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Etiqueta: pandemia

Paz con justicia

Por Arnoldo Mora

Entre la multitud de malas noticias que atiborran los espacios mediáticos, dichosamente hay dos que, a todos los hijos de la Patria Grande, nos deben llenar esperanza y alegría: las conversaciones para lograr una paz estable en Colombia, que se llevan a cabo en Caracas, entre el gobierno del presidente Gustavo Petro y la guerrilla de FLN, por un lado, y el reinicio del diálogo entre el gobierno de Nicolás Maduro y la oposición, esta vez en México; ambas actividades se llevan a cabo ante la atenta mirada de la comunidad internacional. Todo lo cual debe ser visto como un mensaje de paz por parte de los pueblos de Nuestra América al mundo entero, a fin de que se intente por la vía política y no militar buscar la solución a conflictos entre naciones, que ponen el peligro la paz planetaria. Me refiero, en concreto, a la necesidad apremiante de iniciar conversaciones al más alto nivel entre las partes beligerantes, tendientes a poner fin al conflicto en Ucrania.

Pero más allá de este contexto internacional y ante la proximidad de una nueva Navidad, nada más oportuno y urgente que reflexionar sobre el mensaje de los ángeles en la Cueva de Belén, que expresa el clamor de los profetas anunciando el advenimiento de la era mesiánica y que sintetiza en una sola palabra: SHALOM, paz. Este mensaje es hoy más actual que nunca en la historia de ser humano, dado que la ausencia de paz traería aparejada la extinción de la especie humana. Porque la destrucción que provoca la violencia bajo todas sus formas puede significar a corto plazo, históricamente hablando, el fin de nuestra especie. La lucha por la paz, en consecuencia, involucra a todos los humanos cualesquiera sean sus creencias religiosas, ideologías políticas, culturas o nacionalidades. Se trata del acto más “democrático” que pueda concebirse, pues lo único que realmente (“ónticamente” diríamos los filósofos) nos hace “democráticos” es la muerte; nadie se escapa de ella. Pero cuando la muerte es provocada por los propios humanos es también responsabilidad de todos, especialmente de quienes tienen el poder, no solo el político, sino el financiero, el mediático y el científico-tecnológico.

La mayor amenaza que tiene la especie de desaparecer es provocada por el descomunal poder que ha logrado en estos últimos siglos, gracias a los descomunales avances de los logros en el campo científico y tecnológico; porque del desarrollo científico y tecnológico depende en primera instancia todo lo demás: el desarrollo económico, la sofisticación de las armas, la genética aplicada al diagnóstico y tratamiento de enfermedades, a la agricultura y a los alimentos y un largo etcétera. Su control puede provocar el bienestar o ser la causa de la muerte de millones. Las transnacionales que acaparan esos conocimientos de punta  son responsables directas del hambre y de la falta de control de epidemias y pandemias, siendo la mayor la desnutrición. La FAO y el Papa Francisco no se cansan de repetir que actualmente se producen alimentos suficientes para dar de comer a todos los seres humanos; por ende, si hay mil millones que sufren de hambrunas, es culpa de la ideología neoliberal. Lo mismo pasa con las pandemias y el desempleo.

Todo tiene como causa la desigualdad socio-económica. La violencia tiene su raíz en la injusticia social, en el menosprecio y el maltrato a niños y ancianos, en la violencia doméstica y callejera, en la drogadicción y el lavado, en la injusticia distributiva y la defraudación fiscal. La violencia se ha convertido en una (pseudo)cultura, en una mentalidad colectiva que nos hace insensibles ante el dolor y la miseria, que nos rodea como una peste medieval. Para peores, la violencia contra la naturaleza alcanza ribetes escalofriantes que pone a la humanidad al borde del suicidio. De poco han servido hasta el presente las advertencias de ecologistas y de expertos de las Naciones Unidas en torno al recalentamiento del clima, la destrucción de los bosques, la desertificación, la contaminación de las ciudades o la desaparición de cientos de especies.

Hoy la paz es algo más que una esperanza escatológica fundada en una promesa mesiánica. Constituye una exigencia insoslayable para la sobrevivencia de la especie. Nunca como en estos momentos de la historia, la paz es el mayor imperativo ético que tenemos todos los hombres y mujeres de buena voluntad.

Trabajo forzoso se ha incrementado en los últimos 5 años, según la OIT

Millones de personas se encuentran atrapadas en trabajos forzosos, incluso en sistemas de esclavitud moderna. (Foto: Cortesía)

Por María Núñez Chacón

Los trabajadores migrantes tienen más de tres veces de probabilidad de realizar trabajos forzados, lo que les pone en una situación de gran vulnerabilidad.

La pandemia creó grandes perturbaciones en los mercados del trabajo; la baja en los ingresos de las personas provocó un mayor endeudamiento; se dio un marcado aumento de la servidumbre por deudas; y, finalmente, el deterioro en las condiciones laborales de muchos trabajadores propició, en los casos más extremos, el trabajo forzoso.

De hecho, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) reveló recientemente en su informe “Estimaciones mundiales sobre la esclavitud moderna, trabajo forzoso y matrimonio forzoso” que unos 50 millones de personas viven en situación de esclavitud moderna (al 2021), de estas, 28 millones realizan trabajos forzados y 22 millones están atrapadas en matrimonios forzados.

Y es que el número de personas en situación de esclavitud moderna ha aumentado considerablemente en los últimos cinco años, pues para el año 2021 había 10 millones más de personas en situación de esclavitud moderna en comparación con las estimaciones mundiales de 2016.

De acuerdo con Noortje Denkers, especialista de Migración Laboral y Movilidad Humana de la OIT para América Central, Haití, Panamá y República Dominicana, la agencia de Naciones Unidas nota con mucha preocupación que el número de personas que está atrapada en la esclavitud moderna va en aumento, asimismo, alerta que siguen siendo las mujeres, niños y niñas quienes están más vulnerables ante esta situación.

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“Cuando lo vemos desde la óptica migratoria, el trabajo forzoso es mucho más frecuente, las personas migrantes tienen tres veces mayor riesgo de trabajo forzoso, las cifras muestran que, de cada 1.000 migrantes, 13,8 están en trabajo forzoso y para el caso de personas no migrantes, de cada 1.000, 4,1 están en esta situación”, explicó Denkers en entrevista con UNIVERSIDAD.

¿Esta realidad mundial, con qué incidencia se presenta en los países centroamericanos?

—Las crisis que estamos viviendo han generado coyunturas que facilitan la profundización del trabajo forzoso y Centroamérica no está exenta de ellas. Una crisis global, como la que ocasionó el COVID-19 y el cambio climático han tenido un fuerte impacto en temas de empleo y educación, aumento de la pobreza extrema, migración forzosa, inseguridad e incremento en las denuncias de violencia de género.

La combinación de estos factores incrementa el riesgo de la esclavitud moderna o el trabajo forzoso, y quienes están en condiciones de vulnerabilidad se ven más afectadas, por ejemplo, quienes están en pobreza, trabajadores de la economía informal, niños y niñas.

¿Qué implica el trabajo forzoso o la esclavitud moderna?

—Cuando pensamos en el trabajo forzoso pensamos en personas encadenadas, encerradas de un edificio, pero debemos entender que la realidad es distinta, hay a quienes les decomisan su pasaporte en el trabajo, lo que les impide la movilización o salir del país en el que trabajan. Eso es un indicador muy común del trabajo forzoso.

También, hay a quienes les retienen sistemáticamente el salario, o les dicen que tienen una deuda por haberles dado el trabajo y la personas sigue trabajando sin recibir su sueldo. También, aquellos que sufren algún tipo de coacción, confinamiento, violencia física o sexual y la privación de necesidades básicas.

Todas estas cosas suceden a nuestro alrededor, no hay que ir muy lejos.

¿En qué sectores es más frecuente encontrar condiciones de trabajo forzoso o esclavitud moderna?

—La mayoría está en servicios, en la industria manufacturera, en la construcción, agricultura y en el trabajo doméstico, esos son los cinco sectores que concentran más a las personas que están en trabajo forzoso. Y la mayoría de los casos de trabajo forzoso, 86%, se dan en el sector privado.

¿Cuáles son las acciones que deberían tomar los países para luchar contra la esclavitud moderna?

—La OIT recomienda en su informe que, para prevenir el trabajo forzoso, es esencial respetar las libertades y derechos de las personas trabajadoras, lo que incluye la libertad sindical y a la negociación colectiva, que les permiten ejercer una voz colectiva y defender sus intereses, así como negociar un trabajo seguro y decente.

Otra medida es ampliar la protección social para que las personas no se encuentren en situación de vulnerabilidad y que tengan acceso a seguridad básica de ingresos y puedan rechazar cuando les ofrezcan un trabajo abusivo, o abandonar aquellos empleos que tengan esa tendencia. Es necesario promover la contratación equitativa, incluyendo el reclutamiento de migrantes, que les prevenga de prácticas abusivas y fraudulentas.

Es fundamental que los servicios públicos sean capacitados y fortalecidos para detectar las infracciones laborales e indicadores de trabajo forzoso y que desarrollen procesos de reparación para las personas donde la prevención falló.

 

Trabajo periodístico de María Núñez Chacón del Semanario Universidad, compartido con SURCOS por Maikol Hernández.

Estudio UCR indaga sobre la persistencia de afectaciones en la salud mental de la ciudadanía tras la pandemia

Según una primera investigación del Instituto de Investigaciones Psicológicas (IIP), la salud mental de la población costarricense se vió gravemente afectada por la pandemia en el 2020. Ahora, esta instancia especializada indagará sobre la persistencia de estas afectacciones en la personas, en la busqueda de acciones efectivas y la generación de políticas públicas. Foto: Karla Richmond, UCR.

Por medio de una encuesta la UCR busca determinar las afectaciones en la salud mental de las y los costarricenses que persisten luego de dos años de la emergencia sanitaria por COVID-19.

El Instituto de Investigaciones Psicológicas (IIP) de la Universidad de Costa Rica (UCR), en conjunto con la Cooperación Francesa de la Embajada de la República de Franciaaplicará un estudio para conocer las afecciones que aún persisten en la salud mental de la población, luego de dos años del inicio de la pandemia.

El estudio corresponde a la segunda etapa de una investigación realizada en el año 2020, en la cual se estableció que la pandemia por COVID-19 afectó en sobremanera la salud mental de la población costarricense, y que era de urgencia fortalecer los servicios públicos de atención en salud mental, particularmente para los grupos más afectados y vulnerables. La iniciativa de investigación es liderada por los investigadores del IIP, Ana María Jurado y Benjamín Reyes. 

La primera fase constó de 20 meses de estudio, 23 personas investigadoras de la Universidad de Costa Rica, la Universidad Nacional de Costa Rica (UNA) y la Universidad Estatal a Distancia (UNED); con la cooperación de la Universidad de Salamanca, la Universidad de Valencia, la Universidad de Davis, de los Estados Unidos; así como del Ministerio de Salud, la Caja Costarricense del Seguro Social, el Colegio de Profesionales en Psicología de Costa Rica y la Fundación Friedrich Ebert.

Según el estudio multidisciplinar realizado en el 2020, las mujeres jóvenes (entre 18 y 25 años) de las zonas costeras del país, con ingresos económicos limitados y bajo nivel educativo fueron las más afectadas. Además, del total de la muestra, 2 163 personas consultadas; el 70% expresó tener tristeza, ansiedad o enojo; 65% cansancio y fatiga; 62% trastornos del sueño; 58% reportó problemas de concentración; 55% miedo al futuro; 51 % mucha inquietud; y 45 % se sentían solas.

Para la experta del IIP, Ana María Jurado Solórzano, “los resultados de este primer estudio eran esperables”, y ahora con esta segunda fase, se quiere detectar cuáles efectos permanecen latentes en la salud mental de la población costarricense después de dos años.

“Queremos saber si la población y, en este caso la muestra que vamos a consultar, sigue presentando y en qué medida, los problemas en salud mental que tenían claramente establecidos en el 2020. Es decir, queremos conocer qué aspectos la población consultada ha superado y logrado afrontar y cuál ha sido el impacto que tuvo al final la pandemia y cuántas de las personas consultadas quedaron con afectaciones en su salud mental de manera crónica”, declaró la académica.

De acuerdo con el experto del IIP, Benjamín Reyes, esta segunda etapa del proyecto se propone conocer las respuestas de la población sobre afectaciones como el estrés agudo y de afrontamiento resiliente, aunado a detectar la persistencia en la población consultada de indicadores de estrés postraumático y otros aspectos como satisfacción de vida y gratitud, por mencionar algunos.

“La información que vamos a obtener nos va a permitir ver cómo esto varía en función de variables sociodemográficas. Por ejemplo, en el estudio anterior se había visto que más impacto en salud mental en mujeres, en zonas costeras y en los estratos socioeconómicos más bajos. Entonces, este seguimiento nos va a permitir conocer los cambios con base en el estudio anterior”, agregó el investigador.

El experto enfatiza en que los resultados de este segundo estudio, eventualmente puedan ser tomados en cuenta por los tomadores de decisiones, para la generación de políticas públicas, y que no se trate exclusivamente de un ejercicio académico, sino que sea de utilidad para la sociedad en general.

El estudio está dirigido a población costarricense mayor de 18 años, sin exclusión, y se realizará a través de una encuesta telefónica.

 

Gustavo Martínez Solís
Asistente de Prensa, Oficina de Divulgación e Información, UCR

Conversatorio: Situación actual de la pandemia COVID-19

La Academia Nacional de Medicina de Costa Rica tiene el agrado de invitarle al conversatorio en modalidad híbrida: “Situación actual de la pandemia COVID-19”, la cual se llevará a cabo el próximo jueves 27 de octubre a las 7:00 p.m, en el auditorio principal del Colegio de Médicos y Cirujanos de Costa Rica. Se transmitirá en vivo en el Facebook Live de ACANAMED.

Se contará con la participación de: 

  • Dr. Esteban Avendaño Fernández, médico especialista en Salud Pública 
  • Dr. Marco Vinicio Boza Hernández, médico internista e intensivista 
  • Dr. Christian Marín Müller, virólogo molecular y microbiólogo 

Actividad para todo público, avalada con 1 crédito de recertificación médica a los médicos incorporados que se inscriban al teléfono 2210-2292 o al correo electrónico info@acanamed.com

Por favor, confirmar asistencia al 2210-2292 o en info@acanamed.com

El uso de mascarilla es obligatorio durante toda la actividad. 

Proyecto »Respira UCR» es reconocido por la OCDE

En mayo del 2021, la UCR anunció que había culminado la construcción de forma exitosa de diez ventiladores mecánicos del proyecto Respira UCR, los cuales cumplen con todos los estándares de calidad establecidos para un dispositivo de alta tecnología. Foto: Laura Rodríguez Rodríguez, UCR.

El desarrollo de ventiladores mecánicos durante la pandemia para pacientes con COVID-19 es una innovación tica destacada entre 30 iniciativas del mundo

En marzo de 2020, cuando se inició la pandemia por el COVID-19 en Costa Rica, un grupo de investigadores de la Universidad de Costa Rica (UCR) comenzó el diseño y la construcción de un prototipo de un ventilador mecánico de emergencia.

Se trataba al principio de un aparato rudimentario pensado para su uso de forma libre en la atención primaria y que podía ser aplicado de manera ambulante.

Un grupo de especialistas de ingeniería, física y artes plásticas fueron los autores del invento, al que denominaron Respira UCR. Este se basó en la idea de unos jóvenes ingenieros de España, quienes construyeron de forma casera un respirador en madera y liberaron en Internet los planos y las instrucciones de montaje de la innovación. 

La iniciativa se creó para cubrir las necesidades de asistencia respiratoria ante una eventual saturación de los hospitales nacionales, como había ocurrido en varios países.

Conforme la iniciativa avanzó, las expectativas técnicas y científicas fueron creciendo, hasta convertirse en un proyecto mucho más sofisticado, que atrajo la atención de las autoridades del Gobierno, de la empresa privada y de algunas representaciones diplomáticas en nuestro país. 

La experiencia culminó de forma exitosa con la construcción de diez ventiladores, los cuales cumplen con todos los estándares de calidad establecidos a nivel internacional para un dispositivo biomédico de alta tecnología, de clase tres.

Esto fue posible gracias al talento de científicos costarricenses, aunque también a la colaboración de decenas de personas y entidades, tanto públicas como privadas, nacionales y extranjeras, que aportaron ayuda financiera, materiales y en algunos casos su conocimiento.

Precisamente, esta sinergia de varios sectores en medio de una emergencia sanitaria fue el factor clave del proyecto Respira UCR destacado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) entre las mejores iniciativas biomédicas a nivel mundial.

La evaluación

Según el documento de la OCDE Cocreación durante el COVID-19. Treinta casos de estudios comparativos internacionales, el proyecto de la UCR ilustra la importancia de relacionar la investigación científica y las capacidades de producción para la elaboración de equipos médicos que son necesarios.

Las iniciativas de creación conjunta alrededor del orbe fueron evaluadas por la Dra. Muthu de Silva, académica de Birkbeck, Universidad de Londres, junto a los profesionales Orlagh Lavelle, Nikolas Schmidt y Caroline Paunov, de la Dirección de Ciencia, Tecnología e Innovación de la OCDE.

El Dr. Eduardo Calderón Obaldía, de la Escuela de Ingeniería Mecánica, y el Dr. Elian Conejo Rodríguez, de la Escuela de Física, forman parte del equipo que ideó y construyó e prototipo de un ventilador mecánico durante la pandemia. Foto: Laura Rodríguez Rodríguez, UCR.

El grupo de expertos tomó en cuenta las características principales de las iniciativas, incluida la información sobre los socios clave de creación conjunta y sus contribuciones, los resultados clave y el tamaño de las iniciativas.

Además, recopilaron información sobre cuáles instrumentos de creación conjunta se utilizaron, cómo se construyeron las redes que llevaron a la colaboración, qué tipo de cooperación interdisciplinaria tuvo lugar y qué papel jugaron los gobiernos en el proceso.

También, se analizaron los procedimientos adoptados para hacer frente a la “excepcionalidad” del COVID-19, incluida la urgencia de producir soluciones implementables, se resume en el documento de la OCDE.

Unión de esfuerzos

El reconocimiento de la OCDE fue otorgado en agosto del 2022 junto a otros 29 proyectos de cocreación provenientes de 23 países, entre estos Costa Rica, Chile, Estados Unidos, Japón, Canadá, Italia, Bélgica, Reino Unido, México y Alemania.

De acuerdo con la publicación, el término cocreación se refiere a la producción y la innovación conjunta entre la academia, la industria, el sector público y la sociedad civil, para responder a los desafíos planteados por la pandemia.

“Una de las cosas que nos llamó la atención fue oír comparándonos con Finlandia y con otros países nórdicos, en donde la inversión de diferentes proyectos para la mitigación del COVID era de hasta 2 000 millones de euros. Los presupuestos eran muy elevados a diferencia de los nuestros”, subrayó el Dr. Elian Conejo Rodríguez, uno de los investigadores de Respira UCR y profesor de la Escuela de Física.

Otro de los artífices del proyecto, el Dr. Eduardo Calderón Obaldía, profesor de la Escuela de Ingeniería Mecánica, recordó que iniciaron el trabajo sin financiamiento. “Nosotros partimos de cero colones y llegamos a recolectar $90 000 tocando puerta por puerta”, rememoró.

La cocreación en la iniciativa costarricense se produjo entre la UCR, la empresa farmacéutica multinacional Roche; la Federación Centroamericana y del Caribe de Laboratorios Farmacéuticos (Fedefarma), Elvatron, Servimetal y el Hospital Metropolitano de Costa Rica, para desarrollar un prototipo de un ventilador mecánico usando recursos y materiales locales. 

La innovación contó además con el financiamiento de las embajadas de Alemania, Suiza, Corea y China y con la asesoría de expertos del Centro Especializado de Atención de Pacientes con COVID-19 (Ceaco).

Los equipos fueron sometidos a ensayos con simuladores de última generación del Centro de Simulación en Salud de la UCR. Igualmente, se sometieron a pruebas preclínicas en biomodelos porcinos.

El prototipo del ventilador mecánico Respira UCR fue sometido a ensayos con simuladores de última generación. Foto: Laura Rodríguez Rodríguez, UCR.

Respira UCR fue el único proyecto biomédico de los desarrollados en las universidades públicas que completó las pruebas preclínicas.

En Costa Rica existe un vacío legal para efectuar pruebas clínicas con humanos en dispositivos de clase tres, hechos localmente y para su uso en el ámbito nacional, ya que el país no cuenta con una industria de equipos biomédicos específicamente para el mercado local.

Esto implicó una limitación para el proyecto, que se vio imposibilitado de avanzar y cumplir con todas las etapas para lograr la inscripción de los ventiladores en el Ministerio de Salud.

Este proyecto, comentó Calderón, “generó una reacción positiva en el Gobierno”, de manera que estuvieron en comunicación con el anterior ministro de Salud, Daniel Salas Peraza; el expresidente ejecutivo de la Caja Costarricense del Seguro Social, Román Macaya Hayes, y el expresidente de la República, Carlos Alvarado Quesada, para la donación de los ventiladores.

Una parte del éxito del proyecto recayó en la interacción entre los distintos especialistas, “de la parte mecánica, eléctrica, en las pruebas de campo con los médicos del Ceaco, que era donde estaba ubicado el foco de la pandemia en ese momento”, expresó Conejo.

Calderón consideró que como costarricenses debemos creer en nosotros mismos, “en que tenemos la capacidad para hacer las cosas del primer mundo”.

Dentro de los 30 proyectos distinguidos por la OCDE, únicamente hay iniciativas de tres países latinoamericanos: Costa Rica, Chile y México. Nuestro país tiene dos proyectos incluidos en la categoría de las iniciativas médicas innovadoras, Respira UCR y Fab Helmet, de la Universidad Estatal a Distancia (UNED), otra universidad pública.

Los investigades de Respira UCR prevén publicar a corto plazo al menos dos artículos científicos: uno que va a difundir el prototipo técnico y formativo del dispositivo y un segundo artículo acerca del protocolo que se siguió en la fase preclínica.

“Se pusieron la camiseta, todos nos pusimos la camiseta”, concluyó el Dr. Calderón.

 

Patricia Blanco Picado
Periodista, Oficina de Divulgación e Información, UCR

Karol Quesada Noguera
Asistente de la sección de Prensa de la Oficina de Divulgación e Información (ODI), UCR

UCR: La salud mental es prioridad en periodo de post-pandemia

Durante la pandemia de la COVID-19, padecimientos como la depresión y la ansiedad aumentaron un 25% durante el primer año de la misma, sumándose a los casi 1000 millones de personas que ya lo sufrían, lo que vino a colapsar los ya frágiles sistemas de salud en todos los países del mundo. Foto: Laura Rodríguez Rodríguez, UCR.

Día Mundial de la Salud Mental

Cada 10 de octubre se celebra el Día Mundial de la Salud Mental para remarcar los desafíos de la humanidad en esta materia

A diferencia de un malestar físico que puede ser detectado a simple vista o mediante exámenes médicos, la salud mental de las personas es una condición que muchas veces no es diagnosticada y cuando existe algún síntoma se le atribuye a otros padecimientos como el cansancio, el estrés familiar o laboral e incluso al “corre-corre” de la cotidianidad.

Pero la realidad es que millones de personas, en este mismo momento en que se leen estas líneas, sufren en silencio diversidad de trastornos asociados a su salud mental, y quienes se atreven a expresar estos malestares sufren señalamientos sociales y discriminación en sus entornos familiares, laborales e incluso por parte de profesionales del sistema de salud que no los refieren a una consulta de especialidad, por lo que millones no reciben la adecuada atención.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en su informe Transformando la Salud Mental para Todos, afirma que “la mayoría de las sociedades y la mayoría de los sistemas sociales y de salud descuidan la salud mental y no le prestan la atención y el apoyo que las personas necesitan y merecen. El resultado es que millones de personas en todo el mundo sufren en silencio, son víctimas de violaciones de los derechos humanos o se ven afectadas negativamente en su vida cotidiana”.

Concordantemente, en Costa Rica un estudio realizado entre setiembre y diciembre del 2020 por el Instituto de Investigaciones Psicológicas de la Universidad de Costa Rica (IIP-UCR) en coordinación con el Centro de Investigación en Biología Celular y Molecular (CIBCM), y la colaboración del Centro de Investigación y Estudios Políticos, la Escuela de Psicología y la Escuela de Sociología, determinó que la pandemia sanitaria provocada por la COVID-19 incrementó los casos de personas que acudieron a servicios de salud con problemas relacionados con su salud mental.

Al igual que sucedió en otras regiones del mundo, las mujeres y los jóvenes están entre los grupos más afectados en su salud mental con expresiones de tristeza, ansiedad, enojo, cansancio, fatiga, trastornos del sueño, inquietud, temor a la soledad. Y entre las posibles consecuencias de la pandemia es que al menos un 15% de la población quedaría con una afectación crónica.

Tras la aparición de la pandemia sanitaria, el Hospital Nacional Psiquiátrico incrementó un 10% las consultas de emergencias, especialmente por mujeres, y en los entornos académicos de la población estudiantil el estrés hizo lo mismo. Según datos de la Oficina de Bienestar y Salud de la Universidad de Costa Rica (UCR), en el primer semestre del año 2021 se registró un aumento del 12% con respecto al mismo periodo en el año 2020, con trastornos relacionados con ansiedad, depresión o los mixtos de ansiedad-depresión.

En suma, los casos de costarricenses con estos padecimientos se suman a los casi mil millones de personas que viven con algún trastorno de salud mental, que según el citado informe global de la OMS en el transcurso de la pandemia sanitaria mundial se incrementó la prevalencia de la ansiedad y la depresión más de un 25%.

Aporte de la Acción Social a la salud mental

En términos generales los sistemas sanitarios del mundo destinan apenas el 1% del personal a la atención de la salud mental. Y en el caso costarricense, en el Hospital Nacional Psiquiátrico Manuel Antonio Chapuí y Torres “ha venido aumentando la atención e igualmente en otros centros médicos, aunque éstos otros no tienen consultas de especialidades para el abordaje de la salud mental”, aseguró la Dra. Marisol Jara Madrigal, coordinadora del proyecto “Estrategias para la promoción del mejoramiento de la salud mental desde un enfoque de derechos humanos” (TC-505).

El TC-505 es un proyecto de la Vicerrectoría de Acción Social (VAS), ejecutado desde la Escuela de Psicología, de la Universidad de Costa Rica (UCR), que desde el año 2003 ha diseñado una serie de estrategias de atención preventiva para la promoción de estilos de vida saludable y autonomía emocional de las personas.

Aunque al inicio el proyecto se enfocó hacia personas institucionalizadas en el hospital Chapuí y Torres, con el crecimiento de esta propuesta se incluyeron otras instituciones como la Asociación Unidad de Cuidados Paliativos, el Centro Diurno de San Isidro de Heredia y el centro hospitalario Dr. Roberto Chacón Paut, en Tres Ríos, Cartago, entre otras.

No obstante, es importante recalcar que para la Dra. Jara la salud mental debe ser abordada desde la teoría de los derechos humanos, ya que es un elemento clave para mejorar las condiciones ambientales, emocionales, cognitivas, ocupaciones, sociales y físicas.

Con la pandemia de la COVID-19 “el proyecto se adaptó a la población con la que se venía trabajando y con otras instituciones que hicieron enlaces con las personas interesadas en participar en actividades virtuales”.

Entre las adaptaciones logradas fue la creación de un canal de contenidos en Youtube, en el que las personas estudiantes abordan una serie de talleres, foros, conversatorios sobre autocuidados y una amplia diversidad de temas relacionados con la salud mental.

La virtualidad representó una ventaja ya que permitió llegar a personas de todo el país que tenían conectividad, pero sin duda, recalcó Jara, algunas otras quedaron por fuera debido a la carencia de conectividad a Internet o la mala calidad de la señal. “Al día de hoy, la población que se incorporó a la virtualidad se ha mantenido, pero con talleres de un día a la semana”, aclaró.

Durante la pandemia se logró trabajar con grupos específicos gracias a enlaces establecidos con el Programa Institucional de la Persona Adulta y Adulta Mayor (PIAM), y los ministerios de Educación Pública (MEP) y de Salud (MinSalud); e incluso, se apoyó al departamento de salud mental de la Contraloría General de la República.

“El primer semestre del 2022 permitió el regreso a la presencialidad en el mencionado Centro de Cuidados Paliativos, donde se imparten talleres los días miércoles sobre salud mental y otros más artísticos enfocados en la estimulación cognitiva para el desarrollo de personas adultas mayores. El próximo año esperamos trabajar con población más joven”, detalló la Dra. Jara.

La mayoría de personas viven en silencio los diversos trastornos que afectan su salud mental, y cuando se discute sobre la misma no se aborda como un derecho fundamental esencial para el pleno desarrollo personal, comunitario y social. Foto: Laura Rodríguez Rodríguez, UCR.

Retos post-pandemia

De acuerdo a la Dra. Jara, durante la pandemia uno de los grupos más afectados fue el de las personas adultas mayores que manifestaban mucha soledad y abandono familiar. “A esta población al igual que la juventud, les afectó la ausencia de interacción y el aislamiento, ya que pasaron en soledad en sus casas, e incluso se dieron dinámicas donde cada persona vivía en sus habitaciones en aislamiento de otros integrantes del núcleo familiar. Entre jóvenes se detectaron conductas autolesivas e ideas suicidas, pero tienen que ver con la vinculación y el apoyo que tienen dentro de su entorno, hay que recordar que estamos para socializar y no para estar encerrados”.

Jara recordó que los espacios presenciales permitían conocerse con otras personas, por lo que el encierro es poco beneficioso. A eso hay que sumarle los procesos de duelo que no pudieron resolverse, no solamente de aquellos seres queridos que quedaron en el camino, sino de otras conclusiones como la pérdida del trabajo, la casa y otros aspectos que conformaron la cotidianidad prepandemia.

En cuanto a la juventud, enfatizó la Dra. Jara, “las estrategias de afrontamiento hay que trabajarlas más, y ver el manejo que los padres podrían darle a estos jóvenes. Hemos asumido como políticas, y cierta cultura, que todo se desecha o de tirar todo por la borda, dejando muchas cosas pendientes sin resolver. Por ejemplo, aunque el MEP tiene un protocolo para contener a estudiantes con ideas suicidas o conductas autolesivas, la mayoría terminan como una delegación de otra institución, pero no le estamos dando herramientas de habilidades para la vida, hasta podría pensarse en el diseño de un curso en los colegios”.

Pese a que en periodo de post-pandemia se sigue registrando un aumento de casos vinculados a la salud mental, la Dra. Jara afirmó que no podría afirmarse una situación irreversible en cuanto al incremento de padecimientos crónicos. Más bien, a su criterio es necesario que el país tome el tema como prioridad nacional y que el regreso a la presencialidad paulatina esté acompañada de estrategias de apoyo para las personas que vivieron cambios significativos durante la pandemia recién vivida.

¿Qué es la salud mental?

La salud mental no se refiere a la ausencia de trastornos tradicionalmente asociados a enfermedades como la esquizofrenia, alzheimer y depresión, entre otras. Es un concepto más amplio vinculado con la capacidad para tomar decisiones y establecer interrelaciones saludables. Es decir, es un estado de bienestar que le permite a las personas enfrentar el estrés, alcanzar el pleno desarrollo de sus habilidades sociales y profesionales, superar las demandas académicas y laborales; así como contribuir a sus comunidades.

En la actualidad, se considera que la salud mental es un derecho humano fundamental que repercute en el bienestar físico y emocional. En Costa Rica, en el periodo legislativo 2018-2022, la diputada Paola Vega Rodríguez presentó el proyecto de Ley Nacional de Salud Mental, con el fin de fortalecer el sistema de salud mental, de la mano con los derechos humanos, expediente que está en la Comisión Permanente Especial de Derechos Humanos que ya lo dictaminó afirmativamente y de manera unánime, pese a que se han señalado deficiencias en cuanto al abordaje conceptual de la salud mental.

 

Eduardo Muñoz Sequeira
Periodista, Vicerrectoría de Acción Social, UCR

Día Mundial de la Salud Mental

José Luis Pacheco Murillo

El 10 de octubre se celebra el Día Mundial de la Salud Mental, una efeméride impulsada por la Federación Mundial para la Salud Mental (WFMH), con el apoyo de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

El propósito de esta fecha es visibilizar el trastorno mental más grave que están padeciendo los miembros de la sociedad global, para generar un conjunto de estrategias que sirvan de apoyo a estas personas y les permita sobrellevar su enfermedad o curarse definitivamente. El esfuerzo por diagnosticar y tratar trastornos de salud mental en edades tempranas reduce el coste financiero en el futuro y evita todo tipo de problemas derivados, como puede ser el suicidio.

Los últimos dos años han sido especialmente complicados con el tema de la salud mental, porque la pandemia vino a generar situaciones muy difíciles, especialmente en adultos mayores. Por eso es muy importante hacer lo necesario para colaborar con ellos y ayudarles a que puedan superar esa situación. 

Para el año 2022 el lema es el siguiente: «Hacer de la salud mental y el bienestar para toda una prioridad mundial».

Perder la salud mental es acarrear situaciones que afectan no solo a quien la padece sino a todo el grupo familiar y por eso el trato debe ser también para quien padece y a quienes le acompañan.

Se trata de trabajar en conjunto para reflexionar acerca de las acciones a implementar para que la salud mental sea una prioridad a nivel mundial.

Dios quiera que las personas que padecen de esta enfermedad puedan tener el apoyo necesario, la compañía y la atención que requieren.

Recobrar la paz espiritual

José Luis Pacheco Murillo

La situación que hemos vivido desde hace dos años y 7 meses nos ha cambiado para siempre. No somos los mismos. La pandemia, cruel y brutal para unos, no necesariamente por ser en sí misma una enfermedad terminal o de máxima gravedad, sino por aparecer de la nada y causar estragos en la salud principalmente por la falta de conocimiento sobre todos sus elementos y sobre cómo tratarla.

Poco a poco se han ido descubriendo muchas más cosas y se saben más tratamientos para combatir el COVID-19 o al menos para que no sea tan agresivo.

Pero, además, la pandemia y por lo anteriormente dicho, ha divido incluso a la ciencia. Médicos y salubridad no se ponen de acuerdo sobre de qué se trata y cómo enfrentar el virus.

Pero además ha ocasionado algo que aparte de la salud física nos ha afectado la salud mental y emocional. Nos separó y nos encerró. Eso fue terrible, especialmente para adultos mayores, algunos murieron de tristeza, por no soportar la soledad, de angustia por no ver ni saber sobre sus seres amados. Otros en un terrible abandono y sin la atención debida en cuanto a medicamentos y alimentación. Muy lamentable.

Ni se diga el tema de las vacunas y su forma de venir a hacer más grande esa división entre los que sí y los que no las aceptan. Aún hoy seguimos en esa disyuntiva.

Las autoridades han determinado que no es necesario usar mascarillas en sitios abiertos y han hecho lo necesario para que volvamos a la normalidad. No se dan muchas estadísticas sobre casos de COVID-19 y no se nos indica nada sobre infectados y muertos y a pesar de que los puede haber, lo cierto del caso es que al no estarse dando datos un día sí y otro también, se ha recobrado la calma y se ha dejado de lado la obsesión por estar inmersos en esas noticias lamentables.

Considero que las cosas han cambiado para bien y debe seguir así y debemos de ir haciendo lo necesario para calmarnos emocional y psíquicamente y recobrar nuestra paz espiritual. La normalidad ahora debe ser una diferencia entre lo que teníamos y lo que tenemos ahora y no necesariamente me refiero a lo material. Dios quiera lo logremos.

II Seminario Regional de Desarrollo Social

En el marco de la colaboración con la OIT y la OPS, y del trabajo conjunto con la Cooperación Alemana y la Facilidad para el Desarrollo en Transición de la Unión Europea, la CEPAL organizó el II Seminario Regional de Desarrollo Social del 30 de agosto al 1 de setiembre de 2022. En esta edición se tuvo por objetivo brindar un espacio de diálogo y reflexión sobre los sistemas de seguridad social en la región de América Latina y el Caribe, con atención a los diagnósticos, desafíos y orientaciones estratégicas para procesos de reformas y reestructuración en los sistemas de pensiones y salud ante un contexto incierto de recuperación por pandemia.

En la primera sesión llevada a cabo el 30 de agosto, abordó el tema de, fortalecimiento de la seguridad social, con varias personas profesionales en el tema.

En la segunda sesión realizada el 31 de agosto, se trató el tema del sistema de pensiones, con 4 presentaciones magistrales de diversos profesionales.

La tercera y última sesión realizada el 1 de setiembre, trató el tema de los desafíos de reforma en los sistemas de pensiones en la región y el nuevo escenario a partir de la pandemia.

Para seguimiento del tema, aquí se encuentra el enlace con las presentaciones y videos del evento: https://www.cepal.org/es/eventos/segundo-seminario-regional-desarrollo-social-seguridad-social-la-crisis-prolongada

 

Compartido con SURCOS por Juan Carlos Durán Castro.

Los presupuestos de salud post pandemia, el problema actual de Costa Rica

Juan Jaramillo Antillón.

La epidemia mundial viral causada por la covid-19, un coronavirus que puso patas para arriba a los sistemas de salud y a la economía mundial, dejó ver claramente, que ningún país, incluso los desarrollados tenía una organización o capacidad para combatir una epidemia de esa magnitud. 

La necesidad de tener que usar en forma masiva los servicios de emergencias de los hospitales, los internamientos hospitalarios que se requirieron y sobre todos los de las UCI (unidades de cuidados intensivos), dejaron ver que, ni siquiera los sistemas de salud o los seguros sociales universales de los países desarrollados pudieron hacer frente adecuadamente a la avalancha de enfermos que se produjo y ni que decir la situación en los países en vías de desarrollo o pobres, donde la situación fue caótica. 

El número de casos registrados mundialmente hasta agosto del 2022 del coronavirus que produjo esta pandemia es de 604 millones (no se incluyen China por falta de datos) se supone que por lo menos hay otros 600 o más millones de casos no registrados. Las muertes suman más de 6,5 millones. Se cree que, por lo menos la cantidad de fallecidos es el doble de los reportados.

Los Estados Unidos, donde existe la mejor y más sofisticada medicina del mundo (para quién pueda pagarla) se vio afectado por un número muy elevado de casos y muertes. Las estadísticas de India y Brasil parecieran por los problemas de su población pobre, ser menos confiables que las otras ahí señaladas de países ricos.

País

Casos

Estados Unidos

95.000.000

India

45.000.000

Francia

34.000.000

Brasil

34.000.000

Alemania

32.000.000

Corea del Sur

23.000.000

Costa Rica

1.099.000

Los Estados Unidos hasta agosto 2022 reportaban 1.000.000.00 muertes. Costa Rica 9.000 fallecidos. 

Lo que impresionó fue el papel que algunos países como los Estados Unidos y, incluso la OMS tuvieron en cuanto a fallar en no darse cuenta de la magnitud del problema que se les venía. 

China, donde en una ciudad Wuhan, comenzó el brote desconocido de neumonías y que luego se extendió muy rápidamente desde noviembre del 2019, no notificó como debió ser de esta situación a la OMS (Organización Mundial de la Salud) de las Naciones Unidas, para que esta se pusiera alerta y avisara al mundo hasta febrero del 2020. Pese a lo anterior, desde enero del 2020 en vista de los rumores de una nueva enfermedad respiratoria en la misma China, además de Hong Kong, Taiwán, Corea del Sur y Japón, comenzaron a usar la mascarilla nasal, y a evitar viajes a ese país. En febrero era claro que había una epidemia seria de una infección respiratoria trasmitida por un virus y sin embargo no fue sino a mediados de marzo que la OMS declaró que nos enfrentábamos a una epidemia mundial provocada por un virus desconocido. Lamentablemente la OMS falló en considerar la diseminación área del virus (que afectaba claramente las vías respiratorias aparte de otros órganos) y no recomendó inicialmente el uso de mascarillas a la población mundial. En Costa Rica se dio esta falla en ese tiempo y aún continua a nivel general a pesar de que no se ha acabado la actividad del virus.

La rápida trasmisión de China a otros países se dio por vía aérea y esta forma de transporte continuó siendo la causa de diseminación de dicho virus entre países. 

Debido a todo lo anterior, por lo menos en los países desarrollados hay la intención de reforzar preventivamente sus sistemas de salud. 

En Costa Rica la prensa nos informa que envista de que el Gobierno tiene problemas económicos, ha decidido recortar los presupuestos de sus Ministerios y oficinas. Lamentablemente nos muestra que Salud es el ministerio con el recorte más alto de todos de -9,0 eso sin restar el 4.9% de menos por la inflación, lo que elevaría el déficit a -13.9 y entre los más afectados por estos recortes, está el Programa de los CEN-CINAI que atiende a los niños pequeños pobres de madres que trabajan, y en cambio el Poder Judicial y el Ministerio de la presidencia son intocables, lo mismo las Universidades estatales y otros. 

Todos sabemos que los presupuestos para atender la Salud no deben ser considerados un gasto, sino una inversión, en el capital humano, el insumo más valioso que tiene una nación. Sin salud un ser humano o un país no producen, solo generan pérdidas, por ello junto con educación son los pilares sobre los que se produce el crecimiento y desarrollo económico y social de las personas o del país. 

Debido a la hecatombe económica que causó esta epidemia, en todo el mundo se puso en evidencia la necesidad de reforzar los presupuestos de salud, con el fin de lograr establecer un buen sistema de vigilancia epidemiológica y proporcionar más recursos para actuar ante una emergencia futura, ya que a corto o largo plazo se espera una nueva pandemia viral o bacteriana pues aún persiste a nivel mundial las deficiencias sanitarias y ambientales que causaron que este virus mutara de su hábitat natural silvestre y de sus hospederos los murciélagos a los animales domésticos y a los seres humanos. Lo anterior sin haber finalizado la pandemia actual ya que se siguen reportando nuevos casos y variantes en todo el mundo.

En Costa Rica, se debería proceder igual, ya que aparte de mejorar el sistema de vigilancia epidemiológica, es urgente mejorar los servicios de emergencia de los hospitales públicos en cuanto a una adecuada oportunidad de la atención, mejorando su calidad y para eso urge aumentar el número de camas hospitalarias, dotándolas del respectivo personal, en especial para las UCI, donde los encargados, desde el médico al personal de la limpieza están agotados física y emocionalmente. 

Las autoridades del gobierno actual al parecer han hecho caso omiso de esta situación y continuaremos desarmados esperando la próxima pandemia lo que nos causará problemas sanitarios económicos y sociales peores que la actual. 

No olvidar que el déficit de número de camas de la Caja Costarricense de Seguro Social es de los más serios en Latinoamérica. 

Camas disponibles en hospitales por 1000 habitantes. Según datos de la OMS. 

Japón 13.0, Alemania 8.0, Francia 5.9. Italia 3.1, España 3, Dinamarca 2.6, Israel 3, en América tenemos: Cuba 5.3, Argentina 5, Los Estados Unidos 2.9, Uruguay 2.8, Canadá 2.5, Chile 2.1, Brasil 2.1, Colombia 2.1, Jamaica 1.7, México 1.5, Bolivia 1.3, El Salvador 1.2, Costa Rica 1.1, Belice 1.0, Nicaragua 0,9.

Otro factor que se debe tener en cuenta para mejorar todos los servicios de salud es que, durante los años 2021 y 2022, se dejó de atender a los enfermos habituales (crónicos) y muchos nuevos no agudos del Seguro Social (no a las emergencias), acumulándose entonces un mayor déficit en los tiempos de atención de los pacientes del Seguro Social que de por sí ya estaban escandalosamente largos de meses a años para: 1- ser atendido primero por el médico general. 2. Para ser atendido por los especialistas si era necesario. 3- Para que se hicieran en un tiempo normal, los exámenes y estudios de gabinete que ordenaran los médicos. 4- que se reportaran los resultados y, 5- Años para ser internado y operado de ciertas patologías. La oportunidad de una adecuada atención del enfermo está fallando muy seriamente en su conjunto. Además, hay que atender las secuelas físicas que la infección del coronavirus dejó entre los enfermos recuperados, y, a ello se agregan los cuadros de depresión, ansiedad y ataques de pánico que afectan a las personas en todo el mundo, incluyendo nuestro país, donde la salud mental de nuestra población pareciera estar muy afectada, sobre todo si aceptamos lo señalado por el V Foro de Salud Mental de agosto de este año (Angela Avalos, La Nación 5 de agosto 2022) el cual como conclusión señaló que: 1.3 millones de costarricenses mayores de 15 años viven con cuadros graves de ansiedad, depresión y estrés como resultado de los casi tres años de convivir con los efectos de la pandemia, que causaron los confinamientos domiciliarios, la perdida de fuentes de trabajo, la inestabilidad laboral y la falta de sociabilidad entre otros. 

Todo lo anterior pone en peligro la salud y la vida de los pacientes, ocasionando que nuestro Seguro Social en cierta forma se le considere brindando atención de tercer mundo, debido a las deficiencias señaladas, aunque reconocemos que una vez internado se recibe casi atención de primer mundo, siendo esto toda una paradoja de la salud costarricense. 

Ahora bien, soy muy pesimista de que podamos mejorar en este campo, las acciones hasta ahora del gobierno dejan a ver que se minimalizan los problemas, como las de la vacunación obligatoria, el uso de mascarillas, e incluso no se cumple con la simple promesa de fortalecer el CENARE donde hay una clara falta de personal y equipo, compromiso que la CCSS había dichos se subsanaría después de usar dicho hospital para enfermos de la Covid-19.

Finalmente, señalar, que, arrastramos aún la enorme dificultad de siempre, el Estado como tal debe a la Caja Costarricense de Seguro Social solamente en el Seguro de Salud (SEM) la suma de 2.7 billones y 508.000. millones al de IVM. Si se hubiera cancelado la deuda de Salud, no tendríamos el menor problema de dar puntuales y adecuados servicios médicos y prevención de enfermedades a la población y tendríamos así una medicina del primer mundo. Todo lo anterior sin tener en cuenta que existe un juicio donde la Caja señala que el Estado en realidad le está debiendo ¢8.7 billones de colones. Si lo anterior se hubiera cancelado a tiempo daríamos la mejor medicina del mundo. 

Finalmente, la prensa hoy 13/9/2022, señala que la Junta Directiva de la CCSS, pese a advertencia en contrario de la Dirección Actuarial, decidió hacer un aumento de unos ¢8,000.00 este año a los 63 mil empleados, y además, pago retroactivo de cada año desde el 2020. El total del costo de ese aumento saldrá en ¢29.000 millones. Lástima que la Junta Directiva no propuso a los trabajadores, no hacer el aumento y emplear esa gigantesca suma en mejorar los servicios de todo tipo de la institución, a fin de cuentas, dar buenos servicios a los pacientes debería ser el fin de los trabajadores y de la Institución. Todo lo anterior, mientras quebraron miles de pequeños negocios, y, miles de personas perdieron su empleo o les ha sido rebajado su salario debido a la crisis económica ocasionada por más de dos años de la pandemia viral.

Imagen de la UCR con fines ilustrativos.