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Etiqueta: población rural

Documento: “AGRICULTURA INCLUSIVA Y SOSTENIBLE EN COSTA RICA”

La Fundación Friedrich Ebert publicó el documento “AGRICULTURA INCLUSIVA Y SOSTENIBLE EN COSTA RICA: Un sello para promover el comercio solidario” de la autoría de Andreas Stamm.

“El documento propone un sello para la agricultura familiar campesina, como un instrumento para fomentar la cohesión social y territorial. Puede ayudar a la agricultura familiar competir con importaciones y asegurar buenos niveles de venta y precios atractivos”.

SURCOS invita a consultar el documento a continuación:

Aprovechar la coyuntura del Covid-19 para impulsar la transformación del agro

German Masís Morales

Este lunes el Presidente de la República y el Ministro de Agricultura y Ganadería han efectuado la apertura de la primera rueda virtual de negocios que se realiza por medio de la plataforma La Finca Agropecuaria, herramienta impulsada por el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), donde más de 2.000 productores y 50 compradores han de acercado la oferta de bienes de origen agrícola, pecuario, pesquero y acuícola, a la demanda de las agroindustrias nacionales.

“Esta es la forma cómo la institucionalidad responde para apoyar a los productores en el escenario que nos impone la pandemia por COVID-19. Estas oportunidades son muy valiosas, porque no se trata solo de vender hoy, sino de alcanzar alianzas que nos permitan una relación fortalecida y un mejor conocimiento entre la producción agrícola primaria y la agroindustria para negocios futuros”, declaró el Ministro.

En tanto, el Presidente reafirmó el compromiso de su gobierno de apoyar a los productores al máximo, para lo cual “estamos trabajando duro en mejores condiciones de créditos, acceso a la tecnología y al valor agregado para llegar a mejores mercados”. (ElPaísCr,1-6-2020)

Ante estas manifestaciones de las autoridades del Gobierno actual, nos preguntamos si estas acciones introducen cambios importantes en la producción y en el comercio agropecuario y si se está aprovechando la coyuntura de la pandemia del covid-19 para impulsar una transformación de la actividad agrícola y agroindustrial, de los sistemas de producción o de la participación de los distintos sectores involucrados en dicha actividad, pero la respuesta es que no.

La política sectorial agrícola sigue enfatizando en el crecimiento de la producción, en el mejoramiento de la productividad, en el aumento de la agroexportación y en la adopción de nuevas tecnologías. El monocultivo de exportación en manos de grandes empresas por su aporte a la generación de divisas, sigue siendo el eje del modelo agropecuario nacional.

Por el contrario, una política agraria alternativa, debiera estar dirigida a superar los efectos de las políticas macroeconómicas de liberalización económica y apertura comercial aplicadas en los últimos 35 años, las cuales han afectado seriamente las condiciones de la micro y pequeña producción agrícola y agroindustrial, ha empobrecido a la población rural, ha priorizado en la importación agroalimentaria y ha profundizado el monocultivo de exportación.

Esta política agraria alternativa deberá estar centrada en la promoción de una agricultura más sostenible, en el apoyo a la innovación a partir de los recursos de la finca, en el fortalecimiento de la pequeña producción agrícola y la microempresa agroindustrial familiar, en el impulso de sistemas de comercio de mayor vinculación entre productores y consumidores y en el acceso a una oferta de productos más sanos, saludables y con identidad territorial.

Esta política agraria deberá estar dirigida claramente al mejoramiento de la producción agrícola y agroindustrial para el mercado interno y debe incluir acciones sobre innovación tecnológica, gestión de servicios agrícolas locales, comercialización justa e incluyente, financiamiento alternativo, sistema de riesgo agrícola, desarrollo agroindustrial rural y apoyo a la seguridad y soberanía alimentaria.

El eje central de la propuesta de política agraria alternativa, es el mejoramiento de los procesos productivos y comerciales para el mercado interno, mediante la reactivación de los servicios que ofrece la institucionalidad pública del sector agropecuario con la participación proactiva de los diferentes actores: campesinos, pequeños productores, cooperativas agrícolas, centros agrícolas cantonales y microempresas agroindustriales y agroturísticas.

Los propósitos de la misma serían:

Contribuir a cambiar las políticas agropecuarias y rurales para que respondan a las necesidades del pequeño agricultor, el microempresario agroindustrial y la población de las comunidades rurales

Impulsar una transformación de la actividad agropecuaria nacional, hacia una más sostenible e incluyente, mediante una innovación apropiada y creativa generadora de buenas prácticas y menos dependiente de recursos externos.

Apoyar decididamente la producción agroalimentaria para el mercado interno, que garantice el abastecimiento continuo de productos sanos y de calidad, la ejecución de mecanismos de comercio directo y justo y que favorezca la apropiación de recursos por parte de los productores.

Entre las acciones estratégicas para el cambio estarían:

1.Promover la innovación y el desarrollo de tecnologías sostenibles
2.Mejorar la gestión de servicios de apoyo agropecuario y rural que ofrece el Estado
3.Adecuar y dinamizar el sistema de comercialización de productos agrícolas para el mercado interno
4.Democratizar efectivamente el acceso al crédito de la pequeña producción y la microempresa
5.Establecer un sistema de seguros y de cobertura del riesgo de la producción agrícola
6.Fomentar el desarrollo de la agroindustria rural y del valor agregado de las actividades agropecuarias
7.Apoyar la aplicación de una ley marco de Seguridad y Soberanía Alimentaria y Nutricional

Una política agraria alternativa debe responder a la necesidad histórica de la transformación productiva del agro costarricense, que sea sostenible, equitativa e incluyente y que incorpore el otro eje del desarrollo hasta ahora abandonado, como es la producción para el mercado interno, la cual garantiza la producción de alimentos, el empleo de la población rural, la conservación de la biodiversidad y el arraigo de la población en las comunidades rurales.

Las acciones actuales dirigidas a promover el comercio virtual de productos, el plan anunciado para apoyar la producción de granos básicos y la recomendación del Ministro de Agricultura para que se consuman los productos que el país produce, no vendrán a resolver los problemas estructurales de la producción y el comercio agroalimentario del país. Por lo que no se vislumbran grandes cambios en la realidad de la agricultura costarricense luego de la pandemia.

La “Industria del Crimen”

Marlin Ávila

Marlin Ávila
Marlin Ávila

 

Los países con menor desarrollo humano en América Latina son Honduras, Nicaragua y Guatemala. (OREAL/UNESCO 2013). Similares indicadores hay cuando revisamos los índices de pobreza, educación, población rural e inversión en educación pública. La calidad de la educación  en Honduras y Guatemala deja mucho que desear.

Durante las últimas dos décadas la educación sufrió un deterioro cualitativo y cuantitativo principalmente por los errados manejos de la política de Estado. La mayor responsabilidad de ello no fue de los gremios y sus dirigentes, pero de los gobernantes de turno, porque negociaron favoritismos políticos partidarios para mantenerse o llegar al poder político del Estado en períodos electorales. Los resultados se están sufriendo ahora que la niñez y juventud son asechados permanentemente por el crimen organizado e inculpados por quienes son mayores responsables de su situación.

El potencial para mayor desarrollo humano está presente en la juventud actual, hay muchos deseos de prosperar, de creación de nuevos senderos para una vida de alta calidad, no obstante, las condiciones objetivas estructurales solamente permiten que esos sueños se cumplan dentro de la clase privilegiada, irónicamente de donde se toman las mayores decisiones del destino nacional.

En sectores sociales bajos, donde los padres hacen un importante esfuerzo  por sacar a sus hijos de la ignorancia, hay un ambiente minado de inseguridad, cundido por el desempleo y el sub empleo. El poco empleo disponible es muy mal remunerado que exige sobre-calificaciones además de establecer contratos al arbitrio y beneficio del empleador sin control oficial.

Este ambiente socio económico, de impunidad, religiosidad mágica y zozobra promueve condiciones favorables para que personas como el posible asesino de las hermanas Alvarado en Santa Bárbara, Plutarco Ruiz, y los más de veinte asesinatos que se producen a diario, sigan generándose  en serie y a granel. Pareciera que en esta sociedad está construyéndose una especie  de “industria del crimen”.

Mientras se siguen reproduciendo criminales como Plutarco; como los que asesinan a estudiantes y otros jóvenes, deshonrando el uniforme y su investidura oficial; mientras se reproducen grupos de criminales, como empresas de sicarios y existan criminales intelectuales interesados en su contratación, o se maneje el terror en las barriadas pobre, como las “casas locas”; mientras aumenta el crimen organizado, seguirá creciendo el gran negocio de los servicios obligados. Aumentan los funerales, los cementerios, aumentan las sectas y los falsos pastores religiosos que alienan más a los acobardados feligreses. Esta horrenda industria del crimen es, sínicamente, un negocio del tráfico de armas, de candidaturas políticas, de empresas de seguridad, compañías de seguros, de autos blindados, de videocámaras, de colonias  y residencias aseguradas y crecen los créditos bancarios para lograr las inversiones con mayor seguridad. Así mismo se justifica el creciente presupuesto a instituciones operadoras de justicia y de las Gloriosas Fuerzas Armadas sin resultados tangibles. Los Malls (centros comerciales asegurados) adquieren mayor importancia por ser el mercado seguro aunque sea para tomar un café. Para colmo, en medio de este contexto sobre esta laguna de sangre, se promueve la industria sin chimenea, la que requiere de mayores inversiones en seguridad para los extranjeros que nos visitan. Los que tienen ventajas comerciales con esta nueva “industria del crimen”, es probable que no les interese su desaparición.

El problema de fondo no es que los jóvenes se diviertan en lo propio, ni que “las madres descuiden” a sus hijos. Eso es buscar chivos expiatorios, escusas superficiales y, peor aún, inculpar a las mujeres víctimas de esta descomposición política, moral y social, para no hacerle frente  de manera contundente al problema de fondo, aun cuando haya que hacer caer a grandes y poderosos.

Somos producto del pasado, de ese sistema educativo incapacitado y empobrecido; de los constantes desaciertos de quienes dirigieron y dirigen nuestras instituciones y, sin lugar a dudas, de las ambiciones lujuriosas de quienes manejan corruptamente el país.  Debemos detener esta “industria del crimen”, pero eso solo se logra en una alianza entre la ciudadanía honrada y valiente, políticos comprometidos con las causas de las mayorías y, algunos pocos gobernantes que se quieran arriesgar a perder las prebendas que da las mieles del poder.

 

Enviado a SURCOS Digital por el autor.

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