan apreciar también su esplendor tecnológico.

“Esto nace como una iniciativa para mezclar ambas disciplinas de tecnología y mural. Pablo Cárdenas y yo tuvimos la inquietud de hacer un mural con realidad aumentada y queríamos una oportunidad para experimentar con esta técnica y la Sede del Caribe para trabajar en este proyecto. Ha sido bastante agradable y un poco retador porque para que el mural funcione en realidad aumentada tiene que estar muy exacto al boceto digital, ya que éste va a ser el activador que va a permitir que la realidad aumentada funcione. Por otro lado, creo que ha sido exhaustivo por ese aspecto, pero muy llevadero porque los estudiantes se han involucrado, los artistas locales también y otras personas de Limón. Hemos trabajado juntos y compartido de forma muy bonita; me he sentido muy incluida y eso se los agradezco montones”, comentó la artista Elizabeth Argüello.

La pared ha recibido el talento de artistas limonenses y estudiantes de la Sede del Caribe, “creo que esto es un gran aporte a la comunidad limonense y esta Universidad está complacida de hacer este tipo de entregas a la comunidad. Aquí hay muchos estudiantes pintando, lo que significa que están muy entusiasmados y han puesto su huella en este mural, así que no ha sido solamente un trabajo de un pintor como uno esperaría, sino que está construido con manos de muchos estudiantes, docentes y artistas de la zona”, indicó el MAG. Luis Serrano Franceschi, coordinador de Administración de la Sede del Caribe.

Para apreciar la realidad aumentada las personas deben descargar la aplicación Artivive a su celular y seguir las indicaciones que estarán en la Sede del Caribe. Foto Alexa Méndez.

Los estudiantes han participado de forma constante y consideran que representa un gran aporte para su cultura: “Este mural es muy importante, no solo para la Universidad sino para la provincia como tal, porque representa la cultura y también la historia de todo lo que se ha vivido. Significa mucho para mí también como estudiante de la Sede del Caribe porque muestra que la UCR está dando un espacio para que nosotros los limonenses representemos nuestra cultura y su historia”, mencionó Johan Loría Martínez, estudiante de la carrera de Informática Empresarial de la Sede del Caribe.

La participación de los artistas limonenses es algo fundamental para la Sede del Caribe, porque ha permitido un convivio entre los artistas visitantes y artistas limonenses junto a los estudiantes, lo que representa no solo una experiencia futura, sino que se pinta con el sabor y el movimiento comunitario característico de Limón.

“La participación que tenemos en este mural es muy importante, ¿por qué motivo?, pues primero que todo por el tema de incidencia participativa de parte de los universitarios, la incidencia participativa de parte de la docencia y la incidencia participativa de las personas que han llegado aquí y que puedan apreciar el trabajo que se está haciendo. Los procesos socioculturales son de gran importancia y aquí están reflejados en este mural con todo un contenido de historia, cultura, gastronomía, flora y fauna para que uno como limonense pueda ir denotando esos puntos claves de la historia de nuestra provincia como tal”, dijo Andrés Sevilla, artista y muralista limonense.

Con esta experiencia que va más allá de la pared, se develará el viernes 16 de diciembre a las 2:00 p.m. en el miniauditorio de la Sede del Caribe, este gran mural. Se trata de la vivir la experiencia de la realidad aumentada por primera vez en Costa Rica. ¡Se hará historia!

 

Alexa Méndez
Periodista, Sede del Caribe, UCR

Del Arte Cinético al Arte Judicial. Sobre la controversia de la obra mural: Tejiendo Sonidos

Dr. Pablo Bonilla Elizondo
Escuela de Artes Plásticas
pablo.bonillaelizondo@ucr.ac.cr

Estudiantes del TCU: Arte Público trabajando en un mural en la Escuela de la Sabana, Térraba.

El fallo judicial que atribuye una afectación de los derechos morales de Miguel Casafont por responsabilidad de la Universidad de Costa Rica al tapar su obra Tejiendo Sonidos ha abierto una discusión de múltiples aristas que genera desencuentros, preguntas, incertidumbres y temores entre las personas interesadas en el arte, el espacio público y el patrimonio. La afirmación apresurada de que con tal veredicto “gana el arte o el sector artístico” me parece imprudente y algo clasista, por apegarse a ideas hegemónicas sobre el arte y no valorar las consecuencias reales que podría tener en las prácticas profesionales de las personas artistas (sobre todo las jóvenes).

En este escrito trataré de abordar los aspectos relativos a la reflexión sobre el arte detrás del fallo y las contradicciones con las discusiones actuales sobre el valor o función de arte y el patrimonio que se sitúa en espacios públicos. También, por último, valoraré algunos probables impactos que esto podría tener en el ejercicio profesional de los artistas interesados en la práctica del muralismo y el arte público. Dados los límites de mi formación, excluiré de este artículo cualquier valoración sobre derechos de autor, la justicia detrás del fallo, la jurisprudencia o la defensa presentada por parte de la UCR.

En primer lugar, es importante reconocer que en el país existe una constante violencia hacia el patrimonio y las obras de arte en el espacio público. En este caso, se afectó la visibilidad y legibilidad de la obra de Casafont y esto generó una perturbación anímica en su persona; no hay porqué dudar de ello, dado que fue acreditado por el juzgado.  Una primera consecuencia de este fallo es que se señala a la Universidad de Costa Rica como actor material de esa violencia, lo que tiende a crear en la opinión pública la idea de que la UCR no respeta el patrimonio ni el arte que se desarrolla en el campus, lo que es falso. En defensa de la Universidad de Costa Rica habría que decir que dicha institución ha sido promotora del arte público, que siempre ha reconocido la importancia del arte en la vida universitaria y que además de financiar y adquirir obras, recientemente ha apoyado proyectos de catalogación de su inventario y de restauración de obras como el mural de Eduardo Torijano El teatro costarricense: 1890-1930, ubicado en el edificio de Letras. Sin embargo, es importante decir, que estas acciones no derivan de una política institucional uniforme ni clara, sino que dependen de las diferentes voluntades políticas de decanos, directores, otras autoridades, docentes, personal administrativo y de los mismos artistas que se implican en esos procesos. Por tanto, no es de extrañar, que también se den casos en los cuales no se respeta a los artistas o sus obras. Un ejemplo de ello, más grave y penoso que el que afectó a Casafont, es el borrado total del mural del artista Dennis Palacios Solano en las residencias estudiantiles, un mural elaborado a partir de un proceso de investigación serio e impulsado por la Vicerrectoría de Vida Estudiantil para mejorar la habitabilidad de dichos espacios en tiempos en los cuales se habían presentado varios suicidios. Un cambio de administración y el mural fue borrado, hoy es una pared blanca con dos pizarras de caucho.

Eduardo Torijano, El Teatro en Costa Rica, 1890-1930. Antes y después del proceso de restauración del 2020 realizado por César Ulate Calderón.

Ahora bien, tenemos que dar un paso fuera del presente caso y de la UCR para matizar esta idea de la violencia patrimonial y examinar la congruencia con las definiciones contemporáneas del arte y el espacio público, sobre todo porque muchas veces se habla de violencia patrimonial desde una definición hegemonizante y aurática de la obra de arte, olvidando que si bien es cierto existe violencia hacia el patrimonio y el arte público, el arte público y el patrimonio puede ejercer violencia hacia las personas (sobre todo a las minorías) en su imaginario simbólico y su vida cotidiana[1]. Más aún, cuando las definiciones que se perpetúan en el país sobre el patrimonio son conservadoras, coloniales y patriarcales. Ejemplos claros de ello es el bronce de Vázquez de Coronado en el Parque España, el Monumento a León Cortes en La Sabana o el Arco Chino en la reconversión del Paseo de los Estudiantes a Barrio Chino: una decisión especulativa con afectación a la historia y la identidad de San José y el país. Precisamente esas definiciones hegemónicas de la obra de arte funcionan como el gozne de esas dos violencias: la primera que impide la remoción del espacio público de monumentos y esculturas carentes de valor, inoperantes, violentas algunas o incluso riesgosas materialmente, productos de políticos de turno que desde una autoridad pasajera se dieron las competencias para imponer en la vida urbana mobiliario inútil, obras pastiches (como el Cerati blanco) u ocurrencias sesgadas ideológicamente. Y la segunda, la que niega la posibilidad de articular una política de protección basada en criterios fundamentados y actuales sobre la función del arte en el espacio público, no como una ontología del bronce o el mármol, sino como pensamiento activo que construye espacio de discusión participativo, inclusivo y abierto para consolidar y construir lo común. Al contrario, es usual ver cómo se utiliza el patrimonio (normalmente olvidado) como piedra arrojadiza de una indignación hipócrita, dirigida a las expresiones y reivindicaciones de los movimientos sociales para reducirlos a actos vandálicos. [2]

En el caso de Tejiendo sonidos, me parece que eso último es lo que ha faltado, una discusión profunda sobre el valor de la obra que integre el pensamiento que ha construido y la repercusión que ha tenido a nivel académico, social y cotidiano en la vida estudiantil. Porque hasta ahora, los criterios expertos publicados en el artículo de Amelia Rueda se limitan a valorar la obra por su estar ahí como obra plástica o por ser bella… y claro, para gustos, los colores. Los argumentos con algo más de valor y complejidad los da el mismo autor, quien afirma la importancia de la cualidad cinética y la inspiración colorista oriental.

Al respecto del Arte Cinético, para aquellos que no saben, es una subvariante del Minimalismo que, a través de la organización secuencial de la forma y el color, produce efectos visuales según los desplazamientos del espectador. Este movimiento se desarrolló en Estados Unidos, algo menos en Europa y con mayor peso en Argentina, donde se llamó Cinetismo. Sin embargo, su repercusión actual es cuestionada como lo es la mayoría de tendencias formalistas de la segunda mitad del siglo XX y, al contrario, del favorecimiento a las manifestaciones conceptuales más politizadas. Tanto es así que, en los documentos indispensables para estudiar la segunda mitad del arte siglo XX, After Modern Art 1945-2017 (Hopkins, 2018) de la serie Oxford History of Art y Arte desde 1900 (Bois et Al, 2006) de los autores de October, aparece de forma escueta y marginal. En Costa Rica, aunque con un legado muy amplio de arte abstracto de naturaleza formal, el movimiento no tuvo desarrollo, siendo la obra de Casafont, en efecto, uno de los pocos ejemplos. La pregunta es si esto le determina un valor per se; a mí parecer no. La exclusividad no es un valor a priori, sino que, al contrario, eleva cuestionamientos sobre su repercusión o impacto en el pensamiento artístico costarricense. Por otra parte, la afirmación de un valor pionero al ser la primera obra de este tipo en el país tiende a evidenciar cierto sesgo colonial tendiente a suponer que el arte costarricense se debe producir en conformidad a lo que sucede en Estados Unidos y Europa, aunque sea treinta años después. Ante estas dos ideas, yo plantearía que se hiciera un examen de la repercusión de la obra dentro de la lógica interna del arte costarricense, preguntándonos por la producción académica que ha derivado de ella, los escritos en los que aparece, la influencia que ha producido en otras personas artistas y el efecto que ha tenido en los y las usuarias del edificio y del campus universitario a nivel de identidad y reafirmación colectiva de pertenencia. Una investigación que aborde esos ejes está claramente pendiente.

Si la obra es cinética o no (más allá de las etiquetas históricas y académicas), me parece cuestión secundaria. En esencia, desde las teorías y metodologías que abordan el diseño del arte público, toda obra mural se reconoce interactiva en relación con los tránsitos de los usuarios y las diferentes miradas que en ella se pueden realizar en un marco espacio-temporal. Para el diseño de un mural, se recurre a estudios de transitabilidad y de angularidad que tienen como propósito organizar el diseño en función de los recorridos peatonales y el uso común del espacio circundante (Torijano, 2008). En ese sentido, el mural de Conmemoración de los 30 años de Trabajo Comunal en la Facultad de Derecho, se afecta de la misma forma por el nuevo paso elevado en San Pedro sin la necesidad de una etiqueta que lo valore como cinético.

Al respecto del color, los especialistas coincidirán en su valor, algo que respalda el reconocimiento que goza Miguel Casafont en la Escuela de Artes Plásticas (EAPL) como colorista de gran talento. Yo me uno a ellos en tanto mi predilección por el color en el espacio público. En contra del acostumbrado gris de las ciudades, el color es un factor de relevancia para promover la imaginación y mejorar el ambiente urbano. Pero, es importante reconocer que desde hace quince años, desde que yo era estudiante, ya la obra no gozaba del color con que fue diseñada y había dejado de cumplir tal posible objetivo. En ese sentido, la obra ya sufría una afectación por la naturaleza de los materiales que habían sido seleccionados para su confección y por la ausencia de mantenimiento que requería.

Estado Actual del Mural Tejiendo Sonidos de Miguel Casafont. (Fotografía: Pablo Bonilla, 2022)

Normalmente, cuando se da una afectación de este tipo (desconozco si es este el caso) es responsabilidad de las dos partes: del artista que por lo general no entrega una carta técnica con los materiales utilizados, los plazos de resistencia de los materiales y los procesos ideales para su restauración y la administración del inmueble que se desentiende de velar, financiar y gestionar esos procesos en tiempos adecuados, pensando que la obra entregada es eterna. No tengo información precisa sobre porqué la obra de Casafont no ha sido restaurada, los chismes me indican que el artista sí demostró un interés por promoverla. Pero en todo caso, la consecuencia de ese deterioro fue la invisibilización y la perdida de afecto de la comunidad universitaria por ella, algo que se evidenció por los comentarios en redes sociales de, mayoritariamente, estudiantes de música, muchos de los cuales ni sabían que era bella ni que había estado ahí desde siempre. En ese sentido, el valor y el aporte del color no puede reconocerse desde una noción ontológica y formal, sino reconociendo el impacto o efecto que puede tener en las personas que gozan de él en lo cotidiano, es una cuestión pragmática consustancial al arte público… por eso mismo se llama arte público, se supone que es de la gente que lo recibe y que lo vive.

Y eso último, me parece de vital importancia, porque tiene que ver con la razón del arte público, que no debería privilegiar los derechos del artista por encima de los de las personas que transitan los espacios circundantes. Un antecedente valioso para entender esto fue el caso de la obra Tilted Arc (1981) de Richard Serra emplazada en Federal Plaza, New York. Después de un largo proceso judicial esta obra fue removida porque generaba conflictos en el uso operativo de la plaza, tanto en tránsito como a nivel de seguridad, algo que me parece razonable. Desde esa lógica, coincido con las autoridades universitarias al privilegiar la conveniencia y bienestar de la comunidad estudiantil de la Escuela de Artes Musicales. Suponer constantes traslados de equipos e instrumentos a la Ciudad de la Investigación o al fondo de las Instalaciones Deportivas hubiera generado costos e inconvenientes para la administración, docentes y estudiantes, muchos de ellos menores de edad de etapa básica, que tendrían que estarse desplazando de un campus a otro. Algo me hace sospechar que la no apelación al fallo de Oficina Jurídica (criticada por muchos) se debe, en parte, al cálculo por el costo de todos esos desplazamientos en un mediano plazo.

Ahora bien, entendido el arte público no como un presencia o valor estético cuasi-mágico, sino por su función o aporte al conocimiento, nada evitaba que tapar la obra no fuera compensado con gestos o acciones que pudieron dignificarlo en ese sentido. Acciones para la documentación, divulgación y revalorización académica de la obra, incluso en su ausencia, pudieron reivindicarla como productora de conocimiento: reconociendo su valor conceptual y no reduciéndola a una obra que hay que preservar porque es bella para algunos, siempre ha estado allí o fue objeto de controversia. Sobra decir que, bajo esa lógica reduccionista, el futuro que le espera -ya judicializada y conflictuada- será el de seguir deteriorándose no solo en su registro material, sino a nivel simbólico, ya que una obra de arte no se clausura en la afirmación o proclama de su autor, ni en su materialidad, ni en los criterios especializados, sino que constantemente se redimensiona en las vivencias que se acumulan en ella, sean positivas o negativas; más aún en el arte público, expuesto de forma radical a la vida social y política en todo su espesor. Así, la obra de Casafont dejará de ser cinética para devenir en la huella borrada de un fallo judicial.

Por último, quisiera retomar las repercusiones que podría tener este fallo a la comunidad artística que produce arte público y murales. Al principio afirmé con contundencia que decir que “ganó el arte” tenía su sesgo clasista. Más allá de sospechar que usualmente solo ganan los juicios los que pueden asumir el riesgo de costear abogados, como he tratado de demostrar en este escrito, esa afirmación se sustenta en ideas hegemónicas sobre el arte y su valor intrínseco, que desconocen el marco epistemológico del arte público, pero que, también, desconocen las dificultades y la precarización que sufren las personas artistas jóvenes en este ámbito. No es difícil imaginar que una consecuencia de este fallo será limitar el interés institucional y privado en la financiación de obras murales, por temor de adquirir compromisos de restauración onerosos y la posibilidad remota de ser demandados décadas después por cualquier devenir azaroso. En la UCR ya está pasando, actualmente obras murales programadas y presupuestadas están en pausa y en alitas de cucaracha. De perpetuar tal dirección de miedo e incertidumbre, sin lugar a dudas afectará a los artistas-docentes de la institución, a las personas artistas contratadas para la ejecución, a los TCUs que hacen arte público en comunidades e, incluso, proyectos de graduación de estudiantes de Artes Plásticas. Un camino que no se puede seguir, ya que además de contradecir el Artículo 1 de su Estatuto Orgánico, afectará la formación de los y las futuras artistas y, con ello, las herramientas para defender el campo profesional fuera de la Universidad.

Contemplando lo positivo, no se puede negar la oportunidad que se abre, ya que el fallo aclara un panorama que debe obligar a investigadores y artistas interesados en el arte público y a la administración de la Universidad de Costa Rica a formalizar criterios de contratación que sean ejemplares para el resto de la sociedad, a aclarar las dudas al respecto de los derechos de autor (sobre todo en obras de orden participativo o comunitario), a generar espacio de discusión y establecer normas, procedimientos, instancias y responsables para restauración de las obras de arte público, todo con el fin de reivindicar la importancia del arte, no en sí mismo, sino por sus aportes a la configuración de lo común en el espacio social. Esa oportunidad ha sido tomada y la presente administración y el Consejo Universitario han actuado con prontitud. Desde la misma Rectoría se ha conformado un equipo de trabajo interdisciplinar, que incluye personal de la ODI, Oficina Jurídica, la RED+Museos, PROINNOVA, IIARTE, OEPI y las Escuelas de Ingeniería, Arquitectura y Artes Plásticas con el propósito, no solo, de dar respuesta a los acuerdos tomados por el Consejo Universitario en la sesión No 6615, articulo 5, celebrada el 14 de julio de 2022, sino también te implementar medidas para mejorar la gestión y mediación del Arte Público en vías de promover su aprovechamiento, considerando su aporte en la configuración de un Campus Universitario entendido como un espacio para el intercambio de saberes, conocimientos y afectos, que trasciende la idea de un reducto conformado por edificios y salones de clase.

Referencias:

Bois, Y.; Buchloh, B.; Foster, H. & Krauss, R. (2006). Arte desde 1900. Akal.

Hopkins, D. (2018). After Modern Art 1945-2017. Oxford University Press.

Torijano, E. (2008). El mural paso a paso. Sección de Impresión del SIEDIN.

[1] cf. https://artishockrevista.com/2020/07/05/monumentos-incomodos/

[2] Cf. https://surcosdigital.com/patrimonio-patriarcado/

Solidaridad universitaria llega a centros penales

Con iniciativas de acción social la UCR promueve el arte como medio de expresión

 

Eduardo Muñoz Sequeira,

Periodista, Oficina de Divulgación e Información

Solidaridad universitaria llega a centros penales
En el TC 547- Apoyo a la población penal juvenil, los estudiantes universitarios y jóvenes privados de libertad confluyeron alrededor de la creación de obras gráficas y murales (foto cortesía TC-547).

Para centenares de adolescentes y adultos jóvenes la convivencia diaria en los centros de formación juvenil es sumamente difícil. Además del contexto de estar privados de su libertad, ahora cuentan con un nuevo espacio para expresar sus emociones y sentimientos al estar recluidos.

Las razones de la privación de libertad son muchas, así como son abundantes las etiquetas sociales sobre los jóvenes que permanecen en los centros penales. Por ello, la Vicerrectoría de Acción Social, mediante el TC 547-Apoyo a la Población Penal Juvenil, y el proyecto «Dialogando a través del arte con la población penal juvenil en Costa Rica», uno de los ganadores de la VII Convocatoria de Fondos Concursables 2013, han estado trabajando desde el año 2008 con un grupo de adolescentes del Centro de Formación Juvenil Zurquí para utilizar el arte como medio de reflexión sobre sus realidades. Posteriormente, se incorporó a personas de la sección A1 y A2 del Centro Especializado del Adulto Joven del Programa Penal Juvenil del Ministerio de Justicia y Paz.

Solidaridad universitaria llega a centros penales2
En el proceso de intervención se trabajaron los estereotipos sobre los jóvenes privados de libertad. En la foto aparece la estudiante Ana Lucía Rodríguez.

“A lo largo de estos ocho años de trabajo se ha corroborado que el arte resulta el medio óptimo para facilitar y fortalecer mecanismos dialógicos con esta población”, explicó la profesora María José Masís Méndez, coordinadora del proceso.

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Arianna Ortiz, ex asistente; y los estudiantes Gustavo Vargas y Daniela Solís, fueron tres de los responsables del éxito de este trabajo comunal – foto Anel Kenjekeeva.

Para el estudiantado el reto fue vencer sus prejuicios y dejar de lado las etiquetas sociales que definen a los jóvenes de estos centros. En la presentación reconocieron que la ansiedad y el miedo pautó el inicio de su intervención, pero poco a poco se transformó en una relación de cooperación marcada por el entusiasmo y la motivación.

La discusión de resultados se realizó el pasado 5 de noviembre en la Escuela de Psicología, se entregó una memoria impresa del trabajo en el Centro Adulto Joven y presentó un relato audiovisual sobre la elaboración de un mural en el Centro de Formación Juvenil Zurquí. En dicho acto, en representación de los estudiantes estuvieron Gustavo Vargas Camacho, de la Escuela de Ciencias Políticas; y Daniela Solís Rodríguez, de la Escuela de Psicología. También asistieron el Lic. Keylor Rodríguez, director del Centro Especializado del Adulto Joven; y el Lic. Jorge Brenes, profesor de la Escuela de Psicología.

El TC 547-Apoyo a la Población Penal Juvenil, y el proyecto «Dialogando a través del arte con la población penal juvenil en Costa Rica» involucra a estudiantes de diversas carreras y están adscritos a la Escuela de Psicología.

El TCU-547-Apoyo a la Población Penal Juvenil, de la Escuela de Psicología, y el proyecto «Dialogando a través del arte con la población penal juvenil en Costa Rica», ganador de la VII Convocatoria de Fondos Concursables de la Vicerrectoría de Acción Social, promueven la construcción de discursos alternos junto a la población penal juvenil y adulta joven con el fin de fortalecer la dimensión identitaria y el desarrollo de habilidades en el proceso de transformación de sus prácticas delictivas y sus actitudes violentas. Para ver el video ingrese en el siguiente enlace:

https://youtu.be/YI_suiQs1fs

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Estudiantes de Ciencias de la Comunicación Colectiva, Psicología, Ciencias Políticas, Sociología, Trabajo Social e Informática, en conjunto con un grupo de jóvenes recluidos en el Centro de Formación Juvenil Zurquí y el Centro Adulto Joven, se integraron en un proyecto de intervención artística para visibilizar sus inquietudes, deseos, temores y reflexiones sobre su situación particular (fotos TC-547)

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Con el apoyo de docentes de la Escuela de Artes Plásticas, con la participación del profesor Ólger Arias Rodríguez, los jóvenes del centro de formación aprendieron los fundamentos de la serigrafía. El pintor Valentín Díaz, de la Asociación para la Promoción del Arte, la Cultura y el Desarrollo (Pro-Arte) también brindó su colaboración.

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Los jóvenes aprendieron cada fase del proceso técnico y creativo de la serigrafía. Simultáneamente, a lo largo del aprendizaje se exploraron emociones y sensaciones de los participantes y los estudiantes construyeron una propuesta pedagógica colectiva para alcanzar los fines propuestos del proyecto.

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En una iniciativa que vinculó a jóvenes universitarios y otros recluidos en centros penales se construyeron mensajes colectivos que exploraron los relatos de vida para el desarrollo de nuevas habilidades y el fortalecimiento de la dimensión identitaria.

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“La serigrafía era lo que convocaba al espacio de espacio de trabajo, al contacto, a la creatividad, toda la dinámica en general. Al inicio había una distancia; en el siguiente momento se desdibujó esa distancia, porque se construyó un vínculo más cercano”, escribieron un grupo de jóvenes universitarios al momento de recopilar sus memorias.

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Con un alto componente lúdico los jóvenes creadores aprendieron a sacar provecho de la serigrafía como vehículo de expresión y nueva forma para interactuar con la realidad de vivir privados de su libertad; así como visualizar nuevas maneras de canalizar sus emociones.

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Como parte de este proyecto de acción social se propuso la sistematización de las vivencias en una memoria visual y escrita. Para los universitarios, durante su trabajo comunal aprendieron sobre lo inconveniente de juzgar a los jóvenes por sus actos pasados, su apariencia o vivir privado de libertad.

Información tomada de: http://www.ucr.ac.cr/

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Pintan poema de Jorge Debravo en San Pedro

Pintan poema de Jorge Debravo en San Pedro
Esta niña en el extremo oeste del mural escucha el poema de Jorge Debravo que le declama su amiga desde el otro extremo (foto Laura Rodríguez).

Elizabeth Rojas Arias

Periodista Oficina de Divulgación e Información

 

En el muro del Liceo José Joaquín Vargas Calvo, frente a las residencias estudiantiles de la Universidad de Costa Rica, en San Pedro los transeúntes podrán ver a partir de esta semana un nuevo mural de arte público, elaborado por estudiantes de Bellas Artes de la Sede de Occidente, bajo la dirección del profesor Andrés Badilla Agüero.

El mural fue pintado por un grupo de 35 estudiantes que en forma voluntaria se desplazaron hasta San José durante el fin de semana recién pasado cuando se realizó la Expo UCR.

El coordinador del proyecto comentó que la importancia de intervenir espacios públicos como estos, es que los vecinos se apropien del lugar y lo hagan más transitable y seguro.

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En esta transitada calle de San Pedro, frente a las Residencias Estudiantiles de la Universidad de Costa Rica, un grupo de estudiantes de artes de la Sede de Occidente en San Ramón pintaron un poema de Jorge Debravo este fin de semana (foto Laura Rodríguez).

Añadió que por lo general trabajan en la zona de occidente tomando como punto de partida la tradición poética ramonense. “Lo que hacemos es hacer murales, arte público que estén basados en poesía. Trabajamos en comunidades e instituciones educativas. Agregamos poemas e imágenes que parten de ese poema” explicó el profesor Badilla.

En esta ocasión, agregó el docente, a petición del director de Extensión Cultural magister Euclides Hernández Peñaranda, “partimos de un poema de Jorge Debravo, con dos figuras en los extremos del mural”. Las figuras son dos niñas que juegan con un teléfono elaborado con dos vasitos y una cuerda. Una de las niñas dice el poema y la otra lo escucha.

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El profesor Andrés Badilla, primer plano, junto a un grupo de 35 estudiantes intervinieron el muro del Liceo José Joaquín Vargas Calvo, cerca de la UCR (foto Laura Rodríguez).

El poema dice así: “Me gustaría tener manos enormes, violentas y salvajes para arrancar fronteras una a una, y dejar de frontera solo el aire. Que nadie tenga tierra como tiene traje, que todos tengan tierra como tienen el aire”.

El profesor Badilla expresó que más que algo estético, la idea es que el espacio lo reconozca todo el que transita por ahí, porque es un espacio abandonado, difícil de transitar que le pertenece a una institución pública.

El proyecto de Poemas Gráficos surgió hace nueve años por iniciativa de la artista plásticas Roxana Salazar Bonilla y la periodista Lilliana Solís Solís.

 

Información tomada de: http://www.ucr.ac.cr/

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