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Etiqueta: pequeños productores

Preventa de frijoles Upaleños

El PROESS, TCU 607 y el Proyecto ED3602 realizará una preventa de frijoles provenientes de las y los productores de Upala. Anuncian lo siguiente:

Desde el Programa de Economía Social Solidaria (PROESS), el TCU 607 “Comer Orgánico” de la Escuela de Sociología y el Centro de las investigaciones agronómicas (CIA)/Proyecto ED3602 “Acompañamiento en la potenciación de sistemas agroalimentarios en manos de pequeños productores ubicados en el cantón de Upala”, se está co-organizando una segunda entrega de deliciosos y frescos frijoles de productores y productoras de San José de Upala. Dicha entrega se hará en la entrada de la Facultad de Ciencias Sociales y en el Centro de Investigaciones Agronómicas (CIA) DE LA Universidad de Costa Rica de la Sede Rodrigo Facio.

Los pedidos deben ser cancelados por medio de sinpe móvil al número 86150323 a nombre de asociación de productores y productoras de San José Upala. El comprobante de pago se debe enviar al correo proess@ucr.ac.cr indicando su nombre completo. El envío de comprobante y los pedidos cierran el jueves 20 de abril y la entrega será el 24 y 25 de abril.

Si está interesado en adquirir y colaborar con estos productores llene el siguiente formulario para agendar su pedido: https://forms.gle/DJeaRk9oPYSvnKc86

 

Información compartida con SURCOS por Fernando Zeledón.

Protestan contra la Ley de Semillas y los agrotóxicos y son galardonados por la Medalla al Mérito Agrícola 2022

El sábado 28 de mayo no fue un día cualquiera para el colectivo Mojojoy quien recibió la medalla al mérito agrícola 2022 de las manos de la Ministra de Agricultura Laura Bonilla y del presidente de la República Rodrigo Chaves. 

Durante el acto de premiación se pudo observar al colectivo Mojojoy que en sus camisetas portaban mensajes que decían: “no a la ley de semillas”, “no más agrotóxicos”, “no más monocultivos”, “justicia para China Kicha”, “tierra para el campesino”.

Mojojoy Agri-Cultura es un proyecto que lleva a cabo la recuperación de suelos, la dignificación del saber campesino, la producción de hortalizas sin venenos, el diálogo entre sistemas productivos agrícolas y la necesidad de plantas nativas para la conservación, la democratización del conocimiento, el impulso a una pedagogía para y con la tierra,  la necesidad para el sostenimiento de esto, de la lucha contra la agroindustria tanto en lo productivo cómo en las ideas. 

Según los participantes la protesta se hizo cómo una forma de visibilizar el abandono a la pequeña o pequeño productor agrícola, en denuncia a la mentira que de existe un apoyo real a proyectos de una u otra manera apuntan a una relación más armónica con el ecosistema. Además, desearon visibilizar la lucha por un modelo agrícola alternativo con la lucha de los pueblos indígenas que alrededor del mundo son los defensores de otro tipo de agricultura junto al campesinado y visibilizar que el Estado responde a los intereses de los grandes capitales agrícolas. 

Según el Colectivo Mojojoy, fue una forma de levantar la voz ya que dentro el discurso hegemónico de la agroindustria no existe cabida para este tipo de prácticas y aportar en la lucha por otro modelo de producción distinto al que hoy destruye bosques, es causante de epidemias, desaparece el saber campesino, provoca la desaparición de especies y ha puesto al borde del precipicio a la humanidad entera, declaró el Colectivo Mojojoy, ganador al mérito agrícola 2022 otorgado por el MAG.

 

Compartido con SURCOS por Bloque Verde.

Los decretos del presidente sobre la actividad arrocera y la desaparición de la producción nacional: crónica de una muerte hace tiempo anunciada

German Masís

Un grupo de personas integrado por especialistas en economía y políticas públicas, pidieron en octubre del 2020 al presidente Alvarado, reconsiderar y eliminar el acuerdo al que había llegado el Gobierno con los arroceros.

Los argumentos que utilizaban dichos especialistas eran muy similares a los que se utilizaban en la década de los 80 para impulsar la liberalización y desregulación económica de la actividad agrícola, restringir la participación del Estado y recomendar a los productores reconvertirse hacia cultivos no tradicionales de exportación.

Al final las políticas de cambio se impusieron, porque era más barato importar todo el maíz y parte del frijol y el arroz y de esa forma más de 40 mil productores de la zona Atlántica dejaron de producir granos, incursionando primero en cacao y después en raíces y tubérculos y finalmente se constituyeron en mano de obra de las empresas piñeras, que hoy ocupan las tierras antes dedicadas a la producción de granos.

Pese a que la petición indicada estaba referida plenamente a la actividad arrocera, el documento no profundizaba en cuál había sido la evolución de la producción nacional de arroz, ni sobre las razones por las que en la actualidad esta actividad esté dominada por los consorcios arroceros quienes reciben los mayores beneficios de ésta.

Al respecto es bueno mencionar que la estructura productiva de la actividad arrocera se modificó en las últimas décadas, en buena medida como resultado de las políticas establecidas en las décadas de los 80 y 90 dirigidas a desestimular la producción de granos, desmantelar el esquema estatal de apoyo a esa actividad y eliminar las licencias de importación.

Como resultado de esas políticas, muchos de los productores fueron desapareciendo a través de los años, los pequeños por sus limitados recursos para mantenerse en la producción y algunos medianos y grandes productores por haberse trasladado a actividades más rentables como la producción de caña, melón y sandía, permaneciendo solo un grupo de alrededor de 500 pequeños productores que han decidido permanecer en la producción de arroz por su compromiso con la producción alimentaria del país.

Otros actores en la actividad han sido las empresas agroindustrializadoras del arroz, que con la salida de las plantas procesadoras de granos del CNP, asumieron plenamente el procesamiento del grano que es la fase que más valor genera, algunas han combinado la fase de producción con la de procesamiento y comercialización, tendiendo a concentrar en unas pocas empresas el proceso agroindustrial y de distribución del producto terminado con diversas marcas y calidades. De más de 12 empresas arroceras que había en la década de los 90, el negocio arrocero se encuentra mayoritariamente en manos de 3 o 4 consorcios agroindustriales(arroceras).

Mientras el otro gran actor de la actividad arrocera, son las empresas importadoras surgidas en la década de los 90, que han llegado a importar alrededor un 60% del arroz a precios más bajos al producido a nivel local, pero sabemos cuánto influyen las importaciones baratas en los precios finales al consumidor?

Finalmente, se encuentra el actor de regulación en la actividad, la Corporación Arrocera Nacional, surgido en la década de los 90 con el propósito de apoyar a los productores nacionales y regular la relación con las arroceras y con los importadores del producto. CONARROZ ha debido cumplir su labor, en medio del proceso de concentración de la actividad arrocera en grandes procesadoras e importadores, pero se podrían haber mantenido los productores nacionales de arroz, si ésta no organización no hubiera existido?, seguramente que no.

En esa perspectiva se ubica el acuerdo al que llegaron en aquel momento las Autoridades gubernamentales y los diferentes actores de la actividad arrocera, cuyos aspectos específicos eran los siguientes:

1.mantener el mecanismo de regulación del precio porque permite mantener un precio bajo sin fuertes aumentos, un precio del arroz relativamente estable.

2.mantener el precio de referencia al productor nacional es fundamental para que el productor pueda continuar en la actividad, ya que de efectuarse la liberalización del precio se desmantelaría la estructura productiva existente.

3.mantener la aplicación del requisito de desempeño vigente para garantizar la compra a los productores nacionales y a partir de ésta definir las necesidades de abastecimiento externo y las importaciones necesarias.

4.mantener el arancel consolidado establecido en 1996 para proteger la producción nacional, es esencial para mantener la producción nacional, muchos países tienen aranceles para proteger su producción más sensible y estratégica (como Estados Unidos con su millonario programa de subsidios Farm Bill y China con su programa de protección de la producción de arroz).

5.el impulso de algunos proyectos legislativos de apoyo al sector arrocero, entre ellos la posibilidad de que las organizaciones accedan a los fondos de Banca para el desarrollo y la creación de un fondo de sostenibilidad de la actividad arrocera. (Alterdescr.com,agosto-2020)

Un aspecto adicional al acuerdo es que se fijó un plazo de tres meses para establecer una ruta para proteger y fortalecer al sector, con el fin de afrontar la desgravación del precio del arroz que ocurrirá en 2024 en el marco del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos.

No obstante, según la mencionada petición, todos los elementos señalados son prácticas anticompetitivas, por lo que proponen “eliminar la fijación de precios mínimos y el arancel a las importaciones y abrir el mercado arrocero” (CrHoy.com,11-9-2020), con lo que consecuentemente deben desaparecer CONARROZ, los productores y presuntamente algunas arroceras, quienes sí podrían trasladarse a otra actividad.

Frente a la perspectiva de liberalización, sabemos que los mercados agrícolas en el mundo no son abiertos y de libre competencia, son fundamentalmente de excedentes y en ellos operan una serie de mediaciones comerciales, políticas y hasta culturales, que definen el mercado de productos agroalimentarios y también conocemos los riesgos de la dependencia de las importaciones, debido a la volatilidad de los precios agrícolas como ocurrió durante la crisis alimentaria del 2007-2008.

Al respecto, el exministro Alvarado de Agricultura había manifestado que “aquí no es un concepto de precio para favorecer al consumidor. También es un análisis de factores estructurales que tiene que ver con políticas públicas en términos de lo que queremos como país: si queremos producir alimentos agrícolas; o si queremos ser como Singapur, donde todo se importa, lo único que tenemos que hacer es importarlo todo sin tener una respuesta hoy a los productores agrícolas que tienen que hacer una transformación sustantiva para ser más eficientes”.

«Si hay que importarlo todo, no solo pasaría con el arroz, sino que iríamos caminando en la desaparición de todos los sectores agrícolas. Podríamos pensar en eliminar productores de frijol que quedan pocos y solo el 20% del frijol que se consume se produce en el país…, sectores de papa y cebolla porque en Holanda la producen más barata”, añadió. (ElPaís.cr,12-9-2020)

Entre los elementos que sustentaban la petición de los especialistas, se encuentra la recomendación del informe de la OCDE, que dice que “el 70% de los costarricenses consume arroz y que la regulación estatal sobre el producto tiene un efecto regresivo, en el cual salen perjudicadas las familias de menos ingresos. (CrHoy.com,11-9-2020)

Sobre este argumento, es oportuno valorar que una pretendida liberalización del precio no garantizaría que la población de menores recursos pueda acceder a las presentaciones de arroz de mayor precio, ni tampoco que al arroz de mayor consumo popular (calidad 70-30) y que se utiliza en los comedores escolares, reduzca efectivamente su precio.

De ahí que, coincidimos con la posición de CONARROZ que “la regulación del precio ha sido beneficioso para el consumidor porque permite mantener un precio bajo sin fuertes aumentos, como pasa por ejemplo con el precio del frijol que comparativamente tienen un precio liberalizado el cual ha aumentado considerablemente en los últimos años a diferencia del precio del arroz que se mantiene estable”.

Otro aspecto presente en el comunicado es el que afirma que “no se justifica atrasar las reformas al sector porque con ello ganan los oligopolios grandes”, pero ¿no son los grandes importadores los que están vinculados a las empresas agroindustriales?

La presencia y predominio de éstas parece consustancial al desarrollo del capital en las actividades agrícolas, así por ejemplo en actividades como la producción y comercio de frijol, prevalecen 4 o 5 empacadoras grandes que controlan la producción, las importaciones y definen el precio de todas las presentaciones del producto final que llega a los consumidores.

Finalmente, el otro elemento mencionado en el documento era que “para apoyar a los pequeños y medianos productores, es necesario transformar los programas establecidos en un programa de reconversión agrícola, que incluya la posibilidad de ser más eficientes en arroz o de moverse a otras actividades”. (CrHoy.com,11-9-2020)

Sobre un posible programa de reconversión agrícola, el exministro de Agricultura había señalado “que no es sencillo. Para emigrar a otros cultivos agrícolas, afirma que se deben tomar en cuenta factores de conocimiento, suelos y microclimas”.

Además, es oportuno mencionar que, en los años 2009 y 2010, las unidades de producción arrocera habían logrado mejorar su productividad como resultado del apoyo del Plan Nacional de Alimentos, que impulsó el Gobierno Arias Sánchez debido al aumento de los precios y el desabastecimiento mundial de alimentos. En esa ocasión los productores de arroz y frijol lograron elevar sus rendimientos mediante la incorporación de semillas mejoradas, insumos y tecnología apropiada y prácticas postcosecha, como lo ha logrado efectuar CONARROZ con este acuerdo.

Adicionalmente el documento de los especialistas agrega que “es probable que sea necesario subsidiar de manera temporal a algunos productores de bajos ingresos. Debería ser un programa de asistencia social, para el cual existen los recursos”. Pero contrariamente desde hace muchos años, se ha afirmado que el apoyo a los productores debe ser objeto de la política productiva para que se integren a la producción y al mercado en mejores condiciones y no de la política social, como parte de la población pobre excluida de la actividad productiva.

En ese sentido el exministro de Agricultura había expresado que “nos compete garantizar la productividad, producción, empleo, mano de obra y repartición de la riqueza en las zonas rurales que es donde más deprimida está” y añadió que se trabaja en que los agricultores participen más de la venta de sus productos en mercados digitales y espacios territoriales, con el fin de que eviten transitar largas distancias para comercializar el grano. (ElPaís.cr, 12-9-2020)

El desarrollo de actividad arrocera no responde nada más al factor precio, la participación de los pequeños productores y de las organizaciones que los apoyan son importantes, así como fortalecer la producción nacional y la seguridad y soberanía alimentaria. El Estado ha venido apoyando la actividad con semillas mejoradas, riego y sistemas productivas más sostenibles para que la producción eleve su capacidad y no desaparezca, pero las decisiones recientes van en el sentido contrario.

Los decretos recientes del presidente Chaves, de reducir considerablemente los aranceles a la importación y eliminar los precios mínimos, prácticamente harán desaparecer la producción nacional y el esfuerzo del Estado por mantener y mejorar la producción de este esencial alimento, mientras favorece claramente a los grandes importadores y a unas pocas arroceras que mantendrán sus marcas con el arroz importado, pero esa parece ser la intención de los grupos cercanos al presidente.

 

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El atípico mercado del Arroz

Welmer Ramos González, Economista Social

Apertura del mercado del arroz no hará más competencia, al contrario, habrá menos, y el precio subirá. Además, Costa Rica perderá empleos y se concentrará más el ingreso.

El cultivo del arroz genera unos 30.000 empleos directos e indirectos, en zonas de menor desarrollo, 11 empresas industriales son las que lo acopian y lo descascaran, que, además, tienen sus propias marcas y, hay un poco más de 500 productores que operan en zonas de alto desempleo, el 42% de ellos son pequeños productores.

El país solo produce el 37% de lo que consumimos, el 63% es importado. El cultivo y la industria tienen altos encadenamientos productivos: emplean gente, compra insumos y servicios agrícolas, demanda créditos, genera alquileres de tierras, mueve el comercio de zonas productoras (pulperías, sodas, almacenes), etc., y últimamente con la producción de arroz orgánico en ascenso, la demanda de trabajo se intensifica fuertemente de manera directa y a través de la demanda por los insumos necesarios.

El arroz, igual que el café, tiene normativa jurídica que ordena el mercado y pone relaciones de convivencia entre todos los participantes: productores, industriales, comercializadores y consumidores, y los hace coexistir con relaciones transparentes y equilibradas. Pero hay comercializadores muy grandes que siempre han querido salirse de ese marco, porque tienen el poder económico necesario para quebrar a los demás y, apoderarse de manera oligopólica de todo el mercado del arroz. Es la misma lucha que han tenido algunos tagarotes con el café, que gritan que se elimine la ley de ICAFE para importar café de mala calidad y venderlo a precios de primera, sin importarle la ruina para los miles de pequeños productores.

¿Por qué existe un impuesto a la importación de arroz pilado? Porque hay subsidios explícitos e implícitos en otros países que son competencia desleal para nuestros productores. Por ejemplo: subsidios a los fertilizantes, inexistencia de costos por seguridad social, crédito a tasas subsidiadas, etc.; y también para defender el empleo nacional.

¿Pero bajará el precio verdaderamente con liberar ese mercado? Y la respuesta es tajante: no, porque no habrá competencia, pues el número de oferentes se reducirá sensiblemente, ya que importar arroz es rentable, si y solo si, se hace en barcos graneleros, se requieren grandes sumas de dinero para hacerlo y eso, solo unos pocos podrán realizarlo. Además, esos pocos fundarán la Cámara de Importadores de Arroz y tendrán el foro legal para llegar a acuerdos tácitos. ¿Quién se atreverá a poner en entredicho la libertad de reunión y asociación tan sagrada? Además, el precio pueden bajarlo unos meses para disimular y luego sacarán clavos de oro, pues el precio no tendrá techo alguno.

La cantidad de arroz que se consume en Costa Rica tiene poca relación con el precio que este tiene en el mercado, desde luego dentro ciertos límites; porque los costarricenses consumimos este grano por costumbre, por tradición. A eso se le conoce como una demanda inelástica, cada mes se venden las mismas toneladas de arroz pilado, aunque el precio baje o suba un poco. Este comportamiento es perfectamente conocido por la industria y por el comercio.

Si la cantidad demanda de arroz es la misma a ¢600 el kilogramo que a ¢800, para qué los pocos importadores lo van a vender al menor precio, tácitamente se reparten el mercado y maximizan ganancias. Un mercado que ya vivió esa liberación es el de los frijoles, y nunca bajaron de precios cuando se abrió el mercado. Hoy el productor recibe ¢30 mil o menos por quintal y el consumidor paga ¢88 mil colones, el enorme margen queda en manos de muy pocos, la producción nacional es pírrica y la competencia es muy débil, miles de empleos se perdieron y los consumidores pagan precios más altos que antes, cuando había cientos de productores, oferentes, en todo el país.

En conclusión, el país perderá 30.000 empleos, disipará la capacidad productiva de, al menos, 500 productores que desaparecerán (unos pocos permanecerán), las regiones costeras se volverán más pobres, las ganancias se quedarán en manos de menos de 10 importadores, con lo que la riqueza se concentrará, el grano básico de la alimentación nacional será en su mayoría extranjero y el malinchismo habrá triunfado una vez más.

 

Imagen ilustrativa.

Continuar la gestión de esperanza y alternativa

Hace siete años, en el programa Umbrales, de la Universidad Estatal a Distancia, Jorge Luis Hernánez, investigador del Centro de Investigación de Cultura y Desarrollo (CICDE), comentaba acerca del comportamiento de las organizaciones campesinas y los pequeños productores del país. 

En el espacio, Hernández habló sobre lo que significa la seguridad alimentaria en Costa Rica, en el contexto de un acceso deficiente a productos alimenticios y las necesidades de la población. Guiar y orientar a las comunidades para dar un criterio acerca de la inseguridad que se vive, es una tarea que requiere del análisis de los actores que participan en este tema, comentaba en la entrevista.

Según el autor, la situación empeora conforme avanza el cambio climático, cuestión que implica el desarrollo oportuno de alternativas que busquen otras formas de revolución verde, como las agriculturas locales. 

Para ver la entrevista completa puede acceder al siguiente enlace: https://m.facebook.com/story.php?story_fbid=1038069499573874&id=100001125002979&sfnsn=wa

Fuente: facebook.com / semanariouniversidad.com

 

Compartido con SURCOS por Jorge Hernández.

UNA tiende la mano a pequeños productores y población migrante de Upala

Viernes Científico

En las comunidades Las Melinas y Amigos con el Ambiente, se cuenta con dos módulos demostrativos con gallinas, en donde a los productores se les capacita en el manejo y cuido del gallinero.

Mediante la iniciativa “Fortalecimiento de los sistemas agropecuarios de pequeños productores”, la Sección Regional Huetar Norte y Caribe, Campus Sarapiquí de la Universidad Nacional (UNA), trabajó durante dos años en la tarea de fomentar las capacidades de tres asociaciones de productores de San José de Upala. A partir de este año, y por un periodo de tres años, se trabajará en la segunda parte de la iniciativa, con las comunidades de Asomudagros, Amecu y las Américas, bajo el nombre de Fortalecimiento agroecológico de los pequeños productores de San José de Upala. El proyecto inicial arrancó en San José de Upala en 2020; sin embargo, con la suspensión de las actividades presenciales debido a la pandemia en marzo de ese año, las visitas a las comunidades se suspendieron por casi año y medio. Tras ese período, hoy se incorpora al proyecto universitario la comunidad de refugiados Las Melinas, una finca de 60 hectáreas, distribuida en plantaciones de maíz, frijol, jengibre, maracuyá, hortalizas y animales de granja.

Sonia Montero, académica del Campus Sarapiquí y coordinadora de esta iniciativa, comentó que hasta 2021 se trabajó con las comunidades de Luz y Esperanza, Amigos con el Ambiente y Las Melinas, con el fin de familiarizar a esos pequeños productores en el manejo de nuevas tecnologías, técnicas de cultivo y producción. “Colaboramos con ellos para que consolidaran una unidad productiva integrada con el fin de ser autosostenibles, pues la mayoría se basaba en la siembra de un solo cultivo”, agregó. Asimismo, se realizó un trabajo conjunto con la ONG denominada Senderos, que se ocupa de los derechos de los migrantes en la zona Norte-Norte.

Con sello UNA

La académica detalló que este es un proyecto multidisciplinario, ya que se cuenta con el apoyo de otras instancias de la UNA como la Facultad de las Ciencias de la Tierra y el Mar, la Vicerrectoría de Extensión, el Centro de Investigaciones Apícolas Tropicales (Cinat) y la Escuela de Ciencias Agrarias, entre otras, las cuales se encargan de impartir las capacitaciones a los beneficiarios; tal es el caso de María José Avellán, encargada del área de agroforestería con árboles autóctonos y la reforestación de plantas útiles del bosque, como la vainilla y la canela.

Montero explicó que, en las comunidades fronterizas de Las Melinas y Amigos con el Ambiente, se cuenta con dos módulos demostrativos con gallinas, en donde a los productores se les enseña y capacita sobre cómo debe ser el gallinero, y dónde deben ubicarse los comederos y el alimento. Paralelamente, en Amigos con el Ambiente también se cultiva cúrcuma y jengibre, para luego ser procesado en polvo o gajo. En el caso de la comunidad de Luz y Esperanza, los productores ofrecen plantas medicinales en forma de té con su propia marca y en cuanto a Las Melinas producen huevos y hortalizas. “Es muy curioso porque si alguna asociación no va, los otros les ponen la mesita y les cuidan la venta, y se guarda la plata”, resaltó la académica.

***Mayor Información con: Sonia Montero, académica Campus Sarapiquí-UNA (8305-8767) o con Johnny Núñez, periodista de la Oficina de Comunicación de la Universidad Nacional, (8674-8535).

 

Compartido con SURCOS por Oficina de Comunicación Universidad Nacional, Costa Rica.

Red Nacional de Autosostenimiento: «Construyamos Unidos una Costa Rica productiva y próspera»

LA RED NACIONAL DE AUTOSOSTENIMIENTO hace un llamado a los pequeños y medianos productores de las diferentes regiones del país a unirse a este proyecto ciudadano para que «Construyamos Unidos una Costa Rica productiva y próspera».

Fomentamos la producción y el consumo de todas las áreas de la producción para reconstruir la economía nacional desde la perspectiva ciudadana y acorde a las necesidades de toda población.

RedESS propone crear Mesa de Trabajo para fortalecer Mercados Solidarios

Por: Carlos Hernández

Fotografía tomada en el espacio del Mercadito Azul en Cartago. Aparecen en la foto de izquierda a derecha: Laura Mora del Mercadito Azul, Carlos Hernández de RedESS, Jessenia Santa María del Mercadito Local Solidario de Rivas y Luis Aguilar de la Dirección de Economía Social Solidaria del MTSS.

El pasado sábado 9 de junio 2018, organizamos la visita de Luis Aguilar Monge, nuevo Director de la Dirección Economía Social Solidaria del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS) al Mercadito Azul –Cartago una iniciativa de Mercado Solidario gestada por la Asociación Cartago Orgánico –vinculada a RedESS; donde también contamos con la participación de la Compañera Jessenia Santamaria de los Mercados Solidarios de Rivas y Chimirol de Pérez Zeledon.

Dicha visita la promovimos con la intención de ver en terreno la dinámica de desenvolvimiento de los mercados solidarios, conversar con productores y las compañeras encargadas de la administración, con socios y socias del mercadito, para escuchar sus necesidades de apoyo y demandas a la institucionalidad de nuestro país. Así en este espacio surgió la propuesta de constituir una mesa de trabajo conjunta entre las organizaciones protagonistas, RedESS y el MTSS.

El objetivo es que la Dirección de Economía Social Solidaria (DESS) impulse, genere y articule distintas políticas públicas para fortalecer el sector privado de la Economía Solidaria en Costa Rica para la generación de trabajo decente, combatir la pobreza y la desigualdad, en concordancia con el Decreto Ejecutivo No. 38874 del 31 de enero del 2015 del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social mediante el cual se creó la DESS.

RedESS se propone en los territorios construir instrumentos, herramientas que nos acerquen, que faciliten la ínter-cooperación y el apoyo mutuo como respuesta a las necesidades y demandas de las organizaciones. Desde RedESS entendemos la importancia de los Mercados Solidarios impulsados conjuntamente desde las organizaciones en los territorios de la economía solidaria, como estrategia local y de consumo responsable.

Pretendemos que la creación de dichos mercados sea un proceso participativo, de modo que se impliquen en el mismo desde el principio el mayor número posible de entidades y personas que apuestan por la economía solidaria aportando propuestas concretas para su puesta en marcha.

Queremos impulsar mercados alternativos que integren (producción, comercio y consumo local, sostenible solidario) como medio –y no como fin- a las familias, comunidades y territorios. Un mercado en el que las entidades y empresas de economía solidaria colaboren entre ellas para subsistir, crecer y ser alternativas económicamente realistas. Un mercado en el que los pequeños productores vuelvan a controlar la venta y distribución de lo que producen y puedan fijar el precio de sus productos o lo fijen en común acuerdo con el consumidor y que aglutine los esfuerzos de ciudadanas/os responsables, para multiplicar la fuerza que posee un consumidor/a de forma aislada.

Los componentes de esta propuesta son los siguientes:

  • Apoyo por medio de inversiones públicas al desarrollo de estructuras territoriales de distribución y consumo de bienes y servicios producidos con criterios sociales y ecológicos, que articulen a consumidores y productores, favoreciendo la comunicación y la venta directa. Estas redes territoriales se articularán en cooperativas de consumo.
  • RedESS quiere conformar una red de distribución que vincule los mercados sociales desarrollados en los distintos territorios, ofreciendo bienes que son comunes para el conjunto, como servicios profesionales, productos agrícolas frescos y procesados, productos y servicios culturales -artesanías, comidas, etc. Para ello, la herramienta principal son los mercados solidarios territoriales con información amplia sobre cada uno de los productos y servicios ofrecidos.
  • Potenciar la creación, el desarrollo y la consolidación de proyectos y emprendimientos solidarios que potencien el desarrollo integral de las personas, el acceso al empleo de las con menos oportunidades, el respeto al medio ambiente, el compromiso con el territorio del que forman parte y la cooperación, como principios de su actividad económica y social.
  • Queremos desarrollar instrumentos innovadores que nos permitan explorar nuevas formas de economía alternativos al sistema actual, y que sean beneficiosos para el desarrollo social. Entre estos cabe destacar el desarrollo de sistemas de monedas complementarias, capacitación en gestión asociativa-solidaria, desarrollo de herramientas para facilitar la certificación participativa de productos y servicios y la generación de canales de información, comunicación y sensibilización para productores y consumidores que faciliten un consumo consciente y de ciclo corto.

Como Red Economía Solidaria nos proponemos fortalecer esta otra economía que ya acontece, una economía distinta a la economía hegemónica. Pretendemos su visibilización, reconocimiento y derechos.

 

Imagen de portada tomada de boletín RedESS.

Enviado por Wagner, Equipo Dinamizador, Red de Economía Social Solidaria-Costa Rica.

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