Recobrar la paz espiritual

José Luis Pacheco Murillo

La situación que hemos vivido desde hace dos años y 7 meses nos ha cambiado para siempre. No somos los mismos. La pandemia, cruel y brutal para unos, no necesariamente por ser en sí misma una enfermedad terminal o de máxima gravedad, sino por aparecer de la nada y causar estragos en la salud principalmente por la falta de conocimiento sobre todos sus elementos y sobre cómo tratarla.

Poco a poco se han ido descubriendo muchas más cosas y se saben más tratamientos para combatir el COVID-19 o al menos para que no sea tan agresivo.

Pero, además, la pandemia y por lo anteriormente dicho, ha divido incluso a la ciencia. Médicos y salubridad no se ponen de acuerdo sobre de qué se trata y cómo enfrentar el virus.

Pero además ha ocasionado algo que aparte de la salud física nos ha afectado la salud mental y emocional. Nos separó y nos encerró. Eso fue terrible, especialmente para adultos mayores, algunos murieron de tristeza, por no soportar la soledad, de angustia por no ver ni saber sobre sus seres amados. Otros en un terrible abandono y sin la atención debida en cuanto a medicamentos y alimentación. Muy lamentable.

Ni se diga el tema de las vacunas y su forma de venir a hacer más grande esa división entre los que sí y los que no las aceptan. Aún hoy seguimos en esa disyuntiva.

Las autoridades han determinado que no es necesario usar mascarillas en sitios abiertos y han hecho lo necesario para que volvamos a la normalidad. No se dan muchas estadísticas sobre casos de COVID-19 y no se nos indica nada sobre infectados y muertos y a pesar de que los puede haber, lo cierto del caso es que al no estarse dando datos un día sí y otro también, se ha recobrado la calma y se ha dejado de lado la obsesión por estar inmersos en esas noticias lamentables.

Considero que las cosas han cambiado para bien y debe seguir así y debemos de ir haciendo lo necesario para calmarnos emocional y psíquicamente y recobrar nuestra paz espiritual. La normalidad ahora debe ser una diferencia entre lo que teníamos y lo que tenemos ahora y no necesariamente me refiero a lo material. Dios quiera lo logremos.